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Sabato, Ernesto - Sobre heroes y tumbas, Parte (2)

Parte (2)

Durante ese tiempo no hizo otra cosa que pensar en la muchacha desconocida y cada tarde se sentaba en aquel banco, con la misma mezcla de temor y de esperanza.

Hasta que un día, pensando que todo había sido un disparate, decidió ir a la Boca, en lugar de acudir una vez más, ridículamente, al banco del parque Lezama. Y estaba ya en la calle Almirante Brown cuando empezó a caminar de vuelta hacia el lugar habitual; primero con lentitud y como vacilando, con timidez; luego, con creciente apuro, hasta terminar corriendo, como si pudiese llegar tarde a una cita convenida de antemano.

Sí, allá estaba. Desde lejos la vio caminando hacia él.

Martín se detuvo, mientras sentía cómo golpeaba su corazón.

La muchacha avanzó hacia él y cuando estuvo a su lado le dijo:

—Te estaba esperando.

Martín sintió que sus piernas se aflojaban.

—¿A mí? —preguntó enrojeciendo.

No se atrevía a mirarla, pero pudo advertir que estaba vestida con un sweater negro de cuello alto y una falda también negra, o tal vez azul muy oscuro (eso no lo podía precisar, y en realidad no tenía ninguna importancia).

Le pareció que sus ojos eran negros.

9 —¿Los ojos negros? —comentó Bruno.

No, claro está: le había parecido. Y cuando la vio por segunda vez advirtió con sorpresa que sus ojos eran de un verde oscuro. Acaso aquella primera impresión se debió a la poca luz, o a la timidez que le impedía mirarla de frente, o, más probablemente, a las dos causas juntas. También pudo observar, en ese segundo encuentro, que aquel pelo largo y lacio que creyó tan renegrido tenía, en realidad, reflejos rojizos. Más adelante fue completando su retrato: sus labios eran gruesos y su boca grande, quizá muy grande, con unos pliegues hacia abajo en las comisuras, que daban sensación de amargura y de desdén.

“Explicarme a mí cómo es Alejandra, se dijo Bruno, cómo es su cara, cómo son los pliegues de su boca.” Y pensó que eran precisamente aquellos pliegues desdeñosos y cierto tenebroso brillo de sus ojos lo que sobre todo distinguía el rostro de Alejandra del rostro de Georgina, a quien de verdad él había amado.

Porque ahora lo comprendía, había sido a ella a quien verdaderamente quiso, pues cuando creyó enamorarse de Alejandra era a la madre de Alejandra a quien buscaba, como esos monjes medievales que intentaban descifrar el texto primitivo debajo de las restauraciones, debajo de las palabras borradas y sustituidas. Y esa insensatez había sido la causa de tristes desencuentros con Alejandra, experimentando a veces la misma sensación que podría sentirse al llegar, después de muchísimos años de ausencia, a la casa de la infancia y, al intentar abrir una puerta en la noche, encontrarse con una pared. Claro que su cara era casi la misma que la de Georgina: su mismo pelo negro con reflejos rojizos, sus ojos grisverdosos, su misma boca grande, sus mismos pómulos mongólicos, su misma piel mate y pálida. Pero aquel “casi” era atroz, y tanto más cuanto más sutil e imperceptible porque de ese modo el engaño era más profundo y doloroso. Ya que no bastan —pensaba— los huesos y la carne para construir un rostro, y es por eso que es infinitamente menos físico que el cuerpo: está calificado por la mirada, por el rictus de la boca, por las arrugas, por todo ese conjunto de sutiles atributos con que el alma se revela a través de la carne.

