×

Utilizziamo i cookies per contribuire a migliorare LingQ. Visitando il sito, acconsenti alla nostra politica dei cookie.


image

Caso 63 - Tercera Temporada, T3E1

T3E1

Imagino que varios de los presentes lo sabrán, pero tres años atrás, en junio de 2019,

sucedió un evento que cambió mi vida radicalmente.

Estaba trabajando cuando tuve un paro cardíaco.

Me desplomé frente al computador.

Me trasladaron a urgencias mientras me hacían maniobras de reanimación.

Luego mi corazón dejó de latir por ocho minutos.

Durante ocho minutos estuve clínicamente muerto.

No, no se preocupen.

No les contaré que vi una luz o que mis seres queridos vinieron a buscarme.

No.

Lo que me sucedió cuando lograron sacarme y volví

es que sufrí una secuela muy común en los paros cardíacos.

Amnesia biográfica retrógrada.

Olvidar.

Es una experiencia muy perturbadora.

Somos nuestros recuerdos.

Nuestras experiencias nos definen.

Empiezas a dudar de todo.

¿Es real esto?

¿Inventé aquello?

¿Conozco a esa persona?

No saber si el que está en la foto eres tú.

¿Cuáles son tus experiencias reales

y cuáles son estrategias de la mente para rellenar los vacíos?

Es algo angustiante.

Lentamente fui armando el rompecabezas de mi vida.

Cuando volví a mi computador,

era como si fuera un extraño leyendo la información privada de alguien más.

En una carpeta llamada historias,

en un archivo al fondo de mi disco duro,

leí algunos cuentos inconclusos.

Todos de ciencia ficción.

Comprendí que, aparte de mi profesión,

era escritor aficionado.

Uno de los archivos decía Caso 63.

Era una novela.

La leí como si fuera un lector ajeno,

pero me pareció extrañamente familiar.

Era la historia de una psiquiatra

y sus sesiones de terapia con un hombre que decía venir del futuro.

Esa es la extraña historia de cómo nació Caso 63.

Este año la guerra y el fantasma de un conflicto nuclear

nos ha hecho olvidar un poco el virus,

pero ¿vos pensás que esta pandemia va a terminar con esta última variante?

¿O es solo el comienzo y que habrá efectivamente

generaciones acostumbradas a vivir con oleadas sucesivas de virus?

A ver, creo que este no ha sido ni el primero ni el último encuentro

entre seres humanos y los virus,

pero intento ser optimista y recordar que esta historia es solo ficción.

Muchas gracias, Antonio.

¿Hay otras preguntas?

Bien.

Leí. Leí en el fondo.

Hay una oleada de películas y series sobre viajes en el tiempo.

Y en TikTok y otras redes sociales también aparecen personas

que dicen ser viajeros del tiempo.

¿Por qué cree que se da este fenómeno?

Creo que en tiempos de crisis nos gusta pensar en la posibilidad

de reparar nuestros errores o tomar esa pequeña decisión

donde las cosas hubieran sido diferentes.

No sé, ¿quién no ha soñado alguna vez

con la posibilidad de volver atrás y hacer ese pequeño movimiento?

Irse o quedarse en una fiesta, llamar a alguien, no subir a un vuelo.

A propósito de fiestas, Stephen Hawking hizo una para viajeros en el tiempo.

Era un gran salón lleno de comida, música y champaña

y estuvo esperando un buen rato, pero no llegó nadie.

Solo cuando terminó envió las invitaciones.

Según él, fue su prueba de que no existían los viajeros en el tiempo.

Perdón, disculpame, es que ahí, tú, tú hace rato que estás levantando la mano.

Muchas gracias.

¿Se escucha?

Sí.

Señor Carrión, como pocas veces, hemos estado cerca de la aniquilación.

El reloj del fin del mundo está más cerca de la medianoche,

quizás como nunca antes en la historia de la humanidad.

Hay una fuerte sensación de que un error de cálculo de los supuestos líderes

y el fin de la humanidad tomaría apenas algunas horas.

¿No cree usted que este es un momento perfecto

para que un viajero del tiempo intervenga de alguna manera?

