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Quantum Fracture, La Ley de Gravitación está Incompleta

La Ley de Gravitación está Incompleta

A finales del siglo XIX los astrofísicos tenían un verdadero grano en el culo. Sí, un grano en el culo: un problema sutil, pequeño, casi inapreciable…

Pero que no paraba de molestarles: Mercurio se movía raro.

Su órbita no está quieta, sino que también rota en un movimiento muy lento que se llama precesión.

Y cuando los físicos intentaban predecir cuán rápida era esta precesión poniendo en la batidora la fuerza gravitacional del Sol y el resto de planetas, el cálculo fallaba.

los físicos intentaban predecir cuán rápida era esta precesión poniendo en la batidora

Había algún

factor que no estaban teniendo en cuenta; algo se le estaba pasando ¡y no sabían el

qué! Desde que Le Verrier se percató del “grano

en el culo”, los científicos intentaron apañarlo de muchas maneras, incluso pensaron

que era por culpa de un planeta nuevo que no habían descubierto, como ya hablamos en

el vídeo anterior. Pero la cosa no se quedó ahí, tras el pufo

de Vulcano otros científicos tomaron el testigo de explicar qué demonios pasaba con Mercurio.

Y no era un problema fácil; las opciones habían disminuido muchísimo. El astrónomo

Newcomb había destrozado la idea de que fuera causado por algún tipo de materia girando

muy cerca del Sol, así que nada de nuevos planetas, ni planetoides ni cinturones de

asteroides. La única hipótesis que sobrevivió fue la de Seeliger: una especie de halo de

polvo y gas que rotaba cerca del sol. Una manera de verlo sería a través de la Luz

Zodiacal, ese brillo que a veces se puede ver al anochecer y al atardecer.

Sin embargo, parece que la peña cogía esta idea con pinzas: midiendo la intensidad de

la Luz Zodiacial resultó que la cantidad de polvo era mucho menor de la necesaria para

provocar la precesión de Mercurio. Asi que esta idea acabó caput.

En estas circunstancias el problema solo les dejó un camino que recorrer. Si no podían

cambiar los elementos del sistema solar, no quedaba otra que modificar algo sagrado: la

Ley de Gravitación Universal. Es decir, que el problema no era que había que añadir

un planeta o algo así al cálculo, había que cambiar como los propios planetas y el

Sol se atraían. Modificar la Gravedad. Puro vértigo.

Una de las primera propuesta para modificar la gravedad fue la que hizo Hall. Él pensó:

“tal vez lo que ocurre es que el dos de ley de newton no es exactamente un dos. Puede

que sea un número muy muy cercano y solo hay que añadir unos cuantos decimales”.

Y no es descabellado. Por ejemplo, en la naturaleza hay montones de cosas que parecen círculos

pero si te pones a medirlos verás que no son círculos perfectos. De hecho, ni utilizando

el compás más perfecto del mundo es posible hacer un círculo de verdad, ese círculo

matemático vive en nuestra mente. Del mismo modo, puede que ese dos de la ley de Newton

sea solo una idealización nuestra y que el Universo sea más crudo y con detalles más

finos. Hall hizo el cálculo: “¿Cuánto hay que

cambiar el dos de la ley de gravitación para que la precesión de mercurio salga bien?”

El resultado fue que tenía que pasar a ser 2.00000016. Asi que, ¿ya está? Con esta

nueva ley de gravitación… ¿Problema resuelto y “roll the credits”? Pues no.

Mirad, con la ley original de Newton puedes entender y predecir correctamente cómo funciona

la gravedad en la Tierra, cómo orbita la Luna, como lanzar un cohete al espacio y cómo

se mueven los planetas, incluso predecir que hay uno más. Todo a la vez.

