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Libro Completo: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, El ingenioso hidalgo Don Quijote Capítulo X

El ingenioso hidalgo Don Quijote Capítulo X

Capítulo X - De lo que más le avino a don Quijote con el vizcaíno y del peligro en que se vio con una caterva [*] de yangüeses [*][1]

Ya en este tiempo se había levantado Sancho Panza, algo maltratado [2] de los mozos de los frailes, y había estado atento a la batalla de su señor don Quijote, y rogaba a Dios en su corazón fuese servido de darle vitoria y que en ella ganase alguna ínsula de donde le hiciese gobernador, como se lo había prometido.

Viendo, pues, ya acabada la pendencia y que su amo volvía a subir sobre Rocinante, llegó a tenerle el estribo y, antes que subiese, se hincó de rodillas delante dél y, asiéndole de la mano, se la besó [3] y le dijo: —Sea vuestra merced servido, señor don Quijote mío, de darme el gobierno de la ínsula que en esta rigurosa pendencia se ha ganado, que, por grande que sea, yo me siento con fuerzas de saberla gobernar tal y tan bien como otro que haya gobernado ínsulas en el mundo.

A lo cual respondió don Quijote:

—Advertid, hermano Sancho, que esta aventura y las a esta [*] semejantes no son aventuras de ínsulas, sino de encrucijadas, en las cuales no se gana otra cosa que sacar rota la cabeza, o una oreja menos.

Tened paciencia, que aventuras se ofrecerán donde no solamente os pueda hacer gobernador, sino más adelante [4]. Agradecióselo mucho Sancho y, besándole otra vez la mano y la falda de la loriga [5], le ayudó a subir sobre Rocinante, y él subió sobre su asno y comenzó a seguir a su señor, que a paso tirado [6], sin despedirse ni hablar más con las del coche, se entró por un bosque que allí junto estaba.

Seguíale Sancho a todo el trote de su jumento, pero caminaba tanto Rocinante, que, viéndose quedar atrás, le fue forzoso dar voces a su amo que se aguardase. Hízolo así don Quijote, teniendo las riendas a Rocinante hasta que llegase su cansado escudero, el cual, en llegando, le dijo: —Paréceme, señor, que sería acertado irnos a retraer a alguna iglesia [7], que, según quedó maltrecho aquel con quien os combatistes, no será mucho que den noticia del caso a la Santa Hermandad [8] y nos prendan; y a fe que si lo hacen, que primero que salgamos de la cárcel, que nos ha de sudar el hopo [9].

—Calla —dijo don Quijote—, ¿y dónde has visto tú o leído jamás que caballero andante haya sido puesto ante la justicia, por más homicidios que hubiese cometido?

—Yo no sé nada de omecillos —respondió Sancho—, ni en mi vida le caté a ninguno [10]; solo sé que la Santa Hermandad tiene que ver con los que pelean en el campo, y en esotro no me entremeto.

—Pues no tengas pena [11], amigo —respondió don Quijote—, que yo te sacaré de las manos de los caldeos [12], cuanto más de las de la Hermandad.

Pero dime por tu vida: ¿has visto [*] más valeroso caballero que yo en todo lo descubierto de la tierra? ¿Has leído en historias otro que tenga ni haya tenido más brío en acometer, más aliento en el perseverar, más destreza en el herir, ni más maña en el derribar? —La verdad sea —respondió Sancho— que yo no he leído ninguna historia jamás, porque ni sé leer ni escrebir; mas lo que osaré apostar es que más atrevido amo que vuestra merced yo no le he servido en todos los días de mi vida, y quiera Dios que estos atrevimientos [*] no se paguen donde tengo dicho.

Lo que le ruego a vuestra merced es que se cure, que le va mucha sangre de esa oreja, que aquí traigo hilas y un poco de ungüento blanco en las alforjas [13]. —Todo eso fuera bien escusado —respondió don Quijote— si a mí se me acordara de hacer una redoma del bálsamo de Fierabrás [14], que con sola una gota se ahorraran tiempo y medicinas.

—¿Qué redoma y qué bálsamo es ese?

