La importancia de llamarse Ernesto (1)
DANIEL ALARCÓN, HOST:
Hola, Ambulantes. La semana pasada les contamos sobre El Hilo, el podcast que estamos a punto de lanzar. Estamos muy emocionados. Sabemos que han estado esperando un nuevo podcast nuestro, y ya casi viene.
También sabemos que es difícil entender todas las noticias que salen de nuestra región. Hace falta contexto, análisis, e historia… Por eso creamos El Hilo.
Todos los viernes, El Hilo va a tocar noticias urgentes, como el plebiscito en Chile sobre una nueva constitución, o las elecciones presidenciales en Estados Unidos; pero también temas que se pierden entre los titulares, como los efectos de la crisis climática en los Andes, o las condiciones de trabajo de los repartidores de comida.
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Bienvenidos a Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón. Hoy volvemos a nuestros archivos, con una historia publicada en el 2015. Una historia sobre identidad.
¿Qué hay en un nombre? Bueno, es una pregunta que de seguro han escuchado varias veces. Y de pronto, a ti te nombraron en honor a tu abuelo, o a tu abuela. En el caso de Ernesto Gómez…
ERNESTO GOMEZ: Me… me ponen Ernesto pues por el Ché, ¿no?, y como símbolo de solidaridad entre los pueblos latinoamericanos, ¿no?
ALARCÓN: Y este detalle dice mucho del ambiente en el que Ernesto creció.
ALMA: Para nosotros, Ernesto Che Guevara es…
GABINO: El símbolo más importante…
ALMA: Un símbolo muy importante. Entonces decidimos ponerle Ernesto porque ese niño era el reflejo de ese internacionalismo proletario.
ALARCÓN: Estos son Alma y Gabino, los papás de Ernesto. Son una pareja de activistas mexicanos, y el nombre que le dieron a su hijo tiene una historia mucho más complicada, con un pasado radical que Ernesto pasaría el resto de su vida tratando de entender.
Desde San Juan, Puerto Rico, Luis Trelles nos cuenta.
LUIS TRELLES: Ernesto tuvo la típica infancia feliz de un niño mexicano de la década de los 80. Creció en la ciudad Chihuahua, al norte del país. Jugaba béisbol, se escapaba de la escuela con sus hermanos... Normal. Hasta que un día, cuando Ernesto tenía 10 años, sus papás lo llevaron al consultorio de un psiquiatra que era amigo de la familia.
GOMEZ: Como lo recuerdo era un como un segundo piso, una oficina oscura. Nos sentamos los tres en un sillón largo.
TRELLES: Y el psiquiatra le empezó a hacer preguntas a Ernesto, preguntas hasta aburridas.
GOMEZ: ¿Cómo está todo? ¿Cómo va la escuela? Y ¿cómo va el béisbol?
TRELLES: Ernesto no sabía por qué estaba allí. Hasta que el psiquiatra miró a sus padres y les dijo.
GOMEZ: Y bueno, pues a lo que venimos... Hay que decirle a Ernesto por qué está aquí, ¿no?
TRELLES: Y entonces Alma y Gabino le dijeron la verdad.
ALMA: Que había hijos de vientre, hijos de corazón.
GOMEZ: Pero que se querían igual. Y que pues yo era un hijo de… de corazón, ¿no?
ALMA: Que él tenía otro papá y otra mamá.
TRELLES: Y eso explicaba algunas cosas. Su color de piel, por ejemplo, era un poco más oscuro que el de sus hermanos.
GOMEZ: Y me acuerdo que los dos me abrazaron y me besaron. Mi mamá siempre ha sido muy cariñosa, ¿no?, pero mi papá fue siempre un tipo muy seco, ¿no? no sabe dar abrazos, y como tosco, ¿no? Y tengo ese recuerdo que es uno de los recuerdos más bonitos de afecto así de los dos, ¿no?, estar en medio de mis papás y los dos abrazándome y dándome besos ¿no?
TRELLES: Pero, una vez que salieron de la consulta, Ernesto trató de borrar todo esto de su cabeza. Quería volver a su vida, sin que nada cambiara.
GOMEZ: Me daba un pavor enorme pensar que mis hermanos me fueran a rechazar, ¿no?, que en algún juego o una pelea de niños me sacaran eso en cara, no. "Ah no, tú cállate, tú eres adoptado, pinche negro".
Nunca lo exterioricé. Nunca lo comenté con mis padres, ¿no? Y y ni a mis hermanos nunca. Esto es algo que yo creo que nunca le he dicho a nadie. Era ese miedo a ser rechazado por mi familia, ¿no?
TRELLES: Pero Alma y Gabino tenían que decirle toda la verdad por razones que serán más claras un poco más adelante. Entonces, un día decidieron montarlo en el carro de la familia y salir de paseo. Querían hablar con Ernesto a solas.
GOMEZ: El recuerdo que tengo de… de ese momento es como en cámara lenta. Es como ir en el, digamos en el carro, mis papás iban en frente, yo iba sentado atrás en el medio. Y de manera sincronizada, ¿no?, mis papás voltean al mismo tiempo a verme. Y ahí yo supe, ¿no?, que dije, "híjole, aquí viene algo", ¿no?.
ALMA: Y le dijimos, "bueno, este, no nos has preguntado nada."