¿Usted está de acuerdo con eso?

Sí, sí, completamente.

Pero, ¿su pregunta es?

¿Es usted un viajero del tiempo, señor Carrión?

Caso 63, Temporada 3, Episodio 1, Nunca es solo ficción.

Muy bien, creo que no hay más preguntas.

En la feria del libro de los medianos y pequeños editores italianos,

più libri, più libri, más libros, más libres,

en su dichotécima edición, en este momento,

en la dichotécima edición, en este año oscuro aquí en Roma,

creemos que los conflictos y la crisis se combaten con cultura.

Queremos agradecer esta breve conversación con Antonio Carrión,

autor del libro Caso 63,

que nos acompaña a este encuentro sobre ciencia ficción

y su relación con la ciencia real.

Muchas gracias. Gracias a ustedes por la invitación.

Gracias.

¿Qué tal, Antonio?

Para André, por favor, que diga exactamente esto.

También estoy atrapado en la tarde.

Sí, ¿en qué?

Una cita de Dr. Hu.

Él entenderá.

Toma, aquí tienes.

Hola.

Hola.

Creo que soy la última, nuevamente.

¿Me puedes firmar mi libro?

Claro, sí, cómo no.

¿Tu nombre?

Pon, por favor, para Beatriz.

Para Beatriz.

¿No respondiste a mi pregunta?

Sí. O sea, no, no, no soy un viajero en el tiempo.

Toma, aquí está.

Para Beatriz, el futuro no está escrito.

Gracias.

¿De verdad lo crees?

Libre albedrío.

¿No crees que hay un dibujo predeterminado?

No.

Yo creo que el universo es caótico.

Somos producto de ese caos y tratamos desesperadamente de darle sentido.

La ficción intenta hacer eso, darle sentido al caos o al azar.

Que todo sea azar, que nada tenga sentido.

Deja muchas cosas sin explicación a mi juicio.

Algo en ti me resulta familiar.

¿Nos conocemos?

No creo.

Quizás en otra línea.

Quizás en otra línea.

¿Qué es eso?

¿Qué es eso?

¿Qué es eso?

¿Qué es eso?

¿Qué es eso?

¿Qué es eso?

¿Qué es eso?

¿Qué es eso?

¿Qué es eso?

Bueno, yo tengo que irme ahora.

Soy, bueno más bien fui, psiquiatra.

Igual que tu protagonista.

Yo soy una persona que está muy en la ficción y se entiende perfectamente bien el sentido.

Y sí, muchas veces nos involucramos con un paciente y perdemos la perspectiva de que es verdad y que es un delirio bien organizado.

Bueno, eso me alivia.

Tengo una pregunta.

¿Por qué Roma?

¿Perdón?

¿Por qué tus personajes tenían que terminar aquí, en Roma?

No puedes salir de lugares que no cambien con el paso de los años.

Ciudades antiguas donde las cosas van a permanecer.

No puedes llegar y encontrarte con un edificio en el punto de ingreso o de extracción.

Necesitan puntos de referencia inamovibles.

Ciudades que no cambian.

Ciudades eternas.

Así es.

¿Conoces bien esta ciudad, Roma?

No.

He estado un par de veces, pero siempre de paso.

Y esta vez tampoco voy a estar mucho tiempo.

Debo tomar un vuelo en la madrugada. Pensaba caminar, ver lo de siempre.

No te recomiendo visitar los lugares típicos.

Ni fuentes, ni ninguna de las plazas grandes tan apestadas de turistas.

Hay otros lugares que son más interesantes.

Conozco un sitio en particular.

Sería un punto de extracción perfecto para rescatar a un viajero en el tiempo.

¿Un punto de extracción? ¿En serio?

¿Y cuál?

En una esquina de los jardines de la Piazza Vittorio hay una puerta de piedra que no va a ningún lado.

Los romanos la llaman puerta mágica o puerta alquímica.

La puerta pasa desapercibida para la mayoría de la gente.

Nunca había escuchado hablar de esa puerta.

Iré a verla si me da el tiempo.

