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CuriosaMente - Videos Interessantes, ¿Se puede predecir el FUTURO? El "Cerebro Bayesiano" - CuriosaMente 275

¿Se puede predecir el FUTURO? El "Cerebro Bayesiano" - CuriosaMente 275

El video de hoy está patrocinado ¡por tí! La pregunta la eligieron todas las

mentes curiosas que nos apoyan en Patreon o como miembros del canal ¡muchas gracias!

¿No sería genial saber lo que va a ocurrir en el futuro? Desde tiempos inmemoriales hemos

recurrido a adivinos y oráculos para tratar de predecir lo que nos depara

el destino. Pero ¿qué tal si ya tuvieras un mecanismo así preconstruido en el cerebro?

¿Se puede predecir el futuro? El cerebro bayesiano Alrededor del año 1700 el reverendo Thomas Bayes

se preguntó ¿cómo podemos predecir un evento futuro si sólo sabemos qué tantas veces ha

ocurrido en el pasado? Y desarrolló esta fórmula que deberíamos llamar “Teorema de

Beis” pero en español conocemos como Teorema de Bayes y esta es su versión compacta.

El teorema dice que la probabilidad de que ocurra el evento “A” dado que ocurra el evento

“B” es igual a la probabilidad de que ocurra el evento “B” dado que ocurra el evento “A”,

multiplicado por la probabilidad de que ocurra el evento “A”, todo esto dividido

por la probabilidad de que ocurra el evento “B”. Imagina que entras a un sorteo en el que recibirás

un premio si, sin ver, sacas una canica roja de un saco que tiene 100 canicas. 20 canicas son

rojas y 80 azules. Así, sin más, tu probabilidad de ganar es del 20% o si lo decimos propiamente,

una probabilidad de 0.2. Pero sabes que 15 de las canicas rojas son pequeñas y 5 grandes,

mientras que de las azules 70 son chicas y 10 grandes. ¡No puedes sentir el color pero el tamaño

sí! ¿Qué te conviene más, sacar una canica pequeña o una grande? ¿Quieres intentar resolverlo?

Si usamos el teorema para ver qué tan probable es que obtengamos una canica

roja dado que tomemos una canica chica, sustituimos los valores, y hacemos las

operaciones correspondientes obtendremos el resultado: 0.176. Podemos aplicar el teorema

para ver qué tan probable es que obtengamos una canica roja dado que tomemos una canica grande.

El resultado es 0.333. Por lo tanto conviene escoger una canica grande.

Si quieres conocer el teorema a profundidad, visita este video de Pasos por ingeniería.

El procedimiento se vuelve muy claro si lo visualizamos en una gráfica como esta,

donde cada uno de los futuros posibles está representado por un área.

En este ejemplo ya sabíamos de antemano el número de canicas y sus proporciones,

pero la belleza del teorema es que nos permite iniciar con números estimados o incluso aleatorios

y conforme vamos obteniendo nueva información, esta se va incorporando y permite predicciones

cada vez más precisas, como por ejemplo: “100 veces he visto nubes oscuras y 70 de esas veces

ha llovido. Hoy vi nubes oscuras y no llovió. Eso baja la probabilidad a 69.3069 por ciento “

Thomas Bayes proponía un experimento como este: estás de espaldas a una mesa y un amigo arroja

una moneda sobre ella. Tu misión es adivinar en qué parte de la mesa cayó. Tu primer intento es

poco probable que le atine, pero si le pides a tu amiga que tire otra moneda y le preguntas si

la segunda moneda está más adelante o más atrás que la primera, puedes reducir el área. Con cada

nueva moneda tirada obtienes más información y se va reduciendo el área hasta que puedes indicar con

gran precisión dónde cayó la moneda original. Aunque el Teorema de Bayes no fue reconocido

en su momento, ni siquiera por su creador –que no lo creyó merecedor de presentarlo

ante la Royal Society a la que pertenecía–, se ha vuelto sumamente relevante. Lo aplicó

Laplace para predecir la proporción de niños y niñas que nacían en Europa y el resto del mundo,

luego Bouvard lo usó para calcular la masa de Júpiter y Saturno a partir de muchas

observaciones diferentes. Fue usado para localizar el submarino que se muestra en

la película “A la caza del Octubre Rojo”, tuvo un papel fundamental en descifrar los mensajes de la

máquina Enigma en la Segunda Guerra Mundial, y no se diga su papel en la industria de los seguros.

Y aunque en el siglo XX fue muy desprestigiado, en el siglo XXI se considera una piedra angular

de la estadística y la probabilidad. Lo que dice la hipótesis del cerebro

bayesiano es que tenemos algo análogo al teorema ya preconstruido en nuestro cerebro. Porque verás:

de hecho podemos predecir el futuro. ¡Lo hacemos todo el tiempo! Cuando ves que

la silla de alguien se inclina juuusto en ese ángulo, sabes que se va a caer. Antes de colocar

un trozo de madera en el agua, predices que va a flotar, y si gritas “¡Firulais,

a comer!”, lo más seguro es que firulais llegue corriendo en un futuro muy cercano.

El cerebro es una computadora que recibe información fragmentada e imperfecta de la

realidad a través de los sentidos y debe crear un modelo interno aproximado y plausible del

mundo. El cerebro bayesiano trabajaría usando codificación predictiva: sus algoritmos nos

preparan para el porvenir cambiando constantemente los parámetros de sus predicciones como una manera

de minimizar la sorpresa en caso de que nos encontremos con la misma situación otra vez.

Se puede decir que lo que experimentamos no es la realidad, sino una especie de alucinación,

más o menos consistente y coherente. Un mapa del espacio y del tiempo que no sólo nos dice dónde

está todo, sino también qué sucedió antes y qué podría ocurrir después. Aunque los científicos

discuten si la hipótesis del cerebro bayesiano es acertada, algunos estudios de neuroimagen

se muestran consistentes con ella. Esto obedece al principio biológico

de la homeostasis: la lucha de cada organismo por seguir existiendo. Si sabemos las consecuencias de

nuestros actos, entonces podemos autorregularnos y actuar de manera que las consecuencias favorezcan

nuestra existencia continuada. Alucinar la realidad futura nos ha dado una ventaja evolutiva:

nos permite encontrar estructura y sentido en un mundo complejo que podría parecer caótico.

Y no sólo predecimos futuros inmediatos, sino también podemos ver futuros distantes, aunque

no con completa certeza: si emprendemos un largo viaje, vemos el lugar de nuestro destino en el

futuro. Si nos inscribimos a una licenciatura, es porque vemos nuestra graduación en el futuro. Esto

implica un principio llamado “inferencia activa”: no sólo soñamos el futuro, sino que, actuando

sobre el mundo cambiamos el porvenir haciendo así que se adapte a nuestras expectativas.

¿Y qué hay de las premoniciones o presentimientos? Estos podrían ser explicados por la intuición. El

psicólogo Gerd Gigerenzer propone que existen procesos inconscientes que nos

permiten llegar a predicciones correctas aunque no sepamos explicarlo racionalmente,

en especial si tenemos experiencia en esa área y somos capaces de detectar sutiles señales del

entorno. El campesino que para y dice “habrá tormenta” aunque no sepa explicar por qué. O la

experta en arte que puede identificar que una obra es falsificada incluso antes de hacer las pruebas

científicas. La intuición podría ser el cerebro bayesiano actuando por debajo de la conciencia.

