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Niebla - Unamuno, XVII

XVII

—¿Te acuerdas, Augusto —le decía Víctor—, de aquel don Eloíno Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro?

—¿Aquel empleado de Hacienda tan aficionado a correrla, sobre todo de lo baratito?

—El mismo. Pues bien... ¡se ha casado!

—¡Valiente carcamal se lleva la que haya cargado con él!

—Pero lo estupendo es su manera de casarse. Entérate y vé tomando notas. Ya sabrás que don Eloíno Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro, a pesar de sus apellidos, apenas si tiene sobre qué caerse muerto ni más que su sueldo en Hacienda, y que está, además, completamente averiado de salud.

—Tal vida ha llevado.

—Pues el pobre padece una afección cardiaca de la que no puede recobrarse. Sus días están contados. Acaba de salir de un achuchón gravísimo, que le ha puesto a las puertas de la muerte y le ha llevado al matrimonio, pero a otro... revienta. Es el caso que el pobre hombre andaba de casa en casa de huéspedes y de todas partes tenía que salir, porque por cuatro pesetas no pueden pedirse gollerías ni canguingos en mojo de gato y él era muy exigente. Y no del todo limpio. Y así rodando de casa en casa fue a dar a la de una venerable patrona, y entrada en años, mayor que él que, como sabes, más cerca anda de los sesenta que de los cincuenta, y viuda dos veces; la primera, de un carpintero que se suicidó tirándose de un andamio a la calle, y a quien recuerda a menudo como su Rogelio, y la segunda, de un sargento de carabineros que le dejó al morir un capitalito que le da una peseta al día. Y hete aquí que hallándose en casa de esta señora viuda da mi don Eloíno en ponerse malo, muy malo, tan malo que la cosa parecía sin remedio y que se moría. Llamaron primero a que le viera don José, y luego a don Valentín. Y el hombre, ¡a morir! Y su enfermedad pedía tantos y tales cuidados, y a las veces no del todo aseados, que monopolizaba a la patrona, y los otros huéspedes empezaban ya a amenazar con marcharse. Y don Eloíno, que no podía pagar mucho más, y la doble viuda diciéndole que no podía tenerle más en su casa, pues le estaba perjudicando el negocio. «Pero ¡por Dios, señora, por caridad! —parece que le decía él— ¿Adónde voy yo en este estado, en qué otra casa van a recibirme? Si usted me echa tendré que ir a morirme al hospital... ¡Por Dios, por caridad!, ¡para los días que he de vivir...!» Porque él estaba convencido de que se moría y muy pronto. Pero ella, por su parte, lo que es natural, que su casa no era hospital, que vivía de su negocio y que se estaba ya perjudicando. Cuando en esto a uno de los compañeros de oficina de don Eloíno se le ocurre una idea salvadora, y fue que le dijo: «Usted no tiene, don Eloíno, sino un medio de que esta buena señora se avenga a tenerle en su casa mientras viva.» «¿Cuál?», preguntó él. «Primero —le dijo el amigo— sepamos lo que usted se cree de su enfermedad.» «Ah, pues yo, que he de durar poco, muy poco; acaso no lleguen a verme con vida mis hermanos.» «¿Tan mal se cree usted?» «Me siento morir...» «Pues si así es, le queda un medio de conseguir que esta buena mujer no le ponga de patitas en la calle, obligándole a irse al hospital.» «Y ¿cuál es?» «Casarse con ella.» «¿Casarme con ella?, ¿con la patrona? ¿Quién, yo? ¡Un Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro! ¡Hombre, no estoy para bromas!» Y parece que la ocurrencia le hizo un efecto tal que a poco se queda en ella.

—Y no es para menos.

—Pero el amigo, así que él se repuso de la primera sorpresa, le hizo ver que casándose con la patrona le dejaba trece duros mensuales de viudedad, que de otro modo no aprovecharía nadie y se irían al Estado. Ya ves tú...

—Sí, sé de más de uno, amigo Víctor, que se ha casado nada mas que para que el Estado no se ahorrase una viudedad. ¡Eso es civismo!

—Pero si don Eloíno rechazó indignado tal proposición, figúrate lo que diría la patrona: «¿Yo? ¿Casarme yo, a mis años, y por tercera vez, con ese carcamal? ¡Qué asco!» Pero se informó del médico, le aseguraron que no le quedaban a don Eloíno sino muy pocos días de vida, y diciendo: «La verdad es que trece duros al mes me arreglan», acabó aceptándolo. Y entonces se le llamó al párroco, al bueno de don Matías, varón apostólico, como sabes, para que acabase de convencer al desahuciado. «Sí, sí, sí —dijo don Matías—; sí, ¡pobrecito!, ¡pobrecito!» Y le convenció. Llamó luego don Eloíno a Correíta y dicen que le dijo que quería reconciliarse con él —estaban reñidos—, y que fuese testigo de su boda. «Pero ¿se casa usted, don Eloíno?» «Sí, Correíta, sí, ¡me caso con la patrona!, ¡con doña Sinfo! ; ¡yo, un Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro, figúrate! Yo porque me cuide los pocos días de vida que me queden... no sé si llegarán mis hermanos a tiempo de verme vivo... y ella por los trece duros de viudedad que le dejo.» Y cuentan que cuando Correíta se fue a su casa y se lo contó todo, como es natural, a su mujer, a Emilia, esta exclamó: «Pero ¡tú eres un majadero, Pepe! ¿Por qué no le dijiste que se casase con Encarna —Encarnación es una criada, ni joven ni guapa, que llevó Emilia como de dote a su matrimonio—, que le habría cuidado por los trece duros de viudedad tan bien como esa tía?» Y es fama que la Encarna añadió: «Tiene usted razón, señorita; también yo me hubiera casado con él y le habría cuidado lo que viviese, que no será mucho, por trece duros.»

