×

We use cookies to help make LingQ better. By visiting the site, you agree to our cookie policy.


image

Cuentos de la Selva, La abeja haragana

La abeja haragana

Había una vez en una colmena una abeja que no quería trabajar, es decir, recorría los árboles uno por uno para tomar el jugo de las flores; pero en vez de conservarlo para convertirlo en miel, se lo tomaba del todo.

Era, pues, una abeja haragana. Todas las mañanas apenas el sol calentaba el aire, la abejita se asomaba a la puerta de la colmena, veía que hacía buen tiempo, se peinaba con las patas, como hacen las moscas, y echaba entonces a volar, muy contenta del lindo día. Zumbaba muerta de gusto de flor en flor, entraba en la colmena, volvía a salir, y así se lo pasaba todo el día mientras las otras abejas se mataban trabajando para llenar la colmena de miel, porque la miel es el alimento de las abejas recién nacidas.

Como las abejas son muy serias, comenzaron a disgustarse con el proceder de la hermana haragana. En la puerta de las colmenas hay siempre unas cuantas abejas que están de guardia para cuidar que no entren bichos en la colmena. Estas abejas suelen ser muy viejas, con gran experiencia de la vida y tienen el lomo pelado porque han perdido todos los pelos al rozar contra la puerta de la colmena.

Un día, pues, detuvieron a la abeja haragana cuando iba a entrar, diciéndole:

—Compañera: es necesario que trabajes, porque todas las abejas debemos trabajar.

La abejita contestó:

—Yo ando todo el día volando, y me canso mucho.

—No es cuestión de que te canses mucho —respondieron—, sino de que trabajes un poco. Es la primera advertencia que te hacemos.

Y diciendo así la dejaron pasar.

Pero la abeja haragana no se corregía. De modo que a la tarde siguiente las abejas que estaban de guardia le dijeron:

—Hay que trabajar, hermana.

Y ella respondió en seguida:

—¡Uno de estos días lo voy a hacer!

—No es cuestión de que lo hagas uno de estos días —le respondieron—, sino mañana mismo. Acuérdate de esto. Y la dejaron pasar.

Al anochecer siguiente se repitió la misma cosa. Antes de que le dijeran nada, la abejita exclamó:

—¡Si, sí, hermanas! ¡Ya me acuerdo de lo que he prometido!

—No es cuestión de que te acuerdes de lo prometido —le respondieron—, sino de que trabajes. Hoy es diecinueve de abril. Pues bien: trata de que mañana veinte, hayas traído una gota siquiera de miel. Y ahora, pasa.

Y diciendo esto, se apartaron para dejarla entrar.

Pero el veinte de abril pasó en vano como todos los demás. Con la diferencia de que al caer el sol el tiempo se descompuso y comenzó a soplar un viento frío.

La abejita haragana voló apresurada hacia su colmena, pensando en lo calentito que estaría allá adentro. Pero cuando quiso entrar, las abejas que estaban de guardia se lo impidieron.

—¡No se entra! —le dijeron fríamente.

—¡Yo quiero entrar! —clamó la abejita—. Esta es mi colmena.

—Esta es la colmena de unas pobres abejas trabajadoras le contestaron las otras—. No hay entrada para las haraganas.

—¡Mañana sin falta voy a trabajar! —insistió la abejita.

—No hay mañana para las que no trabajan— respondieron las abejas, que saben mucha filosofía.

Y diciendo esto la empujaron afuera.

La abejita, sin saber qué hacer, voló un rato aún; pero ya la noche caía y se veía apenas. Quiso cogerse de una hoja, y cayó al suelo. Tenía el cuerpo entumecido por el aire frío, y no podía volar más.

Arrastrándose entonces por el suelo, trepando y bajando de los palitos y piedritas, que le parecían montañas, llegó a la puerta de la colmena, a tiempo que comenzaban a caer frías gotas de lluvia.

—¡Ay, mi Dios! —clamó la desamparada—. Va a llover, y me voy a morir de frío. Y tentó entrar en la colmena.

Pero de nuevo le cerraron el paso.

—¡Perdón! —gimió la abeja—. ¡Déjenme entrar!

—Ya es tarde —le respondieron.

—¡Por favor, hermanas! ¡Tengo sueño!

—Es más tarde aún.

—¡Compañeras, por piedad! ¡Tengo frío!

—Imposible.

—¡Por última vez! ¡Me voy a morir! Entonces le dijeron:

—No, no morirás. Aprenderás en una sola noche lo que es el descanso ganado con el trabajo. Vete.

Y la echaron.

Entonces, temblando de frío, con las alas mojadas y tropezando, la abeja se arrastró, se arrastró hasta que de pronto rodó por un agujero; cayó rodando, mejor dicho, al fondo de una caverna.

Creyó que no iba a concluir nunca de bajar. Al fin llegó al fondo, y se halló bruscamente ante una víbora, una culebra verde de lomo color ladrillo, que la miraba enroscada y presta a lanzarse sobre ella.

En verdad, aquella caverna era el hueco de un árbol que habían trasplantado hacia tiempo, y que la culebra había elegido de guarida.

Las culebras comen abejas, que les gustan mucho. Por eso la abejita, al encontrarse ante su enemiga, murmuró cerrando los ojos:

—¡Adiós mi vida! Esta es la última hora que yo veo la luz.

Pero con gran sorpresa suya, la culebra no solamente no la devoró sino que le dijo: —¿qué tal, abejita? No has de ser muy trabajadora para estar aquí a estas horas.

—Es cierto —murmuró la abeja—. No trabajo, y yo tengo la culpa.

—Siendo así —agregó la culebra, burlona—, voy a quitar del mundo a un mal bicho como tú. Te voy a comer, abeja.

La abeja, temblando, exclamo entonces: —¡No es justo eso, no es justo! No es justo que usted me coma porque es más fuerte que yo. Los hombres saben lo que es justicia.

—¡Ah, ah! —exclamó la culebra, enroscándose ligero —. ¿Tú crees que los hombres que les quitan la miel a ustedes son más justos, grandísima tonta?

—No, no es por eso que nos quitan la miel —respondió la abeja.

—¿Y por qué, entonces?

—Porque son más inteligentes.

Así dijo la abejita. Pero la culebra se echó a reír, exclamando:

—¡Bueno! Con justicia o sin ella, te voy a comer, apróntate.

Y se echó atrás, para lanzarse sobre la abeja. Pero ésta exclamó:

—Usted hace eso porque es menos inteligente que yo.

—¿Yo menos inteligente que tú, mocosa? —se rió la culebra.

—Así es —afirmó la abeja.

—Pues bien —dijo la culebra—, vamos a verlo. Vamos a hacer dos pruebas. La que haga la prueba más rara, ésa gana. Si gano yo, te como.

—¿Y si gano yo? —preguntó la abejita.

—Si ganas tú —repuso su enemiga—, tienes el derecho de pasar la noche aquí, hasta que sea de día. ¿Te conviene?

—Aceptado —contestó la abeja.

La culebra se echó a reír de nuevo, porque se le había ocurrido una cosa que jamás podría hacer una abeja. Y he aquí lo que hizo:

Salió un instante afuera, tan velozmente que la abeja no tuvo tiempo de nada. Y volvió trayendo una cápsula de semillas de eucalipto, de un eucalipto que estaba al lado de la colmena y que le daba sombra.

Los muchachos hacen bailar como trompos esas cápsulas, y les llaman trompitos de eucalipto.

—Esto es lo que voy a hacer —dijo la culebra—. ¡Fíjate bien, atención!

Y arrollando vivamente la cola alrededor del trompito como un piolín la desenvolvió a toda velocidad, con tanta rapidez que el trompito quedó bailando y zumbando como un loco.

La culebra se reía, y con mucha razón, porque jamás una abeja ha hecho ni podrá hacer bailar a un trompito. Pero cuando el trompito, que se había quedado dormido zumbando, como les pasa a los trompos de naranjo, cayó por fin al suelo, la abeja dijo:

—Esa prueba es muy linda, y yo nunca podré hacer eso.

—Entonces, te como —exclamó la culebra.

—¡Un momento! Yo no puedo hacer eso: pero hago una cosa que nadie hace.

—¿Qué es eso?

—Desaparecer.

—¿Cómo? —exclamó la culebra, dando un salto de sorpresa—. ¿Desaparecer sin salir de aquí?

—Sin salir de aquí.

—¿Y sin esconderte en la tierra?

—Sin esconderme en la tierra.

—Pues bien, ¡hazlo! Y si no lo haces, te como en seguida — dijo la culebra.

El caso es que mientras el trompito bailaba, la abeja había tenido tiempo de examinar la caverna y había visto una plantita que crecía allí. Era un arbustillo, casi un yuyito, con grandes hojas del tamaño de una moneda de dos centavos.

