¿La Tierra es un ser vivo? 🌎 Gaia - Especial Día de la Tierra
Nuestro planeta durante mucho tiempo se consideró como un ente inanimado, compuesto de rocas
y agua, en el que los seres vivos simplemente habitaban y de cuyos recursos hacían uso.
Pero esa idea ha empezado a cambiar. ¿La Tierra es un ser vivo? La hipótesis
de Gaia Hasta mediados de los años sesenta, la ciencia
convencional habría encontrado ridícula la idea de la Tierra como un organismo. Resulta
evidente que un planeta no tiene conciencia ni puede tomar decisiones, por ejemplo. Y
aunque ya Kropotkin, naturalista ruso, había hablado de la capacidad de cooperación entre
animales y plantas, para los científicos occidentales era claro que había en la naturaleza
demasiada competencia y conflicto como para pensar en que se pareciera al orden armónico
que se da en un organismo viviente. Sin embargo, matemáticos, físicos y otros
científicos empezaban a desarrollar la idea de los “sistemas autoorganizados”: fenómenos
en los que la interacción de los elementos que los componen generan un orden superior
sin necesidad de un plan previo. Algunos ejemplos son la formación de cristales, el acomodo
de las hojas en las plantas y hasta el comportamiento de la economía.
¿Podría ser la Tierra un sistema autoorganizado? En 1961 la NASA contrató al científico James
Lovelock para estudiar las posibilidades de que hubiera vida en Marte. Analizando los
gases de su atmósfera descubrió que estaban en perfecto equilibrio: ya no había reacciones
químicas posibles entre ellos. En contraste, vio que la atmósfera de la Tierra tenía
una mezcla de gases tal que permite que estén reaccionando entre ellos constantemente. Y
¡oh sorpresa! Aún así las proporciones de los gases permanecen más o menos constantes.
Y aún más sorprendente: se sabía que, desde el origen de la Tierra, el sol había aumentado
su temperatura un 25%. Sin embargo, durante cuatro mil millones de años, la temperatura
de la superficie terrestre se había mantenido constante, en un nivel muy cómodo para la
vida. ¿Cómo era posible?
LOVELOCK Era el otoño de 1965. La revelación vino
a mí como un relámpago. ¿Podía ser que la vida
estuviese produciendo y regulando la atmósfera, manteniéndola en una composición constante
y favorable para los organismos, igual que los seres vivos son capaces de autorregularse
y mantener constante su temperatura corporal y otras variables vitales? ¿Sería igual
con la temperatura y salinidad de los mares y otras variables?
JAVIER Pero Lovelock no tenía idea de qué mecanismos
orgánicos podrían estar en juego. Entonces conoció a la bióloga Lynn Margulis, quien
pudo explicar cómo las interacciones de los diferentes organismos podían dar origen a
los diferentes gases atmosféricos. Juntos desarrollaron la idea de la Tierra como un
sistema autoorganizado. A esta hipótesis le pusieron el nombre de “Gaia”, la diosa
griega primordial que personifica la Tierra, también conocida como Gea.
Al principio los demás científicos se reían de ellos, y ni la revista Science ni Nature
quisieron publicar sus ideas. Fue Carl Sagan quien los invitó a dar a conocer su hipótesis
en su revista Icarus. En la actualidad, la hipótesis de Gaia aún se discute, pero goza
de mayor aceptación. Si bien la biósfera es esa capa delgada en
la superficie de la tierra y en el océano que contiene vida, Gaia incluye aún más:
por lo menos 160 kilómetros hacia la estratósfera y 160 kilómetros hacia el subsuelo. El sistema
conecta lo inerte con lo vivo. La meteorología y la geología con la biología y la ecología.
El sistema Gaia se autorregula a través de “bucles de realimentación”. Por ejemplo,
el ciclo del carbono: los volcanes y los animales arrojan dióxido de carbono a la atmósfera,
esto aumentaría la temperatura global, pero es absorbido por las plantas en el ciclo de
la fotosíntesis, manteniendo así una temperatura apta para la vida.
Lovelock pone otro ejemplo curioso: la orina. Sucede que los animales, al procesar las proteínas,
generamos nitrógeno como desecho. Podríamos expulsarlo de muchas maneras: como gas, por
ejemplo. Pero lo que en realidad hacemos es excretarlo como líquido, lo que requiere
“desperdiciar” valiosa agua. ¿De qué nos sirve eso? Pues, en principio, de nada.
Excepto que la orina líquida contiene nitrógeno en forma de urea que sirve de fertilizante
a las plantas, que a su vez nos proveen de oxígeno y alimento. Y además consumen CO2,
conectando este ciclo con el del carbono. Así, la multitud de ciclos interconectados
forma un sistema que se llama “Gaia”. Esta idea aún desata polémica. La misma
Lynn Margulis tiene algunas críticas. Entre ellas, advierte:
MARGULIS Si la Tierra se autorregula y se regenera,
muchos lo tomarán como permiso para contaminar y destruir. Y puede que tengan razón: Gaia
es ruda: ha sobrevivido por miles de millones de años y seguro se recuperará de los excesos
que le infligimos. Pero posiblemente eso suceda en un mundo donde el ser humano ya se haya
extinguido.
JAVIER Si queremos seguir formando parte de Gaia…
conviene ser más cuidadosos con nuestro comportamiento hacia ella. ¡Curiosamente!
En este Día de la Tierra, varios canales nos hemos puesto de acuerdo para hablar del
medio ambiente. Te invitamos a ver los videos de Astrofísicos en Acción y Colectivo Hojarasca.
¡Y también ve los demás videos del playlist!