Yo nena (4)
Valeria había ido a hablar con la directora y las maestras del jardín y habían acordado que lo mejor para la nena era que al año siguiente —cuando volviera al jardín, casi a los cinco— entrara como Luana, aunque todos sus documentos de registro la siguieran identificando como varón.
El uniforme ahora sería una falda como ella tanto quería. Se había empezado a dejar crecer el pelo —que ya no se le caía— y alcanzaba para atar algunos mechoncitos con las hebillas que a ella le gustaban. Gabriela se acuerda perfecto de ese primer día del jardín, cuando la llevó como Luana.
MANSILLA: Fuimos caminando. Nueve cuadras teníamos casi para llegar al jardín. Todo lo que me pasó por la cabeza. No quería llegar porque tenía tanto miedo de que alguien me dijera algo. Pensé que ella se iba a arrepentir, que iba a tener vergüenza. No sé.
Si vos la hubieras visto entrar con la felicidad que entró. Hasta cantó el himno entero. Todo. No se percató o no quiso ver o ignoró todo lo que a su alrededor pasaba, porque fue muy violento todo. Ningún adulto se privó del asombro, del comentario, de decir lo que quisiera. Se preguntaban: ¿Dónde estaba Manuel? ¿Por qué Manuel iba vestido de mujer? ¿Qué le pasaba? ¿Por qué le estábamos haciendo esto? Pero Luana entró al jardín con una fuerza inigualable. Luana es... es increíble.
SERRANO: Esa fuerza de Luana —la que menciona su mamá— no significó que todo fuera fácil. Había una violencia cotidiana, como los comentarios de los padres del jardín o de gente en la calle. Preguntas, a veces mal intencionadas, que la juzgaban a Luana o a Gabriela. Y a veces, las cosas más simples, como ir a urgencias de una guardia médica, se hacían difíciles.
MANSILLA: Y llegar y decirle… darle el documento con el carnet o solamente el documento y que te diga: “Bueno, ¿y Manuel?”. “Es ella”. “No, Manuel. Ah, es para la nena, no es para Manuel. Dame el documento de la nena”. “No, Manuel es esta nena. Es una nena transgénero”. No la querían atender
SERRANO: Y podía durar media hora discutiendo con la recepcionista y explicándole toda la situación. Se acuerda de una vez que a Luana le dio una fiebre alta, la llevó y…
MANSILLA: El médico empezó a llamar delante de toda la gente en la sala: “Manuel, Manuel”. Y recuerdo que Luana entró, le golpeó el escritorio con la mano y le dijo: “Yo me llamo Luana. No me llamo Manuel”.
SERRANO: La dificultad de que los atendieran se repitió varias veces. Era tal el desgaste de tener que explicar que una vez Gabriela pensó en una solución para que le pusieran una vacuna a su hija.
MANSILLA: Lo único que le dije —y que me arrepiento y no lo volví a hacer nunca más— es decirle a Luana: “Te podés poner la ropa de Elías? Así vamos te das la vacuna y nos volvemos”. Y no lo quiso hacer. Me dijo: “No, yo no voy”... La criatura era la coherente en esta historia, no los adultos. E inmediatamente entendí le dije: “Tenés razón, tenés razón. Cómo te voy a pedir que te vistas con la ropa de tu hermano para que un médico te atienda con respeto y como corresponde y te den las vacunas que tenés que tener”.
SERRANO: En el jardín, a pesar de que habían aceptado formalmente la transición de Luana, no ayudaron mucho más allá.
MANSILLA: No nos permitieron hablar con las familias. O sea que cada cual armó la historia que quiso en su cabeza y eso era muy violento para Luana. Había niños que le pegaban.
SERRANO: Todo esto coincidió con que el papá de los niños dejó de pagar la manutención, la cobertura médica y el jardín. Gabriela, además, no tenía trabajo. Su mamá empezó a ayudarle a pagar la luz, el gas, a comprar la comida. Se pusieron a trabajar en el patio de la casa.
MANSILLA: A subirme a una bicicleta y repartir pizzas y empanadas.
Y para Luana fue bastante fuerte porque ella al principio entendía que su papá se había ido porque ella era transgénero. Y eso nos encargamos con Valeria de… de que lo tuviera bien en claro, ¿no? De que no, de que el papá no se había ido porque ella era trans, sino que papá se iba y no solo abandonaba a Luana sino que abandonaba a Elías también. Eran sus hijos.
SERRANO: Por la falta de dinero, tuvo que cambiarlos a una escuela del Estado, donde a Luana ya la conocieron como a una nena trans. Pero en su documento seguía llamándose Manuel.
