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Niebla - Unamuno, XIV

XIV

Notó Augusto que algo insólito le ocurría a su amigo Víctor; no acertaba ninguna jugada, estaba displicente y silencioso.

—Víctor, algo te pasa...

—Sí, hombre, sí; me pasa una cosa grave. Y como necesito desahogo, vamos fuera; la noche está muy hermosa; te lo contaré.

Víctor, aunque el más íntimo amigo de Augusto, le llevaba cinco o seis años de edad y hacía más de doce que estaba casado, pues contrajo matrimonio siendo muy joven, por deber de conciencia, según decían. No tenía hijos.

Cuando estuvieron en la calle, Víctor comenzó:

—Ya sabes, Augusto, que me tuve que casar muy joven...

—¿Que te tuviste que casar?

—Sí, vamos, no te hagas el de nuevas, que la murmuración llega a todos. Nos casaron nuestros padres, los míos y los de mi Elena, cuando éramos unos chiquillos. Y el matrimonio fue para nosotros un juego. Jugábamos a marido y mujer. Pero aquello fue una falsa alarma...

—¿Qué es lo que fue una falsa alarma?

—Pues aquello porque nos casaron. Pudibundeces de nuestros sendos padres. Se enteraron de un desliz nuestro, que tuvo su cachito de escándalo, y sin esperar a ver qué consecuencias tenía, o si las tenía, nos casaron.

—Hicieron bien.

—No diré yo tanto. Mas el caso fue que ni tuvo consecuencias aquel desliz ni las tuvieron los consiguientes deslices de después de casados.

—¿Deslices?

—Sí, en nuestro caso no eran sino deslices. Nos deslizábamos. Ya te he dicho que jugábamos a marido y mujer...

—¡Hombre!

—No, no seas demasiado malicioso. Éramos y aún somos jóvenes para pervertirnos. Pero en lo que menos pensábamos era en constituir un hogar. Éramos dos mozuelos que vivían juntos haciendo eso que se llama vida marital. Pero pasó el año y al ver que no venía fruto empezamos a ponernos de morro, a mirarnos un poco de reojo, a incriminarnos mutuamente en silencio. Yo no me avenía a no ser padre. Era un hombre ya, tenía más de veintiún años y, francamente, eso de que yo fuese menos que otros, menos que cualquier bárbaro que a los nueve meses justos de haberse casado, o antes, tiene su primer hijo... a esto no me resignaba.

—Pero, hombre, ¿qué culpa...?

—Y, es claro, yo, aun sin decírselo, le echaba la culpa a ella y me decía: «Esta mujer es estéril y te pone en ridículo.» Y ella, por su parte, no me cabía duda, me culpaba a mí, y hasta suponía, qué sé yo...

—¿Qué?

—Nada, que cuando pasa un año y otro y otro y el matrimonio no tiene hijos, la mujer da en pensar que la culpa es del marido y que lo es porque no fue sano al matrimonio, porque llevó cualquier dolencia... El caso es que nos sentíamos enemigos el uno del otro; que el demonio se nos había metido en casa. Y al fin estalló el tal demonio y llegaron las reconvenciones mutuas y aquello de «tú no sirves» y «quien no sirve eres tú» y todo lo demás.

—¿Sería por eso que hubo una temporada, a los dos o tres años de haberte casado, que anduviste tan malo, tan preocupado, neurasténico?, ¿cuando tuviste que ir solo a aquel sanatorio?

—No, no fue eso... fue algo peor.

Hubo un silencio. Víctor miraba al suelo.

—Bueno, bueno, guárdatelo; no quiero romper tus secretos.

—¡Pues sea, te lo diré! fue que exacerbado por aquellas querellas intestinas con mi pobre mujer, llegué a imaginarme que la cuestión dependía no de la intensidad de lo que sea, sino del número, ¿me entiendes?

—Sí, creo entenderte...

—Y di en dedicarme a comer como un bárbaro lo que creí más sustancioso y nutritivo y bien sazonado con todo género de especias, en especial las que pasan por más afrodisiacas, y a frecuentar lo más posible a mi mujer. Y, claro...

—Te pusiste enfermo.

—¡Natural! Y si no acudo a tiempo y entramos en razón me las lío al otro mundo. Pero curé de aquello en ambos sentidos, volví a mi mujer y nos calmamos y resignamos. Y poco a poco volvió a reinar en casa no ya la paz, sino hasta la dicha. Al principio de esta nueva vida, a los cuatro o cinco años de casados, lamentábamos alguna que otra vez nuestra soledad, pero muy pronto no sólo nos consolamos, sino que nos habituamos. Y acabamos no sólo por no echar de menos a los hijos, sino hasta por compadecer a los que los tienen. Nos habituamos uno a otro, nos hicimos el uno costumbre del otro. Tú no puedes entender esto...

—No, no lo entiendo.

—Pues bien; yo me hice una costumbre de mi mujer y Elena se hizo una costumbre mía. Todo estaba moderadamente regularizado en nuestra casa, todo, lo mismo que las comidas. A las doce en punto, ni minuto más ni minuto menos, la sopa en la mesa, y de tal modo, que comemos todos los días casi las mismas cosas, en el mismo orden y en la misma cantidad. Aborrezco el cambio y lo aborrece Elena. En mi casa se vive al reló.

—Vamos, sí, esto me recuerda lo que dice nuestro amigo Luis del matrimonio Romera, que suele decir que son marido y mujer solterones.

