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Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez, Capítulo 13 (4)

Capítulo 13 (4)

—¡Qué lluvia! —dijo Úrsula.

—Octubre —dijo él.

Al decirlo, no levantó la vista del primer pescadito del día, porque estaba engastando los rubíes de los ojos. Solo cuando lo terminó y lo puso con los otros en el tarro, empezó a tomar la sopa. Luego se comió, muy despacio, el pedazo de carne guisada con cebolla, el arroz blanco y las tajadas de plátano fritas, todo junto en el mismo plato. Su apetito no se alteraba ni en las mejores ni en las más duras circunstancias. Al término del almuerzo experimentó la zozobra de la ociosidad. Por una especie de superstición científica, nunca trabajaba, ni leía, ni se bañaba, ni hacía el amor antes de que transcurrieran dos horas de digestión, y era una creencia tan arraigada que varias veces retrasó operaciones de guerra para no someter la tropa a los riesgos de una congestión. De modo que se acostó en la hamaca, sacándose la cera de los oídos con un cortaplumas, y a los pocos minutos se quedó dormido. Soñó que entraba en una casa vacía, de paredes blancas, y que lo inquietaba la pesadumbre de ser el primer ser humano que entraba en ella. En el sueño recordó que había soñado lo mismo la noche anterior y en muchas noches de los últimos años, y supo que la imagen se habría borrado de su memoria al despertar, porque aquel sueño recurrente tenía la virtud de no ser recordado sino dentro del mismo sueño. Un momento después, en efecto, cuando el peluquero llamó a la puerta del taller, el coronel Aureliano Buendía despertó con la impresión de que involuntariamente se había quedado dormido por breves segundos, y que no había tenido tiempo de soñar nada.

—Hoy no —le dijo al peluquero—. Nos vemos el viernes.

Tenía una barba de tres días, moteada de pelusas blancas, pero no creía necesario afeitarse si el viernes se iba a cortar el pelo y podía hacerlo todo al mismo tiempo. El sudor pegajoso de la siesta indeseable revivió en sus axilas las cicatrices de los golondrinos. Había escampado, pero aún no salía el sol. El coronel Aureliano Buendía emitió un eructo sonoro que le devolvió al paladar la acidez de la sopa, y que fue como una orden del organismo para que se echara la manta en los hombros y fuera al excusado. Allí permaneció más del tiempo necesario, acuclillado sobre la densa fermentación que subía del cajón de madera, hasta que la costumbre le indicó que era hora de reanudar el trabajo. Durante el tiempo que duró la espera volvió a recordar que era martes, y que José Arcadio Segundo no había estado en el taller porque era día de pago en las fincas de la compañía bananera. Ese recuerdo, como todos los de los últimos años, lo llevó sin que viniera a cuento a pensar en la guerra. Recordó que el coronel Gerineldo Márquez le había prometido alguna vez conseguirle un caballo con una estrella blanca en la frente, y que nunca se había vuelto a hablar de eso. Luego derivó hacia episodios dispersos, pero los evocó sin calificarlos, porque a fuerza de no poder pensar en otra cosa había aprendido a pensar en frío, para que los recuerdos ineludibles no le lastimaran ningún sentimiento. De regreso al taller, viendo que el aire empezaba a secar, decidió que era un buen momento para bañarse, pero Amaranta se le había anticipado. Así que empezó el segundo pescadito del día. Estaba engarzando la cola cuando el sol salió con tanta fuerza que la claridad crujió como un balandro. El aire lavado por la llovizna de tres días se llenó de hormigas voladoras. Entonces cayó en la cuenta de que tenía deseos de orinar, y los estaba aplazando hasta que acabara de armar el pescadito. Iba para el patio, a las cuatro y diez, cuando oyó los cobres lejanos, los retumbos del bombo y el júbilo de los niños, y por primera vez desde su juventud pisó conscientemente una trampa de la nostalgia, y revivió la prodigiosa tarde de gitanos en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Santa Sofía de la Piedad abandonó lo que estaba haciendo en la cocina y corrió hacia la puerta.

