Infeliz año nuevo (2)
¡Qué bonito!
Está bien. Todos sabemos que la mayoría de nuestros deseos no se van a cumplir, pero, no pasa nada. Es bueno ilusionarnos por algunos días. La verdad es que si no fuera por esas pequeñas mentiras que nos contamos a nosotros mismos la vida sería muy difícil de soportar.
No quiero decir con esto que haya que empezar el año pensando en todas las cosas malas que pueden pasar o no. Por Dios, no.Tampoco quiero decir eso. Eso sería tremendamente deprimente. Eso no es lo que quiero decir.
Hay que tener ilusión y ganas de vivir y de hacer cosas, por supuesto que sí… No quiero que ahora venga nadie a decirme, “Hombre Juan, ¿qué haces? En lugar de felicitarnos por el nuevo año, vienes aquí a amargarnos la vida con esa forma tan pesimista de ver el mundo?”
No, hombre, no, tampoco es eso…
Lo que quiero decir es que, bueno, hay que tener ilusión, hay que tener el deseo de que todo vaya bien este año, pero sin perder de vista que la realidad a menudo acaba imponiéndose y que desgraciadamente, la mayoría de los planes que hacemos no se cumplen.
Creo que era John Lennon el que decía que “la vida es eso que te pasa mientras tú estás haciendo planes”. Pues eso, eso es exactamente lo que quiero decir.
Lo que quiero decir es que hay que vivir sobre todo el presente. Hay que vivir, hay que disfrutar el momento, porque el futuro no sabemos cómo va a ser, no sabemos qué va a pasar el día de mañana.
Podemos desear que sea un buen año, podemos tener un montón de buenas intenciones y de buenos propósitos para el año nuevo pero “qué será, qué será, eso solo el futuro lo dirá".
Por ejemplo, esta mañana, chicos, me he levantado, he ido al baño y me he encontrado con que el toilet, el inodoro, estaba bloqueado y el agua no corría. Llevo aquí sentado más de una hora aguantándome las ganas de hacer pipí. Esto es un ejemplo claro de lo que estaba diciendo. Yo me he levantado esta mañana con mucha ilusión, con muchas ganas de hacer este podcast, y lo último que me esperaba es que el inodoro se bloquease justo hoy, justo esta mañana. Ahora, no sé, tendré que llamar al fontanero y ver qué pasa…
Esto es un ejemplo, muy cotidiano, muy de todos los días, de cómo la realidad se impone y rompe nuestros planes, nuestros proyectos, nuestras ilusiones y nuestros bellos sueños.
Pero, de todas formas, hay que seguir soñando, hay que seguir teniendo proyectos, haciendo planes, aunque luego la vida nos destruya y nos rompa nuestras ilusiones. No importa, hay que seguir soñando, hay que seguir mintiéndonos un poco para seguir viviendo.
Yo, por ejemplo, este año tengo el proyecto de adelgazar un poco. Estoy probando una nueva dieta que consiste en no comer nada, absolutamente nada, tres días a la semana.
Yo no sé si va a funcionar porque los días que me toca comer, me pongo morado de queso, patatas fritas, pan y vino. O sea que, lo que pierdo esos tres días de ayuno, lo gano los otros cuatro días comiendo como un cerdo y poniéndome morado de todas las cosas que más me gustan y que más engordan, claro.
A mí, como a todo el mundo, solo me gusta lo que es inmoral, lo que es ilegal o lo que engorda.
En fin, no sé si esta dieta que estoy haciendo va a funcionar. Hasta ahora lo único que sé es que los domingo, los martes y los jueves, que es cuando hago el ayuno, tengo un hambre que si pudiera le daría un bocado a la mesa donde estoy sentado.
Os mantendré informados, por supuesto, de cómo me va y de mi progreso en este proyecto personal. Sé que es algo que os interesará mucho.
