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Cuentos de la Selva, Historia de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombre

Historia de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombre

Había una vez un coatí que tenía tres hijos. Vivían en el monte comiendo frutas, raíces y huevos de pajaritos. Cuando estaban arriba de los árboles y sentían un gran ruido, se tiraban al suelo de cabeza y salían corriendo con la cola levantada.

Una vez que los coaticitos fueron un poco grandes, su madre los reunió un día arriba de un naranjo y les habló así:

—Coaticitos: ustedes son bastante grandes para buscarse la comida solos. Deben aprenderlo, porque cuando sean viejos andarán siempre solos, como todos los coatís. El mayor de ustedes, que es muy amigo de cazar cascarudos, puede encontrarlos entre los palos podridos, porque allí hay muchos cascarudos y cucarachas. El segundo, que es gran comedor de frutas, puede encontrarlas en este naranjal; hasta diciembre habrá naranjas. El tercero, que no quiere comer sino huevos de pájaros, puede ir a todas partes, porque en todas partes hay nidos de pájaros. Pero que no vaya nunca a buscar nidos al campo, porque es peligroso.

Coaticitos: hay una sola cosa a la cual deben tener gran miedo. Son los perros. Yo peleé una vez con ellos, y sé lo que les digo; por eso tengo un diente roto. Detrás de los perros vienen siempre los hombres con un gran ruido, que mata. Cuando oigan cerca este ruido, tírense de cabeza al suelo, por alto que sea el árbol. Si no lo hacen así, los matarán con seguridad de un tiro.

Así habló la madre. Todos se bajaron entonces y se separaron, caminando de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, como si hubieran perdido algo, porque así caminan los coatís.

El mayor, que quería comer cascarudos, buscó entre los palos podridos y las hojas de los yuyos, y encontró tantos, que comió hasta quedarse dormido. El segundo, que prefería las frutas a cualquier cosa, comió cuantas naranjas quiso, porque aquel naranjal estaba dentro del monte, como pasa en el Paraguay y Misiones, y ningún hombre vino a incomodarlo. El tercero, que era loco por los huevos de pájaros, tuvo que andar todo el día para encontrar únicamente dos nidos; uno de tucán, que tenía tres huevos, y uno de tórtolas, que tenía solo dos. Total, cinco huevos chiquitos, que era muy poca comida; de modo que al caer la tarde el coaticito tenía tanta hambre como de mañana, y se sentó muy triste a la orilla del monte. Desde allí veía el campo, y pensó en la recomendación de su madre.

—¿Por qué no querrá mamá —se dijo— que vaya a buscar nidos en el campo?

Estaba pensando así cuando oyó, muy lejos, el canto de un pájaro.

—¡Qué canto tan fuerte! —dijo admirado—. ¡qué huevos tan grandes debe tener ese pájaro!

El canto se repitió. Y entonces el coatí se puso a correr por entre el monte, cortando camino, porque el canto había sonado muy a su derecha. El sol caía ya, pero el coatí volaba con la cola levantada. Llegó a la orilla del monte, por fin, y miró al campo. Lejos vio la casa de los hombres, y vio a un hombre con botas que llevaba un caballo de la soga. Vio también un pájaro muy grande que cantaba y entonces el coaticito se golpeó la frente y dijo:

—¡Qué zonzo soy! Ahora ya sé qué pájaro es ése. Es un gallo; mamá me lo mostró un día de arriba de un árbol. Los gallos tienen un canto lindísimo, y tienen muchas gallinas que ponen huevos. ¡Si yo pudiera comer huevos de gallina!…

Es sabido que nada gusta tanto a los bichos chicos de monte como los huevos de gallina. Durante un rato el coaticito se acordó de la recomendación de su madre. Pero el deseo pudo más, y se sentó a la orilla del monte, esperando que cerrara bien la noche para ir al gallinero.

La noche cerró por fin, y entonces, en puntas de pie y paso a paso, se encaminó a la casa. Llegó allá y escuchó atentamente: no se sentía el menor ruido. El coaticito, loco de alegría porque iba a comer cien, mil, dos mil huevos de gallina, entró en el gallinero, y lo primero que vio bien en la entrada fue un huevo que estaba solo en el suelo. Pensó un instante en dejarlo para el final, como postre, porque era un huevo muy grande, pero la boca se le hizo agua, y clavó los dientes en el huevo.

