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El 19 de Marzo y el 2 de Mayo by Benito Pérez Galdós, XIII

XIII

Ya era de noche cuando me avisaron que a las diez salía un coche para Madrid. Resolví partir, y por hacer tiempo hasta que llegase la hora de la marcha, fui a la taberna. Como en los días anteriores, el gentío era inmenso, los trajes pintorescos y variados, las voces animadas (aunque ya enronquecidas por el patriotismo), los gestos elocuentes, las patadas clásicas, los pellizcos propinados a Mariminguilla infinitos, el vino más aguado que el día anterior, pues por algo disfruta Aranjuez el beneficio de dos copiosos ríos.

Lopito y Cuarta y Media me convidaron a beber con demostraciones de entusiasmo, y el primero de aquellos consecuentes hombres políticos, me dijo:

-Hoy sí que nos hemos lucido Gabrielillo. Aquí me está diciendo el Sr. Cuarta y Media que esta noche ponen al Príncipe de Asturias, de modo que hemos de ir a darle vivas al balcón.

Pujitos distrajo mi atención, hablándome de quepensaba organizar una compañía de buenos españoles que desfilaran por delante del palacio en marcial formación como la tropa, con objeto de hacer ver a los Reyes que el pueblo sabe dar media vuelta a la izquierda lo mismo que el ejército. ¡Qué predestinación! ¡Qué genio! ¡Qué mirada al porvenir! Yo contesté a Pujitos, excusándome de formar parte de tan brillante ejército, por serme indispensable marchar del Sitio aquella misma noche.

Había oscurecido. Mariminguilla colgó el candil de cuatro mecheros para la completa aunque pálida iluminación de la escena, y aún me encontraba yo allí, cuando llegó la feliz, la anhelada noticia. Algunos entraron diciéndolo, y no se les dio crédito: otros salieron a averiguarlo y tornaron al poco rato confirmando tan fausto suceso; y por fin un grupo, el más bullicioso, el más maleante, el más entrometido de todos los grupos de aquellos días, la comparsa de los cocineros vestidos de patanes manchegos, y de pinches convertidos en majos, entró anunciando con patadas, manoplazos, berridos y coces, que la corona de España había pasado de las sienes del padre a las del hijo. No dejaban de tener razón al entusiasmarse aquellos angelitos, porque en apariencia ellos lo habían hecho todo.

Comunicada por tan brillante pléyade la noticia, no podía menos de ser cierta, y en prueba de que los patres conscripti la creyeron, allí estaban los milcascos de los vasos rotos en el momento en que se convencieron del cambio de monarca. También Mariminguilla tenía en sus brazos señales evidentes del alborozo Fernandista, pues se redoblaron los pellizcos. La multitud, espoleada por Pujitos, partió a los alrededores de palacio a pedir que saliese el nuevo Rey para victorearle, y la taberna quedó desocupada en dos minutos. Pueblo y soldados, mujeres y chiquillos, todos se unieron al alegre escuadrón: su paso era marcha y baile y carrera a un mismo tiempo, y su alarido de gozo me habría aterrado, si hubiese yo sido el príncipe en cuyo loor entonaban himno tan discorde las gargantas humedecidas por el fraudulento vino del tío Malayerba.

No quise ver ni oír más aquello, y fui a despedirme del incomparable D. Celestino, a quien hallé en el cuarto de Santurrias, ocupado aún en bizmarle y curar sus heridas. Luego que puso fin a esta operación, se ocupó en acostar a los cuatro muchachos campaneros, los cuales, fatigados de la batahola de aquel día, yacían medio dormidos sobre el suelo. Era preciso desnudarles como a cuerpos muertos, y al mismo tiempo hacerles comer las sopas de ajo que la tía Gila había traído en una gran cazuela. D. Celestino, teniendo sobre sus rodillas al más pequeño de aquellos diablillos, le acercaba la cuchara a la boca, esforzándose en introducirla por entre los apretados dientes. Después, procurando despabilarle decía:

-Vamos ahora a rezar todos el Padre Nuestro. Si vieras, Gabrielillo - añadió dirigiéndose a mí-, ¡cómo me han mortificado estos cuatro enemigos! Uno me ponía rabos de papel en la sotana; otro tendía una cuerda desde la cama a la mesa para que al pasar me enredara las piernas y cayese al suelo; otro calentó la llave de la alacena y me abrasé los dedos cuando fui a abrir; y por último, con mi sombrero hicieron un muñeco que decían era el Príncipe de la Paz, y después de arrastrarle por el patio, iban a meterle en el fogón para quemarlo. Afortunadamente, la tía Gila acudió a tiempo. ¡Pero qué han de hacer, si ya no hay autoridad, ni se obedece a los superiores! Me parece que ahora van a venir tiempos muy calamitosos. Si cada vez que se les antoje quitar a un ministro salen gritando los cocheros de los príncipes con unas cuantas docenas de labriegos y soldados de la guarnición, de antemano seducidos, vamos a estar con el alma en un hilo. Gabriel, aquí para entre los dos, ¿no es indecoroso y humillante, e indigno que un Príncipe de Asturias arranque la corona de las sienes de su padre, amedrentándole con los ladridos de torpes lacayos, de ignorantes patanes, de bárbaros chisperos y de una soldadesca estúpida y sobornada? ¡Ay! Si yo no fuera un hombre corto de genio, y lo hubiera tenido para decirle al Príncipe de la Paz lo que se fraguaba; si él, siguiendo mis consejos hubiera puesto a la sombra a tres ocuatro pícaros como Santurrias y otros... Porque, créelo hijo, este borrachón es, según me han dicho, el que ha embaucado a medio pueblo para hacerle tomar parte en el alboroto... por supuesto, que ha corrido dinero de largo. Yo de buena gana castigaría a este hombre execrable a este pérfido sacristán; ¿pero cómo he de dejar sin pan a un viudo con cuatro hijos? Ya ves: se me parte el corazón al considerar que estos angelitos andarán por las calles pidiendo una limosna... Lo que antes te he dicho es cierto... El vulgo, esa turba que pide las cosas sin saber lo que pide, y grita viva esto y lo otro, sin haber estudiado la cartilla, es una calamidad de las naciones, y yo a ser rey, haría siempre lo contrario de lo que el vulgo quiere. La mejor cosa hecha por el vulgo resulta mala. Por eso repito yo siempre con el gran latino: Odi profanum vulgus et arceo... et arceo , y lo aparto... et arceo , y lo echo lejos de mí... et arceo , y no quiero nada con él.

Concluida esta filípica, me abrazó deseándome mil felicidades, y haciéndome jurar que le enteraría puntualmente de la situación de Inés. Salí al fin de su casa y del pueblo, y cuando el coche que me conducía pasó por la plaza de San Antonio, sentí la algazara del pueblo agolpado delante de palacio. Sus gritos formaban un clamor estrepitoso que hacía enmudecer de estupor a las ranas de los estanques y asustaba a los grillos, pues unas y otros desconocíanaquella monstruosidad sonora que tan de improviso les había quitado la palabra.

El pueblo victoreaba al nuevo Rey: el plan concebido en las antecámaras de palacio había sido puesto en ejecución con el éxito más lisonjero. Todo estaba hecho, y los cortesanos que desde los balcones contemplaban con desprecio el entusiasmo de la fiera, tan brutal en su odio como en su alegría, no cabían en sí de satisfacción, creyendo haber realizado un gran prodigio. En su ignorancia y necedad no se les alcanzaba que habían envilecido el trono, haciendo creer a Napoleón que una nación donde príncipes y reyes jugaban la corona a cara y cruz sobre la capa rota del populacho, no podía ser inexpugnable.

Hasta que nuestro coche no se internó mucho por la calle Larga no dejamos de oír los gritos. Aquel fue el primer motín que he presenciado en mi vida, y a pesar de mis pocos años entonces, tengo la satisfacción de no haber simpatizado con él. Después he visto muchos, casi todos puestos en ejecución con los mismos elementos que aquel famosísimo, primera página del libro de nuestros trastornos contemporáneos; y es preciso confesar que sin estos divertimientos periódicos, que cuestan mucha sangre y no poco dinero, la historia moderna de la heroica España sería esencialmente fastidiosa.

