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Dickens - Canción de Navidad, El Fantasma de Marley 3

El Fantasma de Marley 3

«Supongo que usted querrá libre todo el día de mañana», dijo Scrooge.

«Si le parece conveniente, señor».

«No me parece conveniente», dijo Scrooge, «y no es razonable. Si por ello le descontara media corona, usted se sentiría maltratado, ¿me equivoco?»

El escribiente esbozó una tímida sonrisa.

«Y sin embargo», dijo Scrooge, «no cree usted que el maltratado sea yo cuando pago un jornal sin que se trabaje».

El escribiente comentó que sólo se trataba de una vez al año.

«Es una excusa muy pobre para saquear el bolsillo de un hombre cada 25 de diciembre», dijo Scrooge abotonándose el abrigo hasta la barbilla. «Pero supongo que deberá tener el día completo. ¡A la mañana siguiente preséntese aquí lo antes posible!»

El escribiente prometió que así lo haría y Scrooge salió gruñendo. En un abrir y cerrar de ojos quedó clausurado el establecimiento; el escribiente, con los largos extremos de la bufanda colgando por debajo de su cintura (no lucía abrigo) se lanzó veinte veces por un tobogán en Cornhill, a la cola de una fila de chicos, en honor de la Nochebuena; luego corrió a su casa, en Camdem Town, lo más deprisa que pudo, para jugar a la «gallina ciega».

Scrooge tomó su triste cena en su habitual triste taberna; leyó todos los periódicos y se entretuvo el resto de la velada con su libro de cuentas; después se marchó a su casa para acostarse. Vivía en unas habitaciones que habían pertenecido a su difunto socio. Era una lóbrega serie de cuartos en un desvencijado edificio aplastado en el fondo de un patio, donde desentonaba tanto que uno podía fácilmente imaginar que había corrido hacia allí cuando era una casa jovencita, jugando al escondite con otras casas, y había olvidado el camino de salida. Ahora ya era lo bastante vieja y lo bastante lúgubre para que nadie viviese en ella, salvo Scrooge; todas las demás habitaciones estaban alquiladas para oficinas. El patio estaba tan oscuro que el mismo Scrooge, que conocía cada piedra, no dudó en ir tanteando con las manos. La niebla y la escarcha pendían sobre el negro y viejo portón de la casa; parecía que el Genio del Tiempo estaba sentado en el umbral, en dolientes meditaciones.

Ahora bien, es una realidad que el aldabón no tenía nada especial excepto que era muy grande. También es cierto que Scrooge lo había visto noche y día durante todo el tiempo que llevaba residiendo en aquel lugar. Cierto también que Scrooge tenía tan poco de eso que se llama fantasía como cualquier hombre en la City de Londres, incluyendo que ya es decir la corporación municipal, los concejales electos y los miembros de la Cámara de Gremios. Téngase también en cuenta que Scrooge no había dedicado un solo pensamiento a Marley desde que había mencionado aquella tarde el fallecimiento de su socio siete años atrás. Y entonces que alguien me explique, si es que puede, cómo ocurrió que al meter la llave en la cerradura de la puerta, y sin que se diera un proceso intermedio de cambio, Scrooge no vio un aldabón, sino el rostro de Marley en el aldabón.

El rostro de Marley. No era una sombra impenetrable como los demás objetos del patio, sino que tenía una luz mortecina a su alrededor, como una langosta podrida en una despensa oscura. No mostraba enfado ni ferocidad, pero miraba a Scrooge como Marley solía hacerlo: con fantasmagóricas lentes colocadas hacia arriba, sobre su frente fantasmal. Sus cabellos se movían de una manera extraña, como si alguien los soplara o les aplicara un chorro de aire caliente; y aunque tenía los ojos muy abiertos, mantenían una inmovilidad perfecta. Esto y su coloración lívida le hacían horripilante; pero a pesar del rostro y de su control, el horror parecía ser algo más que una parte de su propia expresión.

Cuando Scrooge miraba fijamente este fenómeno, volvió nuevamente a ser un aldabón.

No sería cierto afirmar que no estaba sobresaltado, o que sus venas no notaban una sensación terrible que no había vuelto a experimentar desde su infancia. Pero puso la mano en la llave que había soltado, la hizo girar con energía, entró y encendió la vela.

