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Intermediate Spanish Podcast, Levítico 18:22 - La abominación de la homosexualidad | Intermediate Spanish Listening (1)

Levítico 18:22 - La abominación de la homosexualidad | Intermediate Spanish Listening (1)

Episodio 58: Levítico 18:22 - La abominación de la homosexualidad

Hola, soy César, profesor de español. Te doy la bienvenida a Spanish Language Coach, el pódcast

para estudiantes de español de nivel intermedio que quieren mejorar su nivel de español escuchando

contenido comprensible e interesante. Recuerda suscribirte para no perderte ningún episodio.

Puedes leer de forma gratuita la transcripción de los episodios si

lo necesitas. Solo tienes que visitar la página web www.spanishlanguagecoach.com

Si quieres continuar mejorando tu español también te recomiendo visitar mi cuenta de

Instagram y Youtube con el mismo nombre, Spanish Language Coach.

Buenas, ¿cómo estás?, ¿cómo has empezado el verano? Yo volví de España hace 10 días

y hoy por fin he podido salir de casa, después de terminar la cuarentena. En Reino Unido tenemos que

hacer una cuarentena de 10 días si has estado en un país clasificado con el color ámbar, el

ámbar es el color anaranjado de los semáforos de tráfico. El ámbar indica que es un país de riesgo

moderado. Yo la he tenido que hacer a pesar de tener la pauta de vacunación completa, es decir,

de estar completamente vacunado, tengo las dos dosis puestas. Antes de volar a Londres tuve que

hacerme una prueba, un test PCR, y durante la cuarentena dos tests PCR más en el día 2 y 8.

Pero bueno, hoy no he venido a hablarte de cuarentenas y pruebas PCR. Como sabes,

en junio es cuando se celebra el orgullo o el “pride” porque a veces también usamos

la palabra en inglés, el orgullo LGTBI. Esta celebración reivindica los derechos

conseguidos por este colectivo, el de personas homosexuales, transexuales,

bisexuales e intersexuales, y lucha por los que todavía no se han conseguido en algunos

países y también por la discriminación que siguen sufriendo algunas personas.

Si has escuchado episodios anteriores de este pódcast sabes que en el episodio

número 29 ya hablé de qué supone declararse homosexual en España, o salir del armario,

te conté mi experiencia y hablamos de los derechos LGTBI en España. Es probablemente

uno de los episodios más especiales para mí. Un episodio que estuve muy cerca de no compartir,

que casi no comparto, porque sentía que era algo muy personal y bueno porque al final

abrirse de esa manera puede ponerte en una situación de vulnerabilidad.

Con perspectiva, me alegro mucho de haberlo hecho. Primero porque mi madre, sin avisarme,

compartió el episodio en el grupo de WhatsApp de mi familia y muchos de mis tíos, tías, primos,

primas… lo escucharon y recibí mensajes preciosos, que me hicieron sentir más cerca de ellos. Además,

y de esto me siento especialmente feliz, recibí correos electrónicos y mensajes en Instagram de

personas de todo el mundo que se sentían identificadas con lo que contaba. Algunas

de estas personas me contactaban desde países donde los derechos LGTBI son inexistentes o

incluso de países donde ser LGTBI está penado con la prisión o con la muerte.

No tenía intención de hablar de este tema de nuevo, pero considero que es relevante,

que no está todo hecho, y quiero usar este pequeño espacio que tengo para mandar un

mensaje de tolerancia y de aceptación. ¿Y por qué digo que no está todo hecho?

Voy a darte algunos ejemplos. El primero es personal, es algo que me pasó hace algunos días.

Una de las cuentas de Instagram que sigo compartió una fotografía con la foto de dos chicas que decía

“No somos amigas, somos novias”. La publicación hablaba de cómo a veces se usa el eufemismo amigo

o amiga en lugar de lo que realmente es alguien en una relación homosexual; novio, novia. Normalmente

no hago muchos comentarios en Instagram pero esta publicación me llamó la atención y comenté

diciendo: “Llevo 5 años con mi novio y todavía hay personas de mi entorno que me preguntan por

mi amigo”. Ese fue el comentario. Efectivamente es así. En especial en España algunas personas me

preguntan por mi amigo en lugar de usar la palabra novio. Sé que no lo hacen con mala intención,

son personas que me quieren y me respetan, no tengo ninguna duda de ello. Simplemente se sienten

un poco incómodas usando la palabra novio, y no les culpo. Son víctimas de una educación homófoba,

igual que yo. Yo también he ocultado la realidad de mi relación con mi novio, diciendo que era mi

amigo o mi compañero de piso. Es una forma de protección, porque he tenido miedo al rechazo

o miedo a hacer sentir incómoda a la otra persona. La homofobia no es una cuestión que afecte solo a

las personas heterosexuales, de la misma forma que el machismo no solo afecta a los hombres, también

hay mujeres machistas, sexistas. En el caso de la homofobia interiorizada es algo que vas trabajando

con los años, un proceso de aceptación que toma tiempo, pero que es increíblemente sanador.

Volvemos al comentario que escribí en esta publicación de Instagram. A los pocos días

una mujer respondió a mi comentario citando, es decir, usando las palabras exactas de un

pasaje de la Biblia. El comentario decía lo siguiente: “Levítico 18:22: No te acostarás

con un hombre como quien se acuesta con una mujer. Eso es una abominación. Hombres con

hombres cometen actos vergonzosos y sufren en su propio cuerpo el castigo de su perversión.”

¿Cómo crees que me sentí después de leerlo?

Pues si te soy sincero, no sentí absolutamente nada, creo que de hecho me hizo un poco de gracia.

No le di ninguna importancia. Otras formas de expresar que algo no es importante para

nosotros son: no me importa un pimiento, o de una forma más vulgar, no me importa una mierda.

De hecho me hizo gracia porque me recordó a una escena de una serie de televisión estadounidense

llamada “El ala oeste de la Casa Blanca” o “West wing” en inglés, donde el presidente

ficticio de los EEUU pone en evidencia, pone en ridículo, a una fundamentalista religiosa que

utilizaba el mismo pasaje de la Biblia para atacar la homosexualidad. Él le dice que si

tomamos la Biblia al pie de la letra, es decir, literalmente, tendríamos que matar a la gente que

trabaje el domingo por ejemplo, como se dice en Éxodo 35:2, o que podrías vender a tu hija como

esclava sin que ella pueda quedar libre, esto lo recoge el Éxodo 21:7. También está prohibido

por cierto comer cerdo según el Levítico 11:7, que tiene a este animal como inmundo.

En definitiva es evidente que es imposible tomar

la Biblia o cualquier texto religioso de forma literal.

Cuando leí este comentario también me acordé de mi abuela. De mi abuela recuerdo su energía,

su capacidad de trabajo, pero también su cocina,

los platos que preparaba. No era la típica abuela española para nada en ese aspecto.

No preparaba paellas o cocidos como el resto de abuelas españolas. Su especialidad era la pizza,

la lasaña o la pasta fresca casera, que ella misma hacía en casa. A pesar de ser española,

siendo muy joven emigró a Argentina, donde también había mucha influencia italiana,

había muchos inmigrantes italianos allí, así que aprendió a cocinar este tipo de recetas.

Te decía que me acordé de mi abuela cuando recibí este comentario homófobo en Instagram porque ella,

además de una abuela maravillosa y una cocinera excepcional, era también católica. Iba a misa,

a la iglesia frecuentemente, rezaba… En definitiva era católica practicante. Además, aunque no lo sé

con certeza, votante de partidos con ideología conservadora. Bueno, te cuento esto porque tengo

un recuerdo de ella que me encanta. Un día, cuando yo tenía 12 o 13 años estábamos viendo la tele,

uno de estos programas donde gente anónima va a hablar de sus vidas y sus problemas,

y salió una pareja de chicos gays. No recuerdo que hacían allí pero al acabar su entrevista se dieron

un beso en los labios, un pico. Ese momento, tengo que ser honesto, me hizo sentir un poco incómodo y

miré a mi abuela de reojo, la miré con discreción, para ver su reacción. Ella me devolvió la mirada,

acompañada con una sonrisa de complicidad y me dijo: “si se quieren, no veo cuál es el problema”.