Pasan años y más años: las revoluciones se suceden,hechas en comandita por los grandes hombres, y por el vulgo, sin que todo lo demás que existe en medio de estas dos extremidades se tome el trabajo de hacer sentir su existencia. Así lo digo yo hoy, a los ochenta y dos años de mi edad, a varios amigos que nos reunimos en el café de Pombo, y oigo con satisfacción que ellos piensan lo mismo que yo, don Antero, progresista blindado, cuenta la picardía de O'Donnell el 56; D. Buenaventura Luchana, progresista fósil, hace depender todos los males de España de la caída de Espartero el 43; D. Aniceto Burguillos, que fue de la Guardia Real en tiempo de María Cristina, se lamenta de la caída del Estatuto. Reúnense junto a nuestra mesa algunos jóvenes estudiantes, varios capitanes y tenientes de infantería, y no pocos parásitos de esos que pueblan los cafés, probándonos que son tan pesados de pretendientes como de cesantes. Todos nos ruegan que les contemos algo de las felicidades pasadas para edificación de la edad presente, y sin hacerse de rogar cuenta D. Antero la del 56, D. Buenaventura se conmueve un poco y relata la del 43, D. Aniceto da doce puñetazos sobre la mesa, mientras narra la del 36, y yo mojando un terroncito de azúcar y chupándomelo después, les digo con este tonillo zumbón que no puedo remediar: «Vds. han visto muchas cosas buenas; ustedes han visto la de los grandes militares, la de los grandes civiles y la de los sargentos; pero no hanvisto la de los lacayos y cocheros, que fue la primera, la primerita y sin disputa la más salada de todas».


XIII

Ya era de noche cuando me avisaron que a las diez salía un coche para Madrid. It was already dark when they told me that a car was leaving for Madrid at ten. Resolví partir, y por hacer tiempo hasta que llegase la hora de la marcha, fui a la taberna. Como en los días anteriores, el gentío era inmenso, los trajes pintorescos y variados, las voces animadas (aunque ya enronquecidas por el patriotismo), los gestos elocuentes, las patadas clásicas, los pellizcos propinados a Mariminguilla infinitos, el vino más aguado que el día anterior, pues por algo disfruta Aranjuez el beneficio de dos copiosos ríos. As in the previous days, the crowd was immense, the costumes colorful and varied, the lively voices (although already hoarse with patriotism), the eloquent gestures, the classic kicks, the infinite pinches given to Mariminguilla, the wine more watery than the day before, because for something Aranjuez enjoys the benefit of two copious rivers.

Lopito y Cuarta y Media me convidaron a beber con demostraciones de entusiasmo, y el primero de aquellos consecuentes hombres políticos, me dijo:

-Hoy sí que nos hemos lucido Gabrielillo. -Today we have shone Gabrielillo. Aquí me está diciendo el Sr. Here Mr. Cuarta y Media que esta noche ponen al Príncipe de Asturias, de modo que hemos de ir a darle vivas al balcón. Fourth and a half that tonight they play the Prince of Asturias, so we have to go cheer on the balcony.

Pujitos distrajo mi atención, hablándome de quepensaba organizar una compañía de buenos españoles que desfilaran por delante del palacio en marcial formación como la tropa, con objeto de hacer ver a los Reyes que el pueblo sabe dar media vuelta a la izquierda lo mismo que el ejército. Pujitos distracted my attention, telling me that he was planning to organize a company of good Spaniards who would parade past the palace in martial formation like the troops, in order to make the Kings see that the people know how to turn left the same as the army. . ¡Qué predestinación! ¡Qué genio! ¡Qué mirada al porvenir! What a look to the future! Yo contesté a Pujitos, excusándome de formar parte de tan brillante ejército, por serme indispensable marchar del Sitio aquella misma noche. I replied to Pujitos, excusing myself from being part of such a brilliant army, because it was essential for me to leave the Siege that same night.

Había oscurecido. It was dark. Mariminguilla colgó el candil de cuatro mecheros para la completa aunque pálida iluminación de la escena, y aún me encontraba yo allí, cuando llegó la feliz, la anhelada noticia. Mariminguilla hung the lamp with four lighters for the complete but pale illumination of the scene, and I was still there, when the happy news arrived, the longed-for news. Algunos entraron diciéndolo, y no se les dio crédito: otros salieron a averiguarlo y tornaron al poco rato confirmando tan fausto suceso; y por fin un grupo, el más bullicioso, el más maleante, el más entrometido de todos los grupos de aquellos días, la comparsa de los cocineros vestidos de patanes manchegos, y de pinches convertidos en majos, entró anunciando con patadas, manoplazos, berridos y coces, que la corona de España había pasado de las sienes del padre a las del hijo. Some came in saying it, and were not given credit: others went out to find out and returned a little while confirming such a fabulous event; And finally a group, the most boisterous, the most thuggish, the most intrusive of all the groups of those days, the troupe of cooks dressed as La Mancha louts, and punks turned into nices, entered announcing with kicks, knuckles, howls and kicks, that the crown of Spain had passed from the temples of the father to those of the son. No dejaban de tener razón al entusiasmarse aquellos angelitos, porque en apariencia ellos lo habían hecho todo. They were not without reason when those little angels were excited, because apparently they had done everything.

