×

We use cookies to help make LingQ better. By visiting the site, you agree to our cookie policy.


image

Cabecilla del Parador, La Cabecilla del Parador Episodio 29

La Cabecilla del Parador Episodio 29

Cuando yo era chico, mi padre, José Archuleta de los Sangama siempre me decía que los hombres más peligrosos del mundo no son los oligarcas ni los rateros, sino que son los que viven con una convicción inflexible y que justamente son estos hombres que son los que más hacen daño en el mundo, los que están cien porciento convencidos de que su causa es la única correcta.

El compañero Alejandro era uno de estos hombres. El compañero Alejandro era uno de los adiestrados del compañero Guillermo, fundador del movimiento Camino Encendido en los sesenta (60) Antes de tomar su nombre de guerra, "Compañero Guillermo", se llamaba Ernesto Miñán y era catedrático en la Universidad, San Marcos en San Lucas.

Ingeniero agrónomo de profesión, años antes de ser catedrático, había trabajado directamente para el gobierno paradorense, y luego se quitó después de ocho (8) años de servicio. Se había quedado desilusionado; Después de ocho años de ejercer su profesión, nunca llegó a tener la oportunidad de poner en práctica sus ideas acerca de la producción agrícola de una forma que pudiera hacer una diferencia verdadera en la vida de los campesinos.

Claro que en cuanto al aumento en la producción, el rendimiento en las cosechas, sí hubo muchos avances y las técnicas y las innovaciones, y sí pudo llevar a cabo varias mejorías, y la industria agropecuaria gozó de muchos avances y generó ingresos impresionantes para la United Fruit Company y consecuentemente también aumentaron las divisas para el gobierno. Pero lo que le fastidiaba a Ernesto Miñán (el nombre verdadero del compañero Guillermo) lo que le asteaba era que a pesar de todos los avances en la agricultura, en las técnicas y en el rendimiento de las cosechas, en el crecimiento de los ingresos de dinero, en los ocho (8) años como ingeniero agrónomo, como asesor directo a las grandes haciendas, y a pesar de la inyección de fondos especiales destinados para llegar a las manos de las microempresas agrícolas, o sea, a los agricultores pequeños, dueños de las chacras pequeñas de treinta (30) hectáreas o menos, no hubo ningún progreso. La pobreza seguía y la gente seguía muriéndose de hambre. Después de ocho (8) años de matarse trabajando, en equipos pequeños con proyectos especiales para ayudar directamente a los pequeños agricultores, más del sesenta (60) porciento de la población vivía en la pobreza extrema.

En el 54 (1954) Ernesto trabajó por primera vez en equipo con un grupo de profesionales del Banco Interamericano Para el Desarrollo llevando a cabo un estudio sobre la factibilidad de crear y otorgar lotes de quince (15) hectáreas a la gente que vivía en los pueblos jóvenes por las afueras de San Lucas. Cuando hablamos de las "afueras" estamos hablando realmente de áreas bastante lejos, una distancia de quince (15) kilómetros y eso es un detalle clave en la ecuación econométrica del estudio que el ingeniero agrónomo, el doctor Ernesto Miñán había formulado en conjunto con los cinco asesores del B.I.D. (El Banco Interamericano Para el Desarrollo) los tres economistas y los dos ingenieros agrónomos. Sus cinco (5) compañeros del equipo del B.I.D.

le caían mal a Ernesto. Eran burócratas, unos "acomodados", acostumbrados a la oficina, unos intelectuales que nunca en su condenada vida habían agarrado un martillo. Estos patas eran burgueses que se habían criado en los vecindarios de la clase media y la oligarquía en San Lucas; en los vecindarios de San Martín, Los Olivos, Santa Lucía, e Iberia. Ernesto Miñán, desde el primer momento que comenzó a trabajar como funcionario, como técnico agrónomo para el gobierno paradorense, intuitivamente sabía que esa investigación y estudio, por genial que pareciera, con todas las innovaciones técnicas, la eficiencia de los procedimientos, no iba a efectuar ningún cambio verdadero. La primera falla del estudio era que estos cinco patas del B.I.D.

