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Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez, Capítulo 8 (3)

Capítulo 8 (3)

—¡Cabrones! —alcanzó a gritar—. Ojalá fuera el coronel Aureliano Buendía.

Carmelita Montiel, una virgen de veinte años, acababa de bañarse con agua de azahares y estaba regando hojas de romero en la cama de Pilar Ternera, cuando sonó el disparo. Aureliano José estaba destinado a conocer con ella la felicidad que le negó Amaranta, a tener siete hijos y a morirse de viejo en sus brazos, pero la bala de fusil que le entró por la espalda y le despedazó el pecho, estaba dirigida por una mala interpretación de las barajas. El capitán Aquiles Ricardo, que era en realidad quien estaba destinado a morir esa noche, murió en efecto cuatro horas antes que Aureliano José. Apenas sonó el disparo fue derribado por dos balazos simultáneos, cuyo origen no se estableció nunca, y un grito multitudinario estremeció la noche.

—¡Viva el partido liberal! ¡Viva el coronel Aureliano Buendía!

A las doce, cuando Aureliano José acabó de desangrarse y Carmelita Montiel encontró en blanco los naipes de su porvenir, más de cuatrocientos hombres habían desfilado frente al teatro y habían descargado sus revólveres contra el cadáver abandonado del capitán Aquiles Ricardo. Se necesitó una patrulla para poner en una carretilla el cuerpo apelmazado de plomo, que se desbarataba como un pan ensopado.

Contrariado por las impertinencias del ejército regular, el general José Raquel Moncada movilizó sus influencias políticas, volvió a vestir el uniforme y asumió la jefatura civil y militar de Macondo. No esperaba, sin embargo, que su actitud conciliatoria pudiera impedir lo inevitable. Las noticias de setiembre fueron contradictorias. Mientras el gobierno anunciaba que mantenía el control en todo el país, los liberales recibían informes secretos de levantamientos armados en el interior. El régimen no admitió el estado de guerra mientras no se proclamó en un bando que se le había seguido consejo de guerra en ausencia al coronel Aureliano Buendía, y había sido condenado a muerte. Se ordenaba cumplir la sentencia a la primera guarnición que lo capturara. «Esto quiere decir que ha vuelto», se alegró Úrsula ante el general Moncada. Pero él mismo lo ignoraba.

En realidad, el coronel Aureliano Buendía estaba en el país desde hacía más de un mes. Precedido de rumores contradictorios, supuesto al mismo tiempo en los lugares más apartados, el propio general Moncada no creyó en su regreso sino cuando se anunció oficialmente que se había apoderado de dos estados del litoral. «La felicito, comadre», le dijo a Úrsula, mostrándole el telegrama. «Muy pronto lo tendrá aquí». Úrsula se preocupó entonces por primera vez. «¿Y usted qué hará, compadre?», preguntó. El general Moncada se había hecho esa pregunta muchas veces.

—Lo mismo que él, comadre —contestó—: cumplir con mi deber.

El primero de octubre, al amanecer, el coronel Aureliano Buendía con mil hombres bien armados atacó a Macondo y la guarnición recibió la orden de resistir hasta el final. A mediodía, mientras el general Moncada almorzaba con Úrsula, un cañonazo rebelde que retumbó en todo el pueblo pulverizó la fachada de la tesorería municipal. «Están tan bien armados como nosotros —suspiró el general Moncada—, pero además pelean con más ganas». A las dos de la tarde, mientras la tierra temblaba con los cañonazos de ambos lados, se despidió de Úrsula con la certidumbre de que estaba librando una batalla perdida.

—Ruego a Dios que esta noche no tenga a Aureliano en la casa —dijo—. Si es así, dele un abrazo de mi parte, porque yo no espero verlo más nunca.

Esa noche fue capturado cuando trataba de fugarse de Macondo, después de escribirle una extensa carta al coronel Aureliano Buendía, en la cual le recordaba los propósitos comunes de humanizar la guerra, y le deseaba una victoria definitiva contra la corrupción de los militares y las ambiciones de los políticos de ambos partidos. Al día siguiente el coronel Aureliano Buendía almorzó con él en casa de Úrsula, donde fue recluido hasta que un consejo de guerra revolucionario decidiera su destino. Fue una reunión familiar. Pero mientras los adversarios olvidaban la guerra para evocar recuerdos del pasado, Úrsula tuvo la sombría impresión de que su hijo era un intruso. La había tenido desde que lo vio entrar protegido por un ruidoso aparato militar que volteó los dormitorios al derecho y al revés hasta convencerse de que no había ningún riesgo. El coronel Aureliano Buendía no solo lo aceptó, sino que impartió órdenes de una severidad terminante, y no permitió que nadie se le acercara a menos de tres metros, ni siquiera Úrsula, mientras los miembros de su escolta no terminaron de establecer las guardias alrededor de la casa. Vestía un uniforme de dril ordinario, sin insignias de ninguna clase, y unas botas altas con espuelas embadurnadas de barro y sangre seca. Llevaba al cinto una escuadra con la funda desabrochada, y la mano siempre apoyada en la culata revelaba la misma tensión vigilante y resuelta de la mirada. Su cabeza, ahora con entradas profundas, parecía horneada a fuego lento. Su rostro cuarteado por la sal del Caribe había adquirido una dureza metálica. Estaba preservado contra la vejez inminente por una vitalidad que tenía algo que ver con la frialdad de las entrañas. Era más alto que cuando se fue, más pálido y óseo, y manifestaba los primeros síntomas de resistencia a la nostalgia. «Dios mío», se dijo Úrsula, alarmada. «Ahora parece un hombre capaz de todo». Lo era. El rebozo azteca que le llevó a Amaranta, las evocaciones que hizo en el almuerzo, las divertidas anécdotas que contó, eran simples rescoldos de su humor de otra época. No bien se cumplió la orden de enterrar a los muertos en la fosa común, asignó al coronel Roque Carnicero la misión de apresurar los juicios de guerra, y él se empeñó en la agotadora tarea de imponer las reformas radicales que no dejaran piedra sobre piedra en la revenida estructura del régimen conservador. «Tenemos que anticiparnos a los políticos del partido», decía a sus asesores. «Cuando abran los ojos a la realidad se encontrarán con los hechos consumados». Fue entonces cuando decidió revisar los títulos de propiedad de la tierra, hasta cien años atrás, y descubrió las tropelías legalizadas de su hermano José Arcadio. Anuló los registros de una plumada. En un último gesto de cortesía, desatendió sus asuntos por una hora y visitó a Rebeca para ponerla al corriente de su determinación.