Apenas lo mordió, ¡TRAC!, un terrible golpe en la cara y un inmenso dolor en el hocico.

—¡Mamá, mamá! —gritó, loco de dolor, saltando a todos lados. Pero estaba sujeto, y en ese momento oyó el ronco ladrido de un perro.

Mientras el coatí esperaba en la orilla del monte que cerrara bien la noche para ir al gallinero, el hombre de la casa jugaba sobre la gramilla con sus hijos, dos criaturas rubias de cinco y seis años, que corrían riendo, se caían, se levantaban riendo otra vez, y volvían a caerse. El padre se caía también, con gran alegría de los chicos. Dejaron por fin de jugar porque ya era de noche, y el hombre dijo entonces:

—Voy a poner la trampa para cazar a la comadreja que viene a matar los pollos y robar los huevos.

Y fue y armó la trampa. Después comieron y se acostaron. Pero las criaturas no tenían sueño, y saltaban de la cama del uno a la del otro y se enredaban en el camisón. El padre, que leía en el comedor, los dejaba hacer. Pero los chicos de repente se detuvieron en sus saltos y gritaron:

—¡Papá! ¡Ha caído la comadreja en la trampa! ¡Tuké está ladrando! ¡Nosotros también queremos ir, papá!

El padre consintió, pero no sin que las criaturas se pusieran las sandalias, pues nunca los dejaba andar descalzos de noche, por temor a las víboras.

Fueron. ¿Qué vieron allí? Vieron a su padre que se agachaba, teniendo al perro con una mano, mientras con la otra levantaba por la cola a un coatí, un coaticito chico aún, que gritaba con un chillido rapidísimo y estridente, como un grillo.

—¡Papá, no lo mates! —dijeron las criaturas—. ¡Es muy chiquito! ¡Dánoslo para nosotros!

—Bueno, se lo voy a dar —respondió el padre—. Pero cuídenlo bien, y sobre todo no se olviden de que los coatís toman agua como ustedes.

Esto lo decía porque los chicos habían tenido una vez un gatito montés al cual a cada rato le llevaban carne, que sacaban de la fiambrera pero nunca le dieron agua, y se murió.

En consecuencia, pusieron al coatí en la misma jaula del gato montés, que estaba cerca del gallinero, y se acostaron todos otra vez.

Y cuando era más de medianoche y había un gran silencio, el coaticito, que sufría mucho por los dientes de la trampa, vio, a la luz de la luna, tres sombras que se acercaban con gran sigilo. El corazón le dio un vuelco al pobre coaticito al reconocer a su madre y sus dos hermanos que lo estaban buscando.

—¡Mamá, mamá! —murmuró el prisionero en voz muy baja para no hacer ruido—. ¡Estoy aquí! ¡Sáquenme de aquí! ¡No quiero quedarme, ma… má!… —Y lloraba desconsolado.

Pero a pesar de todo estaban contentos porque se habían encontrado, y se hacían mil caricias en el hocico.

Se trató en seguida de hacer salir al prisionero. Probaron primero cortar el alambre tejido, y los cuatro se pusieron a trabajar con los dientes; mas no conseguían nada. Entonces a la madre se le ocurrió de repente una idea, y dijo:

—¡Vamos a buscar las herramientas del hombre! Los hombres tienen herramientas para cortar fierro. Se llaman limas. Tienen tres lados como las víboras de cascabel. Se empuja y se retira. ¡Vamos a buscarla!

Fueron al taller del hombre y volvieron con la lima. Creyendo que uno solo no tendría fuerzas bastantes, sujetaron la lima entre los tres y empezaron el trabajo. Y se entusiasmaron tanto, que al rato la jaula entera temblaba con las sacudidas y hacía un terrible ruido. Tal ruido hacía, que el perro se despertó, lanzando un ronco ladrido. Mas los coatís no esperaron a que el perro les pidiera cuenta de ese escándalo y dispararon al monte, dejando la lima tirada.

Al día siguiente, los chicos fueron temprano a ver a su nuevo huésped, que estaba muy triste.

—¿Qué nombre le pondremos? —preguntó la nena a su hermano.

—¡Ya sé! —respondió el varoncito—. ¡Le pondremos Diecisiete!

¿Por qué Diecisiete? Nunca hubo bicho del monte con nombre más raro. Pero el varoncito estaba aprendiendo a contar, y tal vez le había llamado la atención aquel número.