La abeja se arrimó a la plantita, teniendo cuidado de no tocarla, y dijo así:

—Ahora me toca a mi, señora culebra. Me va a hacer el favor de darse vuelta, y contar hasta tres. Cuando diga "tres", búsqueme por todas partes, ¡ya no estaré más! Y así pasó, en efecto. La culebra dijo rápidamente:"uno… , dos… , tres", y se volvió y abrió la boca cuan grande era, de sorpresa: allí no había nadie. Miró arriba, abajo, a todos lados, recorrió los rincones, la plantita, tanteó todo con la lengua. Inútil: la abeja había desaparecido.

La culebra comprendió entonces que si su prueba del trompito era muy buena, la prueba de la abeja era simplemente extraordinaria. ¿Qué se había hecho?, ¿dónde estaba?

No había modo de hallarla.

—¡Bueno! —exclamó por fin—. Me doy por vencida. ¿Dónde estás?

Una voz que apenas se oía —la voz de la abejita— salió del medio de la cueva.

—¿No me vas a hacer nada? —dijo la voz—. ¿Puedo contar con tu juramento?

—Sí —respondió la culebra—. Te lo juro. ¿Dónde estás?

—Aquí —respondió la abejita, apareciendo súbitamente de entre una hoja cerrada de la plantita.

¿Qué había pasado? Una cosa muy sencilla: la plantita en cuestión era una sensitiva, muy común también aquí en Buenos Aires, y que tiene la particularidad de que sus hojas se cierran al menor contacto. Solamente que esta aventura pasaba en Misiones, donde la vegetación es muy rica, y por lo tanto muy grandes las hojas de las sensitivas. De aquí que al contacto de la abeja, las hojas se cerraran, ocultando completamente al insecto.

La inteligencia de la culebra no había alcanzado nunca a darse cuenta de este fenómeno; pero la abeja lo había observado, y se aprovechaba de él para salvar su vida.

La culebra no dijo nada, pero quedó muy irritada con su derrota, tanto que la abeja pasó toda la noche recordando a su enemiga la promesa que había hecho de respetarla.

Fue una noche larga, interminable, que las dos pasaron arrimadas contra la pared más alta de la caverna, porque la tormenta se había desencadenado, y el agua entraba como un río adentro.

Hacía mucho frío, además, y adentro reinaba la oscuridad más completa. De cuando en cuando la culebra sentía impulsos de lanzarse sobre la abeja, y ésta creía entonces llegado el término de su vida.

Nunca, jamás, creyó la abejita que una noche podría ser tan fría, tan larga, tan horrible. Recordaba su vida anterior, durmiendo noche tras noche en la colmena, bien calentita, y lloraba entonces en silencio.

Cuando llegó el día, y salió el sol, porque el tiempo se había compuesto, la abejita voló y lloró otra vez en silencio ante la puerta de la colmena hecha por el esfuerzo de la familia. Las abejas de guardia la dejaron pasar sin decirle nada, porque comprendieron que la que volvía no era la paseandera haragana, sino una abeja que había hecho en sólo una noche un duro aprendizaje de la vida.

Así fue, en efecto. En adelante, ninguna como ella recogió tanto polen ni fabricó tanta miel. Y cuando el otoño llegó, y llegó también el término de sus días, tuvo aún tiempo de dar una última lección antes de morir a las jóvenes abejas que la rodeaban:

—No es nuestra inteligencia, sino nuestro trabajo quien nos hace tan fuertes. Yo usé una sola vez de mi inteligencia, y fue para salvar mi vida. No habría necesitado de ese esfuerzo, sí hubiera trabajado como todas. Me he cansado tanto volando de aquí para allá, como trabajando. Lo que me faltaba era la noción del deber, que adquirí aquella noche. Trabajen, compañeras, pensando que el fin a que tienden nuestros esfuerzos —la felicidad de todos— es muy superior a la fatiga de cada uno. A esto los hombres llaman ideal, y tienen razón. No hay otra filosofía en la vida de un hombre y de una abeja.


La abeja haragana Die faule Biene the lazy bee L'abeille paresseuse L'ape pigra 게으른 꿀벌 Leniwa pszczoła Ленивая пчела Det lata biet

Había una vez en una colmena una abeja que no quería trabajar, es decir, recorría los árboles uno por uno para tomar el jugo de las flores; pero en vez de conservarlo para convertirlo en miel, se lo tomaba del todo. Once upon a time there was a bee in a hive that did not want to work, that is, it went through the trees one by one to drink the juice of the flowers; but instead of keeping it to turn it into honey, he drank it all.

