La importancia de llamarse Ernesto (2)
TRELLES: En Chihuahua, Alma y Gabino pertenecían a una organización política que tenía contactos con la FALN.
GABINO: Ellos hablaron con la dirigencia de nuestra organización para el apoyo. Y es la forma en que él llega con nosotros. Nosotros éramos un matrimonio recientemente casados que todavía no teníamos hijos.
TRELLES: Ernesto había nacido con otro nombre en Nueva York, pero Alma y Gabino le crearon una identidad completamente distinta en Chihuahua.
Dylcia se convirtió en una prisionera política, condenada por conspiración sediciosa contra los Estados Unidos. En 1989 ya llevaba presa 8 años, y estaba desesperada por volver a ver al bebé que había dejado en manos de la FALN.
Desde que aterrizó en San Francisco, Ernesto estuvo en un estado constante de alerta. Desde chiquito le habían dicho que Estados Unidos era el enemigo, y ahora que estaba allí se imaginaba lo peor.
GOMEZ: El pavor que yo tenía era que me fuera a secuestrar el gobierno de Estados Unidos. Y fue un miedo que tuve mucho tiempo, a que me fuera a agarrar el gobierno de los Estados Unidos y no me dejara regresar a México.
TRELLES: Para poder entrar a la prisión, Ernesto se hizo pasar por un sobrino político de Dylcia. Tuvo que ir sin Alma y Gabino, porque ellos no aparecían en la lista de visitantes. Unos amigos de Dylcia que sí estaban en la lista lo acompañaron. Ernesto se acuerda que cuando entró al área de visita, lo que encontró fue un cuarto frío y grande.
GOMEZ: Y ahí es que llaman al… al prisionero por un altoparlante.
88971-024, ese era el número de Dylcia.
TRELLES: Unos minutos después, Dylcia entró al área de visita y recuerda perfectamente el momento en que volvió a ver a su hijo. Esta es Dylcia:
DYLCIA PAGÁN: Cuándo entré vi a esa cara, dije: wow, ese es mi bebé. Él me miro, nos miramos, yo lo cogí por las manos… era como cuando el bebé nace.
GOMEZ: Me abrazó y me apretó y me abrazaba y era este llanto que te sale como del fondo del alma, no. Y me sobo, y me revisó las orejas. Y me levantó la camisa y me revisó la espalda y me revisó la panza. Y me recuerdo que no se sentía mal que me estuviera revisando, ¿no? Era… era… O sea, era como un cariño que sentía genuino de una madre a su hijo. Y con la ilusión de que era bonito conocerla, ¿no?, y de estar juntos.
TRELLES: Toda la tensión que sentía antes de conocerla se evaporó en ese momento. El parecido entre los dos era evidente. Tenían los mismos ojos grandes, el mismo tono de piel.
GOMEZ: O sea, el recuerdo que tengo y lo que me puedo acordar es sentirme bien conmigo mismo, ¿no?. Es como un regocijo, ¿no?, fue como sentir un tipo de conexión, y más para mí físicamente, no, ver que me parezco a alguien.
ALARCÓN: La visita acabó poco después y Ernesto se despidió con una promesa: que la volvería a ver pronto.
Una pausa y volvemos.
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ALARCÓN: Estamos de vuelta en Radio Ambulante, soy Daniel Alarcón. Antes de la pausa escuchábamos cómo, siendo un niño de tan solo 10 años, Ernesto descubrió que tenía otro nombre, otros papás, otra identidad. Una identidad muy ligada al movimiento independentista puertorriqueño. Poco después, Ernesto viajó de Chihuahua a San Francisco para visitar a su mamá biológica en la cárcel, un encuentro extraño, pero que a la vez le dio felicidad. Físicamente, por fin se podía ver a sí mismo en alguien más.
Luis nos sigue contando.
TRELLES: Al verano siguiente Ernesto volvió a viajar. Esta vez iba a Cuba, con toda su familia, porque allí estaba Mone, su papá biológico. Mone era un refugiado político, era un invitado del gobierno de Fidel Castro.
GOMEZ: Yo lo vi, corrí, lo abracé, emocionado, o sea yo estaba contento de verlo.
TRELLES: Cuando Ernesto lo volvió a ver en Cuba, Mone todavía llevaba las cicatrices de una bomba que le explotó una década antes.
GOMEZ: Yo me acuerdo de estar abrazado con él así como, acurrucado, y me dijo "yo soy Mone". Y le dije "sí sé, sí sé que eres Mone". Y me acuerdo, fue un momento de sentirme muy seguro y especial.
WILLIAM MORALES: Fue después de casi 10 años que no lo veía. Que me conoció oficialmente como su papá.
TRELLES: El nombre real de Mone es William Morales. Durante los años 70 fue el diseñador de bombas de la FALN… hasta 1978, cuando ocurrió un accidente mientras armaba un explosivo en un apartamento de Nueva York.
MORALES: Explotó un artefacto, y… perdí parte de las manos, me desfiguré parte de la cara, y fui capturado, y fui encarcelado.
TRELLES: En 1980, unas semanas después de su juicio, algo inesperado sucedió. Los guardias del hospital carcelario donde William estaba internado hicieron un conteo de los prisioneros, y cuando llegaron a la cama de William.
