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La Ciudad de las Bestias, Capítulo 04 El río Amazonas (3)

Capítulo 04 El río Amazonas (3)

Si ésos eran los feroces indígenas descritos por Leblanc, no resultaban muy impresionantes: eran pequeños, los hombres median menos de un metro cincuenta y los niños parecían miniaturas humanas. Por primera vez en su vida Alex se sintió alto. Tenían la piel color bronce y pómulos altos; los hombres llevaban el cabello cortado redondo como un plato a la altura de las orejas, lo cual acentuaba su aspecto asiático. Descendían de habitantes del norte de China, que llegaron por Alaska entre diez y veinte mil años atrás. Se salvaron de ser esclavizados durante la conquista en el siglo XVI porque permanecieron aislados. Los soldados españoles y portugueses no pudieron vencer los pantanos, los mosquitos, la vegetación, los inmensos ríos y las cataratas de la región amazónica.

Una vez instalados en el hotel, César Santos procedió a organizar el equipaje de la expedición y planear el resto del viaje con la escritora Kate Cold y los fotógrafos, porque el profesor Leblanc decidió descansar hasta que refrescara un poco el clima. No soportaba bien el calor. Entretanto Nadia, la hija del guía, invitó a Alex a recorrer los alrededores.

—Después de la puesta de sol no se aventuren fuera de los limites de la aldea, es peligroso —les advirtió César Santos. Siguiendo los consejos de Leblanc, quien hablaba como un experto en peligros de la selva, Alex se metió los pantalones dentro de los calcetines y las botas, para evitar que las voraces sanguijuelas le chuparan la sangre. Nadia, que andaba casi descalza, se rió.

—Ya te acostumbrarás a los bichos y el calor —le dijo. Hablaba muy buen inglés porque su madre era canadiense—. Mi mamá se fue hace tres años —aclaró la niña.

—¿Por qué se fue?

—No pudo habituarse aquí, tenía mala salud y empeoró cuando la Bestia empezó a rondar. Sentía su olor, quería irse lejos, no podía estar sola, gritaba... Al final la doctora Torres se la llevó en un helicóptero. Ahora está en Canadá —dijo Nadia.

—¿Tu padre no fue con ella?

—¿Qué haría mi papá en Canadá?

—¿Y por qué no te llevó con ella? —insistió Alex, quien nunca había oído de una madre que abandonara a los hijos.

—Porque está en un sanatorio. Además no quiero separarme de mi papá.

—¿No tienes miedo de la Bestia?

—Todo el mundo le tiene miedo. Pero si viene, Borobá me advertiría a tiempo —replicó la niña, acariciando al monito negro, que nunca se separaba de ella.

Nadia llevó a su nuevo amigo a conocer el pueblo, lo cual les tomó apenas media hora, pues no había mucho que ver. Súbitamente estalló una tormenta de relámpagos, que cruzaban el cielo en todas direcciones, y empezó a llover a raudales. Era una lluvia caliente como sopa, que convirtió las angostas callejuelas en un humeante lodazal. La gente en general buscaba amparo bajo algún techo, pero los niños y los indios continuaban en sus actividades, indiferentes por completo al aguacero. Alex comprendió que su abuela tuvo razón al sugerirle que reemplazara sus vaqueros por ropa ligera de algodón, más fresca y fácil de secar. Para escapar de la lluvia, los dos chicos se metieron en la iglesia, donde encontraron a un hombre alto y fornido, con unas tremendas espaldas de leñador y el cabello blanco, a quien Nadia presentó como el padre Valdomero. Carecía por completo de la solemnidad que se espera de un sacerdote: estaba en calzoncillos, con el torso desnudo, encaramado a una escalera pintando las paredes con cal. Tenía una botella de ron en el suelo.

—El padre Valdomero ha vivido aquí desde antes de la invasión de las hormigas —lo presentó Nadia.