En 1600, un hombre, un alquimista, un científico de ese tiempo, si se puede decir así,

descubrió algo y luego desapareció a través de esa puerta de piedra.

Simplemente la atravesó.

¿Estoy siendo paranoico o me quieres decir algo?

No vine a escuchar tu conferencia, Antonio.

No vine a que me filmaras este libro tampoco.

¿No?

Vine buscando a alguien.

¿Y lo encontraste o la encontraste?

Esperaba que tú me ayudaras.

¿Yo?

¿Podemos tomar un café? Hay uno muy bueno en la esquina.

No te voy a quitar en principio más de unos minutos.

Y puedes grabar la conversación si quieres.

Antonio, el taxi a tu hotel ya llegó. ¿Vienes?

Sí, sí, voy.

Lo siento, me están esperando.

Así son los vortex, ¿no?

Decisiones.

Beatriz me dice que te llamas.

Sí.

Beatriz, quizás si me das tu correo, puedas escribirme y...

Antes de dejar la psiquiatría, digo, la última paciente que tuve fue una joven de 23 años.

Ella era muy cercana a mi hermana.

Según esa joven, ella había conocido a una mujer que decía venir del futuro.

Una mujer que era la pareja de su padre.

En varias sesiones conversamos sobre eso.

Esa mujer dejó una huella muy profunda en mi paciente.

Y al igual que en tu novela, también hay un episodio en un aeropuerto.

La mujer que decía venir del futuro murió frente a mi paciente en un aeropuerto antes de tomar un café.

Y la mujer que decía venir del futuro murió frente a mi paciente en un aeropuerto antes de tomar un vuelo a Roma.

Disculpa, pero me estás acusando...

Perdona que suene directo, pero...

Me estás acusando de plagio.

No, no, para nada.

Solo te estoy contando un evento que desafía toda lógica.

Y créeme que durante mucho tiempo escuché en mis pacientes todo tipo de historias locas que desafiaban toda lógica.

Y me sorprendió lo realmente sorprendente.

Esa mujer, que influenció tan profundamente a mi paciente, le dijo antes de morir que más adelante iba a tener que evitar a toda costa tomar un vuelo el 24 de noviembre del 2022.

La misma fecha de tu novela.

Es decir, hoy.

Eso no es posible.

Decía que ella sería la culpable de liberar un virus que destruiría a la humanidad en el año 2062.

Bueno, eso tiene una explicación.

Tu paciente, después de leer mi novela, dramatizó el contenido como si fuera propio y...

Esto fue en septiembre del 2019.

Un año antes de la publicación de tu novela.

A no ser que la flecha del tiempo vaya hacia atrás y se desafíe la tercera ley de la termodinámica, estamos frente a un evento inexplicable.

Al menos para nuestra noción de cómo imaginamos la realidad y el tiempo.

Espera, ¿esto es algún tipo de broma?

No, no, no, no, no.

Todo lo contrario.

Es más, el virus que mencionó mi paciente, el que iba a acabar con la humanidad por desgaste, se llamaba...

Pegaso.

Creo que lo que escribiste no fue ni creación ni inspiración.

Creo que fue un eco de una línea.

Un gran evento Garnier-Malet, por así decirlo.

Algo que ocurrió en una línea diferente de la realidad que debía ser la realidad.

Y una línea diferente de la realidad que de alguna manera está impactando en esta.

Las implicaciones son extraordinarias, ¿no?

Es evidente que no me crees, pero tengo pruebas, Antonio.

¿Cómo puede tener pruebas de algo tan improbable?

O sea, perdón, imposible.

Imposible no, improbable completamente.

Pero quizás hoy será una tarde especial.

Una tarde en la que tendremos que aceptar esa improbabilidad.

Y quizás varias más.

Dependerá de ti, Antonio.

Romper el mecanismo.

¿Te dice algo esa frase?

¿Quién eres?

Alguien que espera convencerte con pruebas.

Es evidente que necesitas pruebas.

En esta grabadora está registrada una sesión.

Mi paciente y yo.

Año 2019.

Antes de la pandemia.

Antes de tu novela.

Antonio, ¿quieres escuchar la verdadera voz en el mundo real de tu personaje llamado María Beitía?