Con una indecisión momentánea, antes de cerrar la puerta hizo una pausa y miró cautelosamente hacia atrás, como si esperase el susto de ver la coleta de Marley asomando por el lado del recibidor. Pero en el otro lado de la puerta no había más que los tornillos y las tuercas que sujetaban el aldabón, de manera que dijo: «¡Bah, bah!», y la cerró de un portazo.

El ruido retumbó por toda la casa como un trueno. Todas las habitaciones de arriba y todos los barriles de la bodega del vinatero, abajo, parecían tener una escala propia y distinta de ecos. Scrooge no era hombre que se asustara con los ecos. Aseguró el cierre de la puerta, atravesó el recibidor y comenzó a subir las escaleras, pero lentamente y despabilando la vela.

Se podría hablar por hablar sobre la manera de conducir una diligencia de seis caballos por un buen tramo de viejas escaleras o a través de una mala y reciente Ley del Parlamento, pero sí digo de veras que se podría subir por aquellas escaleras con una carroza fúnebre y ponerla a lo ancho, con el balancín hacia la pared y la puerta hacia la balaustrada; y se podría hacer con facilidad. Había anchura suficiente y aun sobraría sitio; tal vez por esta razón, Scrooge pensó que veía moverse delante de él, en la penumbra, un coche de pompas fúnebres. Media docena de lámparas de gas del alumbrado público no hubieran sido excesivas para iluminar la entrada de la casa, de manera que se puede imaginar la oscuridad que había con la vela de sebo de Scrooge.

Siguió subiendo sin importarle un comino: la oscuridad es barata y a Scrooge le gustaba. Pero antes de cerrar su pesada puerta recorrió las habitaciones para ver si todo estaba en orden; deseaba hacerlo porque seguía recordando el rostro.

Cuarto de estar, dormitorio, trastero. Todo como debía estar. Nadie bajo la mesa, nadie bajo el sofá; una pequeña lumbre en la parrilla de la chimenea; cuchara y bol preparados; y sobre la repisa de la chimenea el cacillo de las gachas (Scrooge estaba resfriado). Nadie bajo la cama; nadie dentro del armario; nadie metido en su bata, que colgaba contra la pared en actitud sospechosa. El trastero, como de costumbre; el viejo guardafuegos, zapatos viejos, dos cestas de pesca, un palanganero de tres patas y un atizador.

Bastante satisfecho, cerró su puerta y se atrancó por dentro echando un doble cierre, cosa que no solía hacer. Así, a salvo de sorpresas, se quitó la corbata, se puso la bata y las zapatillas, el gorro de dormir y se sentó junto al fuego para tomarse las gachas.

Era una lumbre muy débil para una noche tan cruda. No tuvo más remedio que arrimarse a ella como si estuviera incubando, para sacar de aquel puñadito de combustible la mínima sensación de calor. La chimenea era antigua, construida hacía mucho tiempo por algún comerciante holandés, y todo su contorno estaba alicatado con pintorescos azulejos holandeses que ilustraban las Sagradas Escrituras. Había Caínes y Abeles, hijas del Faraón, reinas de Saba, mensajeros angélicos descendiendo por el aire sobre nubes como colchones de plumas, Abrahanes, Baltasares, Apóstoles zarpando en barcos de mantequilla, cientos de imágenes para distraer sus pensamientos; sin embargo, aquel rostro de Marley, muerto siete años antes, venía como el antiguo callado del Profeta y se lo tragaba todo. Si cada uno de los lisos azulejos hubiese estado en blanco y Scrooge hubiese tenido la facultad de representar en su superficie alguna figura extraída de los dispersos fragmentos de su pensamiento, en cada uno de ellos habría aparecido una copia de la cabeza del viejo Marley.

«¡Tonterías!», dijo Scrooge, y empezó a caminar por la habitación. Dio varias vueltas y volvió a sentarse. Al apoyar la cabeza en el respaldo de la butaca, su mirada fue a posarse sobre una campanilla, una campanilla fuera de uso que colgaba en el cuarto y, con algún propósito ahora olvidado, comunicaba con un aposento situado en el piso más alto del edificio. Con gran sorpresa y con un miedo extraño, inexplicable, cuando la estaba mirando vio que la campanilla comenzaba a oscilar. Al principio se balanceaba tan poco que apenas hacía ruido, pero pronto repicó fuerte, y también lo hicieron todas las demás campanillas de la casa.

