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El arte de la buena vida, El arte de la buena vida (2)

El arte de la buena vida (2)

a las gentes en la calle, también entraban sus casas sin ser invitado, para amonestarlas.

Debido a esta costumbre era conocido como el abridor de puertas, 8. Después de estudiar

un tiempo con Kratz, Zenón decidió que estaba más interesado en la teoría que su maestro.

Por lo tanto, elaboró la idea de centrarse no sólo en un estilo de vida filosófico

o una teoría filosófica, sino en combinar ambas, tal como había hecho Sócrates, 9.

El filósofo alemán del siglo XIX Arthur Schopenhauer resumió la relación entre el

cinismo y el estoicismo observando que los filósofos estoicos provenían de los cínicos,

pasando de la práctica a la teoría, punto, 10. Por lo tanto, Zenón se propuso aprender

teoría filosófica. Estudió con Stillpon, de la escuela Megárica, Kratz respondió

intentando llevárselo literalmente a rastras. También estudió con Polemon en la academia,

y en torno al 300 AC fundó su propia escuela de filosofía. En sus enseñanzas parece hibridar

los consejos relativos al estilo de vida de Kratz con la filosofía teórica, de Polemon,

según este último, Zenón se limitó a conferir a las doctrinas de la academia un maquillaje

fenicio.11 También añadió el interés de la escuela Megárica por la lógica y las

paradojas. La escuela filosófica de Zenón disfrutó de un éxito inmediato, 12. En un

principio se conoció a sus seguidores como Zenonianos, pero debido al hábito de impartir

sus lecciones en las Touepo y Kile, empezaron a ser llamados estoicos, tal como, por otra

parte, se llamó a los poetas que tenían la costumbre de rondar por aquel lugar, 13.

Una de las cosas que hizo atractivo al estoicismo fue su abandono del ascetismo cínico, los

estoicos defendían un estilo de vida que, aunque sencillo, permitía ciertas comodidades.

Los estoicos predicaban este abandono argumentando que si evitaban las «buenas cosas», como

hacían los cínicos, demostraban que las cosas en cuestión eran realmente buenas.

Cosas que, si no se ocultaban, despertaban un intenso anhelo. Los estoicos disfrutaban

de las «buenas cosas» disponibles, pero incluso mientras lo hacían se preparaban

para renunciar a ellas. La filosofía de Zenón tenía componentes éticos, físicos y lógicos.

Los que se estudiaban el estoicismo con él, empezaban con la lógica, seguían con la

física y acababan en la ética.

14. Aunque los estoicos no fueron los primeros en incluir la lógica, Aristóteles, por ejemplo,

lo hizo antes, y también los megáricos, la lógica estoica exhibió un grado de sofisticación

sin precedentes. El interés de los estoicos en la lógica es una consecuencia natural

de su creencia en que el rasgo distintivo, del ser humano es su racionalidad. Después

de todo, la lógica es el estudio del uso apropiado del razonamiento. Los estoicos

llegaron a ser expertos en argumentos del estilo, si A, entonces B, tenemos A, por

lo tanto B, o bien, o A o B, no es A, luego es B. Estas formas argumentals, conocidas

como modus ponens y modus toyendo ponens, respectivamente, siguen siendo utilizadas

por los lógicos. Para comprender el interés de los estoicos por la lógica, ayuda recordar

que los padres enviaban a sus hijos a las escuelas de filosofía no sólo para que aprendieran

a vivir bien, sino también para afinar sus habilidades de persuasión. Al enseñar lógica

a los estudiantes, los estoicos los ayudaban a desarrollar esas destrezas, los alumnos

que sabían lógica podían detectar las falacias cometidas por los demás, y por lo tanto,

imponerse en los debates. La física era el segundo componente del estoicismo de Zenón.

Al vivir en una época sin ciencia, era indudable que sus estudiantes apreciaban las explicaciones

sobre el mundo circundante. Y además de proporcionar explicaciones a los fenómenos naturales,

como hace la física moderna, la física estoica se ocupaba de lo que hoy llamaríamos teología.

Por ejemplo, Zenón intentaba explicar asuntos tales como la existencia y la naturaleza de

los dioses, por qué éstos crearon el universo y a sus habitantes, el papel que los dioses

desempeñan al determinar el resultado de los acontecimientos y la correcta relación

entre seres humanos y dioses. La ética era el tercer y más importante componente del

estoicismo de Zenón. La concepción estoica de la ética difiere de nuestras ideas modernas,

como los lectores advertirán. Pensamos en la ética como en un estudio del bien y del

mal moral. Un experto en ética moderno se preguntaría, por ejemplo, si el aborto es

moralmente permisible, y si es así, ¿en qué circunstancias? La ética estoica, en

cambio, es lo que conocemos como ética eudemonista, del griego iu, que significa, bueno, y daimon,

espíritu. No tiene que ver con el bien y el mal moral, sino con poseer un buen ánimo

o espíritu, es decir, con vivir una vida buena y feliz o con lo que a veces se ha llamado

sabiduría moral, 15, como señala el filósofo Lawrence C. Becker, la ética estoica es una

forma de eudemonismo. Su eje central y rector tiene que ver con lo que debemos hacer para

vivir bien, para florecer, punto 16. En palabras del historiador Paul Ban, el estoicismo no

es tanto una ética como una receta paradójica para la felicidad, punto 17. Es fácil que

los lectores modernos malinterpreten lo que los estoicos tenían en mente cuando hablaban

de una buena vida, de hecho, muchos lectores equipararán vivir una buena vida con ganarse

bien la vida, es decir, disfrutar de un trabajo bien remunerado. Sin embargo, los estoicos

creían que uno podía llevar una mala vida a pesar de ganarse bien la vida. Imaginemos,

por ejemplo, que un empleado odia su trabajo bien pagado, o que ese empleo crea un conflicto

en su interior al obligarle a hacer algo que sabe que está mal, por lo tanto, ¿qué debe

hacer una persona para disfrutar de lo que los estoicos llamarían una buena vida? Ser

virtuosa. Y, sin embargo, una vez más, la palabra virtud puede llamar a engaño. Digámosle

a una lectora moderna que los estoicos le piden que viva de forma virtuosa y tal vez

ella entornará los ojos, para la lectora, las monjas serían ejemplos primordiales de

individuos virtuosos, y lo que define su virtud es su castidad, humildad y bondad. ¿Acaso

los estoicos nos están pidiendo que vivamos como monjas? En realidad, los estoicos no

tienen esto en mente al hablar de virtud. Para ellos, la virtud de una persona no depende,

por ejemplo, de su historia sexual. Por el contrario, depende de su excelencia como ser

humano, hasta qué punto encarna la función para la que los seres humanos fueron concebidos.

Así como un martillo virtuoso o excelente, es aquel que cumple a la perfección la función

para la que fue diseñado, clavar clavos, un individuo virtuoso es aquel que cumple

estrictamente la función que corresponde a los seres humanos. Ser virtuoso, entonces,

es vivir tal como se ha concebido que vivamos, en palabras de Zenón, consiste en vivir de

acuerdo con la naturaleza, 18, los estoicos añadirían que, si actuamos así, viviremos

una buena vida. ¿Y para qué función ha sido diseñada la gente? Los estoicos creían

que para responder a esta pregunta solo tenemos que examinarnos a nosotros mismos. Así descubriremos

que todos tenemos ciertos instintos, como los animales. Experimentamos hambre, es la

forma que tiene la naturaleza para que nos alimentemos. Experimentamos deseo sexual,

es la forma mediante la que la naturaleza logra que nos reproduzcamos. Pero nos alejamos

de los animales en un aspecto importante, tenemos la capacidad de razonar. A partir

de ahí podemos concluir, asegura Zenón, que hemos sido diseñados para ser razonables,

y si usamos la razón, concluiremos que hemos sido concebidos para hacer ciertas cosas,

que tenemos ciertos deberes. De forma significativa, como la naturaleza ha querido que seamos criaturas

sociales, tenemos deberes hacia el resto de los seres humanos. Por ejemplo, deberíamos

honrar a nuestros padres, ser agradables con nuestros amigos y preocuparnos por los intereses

de nuestros compatriotas, 19, este sentido del deber social llevó al estoico Catón a

ser un actor esencial en la política romana, aunque esto le costara la vida. Aunque, como

he señalado, el objetivo fundamental de los estoicos era la ética, vivir virtuosamente,

por lo tanto, tener una buena vida, también estaban interesados en la física y la lógica.

Al estudiar lógica esperaban desempeñar correctamente una de las funciones para las

que hemos sido diseñados, comportarnos de forma racional. Y al estudiar física esperaban

entender el propósito por el que habíamos sido diseñados. Los estoicos idearon diversas

metáforas para explicar la relación entre los tres componentes de su filosofía. Afirmaron,

por ejemplo, que la filosofía estoica es como un campo fértil en el que, la lógica

era la valla que rodeaba el perímetro, la ética, la cosecha, y la física, la tierra.

20, Esta metáfora ilumina el papel central que la ética desempeña en su filosofía.

¿Qué preocuparse por la tierra y levantar una cerca si no hay cosecha? Si vivimos en

perfecta armonía con la naturaleza, es decir, si somos perfectos en nuestra práctica del

estoicismo, seremos lo que los estoicos llaman un sabio. Según Diógenes Laercio, un sabio

estoico está, libre de toda vanidad, pues es indiferente al insulto y al elogio. No

siente aflicción, porque la aflicción es, una contracción irracional del alma. Su conducta

es ejemplar. No permite que nada le impida cumplir con su deber. Aunque beba vino, no

lo hace para emborracharse. En pocas palabras, el sabio estoico es, semejante a los dioses.21.

Los estoicos son los primeros en admitir que esta semejanza con los dioses se da en raras

ocasiones. Sin embargo, para ellos, la casi imposibilidad de llegar a ser sabio no es

un problema. Fundamentalmente hablan de los sabios para disponer de un modelo que los

guíe en su práctica del estoicismo. La sabiduría es un objetivo hacia el que tender, aunque

probablemente no se consiga alcanzar. En otras palabras, el sabio es al estoicismo lo que

el Buda es al budismo. La mayoría de los budistas no esperan llegar a ser tan iluminados

como él y, sin embargo, reflexionar sobre la perfección de Buda puede ayudarlos a alcanzar

cierto grado de iluminación. Cleantes, c.331-232 a.C., fue alumno de la escuela estoica de

Zenón, y tras la muerte de éste, heredó el liderazgo de su escuela. Al envejecer Cleantes,

empezó a perder estudiantes en beneficio de otras escuelas, y el futuro del estoicismo

pareció lúgubre. Tras su muerte, el liderazgo de la escuela estoica recayó en Crisipo,

c.282-206 a.C., bajo cuya supervisión el movimiento recuperó su antigua relevancia.

Después de la muerte de Crisipo, la escuela estoica siguió prosperando bajo una sucesión

de líderes, entre ellos Panecio de Rodas, quien los anales del estoicismo es recordado no como

un innovador, sino como un exportador de la filosofía. Cuando visitó Roma en el 140 C.,

se llevó consigo el estoicismo. Entabló amistad con Escipión el Africano y otros

caballeros romanos, consiguió que se interesaran en la filosofía y se convirtió en el fundador

del estoicismo romano. Tras importar el estoicismo, los romanos adaptaron la doctrina para adecuarla

a sus necesidades. En primer lugar, mostraron un menor interés que los griegos en la física y en

la lógica. De hecho, en la época de Marco Aurelio, el último de los grandes estoicos romanos,

la lógica y la física habían sido prácticamente abandonadas, en las meditaciones, Marco se

congratula por no haber perdido el tiempo estudiando esas materias, 22. Los romanos

también hicieron cambios sutiles en el programa ético de los estoicos griegos. Como hemos visto,

el objetivo ético primordial de los estoicos griegos era la conquista de la virtud. Los

estoicos romanos conservaron esta meta pero observamos cómo avanzaron reiteradamente con

un segundo objetivo, alcanzar la serenidad. Y por serenidad no tenían en mente un estado

semejante al de un zombi, después de todo, defender ese tipo de serenidad constituiría

un rechazo de la racionalidad que los estoicos consideraban esencial para la vida virtuosa.

En cambio, la serenidad estoica era un estado psicológico caracterizado por la ausencia de

emociones negativas, como la aflicción, la ira y la ansiedad, y la presencia de emociones positivas,

como la alegría. Para los estoicos romanos, los objetivos de la conquista de la serenidad y la

virtud estaban vinculados, y por esa razón, al hablar de la virtud es muy probable que también

abordaran la cuestión de la serenidad. En concreto, tendían a señalar que uno de los beneficios de la

virtud era la subsiguiente experiencia de la serenidad. Por lo tanto, en las primeras páginas

de sus discursos, Epicteto nos aconseja buscar la virtud, pero inmediatamente nos recuerda que la

virtud, ofrece la promesa, de crear felicidad, y calma y serenidad, y que, el progreso hacia la

virtud es el progreso hacia cada uno de estos estados de la mente. De hecho, llega a identificar

la serenidad como el objetivo al que apunta la virtud, 23. Como los estoicos romanos pasaban

mucho tiempo debatiendo sobre la serenidad, como consecuencia derivada de una vida virtuosa,

daban la impresión de no estar interesados en la virtud. Consideremos, por ejemplo,

el manual de Epicteto, también conocido como manual de Enquiridión. Arriano,

uno de los alumnos de Epicteto, compiló este trabajo con el objetivo de ofrecer al público

romano del siglo II una introducción, fácilmente accesible al estoicismo. Aunque el manual abunda

en consejos respecto a qué hemos de hacer, según Epicteto, para conquistar y mantener la serenidad,

Arriano no ve necesidad de mencionar la virtud. Un último comentario necesario para examinar la

conexión que los estoicos romanos establecían entre el objetivo de la conquista de la virtud

y el objetivo de alcanzar la serenidad. Además de afirmar que la búsqueda de la virtud nos traerá

la serenidad, creo que los estoicos romanos también afirmarían que alcanzar la serenidad

nos aportará virtud. Alguien que no está sereno, que vive distraído por emociones negativas como

la ira o la tristeza, tendrá dificultades para cumplir con lo que le pide su razón,

sus emociones se impondrán a su intelecto. Por lo tanto, esta persona estará confundida en

relación con qué cosas son realmente buenas, y en consecuencia, no las buscará, por lo tanto,

fracasará a la hora de conquistar la virtud. Así pues, para los estoicos romanos la búsqueda de la

virtud y la búsqueda de la serenidad forman parte de un círculo virtuoso. De hecho, un círculo

doblemente virtuoso, la búsqueda de la virtud produce cierto grado de serenidad, que a su vez

facilita la búsqueda de la virtud. ¿Por qué los estoicos romanos otorgaron a la conquista de la

serenidad un papel más destacado que sus predecesores griegos? Creo que en parte la

respuesta tiene que ver con el hecho de que los estoicos romanos confiaban menos que los griegos,

en el poder de la razón pura a la hora de motivar a la gente. Los estoicos griegos creían que el

mejor modo de conseguir que la gente buscara la virtud era hacerle comprender, dónde estaban las

cosas buenas, si un individuo comprendía cuáles eran las cosas realmente buenas, él, como ser

racional, las buscaría necesariamente y se convertiría en alguien virtuoso. Por lo tanto,

los estoicos griegos no consideraban necesario mencionar los productos secundarios beneficiosos

derivados de la búsqueda de la virtud, entre ellos, de forma significativa, la conquista de

la serenidad, por el contrario, los estoicos romanos aparentemente pensaban que a sus

conciudadanos romanos no les resultaría obvio por qué debían perseguir la virtud. También admitían

que los romanos normales apreciarían instintivamente la serenidad, y en consecuencia,

se mostrarían receptivos a las estrategias para alcanzarla. Así pues, al parecer los estoicos

romanos llegaron a la conclusión de que endulzar la virtud con la serenidad, más exactamente,

apuntando a la serenidad que la gente podría alcanzar persiguiendo la virtud, haría más

atractivas las doctrinas estoicas a los romanos de a pie. Por otra parte, los maestros estoicos

como Musonio Rufo y Epicteto tenían otra razón para centrarse en la serenidad, reforzaba el

atractivo de su escuela ante potenciales estudiantes. Hemos de recordar que en el

mundo antiguo las escuelas de filosofía competían directamente unas con otras.

Si una escuela enseñaba una filosofía que la gente encontraba atractiva, conquistaba,

cuota de mercado, pero si una escuela perdía el favor de los potenciales estudiantes, podía caer

en el olvido, algo que, como hemos visto, casi le sucedió a la escuela estoica bajo la dirección

de Cleantes. Para aumentar y retener a los estudiantes, las escuelas estaban dispuestas

a ser flexibles con las doctrinas que enseñaban. Por ejemplo, se ha sugerido que a mediados del

siglo III a. C las escuelas estoica y de la academia decidieron formar una alianza filosófica

y modificar sus doctrinas, con el propósito común de atraer a estudiantes de la escuela

ya que estaban perdiendo adeptos a favor de esta filosofía rival.

XXIV, de modo similar, es concebible que los estoicos romanos, al acentuar la serenidad en

su filosofía, intentaran arrebatar estudiantes a los epicúreos, que también enarbolaban la

perspectiva de la serenidad ante sus estudiantes. Aunque parece inverosímil que los filósofos

antiguos adaptaran las doctrinas en un intento de atraer estudiantes, debemos recordar que así

es como empezaron precisamente muchas escuelas de filosofía. Por ejemplo, cuando Potamo de

Alejandría decidió fundar una escuela, tuvo una idea que puede considerarse una genialidad del

marketing. Decidió que la mejor manera de atraer estudiantes era tomar elementos de las doctrinas

filosóficas de escuelas rivales. XXV, quienes se unían a su llamada escuela ecléctica se

beneficiarían, según su argumentación, de lo mejor que podían ofrecer las escuelas competidoras.

Más en concreto, hemos de recordar que, al inventar el estoicismo griego, el propio

Zenón mezcló y combinó elementos, al menos, de tres escuelas filosóficas diferentes, la cínica,

la megárica y la academia. Al destacar el papel de la serenidad en su filosofía,

los estoicos no solo la hicieron más atractiva para los antiguos romanos, sino, en mi opinión,

también para los individuos modernos. Después de todo, es poco habitual que los individuos

modernos tengan interés en llegar a ser más virtuosos, en el sentido antiguo de la palabra,

probablemente, deberíamos estar interesados en ello, pero la pura verdad es que a la mayoría

de nosotros no nos interesa. Así pues, dile a alguien que posees y estás dispuesto a compartir

una antigua estrategia para alcanzar la virtud, y probablemente recibirás un bostezo a cambio.

Dile que posees y estás dispuesto a compartir una antigua estrategia para alcanzar la serenidad,

y probablemente despertará su atención, en la mayoría de los casos, la gente no necesita

convencerse del valor de la serenidad. En todo caso, se explayará contándote como su vida ha

sido arruinada por emociones negativas que perturban la serenidad, esta es la razón por

la que en las próximas páginas centro mi atención en los estoicos romanos más que en los griegos,

y también explica mi voluntad de centrar mi análisis no en sus consejos para alcanzar la

virtud, sino en cómo acceder y mantener la serenidad. Dicho esto, debería añadir que los

lectores que sigan los consejos del estoicismo romano para alcanzar la serenidad también,

se verán inundados de virtud. Tanto mejor si esto sucede. 3. Estoicismo romano.

Los estoicos romanos más importantes, y aquellos de los que, en mi opinión, más puede aprender el

individuo moderno, fueron Seneca, Musonio Rufo, Epicteto y Marco Aurelio, 1, la contribución que

los cuatro hicieron al estoicismo romano fue en gran medida complementaria. Seneca fue el mejor

escritor de todos ellos, y sus ensayos y cartas alucilio constituyen una introducción accesible

al estoicismo romano. Musonio es notable por su pragmatismo. Ofreció consejos detallados a los

estoicos practicantes respecto cómo debían comer, qué deberían vestir, cómo debían comportarse con

sus padres e incluso cómo conducir su vida sexual. La especialidad de Epicteto era el análisis, entre

otras cosas, explicó por qué la práctica del estoicismo podía aportarnos serenidad. Por último,

en las meditaciones de Marco Aurelio, escritas como una suerte de diario, nos enteramos de los

pensamientos de un estoico practicante. Observamos su búsqueda de soluciones estoicas para los

problemas de la vida cotidiana así como para las cuestiones a las que se enfrentaba como emperador.

Lucio Neo Seneca, también conocido como Seneca el joven, nació entre el 4 y el 1 a.C. en Córdoba.

Aunque se trata del estoico del que disponemos de más escritos filosóficos, no fue el más prolífico

de ellos, este honor corresponde a Crisipo, pero sus obras no han sobrevivido. Tampoco fue

especialmente original. Sin embargo, sus escritos estoicos son maravillosos. Sus cartas y ensayos

rebosan de comprensión hacia la condición humana. En estas obras, Seneca habla de aquello que suele

hacer infeliz a la gente, como la aflicción, la ira, la vejez y la ansiedad social, y sobre qué

podemos hacer para que nuestra vida no solo sea tolerable, sino feliz, como otros estoicos romanos

de los que hablaré, Seneca no se resignaba estoicamente a la vida, por el contrario,

participaba activamente en ella. Y como estos otros estoicos, era una personalidad compleja.

En realidad, aunque no hubiera escrito una sola palabra sobre filosofía, habría sido incluido en

los libros de historia por otras tres razones. Sería recordado como un dramaturgo de éxito.

Sería recordado por sus iniciativas financieras, parece haber sido el prototípico banquero de

inversiones que llegó a ser enormemente rico en gran medida gracias, a su olfato para los negocios.

Y, por último, sería recordado por el papel que desempeñó en la política romana del siglo I DC.

Además de senador, fue tutor, y en consecuencia, el principal consejero del emperador Nerón.

La relación de Seneca con la corte imperial le trajo problemas. Cuando Claudio se coronó emperador,

lo condenó a muerte por cometer, presuntamente, adulterio con Julia Livila, sobrina de Claudio.

La sentencia fue conmutada por el destierro y la confiscación de todas sus propiedades,

y así, en el año 41 DC, Seneca, pasados los 40 años de edad, fue enviado a la Árida y Espinosa

Roca, que conocemos como Córcega II, durante este tiempo, leyó, escribió, hizo un estudio de la

isla y presumiblemente practicó el estoicismo. En el 49 DC, Agripina desposó a Claudio y le pidió

que levantara el destierro a Seneca para que éste pudiera trabajar como, tutor de su hijo Nerón,

que por aquel entonces tenía 11 ó 12 años. Así pues, Seneca regresó a Roma después de 8 años

de destierro. Una vez instalado en la sociedad de su tiempo, se nos dice que se convirtió en,

el ciudadano más célebre de su época, el mayor escritor en prosa y verso, el nombre más elevado

de la literatura desde la Edad de Oro a principios de siglo y el favorito de la emperatriz. 3,

Seneca fue el primer sorprendido por su éxito en la vida, ¿acaso a mí?, se pregunta, nacido en la

estación de los caballeros y apenas un individuo de provincias, ¿me cuentan entre los grandes del

reino? 4. Cuando Nerón se convirtió en emperador, Seneca fue ascendido a consejero. De hecho,

tanto él como VI Afranio Burro, el prefecto de la guardia pretoriana, pasaron a formar parte del

círculo de confianza de Nerón. Al principio, Seneca y Burro hicieron un buen trabajo y

mantuvieron bajo control las tendencias licenciosas del emperador y él, Imperio Romano gozó de cinco

años de buen gobierno. Seneca también prosperó durante este periodo, llegó a ser increíblemente

rico. Esta riqueza dio origen a la acusación de que Seneca era hipócrita, que defendía la

moderación mientras llevaba una vida de extrema opulencia. Sin embargo, los lectores han de tener

presente que, a diferencia de la escuela cínica, el estoicismo no exige a sus seguidores adoptar

un estilo de vida ascético. Por el contrario, los estoicos creían que no había nada malo en

disfrutar de las buenas cosas que la vida puede ofrecer, siempre y cuando seamos cuidadosos con

el modo en el que las disfrutamos. En concreto, hemos de estar listos para renunciar a ellas sin

lamentarlos y cambiar nuestras circunstancias. Tras la muerte de Agripina en el 59 d.C.,

Nerón ordenó su asesinato. El emperador empezó a oponerse a la guía de Seneca y Burro. En el 62 d.C.

murió Burro, ya sea por enfermedad o como resultado de un envenenamiento. Seneca se dio cuenta de que

sus días en la corte estaban contados e intentó retirarse de la política, alegando vejez y mala

salud. Por último, Nerón le permitió retirarse, pero su retiro fue efímero. Los consejeros que

sustituyeron a Seneca convencieron a Nerón de que el filósofo estoico había participado en

una conspiración contra él, y en el 65 d.C. Nerón ordenó su muerte. Cuando los amigos presentes en

su ejecución rompieron a llorar por su destino, Seneca los reprendió. Les echó en cara que había

sido de su estoicismo. A continuación abrazó a su esposa. Las arterias de sus brazos fueron

seccionadas, pero debido a la edad y a la debilidad, sangraba lentamente, por lo que

también se cortaron las arterias de piernas y rodillas. Seguía sin morir. Pidió a un amigo

que trajera veneno, que tomó, pero sin consecuencias fatales. Entonces lo llevaron a un baño, y el

vapor lo sofocó. 5. Seneca escribió el ensayo sobre la vida feliz para su hermano Galío,

el mismo Galío mencionado en Hechos 18, 12-16 del Nuevo Testamento por su rechazo a juzgar a

San Pablo en Corinto. En su escrito, Seneca explica el mejor camino para alcanzar la serenidad.

Básicamente, necesitamos utilizar nuestra capacidad de raciocinio para alejar, todo lo

que nos excita o nos aterra. Si podemos hacerlo, disfrutaremos de una serenidad inquebrantable y

una libertad duradera, y experimentaremos una alegría ilimitada, firme e inalterable. De hecho,

afirma, como hemos visto, que quien practica los principios del estoicismo, debe, tanto si quiere

como si no, estar asistido por una jovialidad constante y una profunda alegría y menesteres

profundamente arraigados, ya que encuentra deleite en sus propios recursos, y no desea gozo más grande

que el interior. Por otra parte, comparados con estas alegrías, los placeres de la carne son

insignificantes, triviales y fugaces.6. En otro lugar, Seneca dice a su amigo Lucilio que si desea

practicar el estoicismo, tendrá que, aprender a sentir alegría. Añade que una de las razones por

las que quiere que Lucilio practique el estoicismo tiene que ver con su deseo de que, su amigo, no se

vea privado de la alegría.7. Quienes se acostumbran a pensar que los estoicos son una pandilla taciturna,

tal vez se sorprendan ante estos comentarios, pero estas y otras observaciones evidencian que la

expresión estoico-alegre no es un oxímoron. Dicho esto, debería añadir que algunos estudiosos del

mundo clásico se niegan a tomarse los comentarios de Seneca sobre la felicidad en sentido literal.

La filósofa Martha Nussbaum, por ejemplo, señala que Seneca, inmediatamente después de ofrecer el

consejo anterior a Lucilio, explica lo que quiere decir con alegría, no es, dice Seneca, una alegría,

dulce y agradable, por el contrario, la alegría que tiene en mente es un, asunto serio. Vea

se Nussbaum, 400. Sin embargo, he de decir que al expresarse así Seneca intenta distinguir entre la

alegría estoica y los estados mentales relacionados, cuando, por ejemplo, le dice a Lucilio que no

asuma que, quien ríe está alegre, a de Lucilium, 23.3, distingue la alegría de la euforia. Una

persona puede estar eufórica y por lo tanto reír, aunque no esté feliz, pensemos, por ejemplo, en

quien alcanza un estado eufórico al tomar metanfetaminas, Cayo Musonio Rufo, el menos

conocido de los cuatro grandes estoicos romanos, nació en torno al 30 d.C. Gracias a la posición

de su familia, podría haber llegado lejos en política, pero en cambio eligió fundar una

escuela de filosofía. Sabemos poco de Musonio porque, al igual que Sócrates, no se molestó en

escribir sus pensamientos filosóficos. Por suerte tenía un discípulo, Lucio, que tomaba notas durante

sus clases. En estas notas, Lucio suele empezar refiriéndose a lo que, el, Musonio, decía en

respuesta a alguna pregunta. Por lo tanto, parece probable que las clases que Musonio impartía en

su escuela no fueran monólogos, más bien adoptaban la forma de una conversación socrática bidireccional

con sus estudiantes. También es probable que Musonio utilizara estas conversaciones tanto

para instruir a sus estudiantes como para, evaluar su progreso filosófico. Musonio alcanzó la cúspide

de su fama e influencia en la época del emperador Nerón. Aparentemente se alineó con los enemigos

de Nerón, o con aquellos que el gobernante consideraba como tales. Nerón decretó su

encarcelamiento y su posterior destierro, según Tácito, la verdadera razón por la que desterró a

Musonio fue la envidia que sentía ante su fama como filósofo.9 El destierro de Musonio fue

especialmente severo, como suele ser habitual. En el 65 d.C. fue enviado a la isla de Giaros,

o Giaros, en las Cícladas, un grupo de islas del mar Egeo, al sudeste de Grecia. La isla era un

paraje desolado, inhóspito, rocoso y casi sin agua. El geógrafo e historiador griego Estrabón

dice de ella que, carece de valor alguno,10, y Seneca la menciona en su lista de los peores

lugares a los que ser exiliado,11, curiosamente, esta isla seguía siendo usada como lugar de

destierro en el siglo XX. Los generales griegos enviaban allí a sus rivales políticos a principios

de los 70.12. Sin embargo, en su exilio, Musonio no cayó en la desesperación. Por el contrario,

se interesó en Giaros y en sus habitantes, fundamentalmente pescadores. Pronto descubrió

una fuente en la isla y la hizo más habitable. Y la soledad que pudiera experimentar era aliviada

por la afluencia de discípulos filosóficos. Musonio volvió a Roma después de la muerte de Nerón.

Poco después, el emperador Vespasiano desterró a todos los filósofos de Roma, pero al parecer

hizo una excepción con Musonio,13, sin embargo, más tarde volvió a ser exiliado. Murió en torno

al 100 d.C. Según Musonio debemos estudiar filosofía porque, de otro modo, ¿cómo esperamos

llevar una buena vida?,14. Asimismo, afirma que estudiar filosofía debería influirnos personal

y profundamente, de hecho, cuando un filósofo diserta, sus palabras deberían hacer temblar

y avergonzarse al público, y cuando debate, el público no debería aplaudirlo, sino guardar silencio,

15, Según Epicteto, el propio Musonio parecía poseer la capacidad de reducir al público al silencio,

ya que cuando hablaba, los oyentes tenían la impresión de que había descubierto y expuesto

ante ellos aquellos rasgos de los que se avergonzaban,16. Musonio también creía que la práctica

de la filosofía exigía no retirarse del mundo, como aconsejaban los epicúreos, sino ser un vigoroso

participante en los asuntos públicos. Por lo tanto, Musonio enseñaba a sus alumnos a conservar

su serenidad estoica mientras participaban de ellos, además de pensar que la filosofía tenía

que ser eminentemente práctica, Musonio también creía que su estudio tenía que ser universal.

De hecho, afirmaba que tanto las mujeres como los hombres, habían recibido de los dioses el mismo

poder de raciocinio. En consecuencia, las mujeres, como los hombres, pueden beneficiarse de la

educación y del estudio de la filosofía, 17, Musonio ha sido aplaudido por las modernas

feministas debido a esta actitud, Epicteto, el más célebre de los estudiantes de Musonio,

nació esclavo entre el 50 y el 60 d.C. Fue comprado por Epafrodito, secretario del emperador Nerón y

luego de Domitiano. Esto hizo que Epicteto conociera la corte imperial, 18, también significaba que,

a pesar de su situación, era un esclavo, cualificado. Los romanos apreciaban a los

esclavos que mostraban signos de inteligencia e iniciativa. Los formaban para que hicieran el

mejor uso posible de sus dones, y por lo tanto, los ponían a trabajar como profesores, consejeros

y administradores, Epicteto parece haber desarrollado un interés en la filosofía en una

fase muy temprana de su vida. Se dice que siendo adolescente preguntaba a la gente si sus almas

gozaban de salud. Si lo ignoraban, él insistía en sus preguntas hasta que amenazaban con pegarle,

19, sin duda, esta conducta sugiere que en un principio Epicteto había sido atraído por el

cinismo y no por el estoicismo. Como hemos visto, los cínicos practicaban una forma de proselitismo

a la que los estoicos eran ajenos. Incluso en su filosofía madura podemos encontrar evidencias de

su respeto por los cínicos. Tras la muerte de Nerón, Epicteto consiguió, aparentemente,

su libertad. Fundó una escuela de filosofía, pero fue desterrado, junto a todos los filósofos de Roma,

por Domiciano. Trasladó su escuela a Nicópolis, en la actual Grecia Occidental. Después del

asesinato de Domiciano, el estoicismo recobró su respetabilidad e incluso se puso de moda

entre los romanos. Por aquel entonces Epicteto era el principal maestro estoico. Podía haber

regresado a Roma, pero decidió quedarse en Nicópolis. Pese a su ubicación, su escuela atraía

estudiantes de todo el imperio romano. Según Anthony Alon, especialista en el mundo clásico,

Epicteto esperaba que sus alumnos cumplieran con dos condiciones, 1. el deseo de beneficiarse de

la filosofía, y 2. comprender lo que significa el compromiso con la filosofía. 20, Epicteto sabía

que sus palabras serían inútiles con estudiantes que aún no hubieran reconocido sus propias

insuficiencias o que no estuvieran dispuestos a dar los pasos necesarios para abordarlas. Describe

a su alumno ideal como alguien que estará satisfecho si puede vivir libre e imperturbable,

como alguien que busca estar, sereno y ajeno a la agitación.21. Lo que estos estudiantes

podían esperar de las clases de Epicteto era no una comunicación unidireccional,

de maestro a alumno, sobre teorías filosóficas esotéricas. Al contrario, quería que sus

estudiantes abordaran sus clases de modo personal. Quería que sus observaciones les tocaran muy de

cerca. Por lo tanto, decía a sus estudiantes que una escuela estoica debía de ser como la consulta

de un médico y que los pacientes, debían abandonarla sintiéndose mal, y no bien, 22,

con la idea de que todo tratamiento que cura a un paciente también ha de provocarle incomodidad.

Así pues, según Lon, sus clases eran, lecciones dialécticas, invitaciones a que el público se

examinara a sí mismo, punto, 23. Según Epicteto, la principal preocupación de la filosofía debería

ser el arte de la vida. Así como la madera es el medio del carpintero y el bronce el medio del

escultor, tu vida es el medio con el que practicas el arte de la vida, 24, es más, así como un maestro

carpintero enseña al aprendiz mostrándole técnicas que pueden utilizarse para construir, cosas de

madera, Epicteto enseñaba a su estudiante el arte de la vida mostrándole técnicas que podían

utilizarse para influir, en su vida. Las técnicas en cuestión eran muy prácticas y completamente

aplicables a los estudiantes en su vida cotidiana. Entre otras cosas, les enseñaba cómo responder a

los insultos, cómo tratar con sirvientes incompetentes, cómo abordar a un hermano enfadado,

cómo afrontar la pérdida de un ser querido y cómo enfrentarse al exilio. Epicteto prometía que si

eran capaces de dominar estas técnicas, podrían experimentar una vida rebosante de propósito y

dignidad, y lo que es más importante, alcanzarían la serenidad, además, podrían conservar la dignidad

y la serenidad independientemente de las dificultades que la vida les infligiera. Más tarde,

quienes leen a Epicteto no pueden evitar detectar su frecuente mención a la religión. De hecho,

en sus escritos, Seus es quien aparece mencionado un mayor número de veces, con excepción de Sócrates.

Para comprender mejor el papel que Seus desempeña en el estoicismo, consideremos la situación de

un hipotético alumno en la escuela de Epicteto. Si esta persona preguntara qué hemos de hacer para

practicar el estoicismo, Epicteto describiría las diversas técnicas que defienden los estoicos. Si

preguntara por qué hay que practicar estas técnicas, Epicteto respondería que al hacerlo alcanzaría la

serenidad, hasta aquí bien, pero imaginemos que este estudiante ha buscado otras escuelas de

filosofía y se pregunta por qué la de Epicteto. Es mejor que las demás. Supongamos, más precisamente,

que le pregunta a Epicteto qué razón hay para pensar que las técnicas defendidas por los estoicos

le permitirán alcanzar la serenidad. En su respuesta a esta cuestión, Epicteto empezaría

hablando de Seus. Le diría al estudiante que fuimos creados por Seus. Probablemente,

el estudiante aceptaría esta afirmación, ya que el ateísmo parece haber sido una rareza en la

antigua Roma, una vez más, lo que Epicteto tenía en mente cuando se refería a Seus probablemente

era diferente a lo que pensaban la mayoría de los romanos, en concreto, es posible que Epicteto

identificara a Seus con la naturaleza, punto, 25, Epicteto continuaría explicando que Seus nos hizo

diferentes al resto de los animales en un aspecto importante, somos racionales, como los dioses.

