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Trafalgar by Benito Pérez Galdós, -IX-

-IX-

Octubre era el mes, y 18 el día. De esta fecha no me queda duda, porque al día siguiente salió la escuadra. Nos levantamos muy temprano y fuimos al muelle, donde esperaba un bote que nos condujo a bordo.

Figúrense ustedes cuál sería mi estupor, ¡qué digo estupor!, mi entusiasmo, mi enajenación, cuando me vi cerca del Santísima Trinidad , el mayor barco del mundo, aquel alcázar de madera, que visto de lejos se representaba en mi imaginación como una fábrica portentosa, sobrenatural, único monstruo digno de la majestad de los mares. Cuando nuestro bote pasaba junto a un navío, yo le examinaba con cierto religioso asombro, admirado de ver tan grandes los cascos que me parecían tan pequeñitos desde la muralla; en otras ocasiones me parecían más chicos de lo que mi fantasía los había forjado. El inquieto entusiasmo de que estaba poseído me expuso a caer al agua cuando contemplaba con arrobamiento un figurón de proa, objeto que más que otro alguno fascinaba mi atención.

Por fin llegamos al Trinidad . A medida que nos acercábamos, las formas de aquel coloso iban aumentando, y cuando la lancha se puso al costado, confundida en el espacio de mar donde se proyectaba, cual en negro y horrible cristal, la sombra del navío; cuando vi cómo se sumergía el inmóvil casco en el agua sombría que azotaba suavemente los costados; cuando alcé la vista y vi las tres filas de cañones asomando sus bocas amenazadoras por las portas, mi entusiasmo se trocó en miedo, púseme pálido, y quedé sin movimiento asido al brazo de mi amo.

Pero en cuanto subimos y me hallé sobre cubierta, se me ensanchó el corazón. La airosa y altísima arboladura, la animación del alcázar, la vista del cielo y la bahía, el admirable orden de cuantos objetos ocupaban la cubierta, desde los coys[4] puestos en fila sobre la obra muerta, hasta los cabrestantes, bombas, mangas, escotillas; la variedad de uniformes; todo, en fin, me suspendió de tal modo, que por un buen rato estuve absorto en la contemplación de tan hermosa máquina, sin acordarme de nada más.

Los presentes no pueden hacerse cargo de aquellos magníficos barcos, ni menos del Santísima Trinidad , por las malas estampas en que los han visto representados. Tampoco se parecen nada a los buques guerreros de hoy, cubiertos con su pesado arnés de hierro, largos, monótonos, negros, y sin accidentes muy visibles en su vasta extensión, por lo cual me han parecido a veces inmensos ataúdes flotantes. Creados por una época positivista, y adecuados a la ciencia náutico-militar de estos tiempos, que mediante el vapor ha anulado las maniobras, fiando el éxito del combate al poder y empuje de los navíos, los barcos de hoy son simples máquinas de guerra, mientras los de aquel tiempo eran el guerrero mismo, armado de todas armas de ataque y defensa, pero confiando principalmente en su destreza y valor.

Yo, que observo cuanto veo, he tenido siempre la costumbre de asociar, hasta un extremo exagerado, ideas con imágenes, cosas con personas, aunque pertenezcan a las más inasociables categorías. Viendo más tarde las catedrales llamadas góticas de nuestra Castilla, y las de Flandes, y observando con qué imponente majestad se destaca su compleja y sutil fábrica entre las construcciones del gusto moderno, levantadas por la utilidad, tales como bancos, hospitales y cuarteles, no he podido menos de traer a la memoria las distintas clases de naves que he visto en mi larga vida, y he comparado las antiguas con las catedrales góticas. Sus formas, que se prolongan hacia arriba; el predominio de las líneas verticales sobre las horizontales; cierto inexplicable idealismo, algo de histórico y religioso a la vez, mezclado con la complicación de líneas y el juego de colores que combina a su capricho el sol, han determinado esta asociación extravagante, que yo me explico por la huella de romanticismo que dejan en el espíritu las impresiones de la niñez.

El Santísima Trinidad era un navío de cuatro puentes. Los mayores del mundo eran de tres. Aquel coloso, construido en La Habana, con las más ricas maderas de Cuba en 1769, contaba treinta y seis años de honrosos servicios. Tenía 220 pies (61 metros) de eslora, es decir, de popa a proa; 58 pies de manga (ancho), y 28 de puntal (altura desde la quilla a la cubierta), dimensiones extraordinarias que entonces no tenía ningún buque del mundo. Sus poderosas cuadernas, que eran un verdadero bosque, sustentaban cuatro pisos. En sus costados, que eran fortísimas murallas de madera, se habían abierto al construirlo 116 troneras: cuando se le reformó, agradándolo en 1796, se le abrieron 130, y artillado de nuevo en 1805, tenía sobre sus costados, cuando yo le vi, 140 bocas de fuego, entre cañones y carronadas. El interior era maravilloso por la distribución de los diversos compartimientos, ya fuesen puentes para la artillería, sollados para la tripulación, pañoles para depósitos de víveres, cámaras para los jefes, cocinas, enfermería y demás servicios. Me quedé absorto recorriendo las galerías y demás escondrijos de aquel Escorial de los mares. Las cámaras situadas a popa eran un pequeño palacio por dentro, y por fuera una especie de fantástico alcázar; los balconajes, los pabellones de las esquinas de popa, semejantes a las linternas de un castillo ojival, eran como grandes jaulas abiertas al mar, y desde donde la vista podía recorrer las tres cuartas partes del horizonte.

Nada más grandioso que la arboladura, aquellos mástiles gigantescos, lanzados hacia el cielo, como un reto a la tempestad. Parecía que el viento no había de tener fuerza para impulsar sus enormes gavias. La vista se mareaba y se perdía contemplando la inmensa madeja que formaban en la arboladura los obenques, estáis, brazas, burdas, amantillos y drizas que servían para sostener y mover el velamen.

Yo estaba absorto en la contemplación de tanta maravilla, cuando sentí un fuerte golpe en la nuca. Creí que el palo mayor se me había caído encima. Volví la vista atontado y lancé una exclamación de horror al ver a un hombre que me tiraba de las orejas como si quisiera levantarme en el aire. Era mi tío.