Luego si tienes que cambiar algo de aquí lo tienes que hacer a bisturí, con muchísima

precisión. Tócala demasiado y todos los problemas pueden dejar de resolverse a la

vez. Eso fue lo que le pasó a Hall. Y es que Newcomb descubrió que no solo era

Mercurio el que tenía un movimiento anómalo. Resultaba que tanto a Venus, a la Tierra como

a Marte le pasaba lo mismo aunque en menor grado. Y aunque los decimales extra de Hall

podían cuadrar la precesión de Mercurio, por ejemplo, fallaban al predecir la órbita

anómala de Venus. Esto tampoco es una gran sorpresa, al fin

y al cabo lo único que hizo Hall fue cuadrar al milímetro una cifra para que la predicción

de Mercurio encajase con lo que observaba. No hay argumentos físicos poderosos. Es decir,

fabricó una solución para ese problema particular. Y ¡vaya! que has probado con Venus y no te

ha funcionado. *pretends to be shocked*. Este tipo de teorías tienen un nombre pijo:

“hipótesis ad hoc”. Las teorías ad hoc no solo tienen el problema de que cuando intentas

generalizarlas la cagan, sino que también tienden a enrevesarse. Un ejemplo: el modelo

del Cosmos de Ptolomeo, esa idea de que la Tierra era el centro del Universo y que el

resto de planetas giraban entorno a ella metidos en varias órbitas internas llamadas epiciclos.

Vistos así, los movimientos de algunos cuerpos son tan extraños que necesitas que estén

en epiciclos, dentro de epiciclos y epiciclos, de tal manera que cada uno tiene que rotar

con una velocidad muy adaptada a las observaciones. Se sabe que en las formulaciones más finas

de este modelo, cada planeta tenía que estar metido entre 40 y 60 epicilos para que la

cosa encajara. Ay, esa gente haciendo Fourier sin saberlo. El rey Alfonso X el Sabio, cuando

le enseñaron este modelo del Universo, comentó "de haber estado presente en el momento de

la creación, podría haber dado excelentes consejos al respecto".

Y, no me malinterpreteis, el modelo ptolemaico funcionaba y de hecho fue la propuesta más

científica y de precisión durante siglos… Pero aun así no se puede negar que el sistema

solar se convertía en un “mamotreto”, un mecanismo miles de veces más complicado

y enrevesado de lo que sabemos que es realmente. Y todo por aferrarte a una idea. Aferrarte

a que la Tierra tiene que ser el centro del Universo. Y ahora que lo dices…¿Qué teoría

hay que se aferra como un clavo ardiendo a una premisa y tiene que acabar aceptando fenómenos

mágicos y anti científicos para que todo medio encaje?¿Qué podrá ser?

Pero, volviendo a Mercurio, la modificación de Hall no fue la única propuesta que se

hizo. Durante años, muchos físicos intentaron modificar la gravedad de varias maneras, a

veces planteando ecuaciones inspiradas en las del electromagnetismo (ese campo de estudio

estaba de moda...). Pero ninguna hipótesis fue totalmente satisfactoria: o bien no cuadraba

exactamente la precesión de Mercurio, o bien alteraban la órbita de otro planeta, o bien

se veían forzados a modificar cosas como la masa de la Tierra

Se tuvo que esperar hasta 1915 cuando un niño zanjó el problema. Y ese niño resultó ser

el mismísimo Albert Einstein. Solo que no era un niño, era un señor con bigote.

¡Exacto! Lo que resolvía el problema de Mercurio era la relatividad general, la manera

actual que tenemos de entender la gravedad; la idea de que la gravedad es una consecuencia

de vivir en un espacio tiempo curvo. Lo que planteaba Einstein es que Mercurio al estar

tan cerca del Sol sentía una gravedad mucho más intensa y rica en detalles. ¿Cuáles

eran estos detalles? ¿Cómo la relatividad general cambia la Ley de Gravitación Universal?

Bueno… la cosa no es tan fácil. Y es que la relatividad general no se limita a cambiar

un poco la formulita de Newton. Es una manera completamente nueva de reinterpretar lo que

es la gravedad a través de matemáticas mazo chungas.