—En efecto, porque no hay solterón más solterón y recalcitrante que el casado sin hijos. Una vez, para suplir la falta de hijos, que al fin y al cabo ni en mí había muerto el sentimiento de la paternidad ni menos el de la maternidad en ella, adoptamos, o si quieres prohijamos, un perro; pero al verle un día morir a nuestra vista, porque se le atravesó un hueso en la garganta, y ver aquellos ojos húmedos que parecían suplicarnos vida, nos entró una pena y un horror tal que no quisimos más perros ni cosa viva. Y nos contentamos con unas muñecas, unas grandes peponas, que son las que has visto en casa, y que mi Elena viste y desnuda.

—Esas no se os morirán.

—En efecto. Y todo iba muy bien y nosotros contentísimos. Ni me turban el sueño llantos de niño, ni tenía que preocuparme de si será varón o hembra y qué he de hacer de él o de ella... Y, además, he tenido siempre mi mujer a mi disposición, cómodamente, sin estorbos de embarazos ni de lactancias; en fin, ¡un encanto de vida!

—¿Sabes que eso en poco o nada se diferencia...?

—¿De qué?

—¿De un arrimo ilegal?

—Así lo creo. Un matrimonio sin hijos puede llegar a convertirse en una especie de concubinato legal, muy bien ordenado, muy higiénico, relativamente casto, pero, en fin, ¡lo dicho! Marido y mujer solterones, pero solterones arrimados, en efecto. Y así han transcurrido estos más de once años, van para doce... Pero ahora... ¿sabes lo que me pasa?

—Hombre, ¿cómo lo he de saber?

—Pero ¿no sabes lo que me pasa?

—Como no sea que has dejado encinta a tu mujer...

—Eso, hombre, eso. ¡Figúrate qué desgracia!

—¿Desgracia? ¿Pues no lo deseasteis tanto...?

—Sí, al principio, los dos o tres primeros años, poco más. Pero ahora, ahora... Ha vuelto el demonio a casa, han vuelto las disensiones. Y ahora como antaño cada uno de nosotros culpaba al otro de la esterilidad del lazo, ahora cada uno culpa al otro de esto que se nos viene. Y ya empezamos a llamarle... no, no te lo digo...

—Pues no me lo digas si no quieres.

—Empezamos a llamarle ¡el intruso! Y yo he soñado que se nos moría una mañana con un hueso atravesado en la garganta...

—¡Qué barbaridad!

—Sí, tienes razón, una barbaridad. Y ¡adiós regularidad, adiós comodidad, adiós costumbres! Todavía ayer estaba Elena de vómitos; parece que es una de las molestias anejas al estado que llaman... ¡Interesante! ¡Interesante! ¡Interesante! ¡Vaya un interés! ¡De vómito! ¿Has visto nada más indecoroso, nada más sucio?

—Pero ¿ella estará gozosísima al sentirse madre?

—¿Ella? ¡Como yo! Esto es una mala jugada de la Providencia, de la Naturaleza o de quien sea, una burla. Si hubiera venido... el nene o nena, lo que fuere... si hubiera venido cuando, inocentes tórtolos llenos, más que de amor paternal, de vanidad, le esperábamos; si hubiera venido cuando creíamos que el no tener hijos era ser menos que otros; si hubiera venido entonces, ¡santo y muy bueno!, pero ¿ahora, ahora? Te digo que esto es una burla. Si no fuera por...

—¿Qué hombre, qué?

—Te lo regalaba, para que hiciese compañía a Orfeo.

—Hombre, cálmate, y no digas disparates...

—Tienes razón, disparato. Perdóname. Pero ¿te parece bien, al cabo de cerca de doce años, cuando nos iba tan ricamente, cuando estábamos curados de la ridícula vanidad de los recién casados, venirnos esto? Es claro, ¡vivíamos tan tranquilos, tan seguros, tan confiados...!

—¡Hombre, hombre!

—Tienes razón, sí, tienes razón. Y lo más terrible es, ¿a que no te figuras?, que mi pobre Elena no puede defenderse del sentimiento del ridículo que la asalta. ¡Se siente en ridículo!

—Pues no veo...

—No, tampoco yo lo veo, pero así es; se siente en ridículo. Y hace tales cosas que temo por el... intruso... o intrusa.

—¡Hombre!—exclamó Augusto alarmado.

—¡No, no, Augusto, no, no! No hemos perdido el sentido moral, y Elena, que es como sabes profundamente religiosa, acata, aunque a regañadientes, los designios de la Providencia y se resigna a ser madre. Y será buena madre, no me cabe de ello duda, muy buena madre. Pero es tal el sentimiento del ridículo en ella, que para ocultar su estado, para encubrir su embarazo, la creo capaz de cosas que... En fin, no quiero pensar en ello. Por de pronto, hace ya una semana que no sale de casa; dice que le da vergüenza, que se le figura que van a quedarse todos mirándola en la calle. Y ya habla de que nos vayamos, de que si ella ha de salir a tomar el aire y el sol cuando esté ya en meses mayores, no ha de hacerlo donde haya gentes que la conozcan y que acaso vayan a felicitarla por ello.

Callaron los dos amigos un rato, y después que el breve silencio selló el relato dijo Víctor:

—Conque ¡anda, Augusto, anda y cásate, para que acaso te suceda algo por el estilo; anda y cásate con la pianista!

—Y ¡quién sabe...! —dijo Augusto como quien habla consigo mismo— ¡quién sabe...! Acaso casándome volveré a tener madre...

—Madre, sí —añadió Víctor—, ¡de tus hijos! Si los tienes...

—¡Y la madre mía! Acaso ahora, Víctor, empieces a tener en tu mujer una madre, una madre tuya.

—Lo que voy a empezar ahora es a perder noches...

