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El principito con Audio - The little prince with audio, El Principito, CAPÍTULO 10 - The Little Prince with Audio

El Principito, CAPÍTULO 10 - The Little Prince with Audio

by Antoine de Saint-Exupéry

from https://albalearning.com/audiolibros/exupery/elprincipito01.html

Se encontraba en la región de los asteroides 325, 326, 327, 328, 329 y 330. Para ocuparse en algo e instruirse al mismo tiempo decidió visitarlos.

El primero estaba habitado por un rey. El rey, vestido de púrpura y armiño, estaba sentado sobre un trono muy sencillo y, sin embargo, majestuoso.

—¡Ah, —exclamó el rey al divisar al principito—, aquí tenemos un súbdito!

El principito se preguntó:

"¿Cómo es posible que me reconozca si nunca me ha visto?" Ignoraba que para los reyes el mundo está muy simplificado. Todos los hombres son súbditos.

—Aproxímate para que te vea mejor —le dijo el rey, que estaba orgulloso de ser por fin el rey de alguien. El principito buscó donde sentarse, pero el planeta estaba ocupado totalmente por el magnífico manto de armiño. Se quedó, pues, de pie, pero como estaba cansado, bostezó.

—La etiqueta no permite bostezar en presencia del rey —le dijo el monarca—. Te lo prohibo.

—No he podido evitarlo —respondió el principito muy confuso—, he hecho un viaje muy largo y apenas he dormido...

—Entonces —le dijo el rey— te ordeno que bosteces. Hace años que no veo bostezar a nadie. Los bostezos son para mí algo curioso. ¡Vamos, bosteza otra vez, te lo ordeno!

—Me da vergüenza... ya no tengo ganas... —dijo el principito enrojeciendo.

—¡Hum, hum! —respondió el rey—. ¡Bueno! Te ordeno tanto que bosteces como que no bosteces...

Tartamudeaba un poco y parecía vejado, pues el rey daba gran importancia a que su autoridad fuese respetada. Era un monarca absoluto, pero como era muy bueno, daba siempre órdenes razonables.

Si yo ordenara —decía frecuentemente—, si yo ordenara a un general que se transformara en ave marina y el general no me obedeciese, la culpa no sería del general, sino mía". —¿Puedo sentarme? —preguntó tímidamente el principito.

—Te ordeno sentarte —le respondió el rey—, recogiendo majestuosamente un faldón de su manto de armiño.

El principito estaba sorprendido. Aquel planeta era tan pequeño que no se explicaba sobre quién podría reinar aquel rey.

—Señor —le dijo—, perdóneme si le pregunto...

—Te ordeno que me preguntes —se apresuró a decir el rey.

—Señor. ¿sobre qué ejerce su poder?

—Sobre todo —contestó el rey con gran ingenuidad.

—¿Sobre todo?

El rey, con un gesto sencillo, señaló su planeta, los otros planetas y las estrellas.

—¿Sobre todo eso? —volvió a preguntar el principito.

—Sobre todo eso. —respondió el rey.

No era sólo un monarca absoluto, era, además, un monarca universal.

—¿Y las estrellas le obedecen?

—¡Naturalmente! —le dijo el rey—. Y obedecen en seguida, pues yo no tolero la indisciplina.

Un poder semejante dejó maravillado al principito. Si él disfrutara de un poder de tal naturaleza, hubiese podido asistir en el mismo día, no a cuarenta y tres, sino a setenta y dos, a cien, o incluso a doscientas puestas de sol, sin tener necesidad de arrastrar su silla. Y como se sentía un poco triste al recordar su pequeño planeta abandonado, se atrevió a solicitar una gracia al rey:

—Me gustaría ver una puesta de sol... Deme ese gusto... Ordénele al sol que se ponga...

—Si yo le diera a un general la orden de volar de flor en flor como una mariposa, o de escribir una tragedia, o de transformarse en ave marina y el general no ejecutase la orden recibida ¿de quién sería la culpa, mía o de él?

—La culpa sería de usted —le dijo el principito con firmeza.

—Exactamente. Sólo hay que pedir a cada uno, lo que cada uno puede dar —continuó el rey. La autoridad se apoya antes que nada en la razón. Si ordenas a tu pueblo que se tire al mar, el pueblo hará la revolución. Yo tengo derecho a exigir obediencia, porque mis órdenes son razonables.