El caso es que se llamó Diecisiete. Le dieron pan, uvas, chocolate, carne, langostas, huevos, riquísimos huevos de gallina, lograron que en un solo día se dejara rascar la cabeza; y tan grande es la sinceridad del cariño de las criaturas, que, al llegar la noche, el coatí estaba casi resignado con su cautiverio. Pensaba a cada momento en las cosas ricas que había para comer allí, y pensaba en aquellos rubios cachorritos de hombre que tan alegres y buenos eran.

Durante dos noches seguidas, el perro durmió tan cerca de la jaula, que la familia del prisionero no se atrevió a acercarse, con gran sentimiento. Cuando a la tercera noche llegaron de nuevo a buscar la lima para dar libertad al coaticito, éste les dijo:

—Mamá: yo no quiero irme más de aquí. Me dan huevos y son muy buenos conmigo. Hoy me dijeron que si me portaba bien me iban a dejar suelto muy pronto. Son como nosotros. Son cachorritos también, y jugamos juntos.

Los coatís salvajes quedaron muy tristes, pero se resignaron, prometiendo al coaticito venir todas las noches a visitarlo.

Efectivamente, todas las noches, lloviera o no, su madre y sus hermanos iban a pasar un rato con él. El coaticito les daba pan por entre el tejido de alambre, y los coatís salvajes se sentaban a comer frente a la jaula.

Al cabo de quince días, el coaticito andaba suelto y él mismo se iba de noche a su jaula. Salvo algunos tirones de orejas que se llevaba por andar muy cerca del gallinero, todo marchaba bien. Él y las criaturas se querían mucho, y los mismos coatís salvajes, al ver lo buenos que eran aquellos cachorritos de hombre, habían concluido por tomar cariño a las dos criaturas.

Hasta que una noche muy oscura, en que hacía mucho calor y tronaba, los coatís salvajes llamaron al coaticito y nadie les respondió. Se acercaron muy inquietos y vieron entonces, en el momento en que casi la pisaban, una enorme víbora que estaba enroscada en la entrada de la jaula. Los coatís comprendieron en seguida que el coaticito había sido mordido al entrar, y no había respondido a su llamado porque acaso estaba ya muerto. Pero lo iban a vengar bien. En un segundo, entre los tres, enloquecieron a la serpiente de cascabel, saltando de aquí para allá, y en otro segundo, cayeron sobre ella, deshaciéndole la cabeza a mordiscones.

Corrieron entonces adentro, y allí estaba en efecto el coaticito, tendido, hinchado, con las patas temblando y muriéndose. En balde los coatís salvajes lo movieron; lo lamieron en balde por todo el cuerpo durante un cuarto de hora. El coaticito abrió por fin la boca y dejó de respirar, porque estaba muerto.

Los coatís son casi refractarios, como se dice, al veneno de las víboras. No les hace casi nada el veneno, y hay otros animales, como la mangosta, que resisten muy bien el veneno de las víboras. Con toda seguridad el coaticito había sido mordido en una arteria o una vena porque entonces la sangre se envenena en seguida, y el animal muere. Esto le había pasado al coaticito.

Al verlo así, su madre y sus hermanos lloraron un largo rato. Después, como nada más tenían que hacer allí, salieron de la jaula, se dieron vuelta para mirar por última vez la casa donde tan feliz había sido el coaticito, y se fueron otra vez al monte.

Pero los tres coatís, sin embargo, iban muy preocupados, y su preocupación era ésta: ¿qué iban a decir los chicos, cuando, al día siguiente, vieran muerto a su querido coaticito? Los chicos le querían muchísimo, y ellos, los coatís, querían también a los cachorritos rubios. Así es que los tres coatís tenían el mismo pensamiento, y era evitarles ese gran dolor a los chicos.

Hablaron un largo rato y al fin decidieron lo siguiente: el segundo de los coatís, que se parecía muchísimo al menor en cuerpo y en modo de ser, iba a quedarse en la jaula en vez del difunto. Como estaban enterados de muchos secretos de la casa, por los cuentos del coaticito, los chicos no desconocerían nada; extrañarían un poco algunas cosas, pero nada más.

Y así pasó en efecto. Volvieron a la casa, y un nuevo coaticito reemplazó al primero, mientras la madre y el otro hermano se llevaban sujetos de los dientes el cadáver del menor. Lo llevaron despacio al monte, y la cabeza colgaba, balanceándose, y la cola iba arrastrando por el suelo.

