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Libro Completo: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, El ingenioso hidalgo Don Quijote Capítulo VII

El ingenioso hidalgo Don Quijote Capítulo VII

Capítulo VII - De la segunda salida de nuestro buen caballero [*] don Quijote de la Mancha [1]

Estando en esto, comenzó a dar voces don Quijote, diciendo:

—¡Aquí, aquí, valerosos caballeros, aquí es menester mostrar la fuerza de vuestros valerosos brazos, que los cortesanos llevan lo mejor del torneo [2]!

Por acudir a este ruido y estruendo, no se pasó adelante con el escrutinio de los demás libros que quedaban, y así se cree que fueron al fuego, sin ser vistos ni oídos [3], La Carolea [4] y León [*] de España [5], con los hechos del Emperador, compuestos [*] por don Luis de Ávila [6], que sin duda debían de estar entre los que quedaban, y quizá si el cura los viera no pasaran por tan rigurosa sentencia.

Cuando llegaron a don Quijote, ya él estaba levantado de la cama y proseguía en sus voces y en sus desatinos, dando cuchilladas y reveses a todas partes, estando tan despierto como si nunca hubiera dormido.

Abrazáronse con él y por fuerza le volvieron al lecho; y después que hubo [*] sosegado un poco, volviéndose a hablar con el cura le dijo: —Por cierto, señor arzobispo Turpín, que es gran mengua de los que nos llamamos [*] Doce Pares [7] dejar tan sin más ni más llevar la vitoria deste torneo a los caballeros cortesanos, habiendo nosotros los aventureros ganado el prez en los tres días antecedentes [8].

—Calle vuestra merced, señor compadre —dijo el cura—, que Dios será servido que la suerte se mude y que lo que hoy se pierde se gane mañana; y atienda vuestra merced a su salud por agora, que me parece que debe de estar demasiadamente cansado, si ya no es que está malferido.

—Ferido, no —dijo don Quijote—, pero molido y quebrantado, no hay duda en ello, porque aquel bastardo de don Roldán me ha molido a palos con el tronco de una encina, y todo de envidia, porque ve que yo solo soy el opuesto de sus valentías; mas no me llamaría yo Reinaldos de Montalbán [9], si en levantándome deste lecho no me lo pagare, a pesar de todos sus encantamentos; y por agora tráiganme [*] de yantar [10], que sé que es lo que más me hará al caso, y quédese lo del vengarme a mi cargo.

Hiciéronlo ansí: diéronle de comer, y quedóse otra vez dormido, y ellos, admirados de su locura.

Aquella noche quemó y abrasó el ama cuantos libros había en el corral y en toda la casa, y tales debieron de arder que merecían guardarse en perpetuos archivos; mas no lo permitió su suerte y la pereza del escrutiñador [*][11], y así se cumplió el refrán en ellos de que pagan a las veces justos por pecadores [12].

Uno de los remedios que el cura y el barbero dieron por entonces para el mal de su amigo fue que le murasen [*] y tapiasen el aposento de los libros, porque cuando se levantase no los hallase [13] —quizá quitando la causa cesaría el efeto [14]—, y que dijesen que un encantador se los había llevado, y el aposento y todo [15]; y así fue hecho con mucha presteza.

De allí a dos días, se levantó don Quijote, y lo primero que hizo fue ir a ver [*] sus libros; y como no hallaba el aposento donde le había dejado, andaba de una en otra parte buscándole. Llegaba adonde solía tener la puerta, y tentábala con las manos [16], y volvía y revolvía los ojos por todo, sin decir palabra; pero al cabo de una buena pieza [17] preguntó a su ama que hacia qué parte estaba el aposento de sus libros. El ama, que ya estaba bien advertida de lo que había de responder, le dijo: —¿Qué aposento o qué nada busca vuestra merced?

