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Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez, Capítulo 8 (2)

Capítulo 8 (2)

Cuando Amaranta lo vio entrar, sin que él hubiera dicho nada, supo de inmediato por qué había vuelto. En la mesa no se atrevían a mirarse a la cara. Pero dos semanas después del regreso, estando Úrsula presente, él fijó sus ojos en los de ella y le dijo: «Siempre pensaba mucho en ti». Amaranta le huía. Se prevenía contra los encuentros casuales. Procuraba no separarse de Remedios, la bella. Le indignó el rubor que doró sus mejillas el día en que el sobrino le preguntó hasta cuándo pensaba llevar la venda negra en la mano, porque interpretó la pregunta como una alusión a su virginidad. Cuando él llegó, ella pasó la aldaba en su dormitorio, pero durante tantas noches percibió sus ronquidos pacíficos en el cuarto contiguo, que descuidó esa precaución. Una madrugada, casi dos meses después del regreso, lo sintió entrar en el dormitorio. Entonces, en vez de huir, en vez de gritar como lo había previsto, se dejó saturar por una suave sensación de descanso. Lo sintió deslizarse en el mosquitero, como lo había hecho cuando era niño, como lo había hecho desde siempre, y no pudo reprimir el sudor helado y el crotaloteo de los dientes cuando se dio cuenta de que él estaba completamente desnudo. «Vete», murmuró, ahogándose de curiosidad. «Vete o me pongo a gritar». Pero Aureliano José sabía entonces lo que tenía que hacer, porque ya no era un niño asustado por la oscuridad sino un animal de campamento. Desde aquella noche se reiniciaron las sordas batallas sin consecuencias que se prolongaban hasta el amanecer. «Soy tu tía», murmuraba Amaranta, agotada. «Es casi como si fuera tu madre, no solo por la edad, sino porque lo único que me faltó fue darte de mamar». Aureliano escapaba al alba y regresaba a la madrugada siguiente, cada vez más excitado por la comprobación de que ella no pasaba la aldaba. No había dejado de desearla un solo instante. La encontraba en los oscuros dormitorios de los pueblos vencidos, sobre todo en los más abyectos, y la materializaba en el tufo de la sangre seca en las vendas de los heridos, en el pavor instantáneo del peligro de muerte, a toda hora y en todas partes. Había huido de ella tratando de aniquilar su recuerdo no solo con la distancia, sino con un encarnizamiento aturdido que sus compañeros de armas calificaban de temeridad, pero mientras más revolcaba su imagen en el muladar de la guerra, más la guerra se le parecía a Amaranta. Así padeció el exilio, buscando la manera de matarla con su propia muerte, hasta que le oyó contar a alguien el viejo cuento del hombre que se casó con una tía que además era su prima, y cuyo hijo terminó siendo abuelo de sí mismo.

—¿Es que uno se puede casar con una tía? —preguntó él, asombrado.

—No solo se puede —le contestó un soldado— sino que estamos haciendo esta guerra contra los curas para que uno se pueda casar con su propia madre.

Quince días después desertó. Encontró a Amaranta más ajada que en el recuerdo, más melancólica y pudibunda, y ya doblando en realidad el último cabo de la madurez, pero más febril que nunca en las tinieblas del dormitorio y más desafiante que nunca en la agresividad de su resistencia. «Eres un bruto», le decía Amaranta, acosada por sus perros de presa. «No es cierto que se le pueda hacer esto a una pobre tía, como no sea con dispensa especial del Papa». Aureliano José prometía ir a Roma, prometía recorrer a Europa de rodillas, y besar las sandalias del Sumo Pontífice solo para que ella bajara sus puentes levadizos.

—No es solo eso —rebatía Amaranta—. Es que nacen los hijos con cola de puerco.

Aureliano José era sordo a todo argumento.

—Aunque nazcan armadillos —suplicaba.

Una madrugada, vencido por el dolor insoportable de la virilidad reprimida, fue a la tienda de Catarino. Encontró una mujer de senos fláccidos, cariñosa y barata, que le apaciguó el vientre por algún tiempo. Trató de aplicarle a Amaranta el tratamiento del desprecio. La veía en el corredor, cosiendo en una máquina de manivela que había aprendido a manejar con habilidad admirable, y ni siquiera le dirigía la palabra. Amaranta se sintió liberada de un lastre, y ella misma no comprendió por qué volvió a pensar entonces en el coronel Gerineldo Márquez, por qué evocaba con tanta nostalgia las tardes de damas chinas, y por qué llegó inclusive a desearlo como hombre de dormitorio. Aureliano José no se imaginaba cuánto terreno había perdido, la noche en que no pudo resistir más la farsa de la indiferencia, y volvió al cuarto de Amaranta. Ella lo rechazó con una determinación inflexible, inequívoca, y echó para siempre la aldaba del dormitorio.

Pocos meses después del regreso de Aureliano José, se presentó en la casa una mujer exuberante, perfumada de jazmines, con un niño de unos cinco años. Afirmó que era hijo del coronel Aureliano Buendía y lo llevaba para que Úrsula lo bautizara. Nadie puso en duda el origen de aquel niño sin nombre: era igual al coronel por los tiempos en que lo llevaron a conocer el hielo. La mujer contó que había nacido con los ojos abiertos mirando a la gente con criterio de persona mayor, y que le asustaba su manera de fijar la mirada en las cosas sin parpadear. «Es idéntico», dijo Úrsula. «Lo único que falta es que haga rodar las sillas con solo mirarlas». Lo bautizaron con el nombre de Aureliano, y con el apellido de su madre, porque la ley no le permitía llevar el apellido del padre mientras este no lo reconociera. El general Moncada sirvió de padrino. Aunque Amaranta insistió en que se lo dejaran para acabar de criarlo, la madre se opuso.

