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El 19 de Marzo y el 2 de Mayo by Benito Pérez Galdós, VII

VII

-Pues, Gabrielillo -me dijo D. Celestino cuando entrábamos en la casa-, cierto es que hay demasiada gente en el pueblo. Se ven por ahí muchas caras extrañas, y también parece que es mayor el número de soldados. ¿Ves aquel grupo que hay junto a la esquina? Parecen trajineros de la Mancha... y entre ellos se ven algunos uniformes de caballería. Por este lado vienen otros que parecen estar bebidos... ¿oyes los gritos? Entrémonos, hijo mío, no nos digan alguna palabrota. Aborrezco el vulgo.

En efecto, por las calles del Real Sitio, y por la plaza de San Antonio discurrían más o menos tumultuosamente varios grupos, cuyo aspecto no tenía nada de tranquilizador. Asomábase a las ventanas el vecindario todo, para observar a los transeúntes, y era opinión general, que nunca se había visto en Aranjuez tanta gente. Entramos en la casa, subimos al cuarto de D. Celestino, y cuando este sacudía el polvo de su manteo y alisaba con la manga las rebeldes felpas del sombrero de teja, la puerta se entreabrió, y una cara enjuta, arrugada y morena, con ojos vivarachos y tunantes, una cara de esas que son viejas y parecen jóvenes, o al contrario, cara a lacual daba peculiar carácter toda la boca necesaria para contener dos filas de descomunales dientes, apareció en el hueco. Era Gorito Santurrias, sacristán de la parroquia.

-¿Se puede entrar, señor cura? -preguntó, sonriendo, con aquella jovialidad mixta de bufón y de demonio que era su rasgo sobresaliente.

-A tiempo viene el Sr. Santurrias -dijo el cura frunciendo el ceño-, porque tengo que prevenirle... Sepa Vd. que estoy incomodado, sí señor; y pues los sagrados cánones me autorizan para imponerle castigo... allá veremos... y digo y repito que la gente que se ve por ahí no viene a lo que Vd. me indicó esta mañana. Pues no faltaba más.

-Señor cura -contestó irrespetuosamente Santurrias-, esta noche me desollará las manos la cuerda de la campana grande. Es preciso tocar, tocar para reunir la gente.

-¡Ay de Santurrias si suenan las campanas sin mi permiso!... Pero ¿qué quiere esa gentuza? ¿Qué pretende?

-Eso lo veremos luego.

-Ande Vd. con Barrabás, diablo de siete colas. ¿Pero a qué viene esa gente a Aranjuez? -repitió D. Celestino dirigiéndose a mí-. Gabriel, se nos olvidó advertir al señor príncipe de la Paz lo que pasa, y aconsejarle que no esté desprevenido. ¡Cuánto nos hubiese agradecido Su Alteza nuestro solícito interés!

-Ya se lo dirán de misas -murmuró burlonamente Santurrias-. Lo que quiere esa gente es impedir que nos lleven para las Indias a nuestros idolatrados Reyes.

-¡Ja, ja! -exclamó el sacerdote poniéndose amarillo-. Ya salimos con la muletilla. Como si uno no tuviera autoridad para desmentir tales rumores; como si uno no fuera amigo de personas que le enteran de lo que pasa; como si uno no estuviera al tanto de todo.

Diciendo esto, D. Celestino no quitaba de mí los ojos, buscando sin duda una discreta conformidad con sus afirmaciones. En tanto Santurrias, que era uno de los sacristanes más tunos y desvergonzados que he visto en mi vida, no cesaba de burlarse de su superior jerárquico, bien contradiciéndole en cuanto decía, bien cantando con diabólica música una irreverente ensaladilla compuesta de trozos de sainete mezclados con versículos latinos del Oficio ordinario.

-¡Ay señor cura, señor cura! -dijo-. Si veremos correr a su paternidad por el camino de Madrid con los hábitos arremangados. ¡Ja, ja, ja!

Préstame tu moquero

si está más limpio

para echar los tostones

que me has pedido.

Asperges me, Domine, hissopo, et mundabor.

-Mi dignidad -repuso el clérigo cada vez más amostazado- no me permite rebajarme hasta disputar con el Sr. de Santurrias. Si yo no le tratara de igual, como acostumbro, no se habría relajado la disciplina eclesiástica; pero en lo sucesivo he de ser enérgico, sí señor, enérgico, y si Santurrias se alegra de que esa plebe indigna vocifere contra el príncipe de la Paz, sepa que yo mando en mi iglesia, y... no digo más. Parece que soy blando de genio; pero Celestino Santos del Malvar sabe enfadarse, y cuando se enfada...

-Cuando llegue la hora del jaleo, señor cura, su paternidad nos sacará aquellas botellitas que tiene guardadas en el armario, para que nos refresquemos -dijo Santurrias descosiéndose de risa otra vez.

-Borracho; así está la santa Iglesia en tus pícaras manos -repuso el clérigo-. Gabriel, ¿querrás creer que hace dos días tuve que coger la escoba y ponerme a barrer la capilla del Santo Sagrario, que estaba con media vara de basura? Desde que llegué aquí, me dijeron que este hombre acostumbraba visitar la taberna del tío Malayerba: yo me propuse corregirlo con piadosas exhortaciones, pero ¡el diablo le lleve!, hay días, chiquillo, que hasta el vino del santo sacrificio desaparece de las vinajeras. ¡Y esto se permite tener opinión, y disputar conmigo, asegurando que si cae o no cae el dignísimo, el eminentísimo, ¡óigalo Vd. bien, el incomparabilísimo príncipe de la Paz!

-Pues, y nada más. ¡Como que no le van a arrastrar por las calles de Aranjuez, como al gigantón de Pascua florida!...

-¡Qué abominaciones salen por esa boca, Dios de Israel!

Santurrias tan pronto ahuecaba la voz para cantar gravemente un trozo de la misa o del oficio de difuntos, como la atiplaba entonando con grotescos gestos una seguidilla. Luego imitaba el son de las campanas, y hasta llegó en su irrespetuoso desparpajo, a remedar la voz gangosa de mi amigo, el cual todo turbado variaba de color a cada instante, sin poder sobreponerse a las zumbas de su miserable subalterno.

-Pero en resumen -dijo al fin- ¿qué es lo que mi señor sacristán espera? ¿Cuenta, sin duda, con ordenarse de menores para que le hagan cardenal subdiácono?

-Allá veremos, Sr. D. Celestino -contestó el bufón-. Esta noche o mañana veremos lo que hace Santurrias. No tema nada mi curita; que ya le pondremos en salvo.

Tuba mirum spargens sonum

per sepulchra rigionum

coget omnes ante thronum.

Esta sí que es tira, tirana:

ojo alerta, cuidado, señores,

que aunque tengan las caras de plata

muchas tienen las manos de cobre.