En la penumbra de la casa, la viuda solitaria que en un tiempo fue la confidente de sus amores reprimidos, y cuya obstinación le salvó la vida, era un espectro del pasado. Cerrada de negro hasta los puños, con el corazón convertido en cenizas, apenas si tenía noticias de la guerra. El coronel Aureliano Buendía tuvo la impresión de que la fosforescencia de sus huesos traspasaba la piel, y que ella se movía a través de una atmósfera de fuegos fatuos, en un aire estancado donde aún se percibía un recóndito olor a pólvora. Empezó por aconsejarle que moderara el rigor de su luto, que ventilara la casa, que le perdonara al mundo la muerte de José Arcadio. Pero ya Rebeca estaba a salvo de toda vanidad. Después de buscarla inútilmente en el sabor de la tierra, en las cartas perfumadas de Pietro Crespi, en la cama tempestuosa de su marido, había encontrado la paz en aquella casa donde los recuerdos se materializaron por la fuerza de la evocación implacable, y se paseaban como seres humanos por los cuartos clausurados. Estirada en su mecedor de mimbre, mirando al coronel Aureliano Buendía como si fuera él quien pareciera un espectro del pasado, Rebeca ni siquiera se conmovió con la noticia de que las tierras usurpadas por José Arcadio serían restituidas a sus dueños legítimos.

—Se hará lo que tú dispongas, Aureliano —suspiró—. Siempre creí, y lo confirmo ahora, que eres un descastado.

La revisión de los títulos de propiedad se consumó al mismo tiempo que los juicios sumarios, presididos por el coronel Gerineldo Márquez, y que concluyeron con el fusilamiento de toda la oficialidad del ejército regular prisionera de los revolucionarios. El último consejo de guerra fue el del general José Raquel Moncada. Úrsula intervino. «Es el mejor gobernante que hemos tenido en Macondo», le dijo al coronel Aureliano Buendía. «Ni siquiera tengo nada que decirte de su buen corazón, del afecto que nos tiene, porque tú lo conoces mejor que nadie». El coronel Aureliano Buendía fijó en ella una mirada de reprobación.

—No puedo arrogarme la facultad de administrar justicia —replicó—. Si usted tiene algo que decir, dígalo ante el consejo de guerra.

Úrsula no solo lo hizo, sino que llevó a declarar a todas las madres de los oficiales revolucionarios que vivían en Macondo. Una por una, las viejas fundadoras del pueblo, varias de las cuales habían participado en la temeraria travesía de la sierra, exaltaron las virtudes del general Moncada. Úrsula fue la última en el desfile. Su dignidad luctuosa, el peso de su nombre, la convincente vehemencia de su declaración hicieron vacilar por un momento el equilibrio de la justicia. «Ustedes han tomado muy en serio este juego espantoso, y han hecho bien, porque están cumpliendo con su deber», dijo a los miembros del tribunal. «Pero no olviden que mientras Dios nos dé vida, nosotras seguiremos siendo madres, y por muy revolucionarios que sean tenemos derecho de bajarles los pantalones y darles una cueriza a la primera falta de respeto». El jurado se retiró a deliberar cuando todavía resonaban estas palabras en el ámbito de la escuela convertida en cuartel. A la medianoche, el general José Raquel Moncada fue sentenciado a muerte. El coronel Aureliano Buendía, a pesar de las violentas recriminaciones de Úrsula, se negó a conmutarle la pena. Poco antes del amanecer, visitó al sentenciado en el cuarto del cepo.

—Recuerda, compadre —le dijo—, que no te fusilo yo. Te fusila la revolución.

El general Moncada ni siquiera se levantó del catre al verlo entrar.

—Vete a la mierda, compadre —replicó.

Hasta ese momento, desde su regreso, el coronel Aureliano Buendía no se había concedido la oportunidad de verlo con el corazón. Se asombró de cuánto había envejecido, del temblor de sus manos, de la conformidad un poco rutinaria con que esperaba la muerte, y entonces experimentó un hondo desprecio por sí mismo que confundió con un principio de misericordia.

—Sabes mejor que yo —dijo— que todo consejo de guerra es una farsa, y que en verdad tienes que pagar los crímenes de otros, porque esta vez vamos a ganar la guerra a cualquier precio. Tú, en mi lugar, ¿no hubieras hecho lo mismo?

El general Moncada se incorporó para limpiar los gruesos anteojos de carey con el faldón de la camisa. «Probablemente», dijo. «Pero lo que me preocupa no es que me fusiles, porque al fin y al cabo, para la gente como nosotros esto es la muerte natural». Puso los lentes en la cama y se quitó el reloj de leontina. «Lo que me preocupa —agregó— es que de tanto odiar a los militares, de tanto combatirlos, de tanto pensar en ellos, has terminado por ser igual a ellos. Y no hay un ideal en la vida que merezca tanta abyección». Se quitó el anillo matrimonial y la medalla de la Virgen de los Remedios y los puso junto con los lentes y el reloj.

—A este paso —concluyó— no solo serás el dictador más despótico y sanguinario de nuestra historia, sino que fusilarás a mi comadre Úrsula tratando de apaciguar tu conciencia.