—Es el circo —gritó.

En vez de ir al castaño, el coronel Aureliano Buendía fue también a la puerta de la calle y se mezcló con los curiosos que contemplaban el desfile. Vio una mujer vestida de oro en el cogote de un elefante. Vio un dromedario triste. Vio un oso vestido de holandesa que marcaba el compás de la música con un cucharón y una cacerola. Vio los payasos haciendo maromas en la cola del desfile, y le vio otra vez la cara a su soledad miserable cuando todo acabó de pasar, y no quedó sino el luminoso espacio en la calle, y el aire lleno de hormigas voladoras, y unos cuantos curiosos asomados al precipicio de la incertidumbre. Entonces fue al castaño, pensando en el circo, y mientras orinaba trató de seguir pensando en el circo, pero ya no encontró el recuerdo. Metió la cabeza entre los hombros, como un pollito, y se quedó inmóvil con la frente apoyada en el tronco del castaño. La familia no se enteró hasta el día siguiente, a las once de la mañana, cuando Santa Sofía de la Piedad fue a tirar la basura en el traspatio y le llamó la atención que estuvieran bajando los gallinazos.

Capítulo 13 (4) Kapitel 13 (4) Chapter 13 (4) Capítulo 13 (4) Глава 13 (4) 第13章(4)

—¡Qué lluvia! —dijo Úrsula.

—Octubre —dijo él.

Al decirlo, no levantó la vista del primer pescadito del día, porque estaba engastando los rubíes de los ojos. En disant cela, elle ne leva pas les yeux du premier petit poisson de la journée, car elle fixait les rubis pour les yeux. Solo cuando lo terminó y lo puso con los otros en el tarro, empezó a tomar la sopa. Ce n'est que lorsqu'il l'a terminé et l'a mis avec les autres dans le bocal qu'il a commencé à manger la soupe. Luego se comió, muy despacio, el pedazo de carne guisada con cebolla, el arroz blanco y las tajadas de plátano fritas, todo junto en el mismo plato. Puis il mangea, très lentement, le morceau de viande mijoté aux oignons, le riz blanc et les tranches de plantain frites, tous ensemble dans la même assiette. Su apetito no se alteraba ni en las mejores ni en las más duras circunstancias. His appetite was unaltered in the best or the worst of circumstances. Al término del almuerzo experimentó la zozobra de la ociosidad. At the end of lunch he experienced the anxiety of idleness. A la fin du déjeuner, il éprouvait l'angoisse de l'oisiveté. Por una especie de superstición científica, nunca trabajaba, ni leía, ni se bañaba, ni hacía el amor antes de que transcurrieran dos horas de digestión, y era una creencia tan arraigada que varias veces retrasó operaciones de guerra para no someter la tropa a los riesgos de una congestión. Due to a kind of scientific superstition, he never worked, nor read, nor bathed, nor made love before two hours of digestion had elapsed, and it was such an ingrained belief that several times he delayed war operations so as not to subject the troops to the risk of congestion. En raison d'une sorte de superstition scientifique, il ne travaillait, ne lisait, ne se baignait ni ne faisait l'amour avant deux heures de digestion, et c'était une croyance si profondément enracinée qu'il retardait plusieurs fois les opérations de guerre pour ne pas soumettre les troupes. aux risques d'encombrement. De modo que se acostó en la hamaca, sacándose la cera de los oídos con un cortaplumas, y a los pocos minutos se quedó dormido. Alors il s'allongea dans le hamac, enlevant la cire de ses oreilles avec un canif, et en quelques minutes s'endormit. Soñó que entraba en una casa vacía, de paredes blancas, y que lo inquietaba la pesadumbre de ser el primer ser humano que entraba en ella. Il rêva qu'il entrait dans une maison vide aux murs blancs, et qu'il était troublé par le chagrin d'être le premier être humain à y entrer. En el sueño recordó que había soñado lo mismo la noche anterior y en muchas noches de los últimos años, y supo que la imagen se habría borrado de su memoria al despertar, porque aquel sueño recurrente tenía la virtud de no ser recordado sino dentro del mismo sueño. En el sueño recordó que había soñado lo mismo la noche anterior y en muchas noches de los últimos años, y supo que la imagen se habría borrado de su memoria al despertar, porque aquel sueño recurrente tenía la virtud de no ser recordado sino dentro del mismo rêve. Un momento después, en efecto, cuando el peluquero llamó a la puerta del taller, el coronel Aureliano Buendía despertó con la impresión de que involuntariamente se había quedado dormido por breves segundos, y que no había tenido tiempo de soñar nada. Un instant plus tard, en effet, lorsque le coiffeur frappa à la porte de l'atelier, le colonel Aureliano Buendía se réveilla avec l'impression qu'il s'était involontairement endormi quelques secondes, et qu'il n'avait pas eu le temps de rêver quoi que ce soit.

