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El señor de las moscas William Goulding (Lord of the Flies), 5. El monstruo del mar (3)

5. El monstruo del mar (3)

Pero Percival Wemys Madison no quería callar. Habían perforado un manantial que no cedía ni a la autoridad ni a la presión física. Gemido tras gemido continuó su llanto, que parecía haber clavado al niño, derecho como una estaca, al suelo. – ¡Cállate! ¡Cállate!

Los peques habían roto el silencio. Recordaban también sus propias penas y quizá sintiesen que compartían un dolor universal. Se unieron en simpatía a Percival en su llanto; dos de ellos, sollozando casi tan fuerte.

Maurice fue la salvación. Gritó: – ¡Miradme!

Fingió caerse. Se frotó el trasero y se sentó en el tronco columpio hasta conseguir caerse sobre la hierba. No era un gran payaso, pero logró que Percival y los otros se fijaran en él, suspirasen y empezaran a reírse. Al cabo de un rato reían tan cómicamente que hasta los mayores se unieron a ellos.

Jack fue el primero en hacerse oír. No tenía la caracola y, por tanto, rompía las reglas, pero a nadie le importó. – ¿Y qué hay de esa fiera?

Algo raro le ocurría a Percival. Bostezó y se tambaleó de tal modo que Jack le agarró por los brazos y le sacudió. – ¿Dónde vive la fiera?

El cuerpo de Percival se escurría inerme.

–Tiene que ser una fiera muy lista – dijo Piggy en guasa – si puede esconderse en esta isla.

–Jack ha estado por todas partes… – ¿Dónde podría vivir una fiera? – ¿Qué fiera ni que ocho cuartos? Percival masculló algo y la asamblea volvió a reír.

Ralph se inclinó. – ¿Qué dice?

Jack escuchó la respuesta de Percival y después le soltó. El niño, al verse libre y rodeado de la confortable presencia de otros seres humanos, se dejó caer sobre la tupida hierba y se durmió:

Jack se aclaró la garganta y les comunicó tranquilamente:

–Dice que la fiera sale del mar.

Se desvaneció la última risa. Ralph, a quien veían como una forma negra y encorvada frente a la laguna, se volvió sin querer. Toda la asamblea siguió la dirección de su mirada; contemplaron la vasta superficie de agua y la alta mar detrás, la misteriosa extensión añil de infinitas posibilidades; escucharon en silencio los murmullos y el susurro del arrecife.

Habló Maurice, en un tono tan alto que se sobresaltaron.

–Papá me ha dicho que todavía no se conocen todos los animales que viven en el mar.

Comenzó de nuevo la polémica. Ralph ofreció la centellante caracola a Maurice, quien la recibió obedientemente. La reunión se apaciguó.

–Quiero decir que lo que nos ha dicho Jack, que uno tiene miedo porque la gente siempre tiene miedo, es verdad. Pero eso de que sólo hay cerdos en esta isla supongo que será cierto, pero nadie puede saberlo, no lo puede saber del todo. Quiero decir que no se puede estar seguro – Maurice tomó aliento -. Papá dice que hay cosas, esas cosas que echan tinta, los calamares, que miden cien tos de metros y se comen ballenas enteras.

De nuevo guardó silencio y rió alegremente.

–Yo no creo que exista esa fiera, claro que no. Como dice Piggy, la vida es una cosa científica, pero no se puede estar seguro de nada, ¿verdad? Quiero decir, no de) todo.

Alguien gritó: – ¡Un calamar no puede salir del agua! – ¡Sí que puede! – ¡No puede!

Pronto se llenó la plataforma de sombras que discutían y se agitaban. Ralph, que aún permanecía sentado, temió que todo aquello fuese el comienzo de la locura. Miedo y fieras… pero no se reconocía que lo esencial era la hoguera, y cuando uno trataba de aclarar las cosas la discusión se desgarraba hacia un asunto nuevo y desagradable.

Logró ver algo blanco en la oscuridad, cerca de él. Le arrebató la caracola a Maurice y sopló con todas sus fuerzas. La asamblea, sobresaltada, quedó en silencio. Simón estaba a su lado, extendiendo las manos hacia la caracola. Sentía una arriesgada necesidad de hablar, pero hablar ante una asamblea le resultaba algo aterrador.

–Quizá – dijo con vacilación -, quizá haya una fiera. La asamblea lanzó un grito terrible y Ralph se levantó asombrado. – ¿Tú, Simón? ¿Tú crees en eso?

