×

LingQをより快適にするためCookieを使用しています。サイトの訪問により同意したと見なされます クッキーポリシー.


image

La Ciudad de las Bestias, Capítulo 05 El chamán (2)

Capítulo 05 El chamán (2)

—Aía —murmuró la chica en voz baja.

—Aía —replicó una voz que a Alex no le pareció humana; sonaba como soplido de viento.

La figura se aproximó un paso y quedó muy cerca de Nadia. Para entonces los ojos de Alex se habían acostumbrado un poco a la penumbra y pudo ver a la luz de la luna a un hombre increíblemente anciano. Parecía haber vivido siglos, a pesar de su postura erguida y sus movimientos ágiles. Era muy pequeño, Alex calculó que medía menos que su hermana Nicole, quien sólo tenía nueve años. Usaba un breve delantal de fibra vegetal y una docena de collares de conchas, semillas y dientes de jabalí cubriéndole el pecho. La piel, arrugada como la de un milenario elefante, caía en pliegues sobre su frágil esqueleto. Llevaba una corta lanza, un bastón del cual colgaban una serie de bolsitas de piel y un cilindro de cuarzo que sonaba como un cascabel de bebé. Nadia se llevó la mano al cabello, desprendió la luciérnaga y se la ofreció; el anciano la aceptó, colocándola entre sus collares. Ella se puso en cuclillas y señaló a Alex que hiciera otro tanto, como signo de respeto. Enseguida el indio se agachó también y así quedaron los tres a la misma altura.

Borobá dio un salto y se encaramó a los hombros del viejo, tironeándole las orejas; su ama lo separó de un manotazo y el anciano se echó a reír de buena gana. A Alex le pareció que no tenía un solo diente en la boca, pero como no había mucha luz, no podía estar seguro. El indio y Nadia se enfrascaron en una larga conversación de gestos y sonidos en una lengua cuyas palabras sonaban dulces, como brisa, agua y pájaros. Supuso que hablaban de él, porque lo señalaban. En un momento el hombre se puso de pie y agitó su corta lanza muy enojado, pero ella lo tranquilizó con largas explicaciones. Por último el viejo se quitó un amuleto del cuello, un trozo de hueso tallado, y se lo llevó a los labios para soplarlo. El sonido era el mismo canto de lechuza escuchado antes, que Alex reconoció porque esas aves abundaban en las cercanías de su casa en el norte de California. El singular anciano colgó el amuleto en torno al cuello de Nadia, puso las manos en sus hombros a modo de despedida y enseguida desapareció con el mismo sigilo de su llegada. El muchacho podía jurar que no lo vio retroceder, simplemente se esfumó.

—Ése era Walimaí —le dijo Nadia al oído.

—¿Walimaí? —preguntó él, impresionado por ese extraño encuentro.

—¡Chisss! ¡No lo digas en voz alta! Jamás debes pronunciar el nombre verdadero de un indio en su presencia, es tabú. Menos puedes nombrar a los muertos, eso es un tabú mucho más fuerte, un terrible insulto —explicó Nadia.

—¿Quién es?

—Es un chamán, un brujo muy poderoso. Habla a través de sueños y visiones. Puede viajar al mundo de los espíritus cuando desea. Es el único que conoce el camino a El Dorado.

—¿El Dorado? ¿La ciudad de oro que inventaron los conquistadores? ¡Ésa es una leyenda absurda! —replicó Alex.

—Walimaí ha estado allí muchas veces con su mujer. Siempre anda con ella —rebatió la chica.

—A ella no la vi —admitió Alex.

—Es un espíritu. No todos pueden verla.

—¿Tú la viste?

—Sí. Es joven y muy bonita.

—¿Qué te dio el brujo? ¿Qué hablaron ustedes dos? —preguntó Alex.

—Me dio un talismán. Con esto siempre estaré segura; nadie, ni las personas, ni los animales, ni los fantasmas podrán hacerme daño. También sirve para llamarlo, basta con soplarlo y él vendrá. Hasta ahora yo no podía llamarlo, debía esperar que él viniera. Walimaí dice que voy a necesitarlo porque hay mucho peligro, el Rahakanariwa, el temible espíritu del pájaro caníbal, anda suelto. Cuando aparece hay muerte y destrucción, pero yo estaré protegida por el talismán.

—Eres una niña bastante rara... —suspiró Alex, sin creer ni la mitad de lo que ella decía.

