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¿Cómo funciona el EJERCITO de la ONU?: Los CASCOS AZULES - VisualPolitik

Una pregunta: ¿Alguna vez habéis escuchado hablar de las misiones de paz de las Naciones

Unidas? ¿De los Cascos Azules?

Apuesto que de una u otra forma todos diréis que sí. Sin embargo, ¿Sabéis concretamente

a qué se dedican? ¿Para qué sirven exactamente? ¿Quién compone estas fuerzas internacionales?

¿Cómo funcionan?

Pues querida comunidad de VisualPolitik, estas son exactamente las preguntas que vamos a

responder en este vídeo.

Hoy nuestro objetivo es conocer mejor, mucho mejor a los Cascos Azules, todo un ejército

internacional, una fuerza multinacional cuyo objetivo fundamental es preservar la paz en

los lugares más peligrosos, violentos e inestables de nuestro mundo.

Lugares donde la institucionalidad y la seguridad brillan por su ausencia y dónde, por diferentes

motivos, la población no goza ni mucho menos de la protección y la libertad con la que

contais la inmensa mayoría de vosotros.

Pero, ¿Queréis saber más sobre estas misiones y lo que suponen realmente?

Pues bien, arranquemos.

El origen de las misiones de paz no es en absoluto algo reciente. De hecho, tenemos

que remontarnos ni más ni menos que al año 1948.

Ese año fue la primera vez en toda la historia que se utilizó una fuerza comandada por una

organización internacional con el objetivo expreso de asegurar el alto el fuego. Esto

ocurrió en los conflictos de Cachemira y Palestina.

La idea era que el establecimiento de esta misión internacional permitiera la retirada

pacífica de las tropas que estaban en conflicto, y también que las negociaciones de paz llegarán

a buen puerto.

(Aunque, lo cierto, es que técnicamente en 1948 aún no existían las misiones de paz

de la ONU tal y como hoy las conocemos.

Para ver a estas en acción tenemos que esperar hasta 1956, cuando se formalizó por primera

vez una misión comandada bajo la autoridad del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Fue durante la Crisis de Suez, que enfrentó a Egipto con Reino Unido y Francia tras nacionalizar

el canal. Un conflicto que tuvo, además, a dos actores invitados: a Israel apoyando

a la coalición anglofrancesa y a Estados Unidos tumbando la operación.)

Pues, ¿sabéis qué? La misión internacional fue un éxito.

Tras el conflicto, la primera misión de paz de la historia de Naciones Unidas logró estabilizar

la zona y las fronteras, con un plan de colaboración internacional que diseñó el canadiense Lester

B. Pearson y que creó el concepto moderno de los Cascos Azules, las fuerzas de Naciones

Unidas.

De hecho, Pearson logró ganar el Premio Nobel de la Paz en 1957 gracias a esta hazaña.

Y no sólo eso. En 1988 el conjunto de las Fuerzas de Paz de Naciones Unidas consiguieron

otro Premio Nobel de la Paz. Todo un 2x1.

Desde entonces, son muchas las misiones de paz que Naciones Unidas ha llevado a cabo

a lo largo y ancho de todo el mundo: Angola, Mozambique, el Salvador, el Líbano, Camboya,

la antigua Yugoslavia, Guatemala, Haití, Etiopía, Sierra Leona, Sudán, Costa de Marfil…

Bueno, digamos que la lista es bastante larga.

En 1960, por ejemplo, tuvo lugar la primera misión de mantenimiento de la paz a gran

escala, una operación que llegó a involucrar a cerca de 20.000 efectivos.

(Fue en pleno continente africano, durante la descolonización del Congo Belga, una época

muy convulsa para este nuevo país africano.

El caso es que para garantizar la retirada de las fuerzas belgas y ayudar al nuevo gobierno

a mantener el orden público se desplegó la operación ONUC.

Una misión de paz que consiguió prevenir una guerra civil y se aseguró de que todos

los militares y paramilitares extranjeros que no estuvieran bajo el mando de la ONU,

así como los mercenarios que operaban en el terreno, se marcharan del país.)