ya no vivían en Latinoamérica, vivían en los Estados Unidos, muy lejos de la realidad diaria de los campesinos. Ellos vivían en Washington D.C. Eran unos buenos burócratas de oficina que trabajaban en la Calle 17 y la I, y pasaban diez (10) de los doce (12) meses del año trabajando y reuniéndose con sus compañeros de trabajo en sus oficinas, escribiendo informes y estudios técnicos sobre el desarrollo económico, saliendo a comer a restaurantes, a clubes nocturnos dentro de la cintura del Beltway, la 495 de la capital. Sus hijos estudiaban en la Washington International School, y luego en las universidades de George Washington, Georgetown, American University, George Mason, en breve, los verdaderos problemas de la gente marginada para estos cinco huevones eran un concepto abstracto. Ernesto Miñán los detestaba, no los podía ver. Le daba cólera tener que asociarse con esta gente que no tenía noción de lo que realmente significaba vivir una miseria diaria, ser una persona pobre en el Parador; el sesenta (60) porciento de la población era analfabeta, viviendo en la pobreza extrema. Las escuelas de la sierra y de la región selvática de Periquitos eran una vergüenza; los alumnos ni siquiera tenían pupitres para sentarse, se sentaban encima de ladrillos, y los pocos profesores que había no tenían la formación adecuada para educarlos. Los oligarcas y sus compinches de los gobernantes se preocupaban por comprar tanques y helicópteros y aumentar los sueldos de los generales en vez de realmente gobernar y buscar soluciones a la pobreza. Pero en estos primeros años en la vida profesional de Ernesto Miñán, el futuro fundador del movimiento marxista-comunista, Camino Encendido, este hombre idealista y todavía optimista nunca dejó de hacer un esfuerzo diario de llevarse bien con sus compañeros de trabajo y de convencerles a crear programas que podrían valer la pena, que podrían hacer una gran diferencia en las vidas de la gente más necesitada de la población.


La Cabecilla del Parador Episodio 29 Der Leiter des Parador Episode 29

Cuando yo era chico, mi padre, José Archuleta de los Sangama siempre me decía que los hombres más peligrosos del mundo no son los oligarcas ni los rateros, sino que son los que viven con una convicción inflexible y que justamente son estos hombres que son los que más hacen daño en el mundo, los que están cien porciento convencidos de que su causa es la única correcta.

El compañero Alejandro era uno de estos hombres. El compañero Alejandro era uno de los adiestrados del compañero Guillermo, fundador del movimiento Camino Encendido en los sesenta (60) Antes de tomar su nombre de guerra, "Compañero Guillermo", se llamaba Ernesto Miñán y era catedrático en la Universidad, San Marcos en San Lucas.

Ingeniero agrónomo de profesión, años antes de ser catedrático, había trabajado directamente para el gobierno paradorense, y luego se quitó después de ocho (8) años de servicio. Se había quedado desilusionado; Después de ocho años de ejercer su profesión, nunca llegó a tener la oportunidad de poner en práctica sus ideas acerca de la producción agrícola de una forma que pudiera hacer una diferencia verdadera en la vida de los campesinos.

Claro que en cuanto al aumento en la producción, el rendimiento en las cosechas, sí hubo muchos avances y las técnicas y las innovaciones, y sí pudo llevar a cabo varias mejorías, y la industria agropecuaria gozó de muchos avances y generó ingresos impresionantes para la United Fruit Company y consecuentemente también aumentaron las divisas para el gobierno. Pero lo que le fastidiaba a Ernesto Miñán (el nombre verdadero del compañero Guillermo) lo que le asteaba era que a pesar de todos los avances en la agricultura, en las técnicas y en el rendimiento de las cosechas, en el crecimiento de los ingresos de dinero, en los ocho (8) años como ingeniero agrónomo, como asesor directo a las grandes haciendas, y a pesar de la inyección de fondos especiales destinados para llegar a las manos de las microempresas agrícolas, o sea, a los agricultores pequeños, dueños de las chacras pequeñas de treinta (30) hectáreas o menos, no hubo ningún progreso. La pobreza seguía y la gente seguía muriéndose de hambre. Después de ocho (8) años de matarse trabajando, en equipos pequeños con proyectos especiales para ayudar directamente a los pequeños agricultores, más del sesenta (60) porciento de la población vivía en la pobreza extrema.