Úrsula ignoraba entonces la costumbre de mandar doncellas a los dormitorios de los guerreros, como se les soltaban gallinas a los gallos finos, pero en el curso de ese año se enteró: nueve hijos más del coronel Aureliano Buendía fueron llevados a la casa para ser bautizados. El mayor, un extraño moreno de ojos verdes que nada tenía que ver con la familia paterna, había pasado de los diez años. Llevaron niños de todas las edades, de todos los colores, pero todos varones, y todos con un aire de soledad que no permitía poner en duda el parentesco. Solo dos se distinguieron del montón. Uno, demasiado grande para su edad, que hizo añicos los floreros y varias piezas de la vajilla, porque sus manos parecían tener la propiedad de despedazar todo lo que tocaban. El otro era un rubio con los mismos ojos garzos de su madre, a quien habían dejado el cabello largo y con bucles, como a una mujer. Entró a la casa con mucha familiaridad, como si hubiera sido criado en ella, y fue directamente a un arcón del dormitorio de Úrsula, y exigió: «Quiero la bailarina de cuerda». Úrsula se asustó. Abrió el arcón, rebuscó entre los anticuados y polvorientos objetos de los tiempos de Melquíades y encontró envuelta en un par de medias la bailarina de cuerda que alguna vez llevó Pietro Crespi a la casa, y de la cual nadie había vuelto a acordarse. En menos de doce años bautizaron con el nombre de Aureliano, y con el apellido de la madre, a todos los hijos que diseminó el coronel a lo largo y a lo ancho de sus territorios de guerra: diecisiete. Al principio, Úrsula les llenaba los bolsillos de dinero y Amaranta intentaba quedarse con ellos. Pero terminaron por limitarse a hacerles un regalo y a servirles de madrinas. «Cumplimos con bautizarlos», decía Úrsula, anotando en una libreta el nombre y la dirección de las madres y el lugar y fecha de nacimiento de los niños. «Aureliano ha de llevar bien sus cuentas, así que será él quien tome las determinaciones cuando regrese». En el curso de un almuerzo, comentando con el general Moncada aquella desconcertante proliferación, expresó el deseo de que el coronel Aureliano Buendía volviera alguna vez para reunir a todos sus hijos en la casa.

—No se preocupe, comadre —dijo enigmáticamente el general Moncada—. Vendrá más pronto de lo que usted se imagina.

Lo que el general Moncada sabía, y que no quiso revelar en el almuerzo, era que el coronel Aureliano Buendía estaba ya en camino para ponerse al frente de la rebelión más prolongada, radical y sangrienta de cuantas se habían intentado hasta entonces.

La situación volvió a ser tan tensa como en los meses que precedieron a la primera guerra. Las riñas de gallos, animadas por el propio alcalde, fueron suspendidas. El capitán Aquiles Ricardo, comandante de la guarnición, asumió en la práctica el poder municipal. Los liberales lo señalaron como un provocador. «Algo tremendo va a ocurrir», le decía Úrsula a Aureliano José. «No salgas a la calle después de las seis de la tarde». Eran súplicas inútiles. Aureliano José, al igual que Arcadio en otra época, había dejado de pertenecerle. Era como si el regreso a la casa, la posibilidad de existir sin molestarse por las urgencias cotidianas, hubieran despertado en él la vocación concupiscente y desidiosa de su tío José Arcadio. Su pasión por Amaranta se extinguió sin dejar cicatrices. Andaba un poco al garete, jugando billar, sobrellevando su soledad con mujeres ocasionales, saqueando los resquicios donde Úrsula olvidaba el dinero traspuesto. Terminó por no volver a la casa sino para cambiarse de ropa. «Todos son iguales», se lamentaba Úrsula. «Al principio se crían muy bien, son obedientes y formales y parecen incapaces de matar una mosca, y apenas les sale la barba se tiran a la perdición». Al contrario de Arcadio, que nunca conoció su verdadero origen, él se enteró de que era hijo de Pilar Ternera, quien le había colgado una hamaca para que hiciera la siesta en su casa. Eran, más que madre e hijo, cómplices en la soledad. Pilar Ternera había perdido el rastro de toda esperanza. Su risa había adquirido tonalidades de órgano, sus senos habían sucumbido al tedio de las caricias eventuales, su vientre y sus muslos habían sido víctimas de su irrevocable destino de mujer repartida, pero su corazón envejecía sin amargura. Gorda, lenguaraz, con ínfulas de matrona en desgracia, renunció a la ilusión estéril de las barajas y encontró un remanso de consolación en los amores ajenos. En la casa donde Aureliano José dormía la siesta, las muchachas del vecindario recibían a sus amantes casuales. «Me prestas el cuarto, Pilar», le decían simplemente, cuando ya estaban dentro. «Por supuesto», decía Pilar. Y si alguien estaba presente, le explicaba:

—Soy feliz sabiendo que la gente es feliz en la cama.

Nunca cobraba el servicio. Nunca negaba el favor, como no se lo negó a los incontables hombres que la buscaron hasta en el crepúsculo de su madurez, sin proporcionarle dinero ni amor, y solo algunas veces placer. Sus cinco hijas, herederas de una semilla ardiente, se perdieron por los vericuetos de la vida desde la adolescencia. De los dos varones que alcanzó a criar, uno murió peleando en las huestes del coronel Aureliano Buendía y otro fue herido y capturado a los catorce años, cuando intentaba robarse un huacal de gallinas en un pueblo de la ciénaga. En cierto modo, Aureliano José fue el hombre alto y moreno que durante medio siglo le anunció el rey de copas, y que como todos los enviados de las barajas llegó a su corazón cuando ya estaba marcado por el signo de la muerte. Ella lo vio en los naipes.