Razón por la cual, en el instante mismo en que alguien muere, su cuerpo se transforma bruscamente en algo distinto, tan distinto como para que podamos decir “no parece la misma persona”, no obstante tener los mismos huesos y la misma materia que un segundo antes, un segundo antes de ese misterioso momento en que el alma se retira del cuerpo y en que éste queda tan muerto como queda una casa cuando se retiran para siempre los seres que la habitan y, sobre todo, que sufrieron y se amaron en ella. Pues no son las paredes, ni el techo, ni el piso lo que individualiza la casa sino esos seres que la viven con sus conversaciones, sus risas, con sus amores y odios; seres que impregnan la casa de algo inmaterial pero profundo, de algo tan poco material como es la sonrisa en un rostro, aunque sea mediante objetos físicos como alfombras, libros o colores. Pues los cuadros que vemos sobre las paredes, los colores con que han sido pintadas las puertas y ventanas, el diseño de las alfombras, las flores que encontramos en los cuartos, los discos y libros, aunque objetos materiales (como 10

también pertenecen a la carne los labios y las cejas), son, sin embargo, manifestaciones del alma; ya que el alma no puede manifestarse a nuestros ojos materiales sino por medio de la materia, y eso es una precariedad del alma pero también una curiosa sutileza.

—¿Cómo, cómo? —preguntó Bruno. “Vine para verte”, dijo Martín que dijo Alejandra. Ella se sentó en el césped. Y Martín ha de haber manifestado mucho asombro en su expresión porque la muchacha agregó:

—¿No crees acaso, en la telepatía? Sería sorprendente, porque tenés todo el tipo. Cuando los otros días te vi en el banco, sabía que terminarías por darte vuelta. ¿No fue así? Bueno, también ahora estaba segura de que te acordarías de mí.

Martín no dijo nada. ¡Cuántas veces se iban a repetir escenas semejantes: ella adivinando su pensamiento y él escuchándola en silencio! Tenía la exacta sensación de conocerla, esa sensación que a veces tenemos de haber visto a alguien en una vida anterior, sensación que se parece a la realidad como un sueño a los hechos de la vigilia. Y debía pasar mucho tiempo hasta que comprendiese por qué Alejandra le resultaba vagamente conocida y entonces Bruno volvió a sonreír para sí mismo.

Martín la observó con deslumbramiento: su pelo renegrido contra su piel mate y pálida, su cuerpo alto y anguloso; había algo en ella que recordaba a las modelos que aparecen en las revistas de modas, pero revelaba a la vez una aspereza y una profundidad que no se encuentran en esa clase de mujeres.

Pocas veces, casi nunca, la vería tener un rasgo de dulzura, uno de esos rasgos que se consideran característicos de la mujer y sobre todo de la madre. Su sonrisa era dura y sarcástica, su risa era violenta, como sus movimientos y su carácter en general: “Me costó mucho aprender a reír —le dijo un día—, pero nunca me río desde dentro”.

—Pero —agregó Martín mirando a Bruno, con esa voluptuosidad que encuentran los enamorados en hacer que los demás reconozcan los atributos del ser que aman—, pero ¿no es cierto que los hombres y aun las mujeres daban vuelta la cabeza para mirarla?

Y mientras Bruno asentía, sonriendo para sus adentros ante aquella candorosa expresión de orgullo, pensó que así era en efecto, y que siempre y donde fuese Alejandra despertaba la atención de los hombres y también de las mujeres. Aunque por motivos diferentes, porque a las mujeres no las podía ver, las detestaba, sostenía que formaban una raza despreciable y sostenía que únicamente podía mantenerse amistad con algunos hombres; y las mujeres, por su parte, la detestaban a ella con la misma intensidad y por motivos inversos, fenómeno que a Alejandra apenas le suscitaba la más desdeñosa indiferencia.

Aunque seguramente la detestaban sin dejar de admirar en secreto aquella figura que Martín llamaba exótica pero que en realidad era una paradojal manera de ser argentina, ya que ese tipo de rostros es frecuente en los países sudamericanos, cuando el color y los rasgos de un blanco se combinan con los pómulos y los 11

ojos mongólicos del indio. Y aquellos ojos hondos y ansiosos, aquella gran boca desdeñosa, aquella mezcla de sentimientos y pasiones contradictorias que se sospechaban en sus rasgos (de ansiedad y de fastidio, de violencia y de una suerte de distraimiento, de sensualidad casi feroz y de una especie de asco por algo muy general y profundo), todo confería a su expresión un carácter que no se podía olvidar.

Martín también dijo que aunque no hubiese pasado nada entre ellos, aunque sólo hubiera estado o hablado con ella en una única ocasión, a propósito de cualquier nimiedad, no habría podido ya olvidar su cara en el resto de su vida.

