¿Por qué nos gusta sufrir?
Las Grageas Bertie Bott de todos los sabores son un dulce muy popular en el mundo mágico
de Harry Potter. Pero ¿Por qué alguien compraría unos dulces con sabor a cerilla
o a espantajo (sea como sea que eso sepa)? La verdad es que no se necesita ser mago:
a los muggles también nos gusta sufrir. ¿Nunca has olido algo que aunque ya sabes que apesta?
¿o simplemente subirte a una montaña rusa? Apenas estás en la fila y ya te sudan las manos,
se te acelera el corazón y casi te estás haciendo pipí de los nervios y del miedo.
¿Por qué nos gusta sufrir? El psicólogo Paul Rozin encontró
que muchas personas encuentran placer en actividades que se consideran desagradables
y acuñó el término masoquismