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Una_operacion_arriesgada (1), Parte (4)

Parte (4)

Es la primera vez que está en el sótano y no le gusta el lugar. En el pasillo hay poca luz y puertas cerradas a derecha e izquierda. ¿Dónde está el almacén? El almacén está al final, frente al laboratorio. Javier todavía está allí. No ha encontrado nada para resolver el misterio de las tetas crecientes y abre la puerta para irse, pero ve a Carlo por el pasillo y cierra otra vez. Carlo no ve a Javier, pero sí ve que la puerta se mueve. −¡Eh! –grita−. ¿Quién está ahí? Carlo llega al final del pasillo y se acerca a la puerta que ha visto cerrarse. La abre despacio –Javier está detrás− y enciende la luz. Entonces Javier le tira por encima de la cabeza una de las batas blancas del laboratorio, le da un empujón y sale corriendo. Carlo tropieza con una silla, se cae, se quita la bata de la cabeza, mira a su alrededor y sale al pasillo. No hay nadie.

Capítulo 15 41 Oigo voces y pasos. Hay alguien cerca. Me alegro porque necesito luz y compañía, pero no deben verme. Estoy rodeada de camillas. Me tiendo en una que no está ocupada, tiro de la primera sábana que encuentro y me tapo. Unos segundos después, alguien enciende la luz. −¿Qué es esto? −Se pregunta Carlo al encontrarse en una habitación llena de camillas con bultos cubiertos por sábanas−. ¡Dios mío! ¡Es el depósito de cadáveres! Pero… ¡Hay muchos! Arturo dijo que en su clínica no moría nadie… Horrorizado, ve en la camilla más cercana la forma de un cuerpo, un cuerpo de mujer con grandes pechos, y... ¡sin cabeza! La cabeza está en otro lugar. Tapada por una sábana, pero sola. También ve piernas solitarias, tetas, culos… −¡Han descuartizado los cadáveres! ¡Qué bestias! «¿Quién ha entrado? A ver…», pienso. Levanto un poquito la sábana. «¡Hombre, si es Carlo! Si me ve, no importa. Estoy harta de estar aquí. Me levanto.» −¡Eh, Carlo! ¡Carlo! ¡Yuujuuu! ¡Soy yo, Pepa! ¿Carlo? ¡Carlo! ¿Dónde estás? Me quito la sábana y bajo de la camilla. No veo a Carlo. ¡Coño, está en el suelo! Se ha desmayado. ¡Jo! Necesito a Javier. Saco el móvil, pero no hay cobertura. ¡Mierda!

Salgo por la puerta por la que he entrado antes y corro escaleras arriba. Corro porque necesito correr. Corro hasta que las escaleras se terminan. Estoy en la tercera planta. No recuerdo dónde está el despacho de Javier. Voy andando por el pasillo y veo que por una ventana entran los primeros rayos del sol. Son las siete de la mañana. Suena mi móvil. Es Loli. −Pepa, ¿dónde estás? −En la clínica. En la clínica Melo. −¡Pero…! ¿Por qué te has ido sin mí? ¿Por qué no me has esperado? −Luego te lo explico. −Yo voy a coger un taxi. A las ocho tengo que estar preparada. Tú me esperas, ¿verdad? No te vayas, ¿eh? Tienes que estar conmigo. Estoy un poco acojonada46. −No tengas miedo. Aquí estoy. Te espero. «¿Dónde coño está Javier? Tengo que verle.»