Pero, grosso modo, a ojo de buen cubero, de manera efectiva se puede corregir la Ley de

Gravitación Universal para que vaya acorde con la Relatividad General, introduciendo

un término que va con r a la cuarta. Esta es una ecuación mucho más completa que la

de Newton y cuando Einstein la puso en marcha y calculó con ella cuanto debía ser la precesión

de Mercurio (BOOM) clavó la cifra. 43 segundos de arco por siglo.

En cierta manera, toda esta movida con Mercurio se resume con esta analogía: A un mecánico

le entra un coche roto que no arranca. El tio no tiene ni idea de dónde está exactamente

el problema, así que se dedica a hacerle chapuzas. Que si atornilla por aquí, que

si conecta por allá… El coche se va encendiendo a duras penas. Hasta que llega una pava, le

echa un ojo por encima y dice “oh.”. Toca un botón y el coche arranca.

Esto personalmente me llega al corazón, porque la relatividad general surge de ideas muy

elegantes: la curvatura del espacio-tiempo, el principio de equivalencia…¡No de cuadrar

un número que un astrónomo te ha dado! Por no hablar que la Relatividad con el tiempo

nos ha mostrado que puede predecir todo tipo de fenómenos: lentes gravitacionales, ondas

gravitacionales, la apariencia de agujeros negros… Todo a la vez. El mismo logro que

conseguía la ley de Gravitacion de Newton. Y en el fondo esta es una de las metas de

la física. Poder resolver el mayor conjunto de problemas, por muy diferentes que sean,

partiendo de pocos elementos y sin liar las cosas. Y oye puede que el Universo no nos

deje, que funcione de un modo más complicado y que tengamos que aceptar que la realidad

no es tan sencilla… Pero hasta ahora la cosa ha ido al revés. La elegancia siempre

ha sido la respuesta correcta. Veremos cuanto aguanta.

¡Gente, esto es todo por hoy! Nos vemos la semana que viene con un poquito más de ciencia.

Y, como siempre, muchas gracias por vernos.

La Ley de Gravitación está Incompleta Das Gesetz der Gravitation ist unvollständig The Law of Gravitation is Incomplete La loi de la gravitation est incomplète 重力の法則は不完全である

A finales del siglo XIX los astrofísicos tenían un verdadero grano en el culo. Sí, un grano en el culo: un problema sutil, pequeño, casi inapreciable… Ende des 19. Jahrhunderts hatten die Astrophysiker eine echte Nervensäge. Ja,

Pero que no paraba de molestarles: Mercurio se movía raro.

Su órbita no está quieta, sino que también rota en un movimiento muy lento que se llama precesión. stören sie: Merkur bewegte sich seltsam. Seine Umlaufbahn ist es nicht

Y cuando los físicos intentaban predecir cuán rápida era esta precesión poniendo en la batidora la fuerza gravitacional del Sol y el resto de planetas, el cálculo fallaba.

los físicos intentaban predecir cuán rápida era esta precesión poniendo en la batidora

Había algún

factor que no estaban teniendo en cuenta; algo se le estaba pasando ¡y no sabían el

qué! Desde que Le Verrier se percató del “grano

en el culo”, los científicos intentaron apañarlo de muchas maneras, incluso pensaron

que era por culpa de un planeta nuevo que no habían descubierto, como ya hablamos en

el vídeo anterior. Pero la cosa no se quedó ahí, tras el pufo

de Vulcano otros científicos tomaron el testigo de explicar qué demonios pasaba con Mercurio. von Vulcano übernahmen andere Wissenschaftler den Stab, um zu erklären, was zur Hölle mit Merkur los war.

Y no era un problema fácil; las opciones habían disminuido muchísimo. El astrónomo

Newcomb había destrozado la idea de que fuera causado por algún tipo de materia girando

muy cerca del Sol, así que nada de nuevos planetas, ni planetoides ni cinturones de

asteroides. La única hipótesis que sobrevivió fue la de Seeliger: una especie de halo de

polvo y gas que rotaba cerca del sol. Una manera de verlo sería a través de la Luz

Zodiacal, ese brillo que a veces se puede ver al anochecer y al atardecer.