—Walimaí dice que los extranjeros no deben ir a buscar a la Bestia. Dice que varios morirán. Pero tú y yo debemos ir, porque hemos sido llamados, porque tenemos el alma blanca.

—¿Quién nos llama?

—No sé, pero si Walimaí lo dice, es cierto.

—¿De verdad tú crees esas cosas, Nadia? ¿Crees en brujos, en pájaros caníbales, en El Dorado, en esposas invisibles, en la Bestia?

Sin responder, la chica dio media vuelta, echó a andar hacia la aldea y él la siguió de cerca, para no perderse.

Capítulo 05 El chamán (2) Kapitel 05 Der Schamane (2) Chapter 05 The Shaman (2) Chapitre 05 Le chaman (2) Capítulo 05 O Xamã (2)

—Aía —murmuró la chica en voz baja.

—Aía —replicó una voz que a Alex no le pareció humana; sonaba como soplido de viento.

La figura se aproximó un paso y quedó muy cerca de Nadia. Para entonces los ojos de Alex se habían acostumbrado un poco a la penumbra y pudo ver a la luz de la luna a un hombre increíblemente anciano. Parecía haber vivido siglos, a pesar de su postura erguida y sus movimientos ágiles. Era muy pequeño, Alex calculó que medía menos que su hermana Nicole, quien sólo tenía nueve años. Usaba un breve delantal de fibra vegetal y una docena de collares de conchas, semillas y dientes de jabalí cubriéndole el pecho. He wore a short apron of vegetable fiber and a dozen necklaces of shells, seeds and boar's teeth covering his chest. Il portait un tablier court en fibres végétales et une douzaine de colliers de coquillages, de graines et de dents de sanglier couvraient sa poitrine. La piel, arrugada como la de un milenario elefante, caía en pliegues sobre su frágil esqueleto. La peau, ridée comme celle d'un éléphant millénaire, tombe en plis sur son squelette fragile. Llevaba una corta lanza, un bastón del cual colgaban una serie de bolsitas de piel y un cilindro de cuarzo que sonaba como un cascabel de bebé. He carried a short spear, a staff from which hung a series of leather pouches and a quartz cylinder that rattled like a baby's rattle. Il portait une courte lance, un bâton auquel étaient suspendues une série de pochettes en cuir et un cylindre de quartz qui résonnait comme une clochette de bébé. Nadia se llevó la mano al cabello, desprendió la luciérnaga y se la ofreció; el anciano la aceptó, colocándola entre sus collares. Nadia put her hand to her hair, detached the firefly and offered it to him; the old man accepted it, placing it between his necklaces. Nadia mit la main dans ses cheveux, en sortit la luciole et la lui offrit ; le vieil homme l'accepta et la plaça entre ses colliers. Ella se puso en cuclillas y señaló a Alex que hiciera otro tanto, como signo de respeto. She squatted down and signaled Alex to do the same, as a sign of respect. Elle s'est accroupie et a fait signe à Alex de faire de même, en signe de respect. Enseguida el indio se agachó también y así quedaron los tres a la misma altura. Aussitôt, l'Indien s'accroupit à son tour, et ils se retrouvèrent tous les trois à la même hauteur.