El coronel Aureliano Buendía permaneció impasible. El general Moncada le entregó entonces los lentes, la medalla, el reloj y el anillo, y cambió de tono.

—Pero no te hice venir para regañarte —dijo—. Quería suplicarte el favor de mandarle estas cosas a mi mujer.

El coronel Aureliano Buendía se las guardó en los bolsillos.

—¿Sigue en Manaure?

—Sigue en Manaure —confirmó el general Moncada—, en la misma casa detrás de la iglesia donde mandaste aquella carta.

—Lo haré con mucho gusto, José Raquel —dijo el coronel Aureliano Buendía.

Cuando salió al aire azul de neblina, el rostro se le humedeció como en otro amanecer del pasado, y solo entonces comprendió por qué había dispuesto que la sentencia se cumpliera en el patio, y no en el muro del cementerio. El pelotón, formado frente a la puerta, le rindió honores de jefe de estado.

—Ya pueden traerlo —ordenó.

Capítulo 8 (3) Kapitel 8 (3) Chapter 8 (3) Chapitre 8 (3) Capitolo 8 (3) 第8章 (3) Rozdział 8 (3) Capítulo 8 (3) Глава 8 (3) Bölüm 8 (3)

—¡Cabrones! — Bastards! —alcanzó a gritar—. He managed to yell. Ojalá fuera el coronel Aureliano Buendía. I wish it were Colonel Aureliano Buendía.

Carmelita Montiel, una virgen de veinte años, acababa de bañarse con agua de azahares y estaba regando hojas de romero en la cama de Pilar Ternera, cuando sonó el disparo. Carmelita Montiel, a twenty-year-old virgin, had just bathed in orange blossom water and was sprinkling rosemary leaves on Pilar Ternera's bed when the shot rang out. Carmelita Montiel, une vierge de vingt ans, venait de se baigner dans l'eau de fleur d'oranger et saupoudrait de feuilles de romarin le lit de Pilar Ternera lorsque le coup de feu retentit. Aureliano José estaba destinado a conocer con ella la felicidad que le negó Amaranta, a tener siete hijos y a morirse de viejo en sus brazos, pero la bala de fusil que le entró por la espalda y le despedazó el pecho, estaba dirigida por una mala interpretación de las barajas. Aureliano José war dazu bestimmt, mit ihr das Glück zu erleben, das Amaranta ihm verwehrte, sieben Kinder zu haben und in ihren Armen an Altersschwäche zu sterben, aber die Gewehrkugel, die in seinen Rücken eindrang und seine Brust zerfetzte, wurde durch eine falsche Auslegung der Karten gelenkt. Aureliano José was destined to experience with her the happiness that Amaranta denied him, to have seven children and to die of old age in her arms, but the rifle bullet that entered his back and shattered his chest was directed by a misunderstanding. of the decks Aureliano José était destiné à connaître avec elle le bonheur qu'Amaranta lui refusait, d'avoir sept enfants et de mourir de vieillesse dans ses bras, mais la balle de fusil qui lui est entrée dans le dos et lui a fracassé la poitrine a été dirigée par un malentendu des ponts. El capitán Aquiles Ricardo, que era en realidad quien estaba destinado a morir esa noche, murió en efecto cuatro horas antes que Aureliano José. Hauptmann Aquiles Ricardo, der eigentlich in dieser Nacht sterben sollte, starb vier Stunden vor Aureliano José. Captain Aquiles Ricardo, who was actually the one destined to die that night, actually died four hours before Aureliano José. Le capitaine Aquiles Ricardo, qui était en fait celui qui devait mourir cette nuit-là, est en fait mort quatre heures avant Aureliano José. Apenas sonó el disparo fue derribado por dos balazos simultáneos, cuyo origen no se estableció nunca, y un grito multitudinario estremeció la noche. Sobald der Schuss ertönte, wurde er von zwei gleichzeitigen Kugeln niedergeschlagen, deren Herkunft nie geklärt werden konnte, und ein gewaltiger Schrei erschütterte die Nacht. As soon as the shot rang out, he was knocked down by two simultaneous bullets, the origin of which was never established, and a massive shout shook the night. Dès que le coup de feu a retenti, il a été renversé par deux balles simultanées, dont l'origine n'a jamais été établie, et un cri massif a secoué la nuit.

—¡Viva el partido liberal! —Long live the Liberal Party! ¡Viva el coronel Aureliano Buendía! Long live Colonel Aureliano Buendía!

A las doce, cuando Aureliano José acabó de desangrarse y Carmelita Montiel encontró en blanco los naipes de su porvenir, más de cuatrocientos hombres habían desfilado frente al teatro y habían descargado sus revólveres contra el cadáver abandonado del capitán Aquiles Ricardo. Um zwölf Uhr, als Aureliano José verblutet war und Carmelita Montiel die Karten ihrer Zukunft leer vorfand, hatten sich mehr als vierhundert Männer vor dem Theater eingefunden und ihre Revolver auf den verlassenen Leichnam von Hauptmann Aquiles Ricardo gerichtet. At twelve o'clock, when Aureliano José finished bleeding to death and Carmelita Montiel found the cards of her future blank, more than four hundred men had paraded in front of the theater and had unloaded their revolvers on the abandoned corpse of Captain Aquiles Ricardo. Se necesitó una patrulla para poner en una carretilla el cuerpo apelmazado de plomo, que se desbarataba como un pan ensopado. Eine Patrouille war nötig, um den mit Blei ummantelten Körper, der wie aufgeweichtes Brot zerbröckelte, in eine Schubkarre zu legen. It took a patrol to put the lead-caked body on a wheelbarrow, which fell apart like soggy bread. Il a fallu une patrouille pour mettre le corps recouvert de plomb sur une brouette, qui s'est effondrée comme du pain détrempé.