Sin embargo, parece que la peña cogía esta idea con pinzas: midiendo la intensidad de

la Luz Zodiacial resultó que la cantidad de polvo era mucho menor de la necesaria para

provocar la precesión de Mercurio. Asi que esta idea acabó caput.

En estas circunstancias el problema solo les dejó un camino que recorrer. Si no podían

cambiar los elementos del sistema solar, no quedaba otra que modificar algo sagrado: la

Ley de Gravitación Universal. Es decir, que el problema no era que había que añadir

un planeta o algo así al cálculo, había que cambiar como los propios planetas y el

Sol se atraían. Modificar la Gravedad. Puro vértigo.

Una de las primera propuesta para modificar la gravedad fue la que hizo Hall. Él pensó:

“tal vez lo que ocurre es que el dos de ley de newton no es exactamente un dos. Puede

que sea un número muy muy cercano y solo hay que añadir unos cuantos decimales”.

Y no es descabellado. Por ejemplo, en la naturaleza hay montones de cosas que parecen círculos

pero si te pones a medirlos verás que no son círculos perfectos. De hecho, ni utilizando

el compás más perfecto del mundo es posible hacer un círculo de verdad, ese círculo

matemático vive en nuestra mente. Del mismo modo, puede que ese dos de la ley de Newton

sea solo una idealización nuestra y que el Universo sea más crudo y con detalles más

finos. Hall hizo el cálculo: “¿Cuánto hay que

cambiar el dos de la ley de gravitación para que la precesión de mercurio salga bien?”

El resultado fue que tenía que pasar a ser 2.00000016. Asi que, ¿ya está? Con esta

nueva ley de gravitación… ¿Problema resuelto y “roll the credits”? Pues no.

Mirad, con la ley original de Newton puedes entender y predecir correctamente cómo funciona

la gravedad en la Tierra, cómo orbita la Luna, como lanzar un cohete al espacio y cómo

se mueven los planetas, incluso predecir que hay uno más. Todo a la vez.

Luego si tienes que cambiar algo de aquí lo tienes que hacer a bisturí, con muchísima

precisión. Tócala demasiado y todos los problemas pueden dejar de resolverse a la

vez. Eso fue lo que le pasó a Hall. Y es que Newcomb descubrió que no solo era

Mercurio el que tenía un movimiento anómalo. Resultaba que tanto a Venus, a la Tierra como

a Marte le pasaba lo mismo aunque en menor grado. Y aunque los decimales extra de Hall

podían cuadrar la precesión de Mercurio, por ejemplo, fallaban al predecir la órbita

anómala de Venus. Esto tampoco es una gran sorpresa, al fin

y al cabo lo único que hizo Hall fue cuadrar al milímetro una cifra para que la predicción

de Mercurio encajase con lo que observaba. No hay argumentos físicos poderosos. Es decir,

fabricó una solución para ese problema particular. Y ¡vaya! que has probado con Venus y no te

ha funcionado. *pretends to be shocked*. Este tipo de teorías tienen un nombre pijo:

“hipótesis ad hoc”. Las teorías ad hoc no solo tienen el problema de que cuando intentas

generalizarlas la cagan, sino que también tienden a enrevesarse. Un ejemplo: el modelo

del Cosmos de Ptolomeo, esa idea de que la Tierra era el centro del Universo y que el

resto de planetas giraban entorno a ella metidos en varias órbitas internas llamadas epiciclos.

Vistos así, los movimientos de algunos cuerpos son tan extraños que necesitas que estén

en epiciclos, dentro de epiciclos y epiciclos, de tal manera que cada uno tiene que rotar

con una velocidad muy adaptada a las observaciones. Se sabe que en las formulaciones más finas

de este modelo, cada planeta tenía que estar metido entre 40 y 60 epicilos para que la

cosa encajara. Ay, esa gente haciendo Fourier sin saberlo. El rey Alfonso X el Sabio, cuando

le enseñaron este modelo del Universo, comentó "de haber estado presente en el momento de

la creación, podría haber dado excelentes consejos al respecto".