-Eso es, mezcle Vd. los cantos divinos con los mundanos. Me gusta. Pero se me acaba la paciencia, señor rapa-velas. ¡Oh Gabriel!, estoy sofocadísimo. Yo bien sé que no hay nada; que no ocurre nada: bien sé que de ese monigote no hay que hacer caso. Sabe Dios cuántos cuartillos de lo de Yepes tendrá en el bendito estómago; pero conviene averiguar... Mira hijito, sal tú por ahí, entérate bien, y tráeme noticias de lo que se dice en el pueblo. Puede que esos tunantes tengan el propósito aleve... Si así fuese, haz lo que te digo; que aquí quedo yo esperándote; y en cuanto descabece un sueñecito, iré a prevenir al Príncipe, para que se ande con cuidado... Pues no me lo agradecerá poco el buen señor.

No sólo por obedecerle sino también por satisfacer mi curiosidad, salí de la casa y recorrí las calles del pueblo. El gentío aumentaba en todas partes, y especialmente en la plaza de San Antonio. No era preciso molestar a nadie con preguntas para saber que el generoso pueblo, enojado con la noticia verdadera o falsa de que los Reyes iban a partir para Andalucía, parecía dispuesto a impedir el viaje, que se consideraba como una combinación infernal fraguada por Godoy de acuerdo con Bonaparte.

En todos los grupos se hablaba del generalísimo, como es de suponer, y en verdad digo que no hubiera querido encontrarme en el pellejo de aquel señor a quien poco antes había visto tan fastuoso y espléndido;pero sabido es que la fortuna suele ser la más traidora de las diosas con aquellos mismos que favoreció demasiado, y no hay que fiarse mucho de esta ruin cortesana. Decía, pues, que a los vasallos del buen Carlos no les parecía muy bien el viaje, y aunque hasta entonces no se les había hablado del derecho a influir en los destinos de esta nuestra bondadosa madre España, ello es, que guiados, sin duda, por su instinto y buen ingenio aquellos benditos, se disponían a probar que para algo respiraban doce millones de seres humanos el aire de la Península.

Más de dos horas estuve paseándome por las calles. Como a cada instante llegaba gente de la corte traté de encontrar alguna persona conocida; pero no hallé ningún amigo. Ya me retiraba a la casa del cura, cercana la noche, cuando de un grupo se apartó un joven de más edad que yo y llegándose a mí con aparatosa oficiosidad, me saludó llamándome por mi nombre y pidiéndome informes acerca de mi importantísima salud. Al pronto no le conocí; mas cuando cambiamos algunas palabras, caí en la cuenta de que era un señor pinche de las reales cocinas, con quien yo había trabado conocimiento cinco meses antes en el palacio del Escorial.

-¿No te acuerdas de quién te daba de cenar todas las noches? -me dijo-. ¿No te acuerdas del que te contestaba a tus mil preguntas?

-¡Ah!, sí -repuse-, ya reconozco al Sr. Lopito; has engordado sin duda.

-La buena vida, amigo -dijo con petulancia, terciando airosamente la capa en que se envolvía-. Ya no estoy en las cocinas; he pasado a la montería del señor infante D. Antonio Pascual, donde no hay mucho que hacer y se divierte uno. Velay<A HREF="void(null);" onClick="('not0001.htm#N_8_','notas',).focus()">8</A>; ahora nos han mandado que nos quitemos las libreas, y paseemos por el pueblo... en fin, esto no se puede decir. -Pues yo por nada serviría en palacio. Tres días fui paje de la señora condesa Amaranta, y quedé harto.

-Quita allá; en ninguna parte se vive como en palacio, porque después que le dan a uno buena cama, buen plato y buena ropa, cuando llega una ocasión como esta no falta un dobloncito en el bolsillo... pero esto no es para dicho aquí entre tanta gente, y allí está la taberna del tío Malayerba, que parece llamarnos, para que refrescando en ella nos contemos nuestras vidas.

Lopito era un chicuelo de esos que prematuramente se quieren hacer pasar por hombres, pues también entonces existía esta casta, no conociendo para tal objeto otros medios que beber a porrillo y dar de puñetazos en las mesas, desvergonzarse con todo el mundo, mirar con aire matachín, y contar de sí propios inverosímiles aventuras. Pero con estascualidades y otras muchas, el ex-pinche no dejaba de ser simpático, sin duda porque unía a su vanidosa desenvoltura la generosidad y el rumbo, que acompañan por lo regular a los pocos años. Convidome a cenar en la taberna, charlamos luego hasta las nueve y nos separamos tan amigotes, cual si hubiéramos aprendido a leer en la misma cartilla.

Al día siguiente, como no era posible volverme a Madrid, a causa de que los trajineros pedían fabulosos precios por el viaje, nos reunimos otra vez. Lopito estaba tan desocupado como yo, y entre la taberna del tío Malayerba y los jardines del Príncipe nos pasamos la mayor parte del día, conferenciando sobre cuanto nos ocurría, y especialmente acerca de acontecimientos públicos, asunto en que él se daba extraordinaria importancia. Al principio se mostraba algo reservado en esta cuestión; pero por último, no pudiendo resistir dentro de su alma el sofocante peso de un secreto, se franqueó conmigo generosamente.

-Si quieres -me dijo- puedes ganarte algunos cuartos. Yo te llevaré a casa del Sr. Pedro Collado; criado de S. A. el príncipe Fernando, y verás cómo te dan soldada. ¿Ves esos paletos manchegos que andan por ahí? Pues todos cobran ocho, diez o doce reales diarios, con viaje pagado y vino a discreción.

-¿Y por qué es eso, Lopito? Yo creí que esa gente gritaba y chillaba porque así era su gusto. ¿Demodo que todo eso de vivan nuestros reyes y lo de muera el choricero es porque corre el dinero?

-No: te diré. Los españoles todos aborrecen a ese hombre; mas para que dejen sus casas y tierras y sus caballerías por venir aquí a gritar, es preciso que alguien les dé el jornal que pierden en un día como este. Todos los que servimos al infante D. Antonio Pascual y los criados del príncipe de Asturias hemos estado por ahí buscando gente. De Madrid hemos traído medio barrio de Maravillas, y en los pueblos de Ocaña, Titulcia, Villatobas, Corral de Almaguer, Villamejor y Romeral, creo que no han quedado más que las mujeres y los viejos, pues hasta un racimo de chiquillos trajo el Sr. Collado.

-Pero tonto -dije yo, creyendo presentar un argumento decisivo-, ¿qué importa que toda esa gente chille a las puertas de palacio pidiendo lo que no les han de dar? ¿Pues no tiene ahí S. M. sus reales tropas para hacerse respetar? Porque o somos o no somos. Si con un puñado de gente gritona traída de los pueblos y de las Vistillas de Madrid se puede obligar al rey a que haga una cosa, no sé para qué se toma ese señor el trabajo de llevar corona en la cabeza.

-Dices bien, Gabrielillo, y si el condenado generalísimo estuviera seguro de que la tropa le sostenía, ya podían volverse a sus casas todos esos caballeros, que han venido a darle una serenata; pero tú no sabes de la misa la media. También han repartido dineroa la tropa -añadió bajando la voz-; y como el príncipe de Asturias tiene no sé cuántas arcas llenas de onzas de oro que le ha ido dando su padre para juguetes... ya ves... S. A. hará lo que le dé la gana, porque le ayudan todos los señores de la grandeza, muchos obispos, muchos generales, y hasta los mismos ministros que ahora tiene el Rey.

