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El Hobbit, por JRR Tolkein, Part (7)

Part (7)

Cuando aparecía algún enano, y miraba sorprendido el fuego, las jarras desbordadas y el carnero roído, ¡pop!, un saco maloliente le caía sobre la cabeza, y el enano rodaba por el suelo. Pronto Dwalin yacía al lado de Balin, y Fíli y Kili juntos, y Dori y Nori y Ori en un montón, y Óin, Glóin, Bifur, Bofur y Bombur incómodamente apilados cerca del fuego. —Eso les enseñará —dijo Tom, ya que Bifur y Bombur habían causado muchos problemas y habían peleado como locos, tal como hacen los enanos cuando se ven acorralados. Thorin llegó último, y no lo tomaron desprevenido. Llegó esperando encontrar algo malo, y no necesitó ver las piernas de sus amigos sobresaliendo de los sacos para darse cuenta de que las cosas no iban del todo bien. Se quedó fuera, algo aparte, en las sombras, y dijo: —¿Qué es todo este jaleo? ¿Quién está aporreando a mi gente? —Son trolls —respondió Bilbo desde atrás del árbol. Lo habían olvidado por completo—. Están escondidos entre los arbustos, con sacos. —Oh, ¿son trolls? —dijo Thorin, y saltó hacia el fuego cuando los trolls se precipitaban sobre él. Alzó una rama gruesa que ardía en un extremo y Berto la tuvo en un ojo antes de que pudiera esquivarla. Eso lo puso fuera de combate 26

durante un rato. Bilbo hizo todo lo que pudo. Se aferró de algún modo a una pierna de Tom —era gruesa como el tronco de un árbol joven—, pero lo enviaron dando vueltas hasta la copa de unos arbustos, mientras Tom pateaba las chispas hacia la cara de Thorin. La rama golpeó los dientes de Tom, que perdió un incisivo. Esto lo hizo aullar, os lo aseguro. Pero justo en ese momento. Guille apareció detrás y le echó a Thorin un saco a la cabeza y se lo bajó hasta los pies. Y así acabó la lucha. Un bonito escabeche eran todos ellos ahora, primorosamente atados en sacos, con tres trolls enfadados (dos con quemaduras y golpes que recordar) sentados cerca, discutiendo si los asarían a fuego lento, si los picarían fino y luego los cocerían, o bien si se sentarían sobre ellos, haciéndolos papilla; y Bilbo en lo alto de un arbusto, con la piel y las vestiduras rasgadas, no atreviéndose a intentar un movimiento, por miedo de que lo oyeran. Fue entonces cuando volvió Gandalf, pero nadie lo vio. Los trolls acababan de decidir que meterían a los enanos en el asador y se los comerían más tarde; había sido idea de Berto, y tras una larga discusión todos estuvieron de acuerdo. —No es buena idea asarlos ahora, nos llevaría toda la noche —dijo una voz. Berto creyó que era la voz de Guille. —No empecemos de nuevo la discusión, Guille —dijo el otro—, o sí que nos llevaría toda la noche. —¿Quién está discutiendo? —dijo Guille, creyendo que había sido Berto el que había hablado. —¡Tú! —dijo Berto. —Eres un mentiroso —dijo Guille, y así empezó otra vez la discusión. Por fin decidieron picarlos y cocerlos, así que trajeron una gran cacerola negra y sacaron los cuchillos. —¡No está bien cocerlos! No tenemos agua y hay todo un buen trecho hasta el pozo —dijo una voz. Berto y Guille creyeron que era la de Tom. —¡Calla o nunca acabaremos! Y tú mismo traerás él agua si dices una palabra más. —¡Cállate tú! —dijo Tom, quién creyó que era la voz de Guille—. ¿Quién discute, sino tú? —Eres bobito —dijo Guille. —¡Bobito tú! —respondió Tom. Y así comenzó otra vez toda la discusión, y continuó más enconada que nunca, hasta que por fin decidieron sentarse sobre los sacos uno a uno, aplastarlos y cocerlos más tarde. —¿Sobre cuál nos sentaremos primero? —dijo la voz. —Mejor sentarnos primero sobre el último tipo —dijo Berto cuyo ojo había sido lastimado por Thorin, creyendo que era Tom el que hablaba. 27

