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Trafalgar by Benito Pérez Galdós, -II-

-II-

En uno de los primeros días de Octubre de aquel año funesto (1805), mi noble amo me llamó a su cuarto, y mirándome con su habitual severidad (cualidad tan sólo aparente, pues su carácter era sumamente blando), me dijo:

«Gabriel, ¿eres tú hombre de valor?»

No supe al principio qué contestar, porque, a decir verdad, en mis catorce años de vida no se me había presentado aún ocasión de asombrar al[1] mundo con ningún hecho heroico; pero el[2] oírme llamar hombre me llenó de orgullo, y pareciéndome al mismo tiempo indecoroso negar mi valor ante persona que lo tenía en tan alto grado, contesté con pueril arrogancia: «Sí, mi amo: soy hombre de valor».

Entonces aquel insigne varón, que había derramado su sangre en cien combates gloriosos, sin que por esto se desdeñara de tratar confiadamente a su leal criado, sonrió ante mí, hízome seña de que me sentara, y ya iba a poner en mi conocimiento alguna importante resolución, cuando su esposa y mi ama Doña Francisca entró de súbito en el despacho para dar mayor interés a la conferencia, y comenzó a hablar destempladamente en estos términos:

—No, no irás... te aseguro que no irás a la escuadra.

¡Pues no faltaba más!... ¡A tus años y cuando te has retirado del servicio por viejo!... ¡Ay, Alonsito, has llegado a los setenta y ya no estás para fiestas! Me parece que aún estoy viendo a aquella respetable cuanto iracunda señora con su gran papalina, su saya de organdí, sus rizos blancos y su lunar peludo a un lado de la barba.

Cito estos cuatro detalles heterogéneos, porque sin ellos no puede representársela mi memoria. Era una mujer hermosa en la vejez, como la Santa Ana de Murillo; y su belleza respetable habría sido perfecta, y la comparación con la madre de la Virgen exacta, si mi ama hubiera sido muda como una pintura. Alonso, algo acobardado, como de costumbre, siempre que la oía, le contestó: «Necesito ir, Paquita.

Según la carta que acabo de recibir de ese buen Churruca, la escuadra combinada debe, o salir de Cádiz provocando el combate con los ingleses, o esperarles en la bahía, si se atreven a entrar. De todos modos, la cosa va a ser sonada». —Bueno, me alegro-repuso Doña Francisca—.

Ahí están Gravina, Valdés, Cisneros, Churruca, Alcalá Galiano y Álava. Que machaquen duro sobre esos perros ingleses. Pero tú estás hecho un trasto viejo, que no sirves para maldita de Dios la cosa. Todavía no puedes mover el brazo izquierdo que te dislocaron en el cabo de San Vicente. Mi amo movió el brazo izquierdo con un gesto académico y guerrero, para probar que lo tenía expedito.

Pero Doña Francisca, no convencida con tan endeble argumento, continuó chillando en estos términos: «No, no irás a la escuadra, porque allí no hacen falta estantiguas como tú.

Si tuvieras cuarenta años, como cuando fuiste a la tierra del Fuego y me trajiste aquellos collares verdes de los indios... Pero ahora... Ya sé yo que ese calzonazos de Marcial te ha calentado los cascos anoche y esta mañana, hablándote de batallas. Me parece que el Sr. Marcial y yo tenemos que reñir... Vuélvase él a los barcos si quiere, para que le quiten la pierna que le queda... ¡Oh, San José bendito! Si en mis quince hubiera sabido yo lo que era la gente de mar... ¡Qué tormento! ¡Ni un día de reposo! Se casa una para vivir con su marido, y a lo mejor viene un despacho de Madrid que en dos palotadas me lo manda qué sé yo a dónde, a la Patagonia, al Japón o al mismo infierno.