¡Guau! Mi abuela se acababa de convertir en mi primera aliada. Esa simple frase,

que incluía un claro mensaje de aceptación y validación la tendría presente mucho tiempo.

¿Por qué te cuento esto?

Pues porque en ese momento me di cuenta por primera vez de que la

tolerancia no tiene nada que ver con tu religión, tu nacionalidad,

tu edad o incluso tu ideología política. Mi abuela era una mujer católica de más de 80 años,

educada en la España franquista y sin embargo, era una persona tolerante.

Desafortunadamente no todo el mundo es tan tolerante como era mi abuela. Es un hecho.

Te decía que el comentario que esta mujer me dejó en Instagram me fue indiferente,

no me importó una mierda. Pero no me importó una mierda porque yo ya tengo

muchas herramientas para que algo así no me afecte en absoluto. Pero esas herramientas

las he aprendido a lo largo de los años. Ahora estoy en una situación privilegiada.

Tengo un entorno familiar y social excepcional. Además, soy de un país y vivo en un país donde

tengo exactamente los mismos derechos y obligaciones que otros ciudadanos.

Pero si ese mensaje lo hubiera recibido el César de hace 10 años la cosa habría

sido diferente. Probablemente me habría sentido bastante mal. A nadie le gusta

escuchar que por sentir de una determinada forma tiene que recibir un castigo físico.

Pienso también en los hijos de esta mujer, si es que tiene. ¿De qué forma puede enseñarles

a ser tolerantes?, ¿cómo va a reaccionar esta mujer si uno de sus hijos le dice que

es homosexual o transexual? Pues la verdad es que me da miedo pensarlo.

Es un asunto serio. Desde hace muchos años se realizan estudios sobre el suicidio de personas

jóvenes. Y todos estos estudios ofrecen idénticos resultados. Los jóvenes LGTBI tienen una tendencia

mucho mayor al suicidio que los jóvenes con una orientación o identidad sexual normativa.

La causa de este mayor porcentaje en personas LGTBI no es su identidad en sí,

sino cómo ven e interpretan que el mundo reacciona ante ella.

¿Y cómo reacciona el mundo ante ella?

Pues en general, en Occidente, progresando,

dando pasos hacia adelante. Pero también hay pasos hacia atrás.

Hungría, un país que pertenece a la Unión Europea,

acaba de aprobar una ley de protección a la infancia. Una ley que protege a los

niños y niñas. ¿Cuál es el problema? Pues que relaciona la pedofilia con la homosexualidad.

Esta ley pretende acabar con la visibilidad de las identidades LGTBI. Para ello hace uso

de diferentes técnicas. Técnicas tan absurdas como decir que películas como Harry Potter o

Billy Elliot, la película del niño bailarín son recomendadas para mayores de 18 años.

La visibilidad es clave, es importantísima para normalizar la realidad de las vidas de

las personas LGTBI. Lo que no vemos, lo que no es visible, no existe.

A mí me hubiera encantado poder ver con total normalidad ver a parejas de chicos gays y

chicas lesbianas paseando por mi ciudad, Valencia, dándose la mano. Cuando yo era adolescente era muy

raro verlo, hoy en día es mucho más frecuente. Esa visibilidad ayuda a normalizar como digo, y sobre

todo refuerza el sentimiento de pertenencia. Los humanos necesitamos saber que pertenecemos a la

tribu, que hay personas como nosotros, que sienten como nosotros. Por eso creo que las leyes como la

de Hungría son tan dañinas y tóxicas, porque buscan la invisibilización y el aislamiento.

Te decía que yo vengo de un país donde tengo los mismos derechos que cualquier otro ciudadano y

soy un privilegiado. Pero de nuevo, hay que estar vigilante. Hay un partido político

relativamente nuevo, de extrema derecha, que ha irrumpido con fuerza en la política española.

En 2016 no tenían ningún representante y hoy ya tienen 52 diputados en el congreso.