Borobá dio un salto y se encaramó a los hombros del viejo, tironeándole las orejas; su ama lo separó de un manotazo y el anciano se echó a reír de buena gana. Borobá jumped up and climbed onto the old man's shoulders, pulling his ears; his mistress slapped him away and the old man laughed heartily. Borobá s'est levé d'un bond et a grimpé sur les épaules du vieil homme en lui tirant les oreilles ; sa maîtresse l'a repoussé d'une claque et le vieil homme a ri de bon cœur. A Alex le pareció que no tenía un solo diente en la boca, pero como no había mucha luz, no podía estar seguro. El indio y Nadia se enfrascaron en una larga conversación de gestos y sonidos en una lengua cuyas palabras sonaban dulces, como brisa, agua y pájaros. L'Indien et Nadia ont entamé une longue conversation faite de gestes et de sons dans une langue dont les mots sonnent doucement, comme la brise, l'eau et les oiseaux. Supuso que hablaban de él, porque lo señalaban. En un momento el hombre se puso de pie y agitó su corta lanza muy enojado, pero ella lo tranquilizó con largas explicaciones. At one point the man stood up and waved his short spear very angrily, but she calmed him down with long explanations. À un moment donné, l'homme s'est levé et a brandi sa courte lance avec colère, mais elle l'a calmé en lui donnant de longues explications. Por último el viejo se quitó un amuleto del cuello, un trozo de hueso tallado, y se lo llevó a los labios para soplarlo. Finally the old man removed an amulet from his neck, a carved piece of bone, and put it to his lips to blow on it. Enfin, le vieil homme retira de son cou une amulette, un morceau d'os sculpté, et la porta à ses lèvres pour souffler dessus. El sonido era el mismo canto de lechuza escuchado antes, que Alex reconoció porque esas aves abundaban en las cercanías de su casa en el norte de California. El singular anciano colgó el amuleto en torno al cuello de Nadia, puso las manos en sus hombros a modo de despedida y enseguida desapareció con el mismo sigilo de su llegada. The singular old man hung the amulet around Nadia's neck, placed his hands on her shoulders by way of farewell and immediately disappeared with the same stealth of his arrival. Le singulier vieillard suspendit l'amulette au cou de Nadia, posa ses mains sur ses épaules en guise d'adieu et disparut avec la même discrétion qu'à son arrivée. El muchacho podía jurar que no lo vio retroceder, simplemente se esfumó. Le garçon aurait pu jurer qu'il ne l'avait pas vu faire demi-tour, il avait simplement disparu.

—Ése era Walimaí —le dijo Nadia al oído.

—¿Walimaí? —preguntó él, impresionado por ese extraño encuentro.

—¡Chisss! ¡No lo digas en voz alta! Jamás debes pronunciar el nombre verdadero de un indio en su presencia, es tabú. Menos puedes nombrar a los muertos, eso es un tabú mucho más fuerte, un terrible insulto —explicó Nadia.

—¿Quién es?

—Es un chamán, un brujo muy poderoso. -He is a shaman, a very powerful sorcerer. -C'est un chaman, un sorcier très puissant. Habla a través de sueños y visiones. Puede viajar al mundo de los espíritus cuando desea. Es el único que conoce el camino a El Dorado.

—¿El Dorado? ¿La ciudad de oro que inventaron los conquistadores? ¡Ésa es una leyenda absurda! —replicó Alex.

—Walimaí ha estado allí muchas veces con su mujer. -Walimaí has been there many times with his wife. Siempre anda con ella —rebatió la chica.

—A ella no la vi —admitió Alex. -I didn't see her," Alex admitted.

—Es un espíritu. No todos pueden verla.

—¿Tú la viste?

—Sí. Es joven y muy bonita.

—¿Qué te dio el brujo? ¿Qué hablaron ustedes dos? —preguntó Alex.

—Me dio un talismán. Con esto siempre estaré segura; nadie, ni las personas, ni los animales, ni los fantasmas podrán hacerme daño. También sirve para llamarlo, basta con soplarlo y él vendrá. Hasta ahora yo no podía llamarlo, debía esperar que él viniera. Walimaí dice que voy a necesitarlo porque hay mucho peligro, el Rahakanariwa, el temible espíritu del pájaro caníbal, anda suelto. Walimaí says I'm going to need it because there is a lot of danger, the Rahakanariwa, the dreaded spirit of the cannibal bird, is on the loose. Walimaí dit que je vais en avoir besoin car il y a beaucoup de danger, le Rahakanariwa, le redoutable esprit de l'oiseau cannibale, est en liberté. Cuando aparece hay muerte y destrucción, pero yo estaré protegida por el talismán.

—Eres una niña bastante rara... —suspiró Alex, sin creer ni la mitad de lo que ella decía.

—Walimaí dice que los extranjeros no deben ir a buscar a la Bestia. Dice que varios morirán. Pero tú y yo debemos ir, porque hemos sido llamados, porque tenemos el alma blanca. But you and I must go, because we have been called, because we have the white soul.

—¿Quién nos llama?

—No sé, pero si Walimaí lo dice, es cierto.

—¿De verdad tú crees esas cosas, Nadia? ¿Crees en brujos, en pájaros caníbales, en El Dorado, en esposas invisibles, en la Bestia?

Sin responder, la chica dio media vuelta, echó a andar hacia la aldea y él la siguió de cerca, para no perderse. Without answering, the girl turned around, started walking towards the village and he followed her closely, so as not to get lost.