Ya no hay aposento ni libros en esta casa, porque todo se lo llevó el mesmo diablo. —No era diablo —replicó la sobrina—, sino un encantador que vino sobre una nube una noche, después del día que vuestra merced de aquí se partió, y, apeándose de una sierpe en que venía caballero [18], entró en el aposento, y no sé lo que se hizo [*] dentro, que a cabo de poca pieza salió volando por el tejado y dejó la casa llena de humo [19]; y cuando acordamos a mirar lo que dejaba hecho, no vimos libro ni aposento alguno: solo se nos acuerda muy bien a mí y al ama que al tiempo del partirse aquel mal viejo dijo en altas voces que por enemistad secreta que tenía al dueño de aquellos libros y aposento dejaba hecho el daño en aquella casa que después se vería.

Dijo también que se llamaba «el sabio Muñatón» [20]. —«Frestón» diría —dijo don Quijote.

—No sé —respondió el ama— si se llamaba «Frestón» o «Fritón» [21], solo sé que acabó en tón su nombre.

—Así es —dijo don Quijote—, que ese es un sabio encantador, grande enemigo mío, que me tiene ojeriza, porque sabe por sus artes y letras que tengo de venir, andando los tiempos, a pelear en singular batalla con un caballero a quien él favorece y le tengo de vencer sin que él lo pueda estorbar, y por esto procura hacerme todos los sinsabores que puede; y mándole yo que mal podrá él contradecir ni evitar lo que por el cielo está ordenado [22].

—¿Quién duda de eso?

—dijo la sobrina—. Pero ¿quién le mete a vuestra merced, señor tío, en esas pendencias? ¿No será mejor estarse pacífico en su casa, y no irse por el mundo a buscar pan de trastrigo [23], sin considerar que muchos van por lana y vuelven tresquilados [24]? —¡Oh sobrina mía —respondió don Quijote—, y cuán mal que estás en la cuenta [25]!

Primero que a mí me tresquilen tendré peladas y quitadas las barbas a cuantos imaginaren tocarme en la punta de un solo cabello [26]. No quisieron las dos replicarle más, porque vieron que se le encendía la cólera.

Es, pues, el caso que él estuvo quince [*] días en casa muy sosegado, sin dar muestras de querer segundar sus primeros devaneos [27]; en los cuales días pasó graciosísimos cuentos con sus dos compadres el cura y el barbero [28], sobre que él decía que la cosa de que más necesidad tenía el mundo era de caballeros andantes y de que en él se resucitase la caballería andantesca.

El cura algunas veces le contradecía y otras concedía, porque si no guardaba este artificio no había poder averiguarse con él [29]. En este tiempo solicitó don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien —si es que este título se puede dar al que es pobre [30]—, pero de muy poca sal en la mollera [31].

En resolución, tanto le dijo, tanto le persuadió y prometió, que el pobre villano se determinó de salirse con él y servirle de escudero [32]. Decíale entre otras cosas don Quijote que se dispusiese a ir con él de buena gana, porque tal vez [33] le podía suceder aventura que ganase, en quítame allá esas pajas [34], alguna ínsula [35], y le dejase a él por gobernador della [36]. Con estas promesas y otras tales, Sancho Panza [37], que así se llamaba el labrador, dejó su mujer y hijos [38] y asentó por escudero de su vecino [39]. Dio luego don Quijote orden en buscar dineros, y, vendiendo una cosa [*] y empeñando otra y malbaratándolas todas, llegó una razonable cantidad [40].