—Pero todo eso, Víctor, parece inventado.

—Pues no lo es. Hay cosas que no se inventan. Y aún falta lo mejor. Y me contaba don Valentín, que es después de don José quien ha estado tratando a don Eloíno, que al ir un día a verle y encontrarse con don Matías revestido, creyó que era para darle la Extremaunción al enfermo, y le dicen que estaba casándole. Y al volver más tarde le acompañó hasta la puerta la recién casada patrona, ¡por tercera vez!, y con voz compungida y ansiosa le preguntaba: «Pero, diga usted, don Valentín, ¿vivirá?, ¿vivirá todavía?» «No, señora, no; es cuestión de díás...» «Se morirá pronto, ¿eh?» «Sí, muy pronto.» «Pero ¿de veras se morirá?»

—¡Qué enormidad!

—Y no es todo. Don Valentín ordenó que no se le diese al enfermo más que leche, y de esta poquita de cada vez, pero doña Sinfo decía a otro huésped: «¡Quiá! ¡yo le doy de todo lo que me pida! ¡A qué quitarle sus gustos si ha de vivir tan poco...!» Y luego ordenó que le diese unas ayudas, y ella decía: «¿Unas ayudas? ¡Uf, qué asco! ¿A ese tío carcamal? ¡Yo, no, yo no! ¡Si hubiese sido a alguno de los otros dos, a los que quería, con los que me casé por mi gusto! Pero ¿a este?, ¿unas ayudas? ¿Yo? ¡Como no...!»

—¡Todo esto es fantástico!

—No, es histórico. Y llegaron unos hermanos de don Eloíno, hermano y hermana, y él decía abrumado por la desgracia: «¡Casarse mi hermano, mi hermano, un Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro, con la patrona de la calle de Pellejeros!, ¡mi hermano, hijo de un presidente que fue de la Audiencia de Zaragoza, de Za-ra-go-za, con una... doña Sinfo!» Estaba aterrado. Y la viuda del suicida y recién casada con el desahuciado se decía: «Y ahora verá usted, como si lo viera, ¡con esto de que somos cuñados se irán sin pagarme el pupilaje, cuando yo vivo de esto!» Y parece que le pagaron, sí, el pupilaje, y se lo pagó el marido, pero se llevaron un bastón de puño de oro que él tenía.

—¿Y murió?

—Sí, bastante después. Mejoró, mejoró bastante. Y ella, la patrona, decía: «De esto tiene la culpa ese don Valentín, que le ha entendido la enfermedad... Mejor era el otro, don José, que no se la entendía. Si sólo le hubiese tratado él, ya estaría muerto, y no que ahora me va a fastidiar.» Ella, doña Sinfo, tiene, además de los hijos del primer marido, una hija del segundo, del carabinero, y a poco de haberse casado le decía don Eloíno: «Ven, ven acá; ven, ven que te dé un beso, que ya soy tu padre, eres hija mía...» «Hija, no —decía la madre, ¡ahijada!» «¡Hijastra, señora, hijastra! Ven acá... os dejo bien...» Y es fama que la madre refunfuñaba: «¡Y el sinvergüenza no lo hacía más que para sobarla...! ¡Habráse visto...!» Y luego vino, como es natural, la ruptura. «Esto fue un engaño, nada más que un engaño, don Eloíno, porque si me casé con usted fue porque me aseguraron que usted se moría y muy pronto, que si no... ¡pa chasco! Me han engañado, me han engañado.» «También a mí me han engañado, señora. Y ¿qué quería usted que hubiese yo hecho? ¿Morirme por darle gusto?» «Eso era lo convenido.» «Ya me moriré, señora, ya me moriré... y antes que quisiera. ¡Un Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro!»

Y riñeron por cuestión de unos cuartos más o menos de pupilaje, y acabó ella por echarle de casa. «¡Adiós, don Eloíno, que le vaya a usted bien!» «Quede usted con Dios, doña Sinfo.» Y al fin se ha muerto el tercer marido de esta señora dejándola 2,15 pesetas diarias, y además le han dado 500 para lutos. Por supuesto, que no las ha empleado en tales lutos. A lo más le ha sacado un par de misas, por remordimiento y por gratitud a los trece duros de viudedad.

—Pero ¡qué cosas, Dios mío!

—Cosas que no se inventan, que no es posible inventar. Ahora estoy recogiendo más datos de esta tragicomedia, de esta farsa fúnebre. Pensé primero hacer de ello un sainete; pero considerándolo mejor he decidido meterlo de cualquier manera, como Cervantes metió en su Quijote aquellas novelas que en él figuran, en una novela que estoy escribiendo para desquitarme de los quebraderos de cabeza que me da el embarazo de mi mujer.

—Pero ¿te has metido a escribir una novela?

—¿Y qué quieres que hiciese?

—¿Y cuál es su argumento, si se puede saber?

—Mi novela no tiene argumento, o mejor dicho, será el que vaya saliendo. El argumento se hace él solo.

—¿Y cómo es eso?