Al día siguiente los chicos extrañaron, efectivamente, algunas costumbres raras del coaticito. Pero como éste era tan bueno y cariñoso como el otro, las criaturas no tuvieron la menor sospecha. Formaron la misma familia de cachorritos de antes, y, como antes, los coatís salvajes venían noche a noche a visitar al coaticito civilizado, y se sentaban a su lado a comer pedacitos de huevos duros que él les guardaba, mientras ellos le contaban la vida de la selva.


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Había una vez un coatí que tenía tres hijos. Once upon a time there was a coati who had three children. Vivían en el monte comiendo frutas, raíces y huevos de pajaritos. They lived in the bush eating fruits, roots and birds' eggs. Cuando estaban arriba de los árboles y sentían un gran ruido, se tiraban al suelo de cabeza y salían corriendo con la cola levantada. When they were up in the trees and heard a loud noise, they would throw themselves headfirst to the ground and run away with their tails raised.

Una vez que los coaticitos fueron un poco grandes, su madre los reunió un día arriba de un naranjo y les habló así: Once the coaticitos were a little big, their mother gathered them one day on top of an orange tree and spoke to them like this:

—Coaticitos: ustedes son bastante grandes para buscarse la comida solos. —Coaticitos: you are big enough to look for food alone. Deben aprenderlo, porque cuando sean viejos andarán siempre solos, como todos los coatís. They must learn it, because when they are old they will always be alone, like all coatis. El mayor de ustedes, que es muy amigo de cazar cascarudos, puede encontrarlos entre los palos podridos, porque allí hay muchos cascarudos y cucarachas. Der Älteste von euch, der sehr gerne Kakerlaken fängt, kann sie unter den morschen Stöcken finden, denn dort gibt es viele Kakerlaken und Schaben. The oldest of you, who is very fond of hunting cascarudos, can find them among the rotten sticks, because there are many cascarudos and cockroaches there. El segundo, que es gran comedor de frutas, puede encontrarlas en este naranjal; hasta diciembre habrá naranjas. Der zweite, der gerne Obst isst, wird in diesem Orangenhain fündig; Orangen gibt es bis Dezember. The second, who is a great eater of fruits, can find them in this orange grove; oranges will be available until December. El tercero, que no quiere comer sino huevos de pájaros, puede ir a todas partes, porque en todas partes hay nidos de pájaros. The third, who wants to eat nothing but birds' eggs, can go everywhere, because everywhere there are birds' nests. Pero que no vaya nunca a buscar nidos al campo, porque es peligroso. But never go looking for nests in the field, because it is dangerous.

Coaticitos: hay una sola cosa a la cual deben tener gran miedo. Coaticites: there is only one thing you should be very afraid of. Son los perros. They are the dogs. Yo peleé una vez con ellos, y sé lo que les digo; por eso tengo un diente roto. Ich habe einmal mit ihnen gekämpft, und ich weiß, was ich ihnen sage; deshalb habe ich auch einen abgebrochenen Zahn. I fought with them once, and I know what I'm telling them; that's why I have a broken tooth. Detrás de los perros vienen siempre los hombres con un gran ruido, que mata. Hinter den Hunden kommen immer die Männer mit einem großen Lärm, der tötet. Behind the dogs always come the men with a great noise, which kills. Cuando oigan cerca este ruido, tírense de cabeza al suelo, por alto que sea el árbol. Wenn Sie dieses Geräusch in der Nähe hören, tauchen Sie kopfüber in den Boden, egal wie hoch der Baum ist. When you hear this noise nearby, dive headfirst to the ground, no matter how tall the tree is. Si no lo hacen así, los matarán con seguridad de un tiro. If they don't, they'll be shot for sure.

Así habló la madre. Todos se bajaron entonces y se separaron, caminando de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, como si hubieran perdido algo, porque así caminan los coatís. They all got off then and separated, walking from right to left and from left to right, as if they had lost something, because that's how coatis walk.