—dijo Sancho Panza. —Es un bálsamo —respondió don Quijote— de quien tengo la receta en la memoria, con el cual no hay que tener temor a la muerte, ni hay pensar morir de ferida alguna.

Y ansí, cuando yo le haga y te le dé, no tienes más que hacer sino que, cuando vieres que en alguna batalla me han partido por medio del cuerpo, como muchas veces suele acontecer [15], bonitamente la parte del cuerpo que hubiere caído en el suelo, y con mucha sotileza [*], antes que la sangre se yele [16], la pondrás sobre la otra mitad que quedare en la silla, advirtiendo de encajallo [*] igualmente y al justo [17]. Luego me darás a beber solos dos tragos del [*] bálsamo que he dicho, y verásme [*] quedar más sano que una manzana. —Si eso hay [18] —dijo Panza—, yo renuncio desde aquí el gobierno de la prometida ínsula, y no quiero otra cosa en pago de mis muchos y buenos servicios [19] sino que vuestra merced me dé la receta de ese estremado licor, que para mí tengo que valdrá la onza [20] adondequiera más de a dos reales, y no he menester yo más para pasar esta vida honrada y descansadamente.

Pero es de saber agora si tiene mucha costa el hacelle [21]. —Con menos de tres reales se pueden hacer tres azumbres [22] —respondió don Quijote.

—¡Pecador de mí!

—replicó Sancho—, pues ¿a qué aguarda vuestra merced a hacelle y a enseñármele? —Calla, amigo —respondió don Quijote—, que mayores secretos pienso enseñarte, y mayores mercedes hacerte; y, por agora, curémonos, que la oreja me duele más de lo que yo quisiera.

Sacó Sancho de las alforjas hilas y ungüento.

Mas, cuando don Quijote llegó a ver rota su celada, pensó perder el juicio [23] y, puesta la mano en la espada [24] y alzando los ojos al cielo, dijo: —Yo hago juramento al Criador de todas las cosas y a los santos cuatro Evangelios, donde más largamente están escritos [25], de hacer la vida que hizo el grande marqués de Mantua cuando juró de vengar la muerte de su sobrino Valdovinos, que fue de no comer pan a manteles, ni con su mujer folgar [26], y otras cosas que, aunque dellas no me acuerdo, las doy aquí por expresadas, hasta tomar entera venganza del que tal desaguisado me fizo.

Oyendo esto Sancho, le dijo:

—Advierta vuestra merced, señor don Quijote, que si el caballero cumplió lo que se le dejó ordenado de irse [*] a presentar ante mi señora Dulcinea del Toboso, ya habrá cumplido con lo que debía, y no merece otra pena si no comete nuevo delito.

—Has hablado y apuntado muy bien —respondió don Quijote—, y, así, anulo el juramento en cuanto lo que toca a tomar dél nueva venganza; pero hágole y confírmole de nuevo de hacer la vida que he dicho hasta tanto que quite por fuerza otra celada tal y tan buena como esta a algún caballero.

Y no pienses, Sancho, que así a humo de pajas hago esto [27], que bien tengo a quien imitar en ello: que esto mesmo pasó, al pie de la letra, sobre el yelmo de Mambrino [28], que tan caro le costó a Sacripante [29]. —Que dé al diablo vuestra merced tales juramentos [30], señor mío —replicó Sancho—, que son muy en daño de la salud y muy en perjuicio de la conciencia.

Si no, dígame ahora: si acaso en muchos días no topamos hombre armado con celada, ¿qué hemos de hacer? ¿Hase de cumplir el juramento, a despecho de tantos inconvenientes e incomodidades, como será el dormir vestido y el no dormir en poblado [31], y otras mil penitencias que contenía el juramento de aquel loco viejo del marqués de Mantua, que vuestra merced quiere revalidar ahora? Mire vuestra merced bien que por todos estos caminos no andan hombres armados, sino arrieros y carreteros, que no solo no traen celadas, pero quizá no las han oído nombrar en todos los días de su vida. —Engáñaste en eso —dijo don Quijote—, porque no habremos estado dos horas por estas encrucijadas, cuando veamos más armados que los que vinieron sobre Albraca, a la conquista de Angélica la Bella [32].