Y Bruno pensaba que era cierto, pues era algo más que hermosa. O, mejor dicho no se podía estar seguro de que fuera hermosa. Era distinto. Y resultaba poderosamente atractiva para los hombres, como se advertía caminando a su lado. Tenía cierto aire distraído y concentrado a la vez, como si estuviera cavilando en algo angustioso o mirando hacia adentro, y era seguro que cualquiera que tropezase con ella debía preguntarse, ¿quién es esta mujer, qué busca, qué está pensando?

Aquel primer encuentro fue decisivo para Martín. Hasta ese momento, las mujeres eran o esas vírgenes puras y heroicas de las leyendas, o seres superficiales y frívolos, chismosos y sucios, ególatras y charlatanes, pérfidos y materialistas (“como la propia madre de Martín”, pensó Bruno que Martín pensaba). Y de pronto se encontraba con una mujer que no encajaba en ninguno de esos dos moldes, moldes que hasta ese encuentro él había creído que eran los únicos. Durante mucho tiempo le angustió esa novedad, ese inesperado género de mujer que, por un lado, parecía poseer algunas de las virtudes de aquel modelo heroico que tanto le había apasionado en sus lecturas adolescentes, y, por otro lado, revelaba esa sensualidad que él creía propia de la clase que execraba. Y aún entonces, ya muerta Alejandra, y después de haber mantenido con ella una relación tan intensa, no alcanzaba a ver con claridad en aquel gran enigma; y se solía preguntar qué habría hecho en aquel segundo encuentro si hubiera adivinado que ella era lo que luego los acontecimientos revelaron.

¿Habría huido?

Bruno lo miró en silencio: “Sí, ¿qué habría hecho?” Martín lo miró a su vez con concentrada atención y después de unos segundos, dijo:

—Sufrí con ella tanto que muchas veces estuve al borde del suicidio.

“Y, no obstante, aun así, aun sabiendo de antemano todo lo que luego me sucedió, habría corrido a su lado.”

“Por supuesto”, pensó Bruno. “¿Y qué otro hombre, muchacho o adulto, tonto o sabio, no habría hecho lo mismo?” —Me fascinaba —agregó Martín— como un abismo tenebroso y si me desesperaba era precisamente porque la quería y la necesitaba. ¿Cómo ha de desesperarnos algo que nos resulta indiferente?

Quedó largo rato pensativo y luego volvió a su obsesión: se empecinaba en recordar (en tratar de recordar) los momentos con ella, como los enamorados releen la vieja carta de amor que guardan en el bolsillo, cuando ya está alejado 12

para siempre el ser que la escribió; y, también como en la carta, los recuerdos se iban agrietando y envejeciendo, se perdían frases enteras en los dobleces del alma, la tinta iba desvaneciéndose y, con ella, hermosas y mágicas palabras que creaban el sortilegio. Y entonces era necesario esforzar la memoria como quien esfuerza la vista y la acerca al resquebrajado y amarillento papel. Sí, sí: ella le había preguntado por dónde vivía, mientras arrancaba un yuyito y empezaba a masticar el tallo (hecho que recordaba con nitidez). Y después le habría preguntado con quién vivía. Con su padre, le respondió. Y después de un momento de vacilación, agregó que también vivía con su madre. “¿Y qué hace tu padre?” le preguntó entonces Alejandra, a lo que él no respondió en seguida, hasta que por fin dijo que era pintor. Pero al decir la palabra “pintor” su voz fue levemente distinta, como si fuese frágil, y temió que el tono de su voz hubiese llamado la atención de ella como debe llamar la atención de la gente la forma de caminar de alguien que atraviesa un techo de vidrio. Y que algo raro notó Alejandra en aquella palabra lo probaba el hecho de que se inclinó hacia él y lo observó.

—Te estás poniendo colorado —comentó.

—¿Yo? —preguntó Martín.

Y, como sucede siempre en esas circunstancias, enrojeció aun más.