GOMEZ: ¿No quieres saber nada? ¿No quieres saber quienes son tus papás? Y me acuerdo, o sea, mi sentimiento es: no, no quiero saber ni me importa, ¿no?
TRELLES: Pero Ernesto no dijo que no, se quedó callado y Alma y Gabino le hablaron de un hombre que había vivido con la familia unos años atrás. Ernesto se acordaba de este hombre y lo recordaba como “Mone”.
GOMEZ: Mira, yo de niño hubo un momento que vivió este muchacho que se llamaba Mone que no tenía manos, que eso lo tengo muy clarito que tenía… y que tenía el rostro medio desfigurado. Y que jugaba conmigo a los bomberos en el patio.
TRELLES: Cuando Ernesto cumplió cuatro años, este hombre sin manos y con la cara llena de cicatrices desapareció de su vida. Y ahora Alma y Gabino le estaban diciendo que Mone era su papá.
GOMEZ: Y me acuerdo que los dos se quedaron muy serios y que me dijeron: bueno Ernesto, este, esto no lo puede saber nadie, Mone era un guerrillero que luchaba por la independencia de Puerto Rico, y lo estaban buscando los gringos para meterlo en la cárcel. Y estuvo viviendo con nosotros un tiempo escondido. Y ya se fue.
TRELLES: Ernesto había escuchado de Puerto Rico antes, pero si le hubieran puesto un mapa en frente, no hubiera podido encontrarlo.
GOMEZ: Yo lo que sabía de Puerto Rico yo creo que era muy… muy poco, que era una colonia de los Estados Unidos y que había un movimiento por liberarlo, ¿no? Quizá me lo imaginaba así, que era esta isla infeliz de gente sometida bajo el yugo de los militares norteamericanos, ¿no?
TRELLES: Era una visión romántica de la isla. En esa época, Puerto Rico ya llevaba más de 9 décadas siendo un territorio de los Estados Unidos. Y durante todo ese tiempo, distintos grupos habían tratado de liberar a la isla a través de la lucha armada.
El padre biológico de Ernesto había sido parte de uno de estos grupos. Y su mamá biológica también. Alma y Gabino le mostraron unas fotos de ella en una prisión, y le dijeron.
GOMEZ: Ella es Dylcia, es tu mamá. Está luchando por la independencia de su país y la agarraron, la metieron a la cárcel, y por eso estás tú con nosotros, ¿no?
TRELLES: Dylcia Pagán cumplía una condena de 55 años en una cárcel de San Francisco, en Estados Unidos.
Ernesto solo tenía 10 años y no entendía nada…
GOMEZ: Me acuerdo sentirme como… como desubicado. Como estar en un limbo y decir "wow, entonces qué va a pasar conmigo, no, ahora". Y después de eso, inmediatamente después, me dicen, “¿y te gustaría conocerlos?”.
TRELLES: Esa era la pregunta. Y aunque estaba confundido, Ernesto sí tenía algo muy claro ¿Conocerlos?
GOMEZ: ¿Para qué? Pues tenía a mis papás, tenía una vida super feliz, para qué conocerlos, ¿no? Pero bueno sabía que no era algo que podía decir que no.
TRELLES: No hay manera de contarle a un hijo estas cosas sin que sea... complicado… pero Alma y Gabino no tenían otra opción. La madre biológica de Ernesto estaba pidiendo verlo. Y ellos tenían que decirle toda la verdad antes de llevarlo a conocerla.
Entonces, en diciembre de 1989, cuando Ernesto estaba a punto de cumplir 11 años, viajó junto a toda su familia a San Francisco para conocer a Dylcia.
Y para entender por qué Dylcia estaba en una prisión federal, hay que entender que, en los años 70, ella formó parte de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, mejor conocida como la FALN.
(SOUNDBITE DE NOTICIERO)
PERIODISTA: Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, FALN, es la organización clandestina a la que pertenecen las independentistas acusadas de robo de autos, de la fabricación de explosivos.
TRELLES: La FALN era una organización clandestina que se dedicaba a poner bombas en edificios públicos de Chicago y Nueva York. Lo hacían para exigir la independencia de Puerto Rico. El grupo comenzó en 1973, y sus miembros eran hijos de emigrantes puertorriqueños en Estados Unidos, gente que se había enfrentado a mucha pobreza y discriminación. Estaban convencidos de que si era para liberar a Puerto Rico, el fin justificaba los medios.
Pero en 1980, luego de haber detonado docenas de bombas que ocasionaron 5 muertes accidentales, la organización se detuvo casi por completo. En un operativo inesperado, la policía arrestó a 11 miembros del grupo en Chicago, y la mamá de Ernesto estaba entre los arrestados.
(SOUNDBITE DE NOTICIERO)
PERIODISTA: Fueron encontradas culpables bajo el cargo de conspiración sediciosa, de querer derrocar al gobierno de los Estados Unidos mediante el uso de la fuerza. Aquí en esta prisión federal cumplen entre 35 y 97 años de cárcel.
TRELLES: Ernesto tenía menos de dos años cuando arrestaron a Dylcia. Y al día de hoy aún no está 100% seguro de cómo fue que llegó a México. Pero sí sabe una cosa: los miembros de la FALN que quedaron libres lo protegieron.
GOMEZ: Y sé que me tuvieron escondiendo por varias partes de Estados Unidos, hasta que a finalmente yo termino en Chihuahua, México.