—O a ganarlas, Víctor, o a ganarlas.

—En fin, que no sé lo que me pasa, ni lo que nos pasa. Y yo por mí creo que llegaría a resignarme; pero mi Elena, mi pobre Elena... ¡Pobrecita!

—¿Ves? Ya empiezas a compadecerla.

—En fin, Augusto, ¡que pienses mucho antes de casarte!

Y se separaron.

Augusto entró en su casa llena la cabeza de cuanto había oído a don Avito y a Víctor. A penas se acordaba ya ni de Eugenia ni de la hipoteca liberada, ni de la mozuela de la planchadora.

Cuando al entrar en casa salió saltando a recibirle Orfeo, le cogió, le tentó bien el gaznate, y apretándole el seno le dijo: «Cuidado con los huesos, Orfeo, mucho cuidadito con ellos, ¿eh? No quiero que te atragantes con uno; no quiero verte morir a mis ojos suplicándome vida. Ya ves, Orfeo, don Avito, el pedagogo, se ha convertido a la religión de sus abuelos... ¡es la herencia! Y Víctor no se resigna a ser padre. Aquel no se consuela de haber perdido a su hijo y este no se consuela de ir a tenerlo... y ¡qué ojos, Orfeo, qué ojos! ¡Cómo le fulguraban cuando me dijo: “¡Quiere usted comprarme!, ¡quiere usted comprar no mi amor, que ese no se compra, sino mi cuerpo! ¡Quédese con mi casa!” ¡Comprar yo su cuerpo... su cuerpo...! ¡Si me sobra el mío, Orfeo, me sobra el mío! Lo que yo necesito es alma, alma, alma. Y una alma de fuego, como la que irradia de los ojos de ella, de Eugenia. ¡Su cuerpo... su cuerpo... sí, su cuerpo es magnífico, espléndido, divino; pero es que su cuerpo es alma, alma pura, todo él vida, todo él significación, todo él idea! A mí me sobra el cuerpo, Orfeo, me sobra el cuerpo porque me falta alma. O ¿no es más bien que me falta alma porque me sobra cuerpo? Yo me toco el cuerpo, Orfeo, me lo palpo, me lo veo, pero ¿el alma?, ¿dónde está mi alma?, ¿es que la tengo? Sólo la sentí resollar un poco cuando tuve aquí abrazada, sobre mis rodillas, a Rosario, a la pobre Rosario; cuando ella lloraba y lloraba yo. Aquellas lágrimas no podían salir de mi cuerpo; salían de mi alma. El alma es un manantial que sólo se revela en lágrimas. Hasta que se llora de veras no se sabe si se tiene o no alma. Y ahora vamos a dormir, Orfeo, si es que nos dejan.»


XIV XIV XIV

Notó Augusto que algo insólito le ocurría a su amigo Víctor; no acertaba ninguna jugada, estaba displicente y silencioso. Augusto bemerkte, dass seinem Freund Victor etwas Ungewöhnliches passierte; er machte keine Bewegungen, er war selbstgefällig und schweigsam.

—Víctor, algo te pasa...

—Sí, hombre, sí; me pasa una cosa grave. "Ja, Mann, ja;" mir passiert etwas ernstes. Y como necesito desahogo, vamos fuera; la noche está muy hermosa; te lo contaré. Und da ich Erleichterung brauche, gehen wir nach draußen; die Nacht ist sehr schön; Ich werde es dir sagen.

Víctor, aunque el más íntimo amigo de Augusto, le llevaba cinco o seis años de edad y hacía más de doce que estaba casado, pues contrajo matrimonio siendo muy joven, por deber de conciencia, según decían. Victor, obwohl Augustos engster Freund, war fünf oder sechs Jahre alt und seit mehr als zwölf Jahren verheiratet, da er in jungen Jahren geheiratet hatte, aus Gewissensgründen, wie sie sagten. No tenía hijos.

Cuando estuvieron en la calle, Víctor comenzó: Als sie auf der Straße waren, begann Victor:

—Ya sabes, Augusto, que me tuve que casar muy joven... - Weißt du, Augusto, dass ich sehr jung heiraten musste ...

—¿Que te tuviste que casar? "Dass du heiraten musstest?"

—Sí, vamos, no te hagas el de nuevas, que la murmuración llega a todos. "Ja, komm schon, spiel keine Nachrichten, der Klatsch erreicht alle." Nos casaron nuestros padres, los míos y los de mi Elena, cuando éramos unos chiquillos. Unsere Eltern, meine und Elenas, haben uns geheiratet, als wir noch kleine Kinder waren. Y el matrimonio fue para nosotros un juego. Und die Ehe war ein Spiel für uns. Jugábamos a marido y mujer. Wir haben Mann und Frau gespielt. Pero aquello fue una falsa alarma... Aber das war ein Fehlalarm...

—¿Qué es lo que fue una falsa alarma? "Was war ein Fehlalarm?"

—Pues aquello porque nos casaron. "Nun, das liegt daran, dass sie uns geheiratet haben." -Well, that's because we got married. Pudibundeces de nuestros sendos padres. Puddities unserer beiden Eltern. Pudibundeces of our parents. Se enteraron de un desliz nuestro, que tuvo su cachito de escándalo, y sin esperar a ver qué consecuencias tenía, o si las tenía, nos casaron. Sie erfuhren von unserem skandalträchtigen Ausrutscher und heirateten uns, ohne abzuwarten, welche Folgen das hatte oder ob es doch so war. They found out about a slip of the tongue of ours, which had its share of scandal, and without waiting to see what consequences it had, or if it had any, they married us.

—Hicieron bien. "Sie haben es gut gemacht."