Parte (2) Part (2)

Durante ese tiempo no hizo otra cosa que pensar en la muchacha desconocida y cada tarde se sentaba en aquel banco, con la misma mezcla de temor y de esperanza. During that time he did nothing but think of the unknown girl and every afternoon he sat on that bench, with the same mixture of fear and hope. 在那段时间里,他什么也没做,只想着那个陌生的女孩,每天下午,他坐在长凳上,充满恐惧和希望。

Hasta que un día, pensando que todo había sido un disparate, decidió ir a la Boca, en lugar de acudir una vez más, ridículamente, al banco del parque Lezama. Until one day, thinking that everything had been nonsense, decided to go to the mouth, instead of going once again, ridiculously, to the bank of the park Lezama. Y estaba ya en la calle Almirante Brown cuando empezó a caminar de vuelta hacia el lugar habitual; primero con lentitud y como vacilando, con timidez; luego, con creciente apuro, hasta terminar corriendo, como si pudiese llegar tarde a una cita convenida de antemano. And he was already on Almirante Brown Street when he started walking back to the usual place; first slowly and hesitantly, timidly; then, with growing haste, until he ran, as if he could be late for an appointment agreed in advance.

Sí, allá estaba. Yes, there it was. Desde lejos la vio caminando hacia él. From a distance he saw her walking towards him.

Martín se detuvo, mientras sentía cómo golpeaba su corazón. Martin stopped, while he felt how he beat his heart.

La muchacha avanzó hacia él y cuando estuvo a su lado le dijo: The girl advanced towards him and when she was at his side she said:

—Te estaba esperando. -I was waiting for you.

Martín sintió que sus piernas se aflojaban. Martin felt his legs come loose.

—¿A mí? —preguntó enrojeciendo. He asked, flushing.

No se atrevía a mirarla, pero pudo advertir que estaba vestida con un sweater negro de cuello alto y una falda también negra, o tal vez azul muy oscuro (eso no lo podía precisar, y en realidad no tenía ninguna importancia). He did not dare to look at her, but he could see that she was dressed in a black high-collared sweater and a black skirt, or maybe very dark blue (I could not specify that, and it did not really matter).

Le pareció que sus ojos eran negros. His eyes seemed to him to be black.

9 —¿Los ojos negros? 9 "The black eyes?" —comentó Bruno.

No, claro está: le había parecido. No, of course: it had seemed to him. Y cuando la vio por segunda vez advirtió con sorpresa que sus ojos eran de un verde oscuro. And when he saw her a second time he noticed with surprise that his eyes were a dark green. Acaso aquella primera impresión se debió a la poca luz, o a la timidez que le impedía mirarla de frente, o, más probablemente, a las dos causas juntas. Perhaps that first impression was due to the lack of light, or to the shyness that prevented him from facing her, or, more likely, from the two causes together. También pudo observar, en ese segundo encuentro, que aquel pelo largo y lacio que creyó tan renegrido tenía, en realidad, reflejos rojizos. He could also observe, in that second encounter, that the long, straight hair that he thought was so dark had, in reality, reddish reflections. Más adelante fue completando su retrato: sus labios eran gruesos y su boca grande, quizá muy grande, con unos pliegues hacia abajo en las comisuras, que daban sensación de amargura y de desdén. Later he completed his portrait: his lips were thick and his mouth large, perhaps very large, with folds down at the corners, which gave a feeling of bitterness and disdain.

“Explicarme a mí cómo es Alejandra, se dijo Bruno, cómo es su cara, cómo son los pliegues de su boca.” Y pensó que eran precisamente aquellos pliegues desdeñosos y cierto tenebroso brillo de sus ojos lo que sobre todo distinguía el rostro de Alejandra del rostro de Georgina, a quien de verdad él había amado. "Explain to me what Alejandra is like, Bruno told himself, what his face looks like, what the folds of his mouth look like." And he thought that it was precisely those disdainful folds and a certain gloomy gleam in his eyes that most of all distinguished Alejandra's face. of Georgina's face, whom he really loved.