-Eso sí que es una grandísima picardía -exclamé con ira-. Son ministros del Rey, son compañeros del otro, a quien sin duda deben los zapatos con que se calzan, y al mismo tiempo le hacen la mamola al niño Fernando, porque ven que el pueblo le quiere, y dicen: «Por fas o nefas, por la mano derecha o por la izquierda, no ha de tardar en sentarse en el trono».

Con este diálogo llegamos a la taberna, y allí nos sentamos, pidiendo Lopito para sí aguardiente de Chinchón, y yo tintillo de Arganda. No estábamos solos en aquella academia de buenas costumbres, porque cerca de la mesa en que nosotros perfeccionábamos nuestra naturaleza física y moral, se veían hasta dos docenas de caballeros, en cuyas fisonomías reconocí a algunos famosos Hércules y Teseos de Lavapiés, de aquellos que invocó con épico acento el poeta al decir:

Grandes, invencibles héroes,

que en los ejércitos diestros

de borrachera, rapiña,

gatería y vituperio,

fatigáis las faltriqueras...

Entre estos hombres vi otros de figura extraña, y tan astrosos y con tanto andrajo cubiertos, que daba lástima verlos.

-Estos -me dijo Lopito satisfaciendo mi curiosidad- son lo mejorcito de Zocodover de Toledo, donde ejercitan su destreza en el aligeramiento de bolsillos y alivio de caminantes.

También entraron en las tabernas muchos soldados de caballería, y al poco rato se había entablado conversación tan viva que no era posible entender ni una palabra, si palabras pueden llamarse las vociferaciones y juramentos de aquella gente. Unos sostenían que la familia real partiría aquella misma tarde, y otros que el Rey no había pensado en tal viaje. Pronto se disiparon las dudas, porque corrió la voz de que S. M. dirigía la voz a sus súbditos por medio de una proclama que al punto se fijó en todos los sitios públicos. En ella, después de llamar vasallos a los españoles, decía el buen Carlos IV, que la noticia del viaje era invención de la malicia, que no había que temer nada de los franceses, nuestros queridos amigos y aliados, y que él era muy dichoso en el seno de su familia y de su pueblo, al cual conceptuaba asimismo como empachado de prosperidad y bienaventuranza al amparo de paternales instituciones.

La mayor parte de los héroes de Zocodover y las Vistillas, no parecían inclinados a dar crédito a laregia palabra, antes bien se burlaban de cuantos acudían a leerla, añadiendo: -No se nos engañará. A mí con esas... Aspacito, Sr. D. Carlos, que ya lo arreglaremos.

Cuando fui a casa encontré a D. Celestino loco de alegría: paseaba con la sotana suelta por su habitación, y aunque no estaba presente ni aun en sombra el pícaro sacristán, mi amigo profería con desaforado acento estas palabras:

-¿Lo ves, malvado Santurrias? ¿Lo ves, tunante, borracho, mal acólito, que no sabes más que juntar gotas de aceite y mocos de vela para venderlo en pelotillas? ¿Ves cómo yo tenía razón? ¿Ves cómo los Reyes no han pensado nunca en semejante viaje? Sí, que ahí están esos señores en el trono para darte gusto a ti, pérfido sacristán, escurridor de lámparas y ganzúa de cepillos. ¿No bastaba que lo dijera yo, que soy amigo de Su Alteza Serenísima, y tengo estudios para comprender lo que conviene al interés de la nación? Véngase Vd. ahora con bromitas, amenáceme con tocar las campanas sin mi permiso. ¡Ah!, agradézcame el muy tunante que no me cale ahora mismo el manteo y teja para ir en persona a contarle a Su Alteza qué clase de pajarraco es usted, con lo cual, dicho se está que el señor Patriarca me lo pondría de patitas en la calle. Pero no, Sr. Santurrias; soy un hombre generoso y no iré; no quiero quitarle el pan a un viudo con cuatro hijos. Perovéngase Vd. ahora con bromitas diciendo que mi paisano acá y allá; y que le van a arrastrar, y repita aquello de «¡Viva Fernando, Kirie eleyson ! ¡Muera Godoy, Christe eleyson !» con que me despierta todos los días.

A este punto llegaba, cuando advirtió que yo estaba delante, y echándome los brazos al cuello, me dijo:

-Al fin hemos salido de dudas. Todo era invención de Santurrias. ¿Qué hay por el pueblo? Estará la gente contentísima ¿no? Ahora cuando salga el señor príncipe de la Paz a paseo supongo que le victorearán... ¡Ay!, qué susto me he llevado, hijito. De veras creí que íbamos a tener un motín. ¡Un motín! ¿Sabes tú lo que es eso? En mi vida he visto tal cosa y sírvase Dios llevarme a su seno, antes que lo vea. Un motín no es ni más ni menos que salirse todos a la calle gritando viva esto o muera lo otro, y romper alguna vidriera y hasta si se ofrece golpear a algún desgraciado. ¡Qué horror! Gracias a Dios no tendremos ahora nada de esto, y sin duda la prudencia y tino de aquel hombre... ¿Sabes que estuve en su palacio a prevenirle de lo que pasaba y no me recibió?...

-Lo creo. En estos días no tendrá Su Alteza humor para recibir, porque como dijo el otro, no está la Magdalena para tafetanes.

-Tal vez él tenga noticias de las picardías de Santurriasy de los otros perdidos con quien se junta en la taberna del tío Malayerba -continuó el cura-. ¿Pero en dónde está ese endemoniado sacristán? No parece por aquí porque sabe que le he de poner más colorado que un pimiento riojano.

No había acabado de decirlo, cuando entreabriéndose la puerta, dejó ver los dientes, la plegada y siempre risueña boca, la exprimida cara y arrugada frente del sacristán.

-Venga acá -exclamó D. Celestino con alborozo-; venga el sapientísimo Sr. Santurrias, presunto cardenal metropolitano; venga acá para que nos ilustre con su saber, para que nos aconseje con su prudencia. ¿Puede decirnos cuándo es el viaje? Porque yo tengo para mí que la proclama de S. M. es una tiñería; y qué crédito merece el Rey de las Españas, de las Indias de Jerusalén, de Rodas, etc., cuando habla el Excmo. Sr. D. Gregorio de las Santurrias, sacristán que fue de monjas Bernardas, y hoy de mi parroquia. A ver, ¿nos sacará de dudas su señoría?

-Mañana, mañana, mañanita, señor cura -contestó el sacristán-. Dígame su paternidad: ¿saca o no las botellicas?

Y luego, sin desconcertarse ante la ironía de su superior, sino por el contrario burlándose de los graves gestos con que se le interpelaba, empezó a entonar los singulares cantos de su repertorio, haciendomil grotescos visajes y moviendo los brazos, ya en ademán de repicar, ya aparentando recorrer el teclado de un órgano, ya en fin, con la postura propia de tocar la guitarra, sin dejar de cantar en la forma siguiente:

- Domine, ne in furore tuo arguas me...