—Pues mira, un día de estos que no sabía bien qué pacer, pero sentía ansia de hacer algo, una comezón muy íntima, un escarabajeo de la fantasía, me dije: voy a escribir una novela, pero voy a escribirla como se vive, sin saber lo que vendrá. Me senté, cogí unas cuartillas y empecé lo primero que se me ocurrió, sin saber lo que seguiría, sin plan alguno. Mis personajes se irán haciendo según obren y hablen, sobre todo según hablen; su carácter se irá formando poco a poco. Y a las veces su carácter será el de no tenerlo.

—Sí, como el mío.

—No sé. Ello irá saliendo. Yo me dejo llevar.

—¿Y hay psicología?, ¿descripciones?

—Lo que hay es diálogo; sobre todo diálogo. La cosa es que los personajes hablen, que hablen mucho, aunque no digan nada.

—Eso te lo habrá insinuado Elena, ¿eh?

—¿Por qué?

—Porque una vez que me pidió una novela para matar el tiempo, recuerdo que me dijo que tuviese mucho diálogo y muy cortado.

—Sí, cuando en una que lee se encuentra con largas descripciones, sermones o relatos, los salta diciendo: ¡paja!, ¡paja!, ¡paja! Para ella sólo el diálogo no es paja. Y ya ves tú, puede muy bien repartirse un sermón en un diálogo...

—¿Y por qué será esto?...

—Pues porque a la gente le gusta la conversación por la conversación misma, aunque no diga nada. Hay quien no resiste un discurso de media hora y se está tres horas charlando en un café. Es el encanto de la conversación, de hablar por hablar, del hablar roto a interrumpido.

—También a mí el tono de discurso me carga...

—Sí, es la complacencia del hombre en el habla, y en el habla viva... Y sobre todo que parezca que el autor no dice las cosas por sí, no nos molesta con su personalidad, con su yo satánico. Aunque, por supuesto, todo lo que digan mis personajes lo digo yo...

—Eso hasta cierto punto...

—¿Cómo hasta cierto punto?

—Sí, que empezarás creyendo que los llevas tú, de tu mano, y es fácil que acabes convenciéndote de que son ellos los que te llevan. Es muy frecuente que un autor acabe por ser juguete de sus ficciones...

—Tal vez, pero el caso es que en esa novela pienso meter todo lo que se me ocurra, sea como fuere.

—Pues acabará no siendo novela.

—No, será... será... nivola.

—Y ¿qué es eso, qué es nivola?

—Pues le he oído contar a Manuel Machado, el poeta, el hermano de Antonio, que una vez le llevó a don Eduardo Benoit, para leérselo, un soneto que estaba en alejandrinos o en no sé qué otra forma heterodoxa. Se lo leyó y don Eduardo le dijo: «Pero ¡eso no es soneto!...» «No, señor —le contestó Machado—, no es soneto, es... sonite.» Pues así con mi novela, no va a ser novela, sino... ¿cómo dije?, navilo... nebulo, no, no, nivola, eso es, ¡nivola! Así nadie tendrá derecho a decir que deroga las leyes de su género... Invento el género, a inventar un género no es más que darle un nombre nuevo, y le doy las leyes que me place. ¡Y mucho diálogo!

—¿Y cuando un personaje se queda solo?

—Entonces... un monólogo. Y para que parezca algo así como un diálogo invento un perro a quien el personaje se dirige.

—¿Sabes, Víctor, que se me antoja que me estás inventando?...

—¡Puede ser!

Al separarse uno de otro, Víctor y Augusto, iba diciéndose este: «Y esta mi vida, ¿es novela, es nivola o qué es? Todo esto que me pasa y que les pasa a los que me rodean, ¿es realidad o es ficción? ¿No es acaso todo esto un sueño de Dios o de quien sea, que se desvanecerá en cuanto Él despierte, y por eso le rezamos y elevamos a Él cánticos a himnos, para adormecerle, para cunar su sueño? ¿No es acaso la liturgia de todas las religiones un modo de brezar el sueño de Dios y que no despierte y deje de soñarnos? ¡Ay, mi Eugenia!, ¡mi Eugenia! Y mi Rosarito...»

—¡Hola, Orfeo!

Orfeo le había salido al encuentro, brincaba, le quería trepar piernas arriba. Cogióle y el animalito empezó a lamerle la mano.

—Señorito —le dijo Liduvina—, ahí le aguarda Rosarito con la plancha.

—¿Y cómo no la despachaste tú?

—Qué sé yo... Le dije que el señorito no podía tardar, que si quería aguardarse...

—Pero podías haberle despachado como otras veces...

—Sí, pero... en fin, usted me entiende...

—¡Liduvina! ¡Liduvina!

—Es mejor que la despache usted mismo.

—Voy allá.


XVII XVII XVII

—¿Te acuerdas, Augusto —le decía Víctor—, de aquel don Eloíno Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro?

—¿Aquel empleado de Hacienda tan aficionado a correrla, sobre todo de lo baratito? "Dieser Angestellte des Finanzministeriums, der es so gern hat, es zu führen, besonders das billige Ding?" -That tax clerk who is so fond of running it, especially the cheap stuff?

—El mismo. Pues bien... ¡se ha casado! Nun ... er ist verheiratet!

—¡Valiente carcamal se lleva la que haya cargado con él! "Der tapfere Carcamal nimmt sich, was damit beladen ist!"