Porque ahora lo comprendía, había sido a ella a quien verdaderamente quiso, pues cuando creyó enamorarse de Alejandra era a la madre de Alejandra a quien buscaba, como esos monjes medievales que intentaban descifrar el texto primitivo debajo de las restauraciones, debajo de las palabras borradas y sustituidas. Because now he understood, it was her that he really wanted, because when he thought he was falling in love with Alejandra it was the mother of Alejandra he was looking for, like those medieval monks who tried to decipher the primitive text under the restorations, under the erased words and replaced. Y esa insensatez había sido la causa de tristes desencuentros con Alejandra, experimentando a veces la misma sensación que podría sentirse al llegar, después de muchísimos años de ausencia, a la casa de la infancia y, al intentar abrir una puerta en la noche, encontrarse con una pared. And that foolishness had been the cause of sad misunderstandings with Alejandra, sometimes experiencing the same sensation that could be felt upon arriving, after many years of absence, to the house of childhood and, when trying to open a door in the night, to find with a wall. Claro que su cara era casi la misma que la de Georgina: su mismo pelo negro con reflejos rojizos, sus ojos grisverdosos, su misma boca grande, sus mismos pómulos mongólicos, su misma piel mate y pálida. Of course her face was almost the same as Georgina's: her same black hair with reddish highlights, her gray-green eyes, her same big mouth, her same Mongolian cheekbones, her same pale and pale skin. Pero aquel “casi” era atroz, y tanto más cuanto más sutil e imperceptible porque de ese modo el engaño era más profundo y doloroso. But that "almost" was atrocious, and the more so the more subtle and imperceptible because that way the deception was deeper and more painful. Ya que no bastan —pensaba— los huesos y la carne para construir un rostro, y es por eso que es infinitamente menos físico que el cuerpo: está calificado por la mirada, por el rictus de la boca, por las arrugas, por todo ese conjunto de sutiles atributos con que el alma se revela a través de la carne. Since it is not enough, he thought, bones and flesh to build a face, and that is why it is infinitely less physical than the body: it is qualified by the look, by the rictus of the mouth, by the wrinkles, by all that set of subtle attributes with which the soul is revealed through the flesh.

Razón por la cual, en el instante mismo en que alguien muere, su cuerpo se transforma bruscamente en algo distinto, tan distinto como para que podamos decir “no parece la misma persona”, no obstante tener los mismos huesos y la misma materia que un segundo antes, un segundo antes de ese misterioso momento en que el alma se retira del cuerpo y en que éste queda tan muerto como queda una casa cuando se retiran para siempre los seres que la habitan y, sobre todo, que sufrieron y se amaron en ella. Reason why, at the very moment someone dies, his body suddenly becomes something different, so different that we can say "it does not look like the same person", despite having the same bones and the same material as a second before, a second before that mysterious moment in which the soul withdraws from the body and in which it is as dead as a house remains when the beings that inhabit it are removed forever and, above all, they suffered and loved in she. Pues no son las paredes, ni el techo, ni el piso lo que individualiza la casa sino esos seres que la viven con sus conversaciones, sus risas, con sus amores y odios; seres que impregnan la casa de algo inmaterial pero profundo, de algo tan poco material como es la sonrisa en un rostro, aunque sea mediante objetos físicos como alfombras, libros o colores. For it is not the walls, the ceiling, or the floor that individualizes the house but those beings that live it with their conversations, their laughter, with their loves and hatreds; beings that impregnate the house with something immaterial but profound, with something as little material as the smile on a face, even though it is through physical objects such as carpets, books or colors. Pues los cuadros que vemos sobre las paredes, los colores con que han sido pintadas las puertas y ventanas, el diseño de las alfombras, las flores que encontramos en los cuartos, los discos y libros, aunque objetos materiales (como 10 For the paintings we see on the walls, the colors with which the doors and windows have been painted, the design of the carpets, the flowers that we find in the rooms, the discs and books, although material objects (such as

también pertenecen a la carne los labios y las cejas), son, sin embargo, manifestaciones del alma; ya que el alma no puede manifestarse a nuestros ojos materiales sino por medio de la materia, y eso es una precariedad del alma pero también una curiosa sutileza. the lips and the eyebrows also belong to the flesh); they are, however, manifestations of the soul; since the soul can not manifest itself to our material eyes but through matter, and that is a precariousness of the soul but also a curious subtlety.