—No diré yo tanto. "Ich werde nicht so viel sagen." Mas el caso fue que ni tuvo consecuencias aquel desliz ni las tuvieron los consiguientes deslices de después de casados. Aber Tatsache war, dass weder dieser Ausrutscher Konsequenzen hatte, noch die daraus resultierenden Ausrutscher nach der Heirat.

—¿Deslices? "Ausrutscher?"

—Sí, en nuestro caso no eran sino deslices. "Ja, in unserem Fall waren es nur Ausrutscher." Nos deslizábamos. Wir rutschten. Ya te he dicho que jugábamos a marido y mujer... Ich habe dir schon gesagt, dass wir Mann und Frau gespielt haben ...

—¡Hombre!

—No, no seas demasiado malicioso. "Nein, sei nicht zu bösartig." -No, don't be too malicious. Éramos y aún somos jóvenes para pervertirnos. Wir waren und sind jung, um uns selbst zu verdrehen. We were and still are young to pervert ourselves. Pero en lo que menos pensábamos era en constituir un hogar. Aber am wenigsten dachten wir daran, ein Zuhause zu schaffen. Éramos dos mozuelos que vivían juntos haciendo eso que se llama vida marital. Wir waren zwei junge Männer, die zusammen lebten und das so genannte Eheleben führten. Pero pasó el año y al ver que no venía fruto empezamos a ponernos de morro, a mirarnos un poco de reojo, a incriminarnos mutuamente en silencio. Aber das Jahr verging und als wir sahen, dass keine Früchte kamen, begannen wir, die Nase zu drehen, uns ein wenig von der Seite zu sehen, uns schweigend zu belasten. Yo no me avenía a no ser padre. Ich war nicht damit einverstanden, kein Vater zu sein. Era un hombre ya, tenía más de veintiún años y, francamente, eso de que yo fuese menos que otros, menos que cualquier bárbaro que a los nueve meses justos de haberse casado, o antes, tiene su primer hijo... a esto no me resignaba. Er war schon ein Mann, er war über einundzwanzig Jahre alt und ehrlich gesagt, dass ich weniger war als andere, weniger als jeder Barbar, der nur neun Monate nach der Heirat oder früher sein erstes Kind bekommt ... nicht dazu Ich habe mich gekündigt.

—Pero, hombre, ¿qué culpa...? "Aber, Mann, was für ein Fehler ...?"

—Y, es claro, yo, aun sin decírselo, le echaba la culpa a ella y me decía: «Esta mujer es estéril y te pone en ridículo.» Y ella, por su parte, no me cabía duda, me culpaba a mí, y hasta suponía, qué sé yo... - Und natürlich habe ich ihr, ohne es ihr zu sagen, Vorwürfe gemacht und zu mir gesagt: ,Diese Frau ist unfruchtbar und macht dich lächerlich.' Und sie ihrerseits hatte keinen Zweifel, sie gab mir die Schuld und nahm sogar an, was weiß ich ...

—¿Qué?

—Nada, que cuando pasa un año y otro y otro y el matrimonio no tiene hijos, la mujer da en pensar que la culpa es del marido y que lo es porque no fue sano al matrimonio, porque llevó cualquier dolencia... El caso es que nos sentíamos enemigos el uno del otro; que el demonio se nos había metido en casa. - Nichts, dass, wenn ein Jahr und ein anderes und ein anderes vergeht und die Ehe keine Kinder hat, die Frau nachgibt, dass es die Schuld des Mannes ist und dass es daran liegt, dass die Ehe nicht gesund war, weil er irgendeine Krankheit hatte ... Der Fall ist, dass wir uns gegenseitig als Feinde fühlten; dass der Teufel in unser Haus eingedrungen war. Y al fin estalló el tal demonio y llegaron las reconvenciones mutuas y aquello de «tú no sirves» y «quien no sirve eres tú» y todo lo demás. Und schließlich brach dieser Dämon aus und die gegenseitigen Rügen kamen und die von "Du dienst nicht" und "Wer nicht dient, bist Du" und alles andere.

—¿Sería por eso que hubo una temporada, a los dos o tres años de haberte casado, que anduviste tan malo, tan preocupado, neurasténico?, ¿cuando tuviste que ir solo a aquel sanatorio? „Ist das der Grund, warum Sie zwei oder drei Jahre nach Ihrer Heirat eine Zeit lang so schlecht, so besorgt, neurasthenisch waren? Wann mussten Sie allein in dieses Sanatorium?“

—No, no fue eso... fue algo peor. "Nein, das war es nicht... es war etwas Schlimmeres."

Hubo un silencio. Es herrschte Stille. Víctor miraba al suelo. Victor sah zu Boden.

—Bueno, bueno, guárdatelo; no quiero romper tus secretos. "Gut, gut, behalten Sie es für sich;" Ich will deine Geheimnisse nicht brechen

—¡Pues sea, te lo diré! "Nun, ich werde es dir sagen!" fue que exacerbado por aquellas querellas intestinas con mi pobre mujer, llegué a imaginarme que la cuestión dependía no de la intensidad de lo que sea, sino del número, ¿me entiendes? es wurde durch diese inneren Streitigkeiten mit meiner armen Frau so verschärft, dass ich mir vorstellte, dass die Frage nicht von der Intensität abhing, sondern von der Zahl, verstehen Sie mich?

—Sí, creo entenderte...

