Envejecer
Hola, chicos, ¿qué tal? ¿Cómo va la semana?
Bienvenidos una semana más a un nuevo episodio de Español con Juan. Ya sabéis que este es un podcast en español para aprender español.
Os recuerdo que en nuestro blog 1001 Reasons To Learn Spanish podéis encontrar la transcripción de este episodio y de los episodios anteriores.
Yo soy Juan, profesor de español. Quizás debería decir “un viejo profesor de español”
Últimamente me siento viejo. Sé que no soy joven, pero tampoco soy viejo, creo. Y sin embargo, me siento viejo. Quiero decir que me siento más viejo de lo normal.
Me siento más viejo que los amigos de mi edad, que tienen los mismos años que yo, más o menos. He hablado con ellos, con mis amigos, y ellos no se sienten viejos o, al menos, no se sienten tan viejos como yo.
Llevo varios días pensando en ello, ¿eh? ¿Por qué me siento ahora más viejo que antes?
Quizás porque tengo problemas de memoria. Sí, estoy empezando a tener problemas de memoria. Eso es un síntoma de ser viejo, ¿no?
A veces, cuando estoy sentado en el salón de mi casa, leyendo o viendo la tele, me levanto del sillón donde estoy sentado para ir a buscar algo que necesito en ese momento. Me levanto, dejo el periódico sobre la mesa o apago la tele y voy a otra habitación de la casa.
Llego, enciendo la luz y ¡Boom! No recuerdo nada, no recuerdo qué he ido a buscar. Me quedo de pie, en medio de la habitación, intentando recordar qué necesito, por qué he entrado en la habitación.
Es una sensación muy angustiosa. ¿Os ha pasado alguna vez?
A mí me pasa muy a menudo. A mí me pasa cada vez más a menudo. Es una sensación muy desagradable.
Yo me siento fatal cuando eso me pasa.
En clase también me pasa algo parecido. A veces les digo a los chicos, a mis estudiantes, “Tenéis que hacer estos ejercicios, tenéis que leer este texto, tenéis que contestar a estas preguntas... “. En fin, lo normal, lo que decimos todos los profesores.
Mientras ellos trabajan, yo me siento en mi mesa, en la mesa del profesor, y leo mis notas o preparo la actividad siguiente en mi ordenador. De repente levanto la cabeza y observo a los estudiantes. Los veo hablando entre ellos o escribiendo en sus cuadernos y no puedo recordar qué están haciendo. Me pregunto: “¿Qué hacen? ¿Qué les he dicho? ¿Qué les he pedido hacer?”
Mi mente está en blanco. No recuerdo nada. Es una sensación muy desagradable.
¿Os ha pasado alguna vez?
A mí sí, a mí me pasa cada vez más a menudo.
Y me siento fatal cuando eso me pasa y es algo que desgraciadamente, como digo, me pasa a menudo, cada vez más a menudo.
Tengo que levantarme de la mesa del profesor y mirar disimuladamente por encima de los hombros de los estudiantes para ver qué están haciendo. Solo entonces puedo recordar qué les había pedido hacer.
Como digo, es una sensación muy desagradable. Me siento muy mal cuando me pasa.
Para mí lo más difícil es recordar los nombres de los estudiantes nuevos. Tengo muchos estudiantes nuevos cada año, es verdad… No sé, creo que tengo unos doscientos estudiantes, más o menos. Y cada año lo paso fatal para recordar sus nombres.
Durante las cuatro o cinco primeras semanas de cada curso hago muchos errores. A James lo llamo Carl, a Carl lo llamo Brian, a Jane la llamo Susan, a Helen la llamo Laura…
Me siento ridículo. Me siento ridículo cuando después de cinco semanas de clase todavía no puedo recordar correctamente los nombres de los estudiantes.
Lo que más me cuesta es recordar los nombres de los estudiantes asiáticos. Son nombres muy diferentes de los nombres ingleses o españoles y me cuesta mucho recordarlos.