—¿Cómo, cómo? "How, how?" —preguntó Bruno. “Vine para verte”, dijo Martín que dijo Alejandra. "I came to see you," said Martin, who said Alejandra. Ella se sentó en el césped. She sat down on the grass. Y Martín ha de haber manifestado mucho asombro en su expresión porque la muchacha agregó: And Martin must have expressed much amazement in his expression because the girl added:

—¿No crees acaso, en la telepatía? "Don't you believe in telepathy?" Sería sorprendente, porque tenés todo el tipo. It would be amazing, because you have all the type. Cuando los otros días te vi en el banco, sabía que terminarías por darte vuelta. When the other days I saw you at the bank, I knew you would end up turning around. ¿No fue así? It was not so? Bueno, también ahora estaba segura de que te acordarías de mí. Well, I was also sure now that you would remember me.

Martín no dijo nada. Martin did not say anything. ¡Cuántas veces se iban a repetir escenas semejantes: ella adivinando su pensamiento y él escuchándola en silencio! How many times were such scenes to be repeated: she guessing her thoughts and he listening to her in silence! Tenía la exacta sensación de conocerla, esa sensación que a veces tenemos de haber visto a alguien en una vida anterior, sensación que se parece a la realidad como un sueño a los hechos de la vigilia. I had the exact sensation of knowing her, that feeling that we sometimes have of having seen someone in a previous life, a feeling that resembles reality like a dream to the facts of the vigil. Y debía pasar mucho tiempo hasta que comprendiese por qué Alejandra le resultaba vagamente conocida y entonces Bruno volvió a sonreír para sí mismo. And it must be a long time until he understood why Alejandra was vaguely familiar, and then Bruno smiled again to himself.

Martín la observó con deslumbramiento: su pelo renegrido contra su piel mate y pálida, su cuerpo alto y anguloso; había algo en ella que recordaba a las modelos que aparecen en las revistas de modas, pero revelaba a la vez una aspereza y una profundidad que no se encuentran en esa clase de mujeres. Martin watched her with glare: his hair was black against his pale and pale skin, his body tall and angular; there was something about her that reminded the models that appear in fashion magazines, but revealed both a roughness and depth that are not found in that class of women.

Pocas veces, casi nunca, la vería tener un rasgo de dulzura, uno de esos rasgos que se consideran característicos de la mujer y sobre todo de la madre. Seldom, almost never, I would see her have a trait of sweetness, one of those traits that are considered characteristic of the woman and especially of the mother. Su sonrisa era dura y sarcástica, su risa era violenta, como sus movimientos y su carácter en general: “Me costó mucho aprender a reír —le dijo un día—, pero nunca me río desde dentro”. His smile was hard and sarcastic, his laughter was violent, his movements and his character in general: "I had a hard time learning to laugh," he told her one day, "but I never laughed from the inside".

—Pero —agregó Martín mirando a Bruno, con esa voluptuosidad que encuentran los enamorados en hacer que los demás reconozcan los atributos del ser que aman—, pero ¿no es cierto que los hombres y aun las mujeres daban vuelta la cabeza para mirarla? "But," added Martin, looking at Bruno, with that voluptuousness that lovers find in making others recognize the attributes of the being they love, but is not it true that men and even women turned their heads to look at her?

Y mientras Bruno asentía, sonriendo para sus adentros ante aquella candorosa expresión de orgullo, pensó que así era en efecto, y que siempre y donde fuese Alejandra despertaba la atención de los hombres y también de las mujeres. And while Bruno nodded, smiling to himself at that innocent expression of pride, he thought that this was indeed the case, and that whenever and wherever she was Alejandra aroused the attention of both men and women. Aunque por motivos diferentes, porque a las mujeres no las podía ver, las detestaba, sostenía que formaban una raza despreciable y sostenía que únicamente podía mantenerse amistad con algunos hombres; y las mujeres, por su parte, la detestaban a ella con la misma intensidad y por motivos inversos, fenómeno que a Alejandra apenas le suscitaba la más desdeñosa indiferencia. Although for different reasons, because he could not see women, he detested them, maintained that they were a despicable race and maintained that he could only maintain friendship with some men; and women, on the other hand, detested her with the same intensity and for inverse motives, a phenomenon that Alejandra barely aroused the most disdainful indifference.