Interesante, ¿No os parece?

A priori, la idea tiene todo el sentido del mundo. Pero esto es tan sólo un ejemplo de

muchos, muchísimos más que podríamos poner sobre la mesa.

De hecho, desde 1960 han sido más de 30 las misiones de paz que la ONU ha comandado en

África, el continente que con mucha diferencia más presencia ha tenido de Cascos Azules.

Y no hablamos de pasado. Hoy por hoy hay en marcha una docena de misiones en tres continentes

diferentes, aunque la mitad de todas ellas siguen concentrándose en África.

Hablamos de misiones como por ejemplo la FPNUL, en Líbano, MINUSCA en la República Centroafricana

o UNMISS en Sudán del Sur.

(LOS CASCOS AZULES)

Cuando hablamos de Cascos Azules - o de “pacificadores”, como les gusta decir en la ONU - no penséis

ni por un segundo que nos referimos a una especie de equipo A, a un pequeño grupo de

militares comprometidos con salvaguardar la paz por el mundo y que actúan en uno de esos

remotos y convulsos países que todos tenemos en nuestra imaginación.

Para nada.

En realidad hablamos de toda una fuerza internacional que, a día de hoy, cuenta con un presupuesto

de casi 7.000 millones de dólares e implica a unos 70.000 efectivos. Más de 80.000 si

contamos las unidades de reserva.

Además, a diferencia de lo que podríamos pensar a primera vista, la mayoría de sus

misiones no consisten en operaciones violentas de guerra, sino en misiones de corte humanitario

o misiones de seguridad en países en los que, sin su presencia, probablemente reinaría

el caos.

De hecho, y esta es una clave que a unos les gusta mucho y a otros nada de nada, una de

las máximas de la ONU es intentar no utilizar las armas, salvo que sea por motivos de autodefensa.

(De esta forma, algunas de sus misiones más habituales están destinadas a proteger a

los civiles en conflictos armados locales o tribales; estabilizar zonas después de

conflictos bélicos; asegurar la implementación de acuerdos de paz; o, simple y llanamente,

facilitar la transición a regímenes democráticos.

Para ello los Cascos Azules, realizan sobre todo misiones de desarme, desmovilización

y reintegración de excombatientes armados.

También eliminan minas antipersona; se encargan de proteger puestos fronterizos o puestos

de control de áreas militares, y asisten en la seguridad de citas electorales en países

con una institucionalidad débil.)

Pero dicho esto, la siguiente pregunta es: ¿de dónde salen las unidades militares que

se utilizan para estas misiones? ¿Quién demonios pone las tropas?

Pues, veréis, se trata de unidades que pertenecen a las fuerzas armadas de cada país colaborador.

Unidades que son cedidas al programa de mantenimiento de la paz de la ONU y comandadas por la ONU

en lugar de por los diferentes altos mandos de sus países.

Por ejemplo, podemos echar un vistazo al caso de la propia Corea del Sur.

Actualmente el país está involucrado en cuatro misiones internacionales de paz a través

de cuatro unidades que entre todas suman casi un millar de efectivos

(Una de las más sonadas es la unidad Cheonghae. Con 303 efectivos se encarga de una misión

de escolta marítima en aguas de Somalia para asegurar el paso de buques mercantes en una

zona repleta de piratería. Una zona donde es frecuente que se asalten buques para secuestrarlos

o robar su carga.

Por cierto, un apunte, en los Emiratos Árabes Unidos el ejército surcoreano también educa

y entrena a las fuerzas especiales del país árabe. Pero eso… Eso es otra historia.)

El caso es que no siempre son unidades extranjeras las que participan en las diferentes misiones.

De hecho, la mayor parte de los cascos azules en activo son, hoy por hoy, soldados de las

fuerzas armadas de los propios países que necesitan esa ayuda, o de países de su entorno

próximo.

Esto es algo que ocurre especialmente en el continente africano.