—Llegué cuando se fundó este pueblo, hace casi cuarenta años, y estaba aquí cuando vinieron las hormigas. Tuvimos que abandonar todo y salir escapando río abajo. Llegaron como una enorme mancha oscura, avanzando implacables, destruyendo todo a su paso —contó el sacerdote.

—¿Qué pasó entonces? —preguntó Alex, quien no podía imaginar un pueblo víctima de insectos.

—Prendimos fuego a las casas antes de irnos. El incendio desvió a las hormigas y unos meses más tarde pudimos regresar. Ninguna de las casas que ves aquí tiene más de quince años —explicó.

El sacerdote tenía una extraña mascota, un perro anfibio que, según dijo, era nativo del Amazonas, pero su especie estaba casi extinta. Pasaba buena parte de su vida en el río y podía permanecer varios minutos con la cabeza dentro de un balde con agua. Recibió a los visitantes desde prudente distancia, desconfiado. Su ladrido era como trino de pájaros y parecía que estaba cantando.

—Al padre Valdomero lo raptaron los indios. ¡Qué daría yo por tener esa suerte! —exclamó Nadia admirada.

—No me raptaron, niña. Me perdí en la selva y ellos me salvaron la vida. Viví con ellos varios meses. Son gente buena y libre, para ellos la libertad es más importante que la vida misma, no pueden vivir sin ella. Un indio preso es un indio muerto: se mete hacia adentro, deja de comer y respirar y se muere —contó el padre Valdomero.

—Unas versiones dicen que son pacíficos y otras que son completamente salvajes y violentos —dijo Alex.

—Los hombres más peligrosos que he visto por estos lados no son indios, sino traficantes de armas, drogas y diamantes, caucheros, buscadores de oro, soldados, y madereros, que infectan y explotan esta región —rebatió el sacerdote y agregó que los indios eran primitivos en lo material, pero muy avanzados en el plano mental, que estaban conectados a la naturaleza, como un hijo a su madre.

—Cuéntenos de la Bestia. ¿Es cierto que usted la vio con sus propios ojos, padre? —preguntó Nadia.

—Creo que la vi, pero era de noche y mis ojos ya no son tan buenos como antes —contestó el padre Valdomero, echándose un largo trago de ron al gaznate.

—¿Cuándo fue eso? —preguntó Alex, pensando que su abuela agradecería esa información.

—Hace un par de años...

—¿Qué vio exactamente?

—Lo he contado muchas veces: un gigante de más de tres metros de altura, que se movía muy lentamente y despedía un olor terrible. Quedé paralizado de espanto.

—¿No lo atacó, padre?

—No. Dijo algo, después dio media vuelta y desapareció en el bosque.

—¿Dijo algo? Supongo que quiere decir que emitió ruidos, como gruñidos, ¿verdad? —insistió Alex.

—No, hijo. Claramente la criatura habló. No entendí ni una palabra, pero sin duda era un lenguaje articulado. Me desmayé... Cuando desperté no estaba seguro de lo que había pasado, pero tenía ese olor penetrante pegado en la ropa, en el pelo, en la piel. Así supe que no lo había soñado.

Capítulo 04 El río Amazonas (3) Kapitel 04 Der Amazonas (3) Chapter 04 The Amazon River (3) Capítulo 04 El río Amazonas (3) Chapitre 04 Le fleuve Amazone (3) 제04장 아마존강(3) Rozdział 04 Rzeka Amazonka (3) Capítulo 04 O rio Amazonas (3) 第04章亚马逊河(3)