—No salgas esta noche —le dijo—. Quédate a dormir aquí, que Carmelita Montiel se ha cansado de rogarme que la meta en tu cuarto.

Aureliano José no captó el profundo sentido de súplica que tenía aquella oferta.

—Dile que me espere a la medianoche —dijo.

Se fue al teatro, donde una compañía española anunciaba El puñal del Zorro, que en realidad era la obra de Zorrilla con el nombre cambiado por orden del capitán Aquiles Ricardo, porque los liberales les llamaban godos a los conservadores. Solo en el momento de entregar el boleto en la puerta, Aureliano José se dio cuenta de que el capitán Aquiles Ricardo, con dos soldados armados de fusiles, estaba cateando a la concurrencia. «Cuidado, capitán», le advirtió Aureliano José. «Todavía no ha nacido el hombre que me ponga las manos encima». El capitán intentó catearlo por la fuerza, y Aureliano José, que andaba desarmado, se echó a correr. Los soldados desobedecieron la orden de disparar. «Es un Buendía», explicó uno de ellos. Ciego de furia, el capitán le arrebató entonces el fusil, se abrió en el centro de la calle, y apuntó.

Capítulo 8 (2) Kapitel 8 (2) Chapter 8 (2) 第8章 (2) Rozdział 8 (2) Capítulo 8 (2) Глава 8 (2) Bölüm 8 (2)

Cuando Amaranta lo vio entrar, sin que él hubiera dicho nada, supo de inmediato por qué había vuelto. When Amaranta saw him enter, without him having said anything, she immediately knew why he had come back. En la mesa no se atrevían a mirarse a la cara. At table they did not dare to look at each other's faces. Pero dos semanas después del regreso, estando Úrsula presente, él fijó sus ojos en los de ella y le dijo: «Siempre pensaba mucho en ti». But two weeks after their return, when Úrsula was present, he fixed his eyes on hers and told her: "I always thought a lot about you." Amaranta le huía. Amaranta fled from him. Se prevenía contra los encuentros casuales. He warned against casual encounters. Procuraba no separarse de Remedios, la bella. He tried not to separate from Remedios, the beauty. Le indignó el rubor que doró sus mejillas el día en que el sobrino le preguntó hasta cuándo pensaba llevar la venda negra en la mano, porque interpretó la pregunta como una alusión a su virginidad. He was outraged by the blush that turned his cheeks golden the day his nephew asked him how long he intended to wear the black bandage on his hand, because he interpreted the question as an allusion to his virginity. Il a été scandalisé par le rougissement qui a doré ses joues le jour où son neveu lui a demandé combien de temps il comptait porter le bandage noir à la main, car il a interprété la question comme une allusion à sa virginité. Cuando él llegó, ella pasó la aldaba en su dormitorio, pero durante tantas noches percibió sus ronquidos pacíficos en el cuarto contiguo, que descuidó esa precaución. When he arrived, she had knocked on his bedroom, but for so many nights she had heard his peaceful snoring in the next room that she had neglected this precaution. A son arrivée, elle avait frappé à sa chambre, mais depuis tant de nuits elle avait entendu ses paisibles ronflements dans la chambre voisine qu'elle avait négligé cette précaution. Una madrugada, casi dos meses después del regreso, lo sintió entrar en el dormitorio. One morning, almost two months after his return, she heard him enter the bedroom. Entonces, en vez de huir, en vez de gritar como lo había previsto, se dejó saturar por una suave sensación de descanso. Then, instead of running away, instead of crying out as she had intended, she allowed herself to be swamped by a soft sense of rest. Puis, au lieu de s'enfuir, au lieu de crier comme elle l'avait voulu, elle se laissa submerger par une douce sensation de repos. Lo sintió deslizarse en el mosquitero, como lo había hecho cuando era niño, como lo había hecho desde siempre, y no pudo reprimir el sudor helado y el crotaloteo de los dientes cuando se dio cuenta de que él estaba completamente desnudo. She felt him slide into the mosquito net, as he had when he was a child, as he had always, and she couldn't suppress the icy sweat and the chattering of her teeth when she realized that he was completely naked. Elle le sentit glisser dans la moustiquaire, comme il le faisait quand il était enfant, comme il l'avait toujours fait, et elle ne put retenir la sueur glacée et le claquement de ses dents lorsqu'elle réalisa qu'il était complètement nu. «Vete», murmuró, ahogándose de curiosidad. "Go away," he murmured, choking with curiosity. « Va-t'en, » murmura-t-il, suffoqué de curiosité. «Vete o me pongo a gritar». "Go away or I'll start screaming." Pero Aureliano José sabía entonces lo que tenía que hacer, porque ya no era un niño asustado por la oscuridad sino un animal de campamento. But Aureliano José knew then what he had to do, because he was no longer a child frightened by the dark but a camping animal. Desde aquella noche se reiniciaron las sordas batallas sin consecuencias que se prolongaban hasta el amanecer. From that night the silent battles resumed without consequences that lasted until dawn. «Soy tu tía», murmuraba Amaranta, agotada. "I'm your aunt," Amaranta murmured, exhausted. «Es casi como si fuera tu madre, no solo por la edad, sino porque lo único que me faltó fue darte de mamar». "It's almost as if I were your mother, not only because of my age, but because the only thing I lacked was to breastfeed you." Aureliano escapaba al alba y regresaba a la madrugada siguiente, cada vez más excitado por la comprobación de que ella no pasaba la aldaba. Aureliano would escape at dawn and return the following morning, more and more excited by the verification that she did not pass the knocker. Aureliano s'échappait à l'aube et revenait le lendemain matin, de plus en plus excité par la vérification qu'elle n'avait pas passé le heurtoir. No había dejado de desearla un solo instante. He hadn't stopped wanting her for a single moment. La encontraba en los oscuros dormitorios de los pueblos vencidos, sobre todo en los más abyectos, y la materializaba en el tufo de la sangre seca en las vendas de los heridos, en el pavor instantáneo del peligro de muerte, a toda hora y en todas partes. Er fand sie in den dunklen Schlafsälen besiegter Völker, vor allem in den erbärmlichsten, und sie materialisierte sich im Gestank des getrockneten Blutes auf den Verbänden der Verwundeten, in der unmittelbaren Furcht vor der Todesgefahr, zu jeder Stunde und überall. He found it in the dark bedrooms of the conquered towns, especially in the most abject, and materialized it in the smell of dried blood on the bandages of the wounded, in the instantaneous fear of the danger of death, at all times and in all situations. parts. Il la retrouvait dans les chambres obscures des villes conquises, surtout dans les plus abjectes, et il la matérialisait dans l'odeur du sang séché sur les pansements des blessés, dans la peur instantanée du danger de mort, à tout moment et dans toutes les situations pièces. Había huido de ella tratando de aniquilar su recuerdo no solo con la distancia, sino con un encarnizamiento aturdido que sus compañeros de armas calificaban de temeridad, pero mientras más revolcaba su imagen en el muladar de la guerra, más la guerra se le parecía a Amaranta. Er war vor ihr geflohen und hatte versucht, die Erinnerung an sie nicht nur aus der Ferne, sondern auch mit einer benommenen Wildheit auszulöschen, die seine Mitstreiter Rücksichtslosigkeit nannten, aber je mehr er sich im Misthaufen des Krieges suhlte, desto mehr ähnelte der Krieg Amaranta. He had fled from her trying to annihilate her memory not only with distance, but with a dazed fierceness that his comrades-in-arms described as reckless, but the more he wallowed his image in the dunghill of war, the more war resembled Amaranta. . Il l'avait fuie en essayant d'anéantir sa mémoire non seulement avec distance, mais avec une férocité étourdie que ses compagnons d'armes qualifiaient d'insouciante, mais plus il se vautrait son image dans le fumier de la guerre, plus la guerre ressemblait à Amaranta. . Así padeció el exilio, buscando la manera de matarla con su propia muerte, hasta que le oyó contar a alguien el viejo cuento del hombre que se casó con una tía que además era su prima, y cuyo hijo terminó siendo abuelo de sí mismo. So litt er im Exil und suchte nach einer Möglichkeit, sie mit seinem eigenen Tod zu töten, bis ihm jemand die alte Geschichte von dem Mann erzählte, der eine Tante heiratete, die auch seine Cousine war, und dessen Sohn schließlich selbst Großvater wurde. Thus he suffered exile, looking for a way to kill her with his own death, until he heard someone tell the old story of the man who married an aunt who was also his cousin, and whose son ended up being his own grandfather. Ainsi, il a subi l'exil, cherchant un moyen de la tuer de sa propre mort, jusqu'à ce qu'il entende quelqu'un raconter la vieille histoire de l'homme qui a épousé une tante qui était aussi sa cousine, et dont le fils a fini par être son propre grand-père.