—Y di en dedicarme a comer como un bárbaro lo que creí más sustancioso y nutritivo y bien sazonado con todo género de especias, en especial las que pasan por más afrodisiacas, y a frecuentar lo más posible a mi mujer. - Und ich widmete mich dem Essen wie ein Barbar, was ich für das gehaltvollste und nahrhafteste und am besten gewürzte mit allen möglichen Gewürzen hielt, besonders solchen, die eher als Aphrodisiaka gelten, und meine Frau so oft wie möglich zu besuchen. -And I decided to dedicate myself to eat like a barbarian what I thought was the most substantial and nutritious and well seasoned with all kinds of spices, especially those that are considered the most aphrodisiacal, and to frequent my wife as much as possible. Y, claro...

—Te pusiste enfermo. "Du wurdest krank."

—¡Natural! Y si no acudo a tiempo y entramos en razón me las lío al otro mundo. Und wenn ich nicht pünktlich erscheine und wir zur Besinnung kommen, vermassele ich sie in der anderen Welt. And if I don't show up on time and come to my senses, I'll take them to the next world. Pero curé de aquello en ambos sentidos, volví a mi mujer y nos calmamos y resignamos. Aber ich habe das in beiden Fällen geheilt, ich bin zu meiner Frau zurückgekehrt und wir haben uns beruhigt und resigniert. Y poco a poco volvió a reinar en casa no ya la paz, sino hasta la dicha. Und nach und nach herrschte nicht Frieden im Haus, sondern sogar Glück. Al principio de esta nueva vida, a los cuatro o cinco años de casados, lamentábamos alguna que otra vez nuestra soledad, pero muy pronto no sólo nos consolamos, sino que nos habituamos. Zu Beginn dieses neuen Lebens, nach vier oder fünf Ehejahren, bedauerten wir unsere Einsamkeit ab und zu, aber schon bald trösteten wir uns nicht nur, sondern gewöhnten uns daran. Y acabamos no sólo por no echar de menos a los hijos, sino hasta por compadecer a los que los tienen. Und am Ende vermissen wir nicht nur unsere Kinder nicht, sondern bedauern sogar diejenigen, die sie haben. Nos habituamos uno a otro, nos hicimos el uno costumbre del otro. Wir haben uns aneinander gewöhnt, wir haben uns zur Gewohnheit gemacht. Tú no puedes entender esto... Das kannst du nicht verstehen...

—No, no lo entiendo.

—Pues bien; yo me hice una costumbre de mi mujer y Elena se hizo una costumbre mía. -Sowie; Ich habe meine Frau zur Gewohnheit gemacht und Elena hat mir zur Gewohnheit gemacht. Todo estaba moderadamente regularizado en nuestra casa, todo, lo mismo que las comidas. In unserem Haus war alles mäßig geregelt, alles, genauso wie die Mahlzeiten. A las doce en punto, ni minuto más ni minuto menos, la sopa en la mesa, y de tal modo, que comemos todos los días casi las mismas cosas, en el mismo orden y en la misma cantidad. Um zwölf Uhr, keine Minute mehr, keine Minute weniger, steht die Suppe auf dem Tisch, und zwar so, dass wir jeden Tag fast das Gleiche essen, in der gleichen Reihenfolge und in der gleichen Menge. Aborrezco el cambio y lo aborrece Elena. Ich hasse Veränderungen und Elena hasst sie. En mi casa se vive al reló. In meinem Haus lebst du nach der Uhr.

—Vamos, sí, esto me recuerda lo que dice nuestro amigo Luis del matrimonio Romera, que suele decir que son marido y mujer solterones. "Komm schon, ja, das erinnert mich an das, was unser Freund Luis über die Romera-Ehe sagt, die normalerweise sagt, dass sie alleinerziehend sind."

—En efecto, porque no hay solterón más solterón y recalcitrante que el casado sin hijos. "In der Tat, denn es gibt keinen Junggesellen und Widerspenstigen als einen verheirateten Mann ohne Kinder." Una vez, para suplir la falta de hijos, que al fin y al cabo ni en mí había muerto el sentimiento de la paternidad ni menos el de la maternidad en ella, adoptamos, o si quieres prohijamos, un perro; pero al verle un día morir a nuestra vista, porque se le atravesó un hueso en la garganta, y ver aquellos ojos húmedos que parecían suplicarnos vida, nos entró una pena y un horror tal que no quisimos más perros ni cosa viva. Einmal, um den Mangel an Kindern auszugleichen, dass bei mir doch weder das Gefühl der Vaterschaft gestorben war, noch das der Mutterschaft bei ihr, adoptierten wir, oder wenn Sie wollen, adoptierten wir einen Hund; Aber als wir ihn eines Tages vor unseren Augen sterben sahen, weil ein Knochen in seiner Kehle durchbohrt war, und diese feuchten Augen sahen, die um das Leben zu betteln schienen, waren wir so traurig und entsetzt, dass wir keine Hunde oder Lebewesen mehr wollten . Once, to make up for the lack of children - after all, neither the feeling of paternity nor that of maternity had died in me - we adopted, or if you like, we fostered, a dog; but when we saw him die one day in our sight, because a bone had pierced his throat, and saw those moist eyes that seemed to beg us for life, we were so sad and horrified that we wanted no more dogs or living things. Y nos contentamos con unas muñecas, unas grandes peponas, que son las que has visto en casa, y que mi Elena viste y desnuda. Und wir sind zufrieden mit einigen Puppen, einigen großen Peponas, die Sie zu Hause gesehen haben, und die meine Elena trägt und auszieht.

—Esas no se os morirán. "Die werden nicht sterben."