Contrariado por las impertinencias del ejército regular, el general José Raquel Moncada movilizó sus influencias políticas, volvió a vestir el uniforme y asumió la jefatura civil y militar de Macondo. Disgruntled by the impertinence of the regular army, General José Raquel Moncada mobilized his political influences, returned to wearing the uniform and assumed the civil and military leadership of Macondo. No esperaba, sin embargo, que su actitud conciliatoria pudiera impedir lo inevitable. Er rechnete jedoch nicht damit, dass seine versöhnliche Haltung das Unvermeidliche verhindern könnte. He did not expect, however, that his conciliatory attitude could prevent the inevitable. Las noticias de setiembre fueron contradictorias. Die Nachrichten im September waren widersprüchlich. The news in September was contradictory. Mientras el gobierno anunciaba que mantenía el control en todo el país, los liberales recibían informes secretos de levantamientos armados en el interior. While the government announced that it was in control of the entire country, the Liberals received secret reports of armed uprisings in the interior. El régimen no admitió el estado de guerra mientras no se proclamó en un bando que se le había seguido consejo de guerra en ausencia al coronel Aureliano Buendía, y había sido condenado a muerte. Das Regime gab den Kriegszustand erst zu, als in einer Proklamation bekannt gegeben wurde, dass Oberst Aureliano Buendía in Abwesenheit vor ein Kriegsgericht gestellt und zum Tode verurteilt worden war. The regime did not admit the state of war until it was proclaimed on one side that Colonel Aureliano Buendía had been court-martialed in absentia and had been sentenced to death. Se ordenaba cumplir la sentencia a la primera guarnición que lo capturara. Die Strafe sollte von der ersten Garnison vollstreckt werden, die ihn gefangen nahm. The first garrison that captured him was ordered to carry out the sentence. La première garnison qui l'a capturé a reçu l'ordre d'exécuter la peine. «Esto quiere decir que ha vuelto», se alegró Úrsula ante el general Moncada. "Das bedeutet, dass er zurück ist", freute sich Ursula gegenüber General Moncada. "This means that he's back," Úrsula rejoiced before General Moncada. "Cela veut dire qu'il est de retour", se réjouit Ursula devant le général Moncada. Pero él mismo lo ignoraba. Er selbst war sich dessen jedoch nicht bewusst. But he himself ignored it.

En realidad, el coronel Aureliano Buendía estaba en el país desde hacía más de un mes. In reality, Colonel Aureliano Buendía had been in the country for more than a month. Precedido de rumores contradictorios, supuesto al mismo tiempo en los lugares más apartados, el propio general Moncada no creyó en su regreso sino cuando se anunció oficialmente que se había apoderado de dos estados del litoral. Von widersprüchlichen Gerüchten begleitet, die zur gleichen Zeit an den entlegensten Orten kursierten, glaubte General Moncada selbst nicht an seine Rückkehr, bis offiziell verkündet wurde, dass er zwei Küstenstaaten eingenommen hatte. Preceded by contradictory rumors, alleged at the same time in the most remote places, General Moncada himself did not believe in his return until it was officially announced that he had seized two coastal states. «La felicito, comadre», le dijo a Úrsula, mostrándole el telegrama. "Ich gratuliere Ihnen, comadre", sagte er zu Úrsula und zeigte ihr das Telegramm. "I congratulate you, comadre," he said to Úrsula, showing her the telegram. «Muy pronto lo tendrá aquí». "Sehr bald wirst du es hier haben. "Very soon you will have it here." "Très bientôt vous l'aurez ici." Úrsula se preocupó entonces por primera vez. Da wurde Ursula zum ersten Mal besorgt. Úrsula was worried then for the first time. «¿Y usted qué hará, compadre?», preguntó. "Und was wirst du tun, Compadre?", fragte er. "And what will you do, compadre?" he asked. El general Moncada se había hecho esa pregunta muchas veces. General Moncada had asked himself that question many times.

—Lo mismo que él, comadre —contestó—: cumplir con mi deber. -dasselbe wie er, comadre", antwortete er, "um meine Pflicht zu erfüllen. "The same as him, comadre," he replied, "doing my duty."

El primero de octubre, al amanecer, el coronel Aureliano Buendía con mil hombres bien armados atacó a Macondo y la guarnición recibió la orden de resistir hasta el final. On the first of October, at dawn, Colonel Aureliano Buendía attacked Macondo with a thousand well-armed men and the garrison was ordered to resist until the end. A mediodía, mientras el general Moncada almorzaba con Úrsula, un cañonazo rebelde que retumbó en todo el pueblo pulverizó la fachada de la tesorería municipal. At noon, while General Moncada was having lunch with Úrsula, a rebel cannon shot that resounded throughout the town pulverized the facade of the municipal treasury. «Están tan bien armados como nosotros —suspiró el general Moncada—, pero además pelean con más ganas». "They are as well armed as we are," General Moncada sighed, "but they also fight harder." A las dos de la tarde, mientras la tierra temblaba con los cañonazos de ambos lados, se despidió de Úrsula con la certidumbre de que estaba librando una batalla perdida. At two in the afternoon, while the ground shook with the cannon fire from both sides, he said goodbye to Úrsula with the certainty that he was fighting a losing battle.

—Ruego a Dios que esta noche no tenga a Aureliano en la casa —dijo—. -Ich bete zu Gott, dass ich heute Abend nicht Aureliano im Haus habe", sagte er. "I pray to God that I don't have Aureliano in the house tonight," he said. Si es así, dele un abrazo de mi parte, porque yo no espero verlo más nunca. Wenn ja, umarmen Sie ihn für mich, denn ich erwarte nicht, ihn jemals wiederzusehen. If so, give him a hug from me, because I don't expect to see him ever again.