Está una diez o doce meses sin verle, y al fin, si no se le comen los señores salvajes, vuelve hecho una miseria, tan enfermo y amarillo que no sabe una qué hacer para volverle a su color natural... Pero pájaro viejo no entra en jaula, y de repente viene otro despachito de Madrid... Vaya usted a Tolón, a Brest, a Nápoles, acá o acullá, donde le da la gana al bribonazo del Primer Cónsul... ¡Ah!, si todos hicieran lo que yo digo, ¡qué pronto las pagaría todas juntas ese caballerito que trae tan revuelto al mundo!» Mi amo miró sonriendo una mala estampa clavada en la pared, y que, torpemente iluminada por ignoto artista, representaba al Emperador Napoleón, caballero en un corcel verde, con el célebre redingote embadurnado de bermellón.

Sin duda la impresión que dejó en mí aquella obra de arte, que contemplé durante cuatro años, fue causa de que modificara mis ideas respecto al traje de contrabandista del grande hombre, y en lo sucesivo me lo representé vestido de cardenal y montado en un caballo verde. «Esto no es vivir—continuó Doña Francisca agitando los brazos—.

Dios me perdone; pero aborrezco el mar, aunque dicen que es una de sus mejores obras. ¡No sé para qué sirve la Santa Inquisición si no convierte en cenizas esos endiablados barcos de guerra! Pero vengan acá y díganme: ¿Para qué es eso de estarse arrojando balas y más balas, sin más ni más, puestos sobre cuatro tablas que, si se quiebran, arrojan al mar centenares de infelices? ¿No es esto tentar a Dios? ¡Y estos hombres se vuelven locos cuando oyen un cañonazo! ¡Bonita gracia! A mí se me estremecen las carnes cuando los oigo, y si todos pensaran como yo, no habría más guerras en el mar... y todos los cañones se convertirían en campanas. Mira, Alonso—añadió deteniéndose ante su marido—, me parece que ya os han derrotado bastantes veces. ¿Queréis otra? Tú y esos otros tan locos como tú, ¿no estáis satisfechos después de la del 14? [3] Alonso apretó los puños al oír aquel triste recuerdo, y no profirió un juramento de marino por respeto a su esposa. «La culpa de tu obstinación en ir a la escuadra—añadió la dama cada vez más furiosa—, la tiene el picarón de Marcial, ese endiablado marinero, que debió ahogarse cien veces, y cien veces se ha salvado para tormento mío.

Si él quiere volver a embarcarse con su pierna de palo, su brazo roto, su ojo de menos y sus cincuenta heridas, que vaya en buen hora, y Dios quiera que no vuelva a parecer por aquí...; pero tú no irás, Alonso, tú no irás, porque estás enfermo y porque has servido bastante al Rey, quien por cierto te ha recompensado muy mal; y yo que tú, le tiraría a la cara al señor Generalísimo de mar y tierra los galones de capitán de navío que tienes desde hace diez años... A fe que debían haberte hecho almirante cuando menos, que harto lo merecías cuando fuiste a la expedición de África y me trajiste aquellas cuentas azules que, con los collares de los indios, me sirvieron para adornar la urna de la Virgen de Carmen. —Sea o no almirante, yo debo ir a la escuadra, Paquita—dijo mi amo—.

Yo no puedo faltar a ese combate. Tengo que cobrar a los ingleses cierta cuenta atrasada. —Bueno estás tú para cobrar estas cuentas—contestó mi ama—: un hombre enfermo y medio baldado...

—Gabriel irá conmigo—añadió D. Alonso, mirándome de un modo que infundía valor.

Yo hice un gesto que indicaba mi conformidad con tan heroico proyecto; pero cuidé de que no me viera Doña Francisca, la cual me habría hecho notar el irresistible peso de su mano si observara mis disposiciones belicosas.

Ésta, al ver que su esposo parecía resuelto, se enfureció más; juró que si volviera a nacer, no se casaría con ningún marino; dijo mil pestes del Emperador, de nuestro amado Rey, del Príncipe de la Paz, de todos los signatarios del tratado de subsidios, y terminó asegurando al valiente marino que Dios le castigaría por su insensata temeridad.