—En efecto. Y todo iba muy bien y nosotros contentísimos. Und alles lief sehr gut und wir waren sehr glücklich. Ni me turban el sueño llantos de niño, ni tenía que preocuparme de si será varón o hembra y qué he de hacer de él o de ella... Y, además, he tenido siempre mi mujer a mi disposición, cómodamente, sin estorbos de embarazos ni de lactancias; en fin, ¡un encanto de vida! Auch das Weinen als Kind stört meinen Schlaf nicht, noch musste ich mir Gedanken machen, ob es männlich oder weiblich wird und was ich mit ihm oder ihr anfangen soll ... Und außerdem hatte ich meine Frau immer bequem zur Verfügung , ohne Behinderung durch Schwangerschaft oder Stillzeit; kurz gesagt, ein Charme des Lebens!

—¿Sabes que eso en poco o nada se diferencia...? "Weißt du, dass das wenig oder keinen Unterschied macht...?"

—¿De qué?

—¿De un arrimo ilegal? "Aus einer illegalen Anhängsel?"

—Así lo creo. Un matrimonio sin hijos puede llegar a convertirse en una especie de concubinato legal, muy bien ordenado, muy higiénico, relativamente casto, pero, en fin, ¡lo dicho! Eine Ehe ohne Kinder kann zu einer Art legalem Konkubinat werden, sehr ordentlich, sehr hygienisch, relativ keusch, aber, na ja, was ist gesagt! Marido y mujer solterones, pero solterones arrimados, en efecto. Alleinstehender Mann und Frau, aber in der Tat enge Junggesellen. Y así han transcurrido estos más de once años, van para doce... Pero ahora... ¿sabes lo que me pasa? Und so sind diese mehr als elf Jahre vergangen, sie dauern zwölf ... Aber jetzt ... wissen Sie, was mit mir passiert?

—Hombre, ¿cómo lo he de saber?

—Pero ¿no sabes lo que me pasa?

—Como no sea que has dejado encinta a tu mujer... "Da es nicht so ist, dass Sie Ihre Frau schwanger gemacht haben ..." -Unless you've gotten your wife pregnant....

—Eso, hombre, eso. "Das, Mann, das." ¡Figúrate qué desgracia!

—¿Desgracia? -Unglück? ¿Pues no lo deseasteis tanto...? Nun, du wolltest es nicht so sehr ...?

—Sí, al principio, los dos o tres primeros años, poco más. "Ja, zuerst, die ersten zwei oder drei Jahre, ein bisschen mehr." Pero ahora, ahora... Ha vuelto el demonio a casa, han vuelto las disensiones. Aber jetzt, jetzt ... Der Teufel ist nach Hause zurückgekehrt, die Meinungsverschiedenheiten sind zurückgekehrt. Y ahora como antaño cada uno de nosotros culpaba al otro de la esterilidad del lazo, ahora cada uno culpa al otro de esto que se nos viene. Und wie in der Vergangenheit jeder von uns den anderen für die Unfruchtbarkeit der Bindung verantwortlich gemacht hat, gibt jetzt jeder dem anderen die Schuld für das, was auf uns zukommt. Y ya empezamos a llamarle... no, no te lo digo... Und wir haben schon angefangen, ihn anzurufen ... nein, ich sage es Ihnen nicht ...

—Pues no me lo digas si no quieres. "Nun, sag es mir nicht, wenn du nicht willst."

—Empezamos a llamarle ¡el intruso! "Wir haben angefangen, ihn den Eindringling zu nennen!" Y yo he soñado que se nos moría una mañana con un hueso atravesado en la garganta... Und ich habe geträumt, dass er eines Morgens mit einem Knochen im Hals gestorben ist ...

—¡Qué barbaridad!

—Sí, tienes razón, una barbaridad. Y ¡adiós regularidad, adiós comodidad, adiós costumbres! And goodbye regularity, goodbye comfort, goodbye habits! Todavía ayer estaba Elena de vómitos; parece que es una de las molestias anejas al estado que llaman... ¡Interesante! Elena musste sich gestern immer noch übergeben; Es scheint, dass es eines der Ärgernisse ist, die mit dem Staat verbunden sind, den sie nennen ... Interessant! Yesterday Elena was still vomiting; it seems to be one of the discomforts of the state they call.... Interesting! ¡Interesante! ¡Interesante! ¡Vaya un interés! Was für ein Interesse! ¡De vómito! Von Erbrochenem! ¿Has visto nada más indecoroso, nada más sucio? Haben Sie etwas Unziemlicheres, nichts Schmutzigeres gesehen? Have you ever seen anything more unseemly, anything dirtier?

—Pero ¿ella estará gozosísima al sentirse madre? "Aber wird sie überglücklich sein, sich wie eine Mutter zu fühlen?"

—¿Ella? ¡Como yo! Esto es una mala jugada de la Providencia, de la Naturaleza o de quien sea, una burla. Dies ist ein schlechter Schachzug von Providence, Nature oder wem auch immer, ein Hohn. Si hubiera venido... el nene o nena, lo que fuere... si hubiera venido cuando, inocentes tórtolos llenos, más que de amor paternal, de vanidad, le esperábamos; si hubiera venido cuando creíamos que el no tener hijos era ser menos que otros; si hubiera venido entonces, ¡santo y muy bueno!, pero ¿ahora, ahora? Wenn er gekommen wäre ... der Junge oder das Mädchen, was auch immer ... wenn er gekommen wäre, als wir, unschuldige Turteltauben voll, mehr als elterliche Liebe, Eitelkeit, auf ihn warteten; Wenn er gekommen wäre, als wir glaubten, keine Kinder zu haben bedeutet weniger als andere; Wenn ich damals gekommen wäre, heilig und sehr gut, aber jetzt, jetzt? Te digo que esto es una burla. Ich sage Ihnen, das ist ein Witz. Si no fuera por... Wäre da nicht...