«¿Qué buscas tú aquí, lombriz?—me dijo en el suave tono que le era habitual—. ¿Quieres aprender el oficio? Oye, Juan—añadió dirigiéndose a un marinero de feroz aspecto—, súbeme a este galápago a la verga mayor para que se pasee por ella».

Yo eludí como pude el compromiso de pasear por la verga, y le expliqué con la mayor cortesía que hallándome al servicio de D. Alonso Gutiérrez de Cisniega, había venido a bordo en su compañía. Tres o cuatro marineros, amigos de mi simpático tío, quisieron maltratarme, por lo que resolví alejarme de tan distinguida sociedad, y me marché a la cámara en busca de mi amo. Los oficiales hacían su tocado, no menos difícil a bordo que en tierra, y cuando yo veía a los pajes ocupados en empolvar las cabezas de los héroes a quienes servían, me pregunté si aquella operación no era la menos a propósito dentro de un buque, donde todos los instantes son preciosos y donde estorba siempre todo lo que no sea de inmediata necesidad para el servicio.

Pero la moda era entonces tan tirana como ahora, y aun en aquel tiempo imponía de un modo apremiante sus enfadosas ridiculeces. Hasta el soldado tenía que emplear un tiempo precioso en hacerse el coleto. ¡Pobres hombres! Yo les vi puestos en fila unos tras otros, arreglando cada cual el coleto del que tenía delante, medio ingenioso que remataba la operación en poco tiempo. Después se encasquetaban el sombrero de pieles, pesada mole, cuyo objeto nunca me pude explicar, y luego iban a sus puestos si tenían que hacer guardia, o a pasearse por el combés si estaban libres de servicio. Los marineros no usaban aquel ridículo apéndice capilar, y su sencillo traje me parece que no se ha modificado mucho desde aquella fecha.

En la cámara, mi amo hablaba acaloradamente con el comandante del buque, Don Francisco Javier de Uriarte, y con el jefe de escuadra, Don Baltasar Hidalgo de Cisneros. Según lo poco que oí, no me quedó duda de que el General francés había dado orden de salida para la mañana siguiente.

Esto alegró mucho a Marcial, que junto con otros viejos marineros en el castillo de proa, disertaba ampulosamente sobre el próximo combate. Tal sociedad me agradaba más que la de mi interesante tío, porque los colegas de Medio-hombre no se permitían bromas pesadas con mi persona. Esta sola diferencia hacía comprender la diversa procedencia de los tripulantes, pues mientras unos eran marineros de pura raza, llevados allí por la matrícula o enganche voluntario, los otros eran gente de leva, casi siempre holgazana, díscola, de perversas costumbres, y mal conocedora del oficio.

Con los primeros hacía yo mejores migas que con los segundos, y asistía a todas las conferencias de Marcial. Si no temiera cansar al lector, le referiría la explicación que éste dio de las causas diplomáticas y políticas de la guerra, parafraseando del modo más cómico posible lo que había oído algunas noches antes de boca de Malespina en casa de mis amos. Por él supe que el novio de mi amita se había embarcado en el Nepomuceno .

Todas las conferencias terminaban en un solo punto, el próximo combate. La escuadra debía salir al día siguiente, ¡qué placer! Navegar en aquel gigantesco barco, el mayor del mundo; presenciar una batalla en medio de los mares; ver cómo era la batalla, cómo se disparaban los cañones, cómo se apresaban los buques enemigos... ¡qué hermosa fiesta!, y luego volver a Cádiz cubiertos de gloria... Decir a cuantos quisieran oírme: «yo estuve en la escuadra, lo vi todo...», decírselo también a mi amita, contándole la grandiosa escena, y excitando su atención, su curiosidad, su interés... decirle también: «yo me hallé en los sitios de mayor peligro, y no temblaba por eso»; ver cómo se altera, cómo palidece y se asusta oyendo referir los horrores del combate, y luego mirar con desdén a todos los que digan: «¡contad, Gabrielito, esa cosa tan tremenda!...» ¡Oh!, esto era más de lo que necesitaba mi imaginación para enloquecer... Digo francamente que en aquel día no me hubiera cambiado por Nelson.

Amaneció el 19, que fue para mí felicísimo, y no había aún amanecido, cuando yo estaba en el alcázar de popa con mi amo, que quiso presenciar la maniobra. Después del baldeo comenzó la operación delevar el buque. Se izaron las grandes gavias, y el pesado molinete, girando con su agudo chirrido, arrancaba la poderosa áncora del fondo de la bahía. Corrían los marineros por las vergas; manejaban otros las brazas, prontos a la voz del contramaestre, y todas las voces del navío, antes mudas, llenaban el aire con espantosa algarabía. Los pitos, la campana de proa, el discorde concierto de mil voces humanas, mezcladas con el rechinar de los motones; el crujido de los cabos, el trapeo de las velas azotando los palos antes de henchirse impelidas por el viento, todos estos variados sones acompañaron los primeros pasos del colosal navío.

Pequeñas olas acariciaban sus costados, y la mole majestuosa comenzó a deslizarse por la bahía sin dar la menor cabezada, sin ningún vaivén de costado, con marcha grave y solemne, que sólo podía apreciarse comparativamente, observando la traslación imaginaria de los buques mercantes anclados y del paisaje.

Al mismo tiempo se dirigía la vista en derredor, y ¡qué espectáculo, Dios mío!, treinta y dos navíos, cinco fragatas y dos bergantines, entre españoles y franceses, colocados delante, detrás y a nuestro costado, se cubrían de velas y marchaban también impelidos por el escaso viento. No he visto mañana más hermosa. El sol inundaba de luz la magnífica rada; un ligero matiz de púrpura teñía la superficie de las aguas hacia Oriente, y la cadena de colinas y lejanos montes que limitan el horizonte hacia la parte del Puerto permanecían aún encendidos por el fuego de la pasada aurora; el cielo limpio apenas tenía algunas nubes rojas y doradas por Levante; el mar azul estaba tranquilo, y sobre este mar y bajo aquel cielo las cuarenta velas, con sus blancos velámenes, emprendían la marcha, formando el más vistoso escuadrón que puede presentarse ante humanos ojos.