GOMEZ: Y levantan las sábanas y encuentran que debajo de las sábanas lo que hay son unas almohadas. Y que hay una ventana abierta y hay vendajes colgando de la ventana ¿no?
TRELLES: William se escapó, y aunque no quiso hablar conmigo sobre los detalles de su fuga, su hijo sí ha escuchado las historias y me dijo que William logró escaparse por un séptimo piso. Se había escapado sin manos, usando una soga hecha de vendajes.
GOMEZ: Y desaparece de la faz de la tierra. Se convierte automáticamente en el hombre más buscado por el FBI.
TRELLES: William estuvo escondido por mucho tiempo. Lo ayudaba una red extensa de organizaciones de izquierda a ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y México. Así fue cómo acabó en la casa de Alma y Gabino, donde también estaba su hijo.
Luego de pasar un tiempo en Chihuahua, William siguió su paso por México con un grupo de Zapatistas. Eventualmente pasó tiempo en una cárcel mexicana y luego de eso, Cuba le ofreció asilo político. Y así fue como llegó a la isla. Es una vida de película. Una vida que lo había llevado lejos del hijo que él conocía por otro nombre.
MORALES: Él está registrado como Guillermo Sebastián Morales, ¿no? En su acto de nacimiento norteamericano y todo eso. Eso no se le puede quitar.
TRELLES: Por eso hubo un poco de confusión cuando Ernesto se quedó con William en La Habana.
GOMEZ: La primer mañana que me levantó me dijo Guillermo, ¡Guillermo! Y yo, ay… Me acuerdo que me estuvo llamando y que fue y me dijo Guillermo, y dijo Ernesto, y ahí reaccioné. ¡Ah por qué no me haces caso si tú eres Guillermo!
TRELLES: Por primera vez Ernesto se daba cuenta de que tenía dos nombres totalmente distintos. Y que cada nombre tenía su propio pasado y su propia historia.
Y él, en ese momento, no quería ser Guillermo.
GOMEZ: En teoría en los papeles ahí, pero yo nunca fui Guillermo, ¿no? Ese fue como mi primer choque de la cuestión de identidad, ¿no?
TRELLES: Ernesto volvió a Chihuahua exhausto. El tiempo que pasó en Cuba lo dejó agotado física y emocionalmente. En menos de un año había conocido a sus papás biológicos, dos personas desconocidas para él que lo obligaron a cuestionarse todo lo que sabía de sí mismo.
Ernesto estaba por cumplir 12 años, y a partir de ese momento su vida se dividió. Los cuatro adultos que decidían su futuro se pusieron de acuerdo: Ernesto iba a pasar el año escolar en Chihuahua, como siempre, y luego iría a San Francisco a visitar a Dylcia durante las Navidades, y los veranos viajaría a Cuba para ver a William.
Fue una rutina anual que Ernesto repitió hasta cumplir los 15 años y durante todo ese tiempo intentó de acercarse más a Dylcia.
Porque la verdad era que, para Ernesto, querer a Dylcia se sentía como una obligación.
GOMEZ: Emocionalmente no sentía esa conexión de que era mi mamá. Pero sentía que lo correcto es que era mi verdadera madre, no.
TRELLES: ¿Por qué querías quererla como una madre?
GOMEZ: Ay pinche, Luis, porque pues no sé. Pues porque era mi mamá y era esta heroe que se había sacrificado por una causa de la independencia de Puerto Rico, ¿no? Y yo tenía que aprender a aceptar eso y como a sentirlo, ¿no?
TRELLES: Y Alma y Gabino también querían que su hijo lo sintiera. En un momento dado, le dijeron que sería bueno que se fuera a vivir un rato a San Francisco para que pudiera pasar más tiempo con Dylcia.
ALMA: Yo le dije "yo prefiero que ahorita me estés reclamando, que te presioné un poco para ir a ver a tu mamá, a que nos reclamaras que no te permitimos conocerla y estar con ella"
TRELLES: Y luego de estar tres años viajando a San Francisco constantemente, Ernesto empezó a jugar con la idea de quedarse por allá.
GOMEZ: Había una cuestión de también ir a Estados Unidos a vivir en el primer mundo. O sea de salirme de Chihuahua. Era un poco el sueño americano que ves en las películas de estar en high school y juegas football americano y las cheerleaders son tus novias y ah, y las fiestas, esa fantasía así como de adolescente de ser el cool de la escuela y todo.
TRELLES: Entonces, cuando tenía 15 años, Ernesto se fue a vivir a San Francisco con una amiga de Dylcia, pero esta no fue una simple mudanza.
Ernesto estaba a punto de cambiar su identidad por completo. Recordemos que nació en Nueva York, con el nombre de Guillermo Morales. Ahora, estando en San Francisco, los adultos en su vida le sugerían que retomara esa identidad.
GOMEZ: Y se me sacó mi pasaporte como Guillermo y se me inscribió en la escuela, en high school, como Guillermo Morales. Entonces deje de ser Ernesto para convertirme en Guillermo.
TRELLES: Su fecha de nacimiento, su nacionalidad, hasta su nombre, todo cambió a la misma vez. Pero todos estos cambios solo ocurrieron en San Francisco.