La verdadera voz en el mundo real de María Beitía

Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

T3E1 T3E1 T3E1

Imagino que varios de los presentes lo sabrán, pero tres años atrás, en junio de 2019,

sucedió un evento que cambió mi vida radicalmente.

Estaba trabajando cuando tuve un paro cardíaco.

Me desplomé frente al computador.

Me trasladaron a urgencias mientras me hacían maniobras de reanimación.

Luego mi corazón dejó de latir por ocho minutos.

Durante ocho minutos estuve clínicamente muerto.

No, no se preocupen.

No les contaré que vi una luz o que mis seres queridos vinieron a buscarme.

No.

Lo que me sucedió cuando lograron sacarme y volví

es que sufrí una secuela muy común en los paros cardíacos.

Amnesia biográfica retrógrada.

Olvidar.

Es una experiencia muy perturbadora.

Somos nuestros recuerdos.

Nuestras experiencias nos definen.

Empiezas a dudar de todo.

¿Es real esto?

¿Inventé aquello?

¿Conozco a esa persona?

No saber si el que está en la foto eres tú.

¿Cuáles son tus experiencias reales

y cuáles son estrategias de la mente para rellenar los vacíos?

Es algo angustiante.

Lentamente fui armando el rompecabezas de mi vida.

Cuando volví a mi computador,

era como si fuera un extraño leyendo la información privada de alguien más.

En una carpeta llamada historias,

en un archivo al fondo de mi disco duro,

leí algunos cuentos inconclusos.

Todos de ciencia ficción.

Comprendí que, aparte de mi profesión,

era escritor aficionado.

Uno de los archivos decía Caso 63.

Era una novela.

La leí como si fuera un lector ajeno,

pero me pareció extrañamente familiar.

Era la historia de una psiquiatra

y sus sesiones de terapia con un hombre que decía venir del futuro.

Esa es la extraña historia de cómo nació Caso 63.

Este año la guerra y el fantasma de un conflicto nuclear

nos ha hecho olvidar un poco el virus,

pero ¿vos pensás que esta pandemia va a terminar con esta última variante?

¿O es solo el comienzo y que habrá efectivamente

generaciones acostumbradas a vivir con oleadas sucesivas de virus?

A ver, creo que este no ha sido ni el primero ni el último encuentro

entre seres humanos y los virus,

pero intento ser optimista y recordar que esta historia es solo ficción.

Muchas gracias, Antonio.

¿Hay otras preguntas?

Bien.

Leí. Leí en el fondo.

Hay una oleada de películas y series sobre viajes en el tiempo.

Y en TikTok y otras redes sociales también aparecen personas

que dicen ser viajeros del tiempo.

¿Por qué cree que se da este fenómeno?

Creo que en tiempos de crisis nos gusta pensar en la posibilidad

de reparar nuestros errores o tomar esa pequeña decisión

donde las cosas hubieran sido diferentes.

No sé, ¿quién no ha soñado alguna vez

con la posibilidad de volver atrás y hacer ese pequeño movimiento?

Irse o quedarse en una fiesta, llamar a alguien, no subir a un vuelo.

A propósito de fiestas, Stephen Hawking hizo una para viajeros en el tiempo.

Era un gran salón lleno de comida, música y champaña

y estuvo esperando un buen rato, pero no llegó nadie.

Solo cuando terminó envió las invitaciones.

Según él, fue su prueba de que no existían los viajeros en el tiempo.

Perdón, disculpame, es que ahí, tú, tú hace rato que estás levantando la mano.

Muchas gracias.

¿Se escucha?

Sí.

Señor Carrión, como pocas veces, hemos estado cerca de la aniquilación.

El reloj del fin del mundo está más cerca de la medianoche,

quizás como nunca antes en la historia de la humanidad.

Hay una fuerte sensación de que un error de cálculo de los supuestos líderes

y el fin de la humanidad tomaría apenas algunas horas.

¿No cree usted que este es un momento perfecto

para que un viajero del tiempo intervenga de alguna manera?

¿Usted está de acuerdo con eso?

Sí, sí, completamente.

