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El 19 de Marzo y el 2 de Mayo by Benito Pérez Galdós, XV

XV

Al punto empecé las indicadas operaciones, cuidando de poner en ellas todo el celo posible para contentar a mis generosos patronos. Debo ante todo dar a conocer la casa en que me encontraba. La tienda, sin dejar de ser pequeñísima, era lo más espacioso y claro de aquella triste morada, uno de los muchos escondrijos en que realizaba sus operaciones el comercio del Madrid antiguo. La trastienda era almacén y al mismo tiempo comedor, y los fardos de pañuelos y lanas servían de aparador a la cacharrería, cuyo brillo se empañaba diariamente con repetidas capas de polvo. Todos los artículos del comercio estaban allí reunidos y hacinados con cierto orden. Los Requejos vendían telas de lana y algodones, a saber: pañuelos del Bearne, género muy común entonces, percales ingleses, que desafiaban en la frontera portuguesa las aduanas del bloqueocontinental; artículos de lana de las fábricas de Béjar y Segovia, algunas sederías de Talavera y Toledo; y por último, viendo D. Mauro que sus negocios iban siempre a pedir de boca, se metió en los mares de la perfumería, artículo eminentemente lucrativo. Así es, que además de los géneros citados, había en la trastienda multitud de cajas que encerraban polvos finos, pomadas y aguas de olor en su variedad infinita, verbi gratia : de lima, tomillo, bergamota, macuba, clavel, almizcle, lavanda, del Carmen, del cachirulo y otras muchas. Como el local donde se guardaban todos estos géneros servía de comedor, ya pueden Vds. figurarse la repugnante mezcolanza de olores, desprendidos de sustancias tan diversas, como son una pieza de lana teñida con rubia, un frasco de vinagrillo del príncipe y una cazuela de migas; pero los Requejos estaban hechos de antiguo a esta repugnante asociación de olores inarmónicos.

De la trastienda se subía al entresuelo por una escalera que presumo fue construida por algún sapientísimo maestro de gimnasia, pues no pueden ustedes figurarse las contorsiones, los dobleces, las planchas, las mil torturas a que tenía que someterse para subirla el frágil barro de nuestro cuerpo. Sólo la escurridiza doña Restituta pasaba por aquellos aéreos escollos sin tropiezo alguno. Subía y bajaba con singular ligereza; y como por un don especial aella sola concedido, no se le sentía el andar; siempre que la veía deslizarse por aquella problemática escalera, sus pasos no me parecían pasos, sino los ondulantes y resbaladizos arqueos de una culebra.

Cuando, franqueada la escalera, se llegaba al entresuelo, era preciso hacer un cálculo matemático para saber qué dirección debía tomarse, pues el viajero se encontraba en el centro de un pasillo tan oscuro, que ni en pleno día entraba por él una vergonzante luz. Tentando aquí y allí se hallaba la puerta de la sala, con ventana a la calle de Postas, y por cierto que allí no vi ninguna cortina verde con ramos amarillos, sino un descolorido papel, que en mil jirones se desternillaba de risa sobre las paredes. Un mostrador negro y muy semejante a las mesillas en que piden limosna para los ajusticiados los hermanos de la Paz y Caridad, indicaba que allí estaba el cadalso de la miseria y el altar de la usura. Efectivamente, un tintero de pluma de ganso, cortada de ocho meses, servía para extender las papeletas, algunas de las cuales esperaban sobre la mesa la anhelada víctima. Una cómoda y varios cofres, resguardados con barrotes, eran Bastilla de las alhajas y Argel de las ropas finas. Las capas, sábanas y vestidos, estaban en una habitación inmediata que además tenía la preeminencia de proteger el casto sueño del amo de la casa.

