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Un país de por vida, Lukashenko acusa a Chequia de fomentar las protestas en Bielorrusia

Lukashenko acusa a Chequia de fomentar las protestas en Bielorrusia

El Gobierno checo pone en duda la validez de las elecciones de Bielorrusia. Por su parte, el presidente Aleksandr Lukashenko acusa a Chequia de organizar las protestas callejeras contra los resultados electorales.

El resultado de las elecciones presidenciales de Bielorrusia del pasado domingo desató fuertes protestas ante la sospecha de que los comicios no fueron justos.

Aleksandr Lukashenko, el líder que lleva 26 años gobernando el país, se impuso según los resultados oficiales con el 80 % de los votos. La oposición, que ha logrado grandes movilizaciones sociales este año, denuncia que las elecciones han sido fraudulentas.

Las protestas masivas han sido reprimidas con gran dureza y según algunas estimaciones, ya han dejado al menos un fallecido, decenas de heridos y 3000 detenidos.

Al respecto, el Gobierno checo se ha expresado en contra de la represión violenta de los manifestantes. Y el ministro de Relaciones Exteriores, Tomáš Petříček, ha declarado que no cree que las elecciones hayan sido libres. La portavoz de dicha cartera, Zuzana Štíchová, confirmó para la Radio Checa su repulsa ante estos hechos.

“El Gobierno de Bielorrusia no debería castigar a sus ciudadanos de esta manera simplemente por ejercer sus derechos fundamentales de reunión y libertad de expresión”.

Frente a las condenas internacionales, el presidente Aleksandr Lukashenko ha respondido con acusaciones de que agentes extranjeros manipulan a sus ciudadanos para que protesten. Según declaró, desde Chequia, Polonia y Reino Unido llegan órdenes telefónicas para los manifestantes.

Para el viceministro de Relaciones Exteriores checo, Aleš Chmelař, tales acusaciones no tienen ningún fundamento. Además, se mostró de acuerdo con las palabras del ministro Petříček.

“Esto no se puede explicar, porque no hay pruebas que apunten a la implicación de Chequia en esos hechos. El ministro Petříček ya ha expresado que no considera estas elecciones democráticas, ya que no todos los candidatos han podido presentarse, algunos de ellos estaban encarcelados durante este periodo”.

Asimismo, Lukashenko insiste en que la respuesta gubernamental a las protestas va dirigida a calmar a la población, ya que desea evitar un desenlace similar al de las manifestaciones de 2014 en Ucrania, que consiguieron derrocar a Víktor Yanukóvich.

Pero uno de los puntos más polémicos que tocan a Chequia han sido unas imágenes que señalan que granadas cegadoras utilizadas por los policías bielorrusos fueron fabricadas en territorio checo. Algo que sería ilegal debido al embargo impuesto contra Bielorrusia por la Unión Europea.

Supuestamente, las granadas habrían sido fabricadas por la empresa Zeveta Bojkovice, quien inmediatamente aseguró que cumple con todos los protocolos, y que puede tratarse de una pegatina falsa.

El ministro de Relaciones Exteriores, Tomáš Petříček, dice que los hechos se investigarán. Pero afirma que el Gobierno checo no ha aprobado ninguna venta de material armamentístico a Bielorrusia. “Chequia mantiene el embargo de armamento sobre Bielorrusia. El material que ha sido detectado en Bielorrusia no ha sido entregado con autorización del Gobierno checo”.

En las redes sociales, el primer ministro checo, Andrej Babiš, ha escrito que el uso de la violencia contra manifestantes pacíficos “no forma parte de la Europa actual”, y que los ciudadanos de Bielorrusia tienen derecho a la democracia.

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se ha unido a las condenas internacionales y pide a Bielorrusia que respete los Derechos Humanos.


Lukashenko acusa a Chequia de fomentar las protestas en Bielorrusia Lukashenko accuses Czech Republic of fomenting protests in Belarus

El Gobierno checo pone en duda la validez de las elecciones de Bielorrusia. Por su parte, el presidente Aleksandr Lukashenko acusa a Chequia de organizar las protestas callejeras contra los resultados electorales.

El resultado de las elecciones presidenciales de Bielorrusia del pasado domingo desató fuertes protestas ante la sospecha de que los comicios no fueron justos.

Aleksandr Lukashenko, el líder que lleva 26 años gobernando el país, se impuso según los resultados oficiales con el 80 % de los votos. La oposición, que ha logrado grandes movilizaciones sociales este año, denuncia que las elecciones han sido fraudulentas.

Las protestas masivas han sido reprimidas con gran dureza y según algunas estimaciones, ya han dejado al menos un fallecido, decenas de heridos y 3000 detenidos.

Al respecto, el Gobierno checo se ha expresado en contra de la represión violenta de los manifestantes. Y el ministro de Relaciones Exteriores, Tomáš Petříček, ha declarado que no cree que las elecciones hayan sido libres. La portavoz de dicha cartera, Zuzana Štíchová, confirmó para la Radio Checa su repulsa ante estos hechos.

“El Gobierno de Bielorrusia no debería castigar a sus ciudadanos de esta manera simplemente por ejercer sus derechos fundamentales de reunión y libertad de expresión”.

Frente a las condenas internacionales, el presidente Aleksandr Lukashenko ha respondido con acusaciones de que agentes extranjeros manipulan a sus ciudadanos para que protesten. Según declaró, desde Chequia, Polonia y Reino Unido llegan órdenes telefónicas para los manifestantes.

Para el viceministro de Relaciones Exteriores checo, Aleš Chmelař, tales acusaciones no tienen ningún fundamento. Además, se mostró de acuerdo con las palabras del ministro Petříček.

“Esto no se puede explicar, porque no hay pruebas que apunten a la implicación de Chequia en esos hechos. El ministro Petříček ya ha expresado que no considera estas elecciones democráticas, ya que no todos los candidatos han podido presentarse, algunos de ellos estaban encarcelados durante este periodo”.

Asimismo, Lukashenko insiste en que la respuesta gubernamental a las protestas va dirigida a calmar a la población, ya que desea evitar un desenlace similar al de las manifestaciones de 2014 en Ucrania, que consiguieron derrocar a Víktor Yanukóvich.

Pero uno de los puntos más polémicos que tocan a Chequia han sido unas imágenes que señalan que granadas cegadoras utilizadas por los policías bielorrusos fueron fabricadas en territorio checo. Algo que sería ilegal debido al embargo impuesto contra Bielorrusia por la Unión Europea.

Supuestamente, las granadas habrían sido fabricadas por la empresa Zeveta Bojkovice, quien inmediatamente aseguró que cumple con todos los protocolos, y que puede tratarse de una pegatina falsa.

El ministro de Relaciones Exteriores, Tomáš Petříček, dice que los hechos se investigarán. Pero afirma que el Gobierno checo no ha aprobado ninguna venta de material armamentístico a Bielorrusia. “Chequia mantiene el embargo de armamento sobre Bielorrusia. El material que ha sido detectado en Bielorrusia no ha sido entregado con autorización del Gobierno checo”.

En las redes sociales, el primer ministro checo, Andrej Babiš, ha escrito que el uso de la violencia contra manifestantes pacíficos “no forma parte de la Europa actual”, y que los ciudadanos de Bielorrusia tienen derecho a la democracia.

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se ha unido a las condenas internacionales y pide a Bielorrusia que respete los Derechos Humanos.