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Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez, Capítulo 3 (4)

Capítulo 3 (4)

—¿Quién es este tipo? —preguntó.

—El corregidor —dijo Úrsula desconsolada—. Dicen que es una autoridad que mandó el gobierno.

Don Apolinar Moscote, el corregidor, había llegado a Macondo sin hacer ruido. Se bajó en el Hotel de Jacob —instalado por uno de los primeros árabes que llegaron haciendo cambalache de chucherías por guacamayas— y al día siguiente alquiló un cuartito con puerta hacia la calle, a dos cuadras de la casa de los Buendía. Puso una mesa y una silla que le compró a Jacob, clavó en la pared un escudo de la república que había traído consigo, y pintó en la puerta el letrero: Corregidor. Su primera disposición fue ordenar que todas las casas se pintaran de azul para celebrar el aniversario de la independencia nacional. José Arcadio Buendía, con la copia de la orden en la mano, lo encontró durmiendo la siesta en una hamaca que había colgado en el escueto despacho. «¿Usted escribió este papel?», le preguntó. Don Apolinar Moscote, un hombre maduro, tímido, de complexión sanguínea, contestó que sí. «¿Con qué derecho?», volvió a preguntar José Arcadio Buendía. Don Apolinar Moscote buscó un papel en la gaveta de la mesa y se lo mostró: «He sido nombrado corregidor de este pueblo». José Arcadio Buendía ni siquiera miró el nombramiento.

—En este pueblo no mandamos con papeles —dijo sin perder la calma—. Y para que lo sepa de una vez, no necesitamos ningún corregidor porque aquí no hay nada que corregir.

Ante la impavidez de don Apolinar Moscote, siempre sin levantar la voz, hizo un pormenorizado recuento de cómo habían fundado la aldea, de cómo se habían repartido la tierra, abierto los caminos e introducido las mejoras que les había ido exigiendo la necesidad, sin haber molestado a gobierno alguno y sin que nadie los molestara. «Somos tan pacíficos que ni siquiera nos hemos muerto de muerte natural», dijo. «Ya ve que todavía no tenemos cementerio». No se dolió de que el gobierno no los hubiera ayudado. Al contrario, se alegraba de que hasta entonces los hubiera dejado crecer en paz, y esperaba que así los siguiera dejando, porque ellos no habían fundado un pueblo para que el primer advenedizo les fuera a decir lo que debían hacer. Don Apolinar Moscote se había puesto un saco de dril, blanco como sus pantalones, sin perder en ningún momento la pureza de sus ademanes.

—De modo que si usted se quiere quedar aquí, como otro ciudadano común y corriente, sea muy bienvenido —concluyó José Arcadio Buendía—. Pero si viene a implantar el desorden obligando a la gente que pinte su casa de azul, puede agarrar sus corotos y largarse por donde vino. Porque mi casa ha de ser blanca como una paloma.

Don Apolinar Moscote se puso pálido. Dio un paso atrás y apretó las mandíbulas para decir con una cierta aflicción:

—Quiero advertirle que estoy armado.

José Arcadio Buendía no supo en qué momento se le subió a las manos la fuerza juvenil con que derribaba un caballo. Agarró a don Apolinar Moscote por la solapa y lo levantó a la altura de sus ojos.

—Esto lo hago —le dijo— porque prefiero cargarlo vivo y no tener que seguir cargándolo muerto por el resto de mi vida.

Así lo llevó por la mitad de la calle, suspendido por las solapas, hasta que lo puso sobre sus dos pies en el camino de la ciénaga. Una semana después estaba de regreso con seis soldados descalzos y harapientos, armados con escopetas, y una carreta de bueyes donde viajaban su mujer y sus siete hijas. Más tarde llegaron otras dos carretas con los muebles, los baúles y los utensilios domésticos. Instaló la familia en el Hotel de Jacob, mientras conseguía una casa, y volvió a abrir el despacho protegido por los soldados. Los fundadores de Macondo, resueltos a expulsar a los invasores, fueron con sus hijos mayores a ponerse a disposición de José Arcadio Buendía. Pero él se opuso, según explicó, porque don Apolinar Moscote había vuelto con su mujer y sus hijas, y no era cosa de hombres abochornar a otros delante de su familia. Así que decidió arreglar la situación por las buenas.