Por lo tanto, somos un extraño híbrido, medio animal y medio dios, en realidad,

Seus es un dios reflexivo, amable y bondadoso, y cuando nos creó tuvo presente lo que más nos

convenía. Pero tristemente, parece no haber sido omnipotente, por lo que al crearnos hubo límites a

lo que fue capaz de hacer. En sus discursos, Epicteto imagina una conversación con Seus,

en la que el dios explica sus apuros en los siguientes términos, Epicteto, si hubiera sido

posible habría hecho este cuerpo y esta pequeña hacienda libres y sin trabas. Sin embargo, como no

he podido darte esto, te hemos ofrecido una cierta porción de nosotros mismos, la facultad de elegir

y de negar, la posibilidad del deseo y de la aversión. Añade que si Epicteto aprende el uso

adecuado de esta facultad, nunca se sentirá frustrado o insatisfecho. XXVI, en otras palabras,

conservará su serenidad e incluso experimentará la alegría al margen de los golpes que la fortuna

descargue sobre él. En otros lugares de los discursos, Epicteto sugiere que aunque Seus

pudiera habernos hecho libres y sin trabas, habría elegido no hacerlo. El filósofo nos

presenta a Seus bajo la imagen de un entrenador atlético. Las dificultades revelan como son los

hombres. En consecuencia, cuando sobrevienen, recuerda que Dios, como un preparador físico,

te ha convertido en un joven robusto. ¿Para qué? Para endurecerte y fortalecerte y que te conviertas

en un campeón olímpico, coma, XXVII, en otras palabras, para que tengas la mejor vida posible.

Séneca, por cierto, argumentaba de forma similar, Dios, decía, no convierte a un buen

hombre en un animal destruido, lo pone a prueba, lo endurece, lo templa para su propio servicio.

En concreto, las adversidades que experimentamos son un «mero entrenamiento», y «todo aquello que

nos hace temblar y estremecernos es para bien de las personas que lo padecen», punto XXVIII.

A continuación, Epicteto le diría al hipotético estudiante que, si desea vivir una buena vida,

debe considerar su naturaleza y el propósito por el que Dios lo ha creado, y vivir de acuerdo con

ello, debe, como señala Zenón, vivir de acuerdo con la naturaleza. La persona que actúa así no

se limita a perseguir el placer, como haría un animal, por el contrario, usará su capacidad de

razonamiento para reflexionar sobre la condición humana. Descubrirá entonces las razones por las

que fuimos creados y el papel que desempeñamos en el plan cósmico. Advertirá que para vivir una

buena vida tendrá que interpretar a la perfección la función de un ser humano, función que Seus ha

diseñado para él. Por lo tanto, buscará la virtud, en el sentido antiguo de la palabra,

lo que significa que se esforzará por convertirse en un ser humano excelente. También se percatará

de que, si vive de acuerdo con la naturaleza, será recompensado con la serenidad que Seus nos

ha prometido. Esta explicación quizá satisfizo a la gente en la época de Epicteto, pero probablemente

resultará poco atractiva para los individuos modernos, casi ninguno de los cuales cree en la

existencia de Seus, y muchos de los cuales no creen que hayamos sido creados por un ser divino

que quiere lo mejor para nosotros. Así pues, en este punto muchos lectores pueden estar pensando,

si tengo que creer en Seus y en la creación divina para practicar el estoicismo, entonces

esto no es para mí. Sin embargo, los lectores han de saber que es perfectamente posible practicar

el estoicismo, y, en concreto, emplear estrategias estoicas para alcanzar la serenidad, sin creer en

Seus, o en el mismo sentido, en la creación divina. En el capítulo 20 me extenderé más al respecto.

Empieza cada día diciéndote a ti mismo, hoy conocerás la obstrucción, la ingratitud, la insolencia,

la deslealtad, la mala voluntad y el egoísmo, todo ello debido a la ignorancia del ofensor

respecto a lo que está bien y lo que está mal. 29, estas palabras no fueron escritas por un

esclavo como Epicteto, en cuya vida naturalmente esperamos que encontrara insolencia y mala

voluntad, fueron escritas por la persona que en su época llegó a ser el hombre más poderoso del

mundo, Marco Aurelio, emperador de Roma. Al tratarse de alguien importante, sabemos más

de Marco Aurelio que de ningún otro de los estoicos romanos. También tenemos un inusual

grado de conocimiento de sus pensamientos gracias a la correspondencia que mantuvo con, su tutor

Cornelio Frontoni gracias, también, a sus meditaciones, en las que reflexiona sobre la

vida y su respuesta a ella, Marco nació en el 121 d.C. Parece haberse interesado en la filosofía

a temprana edad. Un biógrafo lo describe como un «niño solemne», y declara que, tan pronto como

superó la edad en la que los niños son criados por nodrizas, fue puesto al cuidado de profesores

avezados y alcanzó el conocimiento de la filosofía. 30, a los 12 años recibió las enseñanzas del

pintor y filósofo Diogneto, y empezó a practicar lo que parece una forma de cinismo, vestía ropas

rudimentarias y dormía en el suelo. 31, su madre le pidió que durmiera en un diván recubierto de

tejidos, 32. Siendo adolescente, Marco estudió con el filósofo estoico Apolonio de Calcedonia.

Según el emperador, fue Apolonio quien forjó en él la necesidad de mostrarse resuelto y

razonable, quien le enseñó a combinar días de intensa actividad con períodos de relajación

y a soportar, con la misma compostura inquebrantable, el dolor y la enfermedad, y en

particular, señala Marco, a sobrellevar la angustia mental que más tarde experimentó al perder a un

hijo. Otra influencia importante en Marco fue la de Quinto Junio Rústico, quien, significativamente,

le prestó una copia de los discursos de Epicteto, 33, en consecuencia, Epicteto se

convirtió en la segunda influencia más importante de Marco Aurelio. Como Epicteto, Marco estaba mucho

más interesado en la ética estoica, es decir, en la filosofía de vida, que en la física o la lógica

de esta escuela. De hecho, en las meditaciones afirma que es posible alcanzar, la libertad,

el respeto a uno mismo, el altruismo y la obediencia a la voluntad divina, sin haber

dominado la lógica y la física, 34. Cuando Marco tenía 16 años, el emperador Adriano adoptó a su

tío materno, Antonino, que a su vez adoptó a Marco, el padre de Marco Aurelio murió cuando

él era muy joven. Cuando Marco participó en la vida de palacio, ya tenía poder político,

y cuando Antonino se convirtió en emperador, Marco sirvió como virtual coemperador. Sin embargo,

no dejó que el poder se le subiera a la cabeza, durante los 13 años en que actuó como el

lugarteniente de Antonino, no dio la impresión de que anhelara el gobierno exclusivamente para

el solo, 35, es más, cuando Antonino falleció y Marco obtuvo todo el poder, nombró a Lucio Vero

como emperador adjunto. Fue la primera vez que el imperio romano tuvo dos emperadores, 36.

En su cargo de emperador, Marco fue excepcionalmente diligente. Para empezar, ejerció una gran contención

en su uso del poder. Se dice que ningún emperador mostró más respeto al Senado que Marco Aurelio.

Procuró no despilfarrar el dinero público, 37, y aunque no necesitaba pedir permiso al Senado para

gastar el dinero, solía hacerlo, y en un discurso le recordó que el palacio imperial en el que vivía

no era suyo, sino de ellos, 38, para financiar las guerras, subastó bienes imperiales, entre los que

se contaban estatuas, pinturas, jarrones de oro y algunas de las joyas y vestidos de su mujer,

en lugar de subir los impuestos, 39. Marco Aurelio, escribió el historiador Edward Gibbon, fue el

último de los cinco buenos emperadores, los otros cuatro serían Nerva, Trajano, Adriano y Antonio,

que gobernaron entre 96 a 180 d.C. y trajeron el periodo de la historia del mundo durante el que

la condición de la raza humana fue más próspera y feliz, .40, este periodo, escribe W.E. H. Lecky,

historiador del siglo XIX, exhibe una uniformidad de buen gobierno que ninguna otra monarquía despótica

ha igualado. Cada uno de los cinco emperadores que reinaron merecen ser colocados entre los

mejores gobernantes que el mundo ha conocido, .41, Marco Aurelio es, en otras palabras, un raro

ejemplo de monarca filósofo y tal vez el único ejemplo de filósofo cuyos súbditos querían tener

como rey. Como los otros estoicos romanos, Marco Aurelio no sintió la necesidad de demostrar que

la serenidad era un valor que merecía la pena buscar. Al contrario, creía que su valor era

obvio. Y si alguien le hubiera dicho que la vida moral ofrecía algo mejor que la, paz de la mente,

Marco no habría intentado persuadirle de otra cosa, en cambio, habría aconsejado a ese individuo que

se aplicara a esa cosa en cuestión, con toda el alma y se regocijara en el premio encontrado, .42.

Como adulto, Marco Aurelio necesitó en gran medida la serenidad que el estoicismo podía ofrecer.

Estaba enfermo, quizá de úlcera. Su vida familiar era una fuente de desasosiego,

su mujer parece haberle sido infiel, y de los al menos 14 hijos que tuvo con ella,

solo sobrevivieron seis. A eso se añadieron las tensiones inherentes al gobierno del imperio.

Durante su reinado hubo numerosos alzamientos en la frontera, y a menudo Marco Aurelio

supervisaba personalmente las campañas contra las tribus sublevadas. Sus propios oficiales,

especialmente Abidio Casio, gobernador de Siria, se rebelaban contra él. 43,

sus subordinados eran insolentes con él, insolencia que la acogía con un

«temperamento imperturbable», .44, los ciudadanos hacían bromas a sus expensas

y no eran castigados por ello. Durante su reinado, el imperio padeció plagas,

hambrunas y desastres naturales como el terremoto de Esmirna. .45. Por lo tanto,

hay buenas razones para que, en sus meditaciones, Marco observara que,

«el arte de la vida se parece más a la lucha que a la danza», .46. El historiador romano

Dion Casio resume así la difícil situación de Marco Aurelio, no conoció la buena fortuna que

merecía, pues no era físicamente fuerte, y se vio envuelto en una multitud de problemas

prácticamente a lo largo de todo su reinado. Sin embargo, por mi parte lo admiro aún más

por esta misma razón, que en medio de inusuales y extraordinarias dificultades

sobreviviera y preservara el imperio. Dion añade que desde sus primeros días como consejero de

Antonino a sus últimos días como emperador, siguió siendo el mismo y no cambió en lo más mínimo,

.47. En el 180 d.C., Marco enfermó de gravedad. Se negó a comer y a beber en un intento por

apresurar la muerte, .48, murió el 17 de marzo de ese mismo año, a los 58 años de edad. Su

muerte provocó un estallido de aflicción pública. En concreto, sus soldados sufrieron una gran pena

ante su desaparición, .49. Así como la conversión del emperador romano Constantino supuso un impulso

para el cristianismo, el estoicismo de Marco Aurelio podría haber representado un salto adelante para

esa filosofía. Sin embargo, el emperador no predicó el estoicismo. No instruyó a sus conciudadanos

romanos sobre los beneficios de su práctica, ni los expuso en sus escritos filosóficos,

las meditaciones eran un diario privado, el título original era Para mí mismo,

y solo se publicaron después de su muerte. Y aunque el interés de Marco Aurelio en esta filosofía

indujo a muchos romanos a identificarse como estoicos, presumiblemente para granjearse su

favor, .50, no desencadenó un interés generalizado en esta forma de pensamiento. Así pues, en cierto

sentido, Marco Aurelio representa el punto más alto del estoicismo. Es obvio que el estoicismo

ha tenido mejores días. ¿Acaso el lector ha encontrado a lo largo de su vida a alguien que

lo practique? Es tentador atribuir esta decadencia en la popularidad a algún defecto de la filosofía

estoica. Sin embargo, me gustaría sugerir que el poco predicamento del estoicismo no se debe a

esta razón, sino que obedece a otros factores. En primer lugar, los individuos modernos rara

vez conciben la necesidad de adoptar una filosofía de vida. En cambio, tienden a pasar los días

trabajando duro para poder comprarse el último artículo de consumo, en la creencia absoluta de

que solo comprando cosas disfrutarán de una vida significativa.