—Alto, pues; sea ansí —dijo Sancho—, y a Dios prazga [33] que nos suceda bien y que se llegue ya el tiempo de ganar esta ínsula que tan cara me cuesta, y muérame yo luego [34].

—Ya te he dicho, Sancho, que no te dé eso cuidado alguno, que, cuando faltare ínsula, ahí está el reino de Dinamarca, o el de Sobradisa [*][35], que te vendrán como anillo al dedo, y más que, por ser en tierra firme, te debes más alegrar.

Pero dejemos esto para su tiempo, y mira si traes algo en esas alforjas que comamos, porque vamos luego en busca de algún castillo donde alojemos esta noche [36] y hagamos el bálsamo que te he dicho, porque yo te voto a Dios [37] que me va doliendo mucho la oreja. —Aquí trayo una cebolla y un poco de queso [38], y no sé cuántos mendrugos de pan —dijo Sancho—, pero no son manjares que pertenecen a tan valiente caballero como vuestra merced.

—¡Qué mal lo entiendes!

—respondió don Quijote—. Hágote saber, Sancho, que es honra de los caballeros andantes no comer en un mes, y, ya que coman, sea de aquello que hallaren más a mano; y esto se te hiciera cierto si hubieras leído tantas historias como yo, que, aunque han sido muchas, en todas ellas no he hallado hecha relación de que los caballeros andantes comiesen, si no era acaso y en algunos suntuosos banquetes que les hacían, y los demás días se los pasaban en flores [39]. Y aunque se deja entender que no podían pasar sin comer y sin hacer todos los otros menesteres naturales, porque en efeto eran hombres como nosotros, hase de entender también que andando lo más del tiempo de su vida por las florestas y despoblados, y sin cocinero, que su más ordinaria comida sería de viandas rústicas, tales como las que tú ahora me ofreces [40]. Así que, Sancho amigo, no te congoje lo que a mí me da gusto: ni quieras [*] tú hacer mundo nuevo [41], ni sacar la caballería andante de sus quicios. —Perdóneme vuestra merced —dijo Sancho—, que como yo no sé leer ni escrebir, como otra vez he dicho, no sé ni he caído en las reglas de la profesión caballeresca [42]; y de aquí adelante yo proveeré las alforjas de todo género de fruta seca para vuestra merced [43], que es caballero, y para mí las [*] proveeré, pues no lo soy, de otras cosas volátiles y de más sustancia [44].

—No digo yo, Sancho —replicó don Quijote—, que sea forzoso a los caballeros andantes no comer otra cosa sino esas frutas que dices, sino que su más ordinario sustento debía de ser dellas y de algunas yerbas que hallaban por los campos, que ellos conocían y yo también conozco.

—Virtud es —respondió Sancho— conocer esas yerbas, que, según yo me voy imaginando, algún día será menester usar de ese conocimiento.

Y sacando en esto lo que dijo que traía, comieron los dos en buena paz y compaña [45].

Pero, deseosos de buscar donde alojar aquella noche, acabaron con mucha brevedad su pobre y seca comida. Subieron luego a caballo y diéronse priesa por llegar a poblado antes que anocheciese, pero faltóles el sol, y la esperanza de alcanzar lo que deseaban [*], junto a unas chozas de unos cabreros, y, así, determinaron de pasarla allí; que cuanto fue de pesadumbre para Sancho no llegar a poblado fue de contento para su amo dormirla al cielo descubierto, por parecerle que cada vez que esto le sucedía era hacer un acto posesivo que facilitaba la prueba de su caballería [46].

El ingenioso hidalgo Don Quijote Capítulo X Der geniale Herr Don Quijote Kapitel X The Ingenious Hidalgo Don Quixote Chapter X L'ingénieux gentilhomme Don Quichotte Chapitre X Il geniale gentiluomo Don Chisciotte Capitolo X 天才紳士ドン・キホーテ 第十章 O Engenhoso Cavalheiro Dom Quixote Capítulo X

Capítulo X - De lo que más le avino a don Quijote con el vizcaíno y del peligro en que se vio con una caterva [*] de yangüeses [*][1] Chapter X - What Don Quixote found most agreeable with the Biscayan and the danger in which he found himself with a band [*] of Yankees [*][1][2].