El mayor, que quería comer cascarudos, buscó entre los palos podridos y las hojas de los yuyos, y encontró tantos, que comió hasta quedarse dormido. The eldest, who wanted to eat cascarudos, searched among the rotten sticks and the leaves of the weeds, and found so many that he ate until he fell asleep. El segundo, que prefería las frutas a cualquier cosa, comió cuantas naranjas quiso, porque aquel naranjal estaba dentro del monte, como pasa en el Paraguay y Misiones, y ningún hombre vino a incomodarlo. The second, who preferred fruit to anything else, ate as many oranges as he wanted, because that orange grove was inside the forest, as happens in Paraguay and Misiones, and no man came to bother him. El tercero, que era loco por los huevos de pájaros, tuvo que andar todo el día para encontrar únicamente dos nidos; uno de tucán, que tenía tres huevos, y uno de tórtolas, que tenía solo dos. Total, cinco huevos chiquitos, que era muy poca comida; de modo que al caer la tarde el coaticito tenía tanta hambre como de mañana, y se sentó muy triste a la orilla del monte. Total, five small eggs, which was very little food; so that by late afternoon the coaticito was as hungry as in the morning, and he sat very sad on the edge of the mountain. Desde allí veía el campo, y pensó en la recomendación de su madre.

—¿Por qué no querrá mamá —se dijo— que vaya a buscar nidos en el campo? "Why wouldn't Mommy want me to go looking for nests in the fields?"

Estaba pensando así cuando oyó, muy lejos, el canto de un pájaro.

—¡Qué canto tan fuerte! "What a loud song!" —dijo admirado—. ¡qué huevos tan grandes debe tener ese pájaro!

El canto se repitió. Y entonces el coatí se puso a correr por entre el monte, cortando camino, porque el canto había sonado muy a su derecha. And then the coati began to run through the bush, cutting the path, because the song had sounded far to his right. El sol caía ya, pero el coatí volaba con la cola levantada. The sun was already setting, but the coati was flying with its tail up. Llegó a la orilla del monte, por fin, y miró al campo. Lejos vio la casa de los hombres, y vio a un hombre con botas que llevaba un caballo de la soga. Vio también un pájaro muy grande que cantaba y entonces el coaticito se golpeó la frente y dijo: He also saw a very large bird that was singing and then the coaticito hit his forehead and said:

—¡Qué zonzo soy! -How stupid I am! Ahora ya sé qué pájaro es ése. Now I know which bird that is. Es un gallo; mamá me lo mostró un día de arriba de un árbol. It is a rooster; Mom showed it to me one day from up a tree. Los gallos tienen un canto lindísimo, y tienen muchas gallinas que ponen huevos. The roosters have a beautiful song, and they have many hens that lay eggs. ¡Si yo pudiera comer huevos de gallina!…

Es sabido que nada gusta tanto a los bichos chicos de monte como los huevos de gallina. It is known that little mountain bugs like nothing so much as chicken eggs. Durante un rato el coaticito se acordó de la recomendación de su madre. Pero el deseo pudo más, y se sentó a la orilla del monte, esperando que cerrara bien la noche para ir al gallinero. But desire was stronger, and he sat down on the edge of the mountain, waiting for the night to close so he could go to the chicken coop.

La noche cerró por fin, y entonces, en puntas de pie y paso a paso, se encaminó a la casa. Night closed at last, and then, on tiptoe and step by step, he headed for the house. Llegó allá y escuchó atentamente: no se sentía el menor ruido. He got there and listened carefully: there was not the slightest noise. El coaticito, loco de alegría porque iba a comer cien, mil, dos mil huevos de gallina, entró en el gallinero, y lo primero que vio bien en la entrada fue un huevo que estaba solo en el suelo. Pensó un instante en dejarlo para el final, como postre, porque era un huevo muy grande, pero la boca se le hizo agua, y clavó los dientes en el huevo. He thought for a moment about leaving it for last, for dessert, because it was a very big egg, but his mouth watered, and he sank his teeth into the egg.

Apenas lo mordió, ¡TRAC!, un terrible golpe en la cara y un inmenso dolor en el hocico. As soon as he bit him, TRAC!, a terrible blow to the face and immense pain in the snout.

—¡Mamá, mamá! —gritó, loco de dolor, saltando a todos lados. he yelled, mad with pain, jumping everywhere. Pero estaba sujeto, y en ese momento oyó el ronco ladrido de un perro. But he was restrained, and at that moment he heard the hoarse bark of a dog.