La esperanza para que fuera llamada por su nombre en todos lados llegó en el 2012.
PERIODISTA 1: En Argentina fue recibida con júbilo la aprobación por parte del Senado de la Ley de Identidad de Género.
PERIODISTA 2: La nueva legislación permite que las personas cambien de género y nombre sin la aprobación del juez o médico.
SERRANO: La ley de identidad de género, permite que las personas trans sean inscritas en sus documentos personales con el nombre y el género autopercibido, sin necesidad de un proceso judicial ni de patologizar su condición. O sea les permite rectificar la partida de nacimiento y tener un nuevo DNI.
Ahora Luana tenía la oportunidad de ser quien era también en el aspecto legal. La ley cuenta con un artículo para el caso de menores de 18 años, como ella. Ambos progenitores o representantes legales del menor tienen que dar su consentimiento. Y el menor, con su abogado, también.
Gabriela siguió cada paso para lograrlo. El fiscalizador de la Comunidad Homosexual Argentina se encargó de encontrar a Guillermo y lograron que fuera el día en que iban a llenar el formulario para el DNI de Luana.
MANSILLA: El asesor de menores nos dijo que… que nadie iba a firmar un DNI así para Luana, que era muy chiquitita. Luanita tenía cinco años nada más.
SERRANO: Porque muy seguramente este funcionario nunca se imaginó que un menor tan pequeño iba a querer el cambio de identidad. Era el primer caso en todo el país. Así que lo negaron.
Gabriela estaba enojada, pero...
MANSILLA: No me quedé con esa negativa. No podía seguir llevándola a una guardia con el riesgo de que no le atiendan. Necesitábamos el DNI. Y me paré frente a la Casa Rosada.
SERRANO: La casa presidencial.
MANSILLA: Y decidí escribirle una carta a la Presidencia de la Nación.
SERRANO: Cristina Fernández de Kirchner.
MANSILLA: ¿Qué sé yo, viste? Con una esperanza. No sé.
Yo necesitaba que alguien me escuchara.
SERRANO: Junto a Valeria Paván decidieron que el pedido sería más contundente si el caso llegaba también a los medios de comunicación. Aunque aquello, claro, implicaba riesgos. Diseñaron una estrategia para proteger la identidad de Luana.
El caso salió por primera vez el 28 de junio de 2013 en el diario Página 12. El artículo lo firmaba Mariana Carbajal, una periodista que sigue de cerca los temas de género, y se tituló "Lo que devuelve el espejo". La foto que ilustraba la nota mostraba a Luana jugando en su habitación pero no se veía su cara. Tampoco la de Gabriela ni Elías.
La historia fue replicada enseguida por otros medios. Se convirtió en una noticia nacional, tema de debate en las casas y en los programas de televisión.
COMENTADORA: A mí parece realmente terrorífico, terrorífico. ¿Desde cuándo un nene de dos años le va a dar órdenes a la madre? Porque así como le podría haber dicho que quería ser princesa, le podría haber dicho que quería irse a vivir a la luna. ¿Y qué? ¿La madre iba a ir la NASA para llevarlo a la luna? Es evidente que hay un deseo de la madre desde que nació para que Lulú fuera mujer.
COMENTADOR: La mamá tiene mellizos y a lo mejor tiene dos varones y quería tener un varón y una nena y psicológicamente uno puede ir formando a sus hijos a medida del mensaje que transmite.
COMENTADORA: ¿Vos decís que puede haber habido una manipulación?
COMENTADOR: Sí
COMENTADOR: La mamá quería una nena. Y consiguió la nena del nene. Está claro como uno más uno.
MANSILLA: No faltaron los profesionales que se sentaron en los medios de comunicación y en los noticieros para decir que yo estaba esquizofrénica. Me diagnosticaron como psicótica.
SERRANO: Decían que tenía el síndrome de Munchausen y que podía llegar hasta matar a sus hijos.
MANSILLA: Personas que ni siquiera me habían visto ni me habían oído. Ni me conocían, ni conocían a Luana.
SERRANO: Lo que se cuestionaba, principalmente, era la temprana edad en el cambio de género de Luana. Pero para Valeria eso nunca fue un problema.
PAVÁN: La verdad es que la toma de conciencia puede ser en cualquier momento de la vida. A mí me parece bien que se respete una construcción identitaria temprana. La identidad tiene que ver con el yo. El yo se forma muy temprano en la infancia y sabemos que todos los intentos de cambiar o de corregir la autopercepción de las personas trans lo que ha conseguido es la destrucción de la persona.