—Pero lo estupendo es su manera de casarse. "Aber das Tolle ist, wie man heiratet." Entérate y vé tomando notas. Finden Sie es heraus und machen Sie sich Notizen. Ya sabrás que don Eloíno Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro, a pesar de sus apellidos, apenas si tiene sobre qué caerse muerto ni más que su sueldo en Hacienda, y que está, además, completamente averiado de salud. Sie wissen bereits, dass Don Eloíno Rodríguez de Alburquerque und Álvarez de Castro trotz ihrer Nachnamen kaum etwas mit einem Todesfall oder mehr als seinem Gehalt im Finanzministerium zu tun haben und dass er auch völlig angeschlagen ist. You may already know that Don Eloíno Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro, in spite of his surname, has hardly anything to drop dead on other than his salary from the Treasury, and that he is, moreover, in poor health.

—Tal vida ha llevado. "So ein Leben hat er geführt." -Such a life he has led.

—Pues el pobre padece una afección cardiaca de la que no puede recobrarse. Sus días están contados. Acaba de salir de un achuchón gravísimo, que le ha puesto a las puertas de la muerte y le ha llevado al matrimonio, pero a otro... revienta. Er ist gerade aus einer sehr ernsten Umarmung herausgekommen, die ihn an den Rand des Todes gebracht hat und ihn zur Ehe geführt hat, aber zu einer anderen ... er platzt. Es el caso que el pobre hombre andaba de casa en casa de huéspedes y de todas partes tenía que salir, porque por cuatro pesetas no pueden pedirse gollerías ni canguingos en mojo de gato y él era muy exigente. Es ist so, dass der arme Mann von Haus zu Gasthaus ging und überall weg musste, denn für vier Peseten kann man nicht nach Süßigkeiten oder Känguru in Katzensoße fragen und er war sehr anspruchsvoll. It is the case that the poor man went from guest house to guest house and everywhere he had to go, because for four pesetas you can't ask for sweetmeats or canguingos in mojo de gato and he was very demanding. Y no del todo limpio. Und nicht ganz sauber. Y así rodando de casa en casa fue a dar a la de una venerable patrona, y entrada en años, mayor que él que, como sabes, más cerca anda de los sesenta que de los cincuenta, y viuda dos veces; la primera, de un carpintero que se suicidó tirándose de un andamio a la calle, y a quien recuerda a menudo como su Rogelio, y la segunda, de un sargento de carabineros que le dejó al morir un capitalito que le da una peseta al día. Und so rollte er von Haus zu Haus und ging zu dem einer ehrwürdigen Wirtin und einer älteren Frau, älter als er, die, wie Sie wissen, näher an sechzig als an fünfzig und zweimal Witwe ist; der erste von einem Zimmermann, der Selbstmord beging, indem er sich von einem Gerüst auf die Straße stürzte und den er oft als seinen Rogelio in Erinnerung hat, und der zweite von einem Polizisten, der ihm nach seinem Tod eine Hauptstadt hinterließ, die ihm eine Peseta a . einbringt Tag. Y hete aquí que hallándose en casa de esta señora viuda da mi don Eloíno en ponerse malo, muy malo, tan malo que la cosa parecía sin remedio y que se moría. Und siehe da, im Hause dieser verwitweten Frau wurde mein Geschenk Eloino krank, sehr schlimm, so schlimm, dass die Dinge aussichtslos erschienen und er im Sterben lag. Llamaron primero a que le viera don José, y luego a don Valentín. Sie riefen zuerst nach Don José, um ihn zu sehen, und dann nach Don Valentín. Y el hombre, ¡a morir! Y su enfermedad pedía tantos y tales cuidados, y a las veces no del todo aseados, que monopolizaba a la patrona, y los otros huéspedes empezaban ya a amenazar con marcharse. Und ihre Krankheit verlangte so viel und so viel Pflege und manchmal nicht ganz sauber, dass sie die Wirtin monopolisierte und die anderen Gäste bereits mit der Abreise drohten. Y don Eloíno, que no podía pagar mucho más, y la doble viuda diciéndole que no podía tenerle más en su casa, pues le estaba perjudicando el negocio. Und Don Eloíno, der nicht viel mehr bezahlen konnte, und die Doppelwitwe, die ihm sagte, dass sie ihn nicht mehr in ihrem Haus haben könne, weil es ihrem Geschäft schade. «Pero ¡por Dios, señora, por caridad! Aber bei Gott, Madam, aus Nächstenliebe! —parece que le decía él— ¿Adónde voy yo en este estado, en qué otra casa van a recibirme? Er scheint zu ihr zu sagen: "Wo gehe ich in diesem Zustand hin, in welchem anderen Haus werden sie mich empfangen?" Si usted me echa tendré que ir  a morirme al hospital... ¡Por Dios, por caridad!, ¡para los días que he de vivir...!» Porque él estaba convencido de que se moría y muy pronto. Wenn du mich rauswirfst, muss ich zum Sterben ins Krankenhaus gehen ... Bei Gott, aus Nächstenliebe! Für die Tage, die ich leben muss ...! » Weil er überzeugt war, dass er sterben würde, und zwar sehr bald. Pero ella, por su parte, lo que es natural, que su casa no era hospital, que vivía de su negocio y que se estaba ya perjudicando. Aber sie ihrerseits, was natürlich ist, dass ihr Haus kein Krankenhaus war, dass sie von ihrem Geschäft lebte und sich bereits selbst verletzte. Cuando en esto a uno de los compañeros de oficina de don Eloíno se le ocurre una idea salvadora, y fue que le dijo: «Usted no tiene, don Eloíno, sino un medio de que esta buena señora se avenga a tenerle en su casa mientras viva.» «¿Cuál?», preguntó él. Als dabei einer von Don Eloínos Bürokollegen eine rettende Idee hatte und er sagte: „Das hast du nicht, Don Eloíno, aber ein Mittel für diese gute Dame, dich in ihrem Haus zu haben“ während du lebst." „Welcher?“, fragte er. «Primero —le dijo el amigo— sepamos lo que usted se cree de su enfermedad.» «Ah, pues yo, que he de durar poco, muy poco; acaso no lleguen a verme con vida mis hermanos.» «¿Tan mal se cree usted?» «Me siento morir...» «Pues si así es, le queda un medio de conseguir que esta buena mujer no le ponga de patitas en la calle, obligándole a irse al hospital.» «Y ¿cuál es?» «Casarse con ella.» «¿Casarme con ella?, ¿con la patrona? "Erst", sagte der Freund, "lass uns wissen, was du von seiner Krankheit hältst." «Ah, nun, ich muss ein wenig, sehr wenig aushalten; Vielleicht werden mich meine Brüder nicht lebend sehen.“ "Findest du dich so schlecht?" "Ich möchte sterben..." "Nun, wenn das der Fall ist, gibt es immer noch eine Möglichkeit, diese gute Frau davon abzuhalten, ihn auf die Straße zu bringen und ihn ins Krankenhaus zu zwingen." "Und welches ist es?" "Heirate sie." Heirate sie, die Wirtin? ¿Quién, yo? Wer ich? ¡Un Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro! A Rodríguez de Alburquerque und Álvarez de Castro! ¡Hombre, no estoy para bromas!» Y parece que la ocurrencia le hizo un efecto tal que a poco se queda en ella. Mann, ich mache keine Witze! » Und es scheint, dass das Ereignis eine solche Wirkung hatte, dass es nach und nach bei ihr bleibt.