—No hables solo —dijo Tom—, pero si quieres sentarte sobre el último, hazlo. ¿Cuál es? —El de las medias amarillas —dijo Berto. —Tonterías, el de las medias grises —dijo una voz que parecía la de Guille. —Me aseguré de que eran amarillas —dijo Berto. —Amarillas eran —corroboró Guille. —Entonces ¿por qué dijiste que eran medias grises?—preguntó Berto. —Nunca dije eso. Fue Tom. —Yo no lo dije. Fuiste tú —dijo Tom. —Apuesto dos contra uno, ¡así que cierra la bocal—dijo Berto, —¿A quién le estás hablando? —preguntó Guille. —¡Basta ya! —dijeron Tom y Berto al mismo tiempo—¡ La noche avanza y amanece temprano. ¡Sigamos! —¡Qué el amanecer caiga sobre todos y que sea piedra para vosotros! —dijo una voz que sonó como la de Guille. Pero no lo era. En ese preciso instante, la aurora apareció sobre la colina y hubo un bullicioso gorjeo en la enramada. Guille ya no dijo nada más, pues se convirtió en piedra mientras se encorvaba, y Berto y Tom se quedaron inmóviles como rocas cuando lo miraron. Y allí están hasta nuestros días, solos, a menos que los pájaros se posen sobre ellos; pues los trolls, como seguramente sabéis, tienen que estar bajo tierra antes del alba, o vuelven a la materia montañosa de la que están hechos, y nunca más se mueven. Esto fue lo que les ocurrió a Berto, Tom y Guille. —¡Excelente! —dijo Gandalf, mientras aparecía desde atrás de un árbol y ayudaba a Bilbo a descender de un arbusto espinoso. Entonces Bilbo entendió. Había sido la voz del brujo la que había tenido a los ogros discutiendo y peleando por naderías hasta que la luz asomó y acabó con ellos. Lo siguiente fue desatar los sacos y liberar a los enanos. Estaban casi asfixiados y muy fastidiados: no les había divertido nada estar allí tendidos, oyendo a los ogros que hacían planes para asarlos, picarlos y cocerlos. Tuvieron que escuchar más de dos veces el relato de lo que le había ocurrido a Bilbo antes de quedar satisfechos. —¡Tiempo tonto para andar practicando el arte de birlar y desvalijar bolsillos! — dijo Bombur—, Todo lo que queríamos era comida y lumbre. —Y eso es justamente lo que no hubierais conseguido de esa gente sin lucha, en cualquier caso —dijo Gandalf—. De todos modos, ahora estáis perdiendo el tiempo. ¿No os dais cuenta de que los trolls han de tener alguna cueva o agujero excavado aquí cerca para esconderse del sol? Tenemos que investigarlo, Buscaron alrededor y pronto encontraron las marcas de las botas de piedra entre los árboles. Siguieron las huellas colina arriba hasta que descubrieron una puerta de piedra, escondida detrás de unos arbustos, y que llevaba a una caverna. Pero 28

no pudieron abrirla, ni aun cuando todos empujaron mientras Gandalf probaba varios encantamientos. —¿Será esto de alguna utilidad? —preguntó Bilbo cuando ya se estaban cansando y enfadando—. Lo encontré en el suelo donde los trolls tuvieron la discusión. —Y extrajo una llave bastante grande, aunque Guille la hubiese considerado pequeña y secreta. Por fortuna se le había caído del bolsillo antes de quedar convertido e piedra. —Pero, ¿por qué no lo dijiste antes? —le gritaron Gandalf arrebató la llave y la introdujo en la cerradura. Entonces la puerta se abrió hacia atrás con un solo en pellón, y todos entraron. Había huesos esparcidos por el suelo, y un olor nauseabundo en el aire, pero había también una buena cantidad de comida mezclada al descuido en estantes y sobre el suelo, entre un cúmulo de cosas tiradas en desorden, producto de muchos botines, desde botones de estaño a ollas colmadas de monedas de oro apiladas en un rincón. Había también montones de vestidos que colgaban de las paredes —demasiado pequeños para los trolls; me temo que pertenecían a las víctimas—, y entre ellos muchas espadas de diversa factura, forma y tamaño. Dos les llamaron particularmente la atención, por las hermosas vainas y las empuñaduras enjoyadas. Gandalf y Thorin tomaron una cada uno, y Bilbo un cuchillo con vaina de cuero Para un troll no hubiera sido más que un pequeño cortaplumas, pero al hobbit le servía como espada