Capítulo 16 43 −¡Doctor Aguirre! –La enfermera Charo lleva un rato esperando al doctor Occhiobello. Ha visto a Javier entrar en su despacho y va corriendo a buscarle−. Doctor Aguirre, ¡qué suerte encontrarle! −Charo, yo solo he venido a buscar unos papeles… −Javier está preocupado por Pepa. Hace mucho tiempo que no sabe nada de ella. −Lo siento, pero tiene que ayudarme. La enfermera le explica a Javier el problema de la habitación 102. El doctor Occhiobello no llega y hay que sacar al hombre de ese horno. Javier sabe donde se guardan las llaves y va a buscarlas. Mientras baja las escaleras llama a Pepa por el móvil, pero ella está en esos momentos hablando con Loli. Al pasar frente al laboratorio, abre la puerta y mira dentro, pero no hay nadie. «¿Adónde ha ido Carlo?”, se pregunta. Coge las llaves y sube. En las escaleras se encuentra con el doctor Arturo Melo, el director de la clínica. −¡Arturo! Hoy llegas muy temprano –dice Javier. −Sí, tengo una cita importante y… –Arturo no tiene ganas de hablar con Javier−. ¿Todo bien, Javier? −Sí. Bueno… Sí, sí. Todo bien. −¡Hasta luego, pues!

Arturo Melo entra en una habitación situada frente a la 102. Allí le está esperando la condesa de Jabugo, una rica aristócrata que quiere probar un nuevo tratamiento de rejuvenecimiento y también quiere invertir unos millones de euros en la clínica. El doctor Melo va a quitarle primero las arrugas y después, el dinero. −Vas a quedar estupenda –está diciendo el doctor−. Este nuevo tratamiento es a base de calor. El sudor y el vapor del agua… −Sí, ya sé, ya he leído el folleto –interrumpe la condesa−. Pero lo que quiero es discreción absoluta. Nadie, nadie debe saber que estoy aquí. Los paparazzi me persiguen a todas horas y cuentan a todo el mundo lo que hago. −No debes preocuparte por eso. En esta clínica la discreción es fundamental. −¿Me quedará alguna señal en la cara después del tratamiento? Porque si alguien lo nota… −Nada importante. La piel queda un poco roja, como cuando tomas el sol. Voy a enseñarte un ejemplo. Francisco Tilla, vestido solo con calzoncillos y camiseta, rojo como un tomate, empapado en sudor, empieza a correr desde el final de la habitación. Quiere empujar con todas sus fuerzas para poder salir. En ese mismo momento, Javier abre la puerta y Francisco, que no puede parar, atraviesa el pasillo, entra en la habitación de enfrente, tropieza con la silla de la condesa y se queda sentado en el suelo. −La piel un poco roja… –dice la condesa mirando al tipo medio desnudo− ¡Si está como una gamba!

−¿Quién es usted? –pregunta el doctor Melo. Francisco se levanta. Mira a la condesa. −¡Pero si es…! –dice la condesa, que reconoce al famoso periodista. −¡Pero si es…! −dice Francisco quien, a su vez, también reconoce a la condesa. 45 Francisco Tilla sale corriendo porque sabe que no puede estar en la clínica y que el doctor va a llamar a los de seguridad para echarlo a la calle.

Capítulo 17 Estoy en el pasillo de la tercera planta tratando de encontrar o de poder hablar con Javier. ¿Qué hace este tipo corriendo en calzoncillos y camiseta? Pasa por mi lado. ¡Qué asco! ¡Cómo suda! ¿Adónde va? No hay más pisos. Me parece que yo he visto esta cara en algún sitio… El hombre vuelve porque se ha dado cuenta de no puede ir más lejos. Se oyen voces. Alguien está subiendo por las escaleras. El hombre está a mi lado. Los dos miramos la puerta que tenemos delante. Sin decir nada, abrimos y entramos. La habitación está a oscuras. −¿Doctor Melo? –pregunta la mujer que está en la cama. −Soy la enfermera –miento. −Quiero ver al doctor Melo –dice la mujer. Llaman a la puerta y el tipo en ropa interior se mete en el lavabo. Yo me quedo donde estoy. La puerta se abre y entran una enfermera, Javier y el doctor Melo. Encienden la luz. La mujer de la cama es Pamela Andrés. −¡Pepa! –dice Arturo con cara de sorpresa. −Hola, Pepa, te has equivocado de habitación –dice Javier. −Sí, eso creo –digo yo. −¿Qué haces aquí, Pepa? –me pregunta Arturo. −Está buscando a su amiga Loli –miente Javier.