Es la corte la mapa

de ambas Castillas,

y la flor de la corte

las Maravillas.

Anda moreno,

que no hay cosa en el mundo

como tu pelo.

De profundis clamavi ad te, Domine Domine exaudi vocem meam...

Don, dilondón, don, don.


VII VII

-Pues, Gabrielillo -me dijo D. Celestino cuando entrábamos en la casa-, cierto es que hay demasiada gente en el pueblo. "Well, Gabrielillo," Don Celestino told me when we entered the house, "it's true that there are too many people in town. Se ven por ahí muchas caras extrañas, y también parece que es mayor el número de soldados. ¿Ves aquel grupo que hay junto a la esquina? Parecen trajineros de la Mancha... y entre ellos se ven algunos uniformes de caballería. They look like trajineros from La Mancha ... and among them are some cavalry uniforms. Por este lado vienen otros que parecen estar bebidos... ¿oyes los gritos? Entrémonos, hijo mío, no nos digan alguna palabrota. Let's go in there, my son, don't give us a bad word. Aborrezco el vulgo.

En efecto, por las calles del Real Sitio, y por la plaza de San Antonio discurrían más o menos tumultuosamente varios grupos, cuyo aspecto no tenía nada de tranquilizador. Asomábase a las ventanas el vecindario todo, para observar a los transeúntes, y era opinión general, que nunca se había visto en Aranjuez tanta gente. The whole neighborhood looked out of the windows to observe passersby, and it was a general opinion that so many people had never been seen in Aranjuez. Entramos en la casa, subimos al cuarto de D. Celestino, y cuando este sacudía el polvo de su manteo y alisaba con la manga las rebeldes felpas del sombrero de teja, la puerta se entreabrió, y una cara enjuta, arrugada y morena, con ojos vivarachos y tunantes, una cara de esas que son viejas y parecen jóvenes, o al contrario, cara a lacual daba peculiar carácter toda la boca necesaria para contener dos filas de descomunales dientes, apareció en el hueco. We entered the house, went up to Don Celestino's room, and when he dusted the dust off his manteo and smoothed the rebellious plush of the tile hat with his sleeve, the door was ajar, and a lean face, wrinkled and brown, with vivacious and rogue eyes, a face of those that are old and seem young, or on the contrary, face to which all the mouth necessary to contain two rows of huge teeth gave peculiar character, appeared in the gap. Era Gorito Santurrias, sacristán de la parroquia.

-¿Se puede entrar, señor cura? -Can you enter, priest? -preguntó, sonriendo, con aquella jovialidad mixta de bufón y de demonio que era su rasgo sobresaliente. he asked, smiling, with that mixed joviality of jester and demon that was his outstanding feature.

-A tiempo viene el Sr. -Mr. Santurrias -dijo el cura frunciendo el ceño-, porque tengo que prevenirle... Sepa Vd. Santurrias, "said the priest, frowning," because I have to warn you ... You know. que estoy incomodado, sí señor; y pues los sagrados cánones me autorizan para imponerle castigo... allá veremos... y digo y repito que la gente que se ve por ahí no viene a lo que Vd. that I am uncomfortable, yes sir; and then the sacred canons authorize me to impose punishment ... there we will see ... and I say and repeat that the people you see around there do not come to what you. me indicó esta mañana. indicated to me this morning. Pues no faltaba más. Well, there was no more.

-Señor cura -contestó irrespetuosamente Santurrias-, esta noche me desollará las manos la cuerda de la campana grande. "Senor priest," Santurrias replied disrespectfully, "tonight the rope of the large bell will skin my hands." Es preciso tocar, tocar para reunir la gente. You have to touch, touch to bring people together.

-¡Ay de Santurrias si suenan las campanas sin mi permiso!... -Oh Santurrias if the bells ring without my permission! ... Pero ¿qué quiere esa gentuza? But what does that rabble want? ¿Qué pretende? What do you expect?

-Eso lo veremos luego.

-Ande Vd. -Where you. con Barrabás, diablo de siete colas. ¿Pero a qué viene esa gente a Aranjuez? But why do these people come to Aranjuez? -repitió D. Celestino dirigiéndose a mí-. Gabriel, se nos olvidó advertir al señor príncipe de la Paz lo que pasa, y aconsejarle que no esté desprevenido. Gabriel, we forgot to warn the Prince of Peace what is happening, and advise him not to be unprepared. ¡Cuánto nos hubiese agradecido Su Alteza nuestro solícito interés! How much Your Highness would have thanked us for our solicitous interest!

-Ya se lo dirán de misas -murmuró burlonamente Santurrias-. "They'll tell you about masses," Santurrias murmured mockingly. Lo que quiere esa gente es impedir que nos lleven para las Indias a nuestros idolatrados Reyes. What these people want is to prevent our idolized Kings from being taken to the Indies.

-¡Ja, ja! -exclamó el sacerdote poniéndose amarillo-. Ya salimos con la muletilla. We already left with the catchphrase. Como si uno no tuviera autoridad para desmentir tales rumores; como si uno no fuera amigo de personas que le enteran de lo que pasa; como si uno no estuviera al tanto de todo. As if one had no authority to deny such rumors; as if one were not friends with people who find out what is happening; as if one were not aware of everything.

Diciendo esto, D. Celestino no quitaba de mí los ojos, buscando sin duda una discreta conformidad con sus afirmaciones. En tanto Santurrias, que era uno de los sacristanes más tunos y desvergonzados que he visto en mi vida, no cesaba de burlarse de su superior jerárquico, bien contradiciéndole en cuanto decía, bien cantando con diabólica música una irreverente ensaladilla compuesta de trozos de sainete mezclados con versículos latinos del Oficio ordinario. Meanwhile, Santurrias, who was one of the most shameless and shameless sacristans I have ever seen, never ceased to mock his superior, either contradicting him in what he said, or singing with diabolical music an irreverent salad composed of mixed pieces of sainete with Latin verses of the Ordinary Office.

-¡Ay señor cura, señor cura! -dijo-. Si veremos correr a su paternidad por el camino de Madrid con los hábitos arremangados. If we will see his fatherhood run down the road to Madrid with his sleeves rolled up. ¡Ja, ja, ja!

Préstame tu moquero Lend me your moquero

si está más limpio

para echar los tostones to add the tostones

que me has pedido. that you have asked me.

Asperges me, Domine, hissopo, et mundabor. Asperges me, Domine, hyssop, et mundabor.

-Mi dignidad -repuso el clérigo cada vez más amostazado- no me permite rebajarme hasta disputar con el Sr. `` My dignity, '' replied the clergyman, more and more proud, `` does not allow me to lower myself until I dispute with Mr. de Santurrias. Si yo no le tratara de igual, como acostumbro, no se habría relajado la disciplina eclesiástica; pero en lo sucesivo he de ser enérgico, sí señor, enérgico, y si Santurrias se alegra de que esa plebe indigna vocifere contra el príncipe de la Paz, sepa que yo mando en mi iglesia, y... no digo más. If I did not treat him the same, as I usually do, ecclesiastical discipline would not have been relaxed; But from now on I have to be energetic, yes sir, energetic, and if Santurrias is glad that this unworthy mob is shouting against the Prince of Peace, know that I am in charge of my church, and ... I will say no more. Parece que soy blando de genio; pero Celestino Santos del Malvar sabe enfadarse, y cuando se enfada... It seems that I am soft of genius; but Celestino Santos del Malvar knows how to get angry, and when he gets angry ...