Además de esta sala había otra con ventana a lacalle de la Sal, cuya elegante pieza no desmerecía de la anterior en lujo ni en exquisitos muebles, pues su sillería de paja adornada con vistosos festones, y tan aéreas que cada pieza parecía dispuesta a caer por su lado, no hubieran hallado compradores en el Rastro. En esta sala estaba el taller. ¿El taller de qué? Los Requejos tenían tres industrias: la venta, los préstamos, y la confección de camisas, que en los días a que me refiero eran cortadas por doña Restituta y cosidas por Inés. Allí estaba Inés desde las cinco de la mañana hasta las once de la noche, trabajando sin cesar en beneficio de la sórdida tacañería de sus tíos. Una orden expresa de doña Restituta le impedía salir de aquel cuarto: no bajaba a la trastienda sino a la hora de comer; no se le permitía asomarse a la ventana; no se le permitía cantar ni leer un libro; no se le permitía distraerse de su obra perenne, ni mencionar a su tío, ni recordar a su madre, ni hablar de cosa alguna que no fuera la honradez de los Requejos, y la longanimidad de los Requejos.

Pero sigamos la descripción de la casa. En una habitación interior, mejor dicho en una caverna, estaba el dormitorio de la tía y la sobrina, y en el fondo del pasillo y junto a la cocina se abría mi cuarto, el cual era una vasta pieza como de tres varas de largo por dos de ancho, con una espaciosísima abertura no menos chica que la palma de mi mano,por esta claraboya entraban, procedentes del patio medianero, algunos intrusos rayos de luz, que se marchaban al cuarto de hora después de pasearse como unos caballeros por la pared de enfrente. Mis muebles eran un mullido jergón de hoja de maíz, y un cajón vacío que me servía de pupitre, mesa, silla, cómoda y sofá. Semejante ajuar era para mí en realidad más que suficiente; y en cuanto a la densa y providencial lobreguez que envolvía la casa como nube perpetua, me parecía hecha de encargo para mi objeto.

El entresuelo se comunicaba con la escalera general de la casa, la cual partía majestuosamente desde la misma puerta de la calle, y en su grandioso arranque de tres cuartas tenía espacio suficiente para que fuera matemáticamente imposible que una persona subiese mientras otra se ocupaba fatigosamente en la tarea de bajar. Por ese túnel ascendente tenían que introducirse los que iban a empeñar alguna cosa, siendo en cierto modo simbólico aquel tránsito, y expresión arquitectónica muy exacta de las angustias del alma miserable en los momentos críticos de la vida. Bien podía llamarse la escalera de los suspiros.

No debo pasar en silencio que en la casa de los Requejos había cierto aseo, aunque bien considerado el problema, aquella limpieza era la limpieza propia de todos los sitios donde no existe nada, exempli gratia , la limpieza de la mesa donde no se come, de la cocina donde no se guisa, del pasillo donde no se corre, de la sala donde no entran visitas, la diafanidad del vaso donde no entra más que agua.

Allí no había perros ni gatos, ni animal alguno, si se exceptúan los ratones, para cuya persecución D. Mauro tenía un gato de hierro, es decir, una ratonera. Los infelices que caían en ella eran tan flacos, que bien se conocía estaban alimentados con perfumes. Un perro hubiera comido mucho: un jilguero habría necesitado más rentas que un obispo: una codorniz hubiera echado la casa por la ventana: las flores cuestan caras, y además el agua... La fauna y la flora fueron por estas razones proscritas, y para admirar las obras del Ser Supremo, los Requejos se recreaban en sí mismos.

Me falta ahora hacerme cargo de otro ser que habitaba la casa durante el día: me refiero al mancebo.