Pero, ¿su pregunta es?

¿Es usted un viajero del tiempo, señor Carrión?

Caso 63, Temporada 3, Episodio 1, Nunca es solo ficción.

Muy bien, creo que no hay más preguntas.

En la feria del libro de los medianos y pequeños editores italianos,

più libri, più libri, más libros, más libres,

en su dichotécima edición, en este momento,

en la dichotécima edición, en este año oscuro aquí en Roma,

creemos que los conflictos y la crisis se combaten con cultura.

Queremos agradecer esta breve conversación con Antonio Carrión,

autor del libro Caso 63,

que nos acompaña a este encuentro sobre ciencia ficción

y su relación con la ciencia real.

Muchas gracias. Gracias a ustedes por la invitación.

Gracias.

¿Qué tal, Antonio?

Para André, por favor, que diga exactamente esto.

También estoy atrapado en la tarde.

Sí, ¿en qué?

Una cita de Dr. Hu.

Él entenderá.

Toma, aquí tienes.

Hola.

Hola.

Creo que soy la última, nuevamente.

¿Me puedes firmar mi libro?

Claro, sí, cómo no.

¿Tu nombre?

Pon, por favor, para Beatriz.

Para Beatriz.

¿No respondiste a mi pregunta?

Sí. O sea, no, no, no soy un viajero en el tiempo.

Toma, aquí está.

Para Beatriz, el futuro no está escrito.

Gracias.

¿De verdad lo crees?

Libre albedrío.

¿No crees que hay un dibujo predeterminado?

No.

Yo creo que el universo es caótico.

Somos producto de ese caos y tratamos desesperadamente de darle sentido.

La ficción intenta hacer eso, darle sentido al caos o al azar.

Que todo sea azar, que nada tenga sentido.

Deja muchas cosas sin explicación a mi juicio.

Algo en ti me resulta familiar.

¿Nos conocemos?

No creo.

Quizás en otra línea.

Quizás en otra línea.

¿Qué es eso?

¿Qué es eso?

¿Qué es eso?

¿Qué es eso?

¿Qué es eso?

¿Qué es eso?

¿Qué es eso?

¿Qué es eso?

¿Qué es eso?

Bueno, yo tengo que irme ahora.

Soy, bueno más bien fui, psiquiatra.

Igual que tu protagonista.

Yo soy una persona que está muy en la ficción y se entiende perfectamente bien el sentido.

Y sí, muchas veces nos involucramos con un paciente y perdemos la perspectiva de que es verdad y que es un delirio bien organizado.

Bueno, eso me alivia.

Tengo una pregunta.

¿Por qué Roma?

¿Perdón?

¿Por qué tus personajes tenían que terminar aquí, en Roma?

No puedes salir de lugares que no cambien con el paso de los años.

Ciudades antiguas donde las cosas van a permanecer.

No puedes llegar y encontrarte con un edificio en el punto de ingreso o de extracción.

Necesitan puntos de referencia inamovibles.

Ciudades que no cambian.

Ciudades eternas.

Así es.

¿Conoces bien esta ciudad, Roma?

No.

He estado un par de veces, pero siempre de paso.

Y esta vez tampoco voy a estar mucho tiempo.

Debo tomar un vuelo en la madrugada. Pensaba caminar, ver lo de siempre.

No te recomiendo visitar los lugares típicos.

Ni fuentes, ni ninguna de las plazas grandes tan apestadas de turistas.

Hay otros lugares que son más interesantes.

Conozco un sitio en particular.

Sería un punto de extracción perfecto para rescatar a un viajero en el tiempo.

¿Un punto de extracción? ¿En serio?

¿Y cuál?

En una esquina de los jardines de la Piazza Vittorio hay una puerta de piedra que no va a ningún lado.

Los romanos la llaman puerta mágica o puerta alquímica.

La puerta pasa desapercibida para la mayoría de la gente.

Nunca había escuchado hablar de esa puerta.

Iré a verla si me da el tiempo.

En 1600, un hombre, un alquimista, un científico de ese tiempo, si se puede decir así,

descubrió algo y luego desapareció a través de esa puerta de piedra.