-Cuando llegue la hora del jaleo, señor cura, su paternidad nos sacará aquellas botellitas que tiene guardadas en el armario, para que nos refresquemos -dijo Santurrias descosiéndose de risa otra vez. "When the time comes for the fuss, priest, your fatherhood will take us out those little bottles that he has kept in the closet, so that we can refresh ourselves," Santurrias said, laughing again.

-Borracho; así está la santa Iglesia en tus pícaras manos -repuso el clérigo-. -Drunk; this is how the holy Church is in your wicked hands, 'said the clergyman. Gabriel, ¿querrás creer que hace dos días tuve que coger la escoba y ponerme a barrer la capilla del Santo Sagrario, que estaba con media vara de basura? Gabriel, do you want to believe that two days ago I had to take the broom and start sweeping the chapel of the Holy Sagrario, which was with half a stick of garbage? Desde que llegué aquí, me dijeron que este hombre acostumbraba visitar la taberna del tío Malayerba: yo me propuse corregirlo con piadosas exhortaciones, pero ¡el diablo le lleve!, hay días, chiquillo, que hasta el vino del santo sacrificio desaparece de las vinajeras. Since I got here, I was told that this man used to visit Uncle Malayerba's tavern: I decided to correct him with pious exhortations, but the devil take you! There are days, boy, that even the wine of the holy sacrifice disappears from the cruets . ¡Y esto se permite tener opinión, y disputar conmigo, asegurando que si cae o no cae el dignísimo, el eminentísimo, ¡óigalo Vd. And this is allowed to have an opinion, and to dispute with me, assuring that if the most worthy, the most eminent falls or not, hear it! bien, el incomparabilísimo príncipe de la Paz!

-Pues, y nada más. -Well, and nothing else. ¡Como que no le van a arrastrar por las calles de Aranjuez, como al gigantón de Pascua florida!... As they are not going to drag him through the streets of Aranjuez, like the giant Easter flower! ...

-¡Qué abominaciones salen por esa boca, Dios de Israel! -What abominations come out of that mouth, God of Israel!

Santurrias tan pronto ahuecaba la voz para cantar gravemente un trozo de la misa o del oficio de difuntos, como la atiplaba entonando con grotescos gestos una seguidilla. Santurrias would as soon as he hollowed out his voice to gravely sing a piece of the mass or the office of the dead, as he would atypical it by intoning a series of grotesque gestures. Luego imitaba el son de las campanas, y hasta llegó en su irrespetuoso desparpajo, a remedar la voz gangosa de mi amigo, el cual todo turbado variaba de color a cada instante, sin poder sobreponerse a las zumbas de su miserable subalterno. Then he would imitate the sound of the bells, and in his disrespectful self-confidence, he even imitated the throaty voice of my friend, who all disturbed changed color at every moment, unable to overcome the buzzes of his miserable subordinate.

-Pero en resumen -dijo al fin- ¿qué es lo que mi señor sacristán espera? "But in short," he said at last, "what is my lord sexton waiting for?" ¿Cuenta, sin duda, con ordenarse de menores para que le hagan cardenal subdiácono? Does he count, without a doubt, on ordaining himself as minors to be made a subdeacon cardinal?

-Allá veremos, Sr. -There we will see, Mr. D. Celestino -contestó el bufón-. Esta noche o mañana veremos lo que hace Santurrias. Tonight or tomorrow we will see what Santurrias does. No tema nada mi curita; que ya le pondremos en salvo. Do not fear my Band-Aid; that we will save you.

Tuba mirum spargens sonum

per sepulchra rigionum

coget omnes ante thronum.

Esta sí que es tira, tirana: This is a strip, tirana:

ojo alerta, cuidado, señores,

que aunque tengan las caras de plata

muchas tienen las manos de cobre.

-Eso es, mezcle Vd. -That's it, mix it up. los cantos divinos con los mundanos. Me gusta. Pero se me acaba la paciencia, señor rapa-velas. But my patience is running out, Mr. Sailor-Rapper. ¡Oh Gabriel!, estoy sofocadísimo. Yo bien sé que no hay nada; que no ocurre nada: bien sé que de ese monigote no hay que hacer caso. I know well that there is nothing; that nothing happens: I know well that this puppet should not be ignored. Sabe Dios cuántos cuartillos de lo de Yepes tendrá en el bendito estómago; pero conviene averiguar... Mira hijito, sal tú por ahí, entérate bien, y tráeme noticias de lo que se dice en el pueblo. God knows how many pints of Yepes he will have in his blessed stomach; but it is convenient to find out ... Look, son, you go out there, find out well, and bring me news of what is said in town. Puede que esos tunantes tengan el propósito aleve... Si así fuese, haz lo que te digo; que aquí quedo yo esperándote; y en cuanto descabece un sueñecito, iré a prevenir al Príncipe, para que se ande con cuidado... Pues no me lo agradecerá poco el buen señor. Maybe those scoundrels have a simple purpose ... If so, do what I tell you; that here I am waiting for you; And as soon as a little slumber falls away, I will go to warn the Prince, so that he be careful ... Well, the good Lord will not thank me little.

No sólo por obedecerle sino también por satisfacer mi curiosidad, salí de la casa y recorrí las calles del pueblo. El gentío aumentaba en todas partes, y especialmente en la plaza de San Antonio. No era preciso molestar a nadie con preguntas para saber que el generoso pueblo, enojado con la noticia verdadera o falsa de que los Reyes iban a partir para Andalucía, parecía dispuesto a impedir el viaje, que se consideraba como una combinación infernal fraguada por Godoy de acuerdo con Bonaparte. It was not necessary to bother anyone with questions to know that the generous people, angry with the true or false news that the Kings were leaving for Andalusia, seemed willing to prevent the trip, which was considered as an infernal combination forged by Godoy de agreement with Bonaparte.

En todos los grupos se hablaba del generalísimo, como es de suponer, y en verdad digo que no hubiera querido encontrarme en el pellejo de aquel señor a quien poco antes había visto tan fastuoso y espléndido;pero sabido es que la fortuna suele ser la más traidora de las diosas con aquellos mismos que favoreció demasiado, y no hay que fiarse mucho de esta ruin cortesana. In all the groups there was talk of the generalissimo, as is to be expected, and in truth I say that I would not have wanted to find myself in the shoes of that gentleman whom I had seen so lavish and splendid shortly before; but it is known that fortune is usually the most traitor of the goddesses with those who favored too much, and this vile courtesan is not to be trusted much. Decía, pues, que a los vasallos del buen Carlos no les parecía muy bien el viaje, y aunque hasta entonces no se les había hablado del derecho a influir en los destinos de esta nuestra bondadosa madre España, ello es, que guiados, sin duda, por su instinto y buen ingenio aquellos benditos, se disponían a probar que para algo respiraban doce millones de seres humanos el aire de la Península. He said, then, that the vassals of good Carlos did not think the trip very well, and although until then they had not been told about the right to influence the destinies of this our kind mother Spain, that is, guided, without a doubt By their instinct and good ingenuity, those blessed were preparing to prove that twelve million human beings breathed the air of the Peninsula for something.