El cual era un hombre cuajado, quiero decir, que parecía haberse detenido en un punto de su existencia, renunciando a las transformaciones progresivas del cuerpo y del alma. Juan de Dios ofrecía el aspecto de los treinta años, aunque frisaba en los cuarenta. Su cara amarilla tenía gran semejanza con la de doña Restituta, pero jamás se notaron en ella las contracciones, los enrojecimientos repentinos, propios de aquella señora. Era en sus modales lentoy acompasado; su movilidad tenía límites fijos como la de una máquina, y si el método puede llegar a establecerse de un modo perfecto en los actos del organismo humano, Juan de Dios había realizado este prodigio. Llegar, abrir la tienda, barrerla, cortar las plumas, colgar las piezas de tela en la puerta, recibir al comprador, decirle los precios, regatear siempre con las mismas palabras, medir y cortar el género, cobrarlo, contar por las noches el dinero, apartando el oro, la plata y el cobre: tales eran sus funciones, y tales habían sido por espacio de veinte años.

Juan de Dios comía en casa de los Requejos, que le trataban como un hermano. Servíales él con fidelidad incomparable, y si en algo nacido tenían ellos confianza, era en su mancebo. Cinco años antes de mi entrada en la casa, la organizadora y genial cabeza de D. Mauro Requejo concibió un proyecto gigantesco, semejante a esos que de siglo en siglo transforman la faz del humano linaje. D. Mauro, después de hacer la cuenta del día, se rascó los codos, diose un golpe en la serena frente, puso los ojos en blanco, riose con estupidez, y llamando aparte a su hermana, le dijo:

-¿Sabes lo que estoy pensando? Pues pienso que tú debes casarte con Juan de Dios.

Es fama que doña Restituta arqueó las cejas, llevose un dedo a la barba, inclinó hacia el suelo la luminosa mirada y pensó.

-Pues sí -continuó Requejo-; Juan de Dios es trabajador, es ahorrativo, entiende del comercio, y en cuanto a honradez, creo que, no siendo nosotros, no habrá en el mundo quien le iguale. Yo no pienso volver a casarme; y si hemos de tener herederos, no sé cómo nos las vamos a componer.

El mancebo fue enterado del proyecto, y desde entonces se trabó entre ambos prometidos una comunicación amorosa, de la cual no hablo a mis lectores porque no puedo figurarme cómo sería, aunque cavilo en ello. Debieron ellos sin duda, tratar de aquel asunto, como si el matrimonio no fuera la unión de dos cuerpos. Restituta pensaría en casarse, y Juan de Dios pensaría en casarse, ambos sin pena ni alegría, de tal modo que pasados cinco años hablaban del asunto con indiferencia, y dándolo como cosa cercana. Parecía que no les importaba el rápido paso de los años, y aquellos seres encerrados en una tienda, sin duda medían la vida por varas, no considerando que alguna vez llegarían al fin de la pieza. Ambos novios eran de esos que se aprestan a casarse y se casan al fin, sin que los hombres, ni Dios, ni el demonio sepan nunca por qué.