El arte de la buena vida (2) The art of the good life (2) L'art de vivre (2) 良い人生の秘訣 (2) A arte da boa vida (2)

a las gentes en la calle, también entraban sus casas sin ser invitado, para amonestarlas.

Debido a esta costumbre era conocido como el abridor de puertas, 8. Después de estudiar

un tiempo con Kratz, Zenón decidió que estaba más interesado en la teoría que su maestro.

Por lo tanto, elaboró la idea de centrarse no sólo en un estilo de vida filosófico

o una teoría filosófica, sino en combinar ambas, tal como había hecho Sócrates, 9.

El filósofo alemán del siglo XIX Arthur Schopenhauer resumió la relación entre el

cinismo y el estoicismo observando que los filósofos estoicos provenían de los cínicos,

pasando de la práctica a la teoría, punto, 10. Por lo tanto, Zenón se propuso aprender

teoría filosófica. Estudió con Stillpon, de la escuela Megárica, Kratz respondió

intentando llevárselo literalmente a rastras. También estudió con Polemon en la academia,

y en torno al 300 AC fundó su propia escuela de filosofía. En sus enseñanzas parece hibridar

los consejos relativos al estilo de vida de Kratz con la filosofía teórica, de Polemon,

según este último, Zenón se limitó a conferir a las doctrinas de la academia un maquillaje

fenicio.11 También añadió el interés de la escuela Megárica por la lógica y las

paradojas. La escuela filosófica de Zenón disfrutó de un éxito inmediato, 12. En un

principio se conoció a sus seguidores como Zenonianos, pero debido al hábito de impartir

sus lecciones en las Touepo y Kile, empezaron a ser llamados estoicos, tal como, por otra

parte, se llamó a los poetas que tenían la costumbre de rondar por aquel lugar, 13.

Una de las cosas que hizo atractivo al estoicismo fue su abandono del ascetismo cínico, los

estoicos defendían un estilo de vida que, aunque sencillo, permitía ciertas comodidades.

Los estoicos predicaban este abandono argumentando que si evitaban las «buenas cosas», como

hacían los cínicos, demostraban que las cosas en cuestión eran realmente buenas.

Cosas que, si no se ocultaban, despertaban un intenso anhelo. Los estoicos disfrutaban

de las «buenas cosas» disponibles, pero incluso mientras lo hacían se preparaban

para renunciar a ellas. La filosofía de Zenón tenía componentes éticos, físicos y lógicos.

Los que se estudiaban el estoicismo con él, empezaban con la lógica, seguían con la

física y acababan en la ética.

14. Aunque los estoicos no fueron los primeros en incluir la lógica, Aristóteles, por ejemplo,

lo hizo antes, y también los megáricos, la lógica estoica exhibió un grado de sofisticación

sin precedentes. El interés de los estoicos en la lógica es una consecuencia natural

de su creencia en que el rasgo distintivo, del ser humano es su racionalidad. Después

de todo, la lógica es el estudio del uso apropiado del razonamiento. Los estoicos

llegaron a ser expertos en argumentos del estilo, si A, entonces B, tenemos A, por

lo tanto B, o bien, o A o B, no es A, luego es B. Estas formas argumentals, conocidas

como modus ponens y modus toyendo ponens, respectivamente, siguen siendo utilizadas

por los lógicos. Para comprender el interés de los estoicos por la lógica, ayuda recordar

que los padres enviaban a sus hijos a las escuelas de filosofía no sólo para que aprendieran

a vivir bien, sino también para afinar sus habilidades de persuasión. Al enseñar lógica

a los estudiantes, los estoicos los ayudaban a desarrollar esas destrezas, los alumnos

que sabían lógica podían detectar las falacias cometidas por los demás, y por lo tanto,

imponerse en los debates. La física era el segundo componente del estoicismo de Zenón.

Al vivir en una época sin ciencia, era indudable que sus estudiantes apreciaban las explicaciones

sobre el mundo circundante. Y además de proporcionar explicaciones a los fenómenos naturales,

como hace la física moderna, la física estoica se ocupaba de lo que hoy llamaríamos teología.

Por ejemplo, Zenón intentaba explicar asuntos tales como la existencia y la naturaleza de

los dioses, por qué éstos crearon el universo y a sus habitantes, el papel que los dioses

desempeñan al determinar el resultado de los acontecimientos y la correcta relación

entre seres humanos y dioses. La ética era el tercer y más importante componente del

estoicismo de Zenón. La concepción estoica de la ética difiere de nuestras ideas modernas,

como los lectores advertirán. Pensamos en la ética como en un estudio del bien y del

mal moral. Un experto en ética moderno se preguntaría, por ejemplo, si el aborto es

moralmente permisible, y si es así, ¿en qué circunstancias? La ética estoica, en

cambio, es lo que conocemos como ética eudemonista, del griego iu, que significa, bueno, y daimon,

espíritu. No tiene que ver con el bien y el mal moral, sino con poseer un buen ánimo

o espíritu, es decir, con vivir una vida buena y feliz o con lo que a veces se ha llamado

sabiduría moral, 15, como señala el filósofo Lawrence C. Becker, la ética estoica es una

forma de eudemonismo. Su eje central y rector tiene que ver con lo que debemos hacer para

vivir bien, para florecer, punto 16. En palabras del historiador Paul Ban, el estoicismo no

es tanto una ética como una receta paradójica para la felicidad, punto 17. Es fácil que

los lectores modernos malinterpreten lo que los estoicos tenían en mente cuando hablaban

de una buena vida, de hecho, muchos lectores equipararán vivir una buena vida con ganarse

bien la vida, es decir, disfrutar de un trabajo bien remunerado. Sin embargo, los estoicos

creían que uno podía llevar una mala vida a pesar de ganarse bien la vida. Imaginemos,

por ejemplo, que un empleado odia su trabajo bien pagado, o que ese empleo crea un conflicto

en su interior al obligarle a hacer algo que sabe que está mal, por lo tanto, ¿qué debe

hacer una persona para disfrutar de lo que los estoicos llamarían una buena vida? Ser

virtuosa. Y, sin embargo, una vez más, la palabra virtud puede llamar a engaño. Digámosle

a una lectora moderna que los estoicos le piden que viva de forma virtuosa y tal vez

ella entornará los ojos, para la lectora, las monjas serían ejemplos primordiales de

individuos virtuosos, y lo que define su virtud es su castidad, humildad y bondad. ¿Acaso

los estoicos nos están pidiendo que vivamos como monjas? En realidad, los estoicos no

tienen esto en mente al hablar de virtud. Para ellos, la virtud de una persona no depende,

por ejemplo, de su historia sexual. Por el contrario, depende de su excelencia como ser

humano, hasta qué punto encarna la función para la que los seres humanos fueron concebidos.

Así como un martillo virtuoso o excelente, es aquel que cumple a la perfección la función

para la que fue diseñado, clavar clavos, un individuo virtuoso es aquel que cumple

estrictamente la función que corresponde a los seres humanos. Ser virtuoso, entonces,

es vivir tal como se ha concebido que vivamos, en palabras de Zenón, consiste en vivir de

acuerdo con la naturaleza, 18, los estoicos añadirían que, si actuamos así, viviremos

una buena vida. ¿Y para qué función ha sido diseñada la gente? Los estoicos creían

que para responder a esta pregunta solo tenemos que examinarnos a nosotros mismos. Así descubriremos

que todos tenemos ciertos instintos, como los animales. Experimentamos hambre, es la

forma que tiene la naturaleza para que nos alimentemos. Experimentamos deseo sexual,

es la forma mediante la que la naturaleza logra que nos reproduzcamos. Pero nos alejamos

de los animales en un aspecto importante, tenemos la capacidad de razonar. A partir

de ahí podemos concluir, asegura Zenón, que hemos sido diseñados para ser razonables,

y si usamos la razón, concluiremos que hemos sido concebidos para hacer ciertas cosas,

que tenemos ciertos deberes. De forma significativa, como la naturaleza ha querido que seamos criaturas

sociales, tenemos deberes hacia el resto de los seres humanos. Por ejemplo, deberíamos

honrar a nuestros padres, ser agradables con nuestros amigos y preocuparnos por los intereses

de nuestros compatriotas, 19, este sentido del deber social llevó al estoico Catón a

ser un actor esencial en la política romana, aunque esto le costara la vida. Aunque, como

he señalado, el objetivo fundamental de los estoicos era la ética, vivir virtuosamente,

por lo tanto, tener una buena vida, también estaban interesados en la física y la lógica.

Al estudiar lógica esperaban desempeñar correctamente una de las funciones para las

que hemos sido diseñados, comportarnos de forma racional. Y al estudiar física esperaban

entender el propósito por el que habíamos sido diseñados. Los estoicos idearon diversas

metáforas para explicar la relación entre los tres componentes de su filosofía. Afirmaron,

por ejemplo, que la filosofía estoica es como un campo fértil en el que, la lógica

era la valla que rodeaba el perímetro, la ética, la cosecha, y la física, la tierra.

20, Esta metáfora ilumina el papel central que la ética desempeña en su filosofía.

¿Qué preocuparse por la tierra y levantar una cerca si no hay cosecha? Si vivimos en

perfecta armonía con la naturaleza, es decir, si somos perfectos en nuestra práctica del

estoicismo, seremos lo que los estoicos llaman un sabio. Según Diógenes Laercio, un sabio

estoico está, libre de toda vanidad, pues es indiferente al insulto y al elogio. No

siente aflicción, porque la aflicción es, una contracción irracional del alma. Su conducta

es ejemplar. No permite que nada le impida cumplir con su deber. Aunque beba vino, no

lo hace para emborracharse. En pocas palabras, el sabio estoico es, semejante a los dioses.21.

Los estoicos son los primeros en admitir que esta semejanza con los dioses se da en raras

ocasiones. Sin embargo, para ellos, la casi imposibilidad de llegar a ser sabio no es

un problema. Fundamentalmente hablan de los sabios para disponer de un modelo que los

guíe en su práctica del estoicismo. La sabiduría es un objetivo hacia el que tender, aunque

probablemente no se consiga alcanzar. En otras palabras, el sabio es al estoicismo lo que

el Buda es al budismo. La mayoría de los budistas no esperan llegar a ser tan iluminados

como él y, sin embargo, reflexionar sobre la perfección de Buda puede ayudarlos a alcanzar

cierto grado de iluminación. Cleantes, c.331-232 a.C., fue alumno de la escuela estoica de

Zenón, y tras la muerte de éste, heredó el liderazgo de su escuela. Al envejecer Cleantes,

empezó a perder estudiantes en beneficio de otras escuelas, y el futuro del estoicismo

pareció lúgubre. Tras su muerte, el liderazgo de la escuela estoica recayó en Crisipo,

c.282-206 a.C., bajo cuya supervisión el movimiento recuperó su antigua relevancia.

Después de la muerte de Crisipo, la escuela estoica siguió prosperando bajo una sucesión

de líderes, entre ellos Panecio de Rodas, quien los anales del estoicismo es recordado no como

un innovador, sino como un exportador de la filosofía. Cuando visitó Roma en el 140 C.,

se llevó consigo el estoicismo. Entabló amistad con Escipión el Africano y otros

caballeros romanos, consiguió que se interesaran en la filosofía y se convirtió en el fundador

del estoicismo romano. Tras importar el estoicismo, los romanos adaptaron la doctrina para adecuarla

a sus necesidades. En primer lugar, mostraron un menor interés que los griegos en la física y en

la lógica. De hecho, en la época de Marco Aurelio, el último de los grandes estoicos romanos,

la lógica y la física habían sido prácticamente abandonadas, en las meditaciones, Marco se

congratula por no haber perdido el tiempo estudiando esas materias, 22. Los romanos

también hicieron cambios sutiles en el programa ético de los estoicos griegos. Como hemos visto,

el objetivo ético primordial de los estoicos griegos era la conquista de la virtud. Los

estoicos romanos conservaron esta meta pero observamos cómo avanzaron reiteradamente con

un segundo objetivo, alcanzar la serenidad. Y por serenidad no tenían en mente un estado

semejante al de un zombi, después de todo, defender ese tipo de serenidad constituiría

un rechazo de la racionalidad que los estoicos consideraban esencial para la vida virtuosa.