Acomodóse asimesmo de una rodela [41] que pidió prestada a un su amigo y, pertrechando su rota celada lo mejor que pudo [42], avisó a su escudero Sancho del día y la hora que pensaba ponerse en camino, para que él se acomodase de lo que viese que más le era menester. Sobre todo, le encargó que llevase alforjas. Él dijo [*] que sí llevaría y que ansimesmo pensaba llevar un asno que tenía muy bueno, porque él no estaba duecho a andar mucho a pie [43]. En lo del asno reparó un poco don Quijote, imaginando si se le acordaba si algún caballero andante había traído escudero caballero asnalmente, pero nunca le vino alguno a la memoria; mas, con todo esto, determinó que le llevase, con presupuesto de acomodarle [44] de más honrada caballería en habiendo ocasión para ello, quitándole el caballo al primer descortés caballero que topase [45]. Proveyóse de camisas y de las demás cosas que él pudo, conforme al consejo que el ventero le había dado; todo lo cual hecho y cumplido, sin despedirse Panza de sus hijos y mujer, ni don Quijote de su ama y sobrina, una noche se salieron del lugar sin que persona los viese [46]; en la cual caminaron tanto, que al amanecer se tuvieron por seguros de que no los hallarían aunque los buscasen. Iba Sancho Panza sobre su jumento como un patriarca [47], con sus alforjas y su bota, y con mucho deseo de verse ya gobernador de la ínsula que su amo le había prometido.

Acertó don Quijote a tomar la misma derrota [48] y camino que el que él había tomado en su primer viaje, que fue por el campo de Montiel, por el cual caminaba con menos pesadumbre que la vez pasada, porque por ser la hora de la mañana y herirles a soslayo [49] los rayos del sol no les fatigaban. Dijo en esto Sancho Panza a su amo: —Mire vuestra merced, señor caballero andante, que no se le olvide lo que de la ínsula me tiene prometido [50], que yo la sabré gobernar, por grande que sea.

A lo cual le respondió don Quijote:

—Has de saber, amigo Sancho Panza, que fue costumbre muy usada de los caballeros andantes antiguos hacer gobernadores a sus escuderos de las ínsulas o reinos que ganaban [51], y yo tengo determinado de que por mí no falte tan agradecida usanza, antes pienso aventajarme en ella [52]: porque ellos algunas veces, y quizá las más, esperaban a que sus escuderos fuesen viejos, y, ya después de hartos de servir y de llevar malos días y peores noches, les daban algún título de conde, o por lo mucho [*][53] de marqués, de algún valle [54] o provincia de poco más a menos [*][55]; pero si tú vives y yo vivo bien podría [*] ser que antes de seis días ganase yo tal reino, que tuviese otros a él adherentes que viniesen de molde para coronarte por rey de uno dellos.

Y no lo tengas a mucho, que cosas y casos acontecen a los tales caballeros por modos tan nunca vistos ni pensados, que con facilidad te podría dar aun más de lo que te prometo. —De esa manera —respondió Sancho Panza—, si yo fuese rey por algún milagro de los que vuestra merced dice, por lo menos [56] Juana Gutiérrez [57], mi oíslo [58], vendría a ser reina, y mis hijos infantes.

—Pues ¿quién lo duda?

—respondió don Quijote. —Yo lo dudo —replicó Sancho Panza—, porque tengo para mí que, aunque lloviese Dios reinos sobre la tierra, ninguno asentaría bien sobre la cabeza de Mari Gutiérrez.

Sepa, señor, que no vale dos maravedís para reina; condesa le caerá mejor, y aun Dios y ayuda [59]. —Encomiéndalo tú a Dios, Sancho —respondió don Quijote—, que Él dará [*] lo que más le convenga; pero no apoques tu ánimo tanto, que te vengas a contentar con menos que con ser adelantado [60].

—No haré, señor mío —respondió Sancho—, y más teniendo tan principal amo en vuestra merced, que me sabrá dar todo aquello que me esté bien y yo pueda llevar.

El ingenioso hidalgo Don Quijote Capítulo VII Der geniale Hidalgo Don Quijote Kapitel VII The Ingenious Hidalgo Don Quixote Chapter VII L'ingénieux hidalgo Don Quichotte Chapitre VII L'ingegnoso Hidalgo Don Chisciotte Capitolo VII 独創的なイダルゴ ドン・キホーテ 第七章 O Engenhoso Hidalgo Dom Quixote Capítulo VII Хитроумный идальго Дон Кихот Глава VII

Capítulo VII - De la segunda salida de nuestro buen caballero [*] don Quijote de la Mancha [1]

Estando en esto, comenzó a dar voces don Quijote, diciendo: While in this, Don Quixote began to cry out, saying:

—¡Aquí, aquí, valerosos caballeros, aquí es menester mostrar la fuerza de vuestros valerosos brazos, que los cortesanos llevan lo mejor del torneo [2]!

