175 - ¡Cierra los ojos, Marico! (2/2)
¡Cierra los ojos, Marico!
NARRADORA
La orden se cumplió.
Los golpes lograron ahogar el llanto del adolescente.
Ninguna de las súplicas calmó al policía.
POLICÍA
Y tú, cierra los ojos, marico de mierda...
NARRADORA
Con los párpados apretados, Yonatan escuchaba los gritos.
Quería llorar, pero hacía lo posible por mantener la calma.
Sabía que después irían con él.
NARRADORA
De pronto, el carro patrullero se detuvo.
Estaban frente a una licorería.
Todos los policías se bajaron del vehículo.
Yonatan y el niño quedaron solos.
Era ahora o nunca.
Esta era su oportunidad y no debía desaprovecharla.
NARRADORA
Sacó su celular de su ropa interior.
Cada vez que visitaba la Libertador, ocultaba el móvil en sus genitales para evitar que se lo robaran.
La estrategia le había funcionado varias veces.
Esta vez, podía salvarle la vida.
Con sus manos temblando, comenzó a buscar en la agenda un nombre que no aparecía.
Hasta que por fin lo encontró.
NARRADORA
Marcó el número.
Su corazón estaba descontrolado y sus manos sudaban más que nunca.
Miraba a cada rato hacia afuera de la patrulla.
Esperaba que los policías no llegaran todavía.
Repicaba y nada.
A los pocos segundos, cayó la contestadora.
Lo volvió a intentar. Nadie contestaba.
Las voces de los efectivos se escuchaban cada vez más cerca.
Debía intentarlo una vez más y rápido.
El miedo parecía poseerlo con mayor fuerza.
Volvió a marcar. Esperó. Nada sucedía.
Pero cuando creía que volvería a fracasar, lo logró.
VOZ
¿Aló?
YONATAN
¡Me secuestraron!
Estaba en la Libertador y un grupo de policías me secuestró.
No sé dónde me llevan. ¡Me quieren matar! Avisa.
NARRADORA
Colgó justo cuando la mujer oficial subió a la patrulla.
MUJER
¿A quién llamaste?… ¡Apaga esa vaina!
NARRADORA
El resto del grupo subió y el vehículo se puso de nuevo en movimiento.
La mujer estaba molesta.
La esperanza de Yonatan desapareció.
NARRADORA
Allí está, en la jaula del patrullero.
De rodillas y con los ojos cerrados.
El arma lo apunta de nuevo.
El oficial había dejado en claro cuál era su destino.
No reza, porque Yonatan no cree en Dios.
Sólo piensa en su familia y en su pareja.
YONATAN
¿Qué dirán cuando encuentren mi cuerpo?
NARRADORA
Todos sus allegados se lo habían advertido.
VOCES
Tienes que dejar de arriesgarte así.
Un día de estos te meterán un tiro y a nadie le importará.
NARRADORA
Tenían razón.
A nadie le importará.
Sabía que al día siguiente sería un número más,
así como había sucedido con los asesinatos de transexuales que había intentado esclarecer.
Nadie averiguará.
POLICÍA
Por marico, verás lo que te pasará.
NARRADORA
Está seguro de que esos serán sus últimos segundos de vida.
Pero no llora, no se debe permitir llorar.
Morirá, pero no lo verán llorar.
MUJER
¡No le hagan nada!
Este marico ya habló con alguien por el celular.
Si le hacen algo, nos meteremos en problemas.
NARRADORA
Yonatan escuchó sorprendido la voz de la mujer policía y sintió regresar la esperanza.
Mantuvo su cabeza cabizbaja, esperando alguna respuesta del policía que lo había amenazado.
Durante pocos segundos, reinó el silencio.
POLICÍA
Para el carro.
NARRADORA
El patrullero se detuvo.
POLICÍA
Tú, marico, bájate.
NARRADORA
Estaba sorprendido y a la vez aliviado, pero no esperó.
Con las piernas aún temblando, Yonatan bajó del auto.
POLICÍA
Mosca con hablar. Te tenemos vigilado.
NARRADORA
Estaba vivo. Estaba a salvo.
Gracias a una llamada.
Quizás gracias al dios en el que no creía.
Fuera como fuera, estaba vivo.
Caminó varios pasos por aquella calle oscura.
Ya no estaba en la Libertador.
Luego se dejó caer en el borde de la acera,
respiró varias veces y no aguantó más:
en ese momento, comenzó a llorar.
LOCUTOR
Yonatan Matheus, dirigente de Venezuela Diversa,
fue víctima de la policía simplemente por defender los derechos de la comunidad LGBTI.
LOCUTORA
Adaptación radiofónica de la crónica de Juan Carlos Figueroa.
¿Conoces algún caso parecido de discriminación?