Ya en este tiempo se había levantado Sancho Panza, algo maltratado [2] de los mozos de los frailes, y había estado atento a la batalla de su señor don Quijote, y rogaba a Dios en su corazón fuese servido de darle vitoria y que en ella ganase alguna ínsula de donde le hiciese gobernador, como se lo había prometido.

Viendo, pues, ya acabada la pendencia y que su amo volvía a subir sobre Rocinante, llegó a tenerle el estribo y, antes que subiese, se hincó de rodillas delante dél y, asiéndole de la mano, se la besó [3] y le dijo: Seeing, then, that the quarrel was over, and that his master was climbing again upon Rocinante, he came to hold the stirrup for him, and, before he went up, he knelt down before him and, taking him by the hand, kissed it [3] and said to him: —Sea vuestra merced servido, señor don Quijote mío, de darme el gobierno de la ínsula que en esta rigurosa pendencia se ha ganado, que, por grande que sea, yo me siento con fuerzas de saberla gobernar tal y tan bien como otro que haya gobernado ínsulas en el mundo. -Be good enough, Senor Don Quixote, to give me the government of the island that has been won in this rigorous quarrel, which, great as it is, I feel strong enough to know how to govern it as well as any other who has governed islands in the world.

A lo cual respondió don Quijote:

—Advertid, hermano Sancho, que esta aventura y las a esta [*] semejantes no son aventuras de ínsulas, sino de encrucijadas, en las cuales no se gana otra cosa que sacar rota la cabeza, o una oreja menos. -Warn you, brother Sancho, that this adventure and those like it [*] are not adventures of islands, but of crossroads, in which nothing is gained but to get one's head broken, or one ear less.

Tened paciencia, que aventuras se ofrecerán donde no solamente os pueda hacer gobernador, sino más adelante [4]. Have patience, for adventures will be offered where I can not only make you governor, but later on [4]. Agradecióselo mucho Sancho y, besándole otra vez la mano y la falda de la loriga [5], le ayudó a subir sobre Rocinante, y él subió sobre su asno y comenzó a seguir a su señor, que a paso tirado [6], sin despedirse ni hablar más con las del coche, se entró por un bosque que allí junto estaba. Sancho thanked him very much and, kissing his hand again and the skirt of his garter [5], helped him to get on Rocinante, and he climbed on his donkey and began to follow his master, who at a leisurely pace [6], without saying goodbye or speaking any more to those in the carriage, entered a wood that was close by.

Seguíale Sancho a todo el trote de su jumento, pero caminaba tanto Rocinante, que, viéndose quedar atrás, le fue forzoso dar voces a su amo que se aguardase. Sancho followed him at the full trot of his donkey, but Rocinante was walking so fast that, seeing himself left behind, he was obliged to call out to his master to wait. Hízolo así don Quijote, teniendo las riendas a Rocinante hasta que llegase su cansado escudero, el cual, en llegando, le dijo: Don Quixote did so, holding the reins of Rocinante until the arrival of his weary squire, who, on arriving, said to him: —Paréceme, señor, que sería acertado irnos a retraer a alguna iglesia [7], que, según quedó maltrecho aquel con quien os combatistes, no será mucho que den noticia del caso a la Santa Hermandad [8] y nos prendan; y a fe que si lo hacen, que primero que salgamos de la cárcel, que nos ha de sudar el hopo [9]. —It seems to me, sir, that it would be wise to go and retreat to a church [7], that, according to the one with whom you fought was damaged, it will not be much that they report the case to the Holy Brotherhood [8] and arrest us; and by faith that if they do, that first we get out of jail, that the hopo will sweat us [9].