En cambio, la serenidad estoica era un estado psicológico caracterizado por la ausencia de

emociones negativas, como la aflicción, la ira y la ansiedad, y la presencia de emociones positivas,

como la alegría. Para los estoicos romanos, los objetivos de la conquista de la serenidad y la

virtud estaban vinculados, y por esa razón, al hablar de la virtud es muy probable que también

abordaran la cuestión de la serenidad. En concreto, tendían a señalar que uno de los beneficios de la

virtud era la subsiguiente experiencia de la serenidad. Por lo tanto, en las primeras páginas

de sus discursos, Epicteto nos aconseja buscar la virtud, pero inmediatamente nos recuerda que la

virtud, ofrece la promesa, de crear felicidad, y calma y serenidad, y que, el progreso hacia la

virtud es el progreso hacia cada uno de estos estados de la mente. De hecho, llega a identificar

la serenidad como el objetivo al que apunta la virtud, 23. Como los estoicos romanos pasaban

mucho tiempo debatiendo sobre la serenidad, como consecuencia derivada de una vida virtuosa,

daban la impresión de no estar interesados en la virtud. Consideremos, por ejemplo,

el manual de Epicteto, también conocido como manual de Enquiridión. Arriano,

uno de los alumnos de Epicteto, compiló este trabajo con el objetivo de ofrecer al público

romano del siglo II una introducción, fácilmente accesible al estoicismo. Aunque el manual abunda

en consejos respecto a qué hemos de hacer, según Epicteto, para conquistar y mantener la serenidad,

Arriano no ve necesidad de mencionar la virtud. Un último comentario necesario para examinar la

conexión que los estoicos romanos establecían entre el objetivo de la conquista de la virtud

y el objetivo de alcanzar la serenidad. Además de afirmar que la búsqueda de la virtud nos traerá

la serenidad, creo que los estoicos romanos también afirmarían que alcanzar la serenidad

nos aportará virtud. Alguien que no está sereno, que vive distraído por emociones negativas como

la ira o la tristeza, tendrá dificultades para cumplir con lo que le pide su razón,

sus emociones se impondrán a su intelecto. Por lo tanto, esta persona estará confundida en

relación con qué cosas son realmente buenas, y en consecuencia, no las buscará, por lo tanto,

fracasará a la hora de conquistar la virtud. Así pues, para los estoicos romanos la búsqueda de la

virtud y la búsqueda de la serenidad forman parte de un círculo virtuoso. De hecho, un círculo

doblemente virtuoso, la búsqueda de la virtud produce cierto grado de serenidad, que a su vez

facilita la búsqueda de la virtud. ¿Por qué los estoicos romanos otorgaron a la conquista de la

serenidad un papel más destacado que sus predecesores griegos? Creo que en parte la

respuesta tiene que ver con el hecho de que los estoicos romanos confiaban menos que los griegos,

en el poder de la razón pura a la hora de motivar a la gente. Los estoicos griegos creían que el

mejor modo de conseguir que la gente buscara la virtud era hacerle comprender, dónde estaban las

cosas buenas, si un individuo comprendía cuáles eran las cosas realmente buenas, él, como ser

racional, las buscaría necesariamente y se convertiría en alguien virtuoso. Por lo tanto,

los estoicos griegos no consideraban necesario mencionar los productos secundarios beneficiosos

derivados de la búsqueda de la virtud, entre ellos, de forma significativa, la conquista de

la serenidad, por el contrario, los estoicos romanos aparentemente pensaban que a sus

conciudadanos romanos no les resultaría obvio por qué debían perseguir la virtud. También admitían

que los romanos normales apreciarían instintivamente la serenidad, y en consecuencia,

se mostrarían receptivos a las estrategias para alcanzarla. Así pues, al parecer los estoicos

romanos llegaron a la conclusión de que endulzar la virtud con la serenidad, más exactamente,

apuntando a la serenidad que la gente podría alcanzar persiguiendo la virtud, haría más

atractivas las doctrinas estoicas a los romanos de a pie. Por otra parte, los maestros estoicos

como Musonio Rufo y Epicteto tenían otra razón para centrarse en la serenidad, reforzaba el

atractivo de su escuela ante potenciales estudiantes. Hemos de recordar que en el

mundo antiguo las escuelas de filosofía competían directamente unas con otras.

Si una escuela enseñaba una filosofía que la gente encontraba atractiva, conquistaba,

cuota de mercado, pero si una escuela perdía el favor de los potenciales estudiantes, podía caer

en el olvido, algo que, como hemos visto, casi le sucedió a la escuela estoica bajo la dirección

de Cleantes. Para aumentar y retener a los estudiantes, las escuelas estaban dispuestas

a ser flexibles con las doctrinas que enseñaban. Por ejemplo, se ha sugerido que a mediados del

siglo III a. C las escuelas estoica y de la academia decidieron formar una alianza filosófica

y modificar sus doctrinas, con el propósito común de atraer a estudiantes de la escuela

ya que estaban perdiendo adeptos a favor de esta filosofía rival.

XXIV, de modo similar, es concebible que los estoicos romanos, al acentuar la serenidad en

su filosofía, intentaran arrebatar estudiantes a los epicúreos, que también enarbolaban la

perspectiva de la serenidad ante sus estudiantes. Aunque parece inverosímil que los filósofos

antiguos adaptaran las doctrinas en un intento de atraer estudiantes, debemos recordar que así

es como empezaron precisamente muchas escuelas de filosofía. Por ejemplo, cuando Potamo de

Alejandría decidió fundar una escuela, tuvo una idea que puede considerarse una genialidad del

marketing. Decidió que la mejor manera de atraer estudiantes era tomar elementos de las doctrinas

filosóficas de escuelas rivales. XXV, quienes se unían a su llamada escuela ecléctica se

beneficiarían, según su argumentación, de lo mejor que podían ofrecer las escuelas competidoras.

Más en concreto, hemos de recordar que, al inventar el estoicismo griego, el propio

Zenón mezcló y combinó elementos, al menos, de tres escuelas filosóficas diferentes, la cínica,

la megárica y la academia. Al destacar el papel de la serenidad en su filosofía,

los estoicos no solo la hicieron más atractiva para los antiguos romanos, sino, en mi opinión,

también para los individuos modernos. Después de todo, es poco habitual que los individuos

modernos tengan interés en llegar a ser más virtuosos, en el sentido antiguo de la palabra,

probablemente, deberíamos estar interesados en ello, pero la pura verdad es que a la mayoría

de nosotros no nos interesa. Así pues, dile a alguien que posees y estás dispuesto a compartir

una antigua estrategia para alcanzar la virtud, y probablemente recibirás un bostezo a cambio.

Dile que posees y estás dispuesto a compartir una antigua estrategia para alcanzar la serenidad,

y probablemente despertará su atención, en la mayoría de los casos, la gente no necesita

convencerse del valor de la serenidad. En todo caso, se explayará contándote como su vida ha

sido arruinada por emociones negativas que perturban la serenidad, esta es la razón por

la que en las próximas páginas centro mi atención en los estoicos romanos más que en los griegos,

y también explica mi voluntad de centrar mi análisis no en sus consejos para alcanzar la

virtud, sino en cómo acceder y mantener la serenidad. Dicho esto, debería añadir que los

lectores que sigan los consejos del estoicismo romano para alcanzar la serenidad también,

se verán inundados de virtud. Tanto mejor si esto sucede. 3. Estoicismo romano.

Los estoicos romanos más importantes, y aquellos de los que, en mi opinión, más puede aprender el

individuo moderno, fueron Seneca, Musonio Rufo, Epicteto y Marco Aurelio, 1, la contribución que

los cuatro hicieron al estoicismo romano fue en gran medida complementaria. Seneca fue el mejor

escritor de todos ellos, y sus ensayos y cartas alucilio constituyen una introducción accesible

al estoicismo romano. Musonio es notable por su pragmatismo. Ofreció consejos detallados a los

estoicos practicantes respecto cómo debían comer, qué deberían vestir, cómo debían comportarse con

sus padres e incluso cómo conducir su vida sexual. La especialidad de Epicteto era el análisis, entre

otras cosas, explicó por qué la práctica del estoicismo podía aportarnos serenidad. Por último,

en las meditaciones de Marco Aurelio, escritas como una suerte de diario, nos enteramos de los

pensamientos de un estoico practicante. Observamos su búsqueda de soluciones estoicas para los

problemas de la vida cotidiana así como para las cuestiones a las que se enfrentaba como emperador.

Lucio Neo Seneca, también conocido como Seneca el joven, nació entre el 4 y el 1 a.C. en Córdoba.

Aunque se trata del estoico del que disponemos de más escritos filosóficos, no fue el más prolífico

de ellos, este honor corresponde a Crisipo, pero sus obras no han sobrevivido. Tampoco fue

especialmente original. Sin embargo, sus escritos estoicos son maravillosos. Sus cartas y ensayos

rebosan de comprensión hacia la condición humana. En estas obras, Seneca habla de aquello que suele

hacer infeliz a la gente, como la aflicción, la ira, la vejez y la ansiedad social, y sobre qué

podemos hacer para que nuestra vida no solo sea tolerable, sino feliz, como otros estoicos romanos

de los que hablaré, Seneca no se resignaba estoicamente a la vida, por el contrario,

participaba activamente en ella. Y como estos otros estoicos, era una personalidad compleja.

En realidad, aunque no hubiera escrito una sola palabra sobre filosofía, habría sido incluido en

los libros de historia por otras tres razones. Sería recordado como un dramaturgo de éxito.

Sería recordado por sus iniciativas financieras, parece haber sido el prototípico banquero de

inversiones que llegó a ser enormemente rico en gran medida gracias, a su olfato para los negocios.

Y, por último, sería recordado por el papel que desempeñó en la política romana del siglo I DC.

Además de senador, fue tutor, y en consecuencia, el principal consejero del emperador Nerón.

La relación de Seneca con la corte imperial le trajo problemas. Cuando Claudio se coronó emperador,

lo condenó a muerte por cometer, presuntamente, adulterio con Julia Livila, sobrina de Claudio.

La sentencia fue conmutada por el destierro y la confiscación de todas sus propiedades,

y así, en el año 41 DC, Seneca, pasados los 40 años de edad, fue enviado a la Árida y Espinosa

Roca, que conocemos como Córcega II, durante este tiempo, leyó, escribió, hizo un estudio de la

isla y presumiblemente practicó el estoicismo. En el 49 DC, Agripina desposó a Claudio y le pidió

que levantara el destierro a Seneca para que éste pudiera trabajar como, tutor de su hijo Nerón,

que por aquel entonces tenía 11 ó 12 años. Así pues, Seneca regresó a Roma después de 8 años

de destierro. Una vez instalado en la sociedad de su tiempo, se nos dice que se convirtió en,

el ciudadano más célebre de su época, el mayor escritor en prosa y verso, el nombre más elevado

de la literatura desde la Edad de Oro a principios de siglo y el favorito de la emperatriz. 3,

Seneca fue el primer sorprendido por su éxito en la vida, ¿acaso a mí?, se pregunta, nacido en la

estación de los caballeros y apenas un individuo de provincias, ¿me cuentan entre los grandes del

reino? 4. Cuando Nerón se convirtió en emperador, Seneca fue ascendido a consejero. De hecho,

tanto él como VI Afranio Burro, el prefecto de la guardia pretoriana, pasaron a formar parte del

círculo de confianza de Nerón. Al principio, Seneca y Burro hicieron un buen trabajo y

mantuvieron bajo control las tendencias licenciosas del emperador y él, Imperio Romano gozó de cinco

años de buen gobierno. Seneca también prosperó durante este periodo, llegó a ser increíblemente

rico. Esta riqueza dio origen a la acusación de que Seneca era hipócrita, que defendía la

moderación mientras llevaba una vida de extrema opulencia. Sin embargo, los lectores han de tener

presente que, a diferencia de la escuela cínica, el estoicismo no exige a sus seguidores adoptar

un estilo de vida ascético. Por el contrario, los estoicos creían que no había nada malo en

disfrutar de las buenas cosas que la vida puede ofrecer, siempre y cuando seamos cuidadosos con

el modo en el que las disfrutamos. En concreto, hemos de estar listos para renunciar a ellas sin

lamentarlos y cambiar nuestras circunstancias. Tras la muerte de Agripina en el 59 d.C.,

Nerón ordenó su asesinato. El emperador empezó a oponerse a la guía de Seneca y Burro. En el 62 d.C.

murió Burro, ya sea por enfermedad o como resultado de un envenenamiento. Seneca se dio cuenta de que

sus días en la corte estaban contados e intentó retirarse de la política, alegando vejez y mala

salud. Por último, Nerón le permitió retirarse, pero su retiro fue efímero. Los consejeros que

sustituyeron a Seneca convencieron a Nerón de que el filósofo estoico había participado en

una conspiración contra él, y en el 65 d.C. Nerón ordenó su muerte. Cuando los amigos presentes en

su ejecución rompieron a llorar por su destino, Seneca los reprendió. Les echó en cara que había

sido de su estoicismo. A continuación abrazó a su esposa. Las arterias de sus brazos fueron

seccionadas, pero debido a la edad y a la debilidad, sangraba lentamente, por lo que

también se cortaron las arterias de piernas y rodillas. Seguía sin morir. Pidió a un amigo

que trajera veneno, que tomó, pero sin consecuencias fatales. Entonces lo llevaron a un baño, y el

vapor lo sofocó. 5. Seneca escribió el ensayo sobre la vida feliz para su hermano Galío,

el mismo Galío mencionado en Hechos 18, 12-16 del Nuevo Testamento por su rechazo a juzgar a

San Pablo en Corinto. En su escrito, Seneca explica el mejor camino para alcanzar la serenidad.