La cosa debió durar medio minuto, tal vez un minuto, pero pareció una hora. Las campanillas enmudecieron igual que habían sonado: a la vez. Luego siguió un ruido estridente que venía de muy abajo, como si una persona estuviese arrastrando una pesada cadena sobre los barriles de la bodega del vinatero. Entonces Scrooge recordó haber oído que en las casas embrujadas los fantasmas arrastraban cadenas.

La puerta de la bodega se abrió de repente con un estruendo, y Scrooge oyó aquel ruido con más claridad en los pisos de abajo; luego, subiendo por las escaleras y, seguidamente, aproximándose directamente hacia su puerta.

«¡Siguen siendo tonterías!», dijo Scrooge. «¡No me lo puedo creer! »


El Fantasma de Marley 3 Marley's Ghost 3 Le fantôme de Marley 3 O Fantasma de Marley 3

«Supongo que usted querrá libre todo el día de mañana», dijo Scrooge. "I suppose you will want all day off tomorrow," said Scrooge.

«Si le parece conveniente, señor». "If it seems convenient, sir."

«No me parece conveniente», dijo Scrooge, «y no es razonable. "I don't think it's convenient," said Scrooge, "and it's not reasonable. Si por ello le descontara media corona, usted se sentiría maltratado, ¿me equivoco?» If I deducted half a crown for it, you would feel ill-treated, right?

El escribiente esbozó una tímida sonrisa. The clerk gave a shy smile.

«Y sin embargo», dijo Scrooge, «no cree usted que el maltratado sea yo cuando pago un jornal sin que se trabaje». "And yet," said Scrooge, "you don't think I'm wronged when I pay wages without work."

El escribiente comentó que sólo se trataba de una vez al año. The clerk commented that it was only once a year.

«Es una excusa muy pobre para saquear el bolsillo de un hombre cada 25 de diciembre», dijo Scrooge abotonándose el abrigo hasta la barbilla. "That is a very poor excuse to plunder a man's pocket every December 25th," said Scrooge, buttoning his coat to his chin. «Pero supongo que deberá tener el día completo. ¡A la mañana siguiente preséntese aquí lo antes posible!» Get here the next morning as soon as possible!”

El escribiente prometió que así lo haría y Scrooge salió gruñendo. The clerk promised that he would, and Scrooge went out grumbling. En un abrir y cerrar de ojos quedó clausurado el establecimiento; el escribiente, con los largos extremos de la bufanda colgando por debajo de su cintura (no lucía abrigo) se lanzó veinte veces por un tobogán en Cornhill, a la cola de una fila de chicos, en honor de la Nochebuena; luego corrió a su casa, en Camdem Town, lo más deprisa que pudo, para jugar a la «gallina ciega». In the blink of an eye the establishment was closed; the clerk, with the long ends of his scarf hanging below his waist (he was wearing no coat) plunged down a slide in Cornhill twenty times, at the tail of a line of boys, in honor of Christmas Eve; then he ran home to Camdem Town as fast as he could to play blind man's buff. En un clin d'œil l'établissement fut fermé ; le greffier, les longs pans de son écharpe tombant sous sa taille (il ne portait pas de manteau), descendit vingt fois un toboggan à Cornhill, à la queue d'une file de garçons, en l'honneur de la veille de Noël ; puis il a couru chez lui à Camden Town aussi vite qu'il le pouvait pour jouer à l'oie de l'aveugle.

Scrooge tomó su triste cena en su habitual triste taberna; leyó todos los periódicos y se entretuvo el resto de la velada con su libro de cuentas; después se marchó a su casa para acostarse. Scrooge ate his sad supper in his usual sad tavern; he read all the newspapers and spent the rest of the evening with his account book; then he went home to bed. Vivía en unas habitaciones que habían pertenecido a su difunto socio. He lived in rooms that had belonged to his late partner. Era una lóbrega serie de cuartos en un desvencijado edificio aplastado en el fondo de un patio, donde desentonaba tanto que uno podía fácilmente imaginar que había corrido hacia allí cuando era una casa jovencita, jugando al escondite con otras casas, y había olvidado el camino de salida. C'était un enchaînement de pièces sombres dans un immeuble délabré en fond de cour, où il était si déplacé qu'on pouvait facilement imaginer qu'il y avait couru comme une jeune maison, jouant à cache-cache avec d'autres maisons. , et avait oublié le chemin de la maison. Ahora ya era lo bastante vieja y lo bastante lúgubre para que nadie viviese en ella, salvo Scrooge; todas las demás habitaciones estaban alquiladas para oficinas. El patio estaba tan oscuro que el mismo Scrooge, que conocía cada piedra, no dudó en ir tanteando con las manos. La niebla y la escarcha pendían sobre el negro y viejo portón de la casa; parecía que el Genio del Tiempo estaba sentado en el umbral, en dolientes meditaciones. Le brouillard et le givre planaient sur le vieux portail noir de la maison ; il semblait que le Génie du Temps était assis sur le seuil, dans une méditation douloureuse.