Por acudir a este ruido y estruendo, no se pasó adelante con el escrutinio de los demás libros que quedaban, y así se cree que fueron al fuego, sin ser vistos ni oídos [3], La Carolea [4] y León [*] de España [5], con los hechos del Emperador, compuestos [*] por don Luis de Ávila [6], que sin duda debían de estar entre los que quedaban, y quizá si el cura los viera no pasaran por tan rigurosa sentencia. For attending to this noise and din, the scrutiny of the other books that remained was not passed forward, and so it is believed that La Carolea [4] and León [*] de España [5], with the deeds of the Emperor, composed [*] by don Luis de Ávila [6], which undoubtedly must have been among those that remained, went into the fire, unseen and unheard [3], and perhaps if the priest saw them they would not pass such a rigorous sentence.

Cuando llegaron a don Quijote, ya él estaba levantado de la cama y proseguía en sus voces y en sus desatinos, dando cuchilladas y reveses a todas partes, estando tan despierto como si nunca hubiera dormido. When they came to Don Quixote, he was already out of bed, and he continued in his voices and his nonsense, stabbing and stabbing everywhere, being as awake as if he had never slept.

Abrazáronse con él y por fuerza le volvieron al lecho; y después que hubo [*] sosegado un poco, volviéndose a hablar con el cura le dijo: —Por cierto, señor arzobispo Turpín, que es gran mengua de los que nos llamamos [*] Doce Pares [7] dejar tan sin más ni más llevar la vitoria deste torneo a los caballeros cortesanos, habiendo nosotros los aventureros ganado el prez en los tres días antecedentes [8]. —By the way, Archbishop Turpín, which is a great decline of those of us who call ourselves [*] Twelve Pairs [7] to simply leave the victory of this tournament to the courtly knights, having we the adventurers won the prize in the three days antecedents [8].

—Calle vuestra merced, señor compadre —dijo el cura—, que Dios será servido que la suerte se mude y que lo que hoy se pierde se gane mañana; y atienda vuestra merced a su salud por agora, que me parece que debe de estar demasiadamente cansado, si ya no es que está malferido. -You may be silent, señor compadre," said the curate, "God will be good enough to change the fortune, and that what is lost today may be gained tomorrow; and you must take care of your health for the present, for it seems to me that you must be too tired, if not already ill-fated.

—Ferido, no —dijo don Quijote—, pero molido y quebrantado, no hay duda en ello, porque aquel bastardo de don Roldán me ha molido a palos con el tronco de una encina, y todo de envidia, porque ve que yo solo soy el opuesto de sus valentías; mas no me llamaría yo Reinaldos de Montalbán [9], si en levantándome deste lecho no me lo pagare, a pesar de todos sus encantamentos; y por agora tráiganme [*] de yantar [10], que sé que es lo que más me hará al caso, y quédese lo del vengarme a mi cargo. -No," said Don Quixote, "but crushed and broken, there is no doubt about it, for that bastard Don Roland has beaten me to a pulp with the trunk of an oak, and all out of envy, because he sees that I am only the opposite of his bravery; But I would not call myself Reinaldos de Montalbán [9], if in getting up from this bed he did not repay me, in spite of all his charms; and for now bring me [*] food [10], which I know is what will do me the most good, and let the matter of revenge be left to me.

Hiciéronlo ansí: diéronle de comer, y quedóse otra vez dormido, y ellos, admirados de su locura. They did it that way: they fed him, and he fell asleep again, and they, amazed at his madness.