SERRANO: Fueron días difíciles para Gabriela. Pero también felices porque por primera vez se estaba hablando de infancias trans en Argentina y con tanta presencia mediática comenzaron a pasar cosas buenas. El Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo convocó a Gabriela para apoyarla en el pedido del DNI. También la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia.
Pero no era suficiente. Escribió una carta al Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, donde debía rectificarse el DNI de Luana. En los medios no se hablaba de otra cosa. Gabriela estaba abrumada y tenía miedo de que Elías o Luana escucharan lo que decían de su familia, así que un día apagó el televisor y el teléfono y se los llevó a patinar a una plaza. Necesitaba desconectarse. Y al volver...
MANSILLA: Tenía como cuatro o cinco mensajes del ministro.
SERRANO: Del ministro de jefatura de gabinete de la provincia de Buenos Aires, Alberto Pérez. Gabriela llamó de vuelta y le dijeron que querían comunicarle...
MANSILLA: Que iban a rectificarle la partida de nacimiento de Luana y que Luana iba a tener su DNI. Y que me esperaban al día siguiente en la Casa de Gobierno de La Plata.
Yo recuerdo que colgué el teléfono y empecé a los gritos. Y lo único que le gritaba a Luana era: “¡Lo lograste, Luana! ¡Lo lograste! ¡Lo logramos! ¡Lo logramos, Luana, vas a tener tu DNI!”. O sea que valió la pena todo el dolor, la violencia, lo que aguanté, el esfuerzo. Todo había valido la pena.
SERRANO: El Gobierno de la Provincia de Buenos Aires había decidido rectificar la partida de Luana y también había decidido que quería hacer un acto público para anunciarlo. Querían que Gabriela recibiera el documento de Luana enfrente de las cámaras. Habría medios nacionales e internacionales. Era un hecho sin precedentes. Luana se convertiría en la persona más pequeña en el mundo en conseguir un nuevo documento acorde a su identidad de género.
Gabriela dudó mucho antes de decidir enfrentarse a las cámaras. Desde que se había hecho pública la historia escuchaba cosas horribles. Y hasta ahora no se conocía su rostro, seguía siendo anónima.
MANSILLA: Las redes sociales explotaban con “Maten al puto”, “Al putito y a la madre", “La madre merece un tiro en la cabeza”, “Hay que darle una buena paliza para que sea macho”. Era… era tremendo.
SERRANO: Gabriela discutió con su mamá y sus hermanos cuál era la mejor alternativa. Pensaron en escribir una carta en nombre de la familia para que la leyera otra persona en el acto...
MANSILLA: Pero, por otro lado, ¿qué le enseñaba yo a mi hija, no? Tanta lucha, tanto que atravesamos, tantos años. Tanto dolor. Y este era el único gran logro que estábamos teniendo y qué le iba a enseñar. Que... ¿quién iba a recibir ese documento? Que es la dignidad de Luana, de mi hija.
SERRANO: A pesar de todo el miedo que sentía tomó la decisión. MANSILLA: Voy a ir y voy a demostrarle que de cara al mundo estoy orgullosa de ella y que no hay nada de malo. Porque también entendí que quizá no yendo seguimos ocultando, ¿no? SERRANO: El 9 de octubre de 2013, cuando Luana tenía 6 años, el ministro hizo entrega oficial del documento a Gabriela. (SOUNDBITE DE ARCHIVO) ALBERTO PÉREZ: Para nosotros es... primero en lo personal, una emoción, porque sé lo que significa para vos, para la nena y para tu familia. Y como funcionarios seguir poniendo en vigencia nuevos derechos, que por suerte día a día tenemos en nuestro país. SERRANO: Gabriela casi no podía hablar de la emoción. Como pudo, dijo ante las cámaras: (SOUNDBITE DE ARCHIVO) MANSILLA: Este DNI es de Luana. Está firmado por Luana y tiene la foto de Luana. Esta lucha es de ella. Yo solamente la acompañé y la escuché en el momento en que ella quería que la escuchara. SERRANO: La noticia se escuchó en toda la Argentina y en todo el mundo. Ese día, Luana se convirtió en la primer menor trans en el mundo en ser reconocida por el Estado. Todos los medios buscaban a Gabriela, pero decidió no hablar. Ya había dicho lo importante. Uno de esos días salió con sus hijos a tomar el colectivo y se le perdió el celular. Ahí tenía las fotos de la entrega del DNI de Luana. Gabriela se desesperó. No solo por la pérdida sino porque pensó que si alguien encontraba el teléfono, veía las fotos y la reconocía, las imágenes no tardarían en aparecer en internet. Y la identidad de Luana quedaría develada. Entonces fue a la comisaría del barrio a hacer la denuncia. Y no se imaginó la