Era, pues, una abeja haragana. It was therefore a lazy bee. Todas las mañanas apenas el sol calentaba el aire, la abejita se asomaba a la puerta de la colmena, veía que hacía buen tiempo, se peinaba con las patas, como hacen las moscas, y echaba entonces a volar, muy contenta del lindo día. Every morning as soon as the sun warmed the air, the little bee peeked out the door of the hive, saw that the weather was fine, combed her hair with her legs, as flies do, and then began to fly, very happy with the beautiful day. Zumbaba muerta de gusto de flor en flor, entraba en la colmena, volvía a salir, y así se lo pasaba todo el día mientras las otras abejas se mataban trabajando para llenar la colmena de miel, porque la miel es el alimento de las abejas recién nacidas. She buzzed with delight from flower to flower, went into the hive, came out again, and spent the whole day like that while the other bees killed themselves working to fill the hive with honey, because honey is the food of bees just born.

Como las abejas son muy serias, comenzaron a disgustarse con el proceder de la hermana haragana. Since the bees are very serious, they began to resent the behavior of the lazy sister. En la puerta de las colmenas hay siempre unas cuantas abejas que están de guardia para cuidar que no entren bichos en la colmena. At the door of the hives there are always a few bees that are on duty to ensure that no bugs enter the hive. Estas abejas suelen ser muy viejas, con gran experiencia de la vida y tienen el lomo pelado porque han perdido todos los pelos al rozar contra la puerta de la colmena. These bees are usually very old, with great life experience and have bare backs because they have lost all the hairs when rubbing against the hive door.

Un día, pues, detuvieron a la abeja haragana cuando iba a entrar, diciéndole: One day, then, they stopped the lazy bee when she was going to enter, saying:

—Compañera: es necesario que trabajes, porque todas las abejas debemos trabajar. —Compañera: it is necessary that you work, because all bees must work.

La abejita contestó:

—Yo ando todo el día volando, y me canso mucho. —I fly all day, and I get very tired.

—No es cuestión de que te canses mucho —respondieron—, sino de que trabajes un poco. "It's not a question of getting very tired," they answered, "but of working a little." Es la primera advertencia que te hacemos. It is the first warning we give you.

Y diciendo así la dejaron pasar. And saying so, they let her pass.

Pero la abeja haragana no se corregía. But the lazy bee did not correct itself. De modo que a la tarde siguiente las abejas que estaban de guardia le dijeron: So the next afternoon the bees on duty told him:

—Hay que trabajar, hermana. “You have to work, sister.

Y ella respondió en seguida: And she replied immediately:

—¡Uno de estos días lo voy a hacer! "One of these days I'm going to do it!"

—No es cuestión de que lo hagas uno de estos días —le respondieron—, sino mañana mismo. "It's not a question of you doing it one of these days," they replied, "but tomorrow." Acuérdate de esto. Remember this. Y la dejaron pasar. And they let her pass.

Al anochecer siguiente se repitió la misma cosa. The following evening the same thing was repeated. Antes de que le dijeran nada, la abejita exclamó: Before they said anything, the little bee exclaimed:

—¡Si, sí, hermanas! "Yes, yes, sisters!" ¡Ya me acuerdo de lo que he prometido! I remember what I promised!

—No es cuestión de que te acuerdes de lo prometido —le respondieron—, sino de que trabajes. "It's not a matter of you remembering what you promised," they replied, "but of working." Hoy es diecinueve de abril. Pues bien: trata de que mañana veinte, hayas traído una gota siquiera de miel. Well then: try that tomorrow the twentieth, you have even brought a drop of honey. Y ahora, pasa. And now, it happens.

Y diciendo esto, se apartaron para dejarla entrar. And saying this, they stood aside to let her in.

Pero el veinte de abril pasó en vano como todos los demás. But the twentieth of April passed in vain like all the others. Con la diferencia de que al caer el sol el tiempo se descompuso y comenzó a soplar un viento frío. Der Unterschied bestand darin, dass bei Sonnenuntergang das Wetter umschlug und ein kalter Wind aufkam. With the difference that when the sun went down, the weather changed and a cold wind began to blow.

La abejita haragana voló apresurada hacia su colmena, pensando en lo calentito que estaría allá adentro. The lazy little bee hurriedly flew to her hive, thinking how warm it would be in there. Pero cuando quiso entrar, las abejas que estaban de guardia se lo impidieron. But when he wanted to enter, the bees that were on guard prevented him.

—¡No se entra! —le dijeron fríamente. they told him coldly.

—¡Yo quiero entrar! —clamó la abejita—. Esta es mi colmena.

—Esta es la colmena de unas pobres abejas trabajadoras le contestaron las otras—. No hay entrada para las haraganas.