Para un profesor, es muy importante recordar el nombre de sus estudiantes. Yo quiero aprender sus nombres, pero no puedo. Me siento frustrado. Yo quiero ser profesional, pero…
He olvidado qué estaba diciendo. ¿Qué estaba diciendo? ¿De qué estaba hablando?
¡Ah, sí! De mis problemas de memoria.
Bueno, estoy hablando de mis problemas de memoria en la universidad, de los problemas que tengo para recordar los nombres de mis estudiantes, pero, en realidad yo ya no trabajo en la universidad. Eso es algo del pasado.
Ahora trabajo solo en internet. Y me encanta porque así no tengo que aprender de memoria tantos nombres de estudiantes…
Bueno, ese no es el único motivo. Hay muchas razones por las que prefiero trabajar en internet. En internet hay gente de todas las edades. De hecho, muchas de las personas que me siguen en YouTube o en Facebook son tan viejos como yo y algunos son más viejos que yo.
Me encanta estar con gente más vieja que yo porque así yo me siento más joven.
El problema de enseñar en la universidad es que los chicos, los estudiantes, siempre son jóvenes, siempre tienen 18 años. Cada año que pasa tú te sientes un año más viejo, pero los estudiantes de este año son tan jóvenes como los estudiantes del año pasado. Los estudiantes no envejecen nunca. Solo envejecemos los profesores.
Además, yo cada vez veo más grande la diferencia entre los jóvenes y yo. Hablamos idiomas diferentes y cuando digo idiomas no me refiero al inglés o al español o al chino, no….
Quiero decir que los jóvenes viven en un mundo que está muy lejos del mundo donde vivimos los viejos. Ellos tienen sus sueños, sus preocupaciones, sus intereses, sus gustos y nosotros, los viejos, tenemos los nuestros.
Uno de mis compañeros de trabajo, otro profesor de español, dice que le gusta trabajar con chicos jóvenes porque así él también se siente joven. A mí en realidad me pasa al contrario. Yo me siento más viejo cuando estoy con chicos jóvenes.
Los jóvenes hablan de cosas que yo no entiendo. Hablan de vídeo juegos, por ejemplo. Yo no he jugado nunca a un vídeo juego. No sé cómo se hace. Y, sinceramente, no quiero jugar a vídeojuegos. No me interesa. El mundo de los videojuegos es un mundo que no me interesa en absoluto. Veo que es algo muy popular. Es una cultura. Existe la cultura de los vídeojuegos. Lo veo. Sé que hay canales en YouTube, por ejemplo, dedicados exclusivamente a los vídeo juegos. Sé que hay “gamers”, jugadores, pero… si os digo la verdad, no sé qué es. No sé qué hace un gamer. Y además es que no me interesa. No me interesa saber qué es un gamer ni qué hace. No me interesa para nada. Supongo que eso es ser viejo. Ser viejo no es no saber hacer algo moderno, algo que no existía cuando tú eras joven. No. Ser viejo es cuando no te importa eso en absoluto, cuando te da igual y cuando no quieres aprender a hacerlo.
A mí, por ejemplo, los videojuegos es algo que no me interesa para nada.
Pero veo que los jóvenes están muy metidos en ese mundo de los vídeo juegos. Es una cultura. La cultura de los vídeo juegos. Y si no estás interesado, pues, eso, te sientes un poco viejo. Te sientes muy viejo.
Y eso es solo un ejemplo de la distancia que yo veo entre los jóvenes y yo, entre el mundo de los jóvenes y el mío.
Luego está la ropa, la forma de moverse, los gustos musicales, los temas de conversación, los sueños, las preocupaciones. Veo a los jóvenes muy preocupados por el medio ambiente, por la ecología… Muchos son veganos. Para mí ser vegetariano es algo un poco exótico, pero para muchos jóvenes ser vegetariano es algo del pasado. Ahora hay que ser vegano.