—Calla —dijo don Quijote—, ¿y dónde has visto tú o leído jamás que caballero andante haya sido puesto ante la justicia, por más homicidios que hubiese cometido? -Hush," said Don Quixote, "and where have you ever seen or read of any knight-errant being brought to justice, however many murders he may have committed?

—Yo no sé nada de omecillos —respondió Sancho—, ni en mi vida le caté a ninguno [10]; solo sé que la Santa Hermandad tiene que ver con los que pelean en el campo, y en esotro no me entremeto. -I know nothing about omecillos," replied Sancho, "nor have I ever tasted any in my life; [10] I only know that the Holy Brotherhood has to do with those who fight in the field, and I don't meddle with that. "Não sei nada de omecillos", respondeu Sancho, "não provei nenhum deles na vida [10]; Só sei que a Santa Irmandade tem a ver com quem luta no campo, e não interfiro nisso.

—Pues no tengas pena [11], amigo —respondió don Quijote—, que yo te sacaré de las manos de los caldeos [12], cuanto más de las de la Hermandad. "Well, don't be sorry [11], friend," replied Don Quixote, "I'll take you out of the hands of the Chaldeans [12], even more so from those of the Brotherhood.

Pero dime por tu vida: ¿has visto [*] más valeroso caballero que yo en todo lo descubierto de la tierra? But tell me for the life of you: have you seen [*] a braver knight than I in all the bare land of the earth? ¿Has leído en historias otro que tenga ni haya tenido más brío en acometer, más aliento en el perseverar, más destreza en el herir, ni más maña en el derribar? Hast thou read of any other that hath, or hath ever had, more boldness in attacking, more courage in persevering, more skill in smiting, or more skill in overthrowing? —La verdad sea —respondió Sancho— que yo no he leído ninguna historia jamás, porque ni sé leer ni escrebir; mas lo que osaré apostar es que más atrevido amo que vuestra merced yo no le he servido en todos los días de mi vida, y quiera Dios que estos atrevimientos [*] no se paguen donde tengo dicho. -The truth be told," replied Sancho, "that I have never read any history, for I can neither read nor write; but what I will dare to wager is that I have not served him in all the days of my life more daring master than your worship, and God grant that these dares [*] may not be repaid where I have said.

Lo que le ruego a vuestra merced es que se cure, que le va mucha sangre de esa oreja, que aquí traigo hilas y un poco de ungüento blanco en las alforjas [13]. What I beg of you is that he be cured, because he has a lot of blood coming out of his ear, and here I have lint and a little white ointment in my saddlebags [13]. —Todo eso fuera bien escusado —respondió don Quijote— si a mí se me acordara de hacer una redoma del bálsamo de Fierabrás [14], que con sola una gota se ahorraran tiempo y medicinas. "All that would be well excused," answered Don Quixote, "if I remembered to make a vial of Fierabrás balsam [14], that with just one drop would save time and medicine.

—¿Qué redoma y qué bálsamo es ese?

—dijo Sancho Panza. —Es un bálsamo —respondió don Quijote— de quien tengo la receta en la memoria, con el cual no hay que tener temor a la muerte, ni hay pensar morir de ferida alguna. -It is a balsam," replied Don Quixote, "of which I have the recipe in my memory, with which there is no need to fear death, nor to think of dying of any injury.

Y ansí, cuando yo le haga y te le dé, no tienes más que hacer sino que, cuando vieres que en alguna batalla me han partido por medio del cuerpo, como muchas veces suele acontecer [15], bonitamente la parte del cuerpo que hubiere caído en el suelo, y con mucha sotileza [*], antes que la sangre se yele [16], la pondrás sobre la otra mitad que quedare en la silla, advirtiendo de encajallo [*] igualmente y al justo [17]. Luego me darás a beber solos dos tragos del [*] bálsamo que he dicho, y verásme [*] quedar más sano que una manzana. —Si eso hay [18] —dijo Panza—, yo renuncio desde aquí el gobierno de la prometida ínsula, y no quiero otra cosa en pago de mis muchos y buenos servicios [19] sino que vuestra merced me dé la receta de ese estremado licor, que para mí tengo que valdrá la onza [20] adondequiera más de a dos reales, y no he menester yo más para pasar esta vida honrada y descansadamente. -If there is [18]," said Panza, "I hereby resign the government of the promised island, and I want nothing else in payment for my many good services [19] but that your worship will give me the recipe for that strong liquor, which I believe will be worth more than two reales an ounce [20] anywhere, and I have no more need of it to pass this life honorably and at ease.