Más de dos horas estuve paseándome por las calles. Como a cada instante llegaba gente de la corte traté de encontrar alguna persona conocida; pero no hallé ningún amigo. As people from the court came every moment, I tried to find someone I knew; but I didn't find any friends. Ya me retiraba a la casa del cura, cercana la noche, cuando de un grupo se apartó un joven de más edad que yo y llegándose a mí con aparatosa oficiosidad, me saludó llamándome por mi nombre y pidiéndome informes acerca de mi importantísima salud. I was already retiring to the priest's house, near the evening, when a young man older than me left a group and, coming to me with spectacular officiousness, greeted me by calling my name and asking me for information on my very important health. Al pronto no le conocí; mas cuando cambiamos algunas palabras, caí en la cuenta de que era un señor pinche de las reales cocinas, con quien yo había trabado conocimiento cinco meses antes en el palacio del Escorial. Soon I did not know him; But when we exchanged a few words, I realized that he was a gentleman from the royal kitchens, with whom I had made acquaintance five months earlier in the Escorial palace.

-¿No te acuerdas de quién te daba de cenar todas las noches? -Don't you remember who gave you dinner every night? -me dijo-. ¿No te acuerdas del que te contestaba a tus mil preguntas? Don't you remember the one who answered your thousand questions?

-¡Ah!, sí -repuse-, ya reconozco al Sr. `` Ah, yes, '' I replied, `` I already recognize Mr. Lopito; has engordado sin duda.

-La buena vida, amigo -dijo con petulancia, terciando airosamente la capa en que se envolvía-. "The good life, friend," he said petulantly, gracefully tying the cloak in which he wrapped himself. Ya no estoy en las cocinas; he pasado a la montería del señor infante D. Antonio Pascual, donde no hay mucho que hacer y se divierte uno. I am no longer in the kitchens; I have passed to the montería of the Infante D. Antonio Pascual, where there is not much to do and one has fun. Velay<A HREF="void(null);" onClick="('not0001.htm#N_8_','notas',).focus()">8</A>; ahora nos han mandado que nos quitemos las libreas, y paseemos por el pueblo... en fin, esto no se puede decir. Velay [8](void\(null\);) ; now they have ordered us to remove our liveries, and walk through the town ... well, this cannot be said. -Pues yo por nada serviría en palacio. "Well, I wouldn't be of any use in the palace." Tres días fui paje de la señora condesa Amaranta, y quedé harto.

-Quita allá; en ninguna parte se vive como en palacio, porque después que le dan a uno buena cama, buen plato y buena ropa, cuando llega una ocasión como esta no falta un dobloncito en el bolsillo... pero esto no es para dicho aquí entre tanta gente, y allí está la taberna del tío Malayerba, que parece llamarnos, para que refrescando en ella nos contemos nuestras vidas. -Take off there; Nowhere do you live like in a palace, because after they give you a good bed, a good plate and good clothes, when an occasion like this comes, there is no lack of a little double in your pocket ... people, and there is Uncle Malayerba's tavern, who seems to be calling us, so that refreshing in it we can recount our lives.

Lopito era un chicuelo de esos que prematuramente se quieren hacer pasar por hombres, pues también entonces existía esta casta, no conociendo para tal objeto otros medios que beber a porrillo y dar de puñetazos en las mesas, desvergonzarse con todo el mundo, mirar con aire matachín, y contar de sí propios inverosímiles aventuras. Lopito was one of those little boys who prematurely wanted to pass themselves off as men, since this caste also existed then, knowing no other means for this purpose than to drink hard and punch at the tables, shamelessly with everyone, look with air Matachin, and tell of their own unlikely adventures. Pero con estascualidades y otras muchas, el ex-pinche no dejaba de ser simpático, sin duda porque unía a su vanidosa desenvoltura la generosidad y el rumbo, que acompañan por lo regular a los pocos años. But with these qualities and many others, the ex-jerk did not cease to be nice, no doubt because he joined his vain self-confidence with generosity and direction, which usually accompany a few years. Convidome a cenar en la taberna, charlamos luego hasta las nueve y nos separamos tan amigotes, cual si hubiéramos aprendido a leer en la misma cartilla. He invited me to dinner at the tavern, then we chatted until nine o'clock and we parted with such friends, as if we had learned to read from the same card.

Al día siguiente, como no era posible volverme a Madrid, a causa de que los trajineros pedían fabulosos precios por el viaje, nos reunimos otra vez. Lopito estaba tan desocupado como yo, y entre la taberna del tío Malayerba y los jardines del Príncipe nos pasamos la mayor parte del día, conferenciando sobre cuanto nos ocurría, y especialmente acerca de acontecimientos públicos, asunto en que él se daba extraordinaria importancia. Lopito was as unoccupied as I was, and between Uncle Malayerba's tavern and the Prince's gardens we spent most of the day, conferring about everything that happened to us, and especially about public events, a matter in which he attached extraordinary importance. Al principio se mostraba algo reservado en esta cuestión; pero por último, no pudiendo resistir dentro de su alma el sofocante peso de un secreto, se franqueó conmigo generosamente. At first he was somewhat reserved on this matter; but finally, unable to resist within his soul the suffocating weight of a secret, he generously opened up to me.

-Si quieres -me dijo- puedes ganarte algunos cuartos. "If you want," he said, "you can win some rooms." Yo te llevaré a casa del Sr. Pedro Collado; criado de S. A. el príncipe Fernando, y verás cómo te dan soldada. Pedro Collado; servant of SA Prince Ferdinand, and you will see how they give you a soldier. ¿Ves esos paletos manchegos que andan por ahí? Do you see those rednecks from La Mancha out there? Pues todos cobran ocho, diez o doce reales diarios, con viaje pagado y vino a discreción. Well, everyone charges eight, ten or twelve reais a day, with paid travel and wine at will.

-¿Y por qué es eso, Lopito? Yo creí que esa gente gritaba y chillaba porque así era su gusto. I thought that those people shouted and screamed because that was their taste. ¿Demodo que todo eso de  vivan nuestros reyes y lo de  muera el choricero es porque corre el dinero? Is it so that all that our kings live and that the choricero dies because the money runs?