Y ojo porque tiene mucho sentido. De hecho, es así a petición de los propios líderes

africanos. Digamos que en estas circunstancias la ONU se encarga de financiar y organizar

estructuras militares que de otra forma difícilmente podrían llevar a cabo de forma efectiva su

trabajo.

Algo que nos lleva directamente a otra pregunta: ¿Cómo se financian todas estas misiones?

¿Quién pone la pasta?

Al fin y al cabo, no sé, creo que todos tenemos claro que los países involucrados en la mayor

parte de los casos, pues, no están en condiciones de hacer frente a la factura.

No, evidentemente no.

Precisamente por eso, en torno a las misiones de paz de la ONU podemos encontrar dos grupos

de países diferentes en función del tipo de aportación que hacen al programa.

Por un lado están los países cuyo principal papel es financiar misiones, y, por otro lado,

países cuyo principal papel consiste en aportar tropas para que esas misiones puedan llevarse

a cabo.

Fijaos por ejemplo en este gráfico.

Cómo podéis ver, ninguno de los diez países del mundo que más fondos dedican a las misiones

de paz de la ONU figuran entre los diez países que más efectivos de Cascos Azules proporcionan

a las diferentes misiones en África, que son, precisamente, las que más unidades demandan.

Y esto, tal y como os podéis imaginar, no es algo casual.

Por un lado, los países que financian estas misiones, los países que ponen la pasta,

consiguen su objetivo de mejorar la estabilidad en lugares muy tensos o con muchas inestabilidades

políticas, sociales, religiosas, y bueno, digamos, conflictos de todo tipo.

Esto se supone que es bueno para la estabilidad mundial y, por tanto, redunda en beneficios

generales: más seguridad, facilidad de comercio, etcétera, etcétera.

Por otro lado, los países que ponen los efectivos militares consiguen entrenamiento, experiencia

de campo, equipamiento y conocimientos de técnicas militares que, digamos que por sí

mismos, no podrían permitirse en la mayoría de los casos.

Es decir, además de para promover la paz a través de misiones concretas, también

facilita que, en un futuro, los países con menos recursos que participan en el programa

puedan desarrollar unas fuerzas de seguridad modernas y mejor entrenadas. Lo que puede

suponer que nunca tengan que llegar a necesitar la presencia de los Cascos Azules.

Esta es al menos, una de las esperanzas o expectativas. Luego ya… Pues,que queréis

que os diga, todos sabéis que la realidad es compleja.

Pero si le damos una vuelta la verdad es que, bueno, puede tener mucho sentido.

Sea como sea, hoy por hoy en África los Cascos Azules son la institución militar mejor valorada,

y colaboran codo con codo con la Unión Africana.

Ahora bien, esperad un momento, porque no todo resulta tan bonito.

En sus ya más de 60 de historia los Cascos Azules han cosechado numerosos éxitos, algunos

resultados tibios y también grandes fracasos.

Ahí están por ejemplo, los casos de Ruanda y Srebrenica, una ciudad bosnia dónde 6.000

personas fueron masacradas por las tropas serbias cuando se encontraba bajo protección

de un contingente holandés de cascos azules

Con todo, quizás lo que más dudas o incertidumbre genera es precisamente el futuro de este cuerpo.

Y sí, lo siento pero tenemos que volver a hablar de China.

Atentos.

(¿QUÉ FUTURO TIENEN LOS CASCOS AZULES?)

Los Cascos Azules se enfrentan a una serie de incertidumbres y dudas que podemos sintetizar

en 2 grandes ideas: Primero, lograr que las misiones no se perpetúen

en el tiempo. Porque hay misiones en África que suman ya tres décadas en activo y cuyo

final no parece precisamente próximo.

Es decir, lo que se espera es que de seguir operando - algo que se da por hecho - los

cascos azules sean capaces de impulsar cambios estructurales en un territorio. Y aquí uno

de los grandes problemas que existen es que las tropas que integran estos cuerpos no suelen

tener la preparación para ir mucho más allá de las labores meramente militares.

