×

We use cookies to help make LingQ better. By visiting the site, you agree to our cookie policy.


image

Narraciones inquietantes, La Dama de Picas - Alexander Pushkin – 09

La Dama de Picas - Alexander Pushkin – 09

En una sala junto a una larga mesa alrededor de la cual se apiñaba la gente estaba sentado el huésped haciendo de banquero.

Era un hombre de sesenta años de apariencia respetable con el pelo blanco, agradable fisonomía y ojos centelleantes animados siempre por la grata sonrisa. Narumov presentó a Hermann. Chekalinsky le estrechó afectuosamente la mano, le rogó que considerase aquella casa como suya y siguió barajando las cartas.

El juego duró mucho tiempo. Había sobre la mesa más de treinta cartas. A cada jugada Chekalinsky separaba un momento para dar lugar a que sus contrincantes hicieran juego, apuntaba las ganancias, atendía cortésmente a los requerimientos y con mayor gusto aún recogía distraídamente su dinero.

Por último terminó la partida. Chekalinsky reunió las cartas y se dispuso a empezar otra.

—¿Me permite usted que apunte a una carta? Dijo Hermann extendiendo el brazo por detrás de uno de los jugadores.

Chekalinsky se sonrió e hizo una señal de asentimiento. Narumov sonriéndose felicitó a Hermann por aquella resolución y le deseó buena suerte.

—¡Va! exclamó Hermann apuntando con tiza una cifra al lado de su carta.

—¿Cuánto? preguntó el banquero frunciendo las cejas.

—¡Cuarenta y siete mil rublos! —respondió Hermann.

Al oír estas palabras levantaronse instantáneamente todas las cabezas y todas las miradas se posaron en Hermann. «Se ha vuelto loco», pensó Narumov.

Permítame usted que le haga observar, —dijo Chekalinsky con su eterna sonrisa. —Que juega usted muy fuerte. Hasta ahora nadie ha jugado más de doscientos setenta rublos de una vez.

—¿Y qué? Acepta usted o no acepta.

Chekalinsky se inclinó en señal de asentimiento.

—Sólo he querido decirle, añadió, que para no perder la confianza de los compañeros no puedo jugar más que teniendo a la vista dinero efectivo. Por mi parte, ni que decir tiene que su palabra de usted me basta, pero como se trata de que el juego resulte ordenado y de que las cuentas se lleven como es debido, le ruego que ponga el dinero sobre su carta.

Hermann sacó del bolsillo una letra y la entregó a Chekalinsky, el cual pasó la vista por ella y la colocó sobre la carta de Hermann. Comenzó a tallar. A la derecha había un nueve, a la izquierda un tres.

—¡Gano! Dijo Hermann mostrando su carta.

Hubo un murmullo entre los jugadores. Chekalinsky frunció el entrecejo, pero al momento tornó la sonrisa a su rostro.

—¿Quiere usted cobrar? Preguntó a Hermann.

—Si no les es molesto.

Chekalinsky sacó de la cartera unos cuantos billetes y pagó. Hermann cogió el dinero e inmediatamente se apartó de la mesa. Narumov no salía de su asombro.

Hermann bebió un vaso de limonada y marchó a su casa.

Al día siguiente por la noche se presentó de nuevo en casa de Chekalinsky. El huésped tallaba. Hermann se acercó a la mesa. Los jugadores al punto le hicieron sitio. Chekalinsky les saludó amablemente.

Hermann aguardó a que terminase la partida. Escogió una carta. Puso sobre ella sus 47.000 rublos más la ganancia de la víspera. Chekalinsky empezó a tallar. A la derecha salió la sota, a la izquierda el siete.

Hermann descubrió su carta. Era el siete.

La admiración fue extraordinaria. Chekalinsky se turbó evidentemente.

Contó noventa y cuatro mil rublos y los entregó a Hermann. Este los tomó fríamente y se retiró al momento.

A la noche siguiente se acercó otra vez a la mesa. Todos le aguardaban. Los generales y los consejeros abandonaron su vohist para presenciar tan extraordinaria jugada. Los oficiales jóvenes saltaron de sus divanes. Los criados se apiñaron en la puerta. Todos dejaron paso a Hermann. Los jugadores suspendieron sus apuestas esperando con impaciencia el término de aquella partida. Hermann, de pie, junto a la mesa, se aprestó a jugar solo contra el pobre Chekalinsky que seguía sonriéndose automáticamente.

