Episode 99: Los gemelos bailarines (The Dancing Twins) - Duolingo
(Martina) Orlando: Hubo muchos momentos difíciles; veíamos que seguir trabajando por el baile era cada vez más difícil. Por un tiempo, pensamos en abandonar todo y buscar la manera de sobrevivir separadamente.
(Martina)
Orlando: Nosotros venimos de una familia con pocos recursos económicos, pero siempre hemos sido muy trabajadores. Nuestro talento nos ha dado la oportunidad de trabajar con compañías famosas en el mundo del baile.
(Martina) Emilio: A veces sentíamos que era demasiado difícil seguir trabajando por algo que parecía ser imposible. (Martina) (Tim) (Martina)
Emilio: En nuestro país, cuando las familias tienen una fiesta o celebran algo, les gusta poner música y canciones. La gente baila, comparte y se divierte.
(Martina)
Emilio: Mi hermano y yo recordamos perfectamente ese día. Teníamos como cinco años. Todo el mundo estaba celebrando. Recuerdo que nuestro papá estaba bailando salsa, y al ver cómo se movía, yo pensaba que era increíble. Fue muy impresionante y decidí que yo también quería hacerlo.
(Martina) Emilio: Nos encanta bailar esos tipos de música y la primera vez que los escuchamos, sentimos que entraba en nuestro cuerpo. Cuando bailábamos, nos transportábamos a otro universo.
(Martina)
Emilio: Nos gustaba mucho ver programas de baile. Había una película en particular sobre baile callejero que nos encantaba. ¡La vimos tantas veces, que dañamos el DVD! Mi hermano y yo copiábamos todos los pasos y coreografías de la película. Practicábamos y bailábamos hasta no poder más.
(Martina)
Emilio: La relación con nuestro papá era muy difícil. Creo que sentía que nuestro interés en el baile era demasiado femenino y él quería que sus hijos fueran unos “machos” como él. Aunque bailábamos juntos en eventos familiares, él pensaba que nuestro sueño de bailar profesionalmente era tonto.
(Martina)
Orlando: La relación con nuestro padre era difícil, pero Dios nos dio una madre increíble. Todo el mundo la conocía y la quería mucho.
(Martina)
Orlando: Fue el peor momento de nuestras vidas. Nuestra mamá empezó a sentirse muy mal en la casa. Éramos jóvenes y no sabíamos qué hacer. La llevaron a un hospital en Maracay, le hicieron muchos exámenes y el diagnóstico fue cáncer de cerebro. Murió un año después… Fue un periodo muy duro para nosotros.
(Martina) Orlando: Después de que nuestra madre murió, la relación con nuestro padre se puso peor. Vivir con él era como estar en una película de terror. Mi hermano y yo nos ayudamos el uno al otro para poder sobrevivir. (Martina) Orlando: Mi hermano y yo bailábamos más en la calle y empezamos a ir a competencias urbanas para ganar un poco de dinero. Teníamos un grupo de amigos que eran como nuestros hermanos y aprendimos mucho de ellos y de otros bailarines urbanos.
(Martina)
Emilio: Creo que imaginar que podíamos hacer cosas grandes en la vida, fuera de nuestra ciudad y de nuestra zona de confort, nos hacía sentir que todo era posible. Pensamos: “¿Será que podemos ganar esa competencia y ser los mejores bailarines de hip hop en Venezuela?”.
(Martina)
Emilio: Teníamos dieciocho años y no éramos profesionales, todo lo habíamos aprendido con la ayuda de películas. Esa era nuestra primera competencia y nosotros inventamos nuestra coreografía.
(Martina)
Emilio: Nuestra meta siempre fue ganar la competencia. Nunca pensamos: “Vamos a intentarlo y veremos”. No, nosotros dijimos: “¡Vamos a ganar!”.
(Martina)
Emilio: Dijo: “El grupo ganador viene de Maracay…”.
(Martina)
Orlando: Fue un momento hermoso para nosotros. Corrimos como locos en el escenario porque no lo podíamos creer. Había mucha gente y todos nos aplaudían. No podíamos controlar nuestras emociones.