Y, además, harían falta muchos más recursos y también el despliegue de muchos más operativos

civiles. Y, claro, la suma de riesgo y recursos… No ayuda.

Luego, por otro lado está el problema de la posible influencia de China. Una influencia

que podría construirse a partir de su cuantiosa aportación de fondos y también de su poder

de veto en el Consejo de Seguridad.

Y ojo que no es ninguna tontería. Para China controlar este cuerpo podría ser muy útil,

sobre todo si tenemos en cuenta cual su principal campo de actuación es África. ¿Lo recordáis? 3, 2, 1...Exacto.

¡África! ¿Y recordáis nuestro reciente vídeo sobre la deuda china en África? Pues… Exactamente eso.

(China está interviniendo para proporcionar más recursos para las misiones de paz de

la ONU, y parece querer controlar más agencias dentro de las Naciones Unidas, incluido el

Departamento de Operaciones de Paz. - Foreign Affairs)

Y es que, no, de repente a los chinos no les ha entrado la preocupación por convertirse

en garantes de la paz y la estabilidad global.

Para nada.

La cuestión es que controlar los cuerpos azules - una institución que la verdad en

Occidente hoy por hoy no levanta pasiones - le daría automáticamente una influencia

mucho mayor en África. Incluso llegado el caso algunas misiones podrían apoyar sus

objetivos estratégicos.

No se, la jugada no parece mal tirada, ¿no os parece?

Si te parece, déjanos tus impresiones por aquí abajo en los comentarios, cuéntanos

también como ves todo esto de los Cascos Azules y abramos debate.

Dicho esto, si este vídeo te ha resultado interesante no olvides darle a like y suscribirte

a VisualPolitik si es que aún no lo has hecho. Un saludo y hasta la próxima.


¿Cómo funciona el EJERCITO de la ONU?: Los CASCOS AZULES - VisualPolitik Wie die UN ARMY funktioniert: Die BLUE HELMETS - VisualPolitik How does the UN ARMY work: The BLUE HELMETS - VisualPolitik

Una pregunta: ¿Alguna vez habéis escuchado hablar de las misiones de paz de las Naciones

Unidas? ¿De los Cascos Azules?

Apuesto que de una u otra forma todos diréis que sí. Sin embargo, ¿Sabéis concretamente

a qué se dedican? ¿Para qué sirven exactamente? ¿Quién compone estas fuerzas internacionales?

¿Cómo funcionan?

Pues querida comunidad de VisualPolitik, estas son exactamente las preguntas que vamos a

responder en este vídeo.

Hoy nuestro objetivo es conocer mejor, mucho mejor a los Cascos Azules, todo un ejército

internacional, una fuerza multinacional cuyo objetivo fundamental es preservar la paz en

los lugares más peligrosos, violentos e inestables de nuestro mundo.

Lugares donde la institucionalidad y la seguridad brillan por su ausencia y dónde, por diferentes

motivos, la población no goza ni mucho menos de la protección y la libertad con la que

contais la inmensa mayoría de vosotros.

Pero, ¿Queréis saber más sobre estas misiones y lo que suponen realmente?

Pues bien, arranquemos.

El origen de las misiones de paz no es en absoluto algo reciente. De hecho, tenemos

que remontarnos ni más ni menos que al año 1948.

Ese año fue la primera vez en toda la historia que se utilizó una fuerza comandada por una

organización internacional con el objetivo expreso de asegurar el alto el fuego. Esto

ocurrió en los conflictos de Cachemira y Palestina.

La idea era que el establecimiento de esta misión internacional permitiera la retirada

pacífica de las tropas que estaban en conflicto, y también que las negociaciones de paz llegarán

a buen puerto.

(Aunque, lo cierto, es que técnicamente en 1948 aún no existían las misiones de paz

de la ONU tal y como hoy las conocemos.