violencia a la que iba a tener que enfrentarse. Cuando le contó toda la historia al que la atendió, todo lo de Luana, el DNI y las fotos, el oficial... MANSILLA: Se recuesta sobre su silla, y ya como que el clima empezó empezó a cambiar, ¿no? Yo sentí la agresión en ese momento, la violencia de ese señor en ese momento, porque me dijo: “Qué barbaridad”. Que él jamás permitiría que su hija fuera a la misma escuela que la mía porque en el baño su hija corría peligro junto con Luana. Me pregunto si se le iba a parar, si yo pensaba en el futuro a mi hija se le iba a parar el pene. SERRANO: Gabriela se acostumbraría a escuchar este tipo de preguntas y aprendería a responderlas con sarcasmo. Al final no pasó nada con el celular perdido. Luego, cuando Gabriela se hizo activista y figura pública, tendría que lidiar con personas como ese agente de la policía. MANSILLA: Porque cuando la conocen a Luana están pensando qué hace Luana con su pene. SERRANO: Eso no debería importarle a nadie. Solo a Luana. Mientras entrevistamos a Gabriela en el comedor de su casa se escuchan de vez en cuando las voces de Luana y Elías jugando en su pieza al Fortnite, el videojuego del momento. Gabriela los llama, para que saluden. Son flaquitos, de la misma estatura y los mismos ojos negros inmensos. Luana tiene el pelo largo hasta la cintura, negro y brillante. Elías el pelo cortito. Luana saluda con sonrisa grande de oreja a oreja. Sabe que somos periodistas y que vamos a contar su historia. Elías parece tímido. Los dos se van corriendo a la casa de su abuela, enfrente. Y ahora la calle ya no les parece tan grande. ALARCÓN: A pesar de que en Argentina no existen cifras oficiales ni informes estadísticos sobre la situación de las personas trans, algunas organizaciones de derechos humanos han hecho sus propias encuestas para conocer la realidad de la violencia contra esta población. Según el informe del 2015 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Latinoamérica, la expectativa de vida de una persona trans no es mayor a 35 años y una de las mayores causas de muerte es el asesinato. En estos años, Gabriela se ha transformado por completo. Se volvió militante y referente de las infancias trans. Desde que se hizo pública su historia, empezó a recibir cientos de consultas de familias que estaban atravesando una situación similar a la de Luana. Fundó "Infancias Libres" una Asociación Civil para apoyar a esta comunidad. También ha publicado un libro sobre su experiencia. Se titula Yo nena, yo princesa. Luana, la niña que eligió su propio nombre. Tiene 10 reimpresiones. El final de ese libro dice así. MANSILLA: “Deseo que seas feliz, que lo sigas intentando, que nunca te rindas, que jamás des un paso atrás, que logres ser fuerte, que te sientas libre, que te quieras mucho y que sigas siendo un ser tan lleno de luz, porque el camino es oscuro y sos vos quien lo va a iluminar. Te amo, mamá”. ALARCÓN: Aneris Casassus y Patricia Serrano son periodistas y viven en Buenos Aires. Esta historia fue editada por Camila Segura, Victoria Estrada y por mí. La música y el diseño de sonido son de Andrés Azpiri. Andrea López Cruzado hizo el fact-checking. El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Lisette Arévalo, Gabriela Brenes, Jorge Caraballo, Miranda Mazariegos, Rémy Lozano, Patrick Moseley, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, Luis Trelles, David Trujillo, Elsa Liliana Ulloa, Luis Fernando Vargas y Joseph Zárate. Carolina Guerrero es la CEO. Radio Ambulante se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO. Ambulantes, el viernes publicaremos un episodio extra para complementar la historia que acaban de escuchar. Hablamos con oyentes de Radio Ambulante que no se identifican con las categorías tradicionales de género. Sus testimonios revelan lo que significa ser una persona trans en Latinoamérica. Estén pendientes. Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar. En el siguiente episodio de Radio Ambulante. Alberto Fujimori tenía una idea ambiciosa… CARLOS MELÉNDEZ: Como era un avión privado, este avión privado entra a un hangar privado. Y en ese momento el personal de Migraciones envía a un funcionario al hangar a registrar a las personas. Cuando vuelve a su sitio, ingresa los nombres al sistema es que sale la alerta de Interpol. ALARCÓN: Dejar el exilio en Japón y regresar al Perú. Pero su estadía en Chile comenzaría una aventura inesperada. Su historia, la próxima semana.