No andaban todos los bajeles con igual paso. Unos se adelantaban, otros tardaron mucho en moverse; pasaban algunos junto a nosotros, mientras los había que se quedaban detrás. La lentitud de su marcha; la altura de su aparejo, cubierto de lona; cierta misteriosa armonía que mis oídos de niño percibían como saliendo de los gloriosos cascos, especie de himno que sin duda resonaba dentro de mí mismo; la claridad del día, la frescura del ambiente, la belleza del mar, que fuera de la bahía parecía agitarse con gentil alborozo a la aproximación de la flota, formaban el más imponente cuadro que puede imaginarse.

Cádiz, en tanto, como un panorama giratorio, se escorzaba a nuestra vista presentándonos sucesivamente las distintas facetas de su vasto circuito. El sol, encendiendo los vidrios de sus mil miradores, salpicaba la ciudad con polvos de oro, y su blanca mole se destacaba tan limpia y pura sobre las aguas, que parecía haber sido creada en aquel momento, o sacada del mar como la fantástica ciudad de San Genaro. Vi el desarrollo de la muralla desde el muelle hasta el castillo de Santa Catalina; reconocí el baluarte del Bonete, el baluarte del Orejón, la Caleta, y me llené de orgullo considerando de dónde había salido y dónde estaba.

Al mismo tiempo llegaba a mis oídos como música misteriosa el son de las campanas de la ciudad medio despierta, tocando a misa, con esa algazara charlatana de las campanas de un gran pueblo. Ya expresaban alegría, como un saludo de buen viaje, y yo escuchaba el rumor cual si fuese de humanas voces que nos daban la despedida; ya me parecían sonar tristes y acongojadas anunciándonos una desgracia, y a medida que nos alejábamos, aquella música se iba apagando hasta que se extinguió difundida en el inmenso espacio.

La escuadra salía lentamente: algunos barcos emplearon muchas horas para hallarse fuera. Marcial, durante la salida, iba haciendo comentarios sobre cada buque, observando su marcha, motejándoles si eran pesados, animándoles con paternales consejos si eran ligeros y zarpaban pronto. «¡Qué pesado está D. Federico!—decía observando el Príncipe de Asturias , mandado por Gravina—. Allá va Mr. Corneta —exclamaba mirando al Bucentauro , navío general—. Bien haiga quien te puso Rayo —decía irónicamente mirando al navío de este nombre, que era el más pesado de toda la escuadra...—Bien por papá Ignacio —añadía dirigiéndose al Santa Ana , que montaba Álava—. Echa toda la gavia, pedazo de tonina—decía contemplando el navío de Dumanoir—; este gabacho tiene un peluquero para rizar la gavia, y carga las velas con tenacillas».

El cielo se enturbió por la tarde, y al anochecer, hallándonos ya a gran distancia, vimos a Cádiz perderse poco a poco entre la bruma, hasta que se confundieron con las tintas de la noche sus últimos contornos. La escuadra tomó rumbo al Sur.

Por la noche no me separé de él, una vez que dejé a mi amo muy bien arrellanado en su camarote. Rodeado de dos colegas y admiradores, les explicaba el plan de Villeneuve del modo siguiente:

«Mr. Corneta ha dividido la escuadra en cuatro cuerpos. La vanguardia, que es mandada por Álava, tiene siete navíos; el centro, que lleva siete y lo manda Mr. Corneta en persona; la retaguardia, también de siete, que va mandada por Dumanoir, y el cuerpo de reserva, compuesto de doce navíos, que manda Don Federico. No me parece que está esto mal pensado. Por supuesto que van los barcos españoles mezclados con los gabachos, para que no nos dejen en las astas del toro, como sucedió en Finisterre.

»Según me ha referido D. Alonso, el francés ha dicho que si el enemigo se nos presenta a sotavento, formaremos la línea de batalla y caeremos sobre él... Esto está muy guapo, dicho en el camarote; pero ya... ¿El Señorito va a ser tan buey que se nos presente a sotavento?... Sí, porque tiene poco farol (inteligencia) su señoría para dejarse pescar así... Veremos a ver si vemos lo que espera el francés... Si el enemigo se presenta a barlovento y nos ataca, debemos esperarle en línea de batalla; y como tendrá que dividirse para atacarnos, si no consigue romper nuestra línea, nos será muy fácil vencerle. A ese señor todo le parece fácil. (Rumores.) Dice también que no hará señales y que todo lo espera de cada capitán. ¡Si iremos a ver lo que yo vengo predicando desde que se hicieron esos malditos tratados de sursillos , y es que... más vale callar... quiera Dios...! Ya les he dicho a ustedes que Mr. Corneta no sabe lo que tiene entre manos, y que no le caben cincuenta barcos en la cabeza. Cuidado con un almirante que llama a sus capitanes el día antes de una batalla, y les dice que haga cada uno lo que le diere la gana... Pos pá eso ... (Grandes muestras de asentimiento.) En fin, allá veremos... Pero vengan acá ustedes y díganme: si nosotros los españoles queremos defondar a unos cuantos barcos ingleses, ¿no nos bastamos y nos sobramos para ello? ¿Pues a cuenta qué hemos de juntarnos con franceses que no nos dejan hacer lo que nos sale de dentro , sino que hemos de ir al remolque de sus señorías? Siempre di cuando fuimos con ellos, siempre di cuando salimos destaponados ... En fin... Dios y la Virgen del Carmen vayan con nosotros, y nos libren de amigos franceses por siempre jamás amén». (Grandes aplausos.)

Todos asintieron a su opinión. Su conferencia duró hasta hora avanzada, elevándose desde la profesión naval hasta la ciencia diplomática. La noche fue serena y navegábamos con viento fresco. Se me permitirá que al hablar de la escuadra diga nosotros . Yo estaba tan orgulloso de encontrarme a bordo del Santísima Trinidad , que me llegué a figurar que iba a desempeñar algún papel importante en tan alta ocasión, y por eso no dejaba de gallardearme con los marineros, haciéndoles ver que yo estaba allí para alguna cosa útil.

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[4] «cois» en el original (N. del E.)

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Octubre era el mes, y 18 el día. October was the month, and 18 was the day. De esta fecha no me queda duda, porque al día siguiente salió la escuadra. From this date I have no doubt, because the next day the squad came out. Nos levantamos muy temprano y fuimos al muelle, donde esperaba un bote que nos condujo a bordo. We got up very early and went to the dock, where I was waiting for a boat that took us on board.