Comunicada por tan brillante pléyade la noticia, no podía menos de ser cierta, y en prueba de que los  patres conscripti la creyeron, allí estaban los milcascos de los vasos rotos en el momento en que se convencieron del cambio de monarca. Communicated by such a brilliant plethora of news, it could not but be true, and in proof that the patres conscripti believed it, there were the thousand helmets of the broken glasses at the moment they were convinced of the change of monarch. También Mariminguilla tenía en sus brazos señales evidentes del alborozo Fernandista, pues se redoblaron los pellizcos. Mariminguilla also had evident signs of Fernandista's joy in her arms, as the pinching was redoubled. La multitud, espoleada por Pujitos, partió a los alrededores de palacio a pedir que saliese el nuevo Rey para victorearle, y la taberna quedó desocupada en dos minutos. The crowd, spurred on by Pujitos, set out around the palace to ask for the new King to come out to win him, and the tavern was empty in two minutes. Pueblo y soldados, mujeres y chiquillos, todos se unieron al alegre escuadrón: su paso era marcha y baile y carrera a un mismo tiempo, y su alarido de gozo me habría aterrado, si hubiese yo sido el príncipe en cuyo loor entonaban himno tan discorde las gargantas humedecidas por el fraudulento vino del tío Malayerba. People and soldiers, women and children, all joined the merry squad: their step was march and dance and race at the same time, and their shriek of joy would have terrified me, if I had been the prince in whose praise they sang such a discordant hymn their throats wet with the fraudulent wine of Uncle Malayerba.

No quise ver ni oír más aquello, y fui a despedirme del incomparable D. Celestino, a quien hallé en el cuarto de Santurrias, ocupado aún en bizmarle y curar sus heridas. I didn't want to see or hear that any more, and I went to say goodbye to the incomparable Don Celestino, whom I found in Santurrias's room, still busy looking at him and treating his wounds. Luego que puso fin a esta operación, se ocupó en acostar a los cuatro muchachos campaneros, los cuales, fatigados de la batahola de aquel día, yacían medio dormidos sobre el suelo. Era preciso desnudarles como a cuerpos muertos, y al mismo tiempo hacerles comer las sopas de ajo que la tía Gila había traído en una gran cazuela. D. Celestino, teniendo sobre sus rodillas al más pequeño de aquellos diablillos, le acercaba la cuchara a la boca, esforzándose en introducirla por entre los apretados dientes. Después, procurando despabilarle decía:

-Vamos ahora a rezar todos el Padre Nuestro. Si vieras, Gabrielillo - añadió dirigiéndose a mí-, ¡cómo me han mortificado estos cuatro enemigos! If you could see, Gabrielillo - he added, addressing me - how these four enemies have mortified me! Uno me ponía rabos de papel en la sotana; otro tendía una cuerda desde la cama a la mesa para que al pasar me enredara las piernas y cayese al suelo; otro calentó la llave de la alacena y me abrasé los dedos cuando fui a abrir; y por último, con mi sombrero hicieron un muñeco que decían era el Príncipe de la Paz, y después de arrastrarle por el patio, iban a meterle en el fogón para quemarlo. One would put paper tails on my cassock; another stretched a rope from the bed to the table so that as it passed, it would entangle my legs and fall to the floor; another heated the key in the cupboard and I burned my fingers when I went to open it; And finally, with my hat they made a doll that they said was the Prince of Peace, and after dragging him across the patio, they were going to put him on the stove to burn him. Afortunadamente, la tía Gila acudió a tiempo. Fortunately, Aunt Gila was there on time. ¡Pero qué han de hacer, si ya no hay autoridad, ni se obedece a los superiores! But what are they to do if there is no longer authority, nor is superiors obeyed! Me parece que ahora van a venir tiempos muy calamitosos. It seems to me that now very dire times are going to come. Si cada vez que se les antoje quitar a un ministro salen gritando los cocheros de los príncipes con unas cuantas docenas de labriegos y soldados de la guarnición, de antemano seducidos, vamos a estar con el alma en un hilo. If every time they fancy taking away a minister, the princes' coachmen come out screaming with a few dozen peasants and soldiers of the garrison, seduced beforehand, we will be with our souls in a thread. Gabriel, aquí para entre los dos, ¿no es indecoroso y humillante, e indigno que un Príncipe de Asturias arranque la corona de las sienes de su padre, amedrentándole con los ladridos de torpes lacayos, de ignorantes patanes, de bárbaros chisperos y de una soldadesca estúpida y sobornada? Gabriel, here between the two of you, is it not indecorous and humiliating, and unworthy for a Prince of Asturias to tear the crown from his father's temples, intimidating him with the barking of clumsy lackeys, ignorant louts, barbaric sparks and a stupid and bribed soldiery? ¡Ay! Si yo no fuera un hombre corto de genio, y lo hubiera tenido para decirle al Príncipe de la Paz lo que se fraguaba; si él, siguiendo mis consejos hubiera puesto a la sombra a tres ocuatro pícaros como Santurrias y otros... Porque, créelo hijo, este borrachón es, según me han dicho, el que ha embaucado a medio pueblo para hacerle tomar parte en el alboroto... por supuesto, que ha corrido dinero de largo. If I were not a short-tempered man, and had had it to tell the Prince of Peace what was brewing; If he, following my advice, had put three or four rogues like Santurrias and others in the shade ... Because, believe it, son, this drunkard is, according to what I have been told, the one who has duped half the town into taking part in the uproar ... of course, it has long run money. Yo de buena gana castigaría a este hombre execrable a este pérfido sacristán; ¿pero cómo he de dejar sin pan a un viudo con cuatro hijos? I would gladly punish this execrable man this perfidious sacristan; But how can I leave a widower with four children without bread? Ya ves: se me parte el corazón al considerar que estos angelitos andarán por las calles pidiendo una limosna... Lo que antes te he dicho es cierto... El vulgo, esa turba que pide las cosas sin saber lo que pide, y grita viva esto y lo otro, sin haber estudiado la cartilla, es una calamidad de las naciones, y yo a ser rey, haría siempre lo contrario de lo que el vulgo quiere. You see: my heart breaks when I consider that these little angels will walk the streets asking for alms ... What I have told you before is true ... The common people, that mob that asks for things without knowing what they are asking for, and shout this and the other, without having studied the card, it is a calamity of the nations, and I would always be king, I would do the opposite of what the common people want. La mejor cosa hecha por el vulgo resulta mala. The best thing done by the common people turns out bad. Por eso repito yo siempre con el gran latino:  Odi profanum vulgus et arceo... et arceo , y lo aparto...  et arceo , y lo echo lejos de mí...  et arceo , y no quiero nada con él. That is why I always repeat with the great Latin: Odi profanum vulgus et arceo ... et arceo, and I put it away ... et arceo, and I throw it away from me ... et arceo, and I don't want anything with it.

Concluida esta filípica, me abrazó deseándome mil felicidades, y haciéndome jurar que le enteraría puntualmente de la situación de Inés. When this philippic was over, he embraced me, wishing me a thousand congratulations, and making me swear that I would promptly find out about Ines's situation. Salí al fin de su casa y del pueblo, y cuando el coche que me conducía pasó por la plaza de San Antonio, sentí la algazara del pueblo agolpado delante de palacio. Sus gritos formaban un clamor estrepitoso que hacía enmudecer de estupor a las ranas de los estanques y asustaba a los grillos, pues unas y otros desconocíanaquella monstruosidad sonora que tan de improviso les había quitado la palabra. Their screams formed a resounding clamor that made the frogs in the ponds stunned with amazement and frightened the crickets, for both were unaware of that sonorous monstrosity that had so suddenly cut them off.