Pero es de saber agora si tiene mucha costa el hacelle [21]. But it is to be known now if it is very expensive to do it [21]. —Con menos de tres reales se pueden hacer tres azumbres [22] —respondió don Quijote.

—¡Pecador de mí! -Sinner of me!

—replicó Sancho—, pues ¿a qué aguarda vuestra merced a hacelle y a enseñármele? -Sancho replied, "Well, what are you waiting for to make him and show him to me? —Calla, amigo —respondió don Quijote—, que mayores secretos pienso enseñarte, y mayores mercedes hacerte; y, por agora, curémonos, que la oreja me duele más de lo que yo quisiera. -Quiet, friend," replied Don Quixote, "for I intend to teach you greater secrets, and greater mercies to do you; and for the present let us cure ourselves, for my ear hurts me more than I would wish.

Sacó Sancho de las alforjas hilas y ungüento. Sancho took out lint and ointment from his saddlebags.

Mas, cuando don Quijote llegó a ver rota su celada, pensó perder el juicio [23] y, puesta la mano en la espada [24] y alzando los ojos al cielo, dijo: But, when Don Quixote came to see his trap broken, he thought he was losing his mind [23] and, putting his hand on his sword [24] and raising his eyes to heaven, he said: —Yo hago juramento al Criador de todas las cosas y a los santos cuatro Evangelios, donde más largamente están escritos [25], de hacer la vida que hizo el grande marqués de Mantua cuando juró de vengar la muerte de su sobrino Valdovinos, que fue de no comer pan a manteles, ni con su mujer folgar [26], y otras cosas que, aunque dellas no me acuerdo, las doy aquí por expresadas, hasta tomar entera venganza del que tal desaguisado me fizo. -I swear an oath to the Creator of all things and to the four holy Gospels, where they are written at greater length [25], to live the life that the great Marquis of Mantua did when he swore to avenge the death of his nephew Valdovinos, which was not to eat bread at tablecloths, nor to fuck his wife [26], and other things that, although I do not remember them, I give them here as expressed, until I take full vengeance on the one who committed such a wrongdoing against me.

Oyendo esto Sancho, le dijo: Hearing this Sancho said to him:

—Advierta vuestra merced, señor don Quijote, que si el caballero cumplió lo que se le dejó ordenado de irse [*] a presentar ante mi señora Dulcinea del Toboso, ya habrá cumplido con lo que debía, y no merece otra pena si no comete nuevo delito. -You should know, Senor Don Quixote, that if the knight has done what he was ordered to do in going [*] to present himself before my lady Dulcinea del Toboso, he will have done what he ought to have done, and deserves no further punishment unless he commits a new crime.

—Has hablado y apuntado muy bien —respondió don Quijote—, y, así, anulo el juramento en cuanto lo que toca a tomar dél nueva venganza; pero hágole y confírmole de nuevo de hacer la vida que he dicho hasta tanto que quite por fuerza otra celada tal y tan buena como esta a algún caballero.

Y no pienses, Sancho, que así a humo de pajas hago esto [27], que bien tengo a quien imitar en ello: que esto mesmo pasó, al pie de la letra, sobre el yelmo de Mambrino [28], que tan caro le costó a Sacripante [29]. —Que dé al diablo vuestra merced tales juramentos [30], señor mío —replicó Sancho—, que son muy en daño de la salud y muy en perjuicio de la conciencia.