—Y no es para menos. -Und ist nicht für weniger.

—Pero el amigo, así que él se repuso de la primera sorpresa, le hizo ver que casándose con la patrona le dejaba trece duros mensuales de viudedad, que de otro modo no aprovecharía nadie y se irían al Estado. - Aber der Freund, so erholte er sich von der ersten Überraschung, ließ ihn erkennen, dass er ihm durch die Heirat mit der Wirtin monatlich dreizehn Dollar für die Witwenschaft hinterließ, die sonst niemand ausnutzen würde und sie in den Staat gehen würden. Ya ves tú... Siehst du...

—Sí, sé de más de uno, amigo Víctor, que se ha casado nada mas que para que el Estado no se ahorrase una viudedad. - Ja, ich kenne mehr als einen, Freund Victor, der nur geheiratet hat, damit der Staat eine Witwenschaft nicht vermeidet. ¡Eso es civismo!

—Pero si don Eloíno rechazó indignado tal proposición, figúrate lo que diría la patrona: «¿Yo? "Aber wenn Don Eloíno einen solchen Vorschlag empört ablehnt, stellen Sie sich vor, was die Wirtin sagen würde:" Ich? ¿Casarme yo, a mis años, y por tercera vez, con ese carcamal? ¡Qué asco!» Pero se informó del médico, le aseguraron que no le quedaban a don Eloíno sino muy pocos días de vida, y diciendo: «La verdad es que trece duros al mes me arreglan», acabó aceptándolo. Y entonces se le llamó al párroco, al bueno de don Matías, varón apostólico, como sabes, para que acabase de convencer al desahuciado. «Sí, sí, sí —dijo don Matías—; sí, ¡pobrecito!, ¡pobrecito!» Y le convenció. Llamó luego don Eloíno a Correíta y dicen que le dijo que quería reconciliarse con él —estaban reñidos—, y que fuese testigo de su boda. «Pero ¿se casa usted, don Eloíno?» «Sí, Correíta, sí, ¡me caso con la patrona!, ¡con doña Sinfo! ; ¡yo, un Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro, figúrate! Yo porque me cuide los pocos días de vida que me queden... no sé si llegarán mis hermanos a tiempo de verme vivo... y ella por los trece duros de viudedad que le dejo.» Y cuentan que cuando Correíta se fue a su casa y se lo contó todo, como es natural, a su mujer, a Emilia, esta exclamó: «Pero ¡tú eres un majadero, Pepe! I for the few days of life I have left.... I don't know if my brothers will arrive in time to see me alive... and she for the thirteen duros of widowhood that I leave her". And they say that when Correíta went home and told everything, as it is natural, to his wife, Emilia, she exclaimed: "But you are a fool, Pepe! ¿Por qué no le dijiste que se casase con Encarna —Encarnación es una criada, ni joven ni guapa, que llevó Emilia como de dote a su matrimonio—, que le habría cuidado por los trece duros de viudedad tan bien como esa tía?» Y es fama que la Encarna añadió: «Tiene usted razón, señorita; también yo me hubiera casado con él y le habría cuidado lo que viviese, que no será mucho, por trece duros.» Warum hast du ihm nicht gesagt, er solle Encarna heiraten – Encarnacion ist ein Dienstmädchen, weder jung noch hübsch, das Emilia als Mitgift in ihre Ehe mitgebracht hat –, dass sie sich für ihn sowohl um die dreizehn Duros der Witwenschaft als auch um diese Tante gekümmert hätte? " Und es ist berühmt, dass die Encarna hinzufügte: «Sie haben Recht, Fräulein; Auch ich hätte ihn geheiratet und ihn sein Leben lang gepflegt, was nicht mehr lange dauern wird, für dreizehn Dollar." Why didn't you tell him to marry Encarna - Encarnacion is a maid, neither young nor pretty, that Emilia brought as a dowry to her marriage - who would have taken care of him for the thirteen duros widowhood as well as that aunt?" And it is reputed that Encarna added: "You are right, miss; I would have married him too and I would have taken care of him as long as he lived, which won't be much, for thirteen duros."