Levítico 18:22 - La abominación de la homosexualidad | Intermediate Spanish Listening (1) Leviticus 18:22 - The Abomination of Homosexuality | Intermediate Spanish Listening (1)

Episodio 58: Levítico 18:22 - La  abominación de la homosexualidad

Hola, soy César, profesor de español. Te doy la  bienvenida a Spanish Language Coach, el pódcast

para estudiantes de español de nivel intermedio  que quieren mejorar su nivel de español escuchando

contenido comprensible e interesante. Recuerda  suscribirte para no perderte ningún episodio.

Puedes leer de forma gratuita la  transcripción de los episodios si

lo necesitas. Solo tienes que visitar la  página web www.spanishlanguagecoach.com

Si quieres continuar mejorando tu español  también te recomiendo visitar mi cuenta de

Instagram y Youtube con el mismo  nombre, Spanish Language Coach.

Buenas, ¿cómo estás?, ¿cómo has empezado  el verano? Yo volví de España hace 10 días

y hoy por fin he podido salir de casa, después de  terminar la cuarentena. En Reino Unido tenemos que

hacer una cuarentena de 10 días si has estado  en un país clasificado con el color ámbar, el

ámbar es el color anaranjado de los semáforos de  tráfico. El ámbar indica que es un país de riesgo

moderado. Yo la he tenido que hacer a pesar de  tener la pauta de vacunación completa, es decir,

de estar completamente vacunado, tengo las dos  dosis puestas. Antes de volar a Londres tuve que

hacerme una prueba, un test PCR, y durante la  cuarentena dos tests PCR más en el día 2 y 8.

Pero bueno, hoy no he venido a hablarte  de cuarentenas y pruebas PCR. Como sabes,

en junio es cuando se celebra el orgullo  o el “pride” porque a veces también usamos

la palabra en inglés, el orgullo LGTBI.  Esta celebración reivindica los derechos

conseguidos por este colectivo, el de  personas homosexuales, transexuales,

bisexuales e intersexuales, y lucha por los  que todavía no se han conseguido en algunos

países y también por la discriminación  que siguen sufriendo algunas personas.

Si has escuchado episodios anteriores  de este pódcast sabes que en el episodio

número 29 ya hablé de qué supone declararse  homosexual en España, o salir del armario,

te conté mi experiencia y hablamos de los  derechos LGTBI en España. Es probablemente

uno de los episodios más especiales para mí. Un  episodio que estuve muy cerca de no compartir,

que casi no comparto, porque sentía que era  algo muy personal y bueno porque al final

abrirse de esa manera puede ponerte  en una situación de vulnerabilidad.

Con perspectiva, me alegro mucho de haberlo  hecho. Primero porque mi madre, sin avisarme,

compartió el episodio en el grupo de WhatsApp de  mi familia y muchos de mis tíos, tías, primos,

primas… lo escucharon y recibí mensajes preciosos,  que me hicieron sentir más cerca de ellos. Además,

y de esto me siento especialmente feliz, recibí  correos electrónicos y mensajes en Instagram de

personas de todo el mundo que se sentían  identificadas con lo que contaba. Algunas

de estas personas me contactaban desde países  donde los derechos LGTBI son inexistentes o

incluso de países donde ser LGTBI está  penado con la prisión o con la muerte.

No tenía intención de hablar de este tema  de nuevo, pero considero que es relevante,

que no está todo hecho, y quiero usar este  pequeño espacio que tengo para mandar un

mensaje de tolerancia y de aceptación.  ¿Y por qué digo que no está todo hecho?

Voy a darte algunos ejemplos. El primero es  personal, es algo que me pasó hace algunos días.

Una de las cuentas de Instagram que sigo compartió  una fotografía con la foto de dos chicas que decía