Aquella noche quemó y abrasó el ama cuantos libros había en el corral y en toda la casa, y tales debieron de arder que merecían guardarse en perpetuos archivos; mas no lo permitió su suerte y la pereza del escrutiñador [*][11], y así se cumplió el refrán en ellos de que pagan a las veces justos por pecadores [12]. That night the mistress burned and burned how many books were in the corral and throughout the house, and such must have burned that they deserved to be kept in perpetual files; but their luck and the scrutiny of the scrutineer did not allow it [*] [11], and thus the saying was fulfilled in them that they sometimes pay just for sinners [12]. Naquela noite a governanta queimou e queimou tantos livros quantos havia no curral e em toda a casa, e tantos devem ter queimado que mereciam ser guardados em arquivos perpétuos; mas a sua sorte e a preguiça do escrutinador não o permitiram [*][11], e assim se cumpriu o provérbio neles de que às vezes pagam o justo pelos pecadores [12].

Uno de los remedios que el cura y el barbero dieron por entonces para el mal de su amigo fue que le murasen [*] y tapiasen el aposento de los libros, porque cuando se levantase no los hallase [13] —quizá quitando la causa cesaría el efeto [14]—, y que dijesen que un encantador se los había llevado, y el aposento y todo [15]; y así fue hecho con mucha presteza. One of the remedies that the priest and the barber gave at that time for their friend's illness was for them to wall him [*] and wall up the room with the books, because when he got up he would not find them [13] —maybe removing the cause he would cease the effect [14] -, and that they said that a charmer had taken them, and the room and everything [15]; and so it was done with great alacrity. Um dos remédios que o padre e o barbeiro deram na época para a doença do amigo foi que o emparedaram [*] e emparou o quarto com os livros, porque quando ele se levantou não os encontrou [13] — talvez removendo a causa parasse o efeito [14]—, e dizer que um encantador os havia levado, e o quarto e tudo [15]; e assim foi feito com grande pressa.

De allí a dos días, se levantó don Quijote, y lo primero que hizo fue ir a ver [*] sus libros; y como no hallaba el aposento donde le había dejado, andaba de una en otra parte buscándole. Llegaba adonde solía tener la puerta, y tentábala con las manos [16], y volvía y revolvía los ojos por todo, sin decir palabra; pero al cabo de una buena pieza [17] preguntó a su ama que hacia qué parte estaba el aposento de sus libros. El ama, que ya estaba bien advertida de lo que había de responder, le dijo: —¿Qué aposento o qué nada busca vuestra merced? -What room or what nothing is your worship looking for?

Ya no hay aposento ni libros en esta casa, porque todo se lo llevó el mesmo diablo. —No era diablo —replicó la sobrina—, sino un encantador que vino sobre una nube una noche, después del día que vuestra merced de aquí se partió, y, apeándose de una sierpe en que venía caballero [18], entró en el aposento, y no sé lo que se hizo [*] dentro, que a cabo de poca pieza salió volando por el tejado y dejó la casa llena de humo [19]; y cuando acordamos a mirar lo que dejaba hecho, no vimos libro ni aposento alguno: solo se nos acuerda muy bien a mí y al ama que al tiempo del partirse aquel mal viejo dijo en altas voces que por enemistad secreta que tenía al dueño de aquellos libros y aposento dejaba hecho el daño en aquella casa que después se vería.

Dijo también que se llamaba «el sabio Muñatón» [20]. —«Frestón» diría —dijo don Quijote.

—No sé —respondió el ama— si se llamaba «Frestón» o «Fritón» [21], solo sé que acabó en tón su nombre.

—Así es —dijo don Quijote—, que ese es un sabio encantador, grande enemigo mío, que me tiene ojeriza, porque sabe por sus artes y letras que tengo de venir, andando los tiempos, a pelear en singular batalla con un caballero a quien él favorece y le tengo de vencer sin que él lo pueda estorbar, y por esto procura hacerme todos los sinsabores que puede; y mándole yo que mal podrá él contradecir ni evitar lo que por el cielo está ordenado [22].

—¿Quién duda de eso?