Todos contaban las cartas. Chekalinsky batió las cartas. Hermann cogió la suya y puso sobre ella un montón de billetes de banco. Aquello era un desafío. Profundo silencio reinó en la habitación.

Chekalinsky batió las cartas. Sus manos temblaban. A la derecha había una dama, a la izquierda un as.

—¡Ganó el as! —dijo Hermann y mostró su carta.

—Su dama de usted ha perdido —dijo afectuosamente Chekalinsky.

Hermann se estremeció. En efecto, en vez de un as, tenía una dama de pique. No daba crédito a sus ojos, ni comprendía cómo había podido equivocarse. En aquel instante le pareció que la dama de pique se sonreía. El parecido extraordinario de aquella figura le asombró…

—¡La vieja! —exclamó horrorizado. Chekalinsky se apoderó de los billetes de Hermann. Este permanecía inmóvil. Cuando se apartó de la mesa, hubo un murmullo.

—¡Qué bien juega! —exclamaban.

Chekalinsky barajó de nuevo las cartas y el juego siguió su curso normal.

===

Hermann se volvió loco. Está en el manicomio de Obukhovski, en la celda 17. No contesta las preguntas que le dirigen y murmura con extraordinaria rapidez: ¡Tres, siete, as! ¡Tres, siete, as!

Isabel Ivanovna se ha casado con un muchacho muy simpático. Ha servido en la administración y tiene algún capital. Es hijo del administrador de la condesa. Isabel Ivanovna tiene en su casa a un pariente pobre.

Tomski ha ascendido a comandante y se ha casado con la princesa Paulina.

La Dama de Picas - Alexander Pushkin – 09 Die Pique Dame - Alexander Puschkin - 09 The Queen of Spades - Alexander Pushkin - 09 La Dame de Pique - Alexandre Pouchkine - 09

En una sala junto a una larga mesa alrededor de la cual se apiñaba la gente estaba sentado el huésped haciendo de banquero. In a room, the guest acting as the banker was sitting at a long table surrounded by a crowd of people. Dans une pièce à côté d'une longue table autour de laquelle les gens se pressaient, l'invité était assis comme un banquier.

Era un hombre de sesenta años de apariencia respetable con el pelo blanco, agradable fisonomía y ojos centelleantes animados siempre por la grata sonrisa. He was a man of sixty, of respectable appearance with white hair, a pleasant face, and eyes that always sparkled, animated by a pleasant smile. C'était un homme d'une soixantaine d'années à l'allure respectable, aux cheveux blancs, à la physionomie agréable et aux yeux pétillants toujours animés d'un sourire plaisant. Narumov presentó a Hermann. Narumov introduced Hermann. Chekalinsky le estrechó afectuosamente la mano, le rogó que considerase aquella casa como suya y siguió barajando las cartas. Chekalinsky warmly shook his hand, asked him to consider that house as his own, and continued shuffling the cards. Chekalinsky lui a serré la main chaleureusement, l'a supplié de considérer la maison comme la sienne et a continué à mélanger les cartes.

El juego duró mucho tiempo. The game lasted a long time. Había sobre la mesa más de treinta cartas. There were more than thirty cards on the table. A cada jugada Chekalinsky separaba un momento para dar lugar a que sus contrincantes hicieran juego, apuntaba las ganancias, atendía cortésmente a los requerimientos y con mayor gusto aún recogía distraídamente su dinero. After each play, Chekalinsky took a moment to allow his opponents to make their move, recorded the winnings, politely attended to any requests, and even more eagerly collected his money absentmindedly. À chaque coup, Chekalinsky prenait le temps de laisser la place à ses adversaires, de noter les gains, de répondre courtoisement aux demandes et, plus joyeusement encore, d'encaisser son argent en toute décontraction.

Por último terminó la partida. Finally, the game ended. Chekalinsky reunió las cartas y se dispuso a empezar otra. Chekalinsky gathered the cards and prepared to start another one.

—¿Me permite usted que apunte a una carta? "May I mark a card?" Puis-je indiquer une carte ? Dijo Hermann extendiendo el brazo por detrás de uno de los jugadores. Hermann asked, reaching out his arm behind one of the players.

Chekalinsky se sonrió e hizo una señal de asentimiento. Chekalinsky smiled and nodded. Narumov sonriéndose felicitó a Hermann por aquella resolución y le deseó buena suerte. Narumov congratulated Hermann on his decision with a smile and wished him good luck.