Esa noche fue capturado cuando trataba de fugarse de Macondo, después de escribirle una extensa carta al coronel Aureliano Buendía, en la cual le recordaba los propósitos comunes de humanizar la guerra, y le deseaba una victoria definitiva contra la corrupción de los militares y las ambiciones de los políticos de ambos partidos. That night he was captured when he tried to escape from Macondo, after writing a long letter to Colonel Aureliano Buendía, in which he reminded him of the common goals of humanizing war, and wished him a definitive victory against the corruption of the military and the ambitions of the military. of politicians from both parties. Al día siguiente el coronel Aureliano Buendía almorzó con él en casa de Úrsula, donde fue recluido hasta que un consejo de guerra revolucionario decidiera su destino. The next day Colonel Aureliano Buendía had lunch with him at Úrsula's house, where he was confined until a revolutionary war council decided his fate. Fue una reunión familiar. It was a family reunion. Pero mientras los adversarios olvidaban la guerra para evocar recuerdos del pasado, Úrsula tuvo la sombría impresión de que su hijo era un intruso. But while the adversaries forgot the war to evoke memories of the past, Úrsula had the grim impression that her son was an intruder. La había tenido desde que lo vio entrar protegido por un ruidoso aparato militar que volteó los dormitorios al derecho y al revés hasta convencerse de que no había ningún riesgo. Sie hatte es, seit sie ihn unter dem Schutz eines lärmenden Militärapparats hatte eintreten sehen, der die Schlafsäle auf den Kopf stellte, bis sie überzeugt war, dass keine Gefahr bestand. She had had it since she saw him enter protected by a noisy military apparatus that turned the bedrooms upside down and upside down until they were convinced there was no risk. El coronel Aureliano Buendía no solo lo aceptó, sino que impartió órdenes de una severidad terminante, y no permitió que nadie se le acercara a menos de tres metros, ni siquiera Úrsula, mientras los miembros de su escolta no terminaron de establecer las guardias alrededor de la casa. Colonel Aureliano Buendía not only accepted it, but also issued orders of absolute severity, and did not allow anyone to approach him within three meters, not even Úrsula, while the members of his escort did not finish setting up guards around him. home. Vestía un uniforme de dril ordinario, sin insignias de ninguna clase, y unas botas altas con espuelas embadurnadas de barro y sangre seca. He was dressed in an ordinary denim uniform, without insignia of any kind, and high boots with spurs smeared with mud and dried blood. Llevaba al cinto una escuadra con la funda desabrochada, y la mano siempre apoyada en la culata revelaba la misma tensión vigilante y resuelta de la mirada. An seinem Gürtel trug er einen Vierkant mit offenem Holster, und die Hand, die stets auf dem Schaft ruhte, verriet die gleiche wachsame, entschlossene Spannung in seinem Blick. At his belt was a square with the scabbard unbuttoned, and his hand always resting on the butt revealed the same vigilant and resolute tension in his gaze. Il portait à sa ceinture un carré dont le fourreau était déboutonné, et sa main toujours appuyée sur la crosse révélait dans son regard la même tension vigilante et résolue. Su cabeza, ahora con entradas profundas, parecía horneada a fuego lento. Sein Kopf, der nun tiefe Vertiefungen aufwies, sah aus, als sei er in einem langsamen Ofen gebacken worden. His head, now receding, looked like it had been baked over a slow fire. Su rostro cuarteado por la sal del Caribe había adquirido una dureza metálica. His face, cracked by Caribbean salt, had taken on a metallic hardness. Son visage, craquelé par le sel des Caraïbes, avait pris une dureté métallique. Estaba preservado contra la vejez inminente por una vitalidad que tenía algo que ver con la frialdad de las entrañas. Sie wurde durch eine Vitalität, die etwas mit der Kälte der Eingeweide zu tun hatte, vor dem drohenden Alter bewahrt. He was preserved against impending old age by a vitality that had something to do with the coldness of his bowels. Il était préservé de la vieillesse imminente par une vitalité liée à la froideur de ses entrailles. Era más alto que cuando se fue, más pálido y óseo, y manifestaba los primeros síntomas de resistencia a la nostalgia. Er war größer als bei seiner Abreise, blasser und knochiger und zeigte erste Anzeichen von Widerstand gegen das Heimweh. He was taller than when he left, paler and more bony, and exhibiting the first signs of resistance to homesickness. Il était plus grand que lorsqu'il était parti, plus pâle et plus osseux, et présentait les premiers signes de résistance au mal du pays. «Dios mío», se dijo Úrsula, alarmada. "My God," Úrsula said to herself, alarmed. «Ahora parece un hombre capaz de todo». "Jetzt sieht er aus wie ein Mann, der zu allem fähig ist". "Now he seems like a man capable of anything." Lo era. Das war es. It was. El rebozo azteca que le llevó a Amaranta, las evocaciones que hizo en el almuerzo, las divertidas anécdotas que contó, eran simples rescoldos de su humor de otra época. The Aztec rebozo that he brought to Amaranta, the reminiscences he made at lunch, the amusing anecdotes he told, were simple embers of his humor from another era. Le rebozo aztèque qu'il apportait à Amaranta, les souvenirs qu'il se faisait au déjeuner, les anecdotes amusantes qu'il racontait, étaient de simples braises de son humour d'un autre temps. No bien se cumplió la orden de enterrar a los muertos en la fosa común, asignó al coronel Roque Carnicero la misión de apresurar los juicios de guerra, y él se empeñó en la agotadora tarea de imponer las reformas radicales que no dejaran piedra sobre piedra en la revenida estructura del régimen conservador. Sobald der Befehl, die Toten im Massengrab zu begraben, ausgeführt war, beauftragte er Oberst Roque Carnicero mit der Beschleunigung der Kriegsprozesse und machte sich an die mühsame Aufgabe, radikale Reformen durchzusetzen, die in der maroden Struktur des konservativen Regimes keinen Stein auf dem anderen lassen würden. As soon as the order to bury the dead in the common grave was carried out, he assigned Colonel Roque Carnicero the mission of speeding up the war trials, and he set about the exhausting task of imposing radical reforms that would leave no stone unturned in the collapsed structure of the conservative regime. Dès l'exécution de l'ordre d'enterrer les morts dans la fosse commune, il confie au colonel Roque Carnicero la mission d'accélérer les procès de guerre, et il s'attelle à l'épuisante tâche d'imposer des réformes radicales qui ne laisseront rien au hasard dans le structure effondrée du régime conservateur. «Tenemos que anticiparnos a los políticos del partido», decía a sus asesores. "Wir müssen den Parteipolitikern zuvorkommen", sagte er zu seinen Beratern. "We have to anticipate the party politicians," he told his advisers. «Cuando abran los ojos a la realidad se encontrarán con los hechos consumados». "Wenn sie ihre Augen für die Realität öffnen, werden sie vor vollendete Tatsachen gestellt". "When they open their eyes to reality, they will find the fait accompli." "Quand ils ouvriront les yeux sur la réalité, ils trouveront le fait accompli." Fue entonces cuando decidió revisar los títulos de propiedad de la tierra, hasta cien años atrás, y descubrió las tropelías legalizadas de su hermano José Arcadio. It was then that he decided to review the land titles, up to a hundred years ago, and discovered the legalized outrages of his brother José Arcadio. C'est alors qu'il décide de revoir les titres fonciers, jusqu'à il y a cent ans, et découvre les outrages légalisés de son frère José Arcadio. Anuló los registros de una plumada. He voided the records in one fell swoop. Il a annulé les records d'un seul coup. En un último gesto de cortesía, desatendió sus asuntos por una hora y visitó a Rebeca para ponerla al corriente de su determinación. In einer letzten Geste der Höflichkeit vernachlässigte er eine Stunde lang sein Geschäft und besuchte Rebecca, um sie über seine Entschlossenheit zu informieren. In a final gesture of courtesy, he neglected his business for an hour and visited Rebeca to update her on his determination. Dans un dernier geste de courtoisie, il a négligé ses affaires pendant une heure et a rendu visite à Rebeca pour la mettre au courant de sa détermination.