“No somos amigas, somos novias”. La publicación  hablaba de cómo a veces se usa el eufemismo amigo

o amiga en lugar de lo que realmente es alguien en  una relación homosexual; novio, novia. Normalmente

no hago muchos comentarios en Instagram pero  esta publicación me llamó la atención y comenté

diciendo: “Llevo 5 años con mi novio y todavía  hay personas de mi entorno que me preguntan por

mi amigo”. Ese fue el comentario. Efectivamente  es así. En especial en España algunas personas me

preguntan por mi amigo en lugar de usar la palabra  novio. Sé que no lo hacen con mala intención,

son personas que me quieren y me respetan, no  tengo ninguna duda de ello. Simplemente se sienten

un poco incómodas usando la palabra novio, y no  les culpo. Son víctimas de una educación homófoba,

igual que yo. Yo también he ocultado la realidad  de mi relación con mi novio, diciendo que era mi

amigo o mi compañero de piso. Es una forma de  protección, porque he tenido miedo al rechazo

o miedo a hacer sentir incómoda a la otra persona.  La homofobia no es una cuestión que afecte solo a

las personas heterosexuales, de la misma forma que  el machismo no solo afecta a los hombres, también

hay mujeres machistas, sexistas. En el caso de la  homofobia interiorizada es algo que vas trabajando

con los años, un proceso de aceptación que toma  tiempo, pero que es increíblemente sanador.

Volvemos al comentario que escribí en esta  publicación de Instagram. A los pocos días

una mujer respondió a mi comentario citando,  es decir, usando las palabras exactas de un

pasaje de la Biblia. El comentario decía lo  siguiente: “Levítico 18:22: No te acostarás

con un hombre como quien se acuesta con una  mujer. Eso es una abominación. Hombres con

hombres cometen actos vergonzosos y sufren en  su propio cuerpo el castigo de su perversión.”

¿Cómo crees que me sentí después de leerlo?

Pues si te soy sincero, no sentí absolutamente  nada, creo que de hecho me hizo un poco de gracia.

No le di ninguna importancia. Otras formas  de expresar que algo no es importante para

nosotros son: no me importa un pimiento, o de  una forma más vulgar, no me importa una mierda.

De hecho me hizo gracia porque me recordó a una  escena de una serie de televisión estadounidense

llamada “El ala oeste de la Casa Blanca” o  “West wing” en inglés, donde el presidente

ficticio de los EEUU pone en evidencia, pone en  ridículo, a una fundamentalista religiosa que

utilizaba el mismo pasaje de la Biblia para  atacar la homosexualidad. Él le dice que si

tomamos la Biblia al pie de la letra, es decir,  literalmente, tendríamos que matar a la gente que

trabaje el domingo por ejemplo, como se dice en  Éxodo 35:2, o que podrías vender a tu hija como

esclava sin que ella pueda quedar libre, esto  lo recoge el Éxodo 21:7. También está prohibido

por cierto comer cerdo según el Levítico  11:7, que tiene a este animal como inmundo.

En definitiva es evidente que es imposible tomar

la Biblia o cualquier texto  religioso de forma literal.

Cuando leí este comentario también me acordé  de mi abuela. De mi abuela recuerdo su energía,

su capacidad de trabajo, pero también su cocina,

los platos que preparaba. No era la típica  abuela española para nada en ese aspecto.

No preparaba paellas o cocidos como el resto de  abuelas españolas. Su especialidad era la pizza,

la lasaña o la pasta fresca casera, que ella  misma hacía en casa. A pesar de ser española,

siendo muy joven emigró a Argentina, donde  también había mucha influencia italiana,

había muchos inmigrantes italianos allí, así  que aprendió a cocinar este tipo de recetas.

Te decía que me acordé de mi abuela cuando recibí  este comentario homófobo en Instagram porque ella,

además de una abuela maravillosa y una cocinera  excepcional, era también católica. Iba a misa,

a la iglesia frecuentemente, rezaba… En definitiva  era católica practicante. Además, aunque no lo sé

con certeza, votante de partidos con ideología  conservadora. Bueno, te cuento esto porque tengo

un recuerdo de ella que me encanta. Un día, cuando  yo tenía 12 o 13 años estábamos viendo la tele,

uno de estos programas donde gente anónima  va a hablar de sus vidas y sus problemas,

y salió una pareja de chicos gays. No recuerdo que  hacían allí pero al acabar su entrevista se dieron

un beso en los labios, un pico. Ese momento, tengo  que ser honesto, me hizo sentir un poco incómodo y

miré a mi abuela de reojo, la miré con discreción,  para ver su reacción. Ella me devolvió la mirada,

acompañada con una sonrisa de complicidad y me  dijo: “si se quieren, no veo cuál es el problema”.