Si ésos eran los feroces indígenas descritos por Leblanc, no resultaban muy impresionantes: eran pequeños, los hombres median menos de un metro cincuenta y los niños parecían miniaturas humanas. Por primera vez en su vida Alex se sintió alto. Tenían la piel color bronce y pómulos altos; los hombres llevaban el cabello cortado redondo como un plato a la altura de las orejas, lo cual acentuaba su aspecto asiático. They had bronze-colored skin and high cheekbones; the men wore their hair cut round like a plate at ear level, which accentuated their Asian appearance. Les hommes portaient les cheveux coupés en rond et en soucoupe au niveau des oreilles, ce qui accentuait leur apparence asiatique. Descendían de habitantes del norte de China, que llegaron por Alaska entre diez y veinte mil años atrás. Se salvaron de ser esclavizados durante la conquista en el siglo XVI porque permanecieron aislados. Los soldados españoles y portugueses no pudieron vencer los pantanos, los mosquitos, la vegetación, los inmensos ríos y las cataratas de la región amazónica. Les soldats espagnols et portugais n'ont pas pu venir à bout des marécages, des moustiques, de la végétation, des immenses rivières et des chutes d'eau de la région amazonienne.

Una vez instalados en el hotel, César Santos procedió a organizar el equipaje de la expedición y planear el resto del viaje con la escritora Kate Cold y los fotógrafos, porque el profesor Leblanc decidió descansar hasta que refrescara un poco el clima. Une fois installé à l'hôtel, César Santos organise les bagages de l'expédition et planifie la suite du voyage avec l'écrivain Kate Cold et les photographes, car le professeur Leblanc a décidé de se reposer jusqu'à ce que le temps se rafraîchisse un peu. No soportaba bien el calor. Entretanto Nadia, la hija del guía, invitó a Alex a recorrer los alrededores. In the meantime, Nadia, the guide's daughter, invited Alex to tour the surrounding area.

—Después de la puesta de sol no se aventuren fuera de los limites de la aldea, es peligroso —les advirtió César Santos. Siguiendo los consejos de Leblanc, quien hablaba como un experto en peligros de la selva, Alex se metió los pantalones dentro de los calcetines y las botas, para evitar que las voraces sanguijuelas le chuparan la sangre. Nadia, que andaba casi descalza, se rió. Nadia, qui était presque pieds nus, a ri.

—Ya te acostumbrarás a los bichos y el calor —le dijo. Vous vous habituerez aux insectes et à la chaleur", a-t-il déclaré. Hablaba muy buen inglés porque su madre era canadiense—. Mi mamá se fue hace tres años —aclaró la niña.

—¿Por qué se fue?

—No pudo habituarse aquí, tenía mala salud y empeoró cuando la Bestia empezó a rondar. -He couldn't get used to it here, he was in poor health and got worse when the Beast began to prowl around. Sentía su olor, quería irse lejos, no podía estar sola, gritaba... Al final la doctora Torres se la llevó en un helicóptero. Ahora está en Canadá —dijo Nadia.

—¿Tu padre no fue con ella?

—¿Qué haría mi papá en Canadá?

—¿Y por qué no te llevó con ella? —insistió Alex, quien nunca había oído de una madre que abandonara a los hijos.

—Porque está en un sanatorio. -Parce qu'il est dans un sanatorium. Además no quiero separarme de mi papá.

—¿No tienes miedo de la Bestia?

—Todo el mundo le tiene miedo. Pero si viene, Borobá me advertiría a tiempo —replicó la niña, acariciando al monito negro, que nunca se separaba de ella. Mais s'il vient, Borobá me préviendra à temps", répondit la jeune fille en caressant le petit singe noir qui ne la quittait jamais.