Aureliano lo acompañó. Ya para entonces había empezado a cultivar el bigote negro de puntas engomadas, y tenía la voz un poco estentórea que había de caracterizarlo en la guerra. Desarmados, sin hacer caso de la guardia, entraron al despacho del corregidor. Don Apolinar Moscote no perdió la serenidad. Les presentó a dos de sus hijas que se encontraban allí por casualidad: Amparo, de 16 años, morena como su madre, y Remedios, de apenas nueve años, una preciosa niña con piel de lirio y ojos verdes. Eran graciosas y bien educadas. Tan pronto como ellos entraron, antes de ser presentadas, les acercaron sillas para que se sentaran. Pero ambos permanecieron de pie.

—Muy bien, amigo —dijo José Arcadio Buendía—, usted se queda aquí, pero no porque tenga en la puerta esos bandoleros de trabuco, sino por consideración a su señora esposa y a sus hijas.

Don Apolinar Moscote se desconcertó, pero José Arcadio Buendía no le dio tiempo de replicar. «Solo le ponemos dos condiciones», agregó. «La primera: que cada quien pinta su casa del color que le dé la gana. La segunda: que los soldados se van en seguida. Nosotros le garantizamos el orden». El corregidor levantó la mano derecha con todos los dedos extendidos.

—¿Palabra de honor?

—Palabra de enemigo —dijo José Arcadio Buendía. Y añadió en un tono amargo—: Porque una cosa le quiero decir: usted y yo seguimos siendo enemigos.

Esa misma tarde se fueron los soldados. Pocos días después José Arcadio Buendía le consiguió una casa a la familia del corregidor. Todo el mundo quedó en paz, menos Aureliano. La imagen de Remedios, la hija menor del corregidor, que por su edad hubiera podido ser hija suya, le quedó doliendo en alguna parte del cuerpo. Era una sensación física que casi le molestaba para caminar, como una piedrecita en el zapato.

Capítulo 3 (4) Kapitel 3 (4) Chapter 3 (4) Chapitre 3 (4) Capitolo 3 (4) 3 skyrius (4) Rozdział 3 (4) Capítulo 3 (4) Глава 3 (4) Kapitel 3 (4) Bölüm 3 (4)

—¿Quién es este tipo? -Who is this guy? —preguntó. -I ask.

—El corregidor —dijo Úrsula desconsolada—. "The magistrate," said Úrsula disconsolately. "Le corregidor", dit Úrsula d'un air désolé. Dicen que es una autoridad que mandó el gobierno. They say he is an authority sent by the government. Ils disent que c'est une autorité que le gouvernement a envoyée.