—Pero todo eso, Víctor, parece inventado. "Aber das alles, Victor, scheint erfunden."

—Pues no lo es. Hay cosas que no se inventan. Y aún falta lo mejor. Und das Beste fehlt noch. Y me contaba don Valentín, que es después de don José quien ha estado tratando a don Eloíno, que al ir un día a verle y encontrarse con don Matías revestido, creyó que era para darle la Extremaunción al enfermo, y le dicen que estaba casándole. Und Don Valentín erzählte mir, dass Don José, der Don Eloíno behandelte, eines Tages, als er ihn besuchte und Don Matías angezogen traf, dachte, es sei, um dem Kranken die Höchste Salbung zu geben, und sie sagten ihm das er heiratete ihn. Y al volver más tarde le acompañó hasta la puerta la recién casada patrona, ¡por tercera vez!, y con voz compungida y ansiosa le preguntaba: «Pero, diga usted, don Valentín, ¿vivirá?, ¿vivirá todavía?» «No, señora, no; es cuestión de díás...» «Se morirá pronto, ¿eh?» «Sí, muy pronto.» «Pero ¿de veras se morirá?» Und als er später zurückkam, begleitete ihn die frischgebackene Wirtin zum drittenmal zur Türe! und fragte ihn mit wehmütiger und besorgter Stimme: „Aber sagen Sie, Don Valentin, werden Sie leben? " «Nein, Ma'am, nein; es ist eine Frage von Tagen...""Er wird bald sterben, oder?" "Ja, sehr bald." Aber wird er wirklich sterben?

—¡Qué enormidad! "Was für eine Ungeheuerlichkeit!"

—Y no es todo. "Und es ist nicht alles." Don Valentín ordenó que no se le diese al enfermo más que leche, y de esta poquita de cada vez, pero doña Sinfo decía a otro huésped: «¡Quiá! Don Valentín befahl, den Kranken nur Milch zu geben, und zwar nach und nach, aber Dona Sinfo sagte zu einem anderen Gast: «Quiá! ¡yo le doy de todo lo que me pida! Ich gebe ihm alles, was er verlangt! ¡A qué quitarle sus gustos si ha de vivir tan poco...!» Y luego ordenó que le diese unas  ayudas, y ella decía: «¿Unas ayudas? Warum ihm seinen Geschmack nehmen, wenn er so wenig leben muss ...! » Und dann befahl er mir, ihr zu helfen, und sie sagte: „Hilfe? ¡Uf, qué asco! ¿A ese tío carcamal? ¡Yo, no, yo no! ¡Si hubiese sido a alguno de los otros dos, a los que quería, con los que me casé por mi gusto! Wenn es einer von den anderen beiden gewesen wäre, den ich liebte, den ich zu meinem Vergnügen heiratete! Pero ¿a este?, ¿unas ayudas? Aber dieser hier, etwas Hilfe? ¿Yo? ¡Como no...!»

—¡Todo esto es fantástico!

—No, es histórico. Y llegaron unos hermanos de don Eloíno, hermano y hermana, y él decía abrumado por la desgracia: «¡Casarse mi hermano, mi hermano, un Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro, con la patrona de la calle de Pellejeros!, ¡mi hermano, hijo de un presidente que fue de la Audiencia de Zaragoza, de Za-ra-go-za, con una... doña Sinfo!» Estaba aterrado. Y la viuda del suicida y recién casada con el desahuciado se decía: «Y ahora verá usted, como si lo viera, ¡con esto de que somos cuñados se irán sin pagarme el pupilaje, cuando yo vivo de esto!» Y parece que le pagaron, sí, el pupilaje, y se lo pagó el marido, pero se llevaron un bastón de puño de oro que él tenía. Und die Witwe des Selbstmordattentäters, die kürzlich mit dem vertriebenen Mann verheiratet war, sagte sich: "Und jetzt werden Sie sehen, als ob Sie es sehen würden, damit wir Schwager sind, werden sie gehen, ohne meine Studiengebühren zu bezahlen, wenn ich davon lebe!" Und es scheint, dass sie ihr, ja, die Verpflegung bezahlt haben, und ihr Mann hat dafür bezahlt, aber sie haben einen Stock mit einem goldenen Griff genommen, den er hatte.

—¿Y murió?