Bueno, chicos, lo vamos a dejar aquí. La verdad es que necesito ir al baño a ver si el inodoro sigue bloqueado. En ese caso, tendré que llamar a un fontanero…
El problema es ¿dónde y cómo hago yo ahora pipí?
En fin…
A pesar de todo mi cinismo y de mi pesimismo (como habéis podido ver o mejor dicho, como habéis podido escuchar, yo soy bastante pesimista con un toque un poco cínico) a pesar de todo, chicos, tengo ilusión por el nuevo año y en el fondo, muy en el fondo, tengo el sueño de que este año será mejor que el año anterior y que seremos un poco más felices.
No felices completamente. Solo un poco más felices.
Nadie es feliz completamente. Solo un poco. Solo son completamente felices los idiotas. Nadie puede ser completamente feliz. La vida está llena de problemas, de dramas, de tragedias con los que hay que lidiar todos los días y nadie puede decir “yo soy total y absolutamente feliz". No. No es posible.
Pero sí, quizás, podemos aspirar a ser un poquito más felices.
Sobre todo, yo creo que podemos aspirar a ser un poco más felices cada día, a disfrutar más los pequeños momentos de cada día. Un atardecer, un vaso de vino con un amigo, una conversación interesante, una buena película, un buen libro, escuchar la lluvia detrás de la ventana, la risa de un niño, un chapuzón en la playa, comerse un helado de chocolate en verano…
En fin, ya sé que suena un poco cursi, pero creo que esa actitud de ver lo bonito en las cosas cotidianas nos puede ayudar a ser un poquito, solo un poquito, más felices.
Bueno, chicos, me está quedando, al final, me está quedando este episodio un poco cursi, ¿eh?
La palabra cursi es un poco difícil de explicar también.
¿Vosotros habéis visto esas personas que están siempre a favor de todo lo bueno y en contra de todo lo malo?
Son muy comunes en las redes sociales. La gente que dice que está en contra de la guerra, a favor de la paz, en contra del hambre, de las enfermedades, de las injusticias y a favor de la justicia, la igualdad, del amor…
Ese tipo de mensajes son un poco cursis, ¿no?
¿Quién puede estar en contra del amor o en contra de la justicia o en contra de la paz?
¿Quién puede estar a favor de la guerra o de las enfermedades o de las injusticias? ¿Quién puede estar a favor de la injusticia?
Bueno, lo que quiero decir es que ese tipo de mensajes tan dulces que deberían estar prohibidos para los diabéticos, esos mensajes que se hacen a menudo a favor de la paz y del amor en el mundo pues son un poco cursis y a fin de cuentas no significan nada porque incluso los que hacen la guerra dicen que hacen la guerra para buscar la paz. Nadie va a decir que está a favor de la guerra o del odio en el mundo, ¿no?
En fin, chicos, no sé, creo que he vuelto a enrollarme otra vez. No sé por qué estoy hablando ahora de todo esto.
Ah, sí, estaba hablando de mis proyectos para este nuevo año. Otro proyecto que tengo, un proyecto personal, aparte de hacer ayuno intermitente tres días a la semana, es teñirme el pelo de algún color bonito, por ejemplo, azul.
Sí, muchos estaréis pensando “¿Qué? ¿Cómo? ¿He entendido bien?”
Sí, sí, sí, has entendido bien, has entendido perfectamente. Cuando me miro al espejo no me gusta lo que veo. Por ejemplo, no me gusta para nada el color de pelo que tengo ahora, que es gris, pero es un gris feo, un gris ratón, diría yo, es un poco el color que tienen los ratones, ¿no? Y no me gusta… me hace viejo, este color gris de mi pelo no me gusta nada.
He pensado teñirme el pelo de moreno. Porque mi color de pelo natural es, bueno, era, el moreno.Yo siempre tuve el pelo muy negro.
Pero mis amigos me han dicho siempre que (subjuntivo) no lo hiciera, que no me tiñera el pelo porque el pelo teñido está bien en mujeres, pero a los hombres no nos queda nada bien.