En la penumbra de la casa, la viuda solitaria que en un tiempo fue la confidente de sus amores reprimidos, y cuya obstinación le salvó la vida, era un espectro del pasado. In der Düsternis des Hauses war die einsame Witwe, die einst die Vertraute seiner unterdrückten Liebe war und deren Hartnäckigkeit ihm das Leben rettete, ein Gespenst der Vergangenheit. In the gloom of the house, the lonely widow who had once been the confidante of his repressed loves, and whose obstinacy saved his life, was a specter from the past. Cerrada de negro hasta los puños, con el corazón convertido en cenizas, apenas si tenía noticias de la guerra. Schwarz bis zu den Fäusten, ihr Herz wurde zu Asche, sie hatte kaum Neuigkeiten vom Krieg. Closed in black to the cuffs, with her heart turned to ashes, she hardly had any news of the war. El coronel Aureliano Buendía tuvo la impresión de que la fosforescencia de sus huesos traspasaba la piel, y que ella se movía a través de una atmósfera de fuegos fatuos, en un aire estancado donde aún se percibía un recóndito olor a pólvora. Colonel Aureliano Buendía had the impression that the phosphorescence of her bones pierced her skin, and that she was moving through an atmosphere of will-o'-the-wisps, in a stagnant air where a recondite smell of gunpowder was still perceptible. Le colonel Aureliano Buendía eut l'impression que la phosphorescence de ses os transperçait sa peau, et qu'elle se déplaçait dans une atmosphère de feux follets, dans un air stagnant où une odeur obscure de poudre à canon était encore perceptible. Empezó por aconsejarle que moderara el rigor de su luto, que ventilara la casa, que le perdonara al mundo la muerte de José Arcadio. He began by advising her to moderate the rigor of her mourning, to air out the house, to forgive the world for José Arcadio's death. Pero ya Rebeca estaba a salvo de toda vanidad. But now Rebeca was safe from all vanity. Después de buscarla inútilmente en el sabor de la tierra, en las cartas perfumadas de Pietro Crespi, en la cama tempestuosa de su marido, había encontrado la paz en aquella casa donde los recuerdos se materializaron por la fuerza de la evocación implacable, y se paseaban como seres humanos por los cuartos clausurados. After futilely searching for it in the taste of the land, in the perfumed letters of Pietro Crespi, in her husband's stormy bed, she had found peace in that house where memories materialized by the force of relentless evocation, and walked like human beings through the closed rooms. Après l'avoir cherchée en vain dans le goût de la terre, dans les lettres parfumées de Pietro Crespi, dans le lit orageux de son mari, elle avait trouvé la paix dans cette maison où les souvenirs se matérialisaient par la force de l'évocation implacable, et marchaient comme des êtres humains à travers le chambres fermées. Estirada en su mecedor de mimbre, mirando al coronel Aureliano Buendía como si fuera él quien pareciera un espectro del pasado, Rebeca ni siquiera se conmovió con la noticia de que las tierras usurpadas por José Arcadio serían restituidas a sus dueños legítimos. Stretched out in her wicker rocking chair, looking at Colonel Aureliano Buendía as if he were the one who seemed like a specter from the past, Rebeca was not even moved by the news that the land usurped by José Arcadio would be returned to its legitimate owners. Allongée dans son fauteuil à bascule en osier, regardant le colonel Aureliano Buendía comme s'il était celui qui semblait être un fantôme du passé, Rebeca n'a même pas été émue par la nouvelle que la terre usurpée par José Arcadio serait rendue à son légitime propriétaires.

—Se hará lo que tú dispongas, Aureliano —suspiró—. "What you say will be done, Aureliano," he sighed. "Ce que tu dis sera fait, Aureliano," soupira-t-il. Siempre creí, y lo confirmo ahora, que eres un descastado. I always believed, and I confirm it now, that you are an outcast. J'ai toujours cru, et je le confirme maintenant, que tu es un paria.