—dijo la sobrina—. Pero ¿quién le mete a vuestra merced, señor tío, en esas pendencias? But who brings your worship, uncle, into these quarrels? ¿No será mejor estarse pacífico en su casa, y no irse por el mundo a buscar pan de trastrigo [23], sin considerar que muchos van por lana y vuelven tresquilados [24]? Would it not be better to remain peacefully at home, and not go out into the world in search of bread [23], without considering that many go in search of wool and come back three shorn [24]? Não seria melhor estar em paz em casa, e não sair pelo mundo à procura de pão de sangue [23], sem considerar que muitos vão à lã e voltam debulhados [24]? —¡Oh sobrina mía —respondió don Quijote—, y cuán mal que estás en la cuenta [25]! "Oh minha sobrinha", respondeu Dom Quixote, "e como você está mal na conta [25]!

Primero que a mí me tresquilen tendré peladas y quitadas las barbas a cuantos imaginaren tocarme en la punta de un solo cabello [26]. First that I am shorn I will have peeled and removed the beards of all those who imagine touching me on the tip of a single hair [26]. No quisieron las dos replicarle más, porque vieron que se le encendía la cólera. The two did not want to answer her any more, because they saw that her anger was kindled.

Es, pues, el caso que él estuvo quince [*] días en casa muy sosegado, sin dar muestras de querer segundar sus primeros devaneos [27]; en los cuales días pasó graciosísimos cuentos con sus dos compadres el cura y el barbero [28], sobre que él decía que la cosa de que más necesidad tenía el mundo era de caballeros andantes y de que en él se resucitase la caballería andantesca.

El cura algunas veces le contradecía y otras concedía, porque si no guardaba este artificio no había poder averiguarse con él [29]. The priest sometimes contradicted him and other times he conceded, because if he did not keep this device, there would be no way to find out with him [29]. En este tiempo solicitó don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien —si es que este título se puede dar al que es pobre [30]—, pero de muy poca sal en la mollera [31].

En resolución, tanto le dijo, tanto le persuadió y prometió, que el pobre villano se determinó de salirse con él y servirle de escudero [32]. In resolution, he told him so much, persuaded him so much and promised him so much, that the poor villain determined to go out with him and serve as his squire [32]. Decíale entre otras cosas don Quijote que se dispusiese a ir con él de buena gana, porque tal vez [33] le podía suceder aventura que ganase, en quítame allá esas pajas [34], alguna ínsula [35], y le dejase a él por gobernador della [36]. Among other things, Don Quixote told him to get ready to go with him willingly, because perhaps [33] an adventure could happen to him that would win, by taking away those straws there [34], some insula [35], and leave it to him by governor della [36]. Con estas promesas y otras tales, Sancho Panza [37], que así se llamaba el labrador, dejó su mujer y hijos [38] y asentó por escudero de su vecino [39]. Dio luego don Quijote orden en buscar dineros, y, vendiendo una cosa [*] y empeñando otra y malbaratándolas todas, llegó una razonable cantidad [40].

Acomodóse asimesmo de una rodela [41] que pidió prestada a un su amigo y, pertrechando su rota celada lo mejor que pudo [42], avisó a su escudero Sancho del día y la hora que pensaba ponerse en camino, para que él se acomodase de lo que viese que más le era menester. He also took a buckler [41] that he had borrowed from a friend of his, and, equipping his broken cell as best he could [42], he informed his squire Sancho of the day and hour he intended to set out on his journey, so that he could take whatever he saw he needed most. Sobre todo, le encargó que llevase alforjas. Él dijo [*] que sí llevaría y que ansimesmo pensaba llevar un asno que tenía muy bueno, porque él no estaba duecho a andar mucho a pie [43]. He said [*] that he would carry and that he also planned to carry a donkey that he had a very good one, because he was not used to walking much on foot [43]. Ele disse [*] que ia levar e que também estava pensando em levar um burro que ele tinha muito bom, pois não estava acostumado a andar muito a pé [43]. En lo del asno reparó un poco don Quijote, imaginando si se le acordaba si algún caballero andante había traído escudero caballero asnalmente, pero nunca le vino alguno a la memoria; mas, con todo esto, determinó que le llevase, con presupuesto de acomodarle [44] de más honrada caballería en habiendo ocasión para ello, quitándole el caballo al primer descortés caballero que topase [45]. Don Quixote noticed a little about the donkey, imagining if he remembered whether some knight-errant had brought a knight squire by donkey, but none ever came to mind; but, with all this, he determined that he should take him, with the budget of accommodating him [44] of more honored cavalry in having occasion for it, removing the horse from the first rude knight that he encountered [45]. Proveyóse de camisas y de las demás cosas que él pudo, conforme al consejo que el ventero le había dado; todo lo cual hecho y cumplido, sin despedirse Panza de sus hijos y mujer, ni don Quijote de su ama y sobrina, una noche se salieron del lugar sin que persona los viese [46]; en la cual caminaron tanto, que al amanecer se tuvieron por seguros de que no los hallarían aunque los buscasen. Iba Sancho Panza sobre su jumento como un patriarca [47], con sus alforjas y su bota, y con mucho deseo de verse ya gobernador de la ínsula que su amo le había prometido.

Acertó don Quijote a tomar la misma derrota [48] y camino que el que él había tomado en su primer viaje, que fue por el campo de Montiel, por el cual caminaba con menos pesadumbre que la vez pasada, porque por ser la hora de la mañana y herirles a soslayo [49] los rayos del sol no les fatigaban. Dijo en esto Sancho Panza a su amo: —Mire vuestra merced, señor caballero andante, que no se le olvide lo que de la ínsula me tiene prometido [50], que yo la sabré gobernar, por grande que sea. Look, señor knight-errant, don't forget what you have promised me [50] about the island, for I will know how to govern it, however great it may be.

A lo cual le respondió don Quijote:

—Has de saber, amigo Sancho Panza, que fue costumbre muy usada de los caballeros andantes antiguos hacer gobernadores a sus escuderos de las ínsulas o reinos que ganaban [51], y yo tengo determinado de que por mí no falte tan agradecida usanza, antes pienso aventajarme en ella [52]: porque ellos algunas veces, y quizá las más, esperaban a que sus escuderos fuesen viejos, y, ya después de hartos de servir y de llevar malos días y peores noches, les daban algún título de conde, o por lo mucho [*][53] de marqués, de algún valle [54] o provincia de poco más a menos [*][55]; pero si tú vives y yo vivo bien podría [*] ser que antes de seis días ganase yo tal reino, que tuviese otros a él adherentes que viniesen de molde para coronarte por rey de uno dellos.

Y no lo tengas a mucho, que cosas y casos acontecen a los tales caballeros por modos tan nunca vistos ni pensados, que con facilidad te podría dar aun más de lo que te prometo. —De esa manera —respondió Sancho Panza—, si yo fuese rey por algún milagro de los que vuestra merced dice, por lo menos [56] Juana Gutiérrez [57], mi oíslo [58], vendría a ser reina, y mis hijos infantes.

—Pues ¿quién lo duda?

—respondió don Quijote. —Yo lo dudo —replicó Sancho Panza—, porque tengo para mí que, aunque lloviese Dios reinos sobre la tierra, ninguno asentaría bien sobre la cabeza de Mari Gutiérrez.

Sepa, señor, que no vale dos maravedís para reina; condesa le caerá mejor, y aun Dios y ayuda [59]. Saiba, senhor, que não vale dois maravedís para uma rainha; Condessa vai gostar mais dele, e até mesmo Deus e ajuda [59]. —Encomiéndalo tú a Dios, Sancho —respondió don Quijote—, que Él dará [*] lo que más le convenga; pero no apoques tu ánimo tanto, que te vengas a contentar con menos que con ser adelantado [60].

—No haré, señor mío —respondió Sancho—, y más teniendo tan principal amo en vuestra merced, que me sabrá dar todo aquello que me esté bien y yo pueda llevar. "Não vou fazer isso, meu senhor", respondeu Sancho, "e ainda mais quando você tem um mestre tão importante em sua graça, que ele saberá me dar tudo o que é bom para mim e que eu possa carregar ."