Y, no me malinterpreteis, el modelo ptolemaico funcionaba y de hecho fue la propuesta más

científica y de precisión durante siglos… Pero aun así no se puede negar que el sistema

solar se convertía en un “mamotreto”, un mecanismo miles de veces más complicado

y enrevesado de lo que sabemos que es realmente. Y todo por aferrarte a una idea. Aferrarte

a que la Tierra tiene que ser el centro del Universo. Y ahora que lo dices…¿Qué teoría

hay que se aferra como un clavo ardiendo a una premisa y tiene que acabar aceptando fenómenos

mágicos y anti científicos para que todo medio encaje?¿Qué podrá ser?

Pero, volviendo a Mercurio, la modificación de Hall no fue la única propuesta que se

hizo. Durante años, muchos físicos intentaron modificar la gravedad de varias maneras, a

veces planteando ecuaciones inspiradas en las del electromagnetismo (ese campo de estudio

estaba de moda...). Pero ninguna hipótesis fue totalmente satisfactoria: o bien no cuadraba

exactamente la precesión de Mercurio, o bien alteraban la órbita de otro planeta, o bien

se veían forzados a modificar cosas como la masa de la Tierra

Se tuvo que esperar hasta 1915 cuando un niño zanjó el problema. Y ese niño resultó ser

el mismísimo Albert Einstein. Solo que no era un niño, era un señor con bigote.

¡Exacto! Lo que resolvía el problema de Mercurio era la relatividad general, la manera

actual que tenemos de entender la gravedad; la idea de que la gravedad es una consecuencia

de vivir en un espacio tiempo curvo. Lo que planteaba Einstein es que Mercurio al estar

tan cerca del Sol sentía una gravedad mucho más intensa y rica en detalles. ¿Cuáles

eran estos detalles? ¿Cómo la relatividad general cambia la Ley de Gravitación Universal?

Bueno… la cosa no es tan fácil. Y es que la relatividad general no se limita a cambiar

un poco la formulita de Newton. Es una manera completamente nueva de reinterpretar lo que

es la gravedad a través de matemáticas mazo chungas.

Pero, grosso modo, a ojo de buen cubero, de manera efectiva se puede corregir la Ley de

Gravitación Universal para que vaya acorde con la Relatividad General, introduciendo

un término que va con r a la cuarta. Esta es una ecuación mucho más completa que la

de Newton y cuando Einstein la puso en marcha y calculó con ella cuanto debía ser la precesión

de Mercurio (BOOM) clavó la cifra. 43 segundos de arco por siglo.

En cierta manera, toda esta movida con Mercurio se resume con esta analogía: A un mecánico

le entra un coche roto que no arranca. El tio no tiene ni idea de dónde está exactamente

el problema, así que se dedica a hacerle chapuzas. Que si atornilla por aquí, que

si conecta por allá… El coche se va encendiendo a duras penas. Hasta que llega una pava, le

echa un ojo por encima y dice “oh.”. Toca un botón y el coche arranca.

Esto personalmente me llega al corazón, porque la relatividad general surge de ideas muy

elegantes: la curvatura del espacio-tiempo, el principio de equivalencia…¡No de cuadrar

un número que un astrónomo te ha dado! Por no hablar que la Relatividad con el tiempo

nos ha mostrado que puede predecir todo tipo de fenómenos: lentes gravitacionales, ondas

gravitacionales, la apariencia de agujeros negros… Todo a la vez. El mismo logro que

conseguía la ley de Gravitacion de Newton. Y en el fondo esta es una de las metas de

la física. Poder resolver el mayor conjunto de problemas, por muy diferentes que sean,

partiendo de pocos elementos y sin liar las cosas. Y oye puede que el Universo no nos

deje, que funcione de un modo más complicado y que tengamos que aceptar que la realidad

no es tan sencilla… Pero hasta ahora la cosa ha ido al revés. La elegancia siempre

ha sido la respuesta correcta. Veremos cuanto aguanta.

¡Gente, esto es todo por hoy! Nos vemos la semana que viene con un poquito más de ciencia.

Y, como siempre, muchas gracias por vernos.