(Martina)
Orlando: El premio no era dinero, pero eso no nos importaba porque sentimos que habíamos ganado todo. Habíamos ido a una competencia nacional con el objetivo de ganar, ¡y lo hicimos!
(Martina)
Orlando: Las cosas cambiaron mucho para nosotros porque nunca nos habían pagado para bailar. Empezamos a trabajar profesionalmente como bailarines, y hasta estuvimos en la televisión. ¡Fue hermoso!
(Martina)
Emilio: Teníamos tan poco dinero que no podíamos pagar por el autobús. Pero nos robaron los celulares y el poco dinero que teníamos… fue horrible. Después de eso, decidimos irnos de Venezuela. La situación en nuestro país estaba muy mal y sabíamos que tendríamos mejores oportunidades en otras partes del mundo.
(Martina)
Orlando: Fuimos al aeropuerto con nuestra amiga. Yo tenía miedo de viajar en avión, pero sabía que tenía que hacerlo. Después de muchas horas, llegamos a Dublín. Me sentía en otro mundo, como en una película.
(Martina)
Orlando: Para nosotros, la calidad de vida ahí era impresionante. Ver a la gente caminando en la calle sin miedo era algo nuevo para nosotros.
(Martina)
Orlando: Durante esos dos años, mi hermano Emilio y yo decidimos buscar estabilidad en Dublín. Así que nos dedicamos a estudiar para mejorar nuestro inglés. También íbamos al gimnasio para estar en buena forma física porque nuestro trabajo en el club dependía de eso.
(Martina)
Orlando: Los bailarines en Dublín son excelentes. La clase y los pasos eran muy difíciles, así que mi hermano y yo teníamos que practicar hasta las cinco o seis de la mañana para poder hacerlo todo bien.
(Martina)
Emilio: Todos los días después de las clases practicábamos en nuestra casa hasta poder hacer bien los pasos. Repetíamos las coreografías más de cien veces para poder bailar como el profesor quería.
(Martina)
Emilio: Después de unos meses, empezamos a mejorar muchísimo. Cada clase nos hacía crecer más y más como bailarines ¡y éramos muy buenos! En menos de un año, mi hermano y yo estábamos entre los mejores bailarines en Dublín.
(Martina)
Orlando: Nos invitaron a bailar en un programa de Televisión Española donde iban a presentar “Despacito” con Luis Fonsi. Fue algo muy lindo.
(Martina)
Orlando: Decidimos practicar mucho antes de su llegada. Teníamos una meta: ser los mejores bailarines en su clase.
(Martina)
Orlando: Fuimos a todas sus clases y éramos los más talentosos.
(Martina)
Orlando: El empleado nos escribió: “Lo siento mucho, pero sus visas fueron rechazadas”. Cuando fui a hablar con mi hermano, vi que estaba llorando. Perdimos mucho dinero, habíamos trabajado duro para esto. Nuestra meta era ir a Nueva Zelanda a bailar, pero ahora, parecía que solo íbamos a bailar ahí en nuestros sueños.
(Martina)
Emilio: Enseñar en esa escuela nos hizo muy felices, especialmente después de todo lo que habíamos vivido.
(Martina)
Emilio: La pandemia fue muy difícil para nosotros. Hemos tenido que trabajar mucho para poder sobrevivir. La gente no sabe lo que ocurre en nuestras vidas. A veces pensamos en separarnos y parar de bailar para buscar una carrera más estable.
(Martina)
Orlando: Era una oportunidad para trabajar en esa escuela. Mi hermano estaba llorando, pero esta vez, lloraba de felicidad. En ese momento, supimos que teníamos que continuar.
(Martina)
Emilio: Cuando las cosas son difíciles, seguimos teniendo fe y eso nos mantiene juntos. Cuando bailamos, volamos y se nos olvida todo. Nuestra infancia fue difícil, pero el baile salvó nuestras vidas. Cuando bailamos, podemos ir a cualquier lugar y nuestra imaginación no tiene límites.