Figúrense ustedes cuál sería mi estupor, ¡qué digo estupor!, mi entusiasmo, mi enajenación, cuando me vi cerca del  Santísima Trinidad , el mayor barco del mundo, aquel alcázar de madera, que visto de lejos se representaba en mi imaginación como una fábrica portentosa, sobrenatural, único monstruo digno de la majestad de los mares. Imagine what my stupor would be, what a stupor, my excitement, my alienation, when I saw myself near the Holy Trinity, the largest ship in the world, that wooden fortress, which from afar was represented in my imagination as a factory portentous, supernatural, only monster worthy of the majesty of the seas. Cuando nuestro bote pasaba junto a un navío, yo le examinaba con cierto religioso asombro, admirado de ver tan grandes los cascos que me parecían tan pequeñitos desde la muralla; en otras ocasiones me parecían más chicos de lo que mi fantasía los había forjado. When our boat passed by a ship, I examined it with a certain religious astonishment, admiring to see such large hulls that seemed so small to me from the wall; at other times they seemed smaller than my imagination had made them out to be. El inquieto entusiasmo de que estaba poseído me expuso a caer al agua cuando contemplaba con arrobamiento un figurón de proa, objeto que más que otro alguno fascinaba mi atención. The restless enthusiasm with which I was possessed exposed me to fall into the water when I contemplated with rapture a figurehead, an object that fascinated my attention more than any other.

Por fin llegamos al  Trinidad . We finally arrived at the Trinidad. A medida que nos acercábamos, las formas de aquel coloso iban aumentando, y cuando la lancha se puso al costado, confundida en el espacio de mar donde se proyectaba, cual en negro y horrible cristal, la sombra del navío; cuando vi cómo se sumergía el inmóvil casco en el agua sombría que azotaba suavemente los costados; cuando alcé la vista y vi las tres filas de cañones asomando sus bocas amenazadoras por las portas, mi entusiasmo se trocó en miedo, púseme pálido, y quedé sin movimiento asido al brazo de mi amo. As we drew nearer, the forms of that colossus grew larger and larger, and when the boat drew alongside, confused in the sea space where the shadow of the ship was projected, as in black and horrible crystal, when I saw the motionless hull plunge into the shadowy water that gently lashed the sides; when I looked up and saw the three rows of cannons peeping their menacing mouths out of the sides; When I saw how the motionless hull was submerged in the dark water that gently lashed the sides; when I looked up and saw the three rows of cannons peeping their menacing mouths through the doors, my enthusiasm turned to fear, I turned pale, and I remained motionless, clinging to my master's arm.

Pero en cuanto subimos y me hallé sobre cubierta, se me ensanchó el corazón. But as soon as we went up and I found myself on deck, my heart was enlarged. La airosa y altísima arboladura, la animación del alcázar, la vista del cielo y la bahía, el admirable orden de cuantos objetos ocupaban la cubierta, desde los coys[4] puestos en fila sobre la obra muerta, hasta los cabrestantes, bombas, mangas, escotillas; la variedad de uniformes; todo, en fin, me suspendió de tal modo, que por un buen rato estuve absorto en la contemplación de tan hermosa máquina, sin acordarme de nada más. The airy and towering rigging, the animation of the quarterdeck, the view of the sky and the bay, the admirable order of all the objects that occupied the deck, from the coys[4] placed in a row on the dead work, to the winches, pumps, sleeves, hatches; the variety of uniforms; everything, in short, so suspended me, that for a long time I was absorbed in the contemplation of such a beautiful machine, without remembering anything else.

Los presentes no pueden hacerse cargo de aquellos magníficos barcos, ni menos del  Santísima Trinidad , por las malas estampas en que los han visto representados. Those present cannot take charge of those magnificent ships, let alone the Santísima Trinidad, because of the bad pictures in which they have seen them represented. Tampoco se parecen nada a los buques guerreros de hoy, cubiertos con su pesado arnés de hierro, largos, monótonos, negros, y sin accidentes muy visibles en su vasta extensión, por lo cual me han parecido a veces inmensos ataúdes flotantes. Nor do they look anything like the war ships of today, covered with their heavy iron harness, long, drab, black, and without very visible accidents in their vast expanse, so that they have seemed to me at times like immense floating coffins. Creados por una época positivista, y adecuados a la ciencia náutico-militar de estos tiempos, que mediante el vapor ha anulado las maniobras, fiando el éxito del combate al poder y empuje de los navíos, los barcos de hoy son simples máquinas de guerra, mientras los de aquel tiempo eran el guerrero mismo, armado de todas armas de ataque y defensa, pero confiando principalmente en su destreza y valor. Created for a positivist era, and adapted to the nautical-military science of these times, which by means of steam has annulled the maneuvers, entrusting the success of the combat to the power and thrust of the ships, the ships of today are simple war machines, while those of that time were the warrior himself, armed with all weapons of attack and defense, but relying mainly on his skill and courage.

Yo, que observo cuanto veo, he tenido siempre la costumbre de asociar, hasta un extremo exagerado, ideas con imágenes, cosas con personas, aunque pertenezcan a las más inasociables categorías. I, who observe everything I see, have always had the habit of associating, to an exaggerated extent, ideas with images, things with people, even if they belong to the most inassociable categories. Viendo más tarde las catedrales llamadas góticas de nuestra Castilla, y las de Flandes, y observando con qué imponente majestad se destaca su compleja y sutil fábrica entre las construcciones del gusto moderno, levantadas por la utilidad, tales como bancos, hospitales y cuarteles, no he podido menos de traer a la memoria las distintas clases de naves que he visto en mi larga vida, y he comparado las antiguas con las catedrales góticas. Seeing later the so-called Gothic cathedrals of our Castile, and those of Flanders, and observing with what imposing majesty their complex and subtle work stands out among the constructions of modern taste, erected for utility, such as banks, hospitals and barracks, I could not but bring to mind the different kinds of naves that I have seen in my long life, and I have compared the ancient ones with the Gothic cathedrals. Sus formas, que se prolongan hacia arriba; el predominio de las líneas verticales sobre las horizontales; cierto inexplicable idealismo, algo de histórico y religioso a la vez, mezclado con la complicación de líneas y el juego de colores que combina a su capricho el sol, han determinado esta asociación extravagante, que yo me explico por la huella de romanticismo que dejan en el espíritu las impresiones de la niñez. Its forms, which extend upwards; the predominance of vertical lines over horizontal ones; a certain inexplicable idealism, something historical and religious at the same time, mixed with the complication of lines and the play of colors that the sun combines at its whim, have determined this extravagant association, which I explain by the trace of romanticism left in the spirit by the impressions of childhood.