corta. —Las hojas parecen buenas —dijo el mago desenvainando una a medias y observándola con curiosidad —No han sido forjadas por ningún troll ni herrero humano de estos lugares y días, pero cuando podamos lee las runas que hay en ellas, sabremos más. —Salgamos de este hedor horrible —dijo Fíli. Y así sacaron las ollas de monedas y todos los alimentos que parecían limpios y adecuados para comer, así como un barril de cerveza del país todavía lleno. Sintieron ganas de desayunar, y hambrientos como estaban no hicieron ascos a lo que habían sacado de las despensas de los trolls. De las provisiones que habían traído quedaba ya poco, pero ahora tenían pan, queso, gran cantidad de cerveza y panceta para asar a las brasas. Luego se durmieron, pues la noche no había sido tranquila, y no hicieron nada hasta la tarde. Entonces trajeron los poneys y se llevaron las ollas del oro y las enterraron con mucho secreto no lejos del sendero que bordea el río, echándoles numerosos encantamientos, por sí alguna vez tenían oportunidad de regresar y recobrarlas. En seguida, volvieron a montar, y trotaron otra vez por el camino hacia el Este. —¿Dónde has ido, si puedo preguntártelo? —dijo Thorin a Gandalf mientras cabalgaban. —A mirar adelante —respondió Gandalf. —¿Y qué te hizo volver en el momento preciso? 29

—Mirar hacia atrás. —De acuerdo, pero ¿no podrías ser más explícito? —Me adelanté a explorar el camino. Pronto se hará peligroso y difícil. Deseaba también acrecentar nuestras pequeñas reservas de alimentos. Sin embargo no había ido muy lejos cuando me encontré con un par de amigos de Rivendel. —¿Dónde queda eso? —preguntó Bilbo. —No interrumpas —dijo Gandalf—. Llegarás allí en pocos días, si tenemos suerte, y lo sabrás todo. Como estaba diciendo, encontré dos de los hombres de Elrond. Huían asustados de los trolls. Por ellos supe que tres trolls habían bajado de las montañas y se habían asentado en el bosque, no lejos del camino. Habían espantado a coda la gente del distrito y tendían celadas a los extraños. En seguida tuve el presentimiento de que yo hacía falta. Mirando atrás, vi fuego a lo lejos y me vine. Así que ya lo sabes ahora. Por favor, ten más cuidado la próxima vez; ¡o no llegaremos a ninguna parte! —¡Gracias! —dijo Thorin. UN BREVE DESCANSO No cantaron ni contaron historias aquel día, aunque el tiempo mejoró; ni al día siguiente, ni al otro. Habían empezado a sentir que el peligro estaba bastante cerca y a ambos lados. Acamparon bajo las estrellas, y los caballos comieron mejor que ellos mismos, pues la hierba abundaba, pero no quedaba mucho en los zurrones, aun contando con lo que habían sacado a los trolls. Una mañana vadearon un río por un lugar ancho y poco profundo, resonante de piedras y espuma. La orilla opuesta era escarpada y resbaladiza. Cuando llegaron a la cresta, guiando los poneys, vieron que las grandes montañas descendían ya muy cerca hacia ellos. Parecían alzarse a sólo un día de cómodo viaje desde la falda más cercana. Tenían un aspecto tenebroso y lóbrego, aunque había manchas de sol en las laderas oscuras, y más allá centelleaban las cumbres nevadas. —¿Es aquella la Montaña? —preguntó Bilbo con voz solemne, mirándola con asombro. Nunca había visto antes algo que pareciese tan enorme. —¡Desde luego que no! —dijo Balin—. Esto es sólo el principio de las Montañas Nubladas, tenemos que cruzarlas de algún modo, por encima o por debajo, antes de que podamos internarnos en las Tierras Ásperas de más allá. Y aún queda un largo camino desde el otro lado hasta la Montaña Solitaria de Oriente en la que Smaug yace tendido sobre el tesoro. —¡Oh! —dijo Bilbo, y en aquel mismo instante se sintió cansado como nunca hasta entonces. Añoraba una vez más la silla confortable delante del fuego y la salita preferida en el agujero—hobbit, y el canto de la marmita. ¡No por última vez! Gandalf encabezaba ahora la marcha.