—¿Es que uno se puede casar con una tía? "Can one marry an aunt?" —preguntó él, asombrado. he asked, astonished.

—No solo se puede —le contestó un soldado— sino que estamos haciendo esta guerra contra los curas para que uno se pueda casar con su propia madre. -Das kannst nicht nur du", antwortete ein Soldat, "wir führen diesen Krieg gegen die Priester, damit du deine eigene Mutter heiraten kannst. "Not only is it possible," a soldier replied, "but we are waging this war against the priests so that one can marry his own mother."

Quince días después desertó. Vierzehn Tage später desertierte er. Fifteen days later he deserted. Encontró a Amaranta más ajada que en el recuerdo, más melancólica y pudibunda, y ya doblando en realidad el último cabo de la madurez, pero más febril que nunca en las tinieblas del dormitorio y más desafiante que nunca en la agresividad de su resistencia. He found Amaranta more wizened than in her memory, more melancholic and modest, and already really turning the last strand of maturity, but more feverish than ever in the darkness of the bedroom and more defiant than ever in the aggressiveness of her resistance. Il trouva Amaranta plus ratatinée que dans son souvenir, plus mélancolique et pudique, et déjà vraiment en train d'atteindre le dernier brin de maturité, mais plus fiévreuse que jamais dans l'obscurité de la chambre et plus défiante que jamais dans l'agressivité de sa résistance. «Eres un bruto», le decía Amaranta, acosada por sus perros de presa. "Du bist ein Rohling", würde Amaranta zu ihm sagen, der von seinen Raubhunden bedrängt wird. "You're a brute," Amaranta told him, harassed by her prey dogs. "Tu es une brute", lui dit Amaranta, harcelée par ses chiens de proie. «No es cierto que se le pueda hacer esto a una pobre tía, como no sea con dispensa especial del Papa». "Es ist nicht wahr, dass man das einer armen Tante antun kann, es sei denn, man hat eine Sondergenehmigung vom Papst". "It is not true that this can be done to a poor aunt, unless it is with a special dispensation from the Pope." Aureliano José prometía ir a Roma, prometía recorrer a Europa de rodillas, y besar las sandalias del Sumo Pontífice solo para que ella bajara sus puentes levadizos. Aureliano José promised to go to Rome, he promised to travel Europe on his knees, and kiss the sandals of the Supreme Pontiff just so that she would lower his drawbridges. Aureliano José a promis d'aller à Rome, il a promis de parcourir l'Europe à genoux, et de baiser les sandales du Souverain Pontife juste pour qu'elle baisse ses ponts-levis.

—No es solo eso —rebatía Amaranta—. "It's not just that," Amaranta countered. "Ce n'est pas que ça", a rétorqué Amaranta. Es que nacen los hijos con cola de puerco. It is that children are born with a pig's tail.