—Sí, bastante después. Mejoró, mejoró bastante. Y ella, la patrona, decía: «De esto tiene la culpa ese don Valentín, que le ha entendido la enfermedad... Mejor era el otro, don José, que no se la entendía. Si sólo le hubiese tratado él, ya estaría muerto, y no que ahora me va a fastidiar.» Ella, doña Sinfo, tiene, además de los hijos del primer marido, una hija del segundo, del carabinero, y a poco de haberse casado le decía don Eloíno: «Ven, ven acá; ven, ven que te dé un beso, que ya soy tu padre, eres hija mía...» «Hija, no —decía la madre, ¡ahijada!» «¡Hijastra, señora, hijastra! Ven acá... os dejo bien...» Y es fama que la madre refunfuñaba: «¡Y el sinvergüenza no lo hacía más que para sobarla...! Komm her ... ich lasse dich gut ... "Und es ist berühmt, dass die Mutter grummelte: "Und der Schurke tat es nur, um sie zu reiben ...! ¡Habráse visto...!» Y luego vino, como es natural, la ruptura. «Esto fue un engaño, nada más que un engaño, don Eloíno, porque si me casé con usted fue porque me aseguraron que usted se moría y muy pronto, que si no... ¡pa chasco! Me han engañado, me han engañado.» «También a mí me han engañado, señora. Y ¿qué quería usted que hubiese yo hecho? ¿Morirme por darle gusto?» «Eso era lo convenido.» «Ya me moriré, señora, ya me moriré... y antes que quisiera. Sterben, um ihm zu gefallen?» "Das war vereinbart." «Ich werde sterben, Madam, ich werde schon sterben ... und bevor ich es wollte. ¡Un Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro!»

Y riñeron por cuestión de unos cuartos más o menos de pupilaje, y acabó ella por echarle de casa. «¡Adiós, don Eloíno, que le vaya a usted bien!» «Quede usted con Dios, doña Sinfo.» Y al fin se ha muerto el tercer marido de esta señora dejándola 2,15 pesetas diarias, y además le han dado 500 para lutos. "Auf Wiedersehen, Don Eloino, viel Glück!" "Bleib bei Gott, Dona Sinfo." Und schließlich ist der dritte Ehemann dieser Dame gestorben und hat ihr 2,15 Peseten am Tag hinterlassen, und sie haben ihr auch 500 zur Trauer gegeben. Por supuesto, que no las ha empleado en tales lutos. Natürlich hat er sie nicht in solcher Trauer gebraucht. A lo más le ha sacado un par de misas, por remordimiento y por gratitud a los trece duros de viudedad.

—Pero ¡qué cosas, Dios mío!

—Cosas que no se inventan, que no es posible inventar. – Dinge, die nicht erfunden sind, die nicht erfunden werden können. Ahora estoy recogiendo más datos de esta tragicomedia, de esta farsa fúnebre. Pensé primero hacer de ello un sainete; pero considerándolo mejor he decidido meterlo de cualquier manera, como Cervantes metió en su Quijote  aquellas novelas que en él figuran, en una novela que estoy escribiendo para desquitarme de los quebraderos de cabeza que me da el embarazo de mi mujer. Ich dachte zuerst daran, eine Farce daraus zu machen; Aber wenn ich es besser betrachte, habe ich beschlossen, es in irgendeiner Weise zu formulieren, wie Cervantes in seinem Quijote die darin enthaltenen Romane in einen Roman aufgenommen hat, den ich schreibe, um die Kopfschmerzen loszuwerden, die mir die Schwangerschaft meiner Frau bereitet.

—Pero ¿te has metido a escribir una novela? "Aber sind Sie dazu gekommen, einen Roman zu schreiben?"

—¿Y qué quieres que hiciese? "Und was soll ich tun?"

—¿Y cuál es su argumento, si se puede saber?

—Mi novela no tiene argumento, o mejor dicho, será el que vaya saliendo. - Mein Roman hat keine Handlung, oder besser gesagt, er wird der sein, der herauskommt. El argumento se hace él solo. Das Argument wird von ihm selbst vorgebracht.

—¿Y cómo es eso?

—Pues mira, un día de estos que no sabía bien qué pacer, pero sentía ansia de hacer algo, una comezón muy íntima, un escarabajeo de la fantasía, me dije: voy a escribir una novela, pero voy a escribirla como se vive, sin saber lo que vendrá. – Nun, schau, eines Tages wusste ich nicht wirklich, was ich essen sollte, aber ich verspürte den Drang, etwas zu tun, ein sehr intimes Jucken, ein Fantasie-Skarabäus, ich sagte mir: Ich werde einen Roman schreiben , aber ich werde es so schreiben, wie du lebst, ohne zu wissen, was kommen wird. Me senté, cogí unas cuartillas y empecé lo primero que se me ocurrió, sin saber lo que seguiría, sin plan alguno. Mis personajes se irán haciendo según obren y hablen, sobre todo según hablen; su carácter se irá formando poco a poco. Meine Figuren werden so gestaltet, wie sie handeln und sprechen, besonders wenn sie sprechen; sein Charakter wird nach und nach geformt. Y a las veces su carácter será el de no tenerlo. Und manchmal wird ihr Charakter darin bestehen, es nicht zu haben.

—Sí, como el mío.

—No sé. Ello irá saliendo. Yo me dejo llevar.

—¿Y hay psicología?, ¿descripciones?

—Lo que hay es diálogo; sobre todo diálogo. La cosa es que los personajes hablen, que hablen mucho, aunque no digan nada.

—Eso te lo habrá insinuado Elena, ¿eh? "Das hat Elena angedeutet, was?"

—¿Por qué?

—Porque una vez que me pidió una novela para matar el tiempo, recuerdo que me dijo que tuviese mucho diálogo y muy cortado. – Weil er mich einmal um einen Roman bat, um die Zeit totzuschlagen, ich erinnere mich, dass er mir sagte, ich solle viele Dialoge haben und sehr kurz.