–No lo sé – dijo Simón. Los latidos del corazón le ahogaban -. Pero… Estalló la tormenta. – ¡Siéntate! – ¡Cállate la boca! – ¡Coge la caracola! – ¡Que te den por…! – ¡Cállate! Ralph gritó: – ¡Escuchadle! ¡Tiene la caracola!

–Lo que quiero decir es que… a lo mejor somos nosotros. – ¡Narices!

Era Piggy, a quien el asombro le había hecho olvidarse de todo decoro. Simón prosiguió:

–Puede que seamos algo…

A pesar de su esfuerzo por expresar la debilidad fundamental de la humanidad, Simón no encontraba palabras. De pronto, se sintió inspirado. – ¿Cuál es la cosa más sucia que hay?

Como respuesta, Jack dejó caer en el turbado silencio que siguió una palabra tan vulgar como expresiva. La sensación de alivio que todos sintieron fue como un paroxismo.

Los pequeños, que se habían vuelto a sentar en el columpio, se cayeron de nuevo, sin importarles. Los cazadores gritaban divertidos.

El vano esfuerzo de Simón se desplomó sobre él en ruinas; las risas le herían como golpes crueles y, acobardado e indefenso, regresó a su asiento.

Por fin reinó de nuevo el silencio.

Alguien habló fuera de turno.

–A lo mejor quiere decir que es algún fantasma.

Ralph alzó la caracola y escudriñó en la penumbra..El lugar más alumbrado era la pálida playa. ¿Estarían los peques con ellos? Sí, no había duda, se habían acurrucado en el centro, sobre la hierba, formando un apretado nudo de cuerpos. Una ráfaga de aire sacudió las palmeras, cuyo murmullo se agigantó ahora en la oscuridad y el silencio. Dos troncos grises rozaron uno contra otro, con un agorero crujido que nadie había percibido durante el día.

Piggy le quitó la caracola. Su voz parecía indignada. – ¡Nunca he creído en fantasmas…, nunca! También Jack se había levantado, absolutamente furioso. – ¿Qué nos importa lo que tú creas? ¡Gordo! – ¡Tengo la caracola!

Se oyó el ruido de una breve escaramuza y la caracola cruzó de un lado a otro. – ¡Devuélveme la caracola!

Ralph se interpuso y recibió un golpe en el pecho. Logró recuperar la caracola, sin saber cómo, y se sentó sin aliento.

–Ya hemos hablado bastante de fantasmas. Debíamos haber dejado todo esto para la mañana.

Una voz apagada y anónima le interrumpió.

–A lo mejor la fiera es eso…, un fantasma. La asamblea se sintió como sacudida por un fuerte viento.

–Estáis hablando todos fuera de turno – dijo Ralph -, y no se puede tener una asamblea como es debido si no se guardan las reglas.

Calló una vez más. Su cuidadoso programa para aquella asamblea se había venido a tierra. – ¿Qué puedo deciros? Hice mal en convocar una asamblea a estas horas. Pero podemos votar sobre eso; sobre los fantasmas, quiero decir. Y después nos vamos todos a los refugios, porque estamos cansados. No… ¿eres tú, Jack?… espera un momento. Os voy a decir aquí y ahora que no creo en fantasmas. Por lo menos eso me parece. Pero no me gusta pensar en ellos. Digo ahora, en la oscuridad. Bueno, pero íbamos a arreglar las cosas.

Alzó la caracola.

–Y supongo que una de esas cosas que hay que arreglar es saber si existen fantasmas o no…

Se paró un momento a pensar y después formuló la pregunta: – ¿Quién cree que pueden existir fantasmas?

Hubo un largo silencio y aparente inmovilidad. Después, Ralph contó en la penumbra las manos que se habían alzado. Dijo con sequedad:

–Ya.

El mundo, aquel mundo comprensible y racional, se escapaba sin sentir. Antes se podía distinguir una cosa de otra, pero ahora… y, además, el barco se había ido.

Alguien le arrebató la caracola de las manos y la voz de Piggy chilló. – ¡Yo no voté por ningún fantasma! Se volvió hacia la asamblea. – ¡Ya podéis acordaros de eso! Le oyeron patalear. – ¿Qué es lo que somos? ¿Personas? ¿O animales? ¿O salvajes? ¿Que van a pensar de nosotros los mayores? Corriendo por ahí…, cazando cerdos…, dejando que se apague la hoguera…, ¡y ahora!

Una sombra tempestuosa se le enfrentó. – ¡Cállate ya, gordo asqueroso!

Hubo un momento de lucha y la caracola brilló en movimiento.

Ralph saltó de su asiento. – ¡Jack! ¡Jack! ¡Tú no tienes la caracola! Déjale hablar.

El rostro de Jack flotaba junto al suyo. – ¡Y tú también te callas! ¿Quién te has creído que eres? Ahí sentado… diciéndole a la gente lo que tiene que hacer. No sabes cazar, ni cantar.

–Soy el jefe. Me eligieron. – ¿Y que más da que te elijan o no? No haces más que dar órdenes estúpidas…

–Piggy tiene la caracola. – ¡Eso es, dale la razón a Piggy, como siempre! – ¡Jack!

La voz de Jack sonó con amarga mímica: – ¡Jack! ¡Jack! – ¡Las reglas! – gritó Ralph – ¡Estás rompiendo las reglas! – ¿Y qué importa?

Ralph apeló a su propio buen juicio. – ¡Las reglas son lo único que tenemos! Jack le rebatía a gritos. – ¡Al cuerno las reglas! ¡Somos fuertes…, cazamos! ¡Si hay una fiera, iremos por ella! ¡La cercaremos, y con un golpe, y otro, y otro…!

Con un alarido frenético saltó hacia la pálida arena. Al instante se llenó la plataforma de ruido y animación, de brincos, gritos y risas. La asamblea se dispersó; todos salieron corriendo en alocada desbandada desde las palmeras en dirección a la playa y después a lo largo de ella, hasta perderse en la oscuridad de la noche. Ralph, sintiendo la caracola junto a su mejilla, se la quitó a Piggy. – ¿Qué van a decir las personas mayores? – exclamó Piggy de nuevo -. ¡Mira esos!

De la playa llegaba el ruido de una fingida cacería, de risas histéricas y de auténtico terror.

–Que suene la caracola, Ralph. Piggy se encontraba tan cerca que Ralph pudo ver el destello de su único cristal.

–Tenemos que cuidar del fuego, ¿es que no se dan cuenta? Ahora tienes que ponerte duro. Oblígales a hacer lo que les mandas.

Ralph respondió con el indeciso tono de quien está aprendiéndose un teorema.

–Si toco la caracola y no vuelven, entonces sí que se acabó todo. Ya no habrá hoguera. Seremos igual que los animales. No nos rescatarán jamás.

–Si no llamas vamos a ser como animales de todos modos, y muy pronto. No puedo ver lo que hacen, pero les oigo.

Las dispersas figuras se habían reunido de nuevo en la arena y formaban una masa compacta y negra en continuo movimiento. Canturreaban algo, pero los pequeños, cansados ya, se iban alejando con pasos torpes y llorando a viva voz. Ralph se llevó la caracola a los labios, pero en seguida bajó el brazo.

–Lo malo es que… ¿Existen los fantasmas, Piggy? ¿O los monstruos?

–Pues claro que no. – ¿Por qué estás tan seguro?

–Porque si no las cosas no tendrían sentido. Las casas, y las calles, y… la tele…, nada de eso funcionaría.

Los muchachos se habían alejado bailando y cantando, y las palabras de su cántico se perdían con ellos en la lejanía. – ¡Pero suponte que no tengan sentido! ¡Que no tengan sentido aquí en la isla! ¡Suponte que hay cosas que nos están viendo y que esperan!

Ralph, sacudido por un temblor, se arrimó a Piggy y ambos se sobresaltaron al sentir el roce de sus cuerpos. – ¡Deja de hablar así! Ya tenemos bastantes problemas, Ralph, y ya no aguanto más. Si hay fantasmas…

–Debería renunciar a ser jefe. Tú escúchales. – ¡No, Ralph! ¡Por favor! Piggy apretó el brazo de Ralph.

–Si Jack fuese jefe no haríamos otra cosa que cazar, y no habría hoguera. Tendríamos que quedarnos aquí hasta la muerte.

Su voz se elevó en un chillido. – ¿Quién está ahí sentado?

–Yo, Simón.

–Pues vaya un grupo que hacemos – dijo Ralph -. Tres ratones ciegos. Voy a renunciar.

–Si renuncias – dijo Piggy en un aterrado murmullo -, ¿qué me va a pasar a mí?