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Al punto empecé las indicadas operaciones, cuidando de poner en ellas todo el celo posible para contentar a mis generosos patronos. Debo ante todo dar a conocer la casa en que me encontraba. I must first of all make known the house in which I was. La tienda, sin dejar de ser pequeñísima, era lo más espacioso y claro de aquella triste morada, uno de los muchos escondrijos en que realizaba sus operaciones el comercio del Madrid antiguo. The store, while still being very small, was the most spacious and clear part of that sad abode, one of the many hiding places in which the commerce of old Madrid carried out its operations. La trastienda era almacén y al mismo tiempo comedor, y los fardos de pañuelos y lanas servían de aparador a la cacharrería, cuyo brillo se empañaba diariamente con repetidas capas de polvo. The back room was a warehouse and at the same time a dining room, and the bundles of handkerchiefs and wool served as a sideboard for the china shop, whose shine was tarnished daily with repeated layers of dust. Todos los artículos del comercio estaban allí reunidos y hacinados con cierto orden. Los Requejos vendían telas de lana y algodones, a saber: pañuelos del Bearne, género muy común entonces, percales ingleses, que desafiaban en la frontera portuguesa las aduanas del bloqueocontinental; artículos de lana de las fábricas de Béjar y Segovia, algunas sederías de Talavera y Toledo; y por último, viendo D. Mauro que sus negocios iban siempre a pedir de boca, se metió en los mares de la perfumería, artículo eminentemente lucrativo. The Requejos sold woolen and cotton fabrics, namely: Béarn handkerchiefs, a very common genre at the time, English calico, which defied the customs of the continental blockade on the Portuguese border; woolen articles from the factories in Béjar and Segovia, some silk factories in Talavera and Toledo; and finally, seeing D. Mauro that his businesses were always going to be a sweet tooth, he got into the seas of perfumery, an eminently lucrative item. Así es, que además de los géneros citados, había en la trastienda multitud de cajas que encerraban polvos finos, pomadas y aguas de olor en su variedad infinita,  verbi gratia : de lima, tomillo, bergamota, macuba, clavel, almizcle, lavanda, del Carmen, del cachirulo y otras muchas. So, in addition to the genres mentioned, there were in the back room a multitude of boxes that contained fine powders, ointments and scent waters in their infinite variety, verbi gratia: lime, thyme, bergamot, macuba, carnation, musk, lavender, del Carmen, del cachirulo and many others. Como el local donde se guardaban todos estos géneros servía de comedor, ya pueden Vds. As the place where all these genres were kept served as a dining room, you can now. figurarse la repugnante mezcolanza de olores, desprendidos de sustancias tan diversas, como son una pieza de lana teñida con rubia, un frasco de vinagrillo del príncipe y una cazuela de migas; pero los Requejos estaban hechos de antiguo a esta repugnante asociación de olores inarmónicos. to imagine the disgusting mixture of smells, released from such diverse substances, such as a piece of wool dyed with blonde, a bottle of prince's vinegar and a pot of crumbs; but the Requejos were made of old to this disgusting association of inharmonic smells.

De la trastienda se subía al entresuelo por una escalera que presumo fue construida por algún sapientísimo maestro de gimnasia, pues no pueden ustedes figurarse las contorsiones, los dobleces, las planchas, las mil torturas a que tenía que someterse para subirla el frágil barro de nuestro cuerpo. Sólo la escurridiza doña Restituta pasaba por aquellos aéreos escollos sin tropiezo alguno. Only the elusive Dona Restituta passed through those aerial pitfalls without a hitch. Subía y bajaba con singular ligereza; y como por un don especial aella sola concedido, no se le sentía el andar; siempre que la veía deslizarse por aquella problemática escalera, sus pasos no me parecían pasos, sino los ondulantes y resbaladizos arqueos de una culebra. It rose and fell with singular lightness; and as by a special gift granted to her alone, her walk was not felt; Whenever I saw her slide down that troublesome staircase, her steps did not seem like steps, but the undulating, slippery arches of a snake.

Cuando, franqueada la escalera, se llegaba al entresuelo, era preciso hacer un cálculo matemático para saber qué dirección debía tomarse, pues el viajero se encontraba en el centro de un pasillo tan oscuro, que ni en pleno día entraba por él una vergonzante luz. When, after crossing the stairs, one reached the mezzanine, it was necessary to make a mathematical calculation to know which direction to take, since the traveler was in the center of a corridor so dark that not even a shameful light entered through it in broad daylight. Tentando aquí y allí se hallaba la puerta de la sala, con ventana a la calle de Postas, y por cierto que allí no vi ninguna cortina verde con ramos amarillos, sino un descolorido papel, que en mil jirones se desternillaba de risa sobre las paredes. Tempting here and there was the door to the living room, with a window to the Calle de Postas, and by the way, there I did not see a green curtain with yellow bouquets, but rather a faded paper, which in a thousand shreds cracked up on the walls with laughter. . Un mostrador negro y muy semejante a las mesillas en que piden limosna para los ajusticiados los hermanos de la Paz y Caridad, indicaba que allí estaba el cadalso de la miseria y el altar de la usura. A black counter and very similar to the tables where alms beg for the executed brothers of Peace and Charity, indicated that there was the scaffold of misery and the altar of usury. Efectivamente, un tintero de pluma de ganso, cortada de ocho meses, servía para extender las papeletas, algunas de las cuales esperaban sobre la mesa la anhelada víctima. Indeed, a goose feather inkwell, cut eight months old, served to spread out the ballots, some of which were waiting on the table for the longed-for victim. Una cómoda y varios cofres, resguardados con barrotes, eran Bastilla de las alhajas y Argel de las ropas finas. A chest of drawers and several chests, protected with bars, were Bastille for jewels and Algiers for fine clothes. Las capas, sábanas y vestidos, estaban en una habitación inmediata que además tenía la preeminencia de proteger el casto sueño del amo de la casa. The capes, sheets and dresses were in an immediate room that also had the preeminence of protecting the chaste dream of the master of the house.