Mientras el coatí esperaba en la orilla del monte que cerrara bien la noche para ir al gallinero, el hombre de la casa jugaba sobre la gramilla con sus hijos, dos criaturas rubias de cinco y seis años, que corrían riendo, se caían, se levantaban riendo otra vez, y volvían a caerse. While the coati waited on the edge of the mountain for night to close in order to go to the chicken coop, the man of the house played on the grass with his children, two blond children of five and six years old, who ran laughing, fell, got up laughing again, and they fell again. El padre se caía también, con gran alegría de los chicos. Dejaron por fin de jugar porque ya era de noche, y el hombre dijo entonces:

—Voy a poner la trampa para cazar a la comadreja que viene a matar los pollos y robar los huevos. —I'm going to set the trap to catch the weasel that comes to kill the chickens and steal the eggs.

Y fue y armó la trampa. Después comieron y se acostaron. Pero las criaturas no tenían sueño, y saltaban de la cama del uno a la del otro y se enredaban en el camisón. El padre, que leía en el comedor, los dejaba hacer. The father, who read in the dining room, let them do. Pero los chicos de repente se detuvieron en sus saltos y gritaron: But the guys suddenly stopped in their jumps and shouted:

—¡Papá! ¡Ha caído la comadreja en la trampa! The weasel has fallen into the trap! ¡Tuké está ladrando! Tuke is barking! ¡Nosotros también queremos ir, papá! We want to go too, Dad!

El padre consintió, pero no sin que las criaturas se pusieran las sandalias, pues nunca los dejaba andar descalzos de noche, por temor a las víboras. The father consented, but not without the children putting on sandals, for he never let them go barefoot at night, for fear of snakes.

Fueron. ¿Qué vieron allí? What did they see there? Vieron a su padre que se agachaba, teniendo al perro con una mano, mientras con la otra levantaba por la cola a un coatí, un coaticito chico aún, que gritaba con un chillido rapidísimo y estridente, como un grillo. They saw their father crouching down, holding the dog with one hand, while with the other he lifted up a coati by the tail, a small coati, which was screaming with a very fast and strident squeak, like a cricket.

—¡Papá, no lo mates! —dijeron las criaturas—. ¡Es muy chiquito! ¡Dánoslo para nosotros!

—Bueno, se lo voy a dar —respondió el padre—. -Well, I'm going to give it to him," replied the father. Pero cuídenlo bien, y sobre todo no se olviden de que los coatís toman agua como ustedes. But take good care of it, and above all don't forget that coatis drink water like you do.

Esto lo decía porque los chicos habían tenido una vez un gatito montés al cual a cada rato le llevaban carne, que sacaban de la fiambrera pero nunca le dieron agua, y se murió. I was saying this because the boys had once had a wild kitten to which they brought meat every now and then, which they took out of the lunch box but never gave it water, and it died.

En consecuencia, pusieron al coatí en la misma jaula del gato montés, que estaba cerca del gallinero, y se acostaron todos otra vez. Consequently, they put the coati in the same cage as the bobcat, which was near the chicken coop, and they all went to bed again.

Y cuando era más de medianoche y había un gran silencio, el coaticito, que sufría mucho por los dientes de la trampa, vio, a la luz de la luna, tres sombras que se acercaban con gran sigilo. El corazón le dio un vuelco al pobre coaticito al reconocer a su madre y sus dos hermanos que lo estaban buscando.

—¡Mamá, mamá! —murmuró el prisionero en voz muy baja para no hacer ruido—. -the prisoner muttered in a very low voice so as not to make noise. ¡Estoy aquí! ¡Sáquenme de aquí! ¡No quiero quedarme, ma… má!… —Y lloraba desconsolado.

Pero a pesar de todo estaban contentos porque se habían encontrado, y se hacían mil caricias en el hocico. But in spite of everything they were happy because they had found each other, and they gave each other a thousand caresses on the nose.

Se trató en seguida de hacer salir al prisionero. At once an attempt was made to get the prisoner out. Probaron primero cortar el alambre tejido, y los cuatro se pusieron a trabajar con los dientes; mas no conseguían nada. They tried first to cut the woven wire, and all four went to work with their teeth; but they got nothing. Entonces a la madre se le ocurrió de repente una idea, y dijo:

—¡Vamos a buscar las herramientas del hombre! "Let's go find the man's tools!" Los hombres tienen herramientas para cortar fierro. Se llaman limas. Tienen tres lados como las víboras de cascabel. They have three sides like rattlesnakes. Se empuja y se retira. ¡Vamos a buscarla!