Aureliano José era sordo a todo argumento. Aureliano José was deaf to all arguments.

—Aunque nazcan armadillos —suplicaba. -Selbst wenn Gürteltiere geboren werden", plädierte er. "Even if armadillos are born," he begged.

Una madrugada, vencido por el dolor insoportable de la virilidad reprimida, fue a la tienda de Catarino. One morning, overcome by the unbearable pain of repressed virility, he went to Catarino's store. Encontró una mujer de senos fláccidos, cariñosa y barata, que le apaciguó el vientre por algún tiempo. He found a woman with flaccid breasts, affectionate and cheap, who appeased his belly for a while. Trató de aplicarle a Amaranta el tratamiento del desprecio. He tried to apply the contempt treatment to Amaranta. La veía en el corredor, cosiendo en una máquina de manivela que había aprendido a manejar con habilidad admirable, y ni siquiera le dirigía la palabra. He saw her in the corridor, sewing on a hand-crank machine that she had learned to operate with admirable skill, and he didn't even say a word to her. Il la vit dans le couloir, cousant sur une machine à manivelle qu'elle avait appris à manier avec une habileté admirable, et il ne lui dit même pas un mot. Amaranta se sintió liberada de un lastre, y ella misma no comprendió por qué volvió a pensar entonces en el coronel Gerineldo Márquez, por qué evocaba con tanta nostalgia las tardes de damas chinas, y por qué llegó inclusive a desearlo como hombre de dormitorio. Amaranta fühlte sich von einer Last befreit, und sie verstand selbst nicht, warum sie wieder an Oberst Gerineldo Márquez dachte, warum sie mit solcher Nostalgie die Nachmittage der chinesischen Damen heraufbeschwor und warum sie ihn sogar als Schlafzimmermann begehrte. Amaranta felt liberated from a ballast, and she herself did not understand why she thought of Colonel Gerineldo Márquez again, why she evoked with such nostalgia the afternoons of Chinese ladies, and why she even came to desire him as a man in the bedroom. Amaranta se sentait libérée d'un lest, et elle-même ne comprenait pas pourquoi elle repensait au colonel Gerineldo Márquez, pourquoi elle évoquait avec tant de nostalgie les après-midi des dames chinoises, et pourquoi elle en venait même à le désirer comme un homme dans la chambre. Aureliano José no se imaginaba cuánto terreno había perdido, la noche en que no pudo resistir más la farsa de la indiferencia, y volvió al cuarto de Amaranta. Aureliano José konnte sich nicht vorstellen, wie viel Boden er in der Nacht verloren hatte, als er der Scharade der Gleichgültigkeit nicht mehr widerstehen konnte und in Amarantas Zimmer zurückkehrte. Aureliano José could not imagine how much ground he had lost, the night he could no longer resist the farce of indifference, and he returned to Amaranta's room. Ella lo rechazó con una determinación inflexible, inequívoca, y echó para siempre la aldaba del dormitorio. She pushed him away with an unyielding, unequivocal determination, and threw the bedroom latch forever. Elle le repoussa avec une détermination inébranlable et sans équivoque, et fit sauter le loquet de la chambre pour toujours.

Pocos meses después del regreso de Aureliano José, se presentó en la casa una mujer exuberante, perfumada de jazmines, con un niño de unos cinco años. A few months after Aureliano José's return, an exuberant woman, scented with jasmine, showed up at the house with a child of about five years. Afirmó que era hijo del coronel Aureliano Buendía y lo llevaba para que Úrsula lo bautizara. Er behauptete, er sei der Sohn von Oberst Aureliano Buendía und brachte ihn zur Taufe zu Úrsula. He stated that he was the son of Colonel Aureliano Buendía and was taking him to Úrsula to baptize him. Nadie puso en duda el origen de aquel niño sin nombre: era igual al coronel por los tiempos en que lo llevaron a conocer el hielo. Niemand stellte die Herkunft des namenlosen Jungen in Frage: Er sah genauso aus wie der Oberst, als er zu dem Eis gebracht wurde. No one questioned the origin of that nameless boy: he was the same as the colonel by the time they took him to discover ice. La mujer contó que había nacido con los ojos abiertos mirando a la gente con criterio de persona mayor, y que le asustaba su manera de fijar la mirada en las cosas sin parpadear. The woman said that she had been born with her eyes open looking at people with the criteria of an older person, and that her way of staring at things without blinking frightened her. «Es idéntico», dijo Úrsula. "It's identical," said Úrsula. «Lo único que falta es que haga rodar las sillas con solo mirarlas». "The only thing missing is for him to make the chairs roll just by looking at them." "La seule chose qui lui manque, c'est qu'il fasse rouler les chaises rien qu'en les regardant." Lo bautizaron con el nombre de Aureliano, y con el apellido de su madre, porque la ley no le permitía llevar el apellido del padre mientras este no lo reconociera. Er wurde auf den Namen Aureliano getauft, und zwar mit dem Nachnamen seiner Mutter, da das Gesetz ihm nicht erlaubte, den Nachnamen seines Vaters zu tragen, solange er ihn nicht anerkannte. They baptized him with the name of Aureliano, and with his mother's surname, because the law did not allow him to bear his father's surname until he recognized it. El general Moncada sirvió de padrino. General Moncada served as godfather. Aunque Amaranta insistió en que se lo dejaran para acabar de criarlo, la madre se opuso. Although Amaranta insisted that they leave it to her to finish raising it, the mother opposed it.