—¡Mañana sin falta voy a trabajar! "I'm going to work tomorrow without fail!" —insistió la abejita.

—No hay mañana para las que no trabajan— respondieron las abejas, que saben mucha filosofía. "There is no tomorrow for those who do not work," answered the bees, who know a lot about philosophy.

Y diciendo esto la empujaron afuera. And saying this they pushed her out.

La abejita, sin saber qué hacer, voló un rato aún; pero ya la noche caía y se veía apenas. The little bee, not knowing what to do, flew for a while longer; but already night was falling and it was barely visible. Quiso cogerse de una hoja, y cayó al suelo. He wanted to grab a leaf, and fell to the ground. Tenía el cuerpo entumecido por el aire frío, y no podía volar más. His body was numb from the cold air, and he couldn't fly anymore.

Arrastrándose entonces por el suelo, trepando y bajando de los palitos y piedritas, que le parecían montañas, llegó a la puerta de la colmena, a tiempo que comenzaban a caer frías gotas de lluvia. Er kroch über den Boden, kletterte auf den Stöcken und Kieselsteinen, die ihm wie Berge vorkamen, und erreichte die Tür des Bienenstocks, als gerade kalte Regentropfen fielen. Crawling then on the ground, climbing up and down the sticks and pebbles, which looked like mountains to him, he reached the door of the hive, just as cold drops of rain began to fall.

—¡Ay, mi Dios! -Oh my good! —clamó la desamparada—. cried the helpless one. Va a llover, y me voy a morir de frío. It's going to rain, and I'm going to die of cold. Y tentó entrar en la colmena. And he tried to enter the hive.

Pero de nuevo le cerraron el paso. Aber auch hier wurde ihm der Weg versperrt. But again they blocked his way.

—¡Perdón! -Sorry! —gimió la abeja—. the bee moaned. ¡Déjenme entrar!

—Ya es tarde —le respondieron.

—¡Por favor, hermanas! ¡Tengo sueño! I'm sleepy!

—Es más tarde aún. -Es ist sogar noch später.

—¡Compañeras, por piedad! —Comrades, for mercy! ¡Tengo frío!

—Imposible.

—¡Por última vez! -For the last time! ¡Me voy a morir! Entonces le dijeron:

—No, no morirás. “No, you will not die. Aprenderás en una sola noche lo que es el descanso ganado con el trabajo. Sie werden in einer Nacht erfahren, was es mit der hart erarbeiteten Erholung auf sich hat. You will learn in a single night what is the rest earned with work. Vete. Leave away.

Y la echaron. And they kicked her out.

Entonces, temblando de frío, con las alas mojadas y tropezando, la abeja se arrastró, se arrastró hasta que de pronto rodó por un agujero; cayó rodando, mejor dicho, al fondo de una caverna. Then, shivering with cold, wet wings and stumbling, the bee crawled, crawled until suddenly it rolled down a hole; he fell rolling, or rather, to the bottom of a cavern.

Creyó que no iba a concluir nunca de bajar. Er dachte, er würde nie wieder herunterkommen. He thought he was not going to never end down. Al fin llegó al fondo, y se halló bruscamente ante una víbora, una culebra verde de lomo color ladrillo, que la miraba enroscada y presta a lanzarse sobre ella. At last she reached the bottom, and found herself abruptly in front of a viper, a green snake with a brick-colored back, staring at her curled up and ready to pounce on her.

En verdad, aquella caverna era el hueco de un árbol que habían trasplantado hacia tiempo, y que la culebra había elegido de guarida. In truth, that cavern was the hollow of a tree that had been transplanted some time ago, and that the snake had chosen as its lair.

Las culebras comen abejas, que les gustan mucho. Snakes eat bees, which they like very much. Por eso la abejita, al encontrarse ante su enemiga, murmuró cerrando los ojos: That is why the little bee, finding herself before her enemy, murmured, closing her eyes:

—¡Adiós mi vida! -Goodbye My life! Esta es la última hora que yo veo la luz. This is the last time that I see the light.

Pero con gran sorpresa suya, la culebra no solamente no la devoró sino que le dijo: —¿qué tal, abejita? But to her great surprise, the snake not only did not devour her but said to her: "How are you, little bee?" No has de ser muy trabajadora para estar aquí a estas horas. You don't have to be a hard worker to be here at this hour.

—Es cierto —murmuró la abeja—. "It's true," murmured the bee. No trabajo, y yo tengo la culpa. I don't work, and I'm to blame.