El neurocientífico Karl Firston sugiere que el modelo matemático en nuestras cabezas además

minimiza aquellos resultados infrecuentes para reducir la sorpresa, al grado de que tendemos a

evitar experimentar aquellas cosas que no encajan en nuestro mapa mental. En términos prácticos,

solemos repetir nuestras conductas y para obtener así resultados predecibles. Esto

puede ser un mecanismo de supervivencia, pero también genera la famosa “zona de confort” de

la que no queremos salir para no arriesgarnos. El cerebro bayesiano puede tener esa trampa:

si hemos intentado algo varias veces y no lo logramos, podemos llegar a creer

que la meta es imposible y no volverlo a intentar. Hay personas que te advierten:

“no tiene caso intentarlo, va a salir mal” y cuando tienen razón refuerzan su modelo y hasta

se ufanan diciendo “te lo dije”. Pero para un auténtico bayesiano la probabilidad de algo muy

rara vez es 0 o 1. Aunque la probabilidad sea tan diminuta que necesite expresarse en pequeñísimos

decimales,siempre hay la posibilidad de que las cosas sucedan de manera diferente a como

las esperamos Decía Nelson Mandela “Todo parece imposible, hasta que se hace” ¡Curiosamente!

Muchas gracias a todos los que nos apoyan en Patreon y el sistema de miembros de YouTube,

especialmente a; Alberto Campano, Daniel Guerrero, Erick Hernández,

Familia Rebollo Sainz, Francisco Dueñas, Francisco Tejeda, Luis Malo,

Noemi Moreno, Pancho, Paulo Reynaldo , Pez goldfish, Raúl Sánchez, Roberto Brücher,

Rodrigo Castro y Tania Moreno. Tú también puedes ver aquí tu nombre ¡links en la descripción!

¿Se puede predecir el FUTURO? El "Cerebro Bayesiano" - CuriosaMente 275 Kann man die ZUKUNFT vorhersagen? Das "Bayes'sche Gehirn" - CuriosaMente 275 Can you predict the FUTURE? The "Bayesian Brain" - Curiously 275 Peut-on prédire l'AVENIR ? Le "cerveau bayésien" - CuriosaMente 275

El video de hoy está patrocinado ¡por  tí! La pregunta la eligieron todas las Today's video is sponsored by you! The question was chosen by all

mentes curiosas que nos apoyan en Patreon  o como miembros del canal ¡muchas gracias!

¿No sería genial saber lo que va a ocurrir en  el futuro? Desde tiempos inmemoriales hemos

recurrido a adivinos y oráculos para  tratar de predecir lo que nos depara and oracles to try to predict what is in store for us in the future.

el destino. Pero ¿qué tal si ya tuvieras un  mecanismo así preconstruido en el cerebro?

¿Se puede predecir el futuro? El cerebro bayesiano Alrededor del año 1700 el reverendo Thomas Bayes Can the future be predicted? The Bayesian Brain Around the year 1700 the Reverend Thomas Bayes

se preguntó ¿cómo podemos predecir un evento  futuro si sólo sabemos qué tantas veces ha wondered how can we predict a future event if we only know how many times it has

ocurrido en el pasado? Y desarrolló esta  fórmula que deberíamos llamar “Teorema de happened in the past? And he developed this formula that we should call the "Theorem of

Beis” pero en español conocemos como Teorema  de Bayes y esta es su versión compacta.

El teorema dice que la probabilidad de que  ocurra el evento “A” dado que ocurra el evento

“B” es igual a la probabilidad de que ocurra  el evento “B” dado que ocurra el evento “A”,

multiplicado por la probabilidad de que  ocurra el evento “A”, todo esto dividido

por la probabilidad de que ocurra el evento “B”. Imagina que entras a un sorteo en el que recibirás

un premio si, sin ver, sacas una canica roja de  un saco que tiene 100 canicas. 20 canicas son

rojas y 80 azules. Así, sin más, tu probabilidad  de ganar es del 20% o si lo decimos propiamente,

una probabilidad de 0.2. Pero sabes que 15 de  las canicas rojas son pequeñas y 5 grandes,

mientras que de las azules 70 son chicas y 10  grandes. ¡No puedes sentir el color pero el tamaño

sí! ¿Qué te conviene más, sacar una canica pequeña  o una grande? ¿Quieres intentar resolverlo?

Si usamos el teorema para ver qué tan  probable es que obtengamos una canica

roja dado que tomemos una canica chica,  sustituimos los valores, y hacemos las

operaciones correspondientes obtendremos el  resultado: 0.176. Podemos aplicar el teorema

para ver qué tan probable es que obtengamos una  canica roja dado que tomemos una canica grande.

