Soy marrón (1)
Bienvenidos a Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón.
Hoy volvemos a nuestros archivos con una historia que salió originalmente en marzo del 2017. Es una historia de migración, de amor, y de política. Camila Segura y yo conversamos con mi amigo Marco. Es periodista, escritor. A los 36 años se mudó de Lima, Perú, a Estados Unidos. A un estado un poco aislado, cerca de la frontera con Canadá.
MARCO AVILÉS: Dicen que es el estado más rural de… de Estados Unidos. Pero quizá es una manera también de... como de encontrar cierto orgullo en… en… en como, en ser únicos, ¿no?
ALARCÓN: Además es…
M AVILÉS: El estado más viejo de Estados Unidos.
ALARCÓN: Y…
M AVILÉS: Con la población más blanca de Estados Unidos.
ALARCÓN: Se llama Maine.
M AVILÉS: Es el único estado de una sola sílaba.
ALARCÓN: Y para Marco, este estado monosilábico, viejo y blanco resultó un paraíso.
M AVILÉS: Cubierto de bosque, lleno de árboles, el mar alucinante, ¿no? La costa como dibujada, así como un garabato, ¿no?
ALARCÓN: Llegó a este paraíso por su novia, una periodista gringa que conoció en Lima. Se llama Annie.
ANNIE AVILÉS: Nací en Maine. Y crecí allá. Y después vivía, no sé, unos 10 años en América Latina.
ALARCÓN: ¿Cómo conociste a tu esposa?
M AVILÉS: Bueno, la conocí porque… porque tu nos presentaste, Daniel. [Risas]
A AVILÉS: Sí, Daniel… Daniel y Radio Ambulante... es como el padrino, ¿no?
ALARCÓN: No soy casamentero, no los presenté pensando en que iban a ser pareja, ni siquiera se me pasó por la cabeza. Pero, si pienso en los logros de Radio Ambulante, la pareja Annie y Marco es de lo mejorcito que hemos hecho, la verdad.
Entonces…
M AVILÉS: Todo fue muy rápido porque, o sea, nos vimos dos veces. Ella se fue a Estados Unidos, nos cruzamos un montón de correos, y la siguiente vez ya estábamos hablando de… de mudarnos juntos.
CAMILA SEGURA: ¿Y cuándo fue el primer beso?
M AVILÉS: Ah, cuando… Creo que media hora después de que bajó del avión.
ALARCÓN: Y bueno, pensándolo bien, están hechos el uno para el otro. Ambos son inteligentísimos, muy curiosos, sensibles, cero pretenciosos: de esos que le gusta explorar el mundo, ir a los lugares más recónditos y hablar con la gente.
Y tenían algo más en común. A pesar de que se conocieron en Lima, compartían un amor por el campo.
A AVILÉS: Cuando empezamos a hablar del campo, creo que era cuando realmente empecé a… a enamorarme.
M AVILÉS: Entonces cuando Annie me hablaba de Maine, y… y de los bosques y de los venados y de que no había gente, creo que en verdad nos… eso fue lo que me gustó más de ella. Porque dentro de mi cabeza había también como una, no sé, como una imagen similar de ese mundo rural. Me gustaba…
ALARCÓN: Y ambos estaban cansados de Lima. Annie vivió ahí durante menos de un año y nunca se acostumbró. Había vivido años en La Paz y Santiago, pero, pues, Lima es otra vaina. Con ritmos diferentes a esas ciudades. Lima no necesariamente encanta a primera vista. Y bueno, Annie extrañaba una vida más simple.
La vida en Maine no es la típica que uno se imagina en Estados Unidos. No hay grandes ciudades, no es la vida suburbana que se ve en la tele. Es algo más rústico.
Marco visitó por primera vez en verano, cuando fueron de vacaciones al pueblo de Annie.
A AVILÉS: Bueno, soy de un pueblo de como dos mil y pico de personas, ¿no? Y es muy campesino.
M AVILÉS: Fue una vacación alucinante. Y sí: o sea, Maine es un… es un estado que suele cautivar a la gente. De hecho, su sobrenombre es “Vacationland”.
ALARCÓN: “Vacationland”. La Tierra de las vacaciones.
M AVILÉS: Mi primera comida creo que fue una sopa de cangrejos.
ALARCÓN: La comida más típica de Maine.