—Sí, cuando en una que lee se encuentra con largas descripciones, sermones o relatos, los salta diciendo: ¡paja!, ¡paja!, ¡paja! Para ella sólo el diálogo no es paja. Nur der Dialog ist für sie kein Strohhalm. Y ya ves tú, puede muy bien repartirse un sermón en un diálogo...

—¿Y por qué será esto?...

—Pues porque a la gente le gusta la conversación por la conversación misma, aunque no diga nada. Hay quien no resiste un discurso de media hora y se está tres horas charlando en un café. Es el encanto de la conversación, de hablar por hablar, del hablar roto a interrumpido.

—También a mí el tono de discurso me carga... — Auch der Ton der Rede belastet mich ...

—Sí, es la complacencia del hombre en el habla, y en el habla viva... Y sobre todo que parezca que el autor no dice las cosas por sí, no nos molesta con su personalidad, con su yo satánico. - Ja, es ist die Selbstgefälligkeit des Menschen in der Rede und in der lebendigen Rede ... Und vor allem scheint es, dass der Autor nicht selbst sagt, er stört uns nicht mit seiner Persönlichkeit, mit seinem satanischen Selbst. Aunque, por supuesto, todo lo que digan mis personajes lo digo yo...

—Eso hasta cierto punto...

—¿Cómo hasta cierto punto? "Wie bis zu einem gewissen Grad?"

—Sí, que empezarás creyendo que los llevas tú, de tu mano, y es fácil que acabes convenciéndote de que son ellos los que te llevan. – Ja, Sie werden zunächst glauben, dass Sie sie an Ihrer Hand tragen, und es ist leicht für Sie, sich am Ende davon zu überzeugen, dass sie diejenigen sind, die Sie tragen. Es muy frecuente que un autor acabe por ser juguete de sus ficciones...

—Tal vez, pero el caso es que en esa novela pienso meter todo lo que se me ocurra, sea como fuere.

—Pues acabará no siendo novela.

—No, será... será... nivola.

—Y ¿qué es eso, qué es nivola?

—Pues le he oído contar a Manuel Machado, el poeta, el hermano de Antonio, que una vez le llevó a don Eduardo Benoit, para leérselo, un soneto que estaba en alejandrinos o en no sé qué otra forma heterodoxa. Se lo leyó y don Eduardo le dijo: «Pero ¡eso no es soneto!...» «No, señor —le contestó Machado—, no es soneto, es... sonite.» Pues  así con mi novela, no va a ser novela, sino... ¿cómo dije?, navilo... nebulo, no, no, nivola, eso es, ¡nivola! Así nadie tendrá derecho a decir que deroga las leyes de su género... Invento el género, a inventar un género no es más que darle un nombre nuevo, y le doy las leyes que me place. Daher wird niemand das Recht haben zu sagen, dass er die Gesetze seines Genres aufhebt ... Ich erfinde das Genre, ein Genre zu erfinden ist nichts anderes, als ihm einen neuen Namen zu geben, und ich gebe ihm die Gesetze, die mir gefallen. ¡Y mucho diálogo!

—¿Y cuando un personaje se queda solo? —Und wenn ein Charakter allein gelassen wird?

—Entonces... un monólogo. Y para que parezca algo así como un diálogo invento un perro a quien el personaje se dirige. Und damit es wie ein Dialog aussieht, erfinde ich einen Hund, an den sich die Figur richtet.

—¿Sabes, Víctor, que se me antoja que me estás inventando?... „Wissen Sie, Victor, dass ich glaube, dass Sie mich erfinden? …

—¡Puede ser!

Al separarse uno de otro, Víctor y Augusto, iba diciéndose este: «Y esta mi vida, ¿es novela, es nivola o qué es? Todo esto que me pasa y que les pasa a los que me rodean, ¿es realidad o es ficción? Ist das alles, was mir passiert und was mit meinen Mitmenschen passiert, Realität oder Fiktion? ¿No es acaso todo esto un sueño de Dios o de quien sea, que se desvanecerá en cuanto Él despierte, y por eso le rezamos y elevamos a Él cánticos a himnos, para adormecerle, para cunar su sueño? ¿No es acaso la liturgia de todas las religiones un modo de brezar el sueño de Dios y que no despierte y deje de soñarnos? Ist die Liturgie aller Religionen nicht ein Weg, Gottes Traum zu brauen und nicht aufzuwachen und aufhören, von uns zu träumen? ¡Ay, mi Eugenia!, ¡mi Eugenia! Y mi Rosarito...»

—¡Hola, Orfeo!

Orfeo le había salido al encuentro, brincaba, le quería trepar piernas arriba. Orpheus war ihm entgegengekommen, er sprang, er wollte seine Beine hochklettern. Cogióle y el animalito empezó a lamerle la mano.

—Señorito —le dijo Liduvina—, ahí le aguarda Rosarito con la plancha.

—¿Y cómo no la despachaste tú? "Und wie hast du es nicht verschickt?"

—Qué sé yo... Le dije que el señorito no podía tardar, que si quería aguardarse... "Was weiß ich ... ich sagte ihm, der junge Mann könne nicht zu spät kommen, wenn er warten wollte ..."

—Pero podías haberle despachado como otras veces... "Aber du hättest ihn wie zu anderen Zeiten entsenden können ..."

—Sí, pero... en fin, usted me entiende... "Ja, aber ... na ja, du verstehst mich ..."

—¡Liduvina! ¡Liduvina!

—Es mejor que la despache usted mismo. "Es ist besser, dass Sie es selbst versenden."

—Voy allá.