El  Santísima Trinidad era un navío de cuatro puentes. The Santísima Trinidad was a four-bridge vessel. Los mayores del mundo eran de tres. Aquel coloso, construido en La Habana, con las más ricas maderas de Cuba en 1769, contaba treinta y seis años de honrosos servicios. That colossus, built in Havana with the richest wood of Cuba in 1769, had thirty-six years of honorable service. Tenía 220 pies (61 metros) de eslora, es decir, de popa a proa; 58 pies de manga (ancho), y 28 de puntal (altura desde la quilla a la cubierta), dimensiones extraordinarias que entonces no tenía ningún buque del mundo. She was 220 feet (61 meters) in length, that is, from stern to bow; 58 feet in beam (width), and 28 in depth (height from keel to deck), extraordinary dimensions that no other ship in the world had at that time. Sus poderosas cuadernas, que eran un verdadero bosque, sustentaban cuatro pisos. Her mighty frames, which were a veritable forest, supported four decks. En sus costados, que eran fortísimas murallas de madera, se habían abierto al construirlo 116 troneras: cuando se le reformó, agradándolo en 1796, se le abrieron 130, y artillado de nuevo en 1805, tenía sobre sus costados, cuando yo le vi, 140 bocas de fuego, entre cañones y carronadas. On its sides, which were very strong wooden walls, 116 loopholes had been opened when it was built: when it was refurbished in 1796, 130 were opened, and when it was rearmed again in 1805, it had on its sides, when I saw it, 140 fire hydrants, between cannons and carronades. El interior era maravilloso por la distribución de los diversos compartimientos, ya fuesen puentes para la artillería, sollados para la tripulación, pañoles para depósitos de víveres, cámaras para los jefes, cocinas, enfermería y demás servicios. The interior was marvelous because of the distribution of the various compartments, whether they were bridges for the artillery, sollades for the crew, storerooms for food stores, chambers for the chiefs, galleys, infirmary and other services. Me quedé absorto recorriendo las galerías y demás escondrijos de aquel Escorial de los mares. I was engrossed in touring the galleries and other nooks and crannies of the Escorial of the seas. Las cámaras situadas a popa eran un pequeño palacio por dentro, y por fuera una especie de fantástico alcázar; los balconajes, los pabellones de las esquinas de popa, semejantes a las linternas de un castillo ojival, eran como grandes jaulas abiertas al mar, y desde donde la vista podía recorrer las tres cuartas partes del horizonte. The chambers at the stern were a small palace inside, and outside a kind of fantastic fortress; the balconies, the pavilions at the stern corners, similar to the lanterns of an ogival castle, were like large cages open to the sea, and from where the view could cover three quarters of the horizon.

Nada más grandioso que la arboladura, aquellos mástiles gigantescos, lanzados hacia el cielo, como un reto a la tempestad. Nothing more grandiose than the rigging, those gigantic masts, launched towards the sky, like a challenge to the storm. Parecía que el viento no había de tener fuerza para impulsar sus enormes gavias. It seemed that the wind was not strong enough to propel their huge topsails. La vista se mareaba y se perdía contemplando la inmensa madeja que formaban en la arboladura los obenques, estáis, brazas, burdas, amantillos y drizas que servían para sostener y mover el velamen. One's eyes were dizzy and lost contemplating the immense skein formed in the rigging by the shrouds, stays, fathoms, spars, rigging, rigging lines and halyards that were used to support and move the sails.

Yo estaba absorto en la contemplación de tanta maravilla, cuando sentí un fuerte golpe en la nuca. I was absorbed in the contemplation of so much wonder, when I felt a strong blow on the back of my head. Creí que el palo mayor se me había caído encima. I thought the big stick had fallen on me. Volví la vista atontado y lancé una exclamación de horror al ver a un hombre que me tiraba de las orejas como si quisiera levantarme en el aire. I looked back stunned and let out an exclamation of horror as I saw a man tugging at my ears as if he wanted to lift me into the air. Era mi tío.

«¿Qué buscas tú aquí, lombriz?—me dijo en el suave tono que le era habitual—. What are you looking for here, worm," he said in his usual soft tone. ¿Quieres aprender el oficio? Do you want to learn the trade? Oye, Juan—añadió dirigiéndose a un marinero de feroz aspecto—, súbeme a este galápago a la verga mayor para que se pasee por ella». Hey, Juan," he added, turning to a fierce-looking sailor, "take this turtle up to the main cock and let him walk around it.

Yo eludí como pude el compromiso de pasear por la verga, y le expliqué con la mayor cortesía que hallándome al servicio de D. Alonso Gutiérrez de Cisniega, había venido a bordo en su compañía. I avoided as best I could the commitment to walk around the cock, and explained with the utmost courtesy that I was in the service of D. Alonso Gutiérrez de Cisniega, and had come aboard in his company. Tres o cuatro marineros, amigos de mi simpático tío, quisieron maltratarme, por lo que resolví alejarme de tan distinguida sociedad, y me marché a la cámara en busca de mi amo. Three or four sailors, friends of my nice uncle, wanted to mistreat me, so I resolved to get away from such distinguished society, and went to the chamber in search of my master. Los oficiales hacían su tocado, no menos difícil a bordo que en tierra, y cuando yo veía a los pajes ocupados en empolvar las cabezas de los héroes a quienes servían, me pregunté si aquella operación no era la menos a propósito dentro de un buque, donde todos los instantes son preciosos y donde estorba siempre todo lo que no sea de inmediata necesidad para el servicio. The officers made their headdress, no less difficult on board than on land, and when I saw the pages busy dusting the heads of the heroes they served, I wondered if that operation was not the least purposeful in a ship, where all the moments are precious and where everything that is not of immediate necessity for the service always hinders.