−Sí. Estoy buscando a Loli –digo yo. −Pues aquí no está –dice Arturo muy serio−. Nosotros estamos buscando a un hombre que… −¡Doctor Melo, por favor! –dice Pamela. −Sí, Pamela. Tranquila, ya estoy aquí. Todo va a ir bien –Arturo le coge la mano a Pamela−. Javier, por favor, 47 ve abajo y dile a la condesa de Jabugo, que está en mi despacho, que yo tengo que operar urgentemente. Y ahora, por favor, ¿podéis dejarnos solos? −Sí, sí. Por supuesto. Javier y yo salimos. −¡Hostias, Javier! ¡Vaya melones47 tiene la tía! Tengo que contarte un montón de cosas… Suena mi móvil. Es Loli. −Pepa, ya estoy aquí. Van a llevarme al quirófano. −¡No! –grito−. ¡Espera! ¿Dónde estás? −En un cuartito. ¿Qué pasa? −Nada, nada –cuelgo−. ¡Loli no puede operarse! –le digo a Javier−. ¿Tú sabes dónde puedo encontrarla? −Los quirófanos están en la primera planta. Loli debe de estar allí. −¡Vamos! Mientras bajamos, le cuento a Javier lo que he visto. −Aquí no hay depósito de cadáveres –me dice Javier. Llegamos a la entrada de los quirófanos. No hay nadie.

−¿Dónde está Loli? –le pregunto a Javier. −Quizás ha cambiado de idea. A veces la gente tiene miedo al ver el quirófano.

Capítulo 18 Francisco Tilla está escuchando desde el lavabo. ¡La mujer de la habitación es Pamela Andrés! Conoce muy bien su voz y además ahora está gritando muy enfadada. Algo pasa con sus tetas. El médico le dice que él va a arreglarlo. Tienen que ir al quirófano. Luego escucha el ruido de la cama moviéndose. Espera un minuto y asoma la cabeza. Ve al médico en el pasillo empujando la cama de Pamela. Luego entran en el ascensor. Francisco Tilla necesita su cámara de fotos. La tenía en la chaqueta pero ha dejado su ropa en la habitación en la que ha pasado tanto calor. Tiene que conseguir la cámara, ver qué le pasa a Pamela y fotografiarla. Y tiene que ir muy rápido porque el médico está a punto de meter a la famosa en el quirófano. Corre hasta la planta de abajo, entra en la habitación, coge la chaqueta y el pantalón. Sigue corriendo en dirección a los quirófanos. Al llegar, ve una camilla, la coge y se mete con ella en el ascensor. −¿Quién es usted? –pregunta Loli−. ¿Adónde me lleva? ¿Por qué lleva los pantalones en la mano? −¡Mierda! ¡Me he confundido! –dice Francisco y Loli empieza a gritar.

Capítulo 19 49 Llegamos a la sala donde esperan los pacientes antes de entrar en el quirófano. Loli no está. −¿Dónde está la chica que estaba en la camilla? –pre- gunta Javier a la enfermera de la planta. −Dentro. En el quirófano. El doctor Melo va a operarla. −He visto lo que hay en el sótano. El doctor Melo es un monstruo. ¡No va a tocar a Loli! ¡Javier, tienes que ayudarme! Vamos a entrar en el quirófano pero las puertas no se abren. El doctor ha cerrado. Yo estoy muy nerviosa. −¡Loli! –grito. −¡Arturo! –grita Javier−. ¡Arturo, espera! −¡Arturo, no toques a mi amiga! –grito a través de la puerta. Oigo un ruido metálico. Un bisturí−. ¡Arturo va a operarla! ¡Javier, tienes que hacer algo! −¡Arturo! ¡Deja lo que tienes en las manos! –pide Javier. −Espera a que termine –dice la voz de Arturo. −¡No! –grito desesperada. −¡Arturo, por favor! ¡Déjalo ahora! −Bueno. Ya está –Arturo sale de una puerta en la que pone «aseos»−. Estaba meando48 –dice y empieza a lavarse las manos−. ¿Qué pasa? ¿Por qué gritáis de ese modo?