Don Apolinar Moscote, el corregidor, había llegado a Macondo sin hacer ruido. Don Apolinar Moscote, der Corregidor, war in aller Ruhe in Macondo angekommen. Don Apolinar Moscote, the corregidor, had arrived in Macondo without making any noise. Don Apolinar Moscote, le corregidor, était arrivé à Macondo sans faire de bruit. Se bajó en el Hotel de Jacob —instalado por uno de los primeros árabes que llegaron haciendo cambalache de chucherías por guacamayas— y al día siguiente alquiló un cuartito con puerta hacia la calle, a dos cuadras de la casa de los Buendía. Er stieg im Jacob's Hotel aus - gegründet von einem der ersten Araber, die hierher kamen und Schmuck gegen Aras tauschten - und mietete am nächsten Tag ein kleines Zimmer mit einer Tür zur Straße hin, zwei Blocks vom Buendía-Haus entfernt. He got off at the Hotel de Jacob —installed by one of the first Arabs who arrived exchanging trinkets for macaws— and the next day he rented a small room with a door facing the street, two blocks from the Buendía house. Il descendit à l'hôtel de Jacob — installé par l'un des premiers Arabes arrivés en échangeant des babioles contre des aras — et le lendemain il loua une petite chambre avec une porte donnant sur la rue, à deux pâtés de maisons de la maison Buendía. Puso una mesa y una silla que le compró a Jacob, clavó en la pared un escudo de la república que había traído consigo, y pintó en la puerta el letrero: Corregidor. He set up a table and a chair that he bought from Jacob, nailed to the wall a coat of arms of the republic that he had brought with him, and painted the sign on the door: Corregidor. Il dressa une table et une chaise qu'il acheta à Jacob, cloua au mur un blason de la république qu'il avait apporté avec lui et peignit l'enseigne sur la porte : Corregidor. Su primera disposición fue ordenar que todas las casas se pintaran de azul para celebrar el aniversario de la independencia nacional. His first provision was to order that all houses be painted blue to celebrate the anniversary of national independence. José Arcadio Buendía, con la copia de la orden en la mano, lo encontró durmiendo la siesta en una hamaca que había colgado en el escueto despacho. José Arcadio Buendía, with a copy of the order in his hand, found him taking a siesta in a hammock that he had hung in the bare office. José Arcadio Buendía, avec une copie de l'ordre à la main, le trouva en train de faire la sieste dans un hamac qu'il avait accroché dans le bureau nu. «¿Usted escribió este papel?», le preguntó. "Haben Sie diese Arbeit geschrieben?", fragte er. "Did you write this paper?" he asked. « C'est vous qui avez écrit ce papier ? » demanda-t-il. Don Apolinar Moscote, un hombre maduro, tímido, de complexión sanguínea, contestó que sí. Don Apolinar Moscote, ein reifer, schüchterner Mann mit einem sanguinischen Teint, sagte zu. Don Apolinar Moscote, a mature, shy man with a sanguine complexion, answered yes. «¿Con qué derecho?», volvió a preguntar José Arcadio Buendía. "With what right?" José Arcadio Buendía asked again. Don Apolinar Moscote buscó un papel en la gaveta de la mesa y se lo mostró: «He sido nombrado corregidor de este pueblo». Don Apolinar Moscote looked for a piece of paper in the drawer of the table and showed it to him: "I have been named mayor of this town." Don Apolinar Moscote chercha un morceau de papier dans le tiroir de la table et le lui montra : « J'ai été nommé maire de cette ville. José Arcadio Buendía ni siquiera miró el nombramiento. José Arcadio Buendía sah sich den Termin nicht einmal an. José Arcadio Buendía did not even look at the appointment. José Arcadio Buendía n'a même pas regardé le rendez-vous.

—En este pueblo no mandamos con papeles —dijo sin perder la calma—. -In diesem Dorf schicken wir keine Leute mit Papieren", sagte er, ohne die Fassung zu verlieren. "In this town we don't rule with papers," he said without losing his calm. Y para que lo sepa de una vez, no necesitamos ningún corregidor porque aquí no hay nada que corregir. Und nur damit Sie es wissen, wir brauchen keinen Korrektor, denn es gibt hier nichts zu korrigieren. And just so you know once and for all, we don't need any correctors because there's nothing to correct here.

Ante la impavidez de don Apolinar Moscote, siempre sin levantar la voz, hizo un pormenorizado recuento de cómo habían fundado la aldea, de cómo se habían repartido la tierra, abierto los caminos e introducido las mejoras que les había ido exigiendo la necesidad, sin haber molestado a gobierno alguno y sin que nadie los molestara. Dem teilnahmslosen Don Apolinar Moscote erzählte er, ohne die Stimme zu erheben, ausführlich, wie sie das Dorf gegründet hatten, wie sie das Land aufgeteilt, die Straßen eröffnet und die notwendigen Verbesserungen eingeführt hatten, ohne irgendeine Regierung zu belästigen und ohne dass sie jemand belästigt hätte. Faced with the impassiveness of Don Apolinar Moscote, always without raising his voice, he gave a detailed recount of how they had founded the village, how they had distributed the land, opened the roads and introduced the improvements that necessity had demanded of them, without having bothered any government and without anyone bothering them. Devant l'impassibilité de Don Apolinar Moscote, toujours sans élever la voix, il raconta en détail comment ils avaient fondé le village, comment ils avaient divisé les terres, ouvert les routes et introduit les améliorations que la nécessité avait exigées, sans avoir n'a dérangé aucun gouvernement et sans que personne ne les ait dérangés. «Somos tan pacíficos que ni siquiera nos hemos muerto de muerte natural», dijo. "Wir sind so friedlich, dass wir nicht einmal eines natürlichen Todes gestorben sind", sagte er. "We are so peaceful that we haven't even died a natural death," he said. «Ya ve que todavía no tenemos cementerio». "You see we still don't have a cemetery." No se dolió de que el gobierno no los hubiera ayudado. Er beschwerte sich nicht darüber, dass die Regierung ihnen nicht geholfen hatte. He was not hurt that the government had not helped them. Al contrario, se alegraba de que hasta entonces los hubiera dejado crecer en paz, y esperaba que así los siguiera dejando, porque ellos no habían fundado un pueblo para que el primer advenedizo les fuera a decir lo que debían hacer. On the contrary, he was glad that until then he had let them grow up in peace, and he hoped that he would continue to leave them that way, because they had not founded a town so that the first upstart would tell them what to do. Au contraire, il était content de les avoir jusque-là laissés grandir en paix, et il espérait qu'il continuerait à les laisser ainsi, car ils n'avaient pas fondé une ville pour que le premier parvenu leur dise quoi faire. . Don Apolinar Moscote se había puesto un saco de dril, blanco como sus pantalones, sin perder en ningún momento la pureza de sus ademanes. Don Apolinar Moscote hatte sich eine Jeansjacke angezogen, so weiß wie seine Hose, ohne jemals die Reinheit seiner Gesten zu verlieren. Don Apolinar Moscote had put on a denim jacket, as white as his pants, without ever losing the purity of his gestures. Don Apolinar Moscote avait enfilé une veste en jean, aussi blanche que son pantalon, sans jamais perdre la pureté de ses gestes.