El resultado es 0.333. Por lo tanto  conviene escoger una canica grande.

Si quieres conocer el teorema a profundidad,  visita este video de Pasos por ingeniería.

El procedimiento se vuelve muy claro si  lo visualizamos en una gráfica como esta,

donde cada uno de los futuros posibles  está representado por un área.

En este ejemplo ya sabíamos de antemano  el número de canicas y sus proporciones,

pero la belleza del teorema es que nos permite  iniciar con números estimados o incluso aleatorios

y conforme vamos obteniendo nueva información,  esta se va incorporando y permite predicciones

cada vez más precisas, como por ejemplo: “100  veces he visto nubes oscuras y 70 de esas veces

ha llovido. Hoy vi nubes oscuras y no llovió.  Eso baja la probabilidad a 69.3069 por ciento “

Thomas Bayes proponía un experimento como este:  estás de espaldas a una mesa y un amigo arroja Thomas Bayes proposed an experiment like this: you are standing with your back to a table and a friend throws

una moneda sobre ella. Tu misión es adivinar en  qué parte de la mesa cayó. Tu primer intento es

poco probable que le atine, pero si le pides a  tu amiga que tire otra moneda y le preguntas si

la segunda moneda está más adelante o más atrás  que la primera, puedes reducir el área. Con cada

nueva moneda tirada obtienes más información y se  va reduciendo el área hasta que puedes indicar con

gran precisión dónde cayó la moneda original. Aunque el Teorema de Bayes no fue reconocido

en su momento, ni siquiera por su creador  –que no lo creyó merecedor de presentarlo

ante la Royal Society a la que pertenecía–,  se ha vuelto sumamente relevante. Lo aplicó

Laplace para predecir la proporción de niños y  niñas que nacían en Europa y el resto del mundo,

luego Bouvard lo usó para calcular la masa  de Júpiter y Saturno a partir de muchas

observaciones diferentes. Fue usado para  localizar el submarino que se muestra en

la película “A la caza del Octubre Rojo”, tuvo un  papel fundamental en descifrar los mensajes de la

máquina Enigma en la Segunda Guerra Mundial, y no  se diga su papel en la industria de los seguros.

Y aunque en el siglo XX fue muy desprestigiado,  en el siglo XXI se considera una piedra angular

de la estadística y la probabilidad. Lo que dice la hipótesis del cerebro

bayesiano es que tenemos algo análogo al teorema  ya preconstruido en nuestro cerebro. Porque verás:

de hecho podemos predecir el futuro. ¡Lo  hacemos todo el tiempo! Cuando ves que

la silla de alguien se inclina juuusto en ese  ángulo, sabes que se va a caer. Antes de colocar

un trozo de madera en el agua, predices  que va a flotar, y si gritas “¡Firulais,

a comer!”, lo más seguro es que firulais  llegue corriendo en un futuro muy cercano. to eat!", firulais will most likely come running in the very near future. à manger", firulais risque de se présenter dans un avenir très proche.

El cerebro es una computadora que recibe  información fragmentada e imperfecta de la

realidad a través de los sentidos y debe crear  un modelo interno aproximado y plausible del

mundo. El cerebro bayesiano trabajaría usando  codificación predictiva: sus algoritmos nos

preparan para el porvenir cambiando constantemente  los parámetros de sus predicciones como una manera

de minimizar la sorpresa en caso de que nos  encontremos con la misma situación otra vez.

Se puede decir que lo que experimentamos no es  la realidad, sino una especie de alucinación,

más o menos consistente y coherente. Un mapa del  espacio y del tiempo que no sólo nos dice dónde

está todo, sino también qué sucedió antes y qué  podría ocurrir después. Aunque los científicos

discuten si la hipótesis del cerebro bayesiano  es acertada, algunos estudios de neuroimagen

se muestran consistentes con ella. Esto obedece al principio biológico

de la homeostasis: la lucha de cada organismo por  seguir existiendo. Si sabemos las consecuencias de

nuestros actos, entonces podemos autorregularnos y  actuar de manera que las consecuencias favorezcan

nuestra existencia continuada. Alucinar la  realidad futura nos ha dado una ventaja evolutiva:

nos permite encontrar estructura y sentido en  un mundo complejo que podría parecer caótico.