Básicamente, necesitamos utilizar nuestra capacidad de raciocinio para alejar, todo lo

que nos excita o nos aterra. Si podemos hacerlo, disfrutaremos de una serenidad inquebrantable y

una libertad duradera, y experimentaremos una alegría ilimitada, firme e inalterable. De hecho,

afirma, como hemos visto, que quien practica los principios del estoicismo, debe, tanto si quiere

como si no, estar asistido por una jovialidad constante y una profunda alegría y menesteres

profundamente arraigados, ya que encuentra deleite en sus propios recursos, y no desea gozo más grande

que el interior. Por otra parte, comparados con estas alegrías, los placeres de la carne son

insignificantes, triviales y fugaces.6. En otro lugar, Seneca dice a su amigo Lucilio que si desea

practicar el estoicismo, tendrá que, aprender a sentir alegría. Añade que una de las razones por

las que quiere que Lucilio practique el estoicismo tiene que ver con su deseo de que, su amigo, no se

vea privado de la alegría.7. Quienes se acostumbran a pensar que los estoicos son una pandilla taciturna,

tal vez se sorprendan ante estos comentarios, pero estas y otras observaciones evidencian que la

expresión estoico-alegre no es un oxímoron. Dicho esto, debería añadir que algunos estudiosos del

mundo clásico se niegan a tomarse los comentarios de Seneca sobre la felicidad en sentido literal.

La filósofa Martha Nussbaum, por ejemplo, señala que Seneca, inmediatamente después de ofrecer el

consejo anterior a Lucilio, explica lo que quiere decir con alegría, no es, dice Seneca, una alegría,

dulce y agradable, por el contrario, la alegría que tiene en mente es un, asunto serio. Vea

se Nussbaum, 400. Sin embargo, he de decir que al expresarse así Seneca intenta distinguir entre la

alegría estoica y los estados mentales relacionados, cuando, por ejemplo, le dice a Lucilio que no

asuma que, quien ríe está alegre, a de Lucilium, 23.3, distingue la alegría de la euforia. Una

persona puede estar eufórica y por lo tanto reír, aunque no esté feliz, pensemos, por ejemplo, en

quien alcanza un estado eufórico al tomar metanfetaminas, Cayo Musonio Rufo, el menos

conocido de los cuatro grandes estoicos romanos, nació en torno al 30 d.C. Gracias a la posición

de su familia, podría haber llegado lejos en política, pero en cambio eligió fundar una

escuela de filosofía. Sabemos poco de Musonio porque, al igual que Sócrates, no se molestó en

escribir sus pensamientos filosóficos. Por suerte tenía un discípulo, Lucio, que tomaba notas durante

sus clases. En estas notas, Lucio suele empezar refiriéndose a lo que, el, Musonio, decía en

respuesta a alguna pregunta. Por lo tanto, parece probable que las clases que Musonio impartía en

su escuela no fueran monólogos, más bien adoptaban la forma de una conversación socrática bidireccional

con sus estudiantes. También es probable que Musonio utilizara estas conversaciones tanto

para instruir a sus estudiantes como para, evaluar su progreso filosófico. Musonio alcanzó la cúspide

de su fama e influencia en la época del emperador Nerón. Aparentemente se alineó con los enemigos

de Nerón, o con aquellos que el gobernante consideraba como tales. Nerón decretó su

encarcelamiento y su posterior destierro, según Tácito, la verdadera razón por la que desterró a

Musonio fue la envidia que sentía ante su fama como filósofo.9 El destierro de Musonio fue

especialmente severo, como suele ser habitual. En el 65 d.C. fue enviado a la isla de Giaros,

o Giaros, en las Cícladas, un grupo de islas del mar Egeo, al sudeste de Grecia. La isla era un

paraje desolado, inhóspito, rocoso y casi sin agua. El geógrafo e historiador griego Estrabón

dice de ella que, carece de valor alguno,10, y Seneca la menciona en su lista de los peores

lugares a los que ser exiliado,11, curiosamente, esta isla seguía siendo usada como lugar de

destierro en el siglo XX. Los generales griegos enviaban allí a sus rivales políticos a principios

de los 70.12. Sin embargo, en su exilio, Musonio no cayó en la desesperación. Por el contrario,

se interesó en Giaros y en sus habitantes, fundamentalmente pescadores. Pronto descubrió

una fuente en la isla y la hizo más habitable. Y la soledad que pudiera experimentar era aliviada

por la afluencia de discípulos filosóficos. Musonio volvió a Roma después de la muerte de Nerón.

Poco después, el emperador Vespasiano desterró a todos los filósofos de Roma, pero al parecer

hizo una excepción con Musonio,13, sin embargo, más tarde volvió a ser exiliado. Murió en torno

al 100 d.C. Según Musonio debemos estudiar filosofía porque, de otro modo, ¿cómo esperamos

llevar una buena vida?,14. Asimismo, afirma que estudiar filosofía debería influirnos personal

y profundamente, de hecho, cuando un filósofo diserta, sus palabras deberían hacer temblar

y avergonzarse al público, y cuando debate, el público no debería aplaudirlo, sino guardar silencio,

15, Según Epicteto, el propio Musonio parecía poseer la capacidad de reducir al público al silencio,

ya que cuando hablaba, los oyentes tenían la impresión de que había descubierto y expuesto

ante ellos aquellos rasgos de los que se avergonzaban,16. Musonio también creía que la práctica

de la filosofía exigía no retirarse del mundo, como aconsejaban los epicúreos, sino ser un vigoroso

participante en los asuntos públicos. Por lo tanto, Musonio enseñaba a sus alumnos a conservar

su serenidad estoica mientras participaban de ellos, además de pensar que la filosofía tenía

que ser eminentemente práctica, Musonio también creía que su estudio tenía que ser universal.

De hecho, afirmaba que tanto las mujeres como los hombres, habían recibido de los dioses el mismo

poder de raciocinio. En consecuencia, las mujeres, como los hombres, pueden beneficiarse de la

educación y del estudio de la filosofía, 17, Musonio ha sido aplaudido por las modernas

feministas debido a esta actitud, Epicteto, el más célebre de los estudiantes de Musonio,

nació esclavo entre el 50 y el 60 d.C. Fue comprado por Epafrodito, secretario del emperador Nerón y

luego de Domitiano. Esto hizo que Epicteto conociera la corte imperial, 18, también significaba que,

a pesar de su situación, era un esclavo, cualificado. Los romanos apreciaban a los

esclavos que mostraban signos de inteligencia e iniciativa. Los formaban para que hicieran el

mejor uso posible de sus dones, y por lo tanto, los ponían a trabajar como profesores, consejeros

y administradores, Epicteto parece haber desarrollado un interés en la filosofía en una

fase muy temprana de su vida. Se dice que siendo adolescente preguntaba a la gente si sus almas

gozaban de salud. Si lo ignoraban, él insistía en sus preguntas hasta que amenazaban con pegarle,

19, sin duda, esta conducta sugiere que en un principio Epicteto había sido atraído por el

cinismo y no por el estoicismo. Como hemos visto, los cínicos practicaban una forma de proselitismo

a la que los estoicos eran ajenos. Incluso en su filosofía madura podemos encontrar evidencias de

su respeto por los cínicos. Tras la muerte de Nerón, Epicteto consiguió, aparentemente,

su libertad. Fundó una escuela de filosofía, pero fue desterrado, junto a todos los filósofos de Roma,

por Domiciano. Trasladó su escuela a Nicópolis, en la actual Grecia Occidental. Después del

asesinato de Domiciano, el estoicismo recobró su respetabilidad e incluso se puso de moda

entre los romanos. Por aquel entonces Epicteto era el principal maestro estoico. Podía haber

regresado a Roma, pero decidió quedarse en Nicópolis. Pese a su ubicación, su escuela atraía

estudiantes de todo el imperio romano. Según Anthony Alon, especialista en el mundo clásico,

Epicteto esperaba que sus alumnos cumplieran con dos condiciones, 1. el deseo de beneficiarse de

la filosofía, y 2. comprender lo que significa el compromiso con la filosofía. 20, Epicteto sabía

que sus palabras serían inútiles con estudiantes que aún no hubieran reconocido sus propias

insuficiencias o que no estuvieran dispuestos a dar los pasos necesarios para abordarlas. Describe

a su alumno ideal como alguien que estará satisfecho si puede vivir libre e imperturbable,

como alguien que busca estar, sereno y ajeno a la agitación.21. Lo que estos estudiantes

podían esperar de las clases de Epicteto era no una comunicación unidireccional,

de maestro a alumno, sobre teorías filosóficas esotéricas. Al contrario, quería que sus

estudiantes abordaran sus clases de modo personal. Quería que sus observaciones les tocaran muy de

cerca. Por lo tanto, decía a sus estudiantes que una escuela estoica debía de ser como la consulta

de un médico y que los pacientes, debían abandonarla sintiéndose mal, y no bien, 22,

con la idea de que todo tratamiento que cura a un paciente también ha de provocarle incomodidad.

Así pues, según Lon, sus clases eran, lecciones dialécticas, invitaciones a que el público se

examinara a sí mismo, punto, 23. Según Epicteto, la principal preocupación de la filosofía debería

ser el arte de la vida. Así como la madera es el medio del carpintero y el bronce el medio del

escultor, tu vida es el medio con el que practicas el arte de la vida, 24, es más, así como un maestro

carpintero enseña al aprendiz mostrándole técnicas que pueden utilizarse para construir, cosas de

madera, Epicteto enseñaba a su estudiante el arte de la vida mostrándole técnicas que podían

utilizarse para influir, en su vida. Las técnicas en cuestión eran muy prácticas y completamente

aplicables a los estudiantes en su vida cotidiana. Entre otras cosas, les enseñaba cómo responder a

los insultos, cómo tratar con sirvientes incompetentes, cómo abordar a un hermano enfadado,

cómo afrontar la pérdida de un ser querido y cómo enfrentarse al exilio. Epicteto prometía que si

eran capaces de dominar estas técnicas, podrían experimentar una vida rebosante de propósito y

dignidad, y lo que es más importante, alcanzarían la serenidad, además, podrían conservar la dignidad

y la serenidad independientemente de las dificultades que la vida les infligiera. Más tarde,

quienes leen a Epicteto no pueden evitar detectar su frecuente mención a la religión. De hecho,

en sus escritos, Seus es quien aparece mencionado un mayor número de veces, con excepción de Sócrates.

Para comprender mejor el papel que Seus desempeña en el estoicismo, consideremos la situación de

un hipotético alumno en la escuela de Epicteto. Si esta persona preguntara qué hemos de hacer para

practicar el estoicismo, Epicteto describiría las diversas técnicas que defienden los estoicos. Si

preguntara por qué hay que practicar estas técnicas, Epicteto respondería que al hacerlo alcanzaría la

serenidad, hasta aquí bien, pero imaginemos que este estudiante ha buscado otras escuelas de

filosofía y se pregunta por qué la de Epicteto. Es mejor que las demás. Supongamos, más precisamente,

que le pregunta a Epicteto qué razón hay para pensar que las técnicas defendidas por los estoicos

le permitirán alcanzar la serenidad. En su respuesta a esta cuestión, Epicteto empezaría

hablando de Seus. Le diría al estudiante que fuimos creados por Seus. Probablemente,

el estudiante aceptaría esta afirmación, ya que el ateísmo parece haber sido una rareza en la

antigua Roma, una vez más, lo que Epicteto tenía en mente cuando se refería a Seus probablemente

era diferente a lo que pensaban la mayoría de los romanos, en concreto, es posible que Epicteto

identificara a Seus con la naturaleza, punto, 25, Epicteto continuaría explicando que Seus nos hizo

diferentes al resto de los animales en un aspecto importante, somos racionales, como los dioses.