El pueblo victoreaba al nuevo Rey: el plan concebido en las antecámaras de palacio había sido puesto en ejecución con el éxito más lisonjero. Todo estaba hecho, y los cortesanos que desde los balcones contemplaban con desprecio el entusiasmo de la fiera, tan brutal en su odio como en su alegría, no cabían en sí de satisfacción, creyendo haber realizado un gran prodigio. Everything had been done, and the courtiers who from the balconies contemplated with contempt the enthusiasm of the beast, as brutal in its hatred as in its joy, did not fit in with satisfaction, believing they had performed a great prodigy. En su ignorancia y necedad no se les alcanzaba que habían envilecido el trono, haciendo creer a Napoleón que una nación donde príncipes y reyes jugaban la corona a cara y cruz sobre la capa rota del populacho, no podía ser inexpugnable. In their ignorance and foolishness it was not enough to them that they had debased the throne, making Napoleon believe that a nation where princes and kings played the crown with heads and tails on the broken cloak of the populace, could not be impregnable.

Hasta que nuestro coche no se internó mucho por la calle Larga no dejamos de oír los gritos. It wasn't until our car drove far down Calle Larga that we stopped hearing the screams. Aquel fue el primer motín que he presenciado en mi vida, y a pesar de mis pocos años entonces, tengo la satisfacción de no haber simpatizado con él. That was the first riot I have ever witnessed, and despite my few years then, I have the satisfaction of not having sympathized with it. Después he visto muchos, casi todos puestos en ejecución con los mismos elementos que aquel famosísimo, primera página del libro de nuestros trastornos contemporáneos; y es preciso confesar que sin estos divertimientos periódicos, que cuestan mucha sangre y no poco dinero, la historia moderna de la heroica España sería esencialmente fastidiosa. Later I have seen many, almost all of them put into execution with the same elements as that famous one, the first page of the book of our contemporary disorders; and it must be confessed that without these periodic entertainments, which cost a lot of blood and not a little money, the modern history of heroic Spain would be essentially boring.

Pasan años y más años: las revoluciones se suceden,hechas en comandita por los grandes hombres, y por el vulgo, sin que todo lo demás que existe en medio de estas dos extremidades se tome el trabajo de hacer sentir su existencia. Years and more years pass: revolutions follow one another, made in partnership by great men, and by the common people, without everything else that exists between these two extremities taking the trouble to make their existence felt. Así lo digo yo hoy, a los ochenta y dos años de mi edad, a varios amigos que nos reunimos en el café de Pombo, y oigo con satisfacción que ellos piensan lo mismo que yo, don Antero, progresista blindado, cuenta la picardía de O'Donnell el 56; D. Buenaventura Luchana, progresista fósil, hace depender todos los males de España de la caída de Espartero el 43; D. Aniceto Burguillos, que fue de la Guardia Real en tiempo de María Cristina, se lamenta de la caída del Estatuto. This is what I say today, at eighty-two years of my age, to several friends who met in the café in Pombo, and I hear with satisfaction that they think the same as me, Don Antero, an armored progressive, recounts O'Donnell on 56; D. Buenaventura Luchana, a fossil progressive, makes all the ills of Spain depend on the fall of Espartero in 43; D. Aniceto Burguillos, who was a member of the Royal Guard in the time of María Cristina, laments the fall of the Statute. Reúnense junto a nuestra mesa algunos jóvenes estudiantes, varios capitanes y tenientes de infantería, y no pocos parásitos de esos que pueblan los cafés, probándonos que son tan pesados de pretendientes como de cesantes. Some young students, several captains and infantry lieutenants, and not a few parasites of those who populate the cafes, gather at our table, proving that they are as heavy of suitors as they are unemployed. Todos nos ruegan que les contemos algo de las felicidades pasadas para edificación de la edad presente, y sin hacerse de rogar cuenta D. Antero la del 56, D. Buenaventura se conmueve un poco y relata la del 43, D. Aniceto da doce puñetazos sobre la mesa, mientras narra la del 36, y yo mojando un terroncito de azúcar y chupándomelo después, les digo con este tonillo zumbón que no puedo remediar: «Vds. Everyone begs us to tell them something of the past happiness for the edification of the present age, and without asking, D. Antero of 56, D. Buenaventura is a bit moved and recounts that of 43, D. Aniceto punches twelve on the table, while he narrates the one from '36, and I dipping a little lump of sugar and sucking it afterwards, I tell them with this buzzing twist that I can't help it: «You. han visto muchas cosas buenas; ustedes han visto la de los grandes militares, la de los grandes civiles y la de los sargentos; pero no hanvisto la de los lacayos y cocheros, que fue la primera, la primerita y sin disputa la más salada de todas».