Y no sólo predecimos futuros inmediatos, sino  también podemos ver futuros distantes, aunque Et non seulement nous prévoyons l'avenir immédiat, mais nous pouvons aussi voir l'avenir lointain, même si nous ne sommes pas en mesure de le faire.

no con completa certeza: si emprendemos un largo  viaje, vemos el lugar de nuestro destino en el

futuro. Si nos inscribimos a una licenciatura, es  porque vemos nuestra graduación en el futuro. Esto

implica un principio llamado “inferencia activa”:  no sólo soñamos el futuro, sino que, actuando

sobre el mundo cambiamos el porvenir haciendo  así que se adapte a nuestras expectativas.

¿Y qué hay de las premoniciones o presentimientos?  Estos podrían ser explicados por la intuición. El

psicólogo Gerd Gigerenzer propone que  existen procesos inconscientes que nos

permiten llegar a predicciones correctas  aunque no sepamos explicarlo racionalmente,

en especial si tenemos experiencia en esa área  y somos capaces de detectar sutiles señales del

entorno. El campesino que para y dice “habrá  tormenta” aunque no sepa explicar por qué. O la

experta en arte que puede identificar que una obra  es falsificada incluso antes de hacer las pruebas

científicas. La intuición podría ser el cerebro  bayesiano actuando por debajo de la conciencia.

El neurocientífico Karl Firston sugiere que el  modelo matemático en nuestras cabezas además

minimiza aquellos resultados infrecuentes para  reducir la sorpresa, al grado de que tendemos a

evitar experimentar aquellas cosas que no encajan  en nuestro mapa mental. En términos prácticos, éviter de faire l'expérience de ce qui ne correspond pas à notre schéma mental. Concrètement, il s'agit d'éviter de faire l'expérience de ce qui n'entre pas dans notre schéma mental,

solemos repetir nuestras conductas y para  obtener así resultados predecibles. Esto

puede ser un mecanismo de supervivencia, pero  también genera la famosa “zona de confort” de

la que no queremos salir para no arriesgarnos. El cerebro bayesiano puede tener esa trampa: que nous ne voulons pas quitter pour ne pas prendre de risque. Le cerveau bayésien peut avoir ce piège :

si hemos intentado algo varias veces y  no lo logramos, podemos llegar a creer

que la meta es imposible y no volverlo a  intentar. Hay personas que te advierten:

“no tiene caso intentarlo, va a salir mal” y  cuando tienen razón refuerzan su modelo y hasta "there's no point in trying, it's going to go wrong" and when they are right they reinforce their model and even

se ufanan diciendo “te lo dije”. Pero para un  auténtico bayesiano la probabilidad de algo muy they boast, "I told you so". But to a true Bayesian the probability of something very

rara vez es 0 o 1. Aunque la probabilidad sea tan  diminuta que necesite expresarse en pequeñísimos

decimales,siempre hay la posibilidad de que  las cosas sucedan de manera diferente a como

las esperamos Decía Nelson Mandela “Todo parece  imposible, hasta que se hace” ¡Curiosamente!

Muchas gracias a todos los que nos apoyan en  Patreon y el sistema de miembros de YouTube,

especialmente a; Alberto Campano,  Daniel Guerrero, Erick Hernández,

Familia Rebollo Sainz, Francisco  Dueñas, Francisco Tejeda, Luis Malo,

Noemi Moreno, Pancho, Paulo Reynaldo , Pez  goldfish, Raúl Sánchez, Roberto Brücher,

Rodrigo Castro y Tania Moreno. Tú también puedes  ver aquí tu nombre ¡links en la descripción!