Fueron al taller del hombre y volvieron con la lima. Creyendo que uno solo no tendría fuerzas bastantes, sujetaron la lima entre los tres y empezaron el trabajo. Y se entusiasmaron tanto, que al rato la jaula entera temblaba con las sacudidas y hacía un terrible ruido. And they got so excited that after a while the whole cage trembled with the shaking and made a terrible noise. Tal ruido hacía, que el perro se despertó, lanzando un ronco ladrido. Such a noise he made, that the dog woke up, barking hoarsely. Mas los coatís no esperaron a que el perro les pidiera cuenta de ese escándalo y dispararon al monte, dejando la lima tirada. But the coatis did not wait for the dog to ask them to account for that scandal and they shot at the mountain, leaving the file lying around.

Al día siguiente, los chicos fueron temprano a ver a su nuevo huésped, que estaba muy triste. The next day, the boys went early to see their new guest, who was very sad.

—¿Qué nombre le pondremos? —preguntó la nena a su hermano. the girl asked her brother.

—¡Ya sé! —respondió el varoncito—. ¡Le pondremos Diecisiete!

¿Por qué Diecisiete? Nunca hubo bicho del monte con nombre más raro. There was never a wild animal with a weirder name. Pero el varoncito estaba aprendiendo a contar, y tal vez le había llamado la atención aquel número. But the little boy was learning to count, and perhaps that number had caught his attention.

El caso es que se llamó Diecisiete. The fact is that it was called Seventeen. Le dieron pan, uvas, chocolate, carne, langostas, huevos, riquísimos huevos de gallina, lograron que en un solo día se dejara rascar la cabeza; y tan grande es la sinceridad del cariño de las criaturas, que, al llegar la noche, el coatí estaba casi resignado con su cautiverio. They gave him bread, grapes, chocolate, meat, lobsters, eggs, delicious chicken eggs, they made him scratch his head in a single day; and so great is the sincerity of the affection of the creatures, that, when night came, the coati was almost resigned to his captivity. Pensaba a cada momento en las cosas ricas que había para comer allí, y pensaba en aquellos rubios cachorritos de hombre que tan alegres y buenos eran.

Durante dos noches seguidas, el perro durmió tan cerca de la jaula, que la familia del prisionero no se atrevió a acercarse, con gran sentimiento. Cuando a la tercera noche llegaron de nuevo a buscar la lima para dar libertad al coaticito, éste les dijo:

—Mamá: yo no quiero irme más de aquí. Me dan huevos y son muy buenos conmigo. Hoy me dijeron que si me portaba bien me iban a dejar suelto muy pronto. Today they told me that if I behaved well they would release me very soon. Son como nosotros. Son cachorritos también, y jugamos juntos.

Los coatís salvajes quedaron muy tristes, pero se resignaron, prometiendo al coaticito venir todas las noches a visitarlo.

Efectivamente, todas las noches, lloviera o no, su madre y sus hermanos iban a pasar un rato con él. El coaticito les daba pan por entre el tejido de alambre, y los coatís salvajes se sentaban a comer frente a la jaula.

Al cabo de quince días, el coaticito andaba suelto y él mismo se iba de noche a su jaula. After fifteen days, the coaticito was loose and he himself went to his cage at night. Salvo algunos tirones de orejas que se llevaba por andar muy cerca del gallinero, todo marchaba bien. Except for a few slaps on the wrist for being too close to the chicken coop, everything was going well. Él y las criaturas se querían mucho, y los mismos coatís salvajes, al ver lo buenos que eran aquellos cachorritos de hombre, habían concluido por tomar cariño a las dos criaturas. He and the creatures loved each other very much, and the same wild coatis, seeing how good those little man-puppies were, had concluded by loving the two creatures.

Hasta que una noche muy oscura, en que hacía mucho calor y tronaba, los coatís salvajes llamaron al coaticito y nadie les respondió. Until one very dark night, when it was very hot and thundering, the wild coatis called out to the coati and no one answered. Se acercaron muy inquietos y vieron entonces, en el momento en que casi la pisaban, una enorme víbora que estaba enroscada en la entrada de la jaula. Los coatís comprendieron en seguida que el coaticito había sido mordido al entrar, y no había respondido a su llamado porque acaso estaba ya muerto. The coatis immediately understood that the coaticito had been bitten when entering, and had not responded to their call because perhaps it was already dead. Pero lo iban a vengar bien. But they were going to avenge him well. En un segundo, entre los tres, enloquecieron a la serpiente de cascabel, saltando de aquí para allá, y en otro segundo, cayeron sobre ella, deshaciéndole la cabeza a mordiscones. In a second, between the three of them, they drove the rattlesnake crazy, jumping here and there, and in another second, they fell on it, biting its head off.