Y, entonces, bueno, nunca lo he hecho. Pero hace unos días vi un vídeo en Youtube de un grupo de rock que a mí me gustaba mucho de joven. A mí de joven me gustaba mucho un grupo punk inglés que se llamaba, y se llama, porque siguen activos, The Toy Dolls.
No son muy conocidos, creo, pero a mí de joven me chiflaban, me gustaban mucho. El tío, el cantante, era muy divertido. Estaba como una cabra, pero era muy divertido.
Entonces, por curiosidad, el otro día, me dije, “oye, el cantante de The Toy Dolls, ¿seguirá todavía cantando y dando saltos en el escenario como un loco, como hacía de joven? ¿Qué pinta tendrá ahora que es viejo?”
El cantante de los Toy Dolls, como digo, era muy divertido. Un poco loco, bueno, muy loco, claro, como todos los punks de los años setenta, pero, eso, me preguntaba “¿cómo será ahora? ¿Qué pinta tendrá de viejo?”
Total, que me fui a Youtube a buscar vídeos del cantante de los Toy Dolls, que se llama Olga, por cierto, es un chico, pero todos le llaman así, Olga, pues… Encontré vídeos recientes suyos en YouTube, de los últimos años, y oye, el tío ha envejecido muy bien. Es mayor que yo, tiene cuatro o cinco años más que yo, pero parece mucho más joven.
Y el tío, me di cuenta, a pesar de que tiene casi 65 años, el tío tiene el pelo azul o verde.
Oye, y le queda fenomenal, le queda muy bien.
Claro, es un punk y los punk llevan el pelo de colores. Pero, entonces, me dije, “Juan, ¿por qué no te cambias tú también el color del pelo?”
A mí de joven me gustaba mucho la música punk y el punk-rock, sobre todo, pero, no me habría puesto nunca una cresta en la cabeza. La verdad es que los punks aquellos que llevaban los pelos de punta y las crestas me daban un poco de miedo, eh, si os soy sincero, me asustaban un poco.
Pero bueno, ahora, claro, ahora no me voy a poner una cresta punk. A mi edad, dónde voy yo con una cresta punk.
Además, aunque (subjuntivo) aunque quisiera, no podría. No tengo pelo. Me estoy quedando calvo, tío. Sería imposible que yo me pusiera una cresta punk en el pelo.
Lo que sí puedo hacer es teñirme el pelo de azul o de verde, como Olga, el cantante de los Toy Dolls… Eso me daría un toque más juvenil. ¿No creéis? Más moderno, más funky, más cool…
Un profesor de español de casi sesenta años, con el pelo azul… eso nunca se ha visto, tío, eso sería bastante innovador, bastante rompedor, y llamaría la atención… Y llamar la atención es muy importante en las redes sociales.
La gente diría, “Oye, ¿has visto a ese tío, ese viejo, ese viejo profesor de español que tiene el pelo azul?”
Por lo menos la gente hablaría de mí. Y eso es lo importante, que hablen de ti. En español decimos que “lo importante es que hablen de ti, aunque sea bien”.
Es una frase un poco irónica, ¿eh? No sé si la entendéis. Quiere decir que no hay publicidad mala, que si la gente habla mal de ti, al final, no importa, porque eso también es publicidad.
En fin, que sí, que este año, bueno, estoy pensando en hacerme un poco punk. Lo que no pude hacer de joven, mejor dicho, lo que no me atrevía a hacer de joven, lo puedo hacer ahora.
¿Que más da?
¿A quién le importa? ¿No?
Es mi vida, tío.
Así que bueno, chicos, estos son mis dos proyectos personales para este año: perder peso con la dieta del ayuno alternativo de tres días a las semana sin comer y teñirme el pelo de azul y tener un aspecto un poco más punky, como, Olga, el cantante de The Toy Dolls.