Yo en teoría no soy vegetariano, pero en la práctica sí. En teoría como carne, pero en la práctica llevo varios meses sin comer carne. Es que está muy cara. Yo soy un modesto profesor de español y la carne está carísima. Es mucho mejor ser vegetariano. Pero, bueno, ese es otro tema. Otro día hablaremos de cuánto ganan los profesores de español.
Y menos mal que no vivo en España. En España es aún peor porque cuando tienes unos 35 años, los chicos más jóvenes empiezan a llamarte de usted. Eso es muy duro.
Lo más difícil, lo más duro, es cuando, por ejemplo, estás sentado en un bar, con tus amigos y ves en la barra del bar una chica que te gusta. Lo típico, ¿no? Estás en un bar y te gusta una chica. Quieres ligar.
Entonces, no sé, piensas rápidamente en una excusa para hablar con ella. Te levantas de la mesa, te acercas a ella y le preguntas, por ejemplo…
¿Tienes un cigarrillo?
¿Estás sola?
¿Cómo te llamas?
¿Vienes aquí a menudo?
¿Quieres tomar algo?
¿Estudias o trabajas?
¿Quieres bailar?
Bueno, estas son las preguntas típicas de un chico joven en una discoteca de los años setenta o de los años ochenta. Supongo que ahora es diferente. Supongo que ahora se liga de otra manera. No sé. Llevo mucho tiempo sin ir a una discoteca. Y no quiero decir cuánto tiempo llevo sin ligar. No ligo desde hace…
Bueno, vamos a dejar ese tema para otro día.
En fin, lo que quiero decir es que lo más difícil no es acercarse a la chica que te gusta y hacerle estas preguntas. No. Lo más duro es cuando la chica te responde y te habla de usted.
¡Eso es terrible! La primera vez que una chica que te gusta te habla de usted te sientes fatal.
De repente, de golpe, te sientes muy viejo. Es un golpe de realidad que te deja KO, que te deja grogui. Entendéis la palabra “grogui”, ¿no? Es un termino del mundo del boxeo que describe cómo se queda un boxeador después de recibir un golpe o algunos golpes fuertes en la cabeza. Pues así estás, grogui, cuando una chica joven te llama de usted por primera vez.
Entonces, cuando eso te pasa, lo único que puedes hacer es volver a la mesa con tus amigos y pedir otra cerveza, pero sin alcohol, cerveza sin alcohol, porque tú, desde hace unos meses ya no puedes beber como antes. Ahora tienes que controlarte un poco y beber cerveza sin alcohol.
Luego miras a tus amigos y los ves cómo ellos te ven a ti: unos viejos con la cara llena de arrugas.
¡Te sientes fatal!
Yo por eso no salgo. No voy a una discoteca desde hace diez o quince años. Ya no me acuerdo. ¿Para qué? Prefiero estar en casa, leer un libro o ver una peli en la tele. Si no puedes ligar y si solo pides cerveza sin alcohol, ¿para qué vas a ir a una discoteca?
Bueno, chicos, creo que me estoy enrollando. Ahora no recuerdo de qué estaba hablando… ¿Por qué estoy hablando de cerveza sin alcohol? No me acuerdo.
En fin, chicos, creo que he vuelto a perder el hilo, como siempre. Bueno, no importa, no pasa nada. De todas formas vamos a terminar. Tengo la impresión de que llevo demasiado tiempo hablando, ¿no?
Venga, chicos, nos vemos, no, no nos vemos, nos escuchamos la semana que viene. ¿Dónde? Aquí, en Español Con Juan.
¡Ah! Si tenéis tiempo y si queréis ayudarme un poquito, por favor, escribid una reseña de nuestro podcast en Apple Podcast, en iTunes o donde quiera que vosotros lo escuchéis. ¿De acuerdo? Eso me ayuda muchísimo para que otros estudiantes nos descubran.
Venga, ahora de verdad, un saludo, un besazo enorme a todos y nos vemos, no, nos escuchamos la semana que viene.
¡Adiós! ¡Hasta luego!