—De modo que si usted se quiere quedar aquí, como otro ciudadano común y corriente, sea muy bienvenido —concluyó José Arcadio Buendía—. "So if you want to stay here, like another ordinary citizen, you're very welcome," José Arcadio Buendía concluded. Pero si viene a implantar el desorden obligando a la gente que pinte su casa de azul, puede agarrar sus corotos y largarse por donde vino. Aber wenn er hierher kommt, um Unruhe zu stiften, indem er die Menschen zwingt, ihre Häuser blau zu streichen, kann er seine Corotos nehmen und dorthin zurückgehen, wo er herkommt. But if you're here to create a mess by forcing people to paint their houses blue, you can grab your corotos and go back where you came from. Mais si vous êtes ici pour créer un désordre en forçant les gens à peindre leurs maisons en bleu, vous pouvez saisir vos corotos et retourner d'où vous venez. Porque mi casa ha de ser blanca como una paloma. Because my house must be white as a dove. Parce que ma maison doit être blanche comme une colombe.

Don Apolinar Moscote se puso pálido. Don Apolinar Moscote wurde blass. Don Apolinar Moscote turned pale. Dio un paso atrás y apretó las mandíbulas para decir con una cierta aflicción: He took a step back and clenched his jaws to say with a certain sorrow: Il recula d'un pas et serra les mâchoires pour dire avec un certain chagrin :

—Quiero advertirle que estoy armado. “I want to warn you that I am armed.

José Arcadio Buendía no supo en qué momento se le subió a las manos la fuerza juvenil con que derribaba un caballo. José Arcadio Buendía wusste nicht, wann ihm die jugendliche Kraft, mit der er ein Pferd niederschlug, in die Hände fiel. José Arcadio Buendía did not know at what moment the youthful strength with which he was knocking down a horse got into his hands. José Arcadio Buendía ne savait pas à quel moment la force juvénile avec laquelle il renversait un cheval était entre ses mains. Agarró a don Apolinar Moscote por la solapa y lo levantó a la altura de sus ojos. Er packte Don Apolinar Moscote am Revers und hob ihn auf Augenhöhe. He grabbed Don Apolinar Moscote by the lapel and raised him to eye level. Il a saisi Don Apolinar Moscote par le revers et l'a élevé au niveau des yeux.

—Esto lo hago —le dijo— porque prefiero cargarlo vivo y no tener que seguir cargándolo muerto por el resto de mi vida. -Ich tue das", sagte er, "weil ich ihn lieber lebendig als tot für den Rest meines Lebens mit mir herumtragen möchte. "I do this," he told her, "because I'd rather carry him alive than have to keep carrying him dead for the rest of my life." "Je fais ça," lui dit-il, "parce que je préfère le porter vivant que de devoir continuer à le porter mort pour le reste de ma vie."