Ahora bien, es una realidad que el aldabón no tenía nada especial excepto que era muy grande. Maintenant, c'est une réalité que le heurtoir n'avait rien de spécial sauf qu'il était très grand. También es cierto que Scrooge lo había visto noche y día durante todo el tiempo que llevaba residiendo en aquel lugar. Cierto también que Scrooge tenía tan poco de eso que se llama fantasía como cualquier hombre en la City de Londres, incluyendo  que ya es decir  la corporación municipal, los concejales electos y los miembros de la Cámara de Gremios. Il est également vrai que Scrooge avait aussi peu de ce qu'on appelle la fantaisie que n'importe quel homme de la City de Londres, y compris c'est-à-dire le conseil, les échevins élus et les membres de la House of Guilds. Téngase también en cuenta que Scrooge no había dedicado un solo pensamiento a Marley desde que había mencionado aquella tarde el fallecimiento de su socio siete años atrás. Y entonces que alguien me explique, si es que puede, cómo ocurrió que al meter la llave en la cerradura de la puerta, y sin que se diera un proceso intermedio de cambio, Scrooge no vio un aldabón, sino el rostro de Marley en el aldabón. Et puis quelqu'un m'explique, s'il le peut, comment il s'est fait que lorsqu'il a mis la clé dans la serrure de la porte, et sans processus de changement intermédiaire, Scrooge n'a pas vu de heurtoir, mais le visage de Marley dans la poignée de porte.

El rostro de Marley. No era una sombra impenetrable como los demás objetos del patio, sino que tenía una luz mortecina a su alrededor, como una langosta podrida en una despensa oscura. It was not an impenetrable shadow like the other objects in the yard, but had a dim light around it, like a rotting lobster in a dark pantry. No mostraba enfado ni ferocidad, pero miraba a Scrooge como Marley solía hacerlo: con fantasmagóricas lentes colocadas hacia arriba, sobre su frente fantasmal. Er zeigte weder Wut noch Wildheit, aber er sah Scrooge an, wie Marley es früher getan hatte: mit einer gespenstischen Brille auf seiner gespenstischen Stirn. Il ne montra ni colère ni férocité, mais il regarda Scrooge comme Marley le faisait : avec des lunettes fantomatiques perchées sur son front fantomatique. Sus cabellos se movían de una manera extraña, como si alguien los soplara o les aplicara un chorro de aire caliente; y aunque tenía los ojos muy abiertos, mantenían una inmovilidad perfecta. Sein Haar bewegte sich auf seltsame Weise, als würde jemand darüber blasen oder einen Strahl heißer Luft darauf blasen; und obwohl seine Augen weit geöffnet waren, waren sie völlig unbeweglich. His hair moved in a strange way, as if someone were blowing it or applying a jet of hot air to it; and although his eyes were wide open, they were perfectly immobile. Esto y su coloración lívida le hacían horripilante; pero a pesar del rostro y de su control, el horror parecía ser algo más que una parte de su propia expresión. Dies und seine fahle Färbung machten ihn abscheulich; aber trotz des Gesichts und seiner Beherrschung schien das Entsetzen mehr als nur ein Teil seines eigenen Ausdrucks zu sein.

Cuando Scrooge miraba fijamente este fenómeno, volvió nuevamente a ser un aldabón. Lorsque Scrooge a observé ce phénomène, il est redevenu un heurtoir.

No sería cierto afirmar que no estaba sobresaltado, o que sus venas no notaban una sensación terrible que no había vuelto a experimentar desde su infancia. Il ne serait pas vrai de dire qu'il n'a pas été effrayé, ou que ses veines n'ont pas éprouvé une sensation terrible qu'il n'avait pas éprouvée depuis son enfance. Pero puso la mano en la llave que había soltado, la hizo girar con energía, entró y encendió la vela. Mais il posa la main sur la clé qu'il avait laissée tomber, la tourna vivement, entra et alluma la bougie.