Si no, dígame ahora: si acaso en muchos días no topamos hombre armado con celada, ¿qué hemos de hacer? ¿Hase de cumplir el juramento, a despecho de tantos inconvenientes e incomodidades, como será el dormir vestido y el no dormir en poblado [31], y otras mil penitencias que contenía el juramento de aquel loco viejo del marqués de Mantua, que vuestra merced quiere revalidar ahora? Mire vuestra merced bien que por todos estos caminos no andan hombres armados, sino arrieros y carreteros, que no solo no traen celadas, pero quizá no las han oído nombrar en todos los días de su vida. —Engáñaste en eso —dijo don Quijote—, porque no habremos estado dos horas por estas encrucijadas, cuando veamos más armados que los que vinieron sobre Albraca, a la conquista de Angélica la Bella [32].

—Alto, pues; sea ansí —dijo Sancho—, y a Dios prazga [33] que nos suceda bien y que se llegue ya el tiempo de ganar esta ínsula que tan cara me cuesta, y muérame yo luego [34].

—Ya te he dicho, Sancho, que no te dé eso cuidado alguno, que, cuando faltare ínsula, ahí está el reino de Dinamarca, o el de Sobradisa [*][35], que te vendrán como anillo al dedo, y más que, por ser en tierra firme, te debes más alegrar.

Pero dejemos esto para su tiempo, y mira si traes algo en esas alforjas que comamos, porque vamos luego en busca de algún castillo donde alojemos esta noche [36] y hagamos el bálsamo que te he dicho, porque yo te voto a Dios [37] que me va doliendo mucho la oreja. —Aquí trayo una cebolla y un poco de queso [38], y no sé cuántos mendrugos de pan —dijo Sancho—, pero no son manjares que pertenecen a tan valiente caballero como vuestra merced.

—¡Qué mal lo entiendes!

—respondió don Quijote—. Hágote saber, Sancho, que es honra de los caballeros andantes no comer en un mes, y, ya que coman, sea de aquello que hallaren más a mano; y esto se te hiciera cierto si hubieras leído tantas historias como yo, que, aunque han sido muchas, en todas ellas no he hallado hecha relación de que los caballeros andantes comiesen, si no era acaso y en algunos suntuosos banquetes que les hacían, y los demás días se los pasaban en flores [39]. Y aunque se deja entender que no podían pasar sin comer y sin hacer todos los otros menesteres naturales, porque en efeto eran hombres como nosotros, hase de entender también que andando lo más del tiempo de su vida por las florestas y despoblados, y sin cocinero, que su más ordinaria comida sería de viandas rústicas, tales como las que tú ahora me ofreces [40]. Así que, Sancho amigo, no te congoje lo que a mí me da gusto: ni quieras [*] tú hacer mundo nuevo [41], ni sacar la caballería andante de sus quicios. —Perdóneme vuestra merced —dijo Sancho—, que como yo no sé leer ni escrebir, como otra vez he dicho, no sé ni he caído en las reglas de la profesión caballeresca [42]; y de aquí adelante yo proveeré las alforjas de todo género de fruta seca para vuestra merced [43], que es caballero, y para mí las [*] proveeré, pues no lo soy, de otras cosas volátiles y de más sustancia [44].

—No digo yo, Sancho —replicó don Quijote—, que sea forzoso a los caballeros andantes no comer otra cosa sino esas frutas que dices, sino que su más ordinario sustento debía de ser dellas y de algunas yerbas que hallaban por los campos, que ellos conocían y yo también conozco.

—Virtud es —respondió Sancho— conocer esas yerbas, que, según yo me voy imaginando, algún día será menester usar de ese conocimiento.

Y sacando en esto lo que dijo que traía, comieron los dos en buena paz y compaña [45].

Pero, deseosos de buscar donde alojar aquella noche, acabaron con mucha brevedad su pobre y seca comida. Subieron luego a caballo y diéronse priesa por llegar a poblado antes que anocheciese, pero faltóles el sol, y la esperanza de alcanzar lo que deseaban [*], junto a unas chozas de unos cabreros, y, así, determinaron de pasarla allí; que cuanto fue de pesadumbre para Sancho no llegar a poblado fue de contento para su amo dormirla al cielo descubierto, por parecerle que cada vez que esto le sucedía era hacer un acto posesivo que facilitaba la prueba de su caballería [46].