—¡Va! "Go!" exclamó Hermann apuntando con tiza una cifra al lado de su carta. exclaimed Hermann, marking a number with chalk next to his card. s'exclame Hermann en inscrivant un numéro à la craie à côté de sa lettre.

—¿Cuánto? "How much?" preguntó el banquero frunciendo las cejas. asked the banker, furrowing his brow.

—¡Cuarenta y siete mil rublos! "Forty-seven thousand rubles!" —respondió Hermann. Hermann replied.

Al oír estas palabras levantaronse instantáneamente todas las cabezas y todas las miradas se posaron en Hermann. À ces mots, toutes les têtes se sont instantanément levées et tous les regards se sont tournés vers Hermann. «Se ha vuelto loco», pensó Narumov.

Permítame usted que le haga observar, —dijo Chekalinsky con su eterna sonrisa. —Que juega usted muy fuerte. Hasta ahora nadie ha jugado más de doscientos setenta rublos de una vez.

—¿Y qué? Acepta usted o no acepta.

Chekalinsky se inclinó en señal de asentimiento.

—Sólo he querido decirle, añadió, que para no perder la confianza de los compañeros no puedo jugar más que teniendo a la vista dinero efectivo. — Je voulais seulement vous dire, ajouta-t-il, que pour ne pas perdre la confiance de mes compagnons, je ne peux jouer qu'avec de l'argent en vue. Por mi parte, ni que decir tiene que su palabra de usted me basta, pero como se trata de que el juego resulte ordenado y de que las cuentas se lleven como es debido, le ruego que ponga el dinero sobre su carta. En ce qui me concerne, il va de soi que votre parole me suffit, mais comme il s'agit d'une question d'ordre et de comptabilité, je vous demande de mettre l'argent sur votre carte.

Hermann sacó del bolsillo una letra y la entregó a Chekalinsky, el cual pasó la vista por ella y la colocó sobre la carta de Hermann. Comenzó a tallar. Il commence à sculpter. A la derecha había un nueve, a la izquierda un tres.

—¡Gano! Dijo Hermann mostrando su carta.

Hubo un murmullo entre los jugadores. Chekalinsky frunció el entrecejo, pero al momento tornó la sonrisa a su rostro. Chekalinsky fronce les sourcils, mais retrouve immédiatement le sourire.

—¿Quiere usted cobrar? Voulez-vous être payé ? Preguntó a Hermann.

—Si no les es molesto. -Si cela ne les dérange pas.

Chekalinsky sacó de la cartera unos cuantos billetes y pagó. Chekalinsky took out a few bills from his wallet and paid. Hermann cogió el dinero e inmediatamente se apartó de la mesa. Hermann took the money and immediately moved away from the table. Narumov no salía de su asombro. Narumov was speechless.

Hermann bebió un vaso de limonada y marchó a su casa. Hermann drank a glass of lemonade and went home.

Al día siguiente por la noche se presentó de nuevo en casa de Chekalinsky. The next night he showed up again at Chekalinsky's house. El huésped tallaba. The guest was carving. L'invité a sculpté. Hermann se acercó a la mesa. Hermann approached the table. Los jugadores al punto le hicieron sitio. The players quickly made room for him. Chekalinsky les saludó amablemente. Chekalinsky greeted them kindly.

Hermann aguardó a que terminase la partida. Hermann waited for the game to finish. Escogió una carta. He chose a card. Puso sobre ella sus 47.000 rublos más la ganancia de la víspera. He placed his 47,000 rubles plus the previous day's winnings on it. Il y a mis ses 47 000 roubles plus le bénéfice de la veille. Chekalinsky empezó a tallar. Chekalinsky began to deal. A la derecha salió la sota, a la izquierda el siete. The knave came out on the right, the seven on the left. A droite se trouve le valet, à gauche le sept.

Hermann descubrió su carta. Hermann revealed his card. Era el siete. It was the seven.

La admiración fue extraordinaria. The admiration was extraordinary. Chekalinsky se turbó evidentemente. Chekalinsky was visibly flustered.

Contó noventa y cuatro mil rublos y los entregó a Hermann. He counted ninety-four thousand rubles and handed them to Hermann. Este los tomó fríamente y se retiró al momento. He took them calmly and left immediately. Il les prend froidement et se retire aussitôt.