–Nada.

–Me odia. No sé por qué; pero si se le deja hacer lo que quiere… A ti no te pasaría nada, te tiene respeto. Además, tú podrías defenderte.

–Tú tampoco te quedaste corto hace un momento en esa pelea.

–Yo tenía la caracola – dijo Piggy sencillamente -. Tenía derecho a hablar.

5. El monstruo del mar (3) 5. Das Seeungeheuer (3) 5. The sea monster (3) 5. Le monstre marin (3) 5. Il mostro marino (3) 5. Potwór morski (3) 5. O monstro marinho (3) 5. морське чудовисько (3)

Pero Percival Wemys Madison no quería callar. But Percival Wemys Madison would not remain silent. Habían perforado un manantial que no cedía ni a la autoridad ni a la presión física. They had drilled a spring that yielded neither to authority nor to physical pressure. Gemido tras gemido continuó su llanto, que parecía haber clavado al niño, derecho como una estaca, al suelo. – ¡Cállate! ¡Cállate!

Los peques habían roto el silencio. Recordaban también sus propias penas y quizá sintiesen que compartían un dolor universal. Se unieron en simpatía a Percival en su llanto; dos de ellos, sollozando casi tan fuerte.

Maurice fue la salvación. Gritó: – ¡Miradme!

Fingió caerse. Se frotó el trasero y se sentó en el tronco columpio hasta conseguir caerse sobre la hierba. No era un gran payaso, pero logró que Percival y los otros se fijaran en él, suspirasen y empezaran a reírse. Al cabo de un rato reían tan cómicamente que hasta los mayores se unieron a ellos. Nach einer Weile lachten sie so komisch, dass sogar die Erwachsenen mitmachten.

Jack fue el primero en hacerse oír. Jack was the first to make himself heard. No tenía la caracola y, por tanto, rompía las reglas, pero a nadie le importó. – ¿Y qué hay de esa fiera?

Algo raro le ocurría a Percival. Bostezó y se tambaleó de tal modo que Jack le agarró por los brazos y le sacudió. – ¿Dónde vive la fiera?

El cuerpo de Percival se escurría inerme. Percivals Körper glitt hilflos dahin. Percival's body slipped helplessly.

–Tiene que ser una fiera muy lista – dijo Piggy en guasa – si puede esconderse en esta isla. -She must be a very clever beast," said Piggy jokingly, "if she can hide on this island.

–Jack ha estado por todas partes… – ¿Dónde podría vivir una fiera? –Jack has been everywhere… –Where could a wild beast live? – ¿Qué fiera ni que ocho cuartos? - Welche Bestie? – What beast or eight quarters? Percival masculló algo y la asamblea volvió a reír.

Ralph se inclinó. – ¿Qué dice?

Jack escuchó la respuesta de Percival y después le soltó. El niño, al verse libre y rodeado de la confortable presencia de otros seres humanos, se dejó caer sobre la tupida hierba y se durmió: Der Junge, der sich frei und von der angenehmen Gegenwart anderer Menschen umgeben fühlte, ließ sich auf das dichte Gras fallen und schlief ein:

Jack se aclaró la garganta y les comunicó tranquilamente: Jack cleared his throat and quietly told them:

–Dice que la fiera sale del mar. -He says that the beast comes out of the sea.

Se desvaneció la última risa. The last laugh faded. Ralph, a quien veían como una forma negra y encorvada frente a la laguna, se volvió sin querer. Ralph, seen as a hunched black shape in front of the lagoon, turned involuntarily. Toda la asamblea siguió la dirección de su mirada; contemplaron la vasta superficie de agua y la alta mar detrás, la misteriosa extensión añil de infinitas posibilidades; escucharon en silencio los murmullos y el susurro del arrecife.

Habló Maurice, en un tono tan alto que se sobresaltaron. Maurice spoke, in a tone so loud that they were startled.

–Papá me ha dicho que todavía no se conocen todos los animales que viven en el mar. -Dad told me that not all the animals that live in the sea are known yet.

Comenzó de nuevo la polémica. The controversy began again. Ralph ofreció la centellante caracola a Maurice, quien la recibió obedientemente. Ralph offered the sparkling conch shell to Maurice, who received it obediently. La reunión se apaciguó.