—¿Qué hombre, qué? "Welcher Mann was?"

—Te lo regalaba, para que hiciese compañía a Orfeo. "Er hat es dir gegeben, um Orpheus Gesellschaft zu leisten."

—Hombre, cálmate, y no digas disparates... "Mann, beruhige dich und rede keinen Unsinn ...

—Tienes razón, disparato. "Du hast Recht, ich schieße." Perdóname. Pero ¿te parece bien, al cabo de cerca de doce años, cuando nos iba tan ricamente, cuando estábamos curados de la ridícula vanidad de los recién casados, venirnos esto? Aber ist es für Sie in Ordnung, nach etwa zwölf Jahren, als wir so reich waren, als wir von der lächerlichen Eitelkeit der Frischvermählten geheilt waren, zu uns zu kommen? Es claro, ¡vivíamos tan tranquilos, tan seguros, tan confiados...! Es ist klar, wir lebten so ruhig, so sicher, so zuversichtlich ...!

—¡Hombre, hombre!

—Tienes razón, sí, tienes razón. Y lo más terrible es, ¿a que no te figuras?, que mi pobre Elena no puede defenderse del sentimiento del ridículo que la asalta. Und das Schrecklichste ist, was stellst du dir nicht vor ?, dass meine arme Elena sich nicht gegen das Gefühl der Lächerlichkeit wehren kann, das sie überfällt. ¡Se siente en ridículo! Du fühlst dich lächerlich!

—Pues no veo...

—No, tampoco yo lo veo, pero así es; se siente en ridículo. – Nein, ich sehe es auch nicht, aber so ist es; fühlt sich komisch an. Y hace tales cosas que temo por el... intruso... o intrusa. Und er tut solche Dinge, die ich um den ... Eindringling ... oder Eindringling fürchte.

—¡Hombre!—exclamó Augusto alarmado. „Mann!“ rief Augustus erschrocken aus.

—¡No, no, Augusto, no, no! No hemos perdido el sentido moral, y Elena, que es como sabes profundamente religiosa, acata, aunque a regañadientes, los designios de la Providencia y se resigna a ser madre. Wir haben unseren moralischen Sinn nicht verloren, und Elena, die, wie Sie wissen, tief religiös ist, hält sich, wenn auch widerstrebend, an die Pläne der Vorsehung und gibt sich damit ab, Mutter zu sein. Y será buena madre, no me cabe de ello duda, muy buena madre. Und sie wird eine gute Mutter sein, ich habe keinen Zweifel, eine sehr gute Mutter. Pero es tal el sentimiento del ridículo en ella, que para ocultar su estado, para encubrir su embarazo, la creo capaz de cosas que... En fin, no quiero pensar en ello. Aber das Gefühl der Lächerlichkeit in ihr ist so groß, dass ich glaube, dass sie, um ihren Zustand zu verbergen, ihre Schwangerschaft zu vertuschen, zu Dingen fähig ist, die ... Jedenfalls möchte ich nicht darüber nachdenken. Por de pronto, hace ya una semana que no sale de casa; dice que le da vergüenza, que se le figura que van a quedarse todos mirándola en la calle. Im Moment ist es eine Woche her, dass er das Haus verlassen hat; sie sagt, sie schäme sich, dass sie denkt, dass sie alle auf der Straße anstarren werden. Y ya habla de que nos vayamos, de que si ella ha de salir a tomar el aire y el sol cuando esté ya en meses mayores, no ha de hacerlo donde haya gentes que la conozcan y que acaso vayan a felicitarla por ello. Und sie redet schon davon, dass wir weggehen, dass sie, wenn sie schon in den älteren Monaten ist, um Luft und Sonne zu tanken, es nicht tun muss, wo es Leute gibt, die sie kennen und die es vielleicht tun werden gratuliere ihr dazu. And she is already talking about leaving, that if she has to go out to take the air and the sun when she is already in her older months, she should not do it where there are people who know her and who might congratulate her for it.

Callaron los dos amigos un rato, y después que el breve silencio selló el relato dijo Víctor: Die beiden Freunde schwiegen eine Weile, und nachdem das kurze Schweigen die Geschichte besiegelte, sagte Victor: The two friends were silent for a while, and after the brief silence sealed the story, Victor said:

—Conque ¡anda, Augusto, anda y cásate, para que acaso te suceda algo por el estilo; anda y cásate con la pianista! "So geh, Augusto, geh und heirate, damit dir so etwas passiert." Geh und heirate den Pianisten!

—Y ¡quién sabe...! —dijo Augusto como quien habla consigo mismo— ¡quién sabe...! Sagte Augusto als einer, der mit sich selbst redet, "wer weiß...!" Acaso casándome volveré a tener madre... Vielleicht habe ich durch die Heirat wieder eine Mutter ...

—Madre, sí —añadió Víctor—, ¡de tus hijos! "Mutter, ja", fügte Victor hinzu, "von deinen Kindern!" Si los tienes... Wenn du sie hast...

—¡Y la madre mía! "Und meine Mutter!" Acaso ahora, Víctor, empieces a tener en tu mujer una madre, una madre tuya. Vielleicht beginnen Sie jetzt, Victor, in Ihrer Frau eine Mutter zu haben, eine Mutter von Ihnen.

—Lo que voy a empezar ahora es a perder noches... "Was ich jetzt anfangen werde, ist, Nächte zu verschwenden ...

—O a ganarlas, Víctor, o a ganarlas. "Entweder um sie zu gewinnen, Victor, oder um sie zu gewinnen."