A la noche siguiente se acercó otra vez a la mesa. The next night he approached the table again. Todos le aguardaban. Everyone was waiting for him. Los generales y los consejeros abandonaron su __vohist__ para presenciar tan extraordinaria jugada. The generals and advisors left their conversations to witness such an extraordinary play. Les généraux et les conseillers quittent leur vohist pour assister à cette pièce extraordinaire. Los oficiales jóvenes saltaron de sus divanes. The young officers leaped off their divans. Los criados se apiñaron en la puerta. The servants crowded at the door. Les domestiques s'agglutinent devant la porte. Todos dejaron paso a Hermann. Everyone made way for Hermann. Los jugadores suspendieron sus apuestas esperando con impaciencia el término de aquella partida. The players suspended their bets, eagerly awaiting the end of that game. Les joueurs suspendent leurs paris et attendent impatiemment la fin de la partie. Hermann, de pie, junto a la mesa, se aprestó a jugar solo contra el pobre Chekalinsky que seguía sonriéndose automáticamente. Hermann, standing by the table, prepared to play alone against poor Chekalinsky, who kept smiling automatically. Hermann, debout à la table, se prépare à jouer seul contre le pauvre Chekalinsky, qui sourit encore automatiquement.

Todos contaban las cartas. Everyone counted the cards. Chekalinsky batió las cartas. Chekalinsky shuffled the cards. Hermann cogió la suya y puso sobre ella un montón de billetes de banco. Hermann picked up his and placed a pile of banknotes on it. Aquello era un desafío. It was a challenge. Profundo silencio reinó en la habitación. Profound silence filled the room.

Chekalinsky batió las cartas. Chekalinsky shuffled the cards. Sus manos temblaban. His hands were trembling. A la derecha había una dama, a la izquierda un as. On the right was a queen, on the left an ace.

—¡Ganó el as! "The ace wins!" said Hermann as he revealed his card. —dijo Hermann y mostró su carta. "Your queen has lost," Chekalinsky said affectionately.

—Su dama de usted ha perdido —dijo afectuosamente Chekalinsky. Hermann shuddered. -Votre dame a perdu", dit chaleureusement Chekalinsky.

Hermann se estremeció. En efecto, en vez de un as, tenía una dama de __pique__. Indeed, instead of an ace, he had a queen of spades. No daba crédito a sus ojos, ni comprendía cómo había podido equivocarse. He couldn't believe his eyes, nor could he understand how he had made a mistake. En aquel instante le pareció que la dama de __pique__ se sonreía. At that moment, it seemed to him that the queen of spades was smiling at him. El parecido extraordinario de aquella figura le asombró… The extraordinary resemblance of that figure amazed him...

—¡La vieja! —"The old woman!" —exclamó horrorizado. —he exclaimed horrified. Chekalinsky se apoderó de los billetes de Hermann. Chekalinsky took possession of Hermann's banknotes. Este permanecía inmóvil. Hermann remained motionless. Cuando se apartó de la mesa, hubo un murmullo. When he left the table, there was a murmur.

—¡Qué bien juega! —"He plays so well!" -Comme il joue bien ! —exclamaban. —they exclaimed.

Chekalinsky barajó de nuevo las cartas y el juego siguió su curso normal. Chekalinsky shuffled the cards again, and the game continued as usual. Chekalinsky a rebattu les cartes et la partie s'est poursuivie normalement.

=== ===

Hermann se volvió loco. Hermann went crazy. Está en el manicomio de Obukhovski, en la celda 17. He's in the Obukhovski asylum, in cell 17. No contesta las preguntas que le dirigen y murmura con extraordinaria rapidez: ¡Tres, siete, as! He doesn't answer the questions directed at him and murmurs with extraordinary speed: "Three, seven, ace!" ¡Tres, siete, as! "Three, seven, ace!"

Isabel Ivanovna se ha casado con un muchacho muy simpático. Isabel Ivanovna has married a very nice young man. Ha servido en la administración y tiene algún capital. He has served in the administration and has some capital. Es hijo del administrador de la condesa. He is the son of the countess's steward. Il est le fils de l'administrateur de la comtesse. Isabel Ivanovna tiene en su casa a un pariente pobre. Isabel Ivanovna has a poor relative living in her house.

Tomski ha ascendido a comandante y se ha casado con la princesa Paulina. Tomski has been promoted to commander and has married Princess Paulina. Tomski a été promu commandant et a épousé la princesse Paulina.