Part (7)

Cuando aparecía algún enano, y miraba sorprendido el fuego, las jarras desbordadas y el carnero roído, ¡pop!, un saco maloliente le caía sobre la cabeza, y el enano rodaba por el suelo. Whenever a dwarf appeared, and he looked in surprise at the fire, the overflowing jugs and the gnawed ram, pop! a stinking sack fell on his head, and the dwarf rolled on the ground. Pronto Dwalin yacía al lado de Balin, y Fíli y Kili juntos, y Dori y Nori y Ori en un montón, y Óin, Glóin, Bifur, Bofur y Bombur incómodamente apilados cerca del fuego. —Eso les enseñará —dijo Tom, ya que Bifur y Bombur habían causado muchos problemas y habían peleado como locos, tal como hacen los enanos cuando se ven acorralados. Thorin llegó último, y no lo tomaron desprevenido. Llegó esperando encontrar algo malo, y no necesitó ver las piernas de sus amigos sobresaliendo de los sacos para darse cuenta de que las cosas no iban del todo bien. Se quedó fuera, algo aparte, en las sombras, y dijo: —¿Qué es todo este jaleo? ¿Quién está aporreando a mi gente? —Son trolls —respondió Bilbo desde atrás del árbol. Lo habían olvidado por completo—. Están escondidos entre los arbustos, con sacos. —Oh, ¿son trolls? —dijo Thorin, y saltó hacia el fuego cuando los trolls se precipitaban sobre él. Alzó una rama gruesa que ardía en un extremo y Berto la tuvo en un ojo antes de que pudiera esquivarla. Eso lo puso fuera de combate 26

durante un rato. Bilbo hizo todo lo que pudo. Se aferró de algún modo a una pierna de Tom —era gruesa como el tronco de un árbol joven—, pero lo enviaron dando vueltas hasta la copa de unos arbustos, mientras Tom pateaba las chispas hacia la cara de Thorin. La rama golpeó los dientes de Tom, que perdió un incisivo. Esto lo hizo aullar, os lo aseguro. This made him howl, I assure you. Pero justo en ese momento. Guille apareció detrás y le echó a Thorin un saco a la cabeza y se lo bajó hasta los pies. Y así acabó la lucha. Un bonito escabeche eran todos ellos ahora, primorosamente atados en sacos, con tres trolls enfadados (dos con quemaduras y golpes que recordar) sentados cerca, discutiendo si los asarían a fuego lento, si los picarían fino y luego los cocerían, o bien si se sentarían sobre ellos, haciéndolos papilla; y Bilbo en lo alto de un arbusto, con la piel y las vestiduras rasgadas, no atreviéndose a intentar un movimiento, por miedo de que lo oyeran. Nice pickle they were all now, neatly bundled up in sacks, with three angry trolls (two with burns and bruises to remember) sitting nearby, discussing whether to slow-roast them, chop them fine and then cook them, or cook them. they would sit on them, grinding them to a pulp; and Bilbo up in a bush, his skin and clothes torn, not daring to make a move, lest he should be heard. Fue entonces cuando volvió Gandalf, pero nadie lo vio. Los trolls acababan de decidir que meterían a los enanos en el asador y se los comerían más tarde; había sido idea de Berto, y tras una larga discusión todos estuvieron de acuerdo. —No es buena idea asarlos ahora, nos llevaría toda la noche —dijo una voz. "It's not a good idea to roast them now, it would take all night," said a voice. Berto creyó que era la voz de Guille. —No empecemos de nuevo la discusión, Guille —dijo el otro—, o sí que nos llevaría toda la noche. "Let's not start the discussion again, Guille," said the other, "or it would take us all night." —¿Quién está discutiendo? —dijo Guille, creyendo que había sido Berto el que había hablado. —¡Tú! —dijo Berto. —Eres un