Para ver a estas en acción tenemos que esperar hasta 1956, cuando se formalizó por primera

vez una misión comandada bajo la autoridad del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Fue durante la Crisis de Suez, que enfrentó a Egipto con Reino Unido y Francia tras nacionalizar

el canal. Un conflicto que tuvo, además, a dos actores invitados: a Israel apoyando

a la coalición anglofrancesa y a Estados Unidos tumbando la operación.) to the Anglo-French coalition and the United States by knocking down the operation.)

Pues, ¿sabéis qué? La misión internacional fue un éxito.

Tras el conflicto, la primera misión de paz de la historia de Naciones Unidas logró estabilizar

la zona y las fronteras, con un plan de colaboración internacional que diseñó el canadiense Lester

B. Pearson y que creó el concepto moderno de los Cascos Azules, las fuerzas de Naciones

Unidas.

De hecho, Pearson logró ganar el Premio Nobel de la Paz en 1957 gracias a esta hazaña. In fact, Pearson managed to win the Nobel Peace Prize in 1957 thanks to this feat.

Y no sólo eso. En 1988 el conjunto de las Fuerzas de Paz de Naciones Unidas consiguieron

otro Premio Nobel de la Paz. Todo un 2x1.

Desde entonces, son muchas las misiones de paz que Naciones Unidas ha llevado a cabo

a lo largo y ancho de todo el mundo: Angola, Mozambique, el Salvador, el Líbano, Camboya,

la antigua Yugoslavia, Guatemala, Haití, Etiopía, Sierra Leona, Sudán, Costa de Marfil…

Bueno, digamos que la lista es bastante larga.

En 1960, por ejemplo, tuvo lugar la primera misión de mantenimiento de la paz a gran

escala, una operación que llegó a involucrar a cerca de 20.000 efectivos.

(Fue en pleno continente africano, durante la descolonización del Congo Belga, una época

muy convulsa para este nuevo país africano.

El caso es que para garantizar la retirada de las fuerzas belgas y ayudar al nuevo gobierno

a mantener el orden público se desplegó la operación ONUC. To maintain public order, the ONUC operation was deployed.

Una misión de paz que consiguió prevenir una guerra civil y se aseguró de que todos

los militares y paramilitares extranjeros que no estuvieran bajo el mando de la ONU,

así como los mercenarios que operaban en el terreno, se marcharan del país.)

Interesante, ¿No os parece?

A priori, la idea tiene todo el sentido del mundo. Pero esto es tan sólo un ejemplo de

muchos, muchísimos más que podríamos poner sobre la mesa.

De hecho, desde 1960 han sido más de 30 las misiones de paz que la ONU ha comandado en

África, el continente que con mucha diferencia más presencia ha tenido de Cascos Azules.

Y no hablamos de pasado. Hoy por hoy hay en marcha una docena de misiones en tres continentes

diferentes, aunque la mitad de todas ellas siguen concentrándose en África.

Hablamos de misiones como por ejemplo la FPNUL, en Líbano, MINUSCA en la República Centroafricana

o UNMISS en Sudán del Sur.

(LOS CASCOS AZULES)

Cuando hablamos de Cascos Azules - o de “pacificadores”, como les gusta decir en la ONU - no penséis

ni por un segundo que nos referimos a una especie de equipo A, a un pequeño grupo de

militares comprometidos con salvaguardar la paz por el mundo y que actúan en uno de esos

remotos y convulsos países que todos tenemos en nuestra imaginación.

Para nada.

En realidad hablamos de toda una fuerza internacional que, a día de hoy, cuenta con un presupuesto

de casi 7.000 millones de dólares e implica a unos 70.000 efectivos. Más de 80.000 si

contamos las unidades de reserva.

Además, a diferencia de lo que podríamos pensar a primera vista, la mayoría de sus

misiones no consisten en operaciones violentas de guerra, sino en misiones de corte humanitario

o misiones de seguridad en países en los que, sin su presencia, probablemente reinaría

el caos.