Javier y yo nos miramos y miramos el quirófano. −Loli, mi amiga… −empiezo a decir. −Sí, ya sé. Estás buscando a tu amiga −Arturo me habla como a una niña tonta−. Yo no sé nada. Y tengo mucho trabajo. −¿La que está en el quirófano es…? −pregunta Javier. −Claro. Ya te he dicho que Pamela Andrés es asunto mío. Tengo que entrar. Arturo entra en el quirófano.

Capítulo 20 51 «Doctor Occhiobello, le esperan en quirófano», se oye por los altavoces. −Yo sé dónde está Carlo –le digo a Javier−. Se ha des- mayado al ver los cadáveres. −Aquí no hay cadáveres, Pepa. Ya te lo he dicho. −¿No? Vamos al sótano. Espero no encontrar allí a la pobre Loli. Llegamos ante una puerta en la que pone «Almacén». −¡Almacén! –grito−. ¡Guardan los cuerpos de los pa- cientes muertos como si fueran pollos! ¡Qué bestias! −¿Por qué? –pregunta Javier y abre la puerta. −¡Mira! –levanto la sábana de una de las camillas−. ¡Coño! ¿Qué es esto? −Dos tetas de silicona −dice Javier. Levanto otra sábana. Otra. Y otra. Hay piernas, cabezas, cuerpos. De plástico. −Son moldes –dice Javier−. Prótesis y moldes. ¡Carlo! –Javier ha visto a Carlo en el suelo. Le da unos golpecitos en la cara y Carlo abre los ojos. −¡Javier!


Parte (4)

Es la primera vez que está en el sótano y no le gusta el lugar. En el pasillo hay poca luz y puertas cerradas a derecha e izquierda. ¿Dónde está el almacén? El almacén está al final, frente al laboratorio. Javier todavía está allí. No ha encontrado nada para resolver el misterio de las tetas crecientes y abre la puerta para irse, pero ve a Carlo por el pasillo y cierra otra vez. She hasn't found anything to solve the mystery of the growing boobs and opens the door to leave, but sees Carlo walking down the hall and closes it again. Carlo no ve a Javier, pero sí ve que la puerta se mueve. −¡Eh! –grita−. ¿Quién está ahí? Carlo llega al final del pasillo y se acerca a la puerta que ha visto cerrarse. Carlo llega al final del pasillo y se acerca a la puerta que ha visto cerrarse. La abre despacio –Javier está detrás− y enciende la luz. Entonces Javier le tira por encima de la cabeza una de las batas blancas del laboratorio, le da un empujón y sale corriendo. Then Javier throws one of the white lab coats over his head, gives him a push and runs off. Carlo tropieza con una silla, se cae, se quita la bata de la cabeza, mira a su alrededor y sale al pasillo. No hay nadie.

Capítulo 15 41 Oigo voces y pasos. Hay alguien cerca. Me alegro porque necesito luz y compañía, pero no deben verme. Estoy rodeada de camillas. Me tiendo en una que no está ocupada, tiro de la primera sábana que encuentro y me tapo. I lie down on one that is not occupied, pull the first sheet I find and cover myself. Unos segundos después, alguien enciende la luz. −¿Qué es esto? −Se pregunta Carlo al encontrarse en una habitación llena de camillas con bultos cubiertos por sábanas−. ¡Dios mío! ¡Es el depósito de cadáveres! Pero… ¡Hay muchos! Arturo dijo que en su clínica no moría nadie… Horrorizado, ve en la camilla más cercana la forma de un cuerpo, un cuerpo de mujer con grandes pechos, y... ¡sin cabeza! La cabeza está en otro lugar. Tapada por una sábana, pero sola. Covered by a sheet, but alone. También ve piernas solitarias, tetas, culos… −¡Han descuartizado los cadáveres! ¡Qué bestias! «¿Quién ha entrado? A ver…», pienso. Levanto un poquito la sábana. «¡Hombre, si es Carlo! Si me ve, no importa. Estoy harta de estar aquí. Me levanto.» −¡Eh, Carlo! ¡Carlo! ¡Yuujuuu! ¡Soy yo, Pepa! ¿Carlo? ¡Carlo! ¿Dónde estás? Me quito la sábana y bajo de la camilla. No veo a Carlo. ¡Coño, está en el suelo! Se ha desmayado. ¡Jo! Necesito a Javier. Saco el móvil, pero no hay cobertura. ¡Mierda!