Nadia llevó a su nuevo amigo a conocer el pueblo, lo cual les tomó apenas media hora, pues no había mucho que ver. Súbitamente estalló una tormenta de relámpagos, que cruzaban el cielo en todas direcciones, y empezó a llover a raudales. Suddenly a lightning storm broke out, flashing across the sky in all directions, and it began to rain in torrents. Soudain, un orage éclate, traversant le ciel dans toutes les directions, et il se met à pleuvoir à torrents. Era una lluvia caliente como sopa, que convirtió las angostas callejuelas en un humeante lodazal. It was a soup-hot rain, which turned the narrow alleys into a steaming quagmire. Il pleuvait à verse, transformant les ruelles étroites en un bourbier fumant. La gente en general buscaba amparo bajo algún techo, pero los niños y los indios continuaban en sus actividades, indiferentes por completo al aguacero. The people in general sought shelter under a roof, but the children and Indians continued their activities, completely indifferent to the downpour. Les gens en général ont cherché à s'abriter sous un toit, mais les enfants et les Indiens ont continué leurs activités, complètement indifférents à l'averse. Alex comprendió que su abuela tuvo razón al sugerirle que reemplazara sus vaqueros por ropa ligera de algodón, más fresca y fácil de secar. Alex se rend compte que sa grand-mère a eu raison de lui suggérer de remplacer ses jeans par des vêtements en coton léger, plus frais et plus faciles à sécher. Para escapar de la lluvia, los dos chicos se metieron en la iglesia, donde encontraron a un hombre alto y fornido, con unas tremendas espaldas de leñador y el cabello blanco, a quien Nadia presentó como el padre Valdomero. To escape the rain, the two boys went into the church, where they met a tall, stocky man with tremendous lumberjack backs and white hair, whom Nadia introduced as Father Valdomero. Pour échapper à la pluie, les deux garçons sont entrés dans l'église, où ils ont rencontré un homme grand et trapu, aux épaules de bûcheron et aux cheveux blancs, que Nadia a présenté comme le père Valdomero. Carecía por completo de la solemnidad que se espera de un sacerdote: estaba en calzoncillos, con el torso desnudo, encaramado a una escalera pintando las paredes con cal. He completely lacked the solemnity expected of a priest: he was in his underwear, with his torso naked, perched on a ladder painting the walls with lime. Il n'a pas la solennité attendue d'un prêtre : il est en pantalon, torse nu, perché sur une échelle en train de peindre les murs à la chaux. Tenía una botella de ron en el suelo.

—El padre Valdomero ha vivido aquí desde antes de la invasión de las hormigas —lo presentó Nadia.

—Llegué cuando se fundó este pueblo, hace casi cuarenta años, y estaba aquí cuando vinieron las hormigas. -Je suis venu quand ce village a été fondé, il y a presque quarante ans, et j'étais là quand les fourmis sont arrivées. Tuvimos que abandonar todo y salir escapando río abajo. We had to abandon everything and flee downstream. Llegaron como una enorme mancha oscura, avanzando implacables, destruyendo todo a su paso —contó el sacerdote. They came like a huge dark stain, advancing relentlessly, destroying everything in their path," said the priest. Ils sont arrivés comme une énorme tache sombre, avançant sans relâche, détruisant tout sur leur passage", a déclaré le prêtre.

—¿Qué pasó entonces? —preguntó Alex, quien no podía imaginar un pueblo víctima de insectos.

—Prendimos fuego a las casas antes de irnos. -We set fire to the houses before we left. El incendio desvió a las hormigas y unos meses más tarde pudimos regresar. Le feu a détourné les fourmis et, quelques mois plus tard, nous avons pu revenir. Ninguna de las casas que ves aquí tiene más de quince años —explicó.

El sacerdote tenía una extraña mascota, un perro anfibio que, según dijo, era nativo del Amazonas, pero su especie estaba casi extinta. Le prêtre avait un étrange animal de compagnie, un chien amphibie, qui, selon lui, était originaire de l'Amazonie, mais dont l'espèce était presque éteinte. Pasaba buena parte de su vida en el río y podía permanecer varios minutos con la cabeza dentro de un balde con agua. He spent a good part of his life in the river and could stand for several minutes with his head in a bucket of water. Recibió a los visitantes desde prudente distancia, desconfiado. Su ladrido era como trino de pájaros y parecía que estaba cantando. His bark was like birds chirping and it sounded like he was singing. Ses aboiements ressemblaient à des gazouillis d'oiseaux et on aurait dit qu'il chantait.