-No: te diré. Los españoles todos aborrecen a ese hombre; mas para que dejen sus casas y tierras y sus caballerías por venir aquí a gritar, es preciso que alguien les dé el jornal que pierden en un día como este. Spaniards all hate that man; but in order for them to leave their houses and lands and their horses to come here to shout, someone must give them the wages they lose on a day like this. Todos los que servimos al infante D. Antonio Pascual y los criados del príncipe de Asturias hemos estado por ahí buscando gente. All of us who serve the Infante D. Antonio Pascual and the servants of the Prince of Asturias have been around looking for people. De Madrid hemos traído medio barrio de Maravillas, y en los pueblos de Ocaña, Titulcia, Villatobas, Corral de Almaguer, Villamejor y Romeral, creo que no han quedado más que las mujeres y los viejos, pues hasta un racimo de chiquillos trajo el Sr. From Madrid we have brought half the Maravillas neighborhood, and in the towns of Ocaña, Titulcia, Villatobas, Corral de Almaguer, Villamejor and Romeral, I think there have been only women and old men, because even a bunch of children brought Mr. . Collado.

-Pero tonto -dije yo, creyendo presentar un argumento decisivo-, ¿qué importa que toda esa gente chille a las puertas de palacio pidiendo lo que no les han de dar? "But silly," I said, thinking I was making a decisive argument, "what does it matter if all those people shout at the palace gates asking for what they will not be given?" ¿Pues no tiene ahí S. M. sus reales tropas para hacerse respetar? Well, doesn't SM have his royal troops there to make himself respected? Porque o somos o no somos. Because either we are or we are not. Si con un puñado de gente gritona traída de los pueblos y de las Vistillas de Madrid se puede obligar al rey a que haga una cosa, no sé para qué se toma ese señor el trabajo de llevar corona en la cabeza. If the king can be forced to do one thing with a handful of screaming people brought from the towns and Vistillas of Madrid, I don't know why that man takes the trouble of wearing a crown on his head.

-Dices bien, Gabrielillo, y si el condenado generalísimo estuviera seguro de que la tropa le sostenía, ya podían volverse a sus casas todos esos caballeros, que han venido a darle una serenata; pero tú no sabes de la misa la media. -You say well, Gabrielillo, and if the condemned generalissimo were sure that the troops were supporting him, all those gentlemen, who have come to serenade him, could go home; but you don't know the average mass. También han repartido dineroa la tropa -añadió bajando la voz-; y como el príncipe de Asturias tiene no sé cuántas arcas llenas de onzas de oro que le ha ido dando su padre para juguetes... ya ves... S. A. hará lo que le dé la gana, porque le ayudan todos los señores de la grandeza, muchos obispos, muchos generales, y hasta los mismos ministros que ahora tiene el Rey. They have also distributed money to the troops, 'he added, lowering his voice. And since the Prince of Asturias has I don't know how many coffers full of ounces of gold that his father has given him for toys ... you see ... SA will do whatever he wants, because all the lords of the city help him. greatness, many bishops, many generals, and even the very ministers that the King now has.

-Eso sí que es una grandísima picardía -exclamé con ira-. "That is a very great mischief," I exclaimed angrily. Son ministros del Rey, son compañeros del otro, a quien sin duda deben los zapatos con que se calzan, y al mismo tiempo le hacen la mamola al niño Fernando, porque ven que el pueblo le quiere, y dicen: «Por fas o nefas, por la mano derecha o por la izquierda, no ha de tardar en sentarse en el trono». They are ministers of the King, they are companions of the other, to whom they undoubtedly owe the shoes they wear, and at the same time they make the boy Fernando the mammola, because they see that the people love him, and they say: «Por fas o nefas , by the right hand or by the left, he must not take long to sit on the throne ».

Con este diálogo llegamos a la taberna, y allí nos sentamos, pidiendo Lopito para sí aguardiente de Chinchón, y yo tintillo de Arganda. With this dialogue we got to the tavern, and there we sat down, asking Lopito for himself brandy from Chinchón, and I for tintillo from Arganda. No estábamos solos en aquella academia de buenas costumbres, porque cerca de la mesa en que nosotros perfeccionábamos nuestra naturaleza física y moral, se veían hasta dos docenas de caballeros, en cuyas fisonomías reconocí a algunos famosos Hércules y Teseos de Lavapiés, de aquellos que invocó con épico acento el poeta al decir: We were not alone in that academy of good manners, because near the table where we perfected our physical and moral nature, there were up to two dozen gentlemen, in whose physiognomies I recognized some famous Hercules and Theseus of Lavapiés, of those who invoked with an epic accent the poet said:

Grandes, invencibles héroes,

que en los ejércitos diestros

de borrachera, rapiña,

gatería y vituperio,

fatigáis las faltriqueras... you wear out your pouches ...

Entre estos hombres vi otros de figura extraña, y tan astrosos y con tanto andrajo cubiertos, que daba lástima verlos. Among these men I saw others of strange figure, and so disgusting and with so much tattered covered, that it was a pity to see them.

-Estos -me dijo Lopito satisfaciendo mi curiosidad- son lo mejorcito de Zocodover de Toledo, donde ejercitan su destreza en el aligeramiento de bolsillos y alivio de caminantes. "These," Lopito told me, satisfying my curiosity, "are the best of Zocodover de Toledo, where they exercise their skill in lightening pockets and relieving walkers."

También entraron en las tabernas muchos soldados de caballería, y al poco rato se había entablado conversación tan viva que no era posible entender ni una palabra, si palabras pueden llamarse las vociferaciones y juramentos de aquella gente. Many cavalry soldiers also entered the taverns, and in a short time there had been such a lively conversation that it was not possible to understand a word, if words can be called the shouts and oaths of those people. Unos sostenían que la familia real partiría aquella misma tarde, y otros que el Rey no había pensado en tal viaje. Some maintained that the royal family would leave that same afternoon, and others that the King had not thought of such a trip. Pronto se disiparon las dudas, porque corrió la voz de que S. M. dirigía la voz a sus súbditos por medio de una proclama que al punto se fijó en todos los sitios públicos. The doubts were soon dispelled, because the word spread that SM directed the voice to his subjects by means of a proclamation that was immediately fixed in all public places. En ella, después de llamar  vasallos a los españoles, decía el buen Carlos IV, que la noticia del viaje era invención de la malicia, que no había que temer nada de los franceses, nuestros queridos amigos y aliados, y que él era muy dichoso en el seno de su familia y de su pueblo, al cual conceptuaba asimismo como empachado de prosperidad y bienaventuranza al amparo de paternales instituciones. In it, after calling the Spaniards vassals, the good Charles IV said that the news of the trip was the invention of malice, that there was nothing to fear from the French, our dear friends and allies, and that he was very happy in the bosom of his family and his people, whom he also considered as full of prosperity and bliss under the protection of paternal institutions.

La mayor parte de los héroes de Zocodover y las Vistillas, no parecían inclinados a dar crédito a laregia palabra, antes bien se burlaban de cuantos acudían a leerla, añadiendo: -No se nos engañará. Most of the heroes of Zocodover and the Vistillas did not seem inclined to believe the royal word, rather they made fun of all who came to read it, adding: "We will not be fooled." A mí con esas... Aspacito, Sr. To me with those ... Aspacito, Mr. D. Carlos, que ya lo arreglaremos. D. Carlos, we'll fix it.