La revisión de los títulos de propiedad se consumó al mismo tiempo que los juicios sumarios, presididos por el coronel Gerineldo Márquez, y que concluyeron con el fusilamiento de toda la oficialidad del ejército regular prisionera de los revolucionarios. The review of property titles was carried out at the same time as the summary trials, presided over by Colonel Gerineldo Márquez, and which concluded with the execution of all the officers of the regular army imprisoned by the revolutionaries. La révision des titres de propriété a été menée en même temps que les procès sommaires, présidés par le colonel Gerineldo Márquez, et qui se sont conclus par l'exécution de tous les officiers de l'armée régulière emprisonnés par les révolutionnaires. El último consejo de guerra fue el del general José Raquel Moncada. The last council of war was that of General José Raquel Moncada. Úrsula intervino. Ursula intervened. «Es el mejor gobernante que hemos tenido en Macondo», le dijo al coronel Aureliano Buendía. "He is the best ruler we have had in Macondo," he told Colonel Aureliano Buendía. «Ni siquiera tengo nada que decirte de su buen corazón, del afecto que nos tiene, porque tú lo conoces mejor que nadie». "I don't even have anything to tell you about his good heart, about the affection he has for us, because you know him better than anyone." El coronel Aureliano Buendía fijó en ella una mirada de reprobación. Colonel Aureliano Buendía fixed her with a disapproving look.

—No puedo arrogarme la facultad de administrar justicia —replicó—. "I cannot assume the power to administer justice," he replied. "Je ne peux pas assumer le pouvoir d'administrer la justice", a-t-il répondu. Si usted tiene algo que decir, dígalo ante el consejo de guerra. If you have something to say, say it before the court martial.

Úrsula no solo lo hizo, sino que llevó a declarar a todas las madres de los oficiales revolucionarios que vivían en Macondo. Úrsula not only did it, but also led all the mothers of the revolutionary officers who lived in Macondo to testify. Una por una, las viejas fundadoras del pueblo, varias de las cuales habían participado en la temeraria travesía de la sierra, exaltaron las virtudes del general Moncada. One by one, the old foundresses of the town, several of whom had participated in the reckless crossing of the mountains, extolled the virtues of General Moncada. Úrsula fue la última en el desfile. Ursula was the last in the parade. Su dignidad luctuosa, el peso de su nombre, la convincente vehemencia de su declaración hicieron vacilar por un momento el equilibrio de la justicia. His mournful dignity, the weight of his name, the convincing vehemence of his declaration made the balance of justice waver for a moment. Sa dignité lugubre, le poids de son nom, la véhémence convaincante de sa déclaration firent vaciller un instant la balance de la justice. «Ustedes han tomado muy en serio este juego espantoso, y han hecho bien, porque están cumpliendo con su deber», dijo a los miembros del tribunal. "Sie haben dieses furchtbare Spiel sehr ernst genommen, und Sie haben es gut gemacht, denn Sie tun Ihre Pflicht", sagte er zu den Mitgliedern des Tribunals. "You have taken this appalling game very seriously, and you have done well, because you are doing your duty," he told members of the court. «Pero no olviden que mientras Dios nos dé vida, nosotras seguiremos siendo madres, y por muy revolucionarios que sean tenemos derecho de bajarles los pantalones y darles una cueriza a la primera falta de respeto». "Aber vergesst nicht: Solange Gott uns das Leben schenkt, werden wir Mütter sein, und egal, wie revolutionär sie sind, wir haben das Recht, beim ersten Anzeichen von Respektlosigkeit die Hosen runterzulassen und sie zu verprügeln". "But don't forget that as long as God gives us life, we will continue to be mothers, and no matter how revolutionary they are, we have the right to pull down their pants and give them a hide at the first disrespect." "Mais n'oubliez pas que tant que Dieu nous donne la vie, nous continuerons d'être des mères, et aussi révolutionnaires soient-elles, nous avons le droit de baisser leur pantalon et de leur donner une peau au premier manque de respect." El jurado se retiró a deliberar cuando todavía resonaban estas palabras en el ámbito de la escuela convertida en cuartel. The jury retired to deliberate when these words still resounded in the field of the school converted into barracks. A la medianoche, el general José Raquel Moncada fue sentenciado a muerte. Um Mitternacht wurde General José Raquel Moncada zum Tode verurteilt. At midnight, General José Raquel Moncada was sentenced to death. El coronel Aureliano Buendía, a pesar de las violentas recriminaciones de Úrsula, se negó a conmutarle la pena. Colonel Aureliano Buendía, despite Úrsula's violent recriminations, refused to commute her sentence. Le colonel Aureliano Buendía, malgré les violentes récriminations d'Úrsula, a refusé de commuer sa peine. Poco antes del amanecer, visitó al sentenciado en el cuarto del cepo. Shortly before dawn, he visited the sentenced man in the stocks room. Peu avant l'aube, il a rendu visite au condamné dans la salle des stocks.

—Recuerda, compadre —le dijo—, que no te fusilo yo. -Denk daran, Compadre", sagte er, "ich werde dich nicht erschießen. "Remember, compadre," he told him, "I'm not going to shoot you." Te fusila la revolución. Sie werden von der Revolution erschossen. The revolution shoots you.

El general Moncada ni siquiera se levantó del catre al verlo entrar. General Moncada erhob sich nicht einmal von seiner Pritsche, als er ihn eintreten sah. General Moncada did not even get up from the cot when he saw him enter. Le général Moncada ne s'est même pas levé du lit de camp lorsqu'il l'a vu entrer.

—Vete a la mierda, compadre —replicó. -Verpiss dich, Kumpel", antwortete er. "Go to hell, compadre," he replied. "Allez au diable, compadre," répondit-il.