Simplemente la atravesó.

¿Estoy siendo paranoico o me quieres decir algo?

No vine a escuchar tu conferencia, Antonio.

No vine a que me filmaras este libro tampoco.

¿No?

Vine buscando a alguien.

¿Y lo encontraste o la encontraste?

Esperaba que tú me ayudaras.

¿Yo?

¿Podemos tomar un café? Hay uno muy bueno en la esquina.

No te voy a quitar en principio más de unos minutos.

Y puedes grabar la conversación si quieres.

Antonio, el taxi a tu hotel ya llegó. ¿Vienes?

Sí, sí, voy.

Lo siento, me están esperando.

Así son los vortex, ¿no?

Decisiones.

Beatriz me dice que te llamas.

Sí.

Beatriz, quizás si me das tu correo, puedas escribirme y...

Antes de dejar la psiquiatría, digo, la última paciente que tuve fue una joven de 23 años.

Ella era muy cercana a mi hermana.

Según esa joven, ella había conocido a una mujer que decía venir del futuro.

Una mujer que era la pareja de su padre.

En varias sesiones conversamos sobre eso.

Esa mujer dejó una huella muy profunda en mi paciente.

Y al igual que en tu novela, también hay un episodio en un aeropuerto.

La mujer que decía venir del futuro murió frente a mi paciente en un aeropuerto antes de tomar un café.

Y la mujer que decía venir del futuro murió frente a mi paciente en un aeropuerto antes de tomar un vuelo a Roma.

Disculpa, pero me estás acusando...

Perdona que suene directo, pero...

Me estás acusando de plagio.

No, no, para nada.

Solo te estoy contando un evento que desafía toda lógica.

Y créeme que durante mucho tiempo escuché en mis pacientes todo tipo de historias locas que desafiaban toda lógica.

Y me sorprendió lo realmente sorprendente.

Esa mujer, que influenció tan profundamente a mi paciente, le dijo antes de morir que más adelante iba a tener que evitar a toda costa tomar un vuelo el 24 de noviembre del 2022.

La misma fecha de tu novela.

Es decir, hoy.

Eso no es posible.

Decía que ella sería la culpable de liberar un virus que destruiría a la humanidad en el año 2062.

Bueno, eso tiene una explicación.

Tu paciente, después de leer mi novela, dramatizó el contenido como si fuera propio y...

Esto fue en septiembre del 2019.

Un año antes de la publicación de tu novela.

A no ser que la flecha del tiempo vaya hacia atrás y se desafíe la tercera ley de la termodinámica, estamos frente a un evento inexplicable.

Al menos para nuestra noción de cómo imaginamos la realidad y el tiempo.

Espera, ¿esto es algún tipo de broma?

No, no, no, no, no.

Todo lo contrario.

Es más, el virus que mencionó mi paciente, el que iba a acabar con la humanidad por desgaste, se llamaba...

Pegaso.

Creo que lo que escribiste no fue ni creación ni inspiración.

Creo que fue un eco de una línea.

Un gran evento Garnier-Malet, por así decirlo.

Algo que ocurrió en una línea diferente de la realidad que debía ser la realidad.

Y una línea diferente de la realidad que de alguna manera está impactando en esta.

Las implicaciones son extraordinarias, ¿no?

Es evidente que no me crees, pero tengo pruebas, Antonio.

¿Cómo puede tener pruebas de algo tan improbable?

O sea, perdón, imposible.

Imposible no, improbable completamente.

Pero quizás hoy será una tarde especial.

Una tarde en la que tendremos que aceptar esa improbabilidad.

Y quizás varias más.

Dependerá de ti, Antonio.

Romper el mecanismo.

¿Te dice algo esa frase?

¿Quién eres?

Alguien que espera convencerte con pruebas.

Es evidente que necesitas pruebas.

En esta grabadora está registrada una sesión.

Mi paciente y yo.

Año 2019.

Antes de la pandemia.

Antes de tu novela.

Antonio, ¿quieres escuchar la verdadera voz en el mundo real de tu personaje llamado María Beitía?

La verdadera voz en el mundo real de María Beitía

Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org