Además de esta sala había otra con ventana a lacalle de la Sal, cuya elegante pieza no desmerecía de la anterior en lujo ni en exquisitos muebles, pues su sillería de paja adornada con vistosos festones, y tan aéreas que cada pieza parecía dispuesta a caer por su lado, no hubieran hallado compradores en el Rastro. In addition to this room there was another with a window overlooking the street of La Sal, whose elegant piece did not detract from the previous one in luxury or in exquisite furniture, since its straw stalls adorned with colorful festoons, and so aerial that each piece seemed ready to fall down. their side, they would not have found buyers on the Trail. En esta sala estaba el taller. ¿El taller de qué? The what workshop? Los Requejos tenían tres industrias: la venta, los préstamos, y la confección de camisas, que en los días a que me refiero eran cortadas por doña Restituta y cosidas por Inés. Allí estaba Inés desde las cinco de la mañana hasta las once de la noche, trabajando sin cesar en beneficio de la sórdida tacañería de sus tíos. Una orden expresa de doña Restituta le impedía salir de aquel cuarto: no bajaba a la trastienda sino a la hora de comer; no se le permitía asomarse a la ventana; no se le permitía cantar ni leer un libro; no se le permitía distraerse de su obra perenne, ni mencionar a su tío, ni recordar a su madre, ni hablar de cosa alguna que no fuera la honradez de los Requejos, y la longanimidad de los Requejos. An express order from Dona Restituta prevented him from leaving that room: he did not go down to the back room but at lunchtime; he was not allowed to look out the window; he was not allowed to sing or read a book; He was not allowed to be distracted from his perennial work, or mention his uncle, or remember his mother, or speak of anything other than the honesty of the Requejos, and the long-suffering of the Requejos.

Pero sigamos la descripción de la casa. En una habitación interior, mejor dicho en una caverna, estaba el dormitorio de la tía y la sobrina, y en el fondo del pasillo y junto a la cocina se abría mi cuarto, el cual era una vasta pieza como de tres varas de largo por dos de ancho, con una espaciosísima abertura no menos chica que la palma de mi mano,por esta claraboya entraban, procedentes del patio medianero, algunos intrusos rayos de luz, que se marchaban al cuarto de hora después de pasearse como unos caballeros por la pared de enfrente. In an interior room, or rather in a cave, was the bedroom of the aunt and niece, and at the end of the corridor and next to the kitchen my room opened, which was a vast room about three yards long. two wide, with a very spacious opening no less small than the palm of my hand, through this skylight some intruder rays of light entered, coming from the dividing patio, which left a quarter of an hour after walking like gentlemen on the wall in front. Mis muebles eran un mullido jergón de hoja de maíz, y un cajón vacío que me servía de pupitre, mesa, silla, cómoda y sofá. Semejante ajuar era para mí en realidad más que suficiente; y en cuanto a la densa y providencial lobreguez que envolvía la casa como nube perpetua, me parecía hecha de encargo para mi objeto. Such trousseau was actually more than enough for me; and as for the dense and providential gloom that enveloped the house like a perpetual cloud, it seemed to me custom made for my object.