Aunque seguramente la detestaban sin dejar de admirar en secreto aquella figura que Martín llamaba exótica pero que en realidad era una paradojal manera de ser argentina, ya que ese tipo de rostros es frecuente en los países sudamericanos, cuando el color y los rasgos de un blanco se combinan con los pómulos y los 11 Although they surely detested it while secretly admiring that figure that Martin called exotic but that was really a paradoxical way of being Argentine, since that type of faces is frequent in South American countries, when the color and features of a white combine with the cheekbones and the 11

ojos mongólicos del indio. Y aquellos ojos hondos y ansiosos, aquella gran boca desdeñosa, aquella mezcla de sentimientos y pasiones contradictorias que se sospechaban en sus rasgos (de ansiedad y de fastidio, de violencia y de una suerte de distraimiento, de sensualidad casi feroz y de una especie de asco por algo muy general y profundo), todo confería a su expresión un carácter que no se podía olvidar. And those deep and anxious eyes, that great disdainful mouth, that mixture of contradictory feelings and passions that were suspected in his features (of anxiety and annoyance, of violence and of a kind of distraction, of almost fierce sensuality and of a kind of disgust for something very general and profound), everything conferred on his expression a character that could not be forgotten.

Martín también dijo que aunque no hubiese pasado nada entre ellos, aunque sólo hubiera estado o hablado con ella en una única ocasión, a propósito de cualquier nimiedad, no habría podido ya olvidar su cara en el resto de su vida. Martin also said that even if nothing had happened between them, even if he had only been or talked with her on a single occasion, about any trifle, he could not have forgotten his face for the rest of his life.

Y Bruno pensaba que era cierto, pues era algo más que hermosa. And Bruno thought it was true, because it was more than beautiful. O, mejor dicho no se podía estar seguro de que fuera hermosa. Or, rather, you could not be sure that she was beautiful. Era distinto. It was different. Y resultaba poderosamente atractiva para los hombres, como se advertía caminando a su lado. And it was powerfully attractive to men, as was noted walking by his side. Tenía cierto aire distraído y concentrado a la vez, como si estuviera cavilando en algo angustioso o mirando hacia adentro, y era seguro que cualquiera que tropezase con ella debía preguntarse, ¿quién es esta mujer, qué busca, qué está pensando? He had a certain air of concentration and distracted at the same time, as if he was brooding in something anguished or looking inward, and it was certain that anyone who stumbled upon her had to ask herself, who is this woman, what is she looking for, what is she thinking?

Aquel primer encuentro fue decisivo para Martín. That first meeting was decisive for Martín. Hasta ese momento, las mujeres eran o esas vírgenes puras y heroicas de las leyendas, o seres superficiales y frívolos, chismosos y sucios, ególatras y charlatanes, pérfidos y materialistas (“como la propia madre de Martín”, pensó Bruno que Martín pensaba). Until then, the women were either those pure and heroic virgins of the legends, or superficial and frivolous beings, gossipers and dirty, egotistical and charlatans, perfidious and materialistic ("like Martin's own mother," Bruno thought Martin thought) . Y de pronto se encontraba con una mujer que no encajaba en ninguno de esos dos moldes, moldes que hasta ese encuentro él había creído que eran los únicos. And suddenly he was with a woman who did not fit in any of those two molds, molds that until that meeting he had believed were the only ones. Durante mucho tiempo le angustió esa novedad, ese inesperado género de mujer que, por un lado, parecía poseer algunas de las virtudes de aquel modelo heroico que tanto le había apasionado en sus lecturas adolescentes, y, por otro lado, revelaba esa sensualidad que él creía propia de la clase que execraba. For a long time he was anguished by that novelty, that unexpected genre of a woman who, on the one hand, seemed to possess some of the virtues of that heroic model that had so fascinated him in his adolescent readings, and, on the other hand, revealed that sensuality that he he believed in the class he execrated. Y aún entonces, ya muerta Alejandra, y después de haber mantenido con ella una relación tan intensa, no alcanzaba a ver con claridad en aquel gran enigma; y se solía preguntar qué habría hecho en aquel segundo encuentro si hubiera adivinado que ella era lo que luego los acontecimientos revelaron. And even then, Alejandra dead, and after having maintained such an intense relationship with her, she could not see clearly in that great enigma; and she used to wonder what she would have done in that second meeting if she had guessed that she was what events later revealed.