Salgo por la puerta por la que he entrado antes y corro escaleras arriba. Corro porque necesito correr. Corro hasta que las escaleras se terminan. Estoy en la tercera planta. No recuerdo dónde está el despacho de Javier. Voy andando por el pasillo y veo que por una ventana entran los primeros rayos del sol. Son las siete de la mañana. Suena mi móvil. Es Loli. −Pepa, ¿dónde estás? −En la clínica. En la clínica Melo. −¡Pero…! ¿Por qué te has ido sin mí? ¿Por qué no me has esperado? −Luego te lo explico. −Yo voy a coger un taxi. A las ocho tengo que estar preparada. Tú me esperas, ¿verdad? No te vayas, ¿eh? Tienes que estar conmigo. Estoy un poco acojonada46. −No tengas miedo. Aquí estoy. Te espero. «¿Dónde coño está Javier? Tengo que verle.»

Capítulo 16 43 −¡Doctor Aguirre! –La enfermera Charo lleva un rato esperando al doctor Occhiobello. –Nurse Charo has been waiting for Dr. Occhiobello for a while. Ha visto a Javier entrar en su despacho y va corriendo a buscarle−. Doctor Aguirre, ¡qué suerte encontrarle! −Charo, yo solo he venido a buscar unos papeles… −Javier está preocupado por Pepa. Hace mucho tiempo que no sabe nada de ella. −Lo siento, pero tiene que ayudarme. La enfermera le explica a Javier el problema de la habitación 102. El doctor Occhiobello no llega y hay que sacar al hombre de ese horno. Javier sabe donde se guardan las llaves y va a buscarlas. Mientras baja las escaleras llama a Pepa por el móvil, pero ella está en esos momentos hablando con Loli. Al pasar frente al laboratorio, abre la puerta y mira dentro, pero no hay nadie. «¿Adónde ha ido Carlo?”, se pregunta. Coge las llaves y sube. En las escaleras se encuentra con el doctor Arturo Melo, el director de la clínica. −¡Arturo! Hoy llegas muy temprano –dice Javier. −Sí, tengo una cita importante y… –Arturo no tiene ganas de hablar con Javier−. ¿Todo bien, Javier? −Sí. Bueno… Sí, sí. Todo bien. −¡Hasta luego, pues!

Arturo Melo entra en una habitación situada frente a la 102. Allí le está esperando la condesa de Jabugo, una rica aristócrata que quiere probar un nuevo tratamiento de rejuvenecimiento y también quiere invertir unos millones de euros en la clínica. There, the Countess of Jabugo is waiting for him, a rich aristocrat who wants to try a new rejuvenation treatment and also wants to invest a few million euros in the clinic. El doctor Melo va a quitarle primero las arrugas y después, el dinero. −Vas a quedar estupenda –está diciendo el doctor−. Este nuevo tratamiento es a base de calor. El sudor y el vapor del agua… −Sí, ya sé, ya he leído el folleto –interrumpe la condesa−. Pero lo que quiero es discreción absoluta. Nadie, nadie debe saber que estoy aquí. Los paparazzi me persiguen a todas horas y cuentan a todo el mundo lo que hago. −No debes preocuparte por eso. En esta clínica la discreción es fundamental. −¿Me quedará alguna señal en la cara después del tratamiento? Porque si alguien lo nota… −Nada importante. La piel queda un poco roja, como cuando tomas el sol. Voy a enseñarte un ejemplo. Francisco Tilla, vestido solo con calzoncillos y camiseta, rojo como un tomate, empapado en sudor, empieza a correr desde el final de la habitación. Quiere empujar con todas sus fuerzas para poder salir. En ese mismo momento, Javier abre la puerta y Francisco, que no puede parar, atraviesa el pasillo, entra en la habitación de enfrente, tropieza con la silla de la condesa y se queda sentado en el suelo. −La piel un poco roja… –dice la condesa mirando al tipo medio desnudo− ¡Si está como una gamba!