—Siendo así —agregó la culebra, burlona—, voy a quitar del mundo a un mal bicho como tú. -Also", fügte die Schlange spöttisch hinzu, "werde ich die Welt von einem bösen Kerl wie dir befreien. "That being the case," added the snake, mockingly, "I'm going to remove a bad creature like you from the world." Te voy a comer, abeja.

La abeja, temblando, exclamo entonces: —¡No es justo eso, no es justo! The bee, trembling, then exclaimed: "That's not fair, that's not fair!" No es justo que usted me coma porque es más fuerte que yo. It's not fair that you eat me because you're stronger than me. Los hombres saben lo que es justicia. Die Menschen wissen, was Gerechtigkeit ist. Men know what justice is.

—¡Ah, ah! "Uh-huh!" —exclamó la culebra, enroscándose ligero —. exclaimed the snake, coiling lightly. ¿Tú crees que los hombres que les quitan la miel a ustedes son más justos, grandísima tonta? Do you think that the men who take your honey away from you are more just, you great fool?

—No, no es por eso que nos quitan la miel —respondió la abeja. "No, that's not why they take our honey away," answered the bee.

—¿Y por qué, entonces? "And why then?"

—Porque son más inteligentes. Because they are smarter.

Así dijo la abejita. Pero la culebra se echó a reír, exclamando:

—¡Bueno! Con justicia o sin ella, te voy a comer, apróntate. Justice or no justice, I'm going to eat you, get ready.

Y se echó atrás, para lanzarse sobre la abeja. Und er wich zurück, um sich auf die Biene zu stürzen. And he backed off to throw himself on the bee. Pero ésta exclamó: But she exclaimed:

—Usted hace eso porque es menos inteligente que yo. "You do that because you're less intelligent than I am."

—¿Yo menos inteligente que tú, mocosa? "Me less intelligent than you, brat?" —se rió la culebra. The snake laughed.

—Así es —afirmó la abeja. "That's right," said the bee.

—Pues bien —dijo la culebra—, vamos a verlo. "Well," said the snake, "let's go see him." Vamos a hacer dos pruebas. We are going to do two tests. La que haga la prueba más rara, ésa gana. Derjenige mit dem seltsamsten Test gewinnt. Whoever makes the rarest test wins. Si gano yo, te como. If I win, I eat you.

—¿Y si gano yo? "And if I win?" —preguntó la abejita.

—Si ganas tú —repuso su enemiga—, tienes el derecho de pasar la noche aquí, hasta que sea de día. "If you win," her enemy replied, "you have the right to spend the night here, until daylight." ¿Te conviene? You should?

—Aceptado —contestó la abeja. "Accepted," replied the bee.

La culebra se echó a reír de nuevo, porque se le había ocurrido una cosa que jamás podría hacer una abeja. The snake laughed again, because it had occurred to him something that a bee could never do. Y he aquí lo que hizo: Und das hat er getan: And here's what he did:

Salió un instante afuera, tan velozmente que la abeja no tuvo tiempo de nada. He went outside for a moment, so quickly that the bee had no time for anything. Y volvió trayendo una cápsula de semillas de eucalipto, de un eucalipto que estaba al lado de la colmena y que le daba sombra. And he came back bringing a capsule of eucalyptus seeds, from a eucalyptus that was next to the hive and that gave it shade.

Los muchachos hacen bailar como trompos esas cápsulas, y les llaman trompitos de eucalipto. Die Jungs lassen diese Kapseln wie Kreisel tanzen und nennen sie Eukalyptuskreisel. The boys make those capsules dance like tops, and they call them little eucalyptus tops.

—Esto es lo que voy a hacer —dijo la culebra—. "This is what I'm going to do," said the snake. ¡Fíjate bien, atención! Take a good look, attention!

Y arrollando vivamente la cola alrededor del trompito como un piolín la desenvolvió a toda velocidad, con tanta rapidez que el trompito quedó bailando y zumbando como un loco. And snapping his tail around the little top like a string, he unwrapped it at full speed, so fast that the little top was left dancing and buzzing like a madman.

La culebra se reía, y con mucha razón, porque jamás una abeja ha hecho ni podrá hacer bailar a un trompito. The snake laughed, and with good reason, because a bee has never made or will be able to make a trompito dance. Pero cuando el trompito, que se había quedado dormido zumbando, como les pasa a los trompos de naranjo, cayó por fin al suelo, la abeja dijo: But when the little top, which had fallen asleep buzzing, as happens to orange tops, finally fell to the ground, the bee said:

—Esa prueba es muy linda, y yo nunca podré hacer eso. —That test is very nice, and I will never be able to do that.