El entresuelo se comunicaba con la escalera general de la casa, la cual partía majestuosamente desde la misma puerta de la calle, y en su grandioso arranque de tres cuartas tenía espacio suficiente para que fuera matemáticamente imposible que una persona subiese mientras otra se ocupaba fatigosamente en la tarea de bajar. The mezzanine communicated with the general staircase of the house, which started majestically from the very door of the street, and in its grandiose three-quarters start it had enough space to make it mathematically impossible for one person to go up while another was working wearily the task of going down. Por ese túnel ascendente tenían que introducirse los que iban a empeñar alguna cosa, siendo en cierto modo simbólico aquel tránsito, y expresión arquitectónica muy exacta de las angustias del alma miserable en los momentos críticos de la vida. Those who were going to pawn something had to enter through that ascending tunnel, this transit being in a certain way symbolic, and a very exact architectural expression of the anguish of the miserable soul in the critical moments of life. Bien podía llamarse la escalera de los suspiros.

No debo pasar en silencio que en la casa de los Requejos había cierto aseo, aunque bien considerado el problema, aquella limpieza era la limpieza propia de todos los sitios donde no existe nada,  exempli gratia , la limpieza de la mesa donde no se come, de la cocina donde no se guisa, del pasillo donde no se corre, de la sala donde no entran visitas, la diafanidad del vaso donde no entra más que agua. I must not pass in silence that in the house of the Requejos there was a certain cleanliness, although the problem well considered, that cleaning was the proper cleaning of all the places where nothing exists, exempli gratia, the cleaning of the table where you do not eat, of the kitchen where you don't cook, the corridor where you don't run, the living room where visitors don't enter, the transparency of the glass where nothing but water enters.

Allí no había perros ni gatos, ni animal alguno, si se exceptúan los ratones, para cuya persecución D. Mauro tenía un gato de hierro, es decir, una ratonera. Los infelices que caían en ella eran tan flacos, que bien se conocía estaban alimentados con perfumes. The unfortunates who fell into it were so skinny that it was well known that they were fed with perfumes. Un perro hubiera comido mucho: un jilguero habría necesitado más rentas que un obispo: una codorniz hubiera echado la casa por la ventana: las flores cuestan caras, y además el agua... La fauna y la flora fueron por estas razones proscritas, y para admirar las obras del Ser Supremo, los Requejos se recreaban en sí mismos. A dog would have eaten a lot: a goldfinch would have needed more income than a bishop: a quail would have thrown the house out the window: flowers are expensive, and also water ... Fauna and flora were for these reasons outlawed, and To admire the works of the Supreme Being, the Requejos recreated themselves.

Me falta ahora hacerme cargo de otro ser que habitaba la casa durante el día: me refiero al mancebo. Now I need to take care of another being that inhabited the house during the day: I mean the young man.

El cual era un hombre cuajado, quiero decir, que parecía haberse detenido en un punto de su existencia, renunciando a las transformaciones progresivas del cuerpo y del alma. Who was a curdled man, I mean, who seemed to have stopped at a point in his existence, renouncing the progressive transformations of body and soul. Juan de Dios ofrecía el aspecto de los treinta años, aunque frisaba en los cuarenta. Su cara amarilla tenía gran semejanza con la de doña Restituta, pero jamás se notaron en ella las contracciones, los enrojecimientos repentinos, propios de aquella señora. Her yellow face was very similar to that of Dona Restituta, but the contractions, the sudden redness, typical of that lady, were never noticed in her. Era en sus modales lentoy acompasado; su movilidad tenía límites fijos como la de una máquina, y si el método puede llegar a establecerse de un modo perfecto en los actos del organismo humano, Juan de Dios había realizado este prodigio. He was slow and measured in his manner; his mobility had fixed limits like that of a machine, and if the method can be perfectly established in the actions of the human organism, Juan de Dios had achieved this prodigy. Llegar, abrir la tienda, barrerla, cortar las plumas, colgar las piezas de tela en la puerta, recibir al comprador, decirle los precios, regatear siempre con las mismas palabras, medir y cortar el género, cobrarlo, contar por las noches el dinero, apartando el oro, la plata y el cobre: tales eran sus funciones, y tales habían sido por espacio de veinte años. Arrive, open the store, sweep it, cut the feathers, hang the pieces of cloth on the door, receive the buyer, tell them the prices, always bargain with the same words, measure and cut the fabric, collect it, count the money at night , setting aside gold, silver, and copper: such were their functions, and such they had been for twenty years.