¿Habría huido? Would he have fled?

Bruno lo miró en silencio: “Sí, ¿qué habría hecho?” Martín lo miró a su vez con concentrada atención y después de unos segundos, dijo: Bruno looked at him in silence: "Yes, what would he have done?" Martin looked at him with concentrated attention and after a few seconds, he said:

—Sufrí con ella tanto que muchas veces estuve al borde del suicidio. -I suffered with her so much that many times I was on the verge of suicide.

“Y, no obstante, aun así, aun sabiendo de antemano todo lo que luego me sucedió, habría corrido a su lado.” "And, nevertheless, even so, even knowing in advance everything that happened to me later, I would have run by his side."

“Por supuesto”, pensó Bruno. “¿Y qué otro hombre, muchacho o adulto, tonto o sabio, no habría hecho lo mismo?” —Me fascinaba —agregó Martín— como un abismo tenebroso y si me desesperaba era precisamente porque la quería y la necesitaba. "And what other man, boy or adult, foolish or wise, would not have done the same?" -I was fascinated -added Martin- as a dark abyss and if I despaired it was precisely because I loved her and needed her. ¿Cómo ha de desesperarnos algo que nos resulta indiferente? How can we despair of something that is indifferent to us?

Quedó largo rato pensativo y luego volvió a su obsesión: se empecinaba en recordar (en tratar de recordar) los momentos con ella, como los enamorados releen la vieja carta de amor que guardan en el bolsillo, cuando ya está alejado 12 He remained pensive for a long time and then returned to his obsession: he insisted on remembering (in trying to remember) the moments with her, as the lovers reread the old love letter that they keep in their pockets, when he is already away.

para siempre el ser que la escribió; y, también como en la carta, los recuerdos se iban agrietando y envejeciendo, se perdían frases enteras en los dobleces del alma, la tinta iba desvaneciéndose y, con ella, hermosas y mágicas palabras que creaban el sortilegio. forever the being who wrote it; and, also as in the letter, the memories were cracking and aging, entire sentences were lost in the folds of the soul, the ink was fading and, with it, beautiful and magical words that created the spell. Y entonces era necesario esforzar la memoria como quien esfuerza la vista y la acerca al resquebrajado y amarillento papel. And then it was necessary to strain the memory as one who strengthens sight and brings it close to the cracked and yellowed paper. Sí, sí: ella le había preguntado por dónde vivía, mientras arrancaba un yuyito y empezaba a masticar el tallo (hecho que recordaba con nitidez). Yes, yes: she had asked him where he lived, as he pulled out a yuyito and began to chew the stem (a fact that he remembered clearly). Y después le habría preguntado con quién vivía. And then I would have asked him who he lived with. Con su padre, le respondió. Y después de un momento de vacilación, agregó que también vivía con su madre. And after a moment of hesitation, he added that he also lived with his mother. “¿Y qué hace tu padre?” le preguntó entonces Alejandra, a lo que él no respondió en seguida, hasta que por fin dijo que era pintor. "And what is your father doing?" Alexandra asked, then he did not answer right away, until at last he said he was a painter. Pero al decir la palabra “pintor” su voz fue levemente distinta, como si fuese frágil, y temió que el tono de su voz hubiese llamado la atención de ella como debe llamar la atención de la gente la forma de caminar de alguien que atraviesa un techo de vidrio. But when she said the word "painter" her voice was slightly different, as if it were fragile, and she feared that the tone of her voice would have attracted her attention as it should draw people's attention to the way someone walks through a Glass roof. Y que algo raro notó Alejandra en aquella palabra lo probaba el hecho de que se inclinó hacia él y lo observó. And what a strange thing Alejandra noticed in that word was proved by the fact that she leaned towards him and observed him.

—Te estás poniendo colorado —comentó. "You're getting red," he said.

—¿Yo? —preguntó Martín.

Y, como sucede siempre en esas circunstancias, enrojeció aun más. And, as always happens in those circumstances, he blushed even more.