—Entonces, te como —exclamó la culebra. "Then I'll eat you," exclaimed the snake.

—¡Un momento! Yo no puedo hacer eso: pero hago una cosa que nadie hace. I can't do that: but I do one thing that no one else does.

—¿Qué es eso?

—Desaparecer.

—¿Cómo? -How? —exclamó la culebra, dando un salto de sorpresa—. exclaimed the snake, jumping in surprise. ¿Desaparecer sin salir de aquí? Disappear without leaving here?

—Sin salir de aquí. "Without leaving here."

—¿Y sin esconderte en la tierra? "And without hiding in the ground?"

—Sin esconderme en la tierra. "Without hiding in the dirt."

—Pues bien, ¡hazlo! "Well then, do it!" Y si no lo haces, te como en seguida — dijo la culebra. And if you don't, I'll eat you right away," said the snake.

El caso es que mientras el trompito bailaba, la abeja había tenido tiempo de examinar la caverna y había visto una plantita que crecía allí. The fact is that while the trumpet danced, the bee had had time to examine the cave and had seen a little plant growing there. Era un arbustillo, casi un yuyito, con grandes hojas del tamaño de una moneda de dos centavos. It was a little bush, almost a weed, with big leaves the size of a two-cent coin.

La abeja se arrimó a la plantita, teniendo cuidado de no tocarla, y dijo así: The bee approached the little plant, being careful not to touch it, and said thus:

—Ahora me toca a mi, señora culebra. "Now it's my turn, lady snake." Me va a hacer el favor de darse vuelta, y contar hasta tres. Würden Sie sich bitte umdrehen und bis drei zählen? You're going to do me the favor of turning around and counting to three. Cuando diga "tres", búsqueme por todas partes, ¡ya no estaré más! When I say "three", look for me everywhere, I will be no more! Y así pasó, en efecto. Und so geschah es. And so it happened, indeed. La culebra dijo rápidamente:"uno… , dos… , tres", y se volvió y abrió la boca cuan grande era, de sorpresa: allí no había nadie. The snake quickly said: "one..., two..., three", and turned and opened its mouth as wide as it was, in surprise: there was no one there. Miró arriba, abajo, a todos lados, recorrió los rincones, la plantita, tanteó todo con la lengua. He looked up, down, everywhere, went around the corners, the little plant, felt everything with his tongue. Inútil: la abeja había desaparecido.

La culebra comprendió entonces que si su prueba del trompito era muy buena, la prueba de la abeja era simplemente extraordinaria. The snake then understood that if his little trumpet test was very good, the bee's test was simply extraordinary. ¿Qué se había hecho?, ¿dónde estaba? What had been done? Where was he?

No había modo de hallarla. There was no way to find her.

—¡Bueno! —exclamó por fin—. he exclaimed at last. Me doy por vencida. Ich gebe auf. I give up. ¿Dónde estás?

Una voz que apenas se oía —la voz de la abejita— salió del medio de la cueva. A barely audible voice—the voice of the little bee—came from the middle of the cave.

—¿No me vas a hacer nada? -Sie werden mir doch nichts tun? "Aren't you going to do anything to me?" —dijo la voz—. said the voice. ¿Puedo contar con tu juramento? Kann ich mich auf Ihren Schwur verlassen? Can I count on your oath?

—Sí —respondió la culebra—. "Yes," replied the snake. Te lo juro. I swear. ¿Dónde estás?

—Aquí —respondió la abejita, apareciendo súbitamente de entre una hoja cerrada de la plantita. "Here," answered the little bee, appearing suddenly from a closed leaf of the little plant.

¿Qué había pasado? What had happened? Una cosa muy sencilla: la plantita en cuestión era una sensitiva, muy común también aquí en Buenos Aires, y que tiene la particularidad de que sus hojas se cierran al menor contacto. A very simple thing: the little plant in question was a sensitive one, very common also here in Buenos Aires, and that has the peculiarity that its leaves close at the slightest touch. Solamente que esta aventura pasaba en Misiones, donde la vegetación es muy rica, y por lo tanto muy grandes las hojas de las sensitivas. Nur, dass dieses Abenteuer in Misiones stattfand, wo die Vegetation sehr üppig ist und daher die Blätter der empfindlichen Pflanzen sehr groß sind. Only that this adventure happened in Misiones, where the vegetation is very rich, and therefore the leaves of the sensitive plants are very large. De aquí que al contacto de la abeja, las hojas se cerraran, ocultando completamente al insecto. Hence, at the contact of the bee, the leaves closed, completely hiding the insect.