Pero la moda era entonces tan tirana como ahora, y aun en aquel tiempo imponía de un modo apremiante sus enfadosas ridiculeces. But fashion was then as tyrannical as it is now, and even at that time it imposed its angry ridiculousness in a compelling manner. Hasta el soldado tenía que emplear un tiempo precioso en hacerse el coleto. Even the soldier had to spend a lot of time doing his hair. ¡Pobres hombres! Poor men! Yo les vi puestos en fila unos tras otros, arreglando cada cual el coleto del que tenía delante, medio ingenioso que remataba la operación en poco tiempo. I saw them lined up one after the other, each one fixing the pussy of the one in front of him, a half-wit who finished the operation in a short time. Después se encasquetaban el sombrero de pieles, pesada mole, cuyo objeto nunca me pude explicar, y luego iban a sus puestos si tenían que hacer guardia, o a pasearse por el combés si estaban libres de servicio. Then they would put on their heavy fur hats, the purpose of which I could never explain, and then go to their posts if they had to stand guard, or to walk around the combés if they were off duty. Los marineros no usaban aquel ridículo apéndice capilar, y su sencillo traje me parece que no se ha modificado mucho desde aquella fecha. The sailors did not wear that ridiculous hair appendage, and their simple costume seems to me not to have changed much since that date.

En la cámara, mi amo hablaba acaloradamente con el comandante del buque, Don Francisco Javier de Uriarte, y con el jefe de escuadra, Don Baltasar Hidalgo de Cisneros. In the chamber, my master spoke heatedly with the ship's commander, Don Francisco Javier de Uriarte, and with the squadron commander, Don Baltasar Hidalgo de Cisneros. Según lo poco que oí, no me quedó duda de que el General francés había dado orden de salida para la mañana siguiente. From what little I heard, I was left in no doubt that the French General had given orders for departure for the following morning.

Esto alegró mucho a Marcial, que junto con otros viejos marineros en el castillo de proa, disertaba ampulosamente sobre el próximo combate. This made Martial very happy, and together with other old sailors in the forecastle, he was talking pompously about the upcoming battle. Tal sociedad me agradaba más que la de mi interesante tío, porque los colegas de Medio-hombre no se permitían bromas pesadas con mi persona. Such a society pleased me more than that of my interesting uncle, because Half-man's colleagues did not indulge in practical jokes with me. Esta sola diferencia hacía comprender la diversa procedencia de los tripulantes, pues mientras unos eran marineros de pura raza, llevados allí por la matrícula o enganche voluntario, los otros eran gente de leva, casi siempre holgazana, díscola, de perversas costumbres, y mal conocedora del oficio. This difference alone made it easy to understand the different origins of the crew members, for while some were purebred sailors, brought there by registration or voluntary hitching, the others were people of the levy, almost always lazy, fractious, of perverse habits, and poorly acquainted with the trade.

Con los primeros hacía yo mejores migas que con los segundos, y asistía a todas las conferencias de Marcial. I was on better terms with the former than with the latter, and I attended all of Marcial's lectures. Si no temiera cansar al lector, le referiría la explicación que éste dio de las causas diplomáticas y políticas de la guerra, parafraseando del modo más cómico posible lo que había oído algunas noches antes de boca de Malespina en casa de mis amos. If I were not afraid of tiring the reader, I would refer to the explanation he gave of the diplomatic and political causes of the war, paraphrasing in the most comical way possible what I had heard some nights before from the mouth of Malespina at my masters' house. Por él supe que el novio de mi amita se había embarcado en el  Nepomuceno . From him I learned that my lover's boyfriend had embarked on the Nepomuceno .

Todas las conferencias terminaban en un solo punto, el próximo combate. All the conferences ended with a single point, the next fight. La escuadra debía salir al día siguiente, ¡qué placer! The squadron was to leave the next day, what a pleasure! Navegar en aquel gigantesco barco, el mayor del mundo; presenciar una batalla en medio de los mares; ver cómo era la batalla, cómo se disparaban los cañones, cómo se apresaban los buques enemigos... ¡qué hermosa fiesta!, y luego volver a Cádiz cubiertos de gloria... Decir a cuantos quisieran oírme: «yo estuve en la escuadra, lo vi todo...», decírselo también a mi amita, contándole la grandiosa escena, y excitando su atención, su curiosidad, su interés... decirle también: «yo me hallé en los sitios de mayor peligro, y no temblaba por eso»; ver cómo se altera, cómo palidece y se asusta oyendo referir los horrores del combate, y luego mirar con desdén a todos los que digan: «¡contad, Gabrielito, esa cosa tan tremenda!...» ¡Oh!, esto era más de lo que necesitaba mi imaginación para enloquecer... Digo francamente que en aquel día no me hubiera cambiado por Nelson. To sail in that gigantic ship, the largest in the world; to witness a battle in the middle of the seas; to see what the battle was like, how the cannons were fired, how the enemy ships were captured.... What a beautiful party, and then return to Cadiz covered with glory.... To say to anyone who would listen to me: "I was in the squadron, I saw it all...", to say it also to my mistress, telling her the grandiose scene, and exciting her attention, her curiosity, her interest... to tell her also: "I was in the places of greatest danger, and I did not tremble because of that"; to see how she gets upset, how she becomes pale and frightened when she hears the horrors of the combat, and then to look with disdain at all those who say: "tell, Gabrielito, that tremendous thing..." Oh! this was more than my imagination needed to go mad.... I frankly say that on that day I would not have exchanged myself for Nelson.

Amaneció el 19, que fue para mí felicísimo, y no había aún amanecido, cuando yo estaba en el alcázar de popa con mi amo, que quiso presenciar la maniobra. The 19th dawned, which was a very happy day for me, and it was not yet dawn, when I was in the stern quarterdeck with my master, who wanted to witness the maneuver. Después del baldeo comenzó la operación delevar el buque. After the washdown, the removal of the ship began. Se izaron las grandes gavias, y el pesado molinete, girando con su agudo chirrido, arrancaba la poderosa áncora del fondo de la bahía. The great topsails were hoisted, and the heavy windlass, turning with its high-pitched screech, plucked the mighty anchor from the bottom of the bay. Corrían los marineros por las vergas; manejaban otros las brazas, prontos a la voz del contramaestre, y todas las voces del navío, antes mudas, llenaban el aire con espantosa algarabía. The sailors were running along the ropes; others were handling the fathoms, ready to listen to the voice of the boatswain, and all the voices of the ship, previously silent, filled the air with a frightful din. Los pitos, la campana de proa, el discorde concierto de mil voces humanas, mezcladas con el rechinar de los motones; el crujido de los cabos, el trapeo de las velas azotando los palos antes de henchirse impelidas por el viento, todos estos variados sones acompañaron los primeros pasos del colosal navío. The whistles, the bow bell, the discordant concert of a thousand human voices, mixed with the creaking of the rudders; the rustling of the ropes, the rustling of the sails lashing the masts before swelling in the wind, all these varied sounds accompanied the first steps of the colossal ship.

