090 - ¡Nos han visto!
¡Nos han visto!
LOCUTOR
A continuación,
nuestro habitual espacio
“El consultorio sexual de la doctora Miralles”.
DOCTORA
Amigas, amigos,
¿cómo están?
Me encanta
que estén contentos
y disfrutando la vida,
que estén practicando en casa
muchas de las cosas
que conversamos acá en el consultorio.
Eso sí, disfruten con cuidado,
no vaya a ser
que les pase como a una amiga
que llamó el otro día,
cuando ya me iba de la emisora…
MUJER
Ay, doctora Miralles, nos vieron…
¿Se da cuenta?
Estábamos de lo más felices,
abrazándonos, desnuditos,
y de pronto, se abrió la puerta,
doctora…
NIÑO
¡Mamá!
MUJER
Nos quedamos pasmados.
Nuestro hijito, de sólo 6 años, nos vio…
haciéndolo.
DOCTORA
Imagínense la escena.
El niño de 6 años viendo al papá y a la mamá
haciendo el amor.
La pareja se descuidó y…
DOCTORA …
y ya tenemos llamadas.
¿Será otra amiga pescada in fraganti?
¿Aló?
HOMBRE
No otra, sino otro, doctora.
Porque resulta
que a mi esposa se le olvida a menudo
cerrar la puerta
y mis hijos se cuelan
en nuestro dormitorio y... y…
DOCTORA
Y los dos se quedan
con los crespos hechos,
¿verdad?
HOMBRE
Claro, doctora.
Yo quiero a mis hijos,
pero no me gusta
que anden entrometidos
cuando mi mujer y yo
estamos en lo que estamos…
DOCTORA
Un momento…
Otra llamada.
Se ve que no son ustedes los únicos
a quienes les cortan la película…
¿Aló?
MUJER
¿Cómo está, doctora Miralles?
DOCTORA
Yo, muy bien.
Y tú seguramente
con los niños colados en el cuarto.
MUJER
Usted lo ha dicho.
Fíjese que una noche
mis dos niñas entraron en la habitación.
Y como mi marido y yo estábamos muy entusiasmados,
ni nos dimos cuenta.
Ellas se pusieron a llorar.
DOCTORA
Y ustedes, ¿qué hicieron?
MUJER
Yo me puse a llorar también, doctora.
Mis hijitas pensaron
que su papi me estaba pegando.
Mi esposo tenía vergüenza,
pero yo les tuve que hablar.
Les dije que su papi y yo
nos queríamos mucho.
DOCTORA
Muy bien…
MUJER
Y que nos gustaba tocarnos
y acariciarnos todo el cuerpo
y que a veces hacíamos ruido.
Que eso era de personas adultas
y muy privado.
DOCTORA
Buena explicación…
¿y se tranquilizaron?
MUJER
Creo que sí.
Pero a partir de ese día
cerramos la puerta, doctora.
Como las niñas no saben leer
pusimos un cartelito
con unas caritas
con los ojos cerrados.
Y les enseñamos a tocar
cuando quieren entrar.
DOCTORA
¡En puerta cerrada no entran niños!
Y ellos, que no son tontos,
entienden perfectamente,
si se les explica,
que las parejas necesitan un espacio íntimo
para su amor.
Quédate tranquila, amiga,
y sigue colgando esas caritas…
DOCTORA
¿Aló?... Dígame.
HOMBRE
Siento decirle, doctora,
que la sicología moderna
recomienda no poner barreras
entre padres e hijos.
Ninguna barrera.
DOCTORA
Amigo,
la sicología moderna también dice
que los hijos y las hijas,
desde pequeñitos,
deben respetar los espacios de las personas,
especialmente los de papá y mamá.
HOMBRE
¿No me diga?
¿Y si les pasa algo,
si se caen, si se enferman,
si se trauman por la puerta cerrada?
DOCTORA
No exagere, no les pasa nada…
A los niños hay que saber ponerles límites.
La única puerta que siempre debe estar abierta
es la del corazón.
Pero la del cuarto de papá y mamá,
sólo cuando papá y mamá quieran.
Y por cierto, ellos tienen que hacer igual
con el cuarto de sus hijos.
HOMBRE
¿Igual?
DOCTORA
Claro, tenemos que respetar su privacidad.
Los niños y las niñas tienen derecho
a no ser interrumpidos en su habitación.
Tienen derecho a leer, a dormir,
a conocer su cuerpo,
con la confianza de que nadie entrará a sorprenderlos.
HOMBRE
¿O sea, todo el mundo desconfiando?
DOCTORA
O sea, todo el mundo respetando,
mi querido sicólogo moderno.
Y mi consejo para ustedes,
amigas y amigos del consultorio:
cierren la puerta
y ámense con libertad,
que una pareja feliz hará felices a sus hijos.
¡Hasta la próxima!