–Quiero decir que lo que nos ha dicho Jack, que uno tiene miedo porque la gente siempre tiene miedo, es verdad. -Ich möchte sagen, dass das, was Jack uns gesagt hat, dass Sie Angst haben, weil die Menschen immer Angst haben, wahr ist. -I want to say that what Jack told us, that you are afraid because people are always afraid, is true. Pero eso de que sólo hay cerdos en esta isla supongo que será cierto, pero nadie puede saberlo, no lo puede saber del todo. But that there are only pigs on this island I suppose it will be true, but no one can know, can't know at all. Quiero decir que no se puede estar seguro – Maurice tomó aliento -. I mean you can't be sure.” Maurice took a breath. Papá dice que hay cosas, esas cosas que echan tinta, los calamares, que miden cien tos de metros y se comen ballenas enteras. Dad says there are things, those things that spill ink, squid, that are a hundred meters long and eat whole whales.

De nuevo guardó silencio y rió alegremente. Again he was silent and laughed happily.

–Yo no creo que exista esa fiera, claro que no. -I don't believe there is such a beast, of course not. Como dice Piggy, la vida es una cosa científica, pero no se puede estar seguro de nada, ¿verdad? Quiero decir, no de) todo.

Alguien gritó: – ¡Un calamar no puede salir del agua! – ¡Sí que puede! - Yes you can! – ¡No puede!

Pronto se llenó la plataforma de sombras que discutían y se agitaban. Ralph, que aún permanecía sentado, temió que todo aquello fuese el comienzo de la locura. Ralph, who was still seated, feared that this was the beginning of madness. Miedo y fieras… pero no se reconocía que lo esencial era la hoguera, y cuando uno trataba de aclarar las cosas la discusión se desgarraba hacia un asunto nuevo y desagradable. Angst und Wut... aber man erkannte nicht, dass es in erster Linie um das Lagerfeuer ging, und wenn man versuchte, die Dinge zu klären, wurde die Diskussion in ein neues und unangenehmes Thema gerissen. Fear and wild beasts... but there was no recognition that the essential thing was the bonfire, and when one tried to clarify things the discussion was torn into a new and unpleasant matter.

Logró ver algo blanco en la oscuridad, cerca de él. He managed to see something white in the darkness, close to him. Le arrebató la caracola a Maurice y sopló con todas sus fuerzas. He snatched the conch shell from Maurice and blew with all his might. La asamblea, sobresaltada, quedó en silencio. The startled assembly fell silent. Simón estaba a su lado, extendiendo las manos hacia la caracola. Sentía una arriesgada necesidad de hablar, pero hablar ante una asamblea le resultaba algo aterrador. He felt a dangerous need to speak, but speaking before an assembly was terrifying.

–Quizá – dijo con vacilación -, quizá haya una fiera. -Perhaps," he said hesitantly, "perhaps there is a beast. La asamblea lanzó un grito terrible y Ralph se levantó asombrado. The assembly raised a terrible cry, and Ralph stood up in amazement. – ¿Tú, Simón? ¿Tú crees en eso?

–No lo sé – dijo Simón. "I don't know," Simon said. Los latidos del corazón le ahogaban -. His heartbeat was choking him. Pero… Estalló la tormenta. But... The storm broke. – ¡Siéntate! - Sit down! – ¡Cállate la boca! – ¡Coge la caracola! - Take the conch! – ¡Que te den por…! – Fuck you for…! – ¡Cállate! Ralph gritó: – ¡Escuchadle! Ralph yelled, “Listen to him! ¡Tiene la caracola!

–Lo que quiero decir es que… a lo mejor somos nosotros. -Was ich meine ist... vielleicht sind wir es. -What I mean is that... maybe it's us. – ¡Narices! – Noses!

Era Piggy, a quien el asombro le había hecho olvidarse de todo decoro. It was Piggy, whose astonishment had made him forget all propriety. Simón prosiguió:

–Puede que seamos algo… We may be something...

A pesar de su esfuerzo por expresar la debilidad fundamental de la humanidad, Simón no encontraba palabras. Trotz seiner Bemühungen, die grundsätzliche Schwäche der Menschheit zum Ausdruck zu bringen, fehlten Simon die Worte. De pronto, se sintió inspirado. Suddenly, he felt inspired. – ¿Cuál es la cosa más sucia que hay?

Como respuesta, Jack dejó caer en el turbado silencio que siguió una palabra tan vulgar como expresiva. In response, Jack let fall into the embarrassed silence that followed a word as vulgar as it was expressive. La sensación de alivio que todos sintieron fue como un paroxismo. The sense of relief everyone felt was like a paroxysm.