M AVILÉS: Y dije: “Oh, esto no es tan diferente de Lima. Porque en Lima yo como cangrejo al frente del mar, y tomo chela”.
ALARCÓN: Solo un poquito diferente a Lima.
Pero le gustó tanto que poco más de un año después, en el 2014, se mudaron del todo. Y llegaron a vivir a una cabaña que tiene la familia de Annie, en la mitad del bosque.
A AVILÉS: Es chiquitito, chiquitito. Es como… no sé, no es como ese fenómeno “Tiny House”, no es un “Tiny House”, pero es a esa escala, ¿no? : chiquito.
ALARCÓN: Con una cama encima de una plataforma, una cocina pequeña, una ducha al aire libre y a 20 minutos en auto del pueblo más cercano.
Perfecto. Exactamente lo que buscaban.
A pesar de que Marco estaba feliz, dejar Lima también tiene sus retos. Extrañaba a su familia, a sus amigos… La vida que tenía. Y además, Marco, en Perú, era alguien conocido.
M AVILÉS: Cuando voy al Perú soy periodista, soy escritor...
ALARCÓN: Los universitarios le piden entrevistas. Cuando volvió a Lima para lanzar un libro…
M AVILÉS: Me invitaron a la radio, a la tele, para dar entrevistas y todo.
Y cuando… cuando vengo… cuando vengo a Maine, el único que —además de Annie, por supuesto—, el único que se alegra por mi presencia o se sorprende es mi perro, ¿no? Mi perro, Piji. [Risas]
ALARCÓN: Y es chocante: pasar de ser alguien a ser nadie…
M AVILÉS: A veces siento que tengo una… una doble vida, ¿no?…
ALARCÓN: Marco pasó meses trabajando en su casa, vía internet, como si estuviera todavía en el Perú. Hasta que decidió que no, que necesitaba un vida normal, con amigos, con actividad. Sacó la residencia y buscó un trabajo fuera de la casa. Buscó, como buen peruano, poder jugar fútbol.
M AVILÉS: Bueno, entonces me pasaron el dato de una liga de fútbol y me inscribí, y el organizador —es un gringo, ¿no?, como de 60 años, así muy buena onda: le gusta la Liga Inglesa, el fútbol y tal—, y me acuerdo la primera vez que fui ya para jugar con mi equipo, me llamó a un lado y me dijo: “Hey, yo conozco a alguien de donde tú vienes”.
Y agarró su celular, marcó un número, y me lo puso en la oreja. Me dijo ya: “¡Habla!”. No sé, me dio un nombre, me dijo: “José está al otro lado de la línea. Habla”. Entonces yo digo: “Aló, hola, sí, soy Marco, ¿qué tal?”. Y al otro lado, no sé, José: “Hola, Marco, ¿qué tal? Sí, soy… soy de Paraguay. ¿Tú de dónde eres?”. “Ah, yo soy de Perú”. “Ah, ya, ¿qué tal?, sí”. Y no… Y un silencio…
ALARCÓN: Peruano, paraguayo… Digamos que, en Maine, es exactamente lo mismo.
Sin embargo, y esto es algo que Marco me reiteró varias veces, la gente de Maine es cariñosa. Es buena gente.
M AVILÉS: Se parece mucho, en muchos sentidos, a la gente de los… de los Andes.
ALARCÓN: O sea…
M AVILÉS: Te sonríen todo el tiempo, te saludan, son como afectuosos.
ALARCÓN: La gente de Maine, y la gente andina comparte…
A AVILÉS: No sé, actitudes, tendencias de ser muy cerrado a primera vista. Pero después, de ser muy cariñosos. Su conexión con la tierra…
ALARCÓN: Sobre todo en los pueblos. Son comunidades pequeñas, unidas.
Marco consiguió trabajo en un restaurante.
M AVILÉS: Entré como pinche de cocina.
SEGURA: ¿Qué es pinche?
M AVILÉS: Pinche es como… como el soldado, así, de más baja categoría. Básicamente el que recibe todos los gritos y no tiene… no tiene opción a protestar.
A AVILÉS: Él, por primera vez en su vida, era como… la gente le trataba como migrante nomás, ¿no?, como… No era como Marco, ni periodista, lo que sea. Era un inmigrante.