mentiroso —dijo Guille, y así empezó otra vez la discusión. Por fin decidieron picarlos y cocerlos, así que trajeron una gran cacerola negra y sacaron los cuchillos. —¡No está bien cocerlos! No tenemos agua y hay todo un buen trecho hasta el pozo —dijo una voz. Berto y Guille creyeron que era la de Tom. —¡Calla o nunca acabaremos! Y tú mismo traerás él agua si dices una palabra más. —¡Cállate tú! —dijo Tom, quién creyó que era la voz de Guille—. ¿Quién discute, sino tú? Who argues but you? —Eres bobito —dijo Guille. —¡Bobito tú! —respondió Tom. Y así comenzó otra vez toda la discusión, y continuó más enconada que nunca, hasta que por fin decidieron sentarse sobre los sacos uno a uno, aplastarlos y cocerlos más tarde. —¿Sobre cuál nos sentaremos primero? —dijo la voz. —Mejor sentarnos primero sobre el último tipo —dijo Berto cuyo ojo había sido lastimado por Thorin, creyendo que era Tom el que hablaba. 27

—No hables solo —dijo Tom—, pero si quieres sentarte sobre el último, hazlo. 'Don't talk to yourself,' said Tom, 'but if you want to sit on the last one, do so. ¿Cuál es? —El de las medias amarillas —dijo Berto. "The one with the yellow stockings," said Berto. —Tonterías, el de las medias grises —dijo una voz que parecía la de Guille. —Me aseguré de que eran amarillas —dijo Berto. —Amarillas eran —corroboró Guille. —Entonces ¿por qué dijiste que eran medias grises?—preguntó Berto. —Nunca dije eso. Fue Tom. —Yo no lo dije. Fuiste tú —dijo Tom. —Apuesto dos contra uno, ¡así que cierra la bocal—dijo Berto, —¿A quién le estás hablando? —preguntó Guille. —¡Basta ya! —dijeron Tom y Berto al mismo tiempo—¡ La noche avanza y amanece temprano. —said Tom and Berto at the same time— The night advances and dawns early. ¡Sigamos! Let's keep going! —¡Qué el amanecer caiga sobre todos y que sea piedra para vosotros! —dijo una voz que sonó como la de Guille. Pero no lo era. En ese preciso instante, la aurora apareció sobre la colina y hubo un bullicioso gorjeo en la enramada. At that precise moment, dawn broke over the hill and there was a boisterous chirping in the bower. Guille ya no dijo nada más, pues se convirtió en piedra mientras se encorvaba, y Berto y Tom se quedaron inmóviles como rocas cuando lo miraron. Y allí están hasta nuestros días, solos, a menos que los pájaros se posen sobre ellos; pues los trolls, como seguramente sabéis, tienen que estar bajo tierra antes del alba, o vuelven a la materia montañosa de la que están hechos, y nunca más se mueven. And there they are to this day, alone, unless the birds perch on them; for trolls, as you surely know, must be underground before dawn, or they go back to the mountain stuff of which they are made, and never move again. Esto fue lo que les ocurrió a Berto, Tom y Guille. —¡Excelente! —dijo Gandalf, mientras aparecía desde atrás de un árbol y ayudaba a Bilbo a descender de un arbusto espinoso. Entonces Bilbo entendió. Había sido la voz del brujo la que había tenido a los ogros discutiendo y peleando por naderías hasta que la luz asomó y acabó con ellos. Lo siguiente fue desatar los sacos y liberar a los enanos. The next thing was to untie the sacks and free the dwarfs. Estaban casi asfixiados y muy fastidiados: no les había divertido nada estar allí tendidos, oyendo a los ogros que hacían planes para asarlos, picarlos y cocerlos. They were almost suffocated and very annoyed: they hadn't been amused at all lying there, listening to the ogres making plans to roast, chop and boil them. Tuvieron que escuchar más de dos veces el relato de lo que le había ocurrido a Bilbo antes de quedar satisfechos. They had to listen more than twice to the account of what had happened to Bilbo before they were satisfied. —¡Tiempo tonto para andar practicando el arte de birlar y desvalijar bolsillos! — dijo Bombur—, Todo lo que queríamos era comida y lumbre. —Y eso es justamente lo que no hubierais conseguido de esa gente sin lucha, en cualquier caso —dijo Gandalf—. 