¡Guau! Mi abuela se acababa de convertir  en mi primera aliada. Esa simple frase,

que incluía un claro mensaje de aceptación y  validación la tendría presente mucho tiempo.

¿Por qué te cuento esto?

Pues porque en ese momento me di  cuenta por primera vez de que la

tolerancia no tiene nada que ver  con tu religión, tu nacionalidad,

tu edad o incluso tu ideología política. Mi  abuela era una mujer católica de más de 80 años,

educada en la España franquista y sin  embargo, era una persona tolerante.

Desafortunadamente no todo el mundo es tan  tolerante como era mi abuela. Es un hecho.

Te decía que el comentario que esta mujer  me dejó en Instagram me fue indiferente,

no me importó una mierda. Pero no me  importó una mierda porque yo ya tengo

muchas herramientas para que algo así no me  afecte en absoluto. Pero esas herramientas

las he aprendido a lo largo de los años.  Ahora estoy en una situación privilegiada.

Tengo un entorno familiar y social excepcional.  Además, soy de un país y vivo en un país donde

tengo exactamente los mismos derechos  y obligaciones que otros ciudadanos.

Pero si ese mensaje lo hubiera recibido  el César de hace 10 años la cosa habría

sido diferente. Probablemente me habría  sentido bastante mal. A nadie le gusta

escuchar que por sentir de una determinada  forma tiene que recibir un castigo físico.

Pienso también en los hijos de esta mujer, si  es que tiene. ¿De qué forma puede enseñarles

a ser tolerantes?, ¿cómo va a reaccionar  esta mujer si uno de sus hijos le dice que

es homosexual o transexual? Pues la  verdad es que me da miedo pensarlo.

Es un asunto serio. Desde hace muchos años se  realizan estudios sobre el suicidio de personas

jóvenes. Y todos estos estudios ofrecen idénticos  resultados. Los jóvenes LGTBI tienen una tendencia

mucho mayor al suicidio que los jóvenes con  una orientación o identidad sexual normativa.

La causa de este mayor porcentaje en  personas LGTBI no es su identidad en sí,

sino cómo ven e interpretan que  el mundo reacciona ante ella.

¿Y cómo reacciona el mundo ante ella?

Pues en general, en Occidente, progresando,

dando pasos hacia adelante. Pero  también hay pasos hacia atrás.

Hungría, un país que pertenece a la Unión Europea,

acaba de aprobar una ley de protección  a la infancia. Una ley que protege a los

niños y niñas. ¿Cuál es el problema? Pues que  relaciona la pedofilia con la homosexualidad.

Esta ley pretende acabar con la visibilidad  de las identidades LGTBI. Para ello hace uso

de diferentes técnicas. Técnicas tan absurdas  como decir que películas como Harry Potter o

Billy Elliot, la película del niño bailarín  son recomendadas para mayores de 18 años.

La visibilidad es clave, es importantísima  para normalizar la realidad de las vidas de

las personas LGTBI. Lo que no vemos,  lo que no es visible, no existe.

A mí me hubiera encantado poder ver con total  normalidad ver a parejas de chicos gays y

chicas lesbianas paseando por mi ciudad, Valencia,  dándose la mano. Cuando yo era adolescente era muy

raro verlo, hoy en día es mucho más frecuente. Esa  visibilidad ayuda a normalizar como digo, y sobre

todo refuerza el sentimiento de pertenencia. Los  humanos necesitamos saber que pertenecemos a la

tribu, que hay personas como nosotros, que sienten  como nosotros. Por eso creo que las leyes como la

de Hungría son tan dañinas y tóxicas, porque  buscan la invisibilización y el aislamiento.

Te decía que yo vengo de un país donde tengo los  mismos derechos que cualquier otro ciudadano y

soy un privilegiado. Pero de nuevo, hay que  estar vigilante. Hay un partido político

relativamente nuevo, de extrema derecha, que ha  irrumpido con fuerza en la política española.

En 2016 no tenían ningún representante y  hoy ya tienen 52 diputados en el congreso.