—Hoy no —le dijo al peluquero—. Nos vemos el viernes. See you on Friday.

Tenía una barba de tres días, moteada de pelusas blancas, pero no creía necesario afeitarse si el viernes se iba a cortar el pelo y podía hacerlo todo al mismo tiempo. Il avait une barbe de trois jours, tachetée de duvet blanc, mais il ne pensait pas qu'il était nécessaire de se raser s'il devait se faire couper les cheveux vendredi et qu'il pouvait tout faire d'un coup. El sudor pegajoso de la siesta indeseable revivió en sus axilas las cicatrices de los golondrinos. La sueur collante de la sieste indésirable ravivait les cicatrices des hirondelles sur ses aisselles. Había escampado, pero aún no salía el sol. El coronel Aureliano Buendía emitió un eructo sonoro que le devolvió al paladar la acidez de la sopa, y que fue como una orden del organismo para que se echara la manta en los hombros y fuera al excusado. Colonel Aureliano Buendía emitted a loud belch that restored the acidity of the soup to his palate, and which was like an order from his body to throw the blanket over his shoulders and go to the toilet. Le colonel Aureliano Buendía émit un éructation sonore qui rendit l'acidité de la soupe à son palais, et qui fut comme un ordre de son corps de jeter la couverture sur ses épaules et d'aller aux toilettes. Allí permaneció más del tiempo necesario, acuclillado sobre la densa fermentación que subía del cajón de madera, hasta que la costumbre le indicó que era hora de reanudar el trabajo. He remained there for more than the necessary time, squatting on the dense fermentation that rose from the wooden box, until habit told him that it was time to resume work. Il y resta plus longtemps que nécessaire, accroupi sur l'épaisse fermentation qui montait de la caisse en bois, jusqu'à ce que l'habitude lui dise qu'il était temps de reprendre le travail. Durante el tiempo que duró la espera volvió a recordar que era martes, y que José Arcadio Segundo no había estado en el taller porque era día de pago en las fincas de la compañía bananera. During the time that the wait lasted, he remembered again that it was Tuesday, and that José Arcadio Segundo had not been in the workshop because it was payday on the banana company's farms. Ese recuerdo, como todos los de los últimos años, lo llevó sin que viniera a cuento a pensar en la guerra. That memory, like all those of recent years, led him out of the blue to think about the war. Recordó que el coronel Gerineldo Márquez le había prometido alguna vez conseguirle un caballo con una estrella blanca en la frente, y que nunca se había vuelto a hablar de eso. He remembered that Colonel Gerineldo Márquez had once promised to get him a horse with a white star on its forehead, and that no one had ever spoken of it again. Luego derivó hacia episodios dispersos, pero los evocó sin calificarlos, porque a fuerza de no poder pensar en otra cosa había aprendido a pensar en frío, para que los recuerdos ineludibles no le lastimaran ningún sentimiento. Then he drifted towards scattered episodes, but he evoked them without qualifying them, because by dint of not being able to think of anything else he had learned to think coldly, so that the inescapable memories would not hurt any feelings. Puis il dérivait vers des épisodes épars, mais il les évoquait sans les nuancer, car à force de ne pouvoir penser à rien d'autre il avait appris à penser froidement, pour que les souvenirs inéluctables ne blessent aucun sentiment. De regreso al taller, viendo que el aire empezaba a secar, decidió que era un buen momento para bañarse, pero Amaranta se le había anticipado. Back in the workshop, seeing that the air was beginning to dry, he decided that it was a good time to bathe, but Amaranta had anticipated him. Así que empezó el segundo pescadito del día. Estaba engarzando la cola cuando el sol salió con tanta fuerza que la claridad crujió como un balandro. Er setzte das Heck, als die Sonne so stark aufging, dass das Licht knisterte wie eine Schaluppe. She was hooking her tail when the sun came out so hard the light creaked like a sloop. Il était en train de mettre la queue quand le soleil s'est levé si fort que la lumière a crépité comme un sloop. El aire lavado por la llovizna de tres días se llenó de hormigas voladoras. Entonces cayó en la cuenta de que tenía deseos de orinar, y los estaba aplazando hasta que acabara de armar el pescadito. Puis il s'est rendu compte qu'il avait envie d'uriner, et il le repoussait jusqu'à ce qu'il ait fini d'assembler le petit poisson. Iba para el patio, a las cuatro y diez, cuando oyó los cobres lejanos, los retumbos del bombo y el júbilo de los niños, y por primera vez desde su juventud pisó conscientemente una trampa de la nostalgia, y revivió la prodigiosa tarde de gitanos en que su padre lo llevó a conocer el hielo. He was going to the patio at ten past four when he heard the distant brass, the rumbling of the bass drum and the jubilation of the children, and for the first time since his youth he consciously stepped on a nostalgia trap, and relived the prodigious gypsy afternoon when his father took him to discover ice. Santa Sofía de la Piedad abandonó lo que estaba haciendo en la cocina y corrió hacia la puerta.

