¿Por qué amamos la música? (con Valentina González) 🎧
¡Ah, la música! Ha estado presente en la humanidad desde el inicio y nos acompaña
en toda nuestra vida, exaltando nuestras emociones… ¿Por qué amamos la música?
No hay un área del cerebro especializada en comprender la música, sino que apreciarla
es una “función superior” que articula muchas regiones del cerebro. La neurocientífica
Valorie Salimpoor, a partir de un experimento realizado en McGill College, descubrió que
cuando escuchamos música que nos gusta, un área llamada “núcleo accumbens” se conecta
con el hipocampo (relacionado con la toma de decisiones) y con la amígdala (el centro
de las emociones). Durante la experiencia, el cerebro se inunda de dopamina, la “hormona
de la recompensa” que se libera también con estímulos como el sexo, ciertas drogas
o la comida deliciosa: escuchar música puede ser adictivo.
Pero ¿por qué reaccionamos así sólo con la música y no con cualquier sonido? Nuestra
afición tiene que ver con el reconocimiento de patrones: cuando escuchamos estructuras
musicales y somos capaces de predecir lo que sigue, el cerebro se da una recompensa a sí
mismo. Pero si los patrones son demasiado predecibles, se pierde el reto y no hay recompensa.
Por eso nos gusta oír piezas musicales nuevas, pero que de alguna manera sean similares a
los patrones que ya conocemos. ¿Cómo se construyen esos patrones? Invitamos
a la artista de la voz Valentina González para que nos explique. ¡Hola Valentina!
¡Hola Javier! ¡Hola, mentes curiosas! Son muchos los elementos que componen una pieza
musical, como la armonía, el timbre o el volumen. Los dos más relacionados con los
patrones musicales son el ritmo y la melodía. El ritmo es la manera en que los sonidos fuertes,
los débiles y los silencios, se organizan en el tiempo. Escucha lo siguiente:
Aunque lo hayas oído por apenas unos segundos, estoy segura de que podrás predecir el patrón
¿lo intentamos juntos? (APLAUDE EL MISMO RITMO VARIAS VECES) ¿Puedes sentir esa dosis
de dopamina en tu cerebro? La melodía está formada por una sucesión
de tonos o notas (PAUSA). Algo curioso: para reconocer una melodía, nuestra mente no recuerda
tan fácilmente las notas específicas como los intervalos, o sea las distancias entre
los tonos. Escucha esta breve melodía
Aunque cambiemos las notas específicas, reconocemos la melodía si mantenemos los intervalos,
o sea la relación entre las notas. Estas secuencias forman frases que, con variaciones,
se repiten, formando patrones. Veamos si puedes reconocer el patrón de esta melodía y completar
la nota que falta. ¡Canta conmigo! Repite el tono que yo cante y veamos si adivinas
el tono que falta. (Canta este ejemplo dejando las pausas necesarias
para la respuesta del público: https://youtu.be/ne6tB2KiZuk?t=14 )
¿Lo lograste? ¡Felicidades, te has ganado una dosis de dopamina!
Pero ¿por qué el cerebro se recompensa por reconocer y componer patrones musicales?
Según Darwin, la música podría jugar un papel importante en la búsqueda de pareja.
Después de todo, los patrones sonoros les funcionan así a muchos animales: los grillos,
los pájaros y las ranas. Por no hablar de las estrellas de rock…
O quienes llevan serenatas… Más recientemente, se ha sugerido que el
reconocimiento de patrones en sí mismo es una herramienta valiosa para detectar depredadores
o encontrar comida: o sea, nuestra mismísima supervivencia, por lo que reforzar esa habilidad,
usando la música, sería vital. Por otro lado, somos una especie altamente
social, y la música y la lengua están íntimamente vinculadas a nuestra imperiosa necesidad de
comunicación. Mucho de lo que no se puede decir con palabras, se puede expresar mediante
la música. Por nuestra misma naturaleza social, la música
juega un papel importante en la formación de comunidades. Los himnos nacionales, los
cantos de la iglesia o las porras de los equipos de fut bol son ejemplo de esto. Y, en la vida
cotidiana, nos identificamos con aquellos que disfrutan el mismo tipo de música que
nosotros. ¡La música es un universo vastísimo! lo que conocemos como música occidental,
con sus escalas, tonalidades y rítmicas, es sólo una pequeña parte del espectro musical
universal: Por ejemplo, mi escala favorita de Música Clásica del Norte de la India
es esta (CANTA EJEMPLO) vamos de Do a Do pero con dos semitonos inesperados en el camino
que no acostumbramos en la música occidental, al escucharlo viajamos a algún país lejano.
En el flamenco existen “palos” o subgéneros que tienen patrones rítmicos muy especiales
como el de 12 tiempos (APLAUDE Y CANTA). En un plano más filosófico, crear música
es lo más extraordinario que conozco, poder dar vida a algo que no existía con notas
que nacieron de los sonidos de la naturaleza de la cual venimos todos. Hay algo de divino
en componer música! En todo caso la música es de esos aspectos
de la vida que, aunque aparentemente no tienen una utilidad, tienen la función más importante:
hacernos más humanos. ¡Curiosamente! Te invitamos a visitar el canal de Valentina
González y su página web www.valentinagonzalez.com.mx para que conozcas su hermosa música. ¡Y
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