106 - Las habilidades del barquero
NARRADORA
Una mañana de sol,
un señor muy erudito
y muy bien vestido,
quiso atravesar un caudaloso río…
A lo lejos,
divisó un pequeño barco
y al hombrecito que iba remando en él...
EFECTO RÍO
ERUDITO
¡Ey, amigo!...
Quiero cruzar a la otra orilla…
¡Amigo!
NARRADORA
El barquero se acercó
al señor erudito
dispuesto a alquilarle su barca…
BARQUERO
Con gusto, dotor (doctor).
Fíjese que naiden (nadie)
ha cruzao (cruzado) hoy…
Espere un momento
a que haiga (haga) sacao (sacado) los remos…
ERUDITO
¡ Naiden ! (nadie) ...
¡ Haiga ! (haga)...
Pero, ¿a usted no le enseñaron
a hablar correctamente?
BARQUERO
¿Cómo dice, dotor ( doctor ) ?
ERUDITO
Que si usted
no ha estudiado gramática,
lenguaje…
BARQUERO
La verdá, dotor ( doctor)…
Yo soy analfabeta.
Mis padres eran muy probes (pobres)
y no me pudieron mandar a la escuela…
ERUDITO
Con que “ probes ”, (pobres) ¿verdad?...
Supongo que tampoco sabrá nada
de historia, de geografía ni aritmética…
BARQUERO
Bueno, sí… es decir, no…
Yo no conozco ni el palito de la “i”, dotor (doctor)…
ERUDITO
Y tampoco sabrá nada
de filosofía, de arte o literatura…
BARQUERO
Tengo una comadre
que se llama Filosofía…
pero fuera de eso…
ERUDITO
Nada de estudios,
nada de libros…
BARQUERO
No, señor, yo soy un probe (pobre) barquero…
ERUDITO
Pues he de decirle,
amigo mío,
y no me lo tome a mal,
que un hombre como usted,
ignorante, sin cultura,
es como si hubiese perdido la mitad de su vida.
EFECTO OLEAJE FUERTE Y BARCA QUE SE ROMPE
NARRADORA
En ese momento,
la barca, arrastrada por la corriente,
fue a dar contra unas rocas,
se partió en dos
y cayeron al río el barquero y el erudito.
BARQUERO
Ey, dotor, dotor (doctor, doctor)…
¿usted sabe nadar?
ERUDITO (AHOGÁNDOSE)
¡No!... ¡No sé nadar!
BARQUERO
Pues me temo, dotor (doctor),
que hoy va a perder
no la mitad sino toa (toda) su vida.
CONTROL GOLPE MUSICAL
NARRADORA
Diciendo esto,
el barquero se alejó nadando…
ERUDITO
¡Por favor, no se vaya!....
¡Ayúdeme!
BARQUERO
¿Quiere ayuda,
aunque haiga (haga) de ser de un analfabeta?
NARRADORA
El barquero regresó
y arrastró al señor erudito a la orilla.
Cuentan los vecinos
que al “doctor” no se le escuchó una palabra
hasta que regresó,
empapado,
a la ciudad donde vivía.