−¿Quién es usted? –pregunta el doctor Melo. Francisco se levanta. Mira a la condesa. −¡Pero si es…! –dice la condesa, que reconoce al famoso periodista. −¡Pero si es…! −dice Francisco quien, a su vez, también reconoce a la condesa. 45 Francisco Tilla sale corriendo porque sabe que no puede estar en la clínica y que el doctor va a llamar a los de seguridad para echarlo a la calle.

Capítulo 17 Estoy en el pasillo de la tercera planta tratando de encontrar o de poder hablar con Javier. ¿Qué hace este tipo corriendo en calzoncillos y camiseta? Pasa por mi lado. ¡Qué asco! ¡Cómo suda! ¿Adónde va? No hay más pisos. Me parece que yo he visto esta cara en algún sitio… El hombre vuelve porque se ha dado cuenta de no puede ir más lejos. Se oyen voces. Alguien está subiendo por las escaleras. El hombre está a mi lado. Los dos miramos la puerta que tenemos delante. We both look at the door in front of us. Sin decir nada, abrimos y entramos. La habitación está a oscuras. −¿Doctor Melo? –pregunta la mujer que está en la cama. −Soy la enfermera –miento. −Quiero ver al doctor Melo –dice la mujer. Llaman a la puerta y el tipo en ropa interior se mete en el lavabo. There's a knock on the door and the guy in his underwear goes into the bathroom. Yo me quedo donde estoy. La puerta se abre y entran una enfermera, Javier y el doctor Melo. Encienden la luz. La mujer de la cama es Pamela Andrés. −¡Pepa! –dice Arturo con cara de sorpresa. −Hola, Pepa, te has equivocado de habitación –dice Javier. −Sí, eso creo –digo yo. −¿Qué haces aquí, Pepa? –me pregunta Arturo. −Está buscando a su amiga Loli –miente Javier. −She is looking for her friend Loli –Javier lies.

−Sí. Estoy buscando a Loli –digo yo. −Pues aquí no está –dice Arturo muy serio−. Nosotros estamos buscando a un hombre que… −¡Doctor Melo, por favor! –dice Pamela. −Sí, Pamela. Tranquila, ya estoy aquí. Todo va a ir bien –Arturo le coge la mano a Pamela−. Everything is going to be fine –Arturo takes Pamela's hand. Javier, por favor, 47 ve abajo y dile a la condesa de Jabugo, que está en mi despacho, que yo tengo que operar urgentemente. Y ahora, por favor, ¿podéis dejarnos solos? −Sí, sí. Por supuesto. Javier y yo salimos. −¡Hostias, Javier! ¡Vaya melones47 tiene la tía! Tengo que contarte un montón de cosas… Suena mi móvil. I have to tell you a lot of things… My cell phone rings. Es Loli. −Pepa, ya estoy aquí. Van a llevarme al quirófano. −¡No! –grito−. ¡Espera! ¿Dónde estás? −En un cuartito. ¿Qué pasa? −Nada, nada –cuelgo−. ¡Loli no puede operarse! –le digo a Javier−. ¿Tú sabes dónde puedo encontrarla? −Los quirófanos están en la primera planta. Loli debe de estar allí. −¡Vamos! Mientras bajamos, le cuento a Javier lo que he visto. −Aquí no hay depósito de cadáveres –me dice Javier. "There is no mortuary here," Javier tells me. Llegamos a la entrada de los quirófanos. No hay nadie.

−¿Dónde está Loli? –le pregunto a Javier. −Quizás ha cambiado de idea. A veces la gente tiene miedo al ver el quirófano.