—¿Entonces mi puesta de sol? —recordó el principito, que jamás olvidaba su pregunta una vez que la había formulado.

—Tendrás tu puesta de sol. La exigiré. Pero, según me dicta mi ciencia gobernante, esperaré que las condiciones sean favorables.

—¿Y cuándo será eso?

—¡Ejem, ejem! —le respondió el rey, consultando previamente un enorme calendario—, ¡ejem, ejem! será hacia... hacia... será hacia las siete cuarenta. Ya verás cómo se me obedece bien.

El principito bostezó. Lamentaba su puesta de sol frustrada y además se estaba aburriendo ya un poco.

—Ya no tengo nada que hacer aquí —le dijo al rey—. Me voy.

—No partas —le respondió el rey que se sentía muy orgulloso de tener un súbdito—, no te vayas y te hago ministro.

—¿Ministro de qué?

—¡De... de justicia!

—¡Pero si aquí no hay nadie a quien juzgar!

—Eso no se sabe —le dijo el rey—. Nunca he recorrido todo mi reino. Estoy muy viejo y el caminar me cansa. Y como no hay sitio para una carroza...

—¡Oh! Pero yo ya he visto. —dijo el principito que se inclinó para echar una ojeada al otro lado del planeta—. Allá abajo no hay nadie tampoco. —Te juzgarás a ti mismo —le respondió el rey—. Es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo, que juzgar a los otros. Si consigues juzgarte rectamente es que eres un verdadero sabio.

—Yo puedo juzgarme a mí mismo en cualquier parte y no tengo necesidad de vivir aquí.

—¡Ejem, ejem! Creo —dijo el rey— que en alguna parte del planeta vive una rata vieja; yo la oigo por la noche. Tu podrás juzgar a esta rata vieja. La condenarás a muerte de vez en cuando. Su vida dependería de tu justicia y la indultarás en cada juicio para conservarla, ya que no hay más que una.

—A mí no me gusta condenar a muerte a nadie —dijo el principito—. Creo que me voy a marchar.

—No —dijo el rey.

Pero el principito, que habiendo terminado ya sus preparativos no quiso disgustar al viejo monarca, dijo:

—Si Vuestra Majestad deseara ser obedecido puntualmente, podría dar una orden razonable. Podría ordenarme, por ejemplo, partir antes de un minuto. Me parece que las condiciones son favorables...

Como el rey no respondiera nada, el principito vaciló primero y con un suspiro emprendió la marcha.

—¡Te nombro mi embajador! —se apresuró a gritar el rey. Tenía un aspecto de gran autoridad.

"Las personas mayores son muy extrañas", se decía el principito para sí mismo durante el viaje.


El Principito, CAPÍTULO 10 - The Little Prince with Audio

by Antoine de Saint-Exupéry

from https://albalearning.com/audiolibros/exupery/elprincipito01.html

Se encontraba en la región de los asteroides 325, 326, 327, 328, 329 y 330. It was in the region of asteroids 325, 326, 327, 328, 329 and 330. Para ocuparse en algo e instruirse al mismo tiempo decidió visitarlos. To occupy himself with something and learn at the same time, he decided to visit them.

El primero estaba habitado por un rey. El rey, vestido de púrpura y armiño, estaba sentado sobre un trono muy sencillo y, sin embargo, majestuoso. The king, dressed in purple and ermine, was sitting on a very simple and yet majestic throne.

—¡Ah, —exclamó el rey al divisar al principito—, aquí tenemos un súbdito!

El principito se preguntó: The little prince wondered:

"¿Cómo es posible que me reconozca si nunca me ha visto?" Ignoraba que para los reyes el mundo está muy simplificado. I did not know that for kings the world is very simplified. Todos los hombres son súbditos.

—Aproxímate para que te vea mejor —le dijo el rey, que estaba orgulloso de ser por fin el rey de alguien. "Come closer so I can see you better," said the king, who was proud to finally be someone's king. El principito buscó donde sentarse, pero el planeta estaba ocupado totalmente por el magnífico manto de armiño. The little prince looked for a place to sit, but the planet was totally occupied by the magnificent mantle of ermine. Se quedó, pues, de pie, pero como estaba cansado, bostezó. So he remained standing, but since he was tired, he yawned.

—La etiqueta no permite bostezar en presencia del rey —le dijo el monarca—. "The label does not allow yawning in the presence of the king," the monarch said. Te lo prohibo. I forbid you

—No he podido evitarlo —respondió el principito muy confuso—, he hecho un viaje muy largo y apenas he dormido...

—Entonces —le dijo el rey— te ordeno que bosteces. Hace años que no veo bostezar a nadie. Los bostezos son para mí algo curioso. ¡Vamos, bosteza otra vez, te lo ordeno!

—Me da vergüenza... ya no tengo ganas... —dijo el principito enrojeciendo. "I'm ashamed ... I do not feel like ..." said the little prince blushing.

—¡Hum, hum! —respondió el rey—. ¡Bueno! Te ordeno tanto que bosteces como que no bosteces... I order you so much that you yawn as you do not yawn ...

Tartamudeaba un poco y parecía vejado, pues el rey daba gran importancia a que su autoridad fuese respetada. He stuttered a little and seemed vexed, for the king attached great importance to his authority being respected. Era un monarca absoluto, pero como era muy bueno, daba siempre órdenes razonables. He was an absolute monarch, but since he was very good, he always gave reasonable orders.

Si yo ordenara —decía frecuentemente—, si yo ordenara a un general que se transformara en ave marina y el general no me obedeciese, la culpa no sería del general, sino mía". —¿Puedo sentarme? -Can i sit? —preguntó tímidamente el principito.

—Te ordeno sentarte —le respondió el rey—, recogiendo majestuosamente un faldón de su manto de armiño.

El principito estaba sorprendido. Aquel planeta era tan pequeño que no se explicaba sobre quién podría reinar aquel rey. That planet was so small that it was not explained who that king could reign over.

—Señor —le dijo—, perdóneme si le pregunto...

—Te ordeno que me preguntes —se apresuró a decir el rey. «Je vous ordonne de me demander», s'empressa de dire le roi.

—Señor. ¿sobre qué ejerce su poder? On what does he exercise his power?

—Sobre todo —contestó el rey con gran ingenuidad.

—¿Sobre todo?

El rey, con un gesto sencillo, señaló su planeta, los otros planetas y las estrellas.

—¿Sobre todo eso? —volvió a preguntar el principito.

—Sobre todo eso. —respondió el rey.

No era sólo un monarca absoluto, era, además, un monarca universal. He was not only an absolute monarch, he was also a universal monarch.

—¿Y las estrellas le obedecen?

—¡Naturalmente! —le dijo el rey—. Y obedecen en seguida, pues yo no tolero la indisciplina.

Un poder semejante dejó maravillado al principito. Such a power marvelled the little prince. Si él disfrutara de un poder de tal naturaleza, hubiese podido asistir en el mismo día, no a cuarenta y tres, sino a setenta y dos, a cien, o incluso a doscientas puestas de sol, sin tener necesidad de arrastrar su silla. If he enjoyed a power of such a nature, he could have attended the same day, not forty-three, but seventy-two, a hundred, or even two hundred sunsets, without having to drag his chair. Y como se sentía un poco triste al recordar su pequeño planeta abandonado, se atrevió a solicitar una gracia al rey: And as he felt a little sad to remember his small abandoned planet, he dared to ask the king for a grace:

—Me gustaría ver una puesta de sol... Deme ese gusto... Ordénele al sol que se ponga... -I would like to see a sunset ... Give me that pleasure ... Order the sun to set ...

—Si yo le diera a un general la orden de volar de flor en flor como una mariposa, o de escribir una tragedia, o de transformarse en ave marina y el general no ejecutase la orden recibida ¿de quién sería la culpa, mía o de él? —If I gave a general the order to fly from flower to flower like a butterfly, or to write a tragedy, or to transform himself into a seabird and the general did not execute the order received, whose fault would it be, mine or he?

—La culpa sería de usted —le dijo el principito con firmeza. "It would be your fault," the little prince told him firmly.

—Exactamente. Sólo hay que pedir a cada uno, lo que cada uno puede dar —continuó el rey. You just have to ask each one, what each one can give, "the king continued. La autoridad se apoya antes que nada en la razón. Authority rests first of all on reason. Si ordenas a tu pueblo que se tire al mar, el pueblo hará la revolución. If you order your people to jump into the sea, the people will make a revolution. Yo tengo derecho a exigir obediencia, porque mis órdenes son razonables. I have the right to demand obedience, because my orders are reasonable.

—¿Entonces mi puesta de sol? - Then my sunset? —recordó el principito, que jamás olvidaba su pregunta una vez que la había formulado.

—Tendrás tu puesta de sol. -You'll have your sunset. La exigiré. I will demand it. Pero, según me dicta mi ciencia gobernante, esperaré que las condiciones sean favorables. But as my governing science dictates, I will hope that conditions are favorable.

—¿Y cuándo será eso? -And when will be that?

—¡Ejem, ejem! "Ahem, ahem!" —le respondió el rey, consultando previamente un enorme calendario—, ¡ejem, ejem! será hacia... hacia... será hacia las siete cuarenta. It will be around ... around ... it will be around seven forty. Ya verás cómo se me obedece bien. You will see how well I am obeyed.

El principito bostezó. Lamentaba su puesta de sol frustrada y además se estaba aburriendo ya un poco. He regretted his frustrated sunset and he was getting bored already a little.

—Ya no tengo nada que hacer aquí —le dijo al rey—. "I have nothing to do here," he said to the king. Me voy. I'm going.

—No partas —le respondió el rey que se sentía muy orgulloso de tener un súbdito—, no te vayas y te hago ministro. "Do not leave," replied the king, who was very proud of having a subject, "do not go and I will make you a minister."

—¿Ministro de qué? "Minister of what?"

—¡De... de justicia!

—¡Pero si aquí no hay nadie a quien juzgar!

—Eso no se sabe —le dijo el rey—. "That is not known," said the king. Nunca he recorrido todo mi reino. I've never gone all my kingdom. Estoy muy viejo y el caminar me cansa. I'm very old and walking tires me. Y como no hay sitio para una carroza... And since there is no place for a float ...

—¡Oh! Pero yo ya he visto. But I have already seen. —dijo el principito que se inclinó para echar una ojeada al otro lado del planeta—. Said the little prince, who bent down to take a look at the other side of the planet. Allá abajo no hay nadie tampoco. There's no one down there either. —Te juzgarás a ti mismo —le respondió el rey—. "You will judge yourself," the king replied. Es lo más difícil. It is the most difficult. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo, que juzgar a los otros. It is much more difficult to judge yourself, than to judge others. Si consigues juzgarte rectamente es que eres un verdadero sabio. If you can judge yourself rightly, you are a true sage.

—Yo puedo juzgarme a mí mismo en cualquier parte y no tengo necesidad de vivir aquí. "I can judge myself anywhere and I have no need to live here."

—¡Ejem, ejem! Creo —dijo el rey— que en alguna parte del planeta vive una rata vieja; yo la oigo por la noche. I think, "said the king," that somewhere in the planet lives an old rat; I hear it at night. Tu podrás juzgar a esta rata vieja. You can judge this old rat. La condenarás a muerte de vez en cuando. The condemn to death occasionally. Su vida dependería de tu justicia y la indultarás en cada juicio para conservarla, ya que no hay más que una. Her life would depend on your justice and you will pardon her in each trial to preserve it, since there is only one.

—A mí no me gusta condenar a muerte a nadie —dijo el principito—. "I don't like to condemn anyone to death," said the little prince. Creo que me voy a marchar. I think I'm going to leave.

—No —dijo el rey.

Pero el principito, que habiendo terminado ya sus preparativos no quiso disgustar al viejo monarca, dijo: But the little prince, who having already finished his preparations, did not want to upset the old monarch, said:

—Si Vuestra Majestad deseara ser obedecido puntualmente, podría dar una orden razonable. "If Your Majesty wishes to be promptly obeyed, you could give a reasonable order." Podría ordenarme, por ejemplo, partir antes de un minuto. You could order me, for example, to leave before a minute. Me parece que las condiciones son favorables...

Como el rey no respondiera nada, el principito vaciló primero y con un suspiro emprendió la marcha. As the king did not answer anything, the little prince hesitated first and with a sigh he started walking.

—¡Te nombro mi embajador! —se apresuró a gritar el rey. The king screamed hastily. Tenía un aspecto de gran autoridad. He had a look of great authority.

"Las personas mayores son muy extrañas", se decía el principito para sí mismo durante el viaje. "Older people are very strange," the little prince said to himself during the trip.