Pequeñas olas acariciaban sus costados, y la mole majestuosa comenzó a deslizarse por la bahía sin dar la menor cabezada, sin ningún vaivén de costado, con marcha grave y solemne, que sólo podía apreciarse comparativamente, observando la traslación imaginaria de los buques mercantes anclados y del paisaje. Small waves caressed its sides, and the majestic mass began to glide through the bay without giving the slightest nod, without any sideways sway, with a grave and solemn march, which could only be appreciated comparatively, observing the imaginary translation of the anchored merchant ships and the landscape.

Al mismo tiempo se dirigía la vista en derredor, y ¡qué espectáculo, Dios mío!, treinta y dos navíos, cinco fragatas y dos bergantines, entre españoles y franceses, colocados delante, detrás y a nuestro costado, se cubrían de velas y marchaban también impelidos por el escaso viento. No he visto mañana más hermosa. El sol inundaba de luz la magnífica rada; un ligero matiz de púrpura teñía la superficie de las aguas hacia Oriente, y la cadena de colinas y lejanos montes que limitan el horizonte hacia la parte del Puerto permanecían aún encendidos por el fuego de la pasada aurora; el cielo limpio apenas tenía algunas nubes rojas y doradas por Levante; el mar azul estaba tranquilo, y sobre este mar y bajo aquel cielo las cuarenta velas, con sus blancos velámenes, emprendían la marcha, formando el más vistoso escuadrón que puede presentarse ante humanos ojos.

No andaban todos los bajeles con igual paso. Not all the ships walked at the same pace. Unos se adelantaban, otros tardaron mucho en moverse; pasaban algunos junto a nosotros, mientras los había que se quedaban detrás. Some moved ahead, others took a long time to move; some passed by us, while others stayed behind. La lentitud de su marcha; la altura de su aparejo, cubierto de lona; cierta misteriosa armonía que mis oídos de niño percibían como saliendo de los gloriosos cascos, especie de himno que sin duda resonaba dentro de mí mismo; la claridad del día, la frescura del ambiente, la belleza del mar, que fuera de la bahía parecía agitarse con gentil alborozo a la aproximación de la flota, formaban el más imponente cuadro que puede imaginarse. The slowness of her march; the height of her rigging, covered with canvas; a certain mysterious harmony that my childish ears perceived as coming from the glorious hulls, a kind of hymn that no doubt resounded within myself; the clarity of the day, the freshness of the atmosphere, the beauty of the sea, which outside the bay seemed to stir with gentle exhilaration at the approach of the fleet, formed the most imposing picture that can be imagined.

Cádiz, en tanto, como un panorama giratorio, se escorzaba a nuestra vista presentándonos sucesivamente las distintas facetas de su vasto circuito. Cádiz, meanwhile, like a revolving panorama, was foreshortened to our view, presenting us successively the different facets of its vast circuit. El sol, encendiendo los vidrios de sus mil miradores, salpicaba la ciudad con polvos de oro, y su blanca mole se destacaba tan limpia y pura sobre las aguas, que parecía haber sido creada en aquel momento, o sacada del mar como la fantástica ciudad de San Genaro. The sun, lighting the windows of its thousand viewpoints, sprinkled the city with gold dust, and its white mass stood out so clean and pure on the waters, that it seemed to have been created at that moment, or taken from the sea like the fantastic city of San Genaro. Vi el desarrollo de la muralla desde el muelle hasta el castillo de Santa Catalina; reconocí el baluarte del Bonete, el baluarte del Orejón, la Caleta, y me llené de orgullo considerando de dónde había salido y dónde estaba. I saw the development of the wall from the pier to the castle of Santa Catalina; I recognized the bastion of the Bonete, the bastion of the Orejón, the Caleta, and I was filled with pride considering where I had come from and where I was.

Al mismo tiempo llegaba a mis oídos como música misteriosa el son de las campanas de la ciudad medio despierta, tocando a misa, con esa algazara charlatana de las campanas de un gran pueblo. At the same time, the sound of the bells of the half-awake city, ringing for mass, reached my ears like mysterious music, with that chattering din of the bells of a large town. Ya expresaban alegría, como un saludo de buen viaje, y yo escuchaba el rumor cual si fuese de humanas voces que nos daban la despedida; ya me parecían sonar tristes y acongojadas anunciándonos una desgracia, y a medida que nos alejábamos, aquella música se iba apagando hasta que se extinguió difundida en el inmenso espacio. They already expressed joy, like a greeting of a good trip, and I listened to the murmur as if it were of human voices that were bidding us farewell; they already seemed to me to sound sad and distressed announcing a misfortune, and as we moved away, that music was fading until it was extinguished, diffused in the immense space.

La escuadra salía lentamente: algunos barcos emplearon muchas horas para hallarse fuera. The squadron departed slowly: some ships took many hours to find themselves out. Marcial, durante la salida, iba haciendo comentarios sobre cada buque, observando su marcha, motejándoles si eran pesados, animándoles con paternales consejos si eran ligeros y zarpaban pronto. Marcial, during the departure, was making comments on each ship, observing their progress, naming them if they were heavy, encouraging them with paternal advice if they were light and set sail early. «¡Qué pesado está D. Federico!—decía observando el  Príncipe de Asturias , mandado por Gravina—. How heavy is D. Federico," said the Prince of Asturias, commanded by Gravina, observing. Allá va  Mr. Corneta —exclamaba mirando al  Bucentauro , navío general—. There goes Mr. Corneta," he exclaimed, looking at the Bucentaur, the general ship. Bien  haiga quien te puso  Rayo —decía irónicamente mirando al navío de este nombre, que era el más pesado de toda la escuadra...—Bien por papá Ignacio —añadía dirigiéndose al  Santa Ana , que montaba Álava—. Well done to the one who named you Rayo," he said ironically, looking at the ship of that name, which was the heaviest of the whole squadron... "Good for papa Ignacio," he added, addressing the Santa Ana, which Álava was riding. Echa toda la gavia, pedazo de tonina—decía contemplando el navío de Dumanoir—; este gabacho tiene un peluquero para rizar la gavia, y carga las velas con tenacillas». Throw out all the topsail, you piece of tonina," he said, contemplating Dumanoir's ship; "this gabacho has a hairdresser to reef the topsail, and he loads the sails with tongs.