Los pequeños, que se habían vuelto a sentar en el columpio, se cayeron de nuevo, sin importarles. The little ones, who had sat back down on the swing, fell down again, not caring. Los cazadores gritaban divertidos. The hunters shouted with amusement.

El vano esfuerzo de Simón se desplomó sobre él en ruinas; las risas le herían como golpes crueles y, acobardado e indefenso, regresó a su asiento.

Por fin reinó de nuevo el silencio.

Alguien habló fuera de turno.

–A lo mejor quiere decir que es algún fantasma. -Vielleicht meint er, dass es ein Geist ist. "Maybe it means it's a ghost."

Ralph alzó la caracola y escudriñó en la penumbra..El lugar más alumbrado era la pálida playa. Ralph lifted the conch shell and peered into the gloom...The brightest spot was the pale beach. ¿Estarían los peques con ellos? Würden die Kinder bei ihnen sein? Would the little ones be with them? Sí, no había duda, se habían acurrucado en el centro, sobre la hierba, formando un apretado nudo de cuerpos. Una ráfaga de aire sacudió las palmeras, cuyo murmullo se agigantó ahora en la oscuridad y el silencio. A gust of air shook the palm trees, whose murmur now grew louder in the darkness and silence. Dos troncos grises rozaron uno contra otro, con un agorero crujido que nadie había percibido durante el día. Two gray trunks brushed against each other, with an ominous creak that no one had noticed during the day.

Piggy le quitó la caracola. Piggy took the conch from him. Su voz parecía indignada. His voice sounded indignant. – ¡Nunca he creído en fantasmas…, nunca! - I have never believed in ghosts..., never! También Jack se había levantado, absolutamente furioso. Jack had also stood up, absolutely furious. – ¿Qué nos importa lo que tú creas? - What do we care what you think? ¡Gordo! Fatty! – ¡Tengo la caracola!

Se oyó el ruido de una breve escaramuza y la caracola cruzó de un lado a otro. The sound of a brief skirmish was heard and the conch crossed back and forth. – ¡Devuélveme la caracola! – Give me back the conch!

Ralph se interpuso y recibió un golpe en el pecho. Ralph stepped in and was hit in the chest. Logró recuperar la caracola, sin saber cómo, y se sentó sin aliento. He managed to retrieve the conch, without knowing how, and sat down breathlessly.

–Ya hemos hablado bastante de fantasmas. -We've talked enough about ghosts. Debíamos haber dejado todo esto para la mañana.

Una voz apagada y anónima le interrumpió. A muffled, anonymous voice interrupted him.

–A lo mejor la fiera es eso…, un fantasma. –Maybe the beast is that… a ghost. La asamblea se sintió como sacudida por un fuerte viento.

–Estáis hablando todos fuera de turno – dijo Ralph -, y no se puede tener una asamblea como es debido si no se guardan las reglas. "You're all talking out of turn," Ralph said, "and you can't have a proper meeting if you don't keep the rules."

Calló una vez más. He fell silent once again. Su cuidadoso programa para aquella asamblea se había venido a tierra. His careful schedule for that convention had run aground. – ¿Qué puedo deciros? – What can I tell you? Hice mal en convocar una asamblea a estas horas. I was wrong to call an assembly at this hour. Pero podemos votar sobre eso; sobre los fantasmas, quiero decir. But we can vote on that; on ghosts, I mean. Y después nos vamos todos a los refugios, porque estamos cansados. And then we all go to the shelters, because we are tired. No… ¿eres tú, Jack?… espera un momento. No... is that you, Jack?... wait a minute. Os voy a decir aquí y ahora que no creo en fantasmas. I'm going to tell you here and now that I don't believe in ghosts. Por lo menos eso me parece. At least that's what it seems to me. Pero no me gusta pensar en ellos. But I don't like to think about them. Digo ahora, en la oscuridad. I say now, in the dark. Bueno, pero íbamos a arreglar las cosas. Okay, but we were going to fix things.

Alzó la caracola.

–Y supongo que una de esas cosas que hay que arreglar es saber si existen fantasmas o no…

Se paró un momento a pensar y después formuló la pregunta: – ¿Quién cree que pueden existir fantasmas? He paused for a moment to think and then asked the question: - Who believes that ghosts can exist?