Corrieron entonces adentro, y allí estaba en efecto el coaticito, tendido, hinchado, con las patas temblando y muriéndose. They then ran inside, and there indeed was the little coaticito, stretched out, swollen, with his legs trembling and dying. En balde los coatís salvajes lo movieron; lo lamieron en balde por todo el cuerpo durante un cuarto de hora. In vain the wild coatis moved it; they licked him uselessly all over his body for a quarter of an hour. El coaticito abrió por fin la boca y dejó de respirar, porque estaba muerto. The little coati finally opened its mouth and stopped breathing, because it was dead.

Los coatís son casi refractarios, como se dice, al veneno de las víboras. Coatis are almost refractory, as they say, to snake venom. No les hace casi nada el veneno, y hay otros animales, como la mangosta, que resisten muy bien el veneno de las víboras. The venom does almost nothing to them, and there are other animals, such as the mongoose, that resist the venom of the vipers very well. Con toda seguridad el coaticito había sido mordido en una arteria o una vena porque entonces la sangre se envenena en seguida, y el animal muere. Surely the little coati had been bitten in an artery or a vein because then the blood is immediately poisoned, and the animal dies. Esto le había pasado al coaticito. This had happened to the co-conspirator.

Al verlo así, su madre y sus hermanos lloraron un largo rato. Seeing him like this, his mother and siblings cried for a long time. Después, como nada más tenían que hacer allí, salieron de la jaula, se dieron vuelta para mirar por última vez la casa donde tan feliz había sido el coaticito, y se fueron otra vez al monte. Later, since they had nothing else to do there, they left the cage, turned around to look for the last time at the house where the coaticito had been so happy, and went back to the mountain.

Pero los tres coatís, sin embargo, iban muy preocupados, y su preocupación era ésta: ¿qué iban a decir los chicos, cuando, al día siguiente, vieran muerto a su querido coaticito? But the three coatis, however, were very worried, and their concern was this: what were the boys going to say, when, the next day, they saw their beloved little coaticito dead? Los chicos le querían muchísimo, y ellos, los coatís, querían también a los cachorritos rubios. The boys loved him very much, and they, the coatis, also loved the blond puppies. Así es que los tres coatís tenían el mismo pensamiento, y era evitarles ese gran dolor a los chicos. So the three coatis had the same thought, and that was to spare the boys this great pain.

Hablaron un largo rato y al fin decidieron lo siguiente: el segundo de los coatís, que se parecía muchísimo al menor en cuerpo y en modo de ser, iba a quedarse en la jaula en vez del difunto. They talked for a long time and finally decided on the following: the second of the coatis, who looked very much like the youngest in body and manner of being, was going to stay in the cage instead of the deceased. Como estaban enterados de muchos secretos de la casa, por los cuentos del coaticito, los chicos no desconocerían nada; extrañarían un poco algunas cosas, pero nada más. As they were aware of many secrets of the house, through the stories of the coaticito, the boys would not know anything; They would miss some things a little, but nothing more.

Y así pasó en efecto. And so it happened, indeed. Volvieron a la casa, y un nuevo coaticito reemplazó al primero, mientras la madre y el otro hermano se llevaban sujetos de los dientes el cadáver del menor. They returned to the house, and a new coaticito replaced the first one, while the mother and the other brother took the minor's corpse by the teeth. Lo llevaron despacio al monte, y la cabeza colgaba, balanceándose, y la cola iba arrastrando por el suelo. They carried him slowly up the hill, and his head hung down, swaying, and his tail dragged on the ground.

Al día siguiente los chicos extrañaron, efectivamente, algunas costumbres raras del coaticito. The next day the boys did, indeed, miss some odd habits of the coaticite. Pero como éste era tan bueno y cariñoso como el otro, las criaturas no tuvieron la menor sospecha. Formaron la misma familia de cachorritos de antes, y, como antes, los coatís salvajes venían noche a noche a visitar al coaticito civilizado, y se sentaban a su lado a comer pedacitos de huevos duros que él les guardaba, mientras ellos le contaban la vida de la selva. They formed the same family of puppies as before, and, as before, the wild coatis came night after night to visit the civilized coati, and they sat by his side to eat bits of hard-boiled eggs that he kept for them, while they told him about their lives. from the jungle.