Durante el diálogo que he referido, sin responder de su exactitud, pues sólo me fundo en vagos recuerdos, una tos recia y perruna, resonando en la habitación inmediata, anunciaba que Marcial, el mareante viejo, oía desde muy cerca la ardiente declamación de mi ama, que le había citado bastantes veces con comentarios poco benévolos.

Deseoso de tomar parte en la conversación, para lo cual le autorizaba la confianza que tenía en la casa, abrió la puerta y se presentó en el cuarto de mi amo. Antes de pasar adelante, quiero dar de éste algunas noticias, así como de su hidalga consorte, para mejor conocimiento de lo que va a pasar.

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[1] «el» en el original (N. del E.

[2] «al» en el original (N. del E.

[3] Así se llamaba al combate del cabo de San Vicente.

(N. del A.

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En uno de los primeros días de Octubre de aquel año funesto (1805), mi noble amo me llamó a su cuarto, y mirándome con su habitual severidad (cualidad tan sólo aparente, pues su carácter era sumamente blando), me dijo: On one of the first days of October of that dire year (1805), my noble master called me to his room, and looking at me with his usual severity (quality only apparent, since his character was extremely soft), he said: L'un des premiers jours d'octobre de cette année fatidique (1805), mon noble maître m'appela dans sa chambre et me regarda avec sa sévérité habituelle (une qualité seulement évidente, son caractère étant extrêmement doux), il me dit

«Gabriel, ¿eres tú hombre de valor?» Gabriel, are you a man of courage? "Gabriel, es-tu un homme de valeur?"

No supe al principio qué contestar, porque, a decir verdad, en mis catorce años de vida no se me había presentado aún ocasión de asombrar al[1] mundo con ningún hecho heroico; pero el[2] oírme llamar hombre me llenó de orgullo, y pareciéndome al mismo tiempo indecoroso negar mi valor ante persona que lo tenía en tan alto grado, contesté con pueril arrogancia: At first I did not know what to answer, because, to tell the truth, in my fourteen years of life I had not yet had the opportunity to amaze the [1] world with any heroic deed; But hearing [2] calling me a man filled me with pride, and while at the same time unseemly denying my worth before a person who held him to such a high degree, I replied with childish arrogance: Au début, je ne savais pas quoi répondre, car, à vrai dire, au cours de mes quatorze années de vie, on ne m'avait pas encore présenté l'opportunité d'étonner le monde par un acte héroïque; mais celui qui m'entend appeler homme me remplit d'orgueil et il me sembla en même temps inconvenant de nier ma valeur à la personne qui en avait un si haut degré que je répondis avec une arrogance puérile: «Sí, mi amo: soy hombre de valor». «Yes, my master: I am a man of value».

Entonces aquel insigne varón, que había derramado su sangre en cien combates gloriosos, sin que por esto se desdeñara de tratar confiadamente a su leal criado, sonrió ante mí, hízome seña de que me sentara, y ya iba a poner en mi conocimiento alguna importante resolución, cuando su esposa y mi ama Doña Francisca entró de súbito en el despacho para dar mayor interés a la conferencia, y comenzó a hablar destempladamente en estos términos: Then that famous man, who had spilled his blood in a hundred glorious battles, without for this reason disdaining to confidently treat his loyal servant, smiled before me, motioned me to sit down, and was already going to inform me of some important resolution, when his wife and my mistress Doña Francisca suddenly entered the office to give more interest to the conference, and began to speak wildly in these terms: Puis cet homme distingué, qui avait versé son sang dans cent glorieux combats, sans pour autant dédaigner de traiter son fidèle serviteur, me sourit, me fit signe que je devais m'asseoir et allait déjà mettre à ma connaissance des informations importantes. résolution, lorsque sa femme et ma maîtresse Doña Francisca entrèrent soudainement dans le bureau pour donner plus d’intérêt à la conférence et se mirent à parler de manière irrespectueuse en ces termes:

—No, no irás... te aseguro que no irás a la escuadra. "No, you won't go ... I assure you, you won't go to the squad." -Non, tu n'iras pas ... Je t'assure que tu n'iras pas à l'escadron

¡Pues no faltaba más!... Well, there was no lack more! ... Eh bien, il ne manquait plus rien! ... ¡A tus años y cuando te has retirado del servicio por viejo!... At your age and when you have retired from service as an old man! ... À tes années et quand tu as pris ta retraite du service pour vieux! ... ¡Ay, Alonsito, has llegado a los setenta y ya no estás para fiestas! Oh, Alonsito, you've reached seventy and you're no longer for parties! Oh, Alonsito, tu as soixante-dix ans et tu n'es plus pour les fêtes! Me parece que aún estoy viendo a aquella respetable cuanto iracunda señora con su gran papalina, su saya de organdí, sus rizos blancos y su lunar peludo a un lado de la barba. It seems to me that I am still seeing that respectable woman, an angry lady with her great papalina, her organdí saya, her white curls and her hairy mole on the side of her beard. Il me semble que je vois encore cette personne respectable, combien de femmes en colère avec sa grande papalina, sa jupe en organdi, ses boucles blanches et sa taupe poilue sur le côté de sa barbe.

Cito estos cuatro detalles heterogéneos, porque sin ellos no puede representársela mi memoria. I quote these four heterogeneous details, because without them my memory cannot represent it. Je mentionne ces quatre détails hétérogènes, car sans eux ma mémoire ne peut être représentée. Era una mujer hermosa en la vejez, como la Santa Ana de Murillo; y su belleza respetable habría sido perfecta, y la comparación con la madre de la Virgen exacta, si mi ama hubiera sido muda como una pintura. She was a beautiful woman in old age, like Santa Ana de Murillo; and her respectable beauty would have been perfect, and the comparison with the mother of the exact Virgin, if my mistress had been mute like a painting. Alonso, algo acobardado, como de costumbre, siempre que la oía, le contestó: Alonso, somewhat cowardly, as usual, whenever he heard her, replied: Alonso, quelque peu intimidé, comme d'habitude, chaque fois qu'il l'entendait, répondit: «Necesito ir, Paquita. I need to go, Paquita. «Je dois y aller, Paquita.

Según la carta que acabo de recibir de ese buen Churruca, la escuadra combinada debe, o salir de Cádiz provocando el combate con los ingleses, o esperarles en la bahía, si se atreven a entrar. According to the letter I just received from that good Churruca, the combined squad must, or leave Cádiz causing the combat with the English, or wait for them in the bay, if they dare to enter. Selon la lettre que je viens de recevoir de ce bon Churruca, l’équipe combinée doit quitter Cadix pour provoquer le combat contre les Anglais ou les attendre dans la baie si elles osent entrer. De todos modos, la cosa va a ser sonada». Anyway, the thing is going to be sounded ». Quoi qu'il en soit, le son va sonner ». —Bueno, me alegro-repuso Doña Francisca—. "Well, I'm glad," said Dona Francisca.

Ahí están Gravina, Valdés, Cisneros, Churruca, Alcalá Galiano y Álava. There are Gravina, Valdés, Cisneros, Churruca, Alcalá Galiano and Álava. Il y a Gravina, Valdés, Cisneros, Churruca, Alcalá Galiano et Álava. Que machaquen duro sobre esos perros ingleses. Let them crush hard on those English dogs. Crush Hard sur ces chiens anglais. Pero tú estás hecho un trasto viejo, que no sirves para maldita de Dios la cosa. But you are doing an old thing, that you don't serve to curse the thing from God. Mais vous êtes une vieille bric-à-brac, qui ne sert pas à rien Todavía no puedes mover el brazo izquierdo que te dislocaron en el cabo de San Vicente. You still can't move the left arm that dislocated you at the end of San Vicente. Vous ne pouvez toujours pas bouger votre bras gauche que vous avez disloqué au Cap Saint-Vincent. Mi amo movió el brazo izquierdo con un gesto académico y guerrero, para probar que lo tenía expedito. My master moved his left arm with an academic and warrior gesture, to prove that he had it expedited. Mon maître bougea son bras gauche avec un geste académique et guerrier, pour prouver que c'était opportun.