Hubo un largo silencio y aparente inmovilidad. There was a long silence and apparent immobility. Después, Ralph contó en la penumbra las manos que se habían alzado. Dijo con sequedad: He said dryly:

–Ya. -Ya.

El mundo, aquel mundo comprensible y racional, se escapaba sin sentir. The world, that comprehensible and rational world, was escaping without feeling. Antes se podía distinguir una cosa de otra, pero ahora… y, además, el barco se había ido. Before you could tell one thing from another, but now… and, besides, the ship was gone.

Alguien le arrebató la caracola de las manos y la voz de Piggy chilló. – ¡Yo no voté por ningún fantasma! – I did not vote for any ghost! Se volvió hacia la asamblea. He turned to the assembly. – ¡Ya podéis acordaros de eso! - You can remember that! Le oyeron patalear. They heard him kick. – ¿Qué es lo que somos? - What we are? ¿Personas? ¿O animales? ¿O salvajes? ¿Que van a pensar de nosotros los mayores? What will the adults think of us? Corriendo por ahí…, cazando cerdos…, dejando que se apague la hoguera…, ¡y ahora! Running around..., hunting pigs..., letting the bonfire go out..., and now!

Una sombra tempestuosa se le enfrentó. A stormy shadow confronted him. – ¡Cállate ya, gordo asqueroso! - Shut up already, you fat creep!

Hubo un momento de lucha y la caracola brilló en movimiento. There was a moment of struggle and the conch shone in motion.

Ralph saltó de su asiento. – ¡Jack! ¡Jack! ¡Tú no tienes la caracola! Déjale hablar. Let him speak.

El rostro de Jack flotaba junto al suyo. Jack's face floated next to hers. – ¡Y tú también te callas! - And you shut up too! ¿Quién te has creído que eres? Who do you think you are? Ahí sentado… diciéndole a la gente lo que tiene que hacer. Sitting there... telling people what to do. No sabes cazar, ni cantar. You don't know how to hunt or sing.

–Soy el jefe. Me eligieron. They chose me. – ¿Y que más da que te elijan o no? - Welchen Unterschied macht es, ob Sie gewählt werden oder nicht? – And what difference does it make if they choose you or not? No haces más que dar órdenes estúpidas… Alles, was du tust, ist, dumme Befehle zu geben...

–Piggy tiene la caracola. – ¡Eso es, dale la razón a Piggy, como siempre! - That's right, give it to Piggy, as usual! – ¡Jack!

La voz de Jack sonó con amarga mímica: – ¡Jack! Jack's voice rang out in bitter mimicry: - Jack! ¡Jack! – ¡Las reglas! – gritó Ralph – ¡Estás rompiendo las reglas! – ¿Y qué importa? - So what does it matter?

Ralph apeló a su propio buen juicio. Ralph appealed to his own better judgment. – ¡Las reglas son lo único que tenemos! - Rules are all we have! Jack le rebatía a gritos. Jack yelled at him. – ¡Al cuerno las reglas! - To hell with the rules! ¡Somos fuertes…, cazamos! ¡Si hay una fiera, iremos por ella! If there is a beast, we will go for it! ¡La cercaremos, y con un golpe, y otro, y otro…!

Con un alarido frenético saltó hacia la pálida arena. With a frantic yell he leaped onto the pale sand. Al instante se llenó la plataforma de ruido y animación, de brincos, gritos y risas. La asamblea se dispersó; todos salieron corriendo en alocada desbandada desde las palmeras en dirección a la playa y después a lo largo de ella, hasta perderse en la oscuridad de la noche. The assembly dispersed; everyone ran in a mad scattering from the palm trees in the direction of the beach and then along it, until they were lost in the darkness of the night. Ralph, sintiendo la caracola junto a su mejilla, se la quitó a Piggy. Ralph, feeling the conch close to his cheek, took it from Piggy. – ¿Qué van a decir las personas mayores? – exclamó Piggy de nuevo -. ¡Mira esos!

De la playa llegaba el ruido de una fingida cacería, de risas histéricas y de auténtico terror. From the beach came the sound of a mock hunt, of hysterical laughter and real terror.

–Que suene la caracola, Ralph. 'Blow the conch, Ralph. Piggy se encontraba tan cerca que Ralph pudo ver el destello de su único cristal. Piggy was so close that Ralph could see the glint of his single crystal.