De hecho, y esta es una clave que a unos les gusta mucho y a otros nada de nada, una de

las máximas de la ONU es intentar no utilizar las armas, salvo que sea por motivos de autodefensa.

(De esta forma, algunas de sus misiones más habituales están destinadas a proteger a

los civiles en conflictos armados locales o tribales; estabilizar zonas después de

conflictos bélicos; asegurar la implementación de acuerdos de paz; o, simple y llanamente,

facilitar la transición a regímenes democráticos.

Para ello los Cascos Azules, realizan sobre todo misiones de desarme, desmovilización

y reintegración de excombatientes armados.

También eliminan minas antipersona; se encargan de proteger puestos fronterizos o puestos

de control de áreas militares, y asisten en la seguridad de citas electorales en países

con una institucionalidad débil.)

Pero dicho esto, la siguiente pregunta es: ¿de dónde salen las unidades militares que

se utilizan para estas misiones? ¿Quién demonios pone las tropas?

Pues, veréis, se trata de unidades que pertenecen a las fuerzas armadas de cada país colaborador.

Unidades que son cedidas al programa de mantenimiento de la paz de la ONU y comandadas por la ONU

en lugar de por los diferentes altos mandos de sus países.

Por ejemplo, podemos echar un vistazo al caso de la propia Corea del Sur.

Actualmente el país está involucrado en cuatro misiones internacionales de paz a través

de cuatro unidades que entre todas suman casi un millar de efectivos

(Una de las más sonadas es la unidad Cheonghae. Con 303 efectivos se encarga de una misión

de escolta marítima en aguas de Somalia para asegurar el paso de buques mercantes en una

zona repleta de piratería. Una zona donde es frecuente que se asalten buques para secuestrarlos

o robar su carga.

Por cierto, un apunte, en los Emiratos Árabes Unidos el ejército surcoreano también educa

y entrena a las fuerzas especiales del país árabe. Pero eso… Eso es otra historia.)

El caso es que no siempre son unidades extranjeras las que participan en las diferentes misiones.

De hecho, la mayor parte de los cascos azules en activo son, hoy por hoy, soldados de las

fuerzas armadas de los propios países que necesitan esa ayuda, o de países de su entorno

próximo.

Esto es algo que ocurre especialmente en el continente africano.

Y ojo porque tiene mucho sentido. De hecho, es así a petición de los propios líderes

africanos. Digamos que en estas circunstancias la ONU se encarga de financiar y organizar

estructuras militares que de otra forma difícilmente podrían llevar a cabo de forma efectiva su

trabajo.

Algo que nos lleva directamente a otra pregunta: ¿Cómo se financian todas estas misiones?

¿Quién pone la pasta?

Al fin y al cabo, no sé, creo que todos tenemos claro que los países involucrados en la mayor

parte de los casos, pues, no están en condiciones de hacer frente a la factura.

No, evidentemente no.

Precisamente por eso, en torno a las misiones de paz de la ONU podemos encontrar dos grupos

de países diferentes en función del tipo de aportación que hacen al programa.

Por un lado están los países cuyo principal papel es financiar misiones, y, por otro lado,

países cuyo principal papel consiste en aportar tropas para que esas misiones puedan llevarse

a cabo.

Fijaos por ejemplo en este gráfico.

Cómo podéis ver, ninguno de los diez países del mundo que más fondos dedican a las misiones

de paz de la ONU figuran entre los diez países que más efectivos de Cascos Azules proporcionan

a las diferentes misiones en África, que son, precisamente, las que más unidades demandan.

Y esto, tal y como os podéis imaginar, no es algo casual.

Por un lado, los países que financian estas misiones, los países que ponen la pasta,

consiguen su objetivo de mejorar la estabilidad en lugares muy tensos o con muchas inestabilidades

políticas, sociales, religiosas, y bueno, digamos, conflictos de todo tipo.

Esto se supone que es bueno para la estabilidad mundial y, por tanto, redunda en beneficios

generales: más seguridad, facilidad de comercio, etcétera, etcétera.