Juan de Dios comía en casa de los Requejos, que le trataban como un hermano. Servíales él con fidelidad incomparable, y si en algo nacido tenían ellos confianza, era en su mancebo. He served them with incomparable fidelity, and if they had confidence in something born, it was in his young man. Cinco años antes de mi entrada en la casa, la organizadora y genial cabeza de D. Mauro Requejo concibió un proyecto gigantesco, semejante a esos que de siglo en siglo transforman la faz del humano linaje. Five years before I entered the house, the organizer and brilliant head of D. Mauro Requejo conceived a gigantic project, similar to those that from century to century transform the face of the human lineage. D. Mauro, después de hacer la cuenta del día, se rascó los codos, diose un golpe en la serena frente, puso los ojos en blanco, riose con estupidez, y llamando aparte a su hermana, le dijo: D. Mauro, after counting the day, scratched his elbows, slapped his serene forehead, rolled his eyes, laughed stupidly, and calling his sister aside, he said:

-¿Sabes lo que estoy pensando? -You know what I'm thinking? Pues pienso que tú debes casarte con Juan de Dios.

Es fama que doña Restituta arqueó las cejas, llevose un dedo a la barba, inclinó hacia el suelo la luminosa mirada y pensó. It is famous that Dona Restituta raised her eyebrows, put a finger to her beard, lowered her luminous gaze to the ground, and thought.

-Pues sí -continuó Requejo-; Juan de Dios es trabajador, es ahorrativo, entiende del comercio, y en cuanto a honradez, creo que, no siendo nosotros, no habrá en el mundo quien le iguale. "Well yes," Requejo continued; Juan de Dios is a worker, he is thrifty, he understands commerce, and as for honesty, I believe that, not being us, there will be no one in the world who equals him. Yo no pienso volver a casarme; y si hemos de tener herederos, no sé cómo nos las vamos a componer. I am not planning to remarry; And if we are to have heirs, I don't know how we are going to manage it.

El mancebo fue enterado del proyecto, y desde entonces se trabó entre ambos prometidos una comunicación amorosa, de la cual no hablo a mis lectores porque no puedo figurarme cómo sería, aunque cavilo en ello. The young man found out about the project, and since then a loving communication has been locked between the two engaged, of which I do not speak to my readers because I cannot imagine what it would be like, although I think about it. Debieron ellos sin duda, tratar de aquel asunto, como si el matrimonio no fuera la unión de dos cuerpos. No doubt they must have dealt with that matter, as if marriage were not the union of two bodies. Restituta pensaría en casarse, y Juan de Dios pensaría en casarse, ambos sin pena ni alegría, de tal modo que pasados cinco años hablaban del asunto con indiferencia, y dándolo como cosa cercana. Restituta would think of marrying, and Juan de Dios would think of marrying, both without pain or joy, in such a way that after five years they spoke of the matter with indifference, and considering it as something close. Parecía que no les importaba el rápido paso de los años, y aquellos seres encerrados en una tienda, sin duda medían la vida por varas, no considerando que alguna vez llegarían al fin de la pieza. It seemed that they did not care about the rapid passage of the years, and those beings locked in a store, without a doubt measured their lives by rods, not considering that they would ever reach the end of the piece. Ambos novios eran de esos que se aprestan a casarse y se casan al fin, sin que los hombres, ni Dios, ni el demonio sepan nunca por qué. Both boyfriends were the kind who are getting ready to marry and marry at last, without men, or God, or the devil ever knowing why.