Hasta ese momento, desde su regreso, el coronel Aureliano Buendía no se había concedido la oportunidad de verlo con el corazón. Bis dahin hatte sich Oberst Aureliano Buendía seit seiner Rückkehr nicht die Gelegenheit gegeben, ihn mit dem Herzen zu sehen. Until that moment, since his return, Colonel Aureliano Buendía had not given himself the opportunity to see him with his heart. Se asombró de cuánto había envejecido, del temblor de sus manos, de la conformidad un poco rutinaria con que esperaba la muerte, y entonces experimentó un hondo desprecio por sí mismo que confundió con un principio de misericordia. He was amazed at how old he had become, at the trembling of his hands, at the somewhat routine conformity with which he waited for death, and then he experienced a deep contempt for himself that he mistook for a principle of mercy.

—Sabes mejor que yo —dijo— que todo consejo de guerra es una farsa, y que en verdad tienes que pagar los crímenes de otros, porque esta vez vamos a ganar la guerra a cualquier precio. -Ihr wisst besser als ich", sagte er, "dass jedes Kriegsgericht eine Farce ist und dass ihr wirklich für die Verbrechen anderer bezahlen müsst, denn dieses Mal werden wir den Krieg um jeden Preis gewinnen. "You know better than I," he said, "that any court martial is a farce, and that you really have to pay for the crimes of others, because this time we are going to win the war at any price." Tú, en mi lugar, ¿no hubieras hecho lo mismo? You, in my place, wouldn't you have done the same?

El general Moncada se incorporó para limpiar los gruesos anteojos de carey con el faldón de la camisa. General Moncada got up to clean his thick tortoiseshell glasses with the tail of his shirt. Le général Moncada se leva pour nettoyer ses grosses lunettes d'écaille avec le pan de sa chemise. «Probablemente», dijo. "Wahrscheinlich", sagte er. "Probably," he said. «Pero lo que me preocupa no es que me fusiles, porque al fin y al cabo, para la gente como nosotros esto es la muerte natural». "But what worries me is not that you shoot me, because after all, for people like us this is natural death." Puso los lentes en la cama y se quitó el reloj de leontina. Er legte seine Brille auf das Bett und nahm seine Armbanduhr ab. He put his glasses on the bed and took off his fob watch. «Lo que me preocupa —agregó— es que de tanto odiar a los militares, de tanto combatirlos, de tanto pensar en ellos, has terminado por ser igual a ellos. Was mich beunruhigt", fügte er hinzu, "ist, dass man, wenn man die Militärs so sehr hasst, sie so sehr bekämpft und so viel über sie nachdenkt, am Ende genau wie sie wird. "What worries me," he added, "is that from hating the military so much, from fighting them so much, from thinking about them so much, you've ended up being just like them. Y no hay un ideal en la vida que merezca tanta abyección». And there is no ideal in life that deserves so much abjection. Se quitó el anillo matrimonial y la medalla de la Virgen de los Remedios y los puso junto con los lentes y el reloj. He took off his wedding ring and the medal of the Virgen de los Remedios and put them together with his glasses and watch.

—A este paso —concluyó— no solo serás el dictador más despótico y sanguinario de nuestra historia, sino que fusilarás a mi comadre Úrsula tratando de apaciguar tu conciencia. -Bei diesem Tempo", schloss er, "werden Sie nicht nur der despotischste und blutrünstigste Diktator in unserer Geschichte sein, sondern Sie werden auch meine Kameradin Ursula erschießen, um Ihr Gewissen zu beruhigen. "At this rate," he concluded, "you'll not only be the most despotic and bloodthirsty dictator in our history, but you'll shoot my comadre Úrsula trying to appease your conscience."

El coronel Aureliano Buendía permaneció impasible. Oberst Aureliano Buendía blieb teilnahmslos. Colonel Aureliano Buendía remained impassive. El general Moncada le entregó entonces los lentes, la medalla, el reloj y el anillo, y cambió de tono. General Moncada then handed him the glasses, the medal, the watch and the ring, and changed his tone.

—Pero no te hice venir para regañarte —dijo—. -Aber ich habe dich nicht hergebracht, um mit dir zu schimpfen", sagte er. "But I didn't bring you here to scold you," he said. Quería suplicarte el favor de mandarle estas cosas a mi mujer. Ich wollte Sie bitten, diese Dinge meiner Frau zu schicken. I wanted to beg you for the favor of sending these things to my wife.

El coronel Aureliano Buendía se las guardó en los bolsillos. Colonel Aureliano Buendía put them in his pockets.

—¿Sigue en Manaure? "Is he still in Manaure?"

—Sigue en Manaure —confirmó el general Moncada—, en la misma casa detrás de la iglesia donde mandaste aquella carta. "He's still in Manaure," General Moncada confirmed, "in the same house behind the church where you sent that letter."

—Lo haré con mucho gusto, José Raquel —dijo el coronel Aureliano Buendía. "I'll do it with great pleasure, José Raquel," Colonel Aureliano Buendía said.

Cuando salió al aire azul de neblina, el rostro se le humedeció como en otro amanecer del pasado, y solo entonces comprendió por qué había dispuesto que la sentencia se cumpliera en el patio, y no en el muro del cementerio. Als er in die blaue, neblige Luft hinaustrat, wurde sein Gesicht feucht wie in einer anderen Morgendämmerung der Vergangenheit, und erst dann verstand er, warum er die Vollstreckung der Strafe im Hof und nicht auf der Friedhofsmauer angeordnet hatte. When he stepped out into the blue mist air, his face grew damp like another dawn from the past, and only then did he understand why he had arranged for the sentence to be carried out in the courtyard, and not on the cemetery wall. El pelotón, formado frente a la puerta, le rindió honores de jefe de estado. Der Zug, der sich vor dem Tor formierte, erwies ihm die Ehre eines Staatsoberhauptes. The platoon, formed in front of the door, paid him the honors of head of state.

—Ya pueden traerlo —ordenó. -Sie können ihn jetzt herbringen", befahl er. "You can bring it now," he ordered.