Así lo llevó por la mitad de la calle, suspendido por las solapas, hasta que lo puso sobre sus dos pies en el camino de la ciénaga. So trug er ihn an seinem Revers hängend die halbe Straße hinunter, bis er ihn auf dem Weg zum Moor auf die Füße stellte. So he carried him halfway down the street, suspended by his lapels, until he was standing on his two feet in the path of the swamp. Alors il le porta à mi-chemin de la rue, suspendu par ses revers, jusqu'à ce qu'il se tienne debout sur ses deux pieds dans le chemin du marais. Una semana después estaba de regreso con seis soldados descalzos y harapientos, armados con escopetas, y una carreta de bueyes donde viajaban su mujer y sus siete hijas. Eine Woche später war er mit sechs barfüßigen, zerlumpten und mit Schrotflinten bewaffneten Soldaten und einem Ochsenkarren mit seiner Frau und seinen sieben Töchtern auf dem Rückweg. A week later he was back with six barefoot and ragged soldiers armed with shotguns and an oxcart carrying his wife and seven daughters. Une semaine plus tard, il était de retour avec six soldats pieds nus et en haillons armés de fusils de chasse et un char à bœufs transportant sa femme et ses sept filles. Más tarde llegaron otras dos carretas con los muebles, los baúles y los utensilios domésticos. Later two more carts arrived with furniture, trunks, and household utensils. Plus tard, deux autres charrettes sont arrivées avec des meubles, des malles et des ustensiles ménagers. Instaló la familia en el Hotel de Jacob, mientras conseguía una casa, y volvió a abrir el despacho protegido por los soldados. Er brachte die Familie im Jacob's Hotel unter, besorgte sich ein Haus und eröffnete das von Soldaten geschützte Büro wieder. He installed the family in the Hotel de Jacob, while he got a house, and reopened the office protected by the soldiers. Los fundadores de Macondo, resueltos a expulsar a los invasores, fueron con sus hijos mayores a ponerse a disposición de José Arcadio Buendía. Die Gründer von Macondo, die entschlossen waren, die Eindringlinge zu vertreiben, begaben sich mit ihren ältesten Söhnen zu José Arcadio Buendía, um sich ihm zur Verfügung zu stellen. The founders of Macondo, determined to expel the invaders, went with their eldest sons to place themselves at the disposal of José Arcadio Buendía. Pero él se opuso, según explicó, porque don Apolinar Moscote había vuelto con su mujer y sus hijas, y no era cosa de hombres abochornar a otros delante de su familia. Aber er lehnte ab, weil Don Apolinar Moscote mit seiner Frau und seinen Töchtern zurückgekehrt war und es nicht Sache der Männer sei, andere vor seiner Familie zu blamieren. But he objected, as he explained, because Don Apolinar Moscote had returned with his wife and daughters, and it was not a man's thing to embarrass others in front of his family. Mais il s'y est opposé, comme il l'a expliqué, parce que don Apolinar Moscote était revenu avec sa femme et ses filles, et ce n'était pas le truc d'un homme d'embarrasser les autres devant sa famille. Así que decidió arreglar la situación por las buenas. Also beschloss er, die Situation auf die einfache Art zu regeln. So he decided to fix the situation for good.

Aureliano lo acompañó. Aureliano accompanied him. Ya para entonces había empezado a cultivar el bigote negro de puntas engomadas, y tenía la voz un poco estentórea que había de caracterizarlo en la guerra. Zu diesem Zeitpunkt hatte er begonnen, sich einen schwarzen Schnurrbart wachsen zu lassen, und er hatte die leicht stentorische Stimme, die ihn während des Krieges charakterisieren sollte. By then he had already begun to grow a black mustache with gummed ends, and he had the slightly stentorian voice that was to characterize him in the war. À ce moment-là, il avait déjà commencé à se laisser pousser une moustache noire aux extrémités gommées, et il avait la voix un peu stentorienne qui devait le caractériser à la guerre. Desarmados, sin hacer caso de la guardia, entraron al despacho del corregidor. Unarmed, ignoring the guard, they entered the mayor's office. Sans armes, ignorant le garde, ils sont entrés dans le bureau du maire. Don Apolinar Moscote no perdió la serenidad. Don Apolinar Moscote did not lose his composure. Les presentó a dos de sus hijas que se encontraban allí por casualidad: Amparo, de 16 años, morena como su madre, y Remedios, de apenas nueve años, una preciosa niña con piel de lirio y ojos verdes. She introduced them to two of her daughters who happened to be there: Amparo, 16, dark like her mother, and Remedios, just nine years old, a beautiful girl with lily skin and green eyes. Elle leur a présenté deux de ses filles qui se trouvaient là : Amparo, 16 ans, brune comme sa mère, et Remedios, tout juste neuf ans, une belle fille à la peau de lys et aux yeux verts. Eran graciosas y bien educadas. They were funny and well educated. Tan pronto como ellos entraron, antes de ser presentadas, les acercaron sillas para que se sentaran. Sobald sie eintraten, bevor sie vorgestellt wurden, wurden ihnen Stühle hingestellt, damit sie sich setzen konnten. As soon as they entered, before being introduced, chairs were pulled up for them to sit on. Pero ambos permanecieron de pie. Doch beide blieben stehen. But both remained standing.