Capítulo 18 Francisco Tilla está escuchando desde el lavabo. ¡La mujer de la habitación es Pamela Andrés! Conoce muy bien su voz y además ahora está gritando muy enfadada. Algo pasa con sus tetas. El médico le dice que él va a arreglarlo. Tienen que ir al quirófano. Luego escucha el ruido de la cama moviéndose. Espera un minuto y asoma la cabeza. Ve al médico en el pasillo empujando la cama de Pamela. Luego entran en el ascensor. Francisco Tilla necesita su cámara de fotos. La tenía en la chaqueta pero ha dejado su ropa en la habitación en la que ha pasado tanto calor. Tiene que conseguir la cámara, ver qué le pasa a Pamela y fotografiarla. Y tiene que ir muy rápido porque el médico está a punto de meter a la famosa en el quirófano. Corre hasta la planta de abajo, entra en la habitación, coge la chaqueta y el pantalón. Sigue corriendo en dirección a los quirófanos. Al llegar, ve una camilla, la coge y se mete con ella en el ascensor. −¿Quién es usted? –pregunta Loli−. ¿Adónde me lleva? ¿Por qué lleva los pantalones en la mano? −¡Mierda! ¡Me he confundido! –dice Francisco y Loli empieza a gritar.

Capítulo 19 49 Llegamos a la sala donde esperan los pacientes antes de entrar en el quirófano. Loli no está. −¿Dónde está la chica que estaba en la camilla? –pre- gunta Javier a la enfermera de la planta. −Dentro. En el quirófano. El doctor Melo va a operarla. −He visto lo que hay en el sótano. El doctor Melo es un monstruo. ¡No va a tocar a Loli! ¡Javier, tienes que ayudarme! Vamos a entrar en el quirófano pero las puertas no se abren. El doctor ha cerrado. Yo estoy muy nerviosa. −¡Loli! –grito. −¡Arturo! –grita Javier−. ¡Arturo, espera! −¡Arturo, no toques a mi amiga! –grito a través de la puerta. Oigo un ruido metálico. Un bisturí−. ¡Arturo va a operarla! ¡Javier, tienes que hacer algo! −¡Arturo! ¡Deja lo que tienes en las manos! –pide Javier. −Espera a que termine –dice la voz de Arturo. −¡No! –grito desesperada. −¡Arturo, por favor! ¡Déjalo ahora! −Bueno. Ya está –Arturo sale de una puerta en la que pone «aseos»−. That's it –Arturo comes out of a door that says “toilets”−. Estaba meando48 –dice y empieza a lavarse las manos−. ¿Qué pasa? ¿Por qué gritáis de ese modo?

Javier y yo nos miramos y miramos el quirófano. Javier and I looked at each other and we looked at the operating room. −Loli, mi amiga… −empiezo a decir. −Sí, ya sé. Estás buscando a tu amiga −Arturo me habla como a una niña tonta−. Yo no sé nada. Y tengo mucho trabajo. −¿La que está en el quirófano es…? −pregunta Javier. −Claro. Ya te he dicho que Pamela Andrés es asunto mío. Tengo que entrar. Arturo entra en el quirófano.

Capítulo 20 51 «Doctor Occhiobello, le esperan en quirófano», se oye por los altavoces. Chapter 20 51 “Dr. Occhiobello, they are waiting for you in the operating room”, is heard through the loudspeakers. −Yo sé dónde está Carlo –le digo a Javier−. Se ha des- mayado al ver los cadáveres. −Aquí no hay cadáveres, Pepa. Ya te lo he dicho. −¿No? Vamos al sótano. Espero no encontrar allí a la pobre Loli. Llegamos ante una puerta en la que pone «Almacén». −¡Almacén! –grito−. ¡Guardan los cuerpos de los pa- cientes muertos como si fueran pollos! ¡Qué bestias! −¿Por qué? –pregunta Javier y abre la puerta. −¡Mira! –levanto la sábana de una de las camillas−. ¡Coño! ¿Qué es esto? −Dos tetas de silicona −dice Javier. Levanto otra sábana. Otra. Y otra. Hay piernas, cabezas, cuerpos. De plástico. −Son moldes –dice Javier−. Prótesis y moldes. ¡Carlo! –Javier ha visto a Carlo en el suelo. Le da unos golpecitos en la cara y Carlo abre los ojos. −¡Javier!