Con una indecisión momentánea, antes de cerrar la puerta hizo una pausa y miró cautelosamente hacia atrás, como si esperase el susto de ver la coleta de Marley asomando por el lado del recibidor. With a momentary indecision, before closing the door he paused and glanced cautiously back, as if expecting the shock of seeing Marley's ponytail peeking out from the side of the hall. Pero en el otro lado de la puerta no había más que los tornillos y las tuercas que sujetaban el aldabón, de manera que dijo: «¡Bah, bah!», y la cerró de un portazo. Mais de l'autre côté de la porte, il n'y avait rien d'autre que les boulons et les écrous qui retenaient le heurtoir, alors il a dit : « Bah, bah ! » et il l'a refermée.

El ruido retumbó por toda la casa como un trueno. Le bruit grondait dans la maison comme le tonnerre. Todas las habitaciones de arriba y todos los barriles de la bodega del vinatero, abajo, parecían tener una escala propia y distinta de ecos. Scrooge no era hombre que se asustara con los ecos. Aseguró el cierre de la puerta, atravesó el recibidor y comenzó a subir las escaleras, pero lentamente y despabilando la vela. Il ferma la serrure de la porte, traversa le couloir et commença à monter l'escalier, mais lentement et avec la chandelle qui voltigeait.

Se podría hablar por hablar sobre la manera de conducir una diligencia de seis caballos por un buen tramo de viejas escaleras o a través de una mala y reciente Ley del Parlamento, pero sí digo de veras que se podría subir por aquellas escaleras con una carroza fúnebre y ponerla a lo ancho, con el balancín hacia la pared y la puerta hacia la balaustrada; y se podría hacer con facilidad. Vous pourriez parler pour le plaisir de parler de la façon de conduire une diligence à six chevaux dans un bon vieil escalier ou à travers une mauvaise loi récente du Parlement, mais je veux dire que vous pourriez monter ces escaliers avec un corbillard et le mettre large, avec la bascule vers le mur et la porte vers la balustrade ; et cela pourrait être fait facilement. Había anchura suficiente y aun sobraría sitio; tal vez por esta razón, Scrooge pensó que veía moverse delante de él, en la penumbra, un coche de pompas fúnebres. Es war breit genug, und es würde noch Platz übrig bleiben; vielleicht glaubte Scrooge aus diesem Grund, in der Dunkelheit einen Leichenwagen vor sich fahren zu sehen. It was wide enough and there would still be room to spare; perhaps for this reason Scrooge thought he saw a hearse moving before him in the gloom. C'était assez large et il y aurait encore de la place à revendre ; peut-être pour cette raison Scrooge crut-il voir un corbillard se déplacer devant lui dans l'obscurité. Media docena de lámparas de gas del alumbrado público no hubieran sido excesivas para iluminar la entrada de la casa, de manera que se puede imaginar la oscuridad que había con la vela de sebo de Scrooge. Une demi-douzaine de lampadaires à gaz n'auraient pas suffi à éclairer l'entrée de la maison, vous pouvez donc imaginer à quel point il faisait noir avec la bougie de suif de Scrooge.

Siguió subiendo sin importarle un comino: la oscuridad es barata y a Scrooge le gustaba. Han fortsatte op uden at bekymre sig: mørke er billigt, og Joakim kunne lide det. He went on up without giving a damn: darkness is cheap and Scrooge liked it. Il continua sans se soucier : l'obscurité est bon marché et Scrooge aimait ça. Pero antes de cerrar su pesada puerta recorrió las habitaciones para ver si todo estaba en orden; deseaba hacerlo porque seguía recordando el rostro. Mais avant de refermer sa lourde porte, il parcourut les pièces pour voir si tout était en ordre ; il le voulait parce qu'il se souvenait sans cesse du visage.

Cuarto de estar, dormitorio, trastero. Séjour, chambre, débarras. Todo como debía estar. Nadie bajo la mesa, nadie bajo el sofá; una pequeña lumbre en la parrilla de la chimenea; cuchara y bol preparados; y sobre la repisa de la chimenea el cacillo de las gachas (Scrooge estaba resfriado). No one under the table, no one under the sofa; a small fire in the grate of the fireplace; prepared spoon and bowl; and on the mantelpiece the porridge ladle (Scrooge had a cold). Nadie bajo la cama; nadie dentro del armario; nadie metido en su bata, que colgaba contra la pared en actitud sospechosa. Personne sous le lit; personne dans le placard ; personne dans sa robe de chambre qui pendait étrangement contre le mur. El trastero, como de costumbre; el viejo guardafuegos, zapatos viejos, dos cestas de pesca, un palanganero de tres patas y un atizador. La salle de stockage, comme d'habitude; le vieux pare-battage, de vieilles chaussures, deux paniers de pêche, un bassin à trois pattes et un tisonnier.