En el 54 (1954) Ernesto trabajó por primera vez en equipo con un grupo de profesionales del Banco Interamericano Para el Desarrollo llevando a cabo un estudio sobre la factibilidad de crear y otorgar lotes de quince (15) hectáreas a la gente que vivía en los pueblos jóvenes por las afueras de San Lucas. In 54 (1954) Ernesto worked for the first time in a team with a group of professionals from the Inter-American Development Bank, carrying out a study on the feasibility of creating and granting lots of fifteen (15) hectares to the people who lived in the young towns on the outskirts of San Lucas. Cuando hablamos de las "afueras" estamos hablando realmente de áreas bastante lejos, una distancia de quince (15) kilómetros y eso es un detalle clave en la ecuación econométrica del estudio que el ingeniero agrónomo, el doctor Ernesto Miñán había formulado en conjunto con los cinco asesores del B.I.D. (El Banco Interamericano Para el Desarrollo) los tres economistas y los dos ingenieros agrónomos. Sus cinco (5) compañeros del equipo del B.I.D.

le caían mal a Ernesto. Ernesto disliked him. Eran burócratas, unos "acomodados", acostumbrados a la oficina, unos intelectuales que nunca en su condenada vida habían agarrado un martillo. They were bureaucrats, some "well-off", accustomed to the office, intellectuals who never in their damned life had grabbed a hammer. Estos patas eran  burgueses que se habían criado en los vecindarios de la clase media y la oligarquía en San Lucas; en los vecindarios de San Martín, Los Olivos, Santa Lucía,  e Iberia. Ernesto Miñán, desde el primer momento que comenzó a trabajar como funcionario, como técnico agrónomo para el gobierno paradorense, intuitivamente sabía que esa investigación y estudio, por genial que pareciera, con todas las innovaciones técnicas, la eficiencia de los procedimientos, no iba a efectuar ningún cambio verdadero. La primera falla del estudio era que estos cinco patas del B.I.D. The first flaw of the study was that these five legs of the IDB

ya no vivían en Latinoamérica, vivían en los Estados Unidos, muy lejos de la realidad diaria de los campesinos. Ellos vivían en Washington D.C. Eran unos buenos burócratas de oficina que trabajaban en la Calle 17 y la I, y pasaban diez (10) de los doce (12) meses del año trabajando y reuniéndose con sus compañeros de trabajo en sus oficinas, escribiendo informes y estudios técnicos sobre el desarrollo económico, saliendo a comer a restaurantes, a clubes nocturnos dentro de la cintura del Beltway, la 495 de la capital. Sus hijos estudiaban en la Washington International School, y luego en las universidades de George Washington, Georgetown, American University, George Mason, en breve, los verdaderos problemas de la gente marginada para estos cinco huevones eran un concepto abstracto. His children studied at the Washington International School, and then at the universities of George Washington, Georgetown, American University, George Mason, in short, the real problems of marginalized people for these five eggs were an abstract concept. Ernesto Miñán los detestaba, no los podía ver. Ernesto Miñán hated them, he couldn't see them. Le daba cólera tener que asociarse con esta gente que no tenía noción de lo que realmente significaba vivir una miseria diaria, ser una persona pobre en el Parador; el sesenta (60) porciento de la población era analfabeta, viviendo en la pobreza extrema. Las escuelas de la sierra y de la región selvática de Periquitos eran una vergüenza; los alumnos ni siquiera tenían pupitres para sentarse, se sentaban encima de ladrillos, y los pocos profesores que había no tenían la formación adecuada para educarlos. Los oligarcas y sus compinches de los gobernantes se preocupaban por comprar tanques y helicópteros y aumentar los sueldos de los generales en vez de realmente gobernar y buscar soluciones a la pobreza. Pero en estos primeros años en la vida profesional de Ernesto Miñán, el futuro fundador del movimiento marxista-comunista, Camino Encendido, este hombre idealista y todavía optimista nunca dejó de hacer un esfuerzo diario de llevarse bien con sus compañeros de trabajo y de convencerles a crear programas que podrían valer la pena, que podrían hacer una gran diferencia en las vidas de la gente más necesitada de la población.