—Es el circo —gritó.

En vez de ir al castaño, el coronel Aureliano Buendía fue también a la puerta de la calle y se mezcló con los curiosos que contemplaban el desfile. Vio una mujer vestida de oro en el cogote de un elefante. Il a vu une femme vêtue d'or sur le cou d'un éléphant. Vio un dromedario triste. Vio un oso vestido de holandesa que marcaba el compás de la música con un cucharón y una cacerola. Il a vu un ours déguisé en Hollandais battre la mesure de la musique avec une louche et une casserole. Vio los payasos haciendo maromas en la cola del desfile, y le vio otra vez la cara a su soledad miserable cuando todo acabó de pasar, y no quedó sino el luminoso espacio en la calle, y el aire lleno de hormigas voladoras, y unos cuantos curiosos asomados al precipicio de la incertidumbre. He saw the clowns doing somersaults in the queue of the parade, and he saw the face of his miserable loneliness again when everything was over, and there was nothing left but the bright space in the street, and the air full of flying ants, and a few curious peeking over the precipice of uncertainty. Il a vu les clowns faire des culbutes dans la file d'attente du défilé, et il a revu le visage de sa misérable solitude quand tout était fini, et il n'y avait plus que l'espace clair dans la rue, et l'air plein de fourmis volantes, et quelques curieux scrutant le précipice de l'incertitude. Entonces fue al castaño, pensando en el circo, y mientras orinaba trató de seguir pensando en el circo, pero ya no encontró el recuerdo. Metió la cabeza entre los hombros, como un pollito, y se quedó inmóvil con la frente apoyada en el tronco del castaño. La familia no se enteró hasta el día siguiente, a las once de la mañana, cuando Santa Sofía de la Piedad fue a tirar la basura en el traspatio y le llamó la atención que estuvieran bajando los gallinazos. The family did not find out until the next day, at eleven in the morning, when Santa Sofía de la Piedad went to throw the garbage in the backyard and was struck by the buzzards coming down. La famille ne l'a su que le lendemain, à onze heures du matin, lorsque Santa Sofía de la Piedad est allée jeter les ordures dans la cour et a attiré son attention sur la descente des buses.