–Tenemos que cuidar del fuego, ¿es que no se dan cuenta? –We have to take care of the fire, don't you realize? Ahora tienes que ponerte duro. Now you have to get tough. Oblígales a hacer lo que les mandas. Make them do what you tell them to do.

Ralph respondió con el indeciso tono de quien está aprendiéndose un teorema. Ralph antwortete mit dem zögerlichen Tonfall von jemandem, der ein Theorem lernt. Ralph responded with the hesitant tone of someone learning a theorem.

–Si toco la caracola y no vuelven, entonces sí que se acabó todo. –If I touch the shell and they don't come back, then it's all over. Ya no habrá hoguera. There will no longer be a bonfire. Seremos igual que los animales. No nos rescatarán jamás. They will never rescue us.

–Si no llamas vamos a ser como animales de todos modos, y muy pronto. “If you don't call we're going to be like animals anyway, and very soon. No puedo ver lo que hacen, pero les oigo. I can't see what they're doing, but I can hear them.

Las dispersas figuras se habían reunido de nuevo en la arena y formaban una masa compacta y negra en continuo movimiento. Canturreaban algo, pero los pequeños, cansados ya, se iban alejando con pasos torpes y llorando a viva voz. They were humming something, but the little ones, already tired, went away with clumsy steps and crying loudly. Ralph se llevó la caracola a los labios, pero en seguida bajó el brazo.

–Lo malo es que… ¿Existen los fantasmas, Piggy? "The bad thing is that... Do ghosts exist, Piggy?" ¿O los monstruos?

–Pues claro que no. – ¿Por qué estás tan seguro?

–Porque si no las cosas no tendrían sentido. –Because otherwise things would not make sense. Las casas, y las calles, y… la tele…, nada de eso funcionaría.

Los muchachos se habían alejado bailando y cantando, y las palabras de su cántico se perdían con ellos en la lejanía. The boys had danced and sung away, and the words of their song were lost with them in the distance. – ¡Pero suponte que no tengan sentido! - But suppose they don't make sense! ¡Que no tengan sentido aquí en la isla! Dass sie hier auf der Insel keinen Sinn machen! That they don't make sense here on the island! ¡Suponte que hay cosas que nos están viendo y que esperan! Suppose there are things that are watching us and waiting!

Ralph, sacudido por un temblor, se arrimó a Piggy y ambos se sobresaltaron al sentir el roce de sus cuerpos. Ralph, shaken by a tremor, snuggled closer to Piggy and both were startled by the feel of their bodies rubbing together. – ¡Deja de hablar así! - Stop talking like that! Ya tenemos bastantes problemas, Ralph, y ya no aguanto más. We have enough problems as it is, Ralph, and I can't take it anymore. Si hay fantasmas…

–Debería renunciar a ser jefe. -I should resign as chief. Tú escúchales. You listen to them. – ¡No, Ralph! ¡Por favor! Piggy apretó el brazo de Ralph. Piggy squeezed Ralph's arm.

–Si Jack fuese jefe no haríamos otra cosa que cazar, y no habría hoguera. "If Jack were chief we'd do nothing but hunt, and there'd be no bonfire." Tendríamos que quedarnos aquí hasta la muerte.

Su voz se elevó en un chillido. – ¿Quién está ahí sentado? - Wer sitzt denn da? – Who is sitting there?

–Yo, Simón.

–Pues vaya un grupo que hacemos – dijo Ralph -. -Well, what a group we make," said Ralph. Tres ratones ciegos. Three blind mice. Voy a renunciar. I'm going to quit.

–Si renuncias – dijo Piggy en un aterrado murmullo -, ¿qué me va a pasar a mí?

–Nada.

–Me odia. -Hates me. No sé por qué; pero si se le deja hacer lo que quiere… A ti no te pasaría nada, te tiene respeto. Ich weiß nicht, warum, aber wenn du ihn machen lässt, was er will, wird dir nichts passieren, er hat Respekt vor dir. I do not know why; but if he is allowed to do what he wants... Nothing would happen to you, he respects you. Además, tú podrías defenderte. Besides, you could defend yourself.

–Tú tampoco te quedaste corto hace un momento en esa pelea. -Du hast auch in diesem Kampf nicht schlecht abgeschnitten. “You didn't come up short just now in that fight either.

–Yo tenía la caracola – dijo Piggy sencillamente -. 'I had the conch,' said Piggy simply. Tenía derecho a hablar. He had the right to speak.