Cuando fui a casa encontré a D. Celestino loco de alegría: paseaba con la sotana suelta por su habitación, y aunque no estaba presente ni aun en sombra el pícaro sacristán, mi amigo profería con desaforado acento estas palabras: When I went home I found Don Celestino mad with joy: he was walking around his room with his cassock loose, and although the rogue sexton was not present even in the shadows, my friend uttered these words with an outrageous accent:

-¿Lo ves, malvado Santurrias? -You see, evil Santurrias? ¿Lo ves, tunante, borracho, mal acólito, que no sabes más que juntar gotas de aceite y mocos de vela para venderlo en pelotillas? Do you see him, you rascal, drunk, bad acolyte, who knows nothing more than to collect drops of oil and candle snot to sell it in pellets? ¿Ves cómo yo tenía razón? Do you see how I was right? ¿Ves cómo los Reyes no han pensado nunca en semejante viaje? Sí, que ahí están esos señores en el trono para darte gusto a ti, pérfido sacristán, escurridor de lámparas y ganzúa de cepillos. Yes, there are those gentlemen on the throne to please you, perfidious sacristan, drainer for lamps and pick for brushes. ¿No bastaba que lo dijera yo, que soy amigo de Su Alteza Serenísima, y tengo estudios para comprender lo que conviene al interés de la nación? Was it not enough that I said so, that I am a friend of His Serene Highness, and I have studies to understand what is in the interest of the nation? Véngase Vd. You come. ahora con bromitas, amenáceme con tocar las campanas sin mi permiso. ¡Ah!, agradézcame el muy tunante que no me cale ahora mismo el manteo y teja para ir en persona a contarle a Su Alteza qué clase de pajarraco es usted, con lo cual, dicho se está que el señor Patriarca me lo pondría de patitas en la calle. Ah, thank me for the very rascal who does not put the blanket and tile on me right now to go in person to tell His Highness what kind of bird you are, with which, it is said that Mr. Patriarca would put it on my feet on the street. Pero no, Sr. Santurrias; soy un hombre generoso y no iré; no quiero quitarle el pan a un viudo con cuatro hijos. Santurrias; I am a generous man and I will not go; I don't want to take bread from a widower with four children. Perovéngase Vd. ahora con bromitas diciendo que mi paisano acá y allá; y que le van a arrastrar, y repita aquello de «¡Viva Fernando,  Kirie eleyson ! now with jokes saying that my countryman here and there; and that they are going to drag him, and repeat that of «Long live Fernando, Kirie eleyson! ¡Muera Godoy,  Christe eleyson !» con que me despierta todos los días. Die Godoy, Christe eleyson! " that wakes me up every day.

A este punto llegaba, cuando advirtió que yo estaba delante, y echándome los brazos al cuello, me dijo: At this point he reached, when he noticed that I was ahead, and throwing his arms around my neck, he said:

-Al fin hemos salido de dudas. - At last we have left doubts. Todo era invención de Santurrias. ¿Qué hay por el pueblo? Estará la gente contentísima ¿no? Ahora cuando salga el señor príncipe de la Paz a paseo supongo que le victorearán... Now when the prince of La Paz walks out, I suppose they will defeat him ... ¡Ay!, qué susto me he llevado, hijito. Oh, what a fright I was, son. De veras creí que íbamos a tener un motín. ¡Un motín! ¿Sabes tú lo que es eso? En mi vida he visto tal cosa y sírvase Dios llevarme a su seno, antes que lo vea. Un motín no es ni más ni menos que salirse todos a la calle gritando viva esto o muera lo otro, y romper alguna vidriera y hasta si se ofrece golpear a algún desgraciado. A riot is neither more nor less than everyone going out into the street shouting long live this or die that, and breaking some window and even if they offer to hit some unfortunate. ¡Qué horror! Gracias a Dios no tendremos ahora nada de esto, y sin duda la prudencia y tino de aquel hombre... ¿Sabes que estuve en su palacio a prevenirle de lo que pasaba y no me recibió?... Thank God we will not have any of this now, and without a doubt the prudence and wisdom of that man ... Do you know that I was in his palace to warn him of what was happening and he did not receive me? ...

-Lo creo. En estos días no tendrá Su Alteza humor para recibir, porque como dijo el otro, no está la Magdalena para tafetanes. These days Your Highness will not have the mood to receive, because as the other said, there is no Magdalena for taffetans.

-Tal vez él tenga noticias de las picardías de Santurriasy de los otros perdidos con quien se junta en la taberna del tío Malayerba -continuó el cura-. ¿Pero en dónde está ese endemoniado sacristán? But where is that demonic sexton? No parece por aquí porque sabe que le he de poner más colorado que un pimiento riojano. It does not seem around here because it knows that I have to make it more red than a Riojan pepper.

No había acabado de decirlo, cuando entreabriéndose la puerta, dejó ver los dientes, la plegada y siempre risueña boca, la exprimida cara y arrugada frente del sacristán. He had not finished saying it, when, opening the door ajar, he revealed the teeth, the folded and always smiling mouth, the wrinkled face and wrinkled forehead of the sacristan.

-Venga acá -exclamó D. Celestino con alborozo-; venga el sapientísimo Sr. Santurrias, presunto cardenal metropolitano; venga acá para que nos ilustre con su saber, para que nos aconseje con su prudencia. ¿Puede decirnos cuándo es el viaje? Porque yo tengo para mí que la proclama de S. M. es una tiñería; y qué crédito merece el Rey de las Españas, de las Indias de Jerusalén, de Rodas, etc., cuando habla el Excmo. Because I have for me that the proclamation of SM is a tinge; and what credit does the King of Spain deserve, of the Indies of Jerusalem, of Rodas, etc., when His Excellency speaks. Sr. D. Gregorio de las Santurrias, sacristán que fue de monjas Bernardas, y hoy de mi parroquia. D. Gregorio de las Santurrias, sacristan who belonged to Bernardas nuns, and today from my parish. A ver, ¿nos sacará de dudas su señoría? Let's see, will your honor clear us of doubts?

-Mañana, mañana, mañanita, señor cura -contestó el sacristán-. Dígame su paternidad: ¿saca o no las botellicas? Tell me your paternity: do you take out the bottles or not?

Y luego, sin desconcertarse ante la ironía de su superior, sino por el contrario burlándose de los graves gestos con que se le interpelaba, empezó a entonar los singulares cantos de su repertorio, haciendomil grotescos visajes y moviendo los brazos, ya en ademán de repicar, ya aparentando recorrer el teclado de un órgano, ya en fin, con la postura propia de tocar la guitarra, sin dejar de cantar en la forma siguiente: And then, without being disconcerted by the irony of his superior, but on the contrary, mocking the grave gestures with which he was being challenged, he began to sing the singular songs of his repertoire, making a thousand grotesque gestures and waving his arms, already as if to ring , already pretending to go through the keyboard of an organ, and finally, with the proper posture of playing the guitar, without stopping singing in the following way:

- Domine, ne in furore tuo arguas me...

Es la corte la mapa Is the court the map

de ambas Castillas,

y la flor de la corte

las Maravillas.

Anda moreno, Go brown,

que no hay cosa en el mundo

como tu pelo.

De profundis clamavi ad te, Domine Domine exaudi vocem meam...

Don, dilondón, don, don.