Úrsula ignoraba entonces la costumbre de mandar doncellas a los dormitorios de los guerreros, como se les soltaban gallinas a los gallos finos, pero en el curso de ese año se enteró: nueve hijos más del coronel Aureliano Buendía fueron llevados a la casa para ser bautizados. Ursula wusste damals noch nichts von dem Brauch, Mädchen in die Schlafsäle der Krieger zu schicken, da die Hühner zu den edlen Hähnen gelassen wurden, aber im Laufe des Jahres erfuhr sie es: neun weitere Kinder von Oberst Aureliano Buendía wurden zur Taufe ins Haus gebracht. Úrsula was unaware then of the custom of sending maidens to the warriors' bedrooms, as chickens were released to fine roosters, but in the course of that year she found out: nine more children of Colonel Aureliano Buendía were brought to the house to be baptized . Úrsula ignorait alors la coutume d'envoyer des jeunes filles dans les chambres des guerriers, car les poulets étaient lâchés sur de beaux coqs, mais au cours de cette année-là, elle l'apprit : neuf autres enfants du colonel Aureliano Buendía furent amenés à la maison pour être baptisés. . El mayor, un extraño moreno de ojos verdes que nada tenía que ver con la familia paterna, había pasado de los diez años. Der Älteste, ein dunkelhaariger, grünäugiger Fremder, der nichts mit der Familie seines Vaters zu tun hatte, war über zehn Jahre alt. The eldest, a strange dark-haired man with green eyes who had nothing to do with his father's family, had passed the age of ten. Llevaron niños de todas las edades, de todos los colores, pero todos varones, y todos con un aire de soledad que no permitía poner en duda el parentesco. They brought children of all ages, of all colors, but all boys, and all with an air of loneliness that did not allow their kinship to be doubted. Solo dos se distinguieron del montón. Only two stood out from the crowd. Uno, demasiado grande para su edad, que hizo añicos los floreros y varias piezas de la vajilla, porque sus manos parecían tener la propiedad de despedazar todo lo que tocaban. One, too big for his age, who smashed vases and various pieces of crockery, because his hands seemed to have the property of shattering everything they touched. Un, trop grand pour son âge, qui brisait vases et vaisselles diverses, car ses mains semblaient avoir la propriété de briser tout ce qu'elles touchaient. El otro era un rubio con los mismos ojos garzos de su madre, a quien habían dejado el cabello largo y con bucles, como a una mujer. The other was a blond with the same blue eyes as his mother, whose hair had been left long and curly, like a woman's. Entró a la casa con mucha familiaridad, como si hubiera sido criado en ella, y fue directamente a un arcón del dormitorio de Úrsula, y exigió: «Quiero la bailarina de cuerda». Er betrat das Haus mit großer Vertrautheit, als wäre er darin aufgewachsen, und ging direkt zu einer Truhe in Ursulas Schlafzimmer und forderte: "Ich will den Seiltänzer". He entered the house with great familiarity, as if he had been raised there, and went directly to a chest in Úrsula's bedroom, and demanded: "I want the rope dancer." Il entra dans la maison avec une grande familiarité, comme s'il y avait été élevé, et se dirigea directement vers un coffre dans la chambre d'Ursula, et demanda : « Je veux la danseuse de corde. Úrsula se asustó. Ursula was scared. Abrió el arcón, rebuscó entre los anticuados y polvorientos objetos de los tiempos de Melquíades y encontró envuelta en un par de medias la bailarina de cuerda que alguna vez llevó Pietro Crespi a la casa, y de la cual nadie había vuelto a acordarse. He opened the chest, searched among the old-fashioned and dusty objects from the time of Melquíades and found, wrapped in a pair of stockings, the rope dancer that Pietro Crespi had once brought to the house, and of whom no one had remembered since. Il ouvrit le coffre, chercha parmi les objets démodés et poussiéreux de l'époque de Melquiades et trouva, enveloppée dans une paire de bas, la danseuse de corde que Pietro Crespi avait autrefois amenée à la maison, et dont personne ne s'était souvenu depuis. . En menos de doce años bautizaron con el nombre de Aureliano, y con el apellido de la madre, a todos los hijos que diseminó el coronel a lo largo y a lo ancho de sus territorios de guerra: diecisiete. In less than twelve years they baptized with the name of Aureliano, and with the surname of the mother, all the children that the colonel scattered throughout his war territories: seventeen. Al principio, Úrsula les llenaba los bolsillos de dinero y Amaranta intentaba quedarse con ellos. Zuerst füllte Ursula ihre Taschen mit Geld und Amaranta versuchte, es für sich zu behalten. At first, Úrsula filled their pockets with money and Amaranta tried to keep them. Pero terminaron por limitarse a hacerles un regalo y a servirles de madrinas. But they ended up limiting themselves to giving them a gift and serving as their godmothers. «Cumplimos con bautizarlos», decía Úrsula, anotando en una libreta el nombre y la dirección de las madres y el lugar y fecha de nacimiento de los niños. "We complied with baptizing them," said Úrsula, writing down the name and address of the mothers and the place and date of birth of the children in a notebook. «Aureliano ha de llevar bien sus cuentas, así que será él quien tome las determinaciones cuando regrese». "Aureliano muss seine Bücher führen, also wird er die Entscheidungen treffen, wenn er zurückkommt. «Aureliano has to keep his accounts well, so he will be the one to make the determinations when he returns». En el curso de un almuerzo, comentando con el general Moncada aquella desconcertante proliferación, expresó el deseo de que el coronel Aureliano Buendía volviera alguna vez para reunir a todos sus hijos en la casa. Während eines Mittagessens äußerte General Moncada angesichts dieser beunruhigenden Ausbreitung den Wunsch, Oberst Aureliano Buendía möge irgendwann zurückkehren und alle seine Kinder im Haus versammeln. During lunch, commenting with General Moncada on that disconcerting proliferation, he expressed the wish that Colonel Aureliano Buendía would come back one day to reunite all his children in the house.