Por otro lado, los países que ponen los efectivos militares consiguen entrenamiento, experiencia

de campo, equipamiento y conocimientos de técnicas militares que, digamos que por sí

mismos, no podrían permitirse en la mayoría de los casos.

Es decir, además de para promover la paz a través de misiones concretas, también

facilita que, en un futuro, los países con menos recursos que participan en el programa

puedan desarrollar unas fuerzas de seguridad modernas y mejor entrenadas. Lo que puede

suponer que nunca tengan que llegar a necesitar la presencia de los Cascos Azules.

Esta es al menos, una de las esperanzas o expectativas. Luego ya… Pues,que queréis

que os diga, todos sabéis que la realidad es compleja.

Pero si le damos una vuelta la verdad es que, bueno, puede tener mucho sentido.

Sea como sea, hoy por hoy en África los Cascos Azules son la institución militar mejor valorada,

y colaboran codo con codo con la Unión Africana.

Ahora bien, esperad un momento, porque no todo resulta tan bonito.

En sus ya más de 60 de historia los Cascos Azules han cosechado numerosos éxitos, algunos

resultados tibios y también grandes fracasos.

Ahí están por ejemplo, los casos de Ruanda y Srebrenica, una ciudad bosnia dónde 6.000

personas fueron masacradas por las tropas serbias cuando se encontraba bajo protección

de un contingente holandés de cascos azules

Con todo, quizás lo que más dudas o incertidumbre genera es precisamente el futuro de este cuerpo.

Y sí, lo siento pero tenemos que volver a hablar de China.

Atentos.

(¿QUÉ FUTURO TIENEN LOS CASCOS AZULES?)

Los Cascos Azules se enfrentan a una serie de incertidumbres y dudas que podemos sintetizar

en 2 grandes ideas: Primero, lograr que las misiones no se perpetúen

en el tiempo. Porque hay misiones en África que suman ya tres décadas en activo y cuyo

final no parece precisamente próximo.

Es decir, lo que se espera es que de seguir operando - algo que se da por hecho - los

cascos azules sean capaces de impulsar cambios estructurales en un territorio. Y aquí uno

de los grandes problemas que existen es que las tropas que integran estos cuerpos no suelen

tener la preparación para ir mucho más allá de las labores meramente militares.

Y, además, harían falta muchos más recursos y también el despliegue de muchos más operativos

civiles. Y, claro, la suma de riesgo y recursos… No ayuda.

Luego, por otro lado está el problema de la posible influencia de China. Una influencia

que podría construirse a partir de su cuantiosa aportación de fondos y también de su poder

de veto en el Consejo de Seguridad.

Y ojo que no es ninguna tontería. Para China controlar este cuerpo podría ser muy útil,

sobre todo si tenemos en cuenta cual su principal campo de actuación es África. ¿Lo recordáis? 3, 2, 1...Exacto.

¡África! ¿Y recordáis nuestro reciente vídeo sobre la deuda china en África? Pues… Exactamente eso.

(China está interviniendo para proporcionar más recursos para las misiones de paz de

la ONU, y parece querer controlar más agencias dentro de las Naciones Unidas, incluido el

Departamento de Operaciones de Paz. - Foreign Affairs)

Y es que, no, de repente a los chinos no les ha entrado la preocupación por convertirse

en garantes de la paz y la estabilidad global.

Para nada.

La cuestión es que controlar los cuerpos azules - una institución que la verdad en

Occidente hoy por hoy no levanta pasiones - le daría automáticamente una influencia

mucho mayor en África. Incluso llegado el caso algunas misiones podrían apoyar sus

objetivos estratégicos.

No se, la jugada no parece mal tirada, ¿no os parece?

Si te parece, déjanos tus impresiones por aquí abajo en los comentarios, cuéntanos

también como ves todo esto de los Cascos Azules y abramos debate.

Dicho esto, si este vídeo te ha resultado interesante no olvides darle a like y suscribirte

a VisualPolitik si es que aún no lo has hecho. Un saludo y hasta la próxima.