—Muy bien, amigo —dijo José Arcadio Buendía—, usted se queda aquí, pero no porque tenga en la puerta esos bandoleros de trabuco, sino por consideración a su señora esposa y a sus hijas. "Very well, friend," José Arcadio Buendía said, "you stay here, but not because you have those bandits with blunderbusses at the door, but out of consideration for your wife and daughters."

Don Apolinar Moscote se desconcertó, pero José Arcadio Buendía no le dio tiempo de replicar. Don Apolinar Moscote was taken aback, but José Arcadio Buendía did not give him time to reply. «Solo le ponemos dos condiciones», agregó. “We only put two conditions on it,” he added. "Nous n'avons posé que deux conditions", a-t-il ajouté. «La primera: que cada quien pinta su casa del color que le dé la gana. «The first: that everyone paints their house the color they want. La segunda: que los soldados se van en seguida. Die zweite ist, dass die Soldaten sofort gehen. The second: that the soldiers leave immediately. Nosotros le garantizamos el orden». Wir garantieren Ordnung. We guarantee order." El corregidor levantó la mano derecha con todos los dedos extendidos. Der Korrektor hob seine rechte Hand mit allen Fingern aus. The corregidor raised his right hand with all fingers extended.

—¿Palabra de honor? -Word of honor?

—Palabra de enemigo —dijo José Arcadio Buendía. -Das Wort des Feindes", sagte José Arcadio Buendía. "Word of enemy," said José Arcadio Buendía. Y añadió en un tono amargo—: Porque una cosa le quiero decir: usted y yo seguimos siendo enemigos. And he added in a bitter tone: "Because I want to tell you one thing: you and I are still enemies." Et il ajouta d'un ton amer : « Parce que je veux te dire une chose : toi et moi sommes toujours ennemis.

Esa misma tarde se fueron los soldados. That same afternoon the soldiers left. Pocos días después José Arcadio Buendía le consiguió una casa a la familia del corregidor. Einige Tage später erhielt José Arcadio Buendía ein Haus für die Familie des Corregidors. A few days later José Arcadio Buendía got a house for the corregidor's family. Todo el mundo quedó en paz, menos Aureliano. Alle wurden in Ruhe gelassen, außer Aureliano. Everyone was at peace, except Aureliano. La imagen de Remedios, la hija menor del corregidor, que por su edad hubiera podido ser hija suya, le quedó doliendo en alguna parte del cuerpo. Das Bild von Remedios, der jüngsten Tochter des Corregidors, die angesichts ihres Alters auch seine Tochter hätte sein können, blieb in einem Teil seines Körpers schmerzhaft. The image of Remedios, the corregidor's youngest daughter, who because of her age could have been his daughter, left him hurting somewhere in his body. L'image de Remedios, la fille cadette du corregidor, qui à cause de son âge aurait pu être sa fille, lui a fait mal quelque part dans son corps. Era una sensación física que casi le molestaba para caminar, como una piedrecita en el zapato. Es war ein körperliches Gefühl, das ihn fast beim Gehen störte, wie ein Kieselstein im Schuh. It was a physical sensation that almost bothered him to walk, like a pebble in his shoe. C'était une sensation physique qui le gênait presque pour marcher, comme un caillou dans sa chaussure.