—No se preocupe, comadre —dijo enigmáticamente el general Moncada—. "Don't worry, comadre," General Moncada said enigmatically. Vendrá más pronto de lo que usted se imagina. Es wird schneller kommen, als Sie denken. It will come sooner than you think.

Lo que el general Moncada sabía, y que no quiso revelar en el almuerzo, era que el coronel Aureliano Buendía estaba ya en camino para ponerse al frente de la rebelión más prolongada, radical y sangrienta de cuantas se habían intentado hasta entonces. General Moncada wusste, dass Oberst Aureliano Buendía bereits auf dem Weg war, den längsten, radikalsten und blutigsten Aufstand anzuführen, den es je gegeben hat, und wollte dies beim Mittagessen nicht verraten. What General Moncada knew, and did not want to reveal at lunch, was that Colonel Aureliano Buendía was already on his way to lead the longest, most radical, and bloodiest rebellion ever attempted.

La situación volvió a ser tan tensa como en los meses que precedieron a la primera guerra. The situation was once again as tense as in the months preceding the first war. Las riñas de gallos, animadas por el propio alcalde, fueron suspendidas. The cockfights, encouraged by the mayor himself, were suspended. El capitán Aquiles Ricardo, comandante de la guarnición, asumió en la práctica el poder municipal. Captain Aquiles Ricardo, commander of the garrison, in practice assumed municipal power. Los liberales lo señalaron como un provocador. Die Liberalen brandmarkten ihn als Provokateur. Liberals singled him out as a provocateur. «Algo tremendo va a ocurrir», le decía Úrsula a Aureliano José. "Something tremendous is going to happen," Úrsula told Aureliano José. «No salgas a la calle después de las seis de la tarde». "Don't go out on the street after six in the evening." Eran súplicas inútiles. They were useless pleas. Aureliano José, al igual que Arcadio en otra época, había dejado de pertenecerle. Aureliano José, like Arcadio in other times, had ceased to belong to him. Era como si el regreso a la casa, la posibilidad de existir sin molestarse por las urgencias cotidianas, hubieran despertado en él la vocación concupiscente y desidiosa de su tío José Arcadio. It was as if the return to the house, the possibility of existing without being bothered by daily urgencies, had awakened in him the concupiscent and lazy vocation of his uncle José Arcadio. C'était comme si le retour à la maison, la possibilité d'exister sans être gêné par les urgences quotidiennes, avait éveillé en lui la vocation concupiscente et paresseuse de son oncle José Arcadio. Su pasión por Amaranta se extinguió sin dejar cicatrices. His passion for Amaranta was extinguished without leaving any scars. Andaba un poco al garete, jugando billar, sobrellevando su soledad con mujeres ocasionales, saqueando los resquicios donde Úrsula olvidaba el dinero traspuesto. He was adrift a bit, playing billiards, coping with his loneliness with occasional women, looting the cracks where Úrsula forgot the transferred money. Il était un peu à la dérive, jouant au billard, faisant face à sa solitude avec des femmes occasionnelles, pillant les fissures où Úrsula oubliait l'argent transféré. Terminó por no volver a la casa sino para cambiarse de ropa. He ended up not going back to the house except to change his clothes. «Todos son iguales», se lamentaba Úrsula. "Sie sind alle gleich", beklagte Ursula. "They're all the same," Úrsula lamented. «Al principio se crían muy bien, son obedientes y formales y parecen incapaces de matar una mosca, y apenas les sale la barba se tiran a la perdición». "At first they are brought up very well, they are obedient and formal and seem incapable of swatting a fly, and as soon as their beards grow they are thrown to perdition." Al contrario de Arcadio, que nunca conoció su verdadero origen, él se enteró de que era hijo de Pilar Ternera, quien le había colgado una hamaca para que hiciera la siesta en su casa. Im Gegensatz zu Arcadio, der seine wahre Herkunft nie erfuhr, erfuhr er, dass er der Sohn von Pilar Ternera war, die ihm eine Hängematte aufgehängt hatte, damit er in ihrem Haus ein Nickerchen machen konnte. Contrary to Arcadio, who never knew his true origin, he found out that he was the son of Pilar Ternera, who had hung a hammock for him to take a siesta at her house. Eran, más que madre e hijo, cómplices en la soledad. They were, more than mother and son, accomplices in solitude. Pilar Ternera había perdido el rastro de toda esperanza. Pilar Ternera had lost track of all hope. Su risa había adquirido tonalidades de órgano, sus senos habían sucumbido al tedio de las caricias eventuales, su vientre y sus muslos habían sido víctimas de su irrevocable destino de mujer repartida, pero su corazón envejecía sin amargura. Her laughter had taken on organ tones, her breasts had succumbed to the tedium of occasional caresses, her belly and thighs had been victims of her irrevocable destiny as a shared woman, but her heart grew old without bitterness. Gorda, lenguaraz, con ínfulas de matrona en desgracia, renunció a la ilusión estéril de las barajas y encontró un remanso de consolación en los amores ajenos. Fat, talkative, with the airs of a matron in disgrace, she renounced the sterile illusion of the deck of cards and found a haven of consolation in the loves of others. En la casa donde Aureliano José dormía la siesta, las muchachas del vecindario recibían a sus amantes casuales. In dem Haus, in dem Aureliano José seine Siesta hielt, empfingen die Mädchen aus der Nachbarschaft ihre Gelegenheitsliebhaber. In the house where Aureliano José slept his siesta, the girls from the neighborhood received their casual lovers. «Me prestas el cuarto, Pilar», le decían simplemente, cuando ya estaban dentro. "Kann ich mir das Zimmer ausleihen, Pilar", sagten sie einfach, als sie schon drinnen waren. "Can you lend me the room, Pilar," they simply told her, when they were already inside. «Por supuesto», decía Pilar. "Natürlich", sagte Pilar. "Of course," said Pilar. Y si alguien estaba presente, le explicaba: Und wenn jemand anwesend wäre, würde er es erklären: And if someone was present, he would explain:

—Soy feliz sabiendo que la gente es feliz en la cama. —I'm happy knowing that people are happy in bed.