'And that is just what you would not have gotten from these people without a fight, at any rate,' said Gandalf. De todos modos, ahora estáis perdiendo el tiempo. ¿No os dais cuenta de que los trolls han de tener alguna cueva o agujero excavado aquí cerca para esconderse del sol? Tenemos que investigarlo, Buscaron alrededor y pronto encontraron las marcas de las botas de piedra entre los árboles. Siguieron las huellas colina arriba hasta que descubrieron una puerta de piedra, escondida detrás de unos arbustos, y que llevaba a una caverna. They followed the tracks uphill until they discovered a stone door, hidden behind some bushes, leading to a cavern. Pero 28

no pudieron abrirla, ni aun cuando todos empujaron mientras Gandalf probaba varios encantamientos. —¿Será esto de alguna utilidad? —preguntó Bilbo cuando ya se estaban cansando y enfadando—. Bilbo asked when they were getting tired and angry. Lo encontré en el suelo donde los trolls tuvieron la discusión. —Y extrajo una llave bastante grande, aunque Guille la hubiese considerado pequeña y secreta. Por fortuna se le había caído del bolsillo antes de quedar convertido e piedra. —Pero, ¿por qué no lo dijiste antes? —le gritaron Gandalf arrebató la llave y la introdujo en la cerradura. Entonces la puerta se abrió hacia atrás con un solo en pellón, y todos entraron. Then the door swung back with a bang, and they all entered. Había huesos esparcidos por el suelo, y un olor nauseabundo en el aire, pero había también una buena cantidad de comida mezclada al descuido en estantes y sobre el suelo, entre un cúmulo de cosas tiradas en desorden, producto de muchos botines, desde botones de estaño a ollas colmadas de monedas de oro apiladas en un rincón. Había también montones de vestidos que colgaban de las paredes —demasiado pequeños para los trolls; me temo que pertenecían a las víctimas—, y entre ellos muchas espadas de diversa factura, forma y tamaño. Dos les llamaron particularmente la atención, por las hermosas vainas y las empuñaduras enjoyadas. Two particularly attracted their attention, with their beautiful scabbards and jeweled hilts. Gandalf y Thorin tomaron una cada uno, y Bilbo un cuchillo con vaina de cuero Para un troll no hubiera sido más que un pequeño cortaplumas, pero al hobbit le servía como espada corta. —Las hojas parecen buenas —dijo el mago desenvainando una a medias y observándola con curiosidad —No han sido forjadas por ningún troll ni herrero humano de estos lugares y días, pero cuando podamos lee las runas que hay en ellas, sabremos más. —Salgamos de este hedor horrible —dijo Fíli. Y así sacaron las ollas de monedas y todos los alimentos que parecían limpios y adecuados para comer, así como un barril de cerveza del país todavía lleno. Sintieron ganas de desayunar, y hambrientos como estaban no hicieron ascos a lo que habían sacado de las despensas de los trolls. They felt like having breakfast, and hungry as they were, they were not averse to what they had taken from the trolls' pantries. De las provisiones que habían traído quedaba ya poco, pero ahora