El cielo se enturbió por la tarde, y al anochecer, hallándonos ya a gran distancia, vimos a Cádiz perderse poco a poco entre la bruma, hasta que se confundieron con las tintas de la noche sus últimos contornos. The sky became cloudy in the afternoon, and at nightfall, when we were already at a great distance, we saw Cadiz gradually disappear in the mist, until its last outlines were confused with the inks of the night. La escuadra tomó rumbo al Sur. The squadron headed south.

Por la noche no me separé de él, una vez que dejé a mi amo muy bien arrellanado en su camarote. At night I did not separate from him, once I had left my master well nestled in his cabin. Rodeado de dos colegas y admiradores, les explicaba el plan de Villeneuve del modo siguiente: Surrounded by two colleagues and admirers, he explained Villeneuve's plan to them as follows:

«Mr. Corneta ha dividido la escuadra en cuatro cuerpos. Corneta has divided the squadron into four corps. La vanguardia, que es mandada por Álava, tiene siete navíos; el centro, que lleva siete y lo manda Mr. Corneta en persona; la retaguardia, también de siete, que va mandada por Dumanoir, y el cuerpo de reserva, compuesto de doce navíos, que manda Don Federico. The vanguard, which is commanded by Álava, has seven ships; the center, which carries seven and is commanded by Mr. Corneta in person; the rearguard, also of seven, which is commanded by Dumanoir, and the reserve corps, composed of twelve ships, which is commanded by Don Federico. No me parece que está esto mal pensado. It does not seem to me that this is poorly thought out. Por supuesto que van los barcos españoles mezclados con los gabachos, para que no nos dejen en las astas del toro, como sucedió en Finisterre. Of course, the Spanish ships go mixed with the French, so that they do not leave us in the bull's horns, as happened in Finisterre.

»Según me ha referido D. Alonso, el francés ha dicho que si el enemigo se nos presenta a sotavento, formaremos la línea de batalla y caeremos sobre él... Esto está muy guapo, dicho en el camarote; pero ya... ¿El  Señorito va a ser tan buey que se nos presente a sotavento?... "According to what Mr. Alonso told me, the Frenchman said that if the enemy comes to leeward, we will form a line of battle and fall upon him..... That's very nice, said in the cabin; but now.... Is the Senorito going to be such an ox that he will present himself to leeward of us?.... Sí, porque tiene poco  farol (inteligencia) su señoría para dejarse pescar así...  Veremos a ver si vemos lo que espera el francés... Si el enemigo se presenta a barlovento y nos ataca, debemos esperarle en línea de batalla; y como tendrá que dividirse para atacarnos, si no consigue romper nuestra línea, nos será muy fácil vencerle. Yes, because his lordship has little bluff (intelligence) to let himself be fished like that... We shall see if we can see what the Frenchman expects.... If the enemy comes up to windward and attacks us, we must wait for him in line of battle; and as he will have to split up to attack us, if he does not manage to break our line, it will be very easy for us to beat him. A ese señor todo le parece fácil. (Rumores.) Dice también que no hará señales y que todo lo espera de cada capitán. He also says that he will not make signs and that he expects everything from each captain. ¡Si iremos a ver lo que yo vengo predicando desde que se hicieron esos malditos tratados de  sursillos , y es que... más vale callar... quiera Dios...! If we are going to see what I have been preaching since those damn treatises of sursillos were made, and that is ... it is better to be silent ... God willing ...! Ya les he dicho a ustedes que Mr. Corneta no sabe lo que tiene entre manos, y que no le caben cincuenta barcos en la cabeza. I have already told you that Mr. Corneta does not know what he has in his hands, and that he does not fit fifty ships in his head. Cuidado con un almirante que llama a sus capitanes el día antes de una batalla, y les dice que haga cada uno lo que le diere la gana...  Pos pá eso ... (Grandes muestras de asentimiento.) Beware of an admiral who calls his captains the day before a battle, and tells them to do whatever they want... For that ... (Great signs of assent.) En fin, allá veremos... Pero vengan acá ustedes y díganme: si nosotros los españoles queremos defondar a unos cuantos barcos ingleses, ¿no nos bastamos y nos sobramos para ello? Anyway, we'll see there ... But come here and tell me: if we Spaniards want to defend a few English ships, aren't we enough and overflowing for it? ¿Pues a  cuenta qué hemos de juntarnos con franceses que no nos dejan hacer lo que nos sale de dentro , sino que hemos de ir al remolque de sus señorías? Why should we join French people who do not allow us to do what we want, but we have to follow in the wake of their lordships? Siempre di cuando fuimos con ellos,  siempre di cuando salimos  destaponados ... En fin... Dios y la Virgen del Carmen vayan con nosotros, y nos libren de amigos franceses por siempre jamás amén». Always say when we went with them, always say when we left uncovered ... Anyway ... God and the Virgin of Carmen go with us, and free us from French friends forever and ever amen ». (Grandes aplausos.)

Todos asintieron a su opinión. Everyone nodded in agreement. Su conferencia duró hasta hora avanzada, elevándose desde la profesión naval hasta la ciencia diplomática. His lecture lasted until late in the day, rising from the naval profession to diplomatic science. La noche fue serena y navegábamos con viento fresco. The night was serene and we were sailing with a fresh wind. Se me permitirá que al hablar de la escuadra diga  nosotros . I will be allowed to say "we" when talking about the squadron. Yo estaba tan orgulloso de encontrarme a bordo del  Santísima Trinidad , que me llegué a figurar que iba a desempeñar algún papel importante en tan alta ocasión, y por eso no dejaba de gallardearme con los marineros, haciéndoles ver que yo estaba allí para alguna cosa útil. I was so proud to find myself on board the Santísima Trinidad that I imagined I was going to play some important role in such an important occasion, and for that reason I never ceased to flatter myself with the sailors, making them see that I was there for something useful.

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[4] «cois» en el original (N. del E.)