—En fin, que no sé lo que me pasa, ni lo que nos pasa. "Nun, ich weiß nicht was mit mir los ist oder was mit uns nicht stimmt." Y yo por mí creo que llegaría a resignarme; pero mi Elena, mi pobre Elena... ¡Pobrecita! Und ich denke für mich selbst, dass ich zur Resignation kommen würde; aber meine Elena, meine arme Elena ... Armes Ding!

—¿Ves? -Siehst du? Ya empiezas a compadecerla. Sie fängt schon an, Mitleid mit ihr zu haben.

—En fin, Augusto, ¡que pienses mucho antes de casarte! "Wie auch immer, Augusto, denk lange nach, bevor du heiratest!"

Y se separaron. Und sie trennten sich.

Augusto entró en su casa llena la cabeza de cuanto había oído a don Avito y a Víctor. Augusto betrat sein Haus, gefüllt mit dem Kopf von allem, was er von Don Avito und Víctor gehört hatte. A penas se acordaba ya ni de Eugenia ni de la hipoteca liberada, ni de la mozuela de la planchadora. Er erinnerte sich kaum an Eugenia oder die freigegebene Hypothek oder das Mädchen von der Bügelmaschine.

Cuando al entrar en casa salió saltando a recibirle Orfeo, le cogió, le tentó bien el gaznate, y apretándole el seno le dijo: «Cuidado con los huesos, Orfeo, mucho cuidadito con ellos, ¿eh? Als Orpheus ihm entgegensprang, als er das Haus betrat, nahm er ihn, fühlte seine Kehle gut und drückte seine Brust und sagte: «Pass auf deine Knochen auf, Orpheus, sei sehr vorsichtig mit ihnen, was? No quiero que te atragantes con uno; no quiero verte morir a mis ojos  suplicándome vida. Ich möchte nicht, dass du an einem erstickst; Ich will dich nicht sterben sehen in meinen Augen, die mich um das Leben betteln. Ya ves, Orfeo, don Avito, el pedagogo, se ha convertido a la religión de sus abuelos... ¡es la herencia! Sehen Sie, Orfeo, Don Avito, der Pädagoge, ist zur Religion seiner Großeltern konvertiert ... es ist ein Erbe! Y Víctor no se resigna a ser padre. Und Victor hat sich nicht damit abgefunden, Vater zu sein. Aquel no se consuela de haber perdido a su hijo y este no se consuela de ir a tenerlo... Dieser ist nicht getröstet, weil er seinen Sohn verloren hat, und dieser ist nicht getröstet, dass er ihn bekommen wird ... y ¡qué ojos, Orfeo, qué ojos! ¡Cómo le fulguraban cuando me dijo: “¡Quiere usted comprarme!, ¡quiere usted comprar no mi amor, que ese no se compra, sino mi cuerpo! Wie sie ihn anblitzten, als er mir sagte: "Du willst mich kaufen! Du willst nicht meine Liebe kaufen, die du nicht kaufst, sondern meinen Körper!" ¡Quédese con mi casa!” ¡Comprar yo su cuerpo... su cuerpo...! Nimm mein zu Hause! " Ich kaufe ihren Körper ... ihren Körper ...! ¡Si me sobra el mío, Orfeo, me sobra el mío! Wenn ich mehr habe als meins, Orpheus, habe ich mehr als meins! Lo que yo necesito es alma, alma, alma. Was ich brauche, ist Seele, Seele, Seele. Y una alma de fuego, como la que irradia de los ojos  de ella, de Eugenia. Und eine Feuerseele, wie sie aus ihren Augen strahlt, von Eugenia. ¡Su cuerpo... su cuerpo... sí, su cuerpo es magnífico, espléndido, divino; pero es que su cuerpo es alma, alma pura, todo él vida, todo él significación, todo él idea! Sein Körper ... sein Körper ... ja, sein Körper ist großartig, herrlich, göttlich; aber Tatsache ist, dass sein Körper Seele ist, reine Seele, alles Leben, alles Bedeutung, alles Idee! A mí me sobra el cuerpo, Orfeo, me sobra el cuerpo porque me falta alma. Ich habe viel Körper, Orfeo, ich habe viel Körper, weil mir die Seele fehlt. O ¿no es más bien que me falta alma porque me sobra cuerpo? Oder fehlt mir nicht eher die Seele, weil ich zu viel Körper habe? Yo me toco el cuerpo, Orfeo, me lo palpo, me lo veo, pero ¿el alma?, ¿dónde está mi alma?, ¿es que la tengo? Ich berühre meinen Körper, Orpheus, ich fühle ihn, ich sehe ihn, aber die Seele? Wo ist meine Seele? Habe ich sie? Sólo la sentí resollar un poco cuando tuve aquí abrazada, sobre mis rodillas, a Rosario, a la pobre Rosario; cuando ella lloraba y lloraba yo. Ich spürte nur, wie sie ein wenig keuchte, als ich Rosario hier auf meinen Knien hielt, armer Rosario; als sie weinte und ich weinte. Aquellas lágrimas no podían salir de mi cuerpo; salían de mi alma. Diese Tränen konnten meinen Körper nicht verlassen; sie kamen aus meiner Seele. El alma es un manantial que sólo se revela en lágrimas. Die Seele ist eine Quelle, die sich nur in Tränen offenbart. Hasta que se llora de veras no se sabe si se tiene o no alma. Bis du wirklich weinst, weißt du nicht, ob du eine Seele hast oder nicht. Y ahora vamos a dormir, Orfeo, si es que nos dejan.» Und jetzt gehen wir schlafen, Orpheus, wenn sie uns lassen."