Pero Doña Francisca, no convencida con tan endeble argumento, continuó chillando en estos términos: But Doña Francisca, unconvinced with such a flimsy argument, continued to scream in these terms: Mais Doña Francisca, non convaincue par un argument aussi fragile, continua de crier en ces termes: «No, no irás a la escuadra, porque allí no hacen falta estantiguas como tú. «No, you will not go to the squad, because there you do not need statues like you. "Non, vous n'irez pas à l'escadron, car il n'y a pas besoin d'enfants comme vous.

Si tuvieras cuarenta años, como cuando fuiste a la tierra del Fuego y me trajiste aquellos collares verdes de los indios... Pero ahora... Ya sé yo que ese calzonazos de Marcial te ha calentado los cascos anoche y esta mañana, hablándote de batallas. If you were forty years old, like when you went to Tierra del Fuego and brought me those green necklaces of the Indians ... But now ... I know that that Marcial leggings warmed your helmets last night and this morning, talking about battles. Si tu avais quarante ans, comme quand tu allais au pays du feu et que tu m'apportais ces colliers verts des Indiens ... Mais maintenant ... je sais que ce veau Marz a réchauffé tes sabots la nuit dernière et ce matin en te parlant des batailles Me parece que el Sr. It seems to me that Mr. Marcial y yo tenemos que reñir... Vuélvase él a los barcos si quiere, para que le quiten la pierna que le queda... ¡Oh, San José bendito! Marcial and I have to quarrel ... Go back to the boats if you want, so that you have the leg that is left ... Oh, blessed Saint Joseph! Si en mis quince hubiera sabido yo lo que era la gente de mar... ¡Qué tormento! If in my fifteen I had known what seafarers were ... What a torment! Si dans mes quinze ans j'avais su ce qu'étaient les gens de la mer ... Quel tourment! ¡Ni un día de reposo! Not a Sabbath! Pas un jour de repos! Se casa una para vivir con su marido, y a lo mejor viene un despacho de Madrid que en dos palotadas me lo manda qué sé yo a dónde, a la Patagonia, al Japón o al mismo infierno. One marries to live with her husband, and maybe an office from Madrid comes in which in two strokes he tells me what I know where, to Patagonia, to Japan or to hell itself. Elle en épouse un pour vivre avec son mari, et peut-être un bureau vient-il de Madrid qui m'envoie ce que je sais où, en Patagonie, au Japon ou en enfer.

Está una diez o doce meses sin verle, y al fin, si no se le comen los señores salvajes, vuelve hecho una miseria, tan enfermo y amarillo que no sabe una qué hacer para volverle a su color natural... Pero pájaro viejo no entra en jaula, y de repente viene otro despachito de Madrid... Vaya usted a Tolón, a Brest, a Nápoles, acá o acullá, donde le da la gana al bribonazo del Primer Cónsul... It is a ten or twelve months without seeing him, and at last, if the wild lords do not eat him, he comes back a pittance, so sick and yellow that he does not know what to do to return to its natural color ... But old bird no He goes into a cage, and suddenly another little office comes from Madrid ... You go to Toulon, to Brest, to Naples, here or there, where you feel like the rogue of the First Consul ... ¡Ah!, si todos hicieran lo que yo digo, ¡qué pronto las pagaría todas juntas ese caballerito que trae tan revuelto al mundo!» Ah! If everyone did what I said, how soon would all the little horse who brings so much trouble to the world pay for them all together! Ah, si tout le monde a fait ce que je dis, combien vont payer tous ces petits chevaliers qui apportent le monde si bouleversé? Mi amo miró sonriendo una mala estampa clavada en la pared, y que, torpemente iluminada por ignoto artista, representaba al Emperador Napoleón, caballero en un corcel verde, con el célebre redingote embadurnado de bermellón. My master smiled at a bad picture nailed to the wall, and which, awkwardly illuminated by an unknown artist, represented the Emperor Napoleon, a knight on a green steed, with the famous redingote smeared with vermilion. Mon maître regarda en souriant une mauvaise image accrochée au mur. Celui-ci, illuminé maladroitement par un artiste inconnu, représentait l'empereur Napoléon, chevalier sur un cheval vert, avec le célèbre redingote revêtu de vermillon.