Por lo tanto, somos un extraño híbrido, medio animal y medio dios, en realidad,

Seus es un dios reflexivo, amable y bondadoso, y cuando nos creó tuvo presente lo que más nos

convenía. Pero tristemente, parece no haber sido omnipotente, por lo que al crearnos hubo límites a

lo que fue capaz de hacer. En sus discursos, Epicteto imagina una conversación con Seus,

en la que el dios explica sus apuros en los siguientes términos, Epicteto, si hubiera sido

posible habría hecho este cuerpo y esta pequeña hacienda libres y sin trabas. Sin embargo, como no

he podido darte esto, te hemos ofrecido una cierta porción de nosotros mismos, la facultad de elegir

y de negar, la posibilidad del deseo y de la aversión. Añade que si Epicteto aprende el uso

adecuado de esta facultad, nunca se sentirá frustrado o insatisfecho. XXVI, en otras palabras,

conservará su serenidad e incluso experimentará la alegría al margen de los golpes que la fortuna

descargue sobre él. En otros lugares de los discursos, Epicteto sugiere que aunque Seus

pudiera habernos hecho libres y sin trabas, habría elegido no hacerlo. El filósofo nos

presenta a Seus bajo la imagen de un entrenador atlético. Las dificultades revelan como son los

hombres. En consecuencia, cuando sobrevienen, recuerda que Dios, como un preparador físico,

te ha convertido en un joven robusto. ¿Para qué? Para endurecerte y fortalecerte y que te conviertas

en un campeón olímpico, coma, XXVII, en otras palabras, para que tengas la mejor vida posible.

Séneca, por cierto, argumentaba de forma similar, Dios, decía, no convierte a un buen

hombre en un animal destruido, lo pone a prueba, lo endurece, lo templa para su propio servicio.

En concreto, las adversidades que experimentamos son un «mero entrenamiento», y «todo aquello que

nos hace temblar y estremecernos es para bien de las personas que lo padecen», punto XXVIII.

A continuación, Epicteto le diría al hipotético estudiante que, si desea vivir una buena vida,

debe considerar su naturaleza y el propósito por el que Dios lo ha creado, y vivir de acuerdo con

ello, debe, como señala Zenón, vivir de acuerdo con la naturaleza. La persona que actúa así no

se limita a perseguir el placer, como haría un animal, por el contrario, usará su capacidad de

razonamiento para reflexionar sobre la condición humana. Descubrirá entonces las razones por las

que fuimos creados y el papel que desempeñamos en el plan cósmico. Advertirá que para vivir una

buena vida tendrá que interpretar a la perfección la función de un ser humano, función que Seus ha

diseñado para él. Por lo tanto, buscará la virtud, en el sentido antiguo de la palabra,

lo que significa que se esforzará por convertirse en un ser humano excelente. También se percatará

de que, si vive de acuerdo con la naturaleza, será recompensado con la serenidad que Seus nos

ha prometido. Esta explicación quizá satisfizo a la gente en la época de Epicteto, pero probablemente

resultará poco atractiva para los individuos modernos, casi ninguno de los cuales cree en la

existencia de Seus, y muchos de los cuales no creen que hayamos sido creados por un ser divino

que quiere lo mejor para nosotros. Así pues, en este punto muchos lectores pueden estar pensando,

si tengo que creer en Seus y en la creación divina para practicar el estoicismo, entonces

esto no es para mí. Sin embargo, los lectores han de saber que es perfectamente posible practicar

el estoicismo, y, en concreto, emplear estrategias estoicas para alcanzar la serenidad, sin creer en

Seus, o en el mismo sentido, en la creación divina. En el capítulo 20 me extenderé más al respecto.

Empieza cada día diciéndote a ti mismo, hoy conocerás la obstrucción, la ingratitud, la insolencia,

la deslealtad, la mala voluntad y el egoísmo, todo ello debido a la ignorancia del ofensor

respecto a lo que está bien y lo que está mal. 29, estas palabras no fueron escritas por un

esclavo como Epicteto, en cuya vida naturalmente esperamos que encontrara insolencia y mala

voluntad, fueron escritas por la persona que en su época llegó a ser el hombre más poderoso del

mundo, Marco Aurelio, emperador de Roma. Al tratarse de alguien importante, sabemos más

de Marco Aurelio que de ningún otro de los estoicos romanos. También tenemos un inusual

grado de conocimiento de sus pensamientos gracias a la correspondencia que mantuvo con, su tutor

Cornelio Frontoni gracias, también, a sus meditaciones, en las que reflexiona sobre la

vida y su respuesta a ella, Marco nació en el 121 d.C. Parece haberse interesado en la filosofía

a temprana edad. Un biógrafo lo describe como un «niño solemne», y declara que, tan pronto como

superó la edad en la que los niños son criados por nodrizas, fue puesto al cuidado de profesores

avezados y alcanzó el conocimiento de la filosofía. 30, a los 12 años recibió las enseñanzas del

pintor y filósofo Diogneto, y empezó a practicar lo que parece una forma de cinismo, vestía ropas

rudimentarias y dormía en el suelo. 31, su madre le pidió que durmiera en un diván recubierto de

tejidos, 32. Siendo adolescente, Marco estudió con el filósofo estoico Apolonio de Calcedonia.

Según el emperador, fue Apolonio quien forjó en él la necesidad de mostrarse resuelto y

razonable, quien le enseñó a combinar días de intensa actividad con períodos de relajación

y a soportar, con la misma compostura inquebrantable, el dolor y la enfermedad, y en

particular, señala Marco, a sobrellevar la angustia mental que más tarde experimentó al perder a un

hijo. Otra influencia importante en Marco fue la de Quinto Junio Rústico, quien, significativamente,

le prestó una copia de los discursos de Epicteto, 33, en consecuencia, Epicteto se

convirtió en la segunda influencia más importante de Marco Aurelio. Como Epicteto, Marco estaba mucho

más interesado en la ética estoica, es decir, en la filosofía de vida, que en la física o la lógica

de esta escuela. De hecho, en las meditaciones afirma que es posible alcanzar, la libertad,

el respeto a uno mismo, el altruismo y la obediencia a la voluntad divina, sin haber

dominado la lógica y la física, 34. Cuando Marco tenía 16 años, el emperador Adriano adoptó a su

tío materno, Antonino, que a su vez adoptó a Marco, el padre de Marco Aurelio murió cuando

él era muy joven. Cuando Marco participó en la vida de palacio, ya tenía poder político,

y cuando Antonino se convirtió en emperador, Marco sirvió como virtual coemperador. Sin embargo,

no dejó que el poder se le subiera a la cabeza, durante los 13 años en que actuó como el

lugarteniente de Antonino, no dio la impresión de que anhelara el gobierno exclusivamente para

el solo, 35, es más, cuando Antonino falleció y Marco obtuvo todo el poder, nombró a Lucio Vero

como emperador adjunto. Fue la primera vez que el imperio romano tuvo dos emperadores, 36.

En su cargo de emperador, Marco fue excepcionalmente diligente. Para empezar, ejerció una gran contención

en su uso del poder. Se dice que ningún emperador mostró más respeto al Senado que Marco Aurelio.

Procuró no despilfarrar el dinero público, 37, y aunque no necesitaba pedir permiso al Senado para

gastar el dinero, solía hacerlo, y en un discurso le recordó que el palacio imperial en el que vivía

no era suyo, sino de ellos, 38, para financiar las guerras, subastó bienes imperiales, entre los que

se contaban estatuas, pinturas, jarrones de oro y algunas de las joyas y vestidos de su mujer,

en lugar de subir los impuestos, 39. Marco Aurelio, escribió el historiador Edward Gibbon, fue el

último de los cinco buenos emperadores, los otros cuatro serían Nerva, Trajano, Adriano y Antonio,

que gobernaron entre 96 a 180 d.C. y trajeron el periodo de la historia del mundo durante el que

la condición de la raza humana fue más próspera y feliz, .40, este periodo, escribe W.E. H. Lecky,

historiador del siglo XIX, exhibe una uniformidad de buen gobierno que ninguna otra monarquía despótica

ha igualado. Cada uno de los cinco emperadores que reinaron merecen ser colocados entre los

mejores gobernantes que el mundo ha conocido, .41, Marco Aurelio es, en otras palabras, un raro

ejemplo de monarca filósofo y tal vez el único ejemplo de filósofo cuyos súbditos querían tener

como rey. Como los otros estoicos romanos, Marco Aurelio no sintió la necesidad de demostrar que

la serenidad era un valor que merecía la pena buscar. Al contrario, creía que su valor era

obvio. Y si alguien le hubiera dicho que la vida moral ofrecía algo mejor que la, paz de la mente,

Marco no habría intentado persuadirle de otra cosa, en cambio, habría aconsejado a ese individuo que

se aplicara a esa cosa en cuestión, con toda el alma y se regocijara en el premio encontrado, .42.

Como adulto, Marco Aurelio necesitó en gran medida la serenidad que el estoicismo podía ofrecer.

Estaba enfermo, quizá de úlcera. Su vida familiar era una fuente de desasosiego,

su mujer parece haberle sido infiel, y de los al menos 14 hijos que tuvo con ella,

solo sobrevivieron seis. A eso se añadieron las tensiones inherentes al gobierno del imperio.

Durante su reinado hubo numerosos alzamientos en la frontera, y a menudo Marco Aurelio

supervisaba personalmente las campañas contra las tribus sublevadas. Sus propios oficiales,

especialmente Abidio Casio, gobernador de Siria, se rebelaban contra él. 43,

sus subordinados eran insolentes con él, insolencia que la acogía con un

«temperamento imperturbable», .44, los ciudadanos hacían bromas a sus expensas

y no eran castigados por ello. Durante su reinado, el imperio padeció plagas,

hambrunas y desastres naturales como el terremoto de Esmirna. .45. Por lo tanto,

hay buenas razones para que, en sus meditaciones, Marco observara que,

«el arte de la vida se parece más a la lucha que a la danza», .46. El historiador romano

Dion Casio resume así la difícil situación de Marco Aurelio, no conoció la buena fortuna que

merecía, pues no era físicamente fuerte, y se vio envuelto en una multitud de problemas

prácticamente a lo largo de todo su reinado. Sin embargo, por mi parte lo admiro aún más

por esta misma razón, que en medio de inusuales y extraordinarias dificultades

sobreviviera y preservara el imperio. Dion añade que desde sus primeros días como consejero de

Antonino a sus últimos días como emperador, siguió siendo el mismo y no cambió en lo más mínimo,

.47. En el 180 d.C., Marco enfermó de gravedad. Se negó a comer y a beber en un intento por

apresurar la muerte, .48, murió el 17 de marzo de ese mismo año, a los 58 años de edad. Su

muerte provocó un estallido de aflicción pública. En concreto, sus soldados sufrieron una gran pena

ante su desaparición, .49. Así como la conversión del emperador romano Constantino supuso un impulso

para el cristianismo, el estoicismo de Marco Aurelio podría haber representado un salto adelante para

esa filosofía. Sin embargo, el emperador no predicó el estoicismo. No instruyó a sus conciudadanos

romanos sobre los beneficios de su práctica, ni los expuso en sus escritos filosóficos,

las meditaciones eran un diario privado, el título original era Para mí mismo,

y solo se publicaron después de su muerte. Y aunque el interés de Marco Aurelio en esta filosofía

indujo a muchos romanos a identificarse como estoicos, presumiblemente para granjearse su

favor, .50, no desencadenó un interés generalizado en esta forma de pensamiento. Así pues, en cierto

sentido, Marco Aurelio representa el punto más alto del estoicismo. Es obvio que el estoicismo

ha tenido mejores días. ¿Acaso el lector ha encontrado a lo largo de su vida a alguien que

lo practique? Es tentador atribuir esta decadencia en la popularidad a algún defecto de la filosofía

estoica. Sin embargo, me gustaría sugerir que el poco predicamento del estoicismo no se debe a

esta razón, sino que obedece a otros factores. En primer lugar, los individuos modernos rara

vez conciben la necesidad de adoptar una filosofía de vida. En cambio, tienden a pasar los días

trabajando duro para poder comprarse el último artículo de consumo, en la creencia absoluta de

que solo comprando cosas disfrutarán de una vida significativa.