M AVILÉS: Y al restaurante entré y todos los días me gritaba la chef. Y a veces como muy fuerte, hasta… hasta… hasta humillarme, ¿no?
Yo volvía a mi casa y a veces lo único que podía hacer después de esos días como intensos de trabajo y de gritos y de presión, o sea, mi única reacción era como… esperar a que Annie se pusiera a dormir y yo me ponía a llorar, ¿no?
Era un llanto como, no de pena ni nada, sino una manera de botar… de botar esa energía y esa confusión, ¿no? Era un llanto de confusión, o sea, “¿qué cosa está pasando?” ¿No? “Nunca me han…. Nunca me han tratado así”.
ALARCÓN: Pero Annie igual se daba cuenta.
A AVILÉS: Nunca había visto a él así. No sé, a veces sentí como, “pucha, este trabajo le va a romper”, ¿no?
ALARCÓN: Ahora, Marco me mataría si lo hago quedar como un mártir o algo por el estilo. No. Estaba aprendiendo algo nuevo, y es un tipo al que le gusta trabajar.
Pero sí era una chamba solitaria. No tenía mucha gente con quien hablar. Sobre todo en su idioma.
M AVILÉS: Cuando entré era el único latino.
ALARCÓN: Lo cual es muy inusual en las cocinas de los restaurantes de Estados Unidos. Aquí es donde se nota que Maine es un estado muy blanco.
Según las últimas cifras, en Maine hay solo 22.000 latinos. O sea, menos del dos por ciento de la población. Es el estado con la menor cantidad de latinos en todo el país. Pero no solo es el tamaño de la comunidad latina. Es que no hay, propiamente dicho, una comunidad. No hay centro. No hay barrios latinos.
M AVILÉS: Los latinos no están, no los ves.
A AVILÉS: Nunca, nunca, nunca vemos a ellos en la calle. Nunca.
ALARCÓN: Por una simple razón: la gran mayoría de la población latina vive en fincas, en las granjas donde trabajan. Viven aislados, son mano de obra en el campo o en los criaderos.
A AVILÉS: Viven en trailers, no tienen autos muchas veces.
ALARCÓN: Casi no salen de ahí.
Le pregunté a Annie si recuerda haber visto latinos de chica. Me dijo que no.
Entonces, alguien como Marco, pues, llama la atención.
A AVILÉS: Se ve como una persona, a mi parecer, que es de los Andes ¿no? Tiene ojos muy alegres, no sé, su pelo crespo… Tiene gafas…
M AVILÉS: La gente siempre… siempre se ha burlado de mí por diferentes cosas, ¿no? Porque… Por mis lentes, por mi pelo que es ondulado y cuando crece parece como un micrófono, ¿no?
ALARCÓN: Y su nariz…
M AVILÉS: Cuando la gente me mira me dice: “Oye esa una nariz enorme. Pepino. Nariz de inca”.
ALARCÓN: Y la piel…
M AVILÉS: Mi piel es como color, diría como color madera, color caoba, algo… algo así como la corteza de los árboles. Es una piel marrón.
ALARCÓN: Ya. Entonces, digámoslo así: en el estado más blanco de Estados Unidos, nadie nunca confundiría a Marco con una persona blanca.
Y esto lo menciono porque un año después de mudarse a Maine, en el 2015, de pronto la apariencia de Marco se volvió algo importante…
(SOUNDBITE VIDEO)
DONALD TRUMP: When Mexico sends its people… They're not sending their best. They are not sending you, they are not sending you. They're sending people that have lots of problems. And they're bringing those problems with us. They're bringing drugs, they're bringing crime, they're rapists. And some —I assume— are good people.
M AVILÉS: Ese Maine que yo había conocido —era el Maine como tranquilo, apacible, ¿no?—, este, en mi… en mi cabeza, se volvió en ese Maine como desconocido y un poco hostil.
ALARCÓN: Así es. Algo cambió en su paraíso. Después de la pausa: ¿cómo se siente ese cambio en el día a día?
Ya volvemos.
ALT.LATINO: Hola, soy Félix Contreras del podcast Alt Latino. En este mes, cuando celebramos nuestra herencia e historia, quisiera recordarte que revises a Alt Latino. Tendré programas sobre música mexicana, la influencia de la música latina en rock and roll, y mucho más. Suscríbete a Alt Latino and join the fun.