tenían pan, queso, gran cantidad de cerveza y panceta para asar a las brasas. Luego se durmieron, pues la noche no había sido tranquila, y no hicieron nada hasta la tarde. Entonces trajeron los poneys y se llevaron las ollas del oro y las enterraron con mucho secreto no lejos del sendero que bordea el río, echándoles numerosos encantamientos, por sí alguna vez tenían oportunidad de regresar y recobrarlas. En seguida, volvieron a montar, y trotaron otra vez por el camino hacia el Este. —¿Dónde has ido, si puedo preguntártelo? —dijo Thorin a Gandalf mientras cabalgaban. —A mirar adelante —respondió Gandalf. —¿Y qué te hizo volver en el momento preciso? 29

—Mirar hacia atrás. —De acuerdo, pero ¿no podrías ser más explícito? —Me adelanté a explorar el camino. Pronto se hará peligroso y difícil. Deseaba también acrecentar nuestras pequeñas reservas de alimentos. Sin embargo no había ido muy lejos cuando me encontré con un par de amigos de Rivendel. —¿Dónde queda eso? —preguntó Bilbo. —No interrumpas —dijo Gandalf—. Llegarás allí en pocos días, si tenemos suerte, y lo sabrás todo. Como estaba diciendo, encontré dos de los hombres de Elrond. Huían asustados de los trolls. They were running scared from the trolls. Por ellos supe que tres trolls habían bajado de las montañas y se habían asentado en el bosque, no lejos del camino. Habían espantado a coda la gente del distrito y tendían celadas a los extraños. They had scared away all the people of the district and were laying traps for strangers. En seguida tuve el presentimiento de que yo hacía falta. I immediately had the feeling that I was needed. Mirando atrás, vi fuego a lo lejos y me vine. Así que ya lo sabes ahora. So you know now. Por favor, ten más cuidado la próxima vez; ¡o no llegaremos a ninguna parte! —¡Gracias! —dijo Thorin. UN BREVE DESCANSO No cantaron ni contaron historias aquel día, aunque el tiempo mejoró; ni al día siguiente, ni al otro. Habían empezado a sentir que el peligro estaba bastante cerca y a ambos lados. Acamparon bajo las estrellas, y los caballos comieron mejor que ellos mismos, pues la hierba abundaba, pero no quedaba mucho en los zurrones, aun contando con lo que habían sacado a los trolls. Una mañana vadearon un río por un lugar ancho y poco profundo, resonante de piedras y espuma. La orilla opuesta era escarpada y resbaladiza. Cuando llegaron a la cresta, guiando los poneys, vieron que las grandes montañas descendían ya muy cerca hacia ellos. Parecían alzarse a sólo un día de cómodo viaje desde la falda más cercana. They seemed to be only a day's ride from the nearest foothills. Tenían un aspecto tenebroso y lóbrego, aunque había manchas de sol en las laderas oscuras, y más allá centelleaban las cumbres nevadas. —¿Es aquella la Montaña? —preguntó Bilbo con voz solemne, mirándola con asombro. Nunca había visto antes algo que pareciese tan enorme. —¡Desde luego que no! -Of course not! —dijo Balin—. Esto es sólo el principio de las Montañas Nubladas, tenemos que cruzarlas de algún modo, por encima o por debajo, antes de que podamos internarnos en las Tierras Ásperas de más allá. Y aún queda un largo camino desde el otro lado hasta la Montaña Solitaria de Oriente en la que Smaug yace tendido sobre el tesoro. —¡Oh! —dijo Bilbo, y en aquel mismo instante se sintió cansado como nunca hasta entonces. Añoraba una vez más la silla confortable delante del fuego y la salita preferida en el agujero—hobbit, y el canto de la marmita. ¡No por última vez! Gandalf encabezaba ahora la marcha.