La inteligencia de la culebra no había alcanzado nunca a darse cuenta de este fenómeno; pero la abeja lo había observado, y se aprovechaba de él para salvar su vida. Die Intelligenz der Schlange hatte dieses Phänomen nicht erkannt, aber die Biene hatte es beobachtet und nutzte es, um ihr Leben zu retten. The intelligence of the snake had never been able to realize this phenomenon; but the bee had observed him, and was taking advantage of him to save his life.

La culebra no dijo nada, pero quedó muy irritada con su derrota, tanto que la abeja pasó toda la noche recordando a su enemiga la promesa que había hecho de respetarla. The snake did not say anything, but was very irritated by his defeat, so much so that the bee spent the whole night reminding his enemy of the promise he had made to respect her.

Fue una noche larga, interminable, que las dos pasaron arrimadas contra la pared más alta de la caverna, porque la tormenta se había desencadenado, y el agua entraba como un río adentro. It was a long, endless night that the two of them spent huddled against the highest wall of the cavern, because the storm had broken out, and the water was pouring in like a river.

Hacía mucho frío, además, y adentro reinaba la oscuridad más completa. De cuando en cuando la culebra sentía impulsos de lanzarse sobre la abeja, y ésta creía entonces llegado el término de su vida. From time to time the snake felt the impulse to jump on the bee, and the bee then believed that the end of its life had come.

Nunca, jamás, creyó la abejita que una noche podría ser tan fría, tan larga, tan horrible. Never, ever, did the little bee believe that a night could be so cold, so long, so horrible. Recordaba su vida anterior, durmiendo noche tras noche en la colmena, bien calentita, y lloraba entonces en silencio. He remembered his previous life, sleeping night after night in the hive, very warm, and then he wept in silence.

Cuando llegó el día, y salió el sol, porque el tiempo se había compuesto, la abejita voló y lloró otra vez en silencio ante la puerta de la colmena hecha por el esfuerzo de la familia. When the day came, and the sun came out, because the weather had settled, the little bee flew and cried again in silence before the door of the hive made by the effort of the family. Las abejas de guardia la dejaron pasar sin decirle nada, porque comprendieron que la que volvía no era la paseandera haragana, sino una abeja que había hecho en sólo una noche un duro aprendizaje de la vida. The guard bees let her pass without saying anything, because they understood that the one who was returning was not the lazy stroller, but a bee that had learned a hard lesson in life in just one night.

Así fue, en efecto. So it was, indeed. En adelante, ninguna como ella recogió tanto polen ni fabricó tanta miel. From now on, none like her collected so much pollen or made so much honey. Y cuando el otoño llegó, y llegó también el término de sus días, tuvo aún tiempo de dar una última lección antes de morir a las jóvenes abejas que la rodeaban: Und als der Herbst kam und ihre Tage zu Ende gingen, hatte sie noch Zeit, den jungen Bienen um sie herum eine letzte Lektion zu erteilen, bevor sie starb: And when autumn came, and the end of her days also came, she still had time to teach the young bees that surrounded her one last lesson before she died:

—No es nuestra inteligencia, sino nuestro trabajo quien nos hace tan fuertes. —It is not our intelligence, but our work that makes us so strong. Yo usé una sola vez de mi inteligencia, y fue para salvar mi vida. I only used my intelligence once, and it was to save my life. No habría necesitado de ese esfuerzo, sí hubiera trabajado como todas. I wouldn't have needed that effort, if I would have worked like everyone else. Me he cansado tanto volando de aquí para allá, como trabajando. Ich war sowohl beim Hin- und Herfliegen als auch beim Arbeiten müde. I've gotten as tired flying from here to there, as working. Lo que me faltaba era la noción del deber, que adquirí aquella noche. What I lacked was the notion of duty, which I acquired that night. Trabajen, compañeras, pensando que el fin a que tienden nuestros esfuerzos —la felicidad de todos— es muy superior a la fatiga de cada uno. Arbeitet, Genossen, und denkt daran, dass das Ziel unserer Bemühungen - das Glück aller - weitaus größer ist als die Müdigkeit eines jeden von uns. Work, compañeras, thinking that the end to which our efforts tend —the happiness of all— is much greater than the fatigue of each one. A esto los hombres llaman ideal, y tienen razón. Das ist es, was die Menschen als Ideal bezeichnen, und sie haben Recht. This is what men call the ideal, and they are right. No hay otra filosofía en la vida de un hombre y de una abeja. There is no other philosophy in the life of a man and a bee.