Nunca cobraba el servicio. He never charged for the service. Nunca negaba el favor, como no se lo negó a los incontables hombres que la buscaron hasta en el crepúsculo de su madurez, sin proporcionarle dinero ni amor, y solo algunas veces placer. Sie lehnte die Gunst nie ab, so wie sie sie auch den zahllosen Männern nicht verweigerte, die sie selbst in der Dämmerung ihrer Reife aufsuchten, ohne ihr Geld oder Liebe zu geben, und nur manchmal Vergnügen. She never denied the favor, just as she did not refuse it to the countless men who sought her out even in the twilight of her maturity, without giving her money or love, and only sometimes pleasure. Sus cinco hijas, herederas de una semilla ardiente, se perdieron por los vericuetos de la vida desde la adolescencia. Seine fünf Töchter, Erben eines brennenden Samenkorns, waren von Jugend an in den Wirren des Lebens verloren. His five daughters, heirs to a fiery seed, have been lost in the twists and turns of life since adolescence. De los dos varones que alcanzó a criar, uno murió peleando en las huestes del coronel Aureliano Buendía y otro fue herido y capturado a los catorce años, cuando intentaba robarse un huacal de gallinas en un pueblo de la ciénaga. Of the two boys he managed to raise, one died fighting in the army of Colonel Aureliano Buendía and the other was wounded and captured at the age of fourteen, when he tried to steal a chicken crate in a town in the swamp. Des deux garçons qu'il a réussi à élever, l'un est mort en combattant dans l'armée du colonel Aureliano Buendía et l'autre a été blessé et capturé à l'âge de quatorze ans, alors qu'il tentait de voler une caisse de poulet dans une ville du marais. En cierto modo, Aureliano José fue el hombre alto y moreno que durante medio siglo le anunció el rey de copas, y que como todos los enviados de las barajas llegó a su corazón cuando ya estaba marcado por el signo de la muerte. In a certain way, Aureliano José was the tall, dark man who for half a century announced to him the King of Cups, and who, like all the envoys of the decks, reached his heart when it was already marked by the sign of death. Ella lo vio en los naipes. She saw it in the cards.

—No salgas esta noche —le dijo—. -Gehen Sie heute Abend nicht aus", sagte er. "Don't go out tonight," he told her. Quédate a dormir aquí, que Carmelita Montiel se ha cansado de rogarme que la meta en tu cuarto. Stay here to sleep, because Carmelita Montiel is tired of begging me to put her in your room. Reste ici pour dormir, car Carmelita Montiel en a assez de me supplier de la mettre dans ta chambre.

Aureliano José no captó el profundo sentido de súplica que tenía aquella oferta. Aureliano José verstand nicht den tiefen Sinn des Flehens in diesem Angebot. Aureliano José did not understand the deep sense of supplication that that offer had.

—Dile que me espere a la medianoche —dijo. -Sag ihm, er soll mich um Mitternacht erwarten", sagte er. "Tell him to wait for me at midnight," he said.

Se fue al teatro, donde una compañía española anunciaba El puñal del Zorro, que en realidad era la obra de Zorrilla con el nombre cambiado por orden del capitán Aquiles Ricardo, porque los liberales les llamaban godos a los conservadores. He went to the theater, where a Spanish company was announcing El puñal del Zorro, which was actually Zorrilla's play with the name changed by order of Captain Aquiles Ricardo, because the Liberals called the Conservatives Goths. Il est allé au théâtre, où une compagnie espagnole annonçait El puñal del Zorro, qui était en fait la pièce de Zorrilla avec le nom changé par ordre du capitaine Aquiles Ricardo, parce que les libéraux appelaient les conservateurs Goths. Solo en el momento de entregar el boleto en la puerta, Aureliano José se dio cuenta de que el capitán Aquiles Ricardo, con dos soldados armados de fusiles, estaba cateando a la concurrencia. Erst in dem Moment, als er die Eintrittskarte am Eingang abgab, bemerkte Aureliano José, dass Hauptmann Aquiles Ricardo mit zwei mit Gewehren bewaffneten Soldaten die Menge durchsuchte. Only when handing in the ticket at the door did Aureliano José realize that Captain Aquiles Ricardo, with two soldiers armed with rifles, was searching the crowd. Ce n'est qu'en remettant le billet à la porte qu'Aureliano José s'est rendu compte que le capitaine Aquiles Ricardo, avec deux soldats armés de fusils, fouillait la foule. «Cuidado, capitán», le advirtió Aureliano José. "Be careful, captain," Aureliano José warned him. «Todavía no ha nacido el hombre que me ponga las manos encima». "Der Mann ist noch nicht geboren, der mir die Hände auflegen wird". "The man who lays hands on me has not yet been born." El capitán intentó catearlo por la fuerza, y Aureliano José, que andaba desarmado, se echó a correr. Der Hauptmann versuchte, ihn mit Gewalt zu durchsuchen, und Aureliano José, der unbewaffnet war, rannte davon. The captain tried to search him by force, and Aureliano José, who was unarmed, began to run. Le capitaine a tenté de le fouiller de force et Aureliano José, qui n'était pas armé, s'est mis à courir. Los soldados desobedecieron la orden de disparar. The soldiers disobeyed the order to fire. «Es un Buendía», explicó uno de ellos. "It's a Buendía," explained one of them. Ciego de furia, el capitán le arrebató entonces el fusil, se abrió en el centro de la calle, y apuntó. Blind with fury, the captain then snatched the rifle from him, opened it in the middle of the street, and took aim.