Bastante satisfecho, cerró su puerta y se atrancó por dentro echando un doble cierre, cosa que no solía hacer. Assez satisfait, il ferma sa porte et se verrouilla à l'intérieur, ce qu'il ne faisait pas habituellement. Así, a salvo de sorpresas, se quitó la corbata, se puso la bata y las zapatillas, el gorro de dormir y se sentó junto al fuego para tomarse las gachas. Alors, à l'abri de la surprise, il ôta sa cravate, enfila sa robe de chambre et ses pantoufles, son bonnet de nuit, et s'assit près du feu pour manger son porridge.

Era una lumbre muy débil para una noche tan cruda. C'était une lumière très faible pour une nuit aussi crue. No tuvo más remedio que arrimarse a ella como si estuviera incubando, para sacar de aquel puñadito de combustible la mínima sensación de calor. Il n'avait d'autre choix que de se blottir contre elle comme si elle couvait, pour obtenir la moindre sensation de chaleur de cette poignée de carburant. La chimenea era antigua, construida hacía mucho tiempo por algún comerciante holandés, y todo su contorno estaba alicatado con pintorescos azulejos holandeses que ilustraban las Sagradas Escrituras. La cheminée était ancienne, construite il y a longtemps par un marchand hollandais, et tout autour elle était carrelée de pittoresques tuiles hollandaises illustrant les Saintes Ecritures. Había Caínes y Abeles, hijas del Faraón, reinas de Saba, mensajeros angélicos descendiendo por el aire sobre nubes como colchones de plumas, Abrahanes, Baltasares, Apóstoles zarpando en barcos de mantequilla, cientos de imágenes para distraer sus pensamientos; sin embargo, aquel rostro de Marley, muerto siete años antes, venía como el antiguo callado del Profeta y se lo tragaba todo. Il y avait Caïns et Abels, filles de Pharaon, reines de Saba, messagers angéliques descendant dans les airs sur des nuées comme des matelas de plumes, Abrahams, Balthasars, Apôtres s'embarquant dans des bateaux de beurre, des centaines d'images pour distraire leurs pensées ; cependant, ce visage de Marley, mort sept ans auparavant, est venu comme l'ancien silence du Prophète et a tout englouti. Si cada uno de los lisos azulejos hubiese estado en blanco y Scrooge hubiese tenido la facultad de representar en su superficie alguna figura extraída de los dispersos fragmentos de su pensamiento, en cada uno de ellos habría aparecido una copia de la cabeza del viejo Marley.

«¡Tonterías!», dijo Scrooge, y empezó a caminar por la habitación. Dio varias vueltas y volvió a sentarse. Al apoyar la cabeza en el respaldo de la butaca, su mirada fue a posarse sobre una campanilla, una campanilla fuera de uso que colgaba en el cuarto y, con algún propósito ahora olvidado, comunicaba con un aposento situado en el piso más alto del edificio. Con gran sorpresa y con un miedo extraño, inexplicable, cuando la estaba mirando vio que la campanilla comenzaba a oscilar. With great surprise and with a strange, inexplicable fear, when he was looking at her he saw that the bell began to oscillate. Al principio se balanceaba tan poco que apenas hacía ruido, pero pronto repicó fuerte, y también lo hicieron todas las demás campanillas de la casa. Au début, il se balançait si peu qu'il faisait à peine un bruit, mais bientôt il sonna fort, ainsi que toutes les autres cloches de la maison.

La cosa debió durar medio minuto, tal vez un minuto, pero pareció una hora. Las campanillas enmudecieron igual que habían sonado: a la vez. Luego siguió un ruido estridente que venía de muy abajo, como si una persona estuviese arrastrando una pesada cadena sobre los barriles de la bodega del vinatero. Entonces Scrooge recordó haber oído que en las casas embrujadas los fantasmas arrastraban cadenas.

La puerta de la bodega se abrió de repente con un estruendo, y Scrooge oyó aquel ruido con más claridad en los pisos de abajo; luego, subiendo por las escaleras y, seguidamente, aproximándose directamente hacia su puerta.

«¡Siguen siendo tonterías!», dijo Scrooge. «¡No me lo puedo creer! »