—Al padre Valdomero lo raptaron los indios. -Father Valdomero was kidnapped by the Indians. -Le père Valdomero a été enlevé par les Indiens. ¡Qué daría yo por tener esa suerte! What I would give to be so lucky! —exclamó Nadia admirada.

—No me raptaron, niña. Me perdí en la selva y ellos me salvaron la vida. Viví con ellos varios meses. Son gente buena y libre, para ellos la libertad es más importante que la vida misma, no pueden vivir sin ella. Un indio preso es un indio muerto: se mete hacia adentro, deja de comer y respirar y se muere —contó el padre Valdomero. An Indian prisoner is a dead Indian: he goes inside, stops eating and breathing and dies," said Father Valdomero. Un prisonnier indien est un Indien mort : il entre à l'intérieur, cesse de manger et de respirer et meurt", a déclaré le père Valdomero.

—Unas versiones dicen que son pacíficos y otras que son completamente salvajes y violentos —dijo Alex.

—Los hombres más peligrosos que he visto por estos lados no son indios, sino traficantes de armas, drogas y diamantes, caucheros, buscadores de oro, soldados, y madereros, que infectan y explotan esta región —rebatió el sacerdote y agregó que los indios eran primitivos en lo material, pero muy avanzados en el plano mental, que estaban conectados a la naturaleza, como un hijo a su madre. -The most dangerous men I have seen in these parts are not Indians, but arms, drug and diamond traffickers, rubber tappers, gold prospectors, soldiers, and loggers, who infect and exploit this region," the priest replied and added that the Indians were primitive in material terms, but very advanced on the mental plane, that they were connected to nature, like a son to his mother. -Les hommes les plus dangereux que j'ai vus dans ces régions ne sont pas des Indiens, mais des trafiquants d'armes, de drogue et de diamants, des exploitants de caoutchouc, des chercheurs d'or, des soldats et des bûcherons, qui infectent et exploitent cette région", a répondu le prêtre, ajoutant que les Indiens étaient primitifs sur le plan matériel, mais très avancés sur le plan mental, qu'ils étaient liés à la nature, comme un fils à sa mère.

—Cuéntenos de la Bestia. ¿Es cierto que usted la vio con sus propios ojos, padre? —preguntó Nadia.

—Creo que la vi, pero era de noche y mis ojos ya no son tan buenos como antes —contestó el padre Valdomero, echándose un largo trago de ron al gaznate. -I think I saw her, but it was at night and my eyes are not as good as they used to be," answered Father Valdomero, taking a long drink of rum down his throat. -Je crois l'avoir vue, mais il faisait nuit et mes yeux ne sont plus aussi bons qu'avant", répond le père Valdomero en avalant une longue gorgée de rhum.

—¿Cuándo fue eso? —preguntó Alex, pensando que su abuela agradecería esa información. -Alex asked, thinking that his grandmother would appreciate that information.

—Hace un par de años...

—¿Qué vio exactamente?

—Lo he contado muchas veces: un gigante de más de tres metros de altura, que se movía muy lentamente y despedía un olor terrible. Quedé paralizado de espanto. I was paralyzed with horror.

—¿No lo atacó, padre?

—No. Dijo algo, después dio media vuelta y desapareció en el bosque.

—¿Dijo algo? Supongo que quiere decir que emitió ruidos, como gruñidos, ¿verdad? I guess you mean it made noises, like grunting noises, right? —insistió Alex.

—No, hijo. Claramente la criatura habló. No entendí ni una palabra, pero sin duda era un lenguaje articulado. Me desmayé... Cuando desperté no estaba seguro de lo que había pasado, pero tenía ese olor penetrante pegado en la ropa, en el pelo, en la piel. J'ai perdu connaissance... Quand je me suis réveillé, je n'étais pas sûr de ce qui s'était passé, mais j'avais cette odeur âcre collée à mes vêtements, à mes cheveux, à ma peau. Así supe que no lo había soñado.