Sin duda la impresión que dejó en mí aquella obra de arte, que contemplé durante cuatro años, fue causa de que modificara mis ideas respecto al traje de contrabandista del grande hombre, y en lo sucesivo me lo representé vestido de cardenal y montado en un caballo verde. Undoubtedly, the impression that that work of art left on me, which I contemplated for four years, was a cause for me to modify my ideas regarding the smuggler's suit of the great man, and from now on I represented him dressed as a cardinal and riding a horse green. «Esto no es vivir—continuó Doña Francisca agitando los brazos—. "This is not living," Doña Francisca continued waving her arms.

Dios me perdone; pero aborrezco el mar, aunque dicen que es una de sus mejores obras. God forgive me; but I hate the sea, although they say it is one of his best works. ¡No sé para qué sirve la Santa Inquisición si no convierte en cenizas esos endiablados barcos de guerra! I don't know what the Holy Inquisition is for if it doesn't turn to hell those devilish warships! Pero vengan acá y díganme: ¿Para qué es eso de estarse arrojando balas y más balas, sin más ni más, puestos sobre cuatro tablas que, si se quiebran, arrojan al mar centenares de infelices? But come here and tell me: What is it about throwing bullets and more bullets, without more or more, put on four boards that, if they break, throw hundreds of unhappy people into the sea? ¿No es esto tentar a Dios? Is not this tempting God? ¡Y estos hombres se vuelven locos cuando oyen un cañonazo! And these men go crazy when they hear a cannon shot! ¡Bonita gracia! Nice grace! A mí se me estremecen las carnes cuando los oigo, y si todos pensaran como yo, no habría más guerras en el mar... y todos los cañones se convertirían en campanas. My flesh shudders when I hear them, and if everyone thought like me, there would be no more wars at sea ... and all the cannons would turn into bells. Mira, Alonso—añadió deteniéndose ante su marido—, me parece que ya os han derrotado bastantes veces. Look, Alonso, "she added, stopping before her husband," it seems to me that they have already defeated you many times. ¿Queréis otra? Do you want another one? Tú y esos otros tan locos como tú, ¿no estáis satisfechos después de la del 14? You and those others as crazy as you, are you not satisfied after the 14? [3] [3] Alonso apretó los puños al oír aquel triste recuerdo, y no profirió un juramento de marino por respeto a su esposa. Alonso clenched his fists at the sad memory, and did not utter a sailor's oath out of respect for his wife. «La culpa de tu obstinación en ir a la escuadra—añadió la dama cada vez más furiosa—, la tiene el picarón de Marcial, ese endiablado marinero, que debió ahogarse cien veces, y cien veces se ha salvado para tormento mío. "The guilt of your stubbornness in going to the squad," the increasingly furious lady added, "is that of Marcial's whistle, that devilish sailor, who must have drowned a hundred times, and a hundred times has been saved to my torment."

Si él quiere volver a embarcarse con su pierna de palo, su brazo roto, su ojo de menos y sus cincuenta heridas, que vaya en buen hora, y Dios quiera que no vuelva a parecer por aquí...; pero tú no irás, Alonso, tú no irás, porque estás enfermo y porque has servido bastante al Rey, quien por cierto te ha recompensado muy mal; y yo que tú, le tiraría a la cara al señor Generalísimo de mar y tierra los galones de capitán de navío que tienes desde hace diez años... A fe que debían haberte hecho almirante cuando menos, que harto lo merecías cuando fuiste a la expedición de África y me trajiste aquellas cuentas azules que, con los collares de los indios, me sirvieron para adornar la urna de la Virgen de Carmen. If he wants to embark again with his wooden leg, his broken arm, his missing eye and his fifty wounds, may it be in good time, and God forbid that he should never appear around here again ...; but you will not go, Alonso, you will not go, because you are sick and because you have served the King enough, who by the way has rewarded you very badly; And I, you, would throw in your face the Lord Generalissimo of sea and land the stripes of captain of a ship that you have had for ten years ... In faith that they should have made you an admiral at least, that you deserved enough when you went to the African expedition and you brought me those blue beads that, with the necklaces of the Indians, served to decorate the urn of the Virgin of Carmen. —Sea o no almirante, yo debo ir a la escuadra, Paquita—dijo mi amo—. "Whether or not admiral, I must go to the squad, Paquita," said my master.

Yo no puedo faltar a ese combate. I cannot miss that fight. Tengo que cobrar a los ingleses cierta cuenta atrasada. I have to charge the British some backward account. —Bueno estás tú para cobrar estas cuentas—contestó mi ama—: un hombre enfermo y medio baldado... "Well, you are here to collect these bills," my mistress replied, "a sick man with half a baldness ..."

—Gabriel irá conmigo—añadió D. Alonso, mirándome de un modo que infundía valor. "Gabriel will go with me," added D. Alonso, looking at me in a way that instilled courage.

Yo hice un gesto que indicaba mi conformidad con tan heroico proyecto; pero cuidé de que no me viera Doña Francisca, la cual me habría hecho notar el irresistible peso de su mano si observara mis disposiciones belicosas. I made a gesture that indicated my agreement with such a heroic project; but I took care that Mrs. Francisca did not see me, which would have made me notice the irresistible weight of her hand if she observed my warlike dispositions.

Ésta, al ver que su esposo parecía resuelto, se enfureció más; juró que si volviera a nacer, no se casaría con ningún marino; dijo mil pestes del Emperador, de nuestro amado Rey, del Príncipe de la Paz, de todos los signatarios del tratado de subsidios, y terminó asegurando al valiente marino que Dios le castigaría por su insensata temeridad. When she saw that her husband seemed resolute, she became more enraged; he swore that if he were born again, he would not marry any sailor; He said a thousand plagues of the Emperor, of our beloved King, of the Prince of Peace, of all the signatories of the subsidy treaty, and ended up assuring the brave sailor that God would punish him for his foolish recklessness.

Durante el diálogo que he referido, sin responder de su exactitud, pues sólo me fundo en vagos recuerdos, una tos recia y perruna, resonando en la habitación inmediata, anunciaba que Marcial, el mareante viejo, oía desde muy cerca la ardiente declamación de mi ama, que le había citado bastantes veces con comentarios poco benévolos. During the dialogue that I referred to, without responding to its accuracy, because I only found myself in vague memories, a stiff cough and dog, echoing in the immediate room, announced that Marcial, the old dizzy man, heard from very close the burning declaration of my Mistress, who had quoted him many times with unfavorable comments.

Deseoso de tomar parte en la conversación, para lo cual le autorizaba la confianza que tenía en la casa, abrió la puerta y se presentó en el cuarto de mi amo. Eager to take part in the conversation, for which he authorized the confidence he had in the house, he opened the door and appeared in my master's room. Antes de pasar adelante, quiero dar de éste algunas noticias, así como de su hidalga consorte, para mejor conocimiento de lo que va a pasar. Before moving on, I want to give you some news, as well as your noble consort, for a better understanding of what will happen.

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[1] «el» en el original (N. del E. [1] "the" in the original.

[2] «al» en el original (N. del E. [2] "al" in the original.

[3] Así se llamaba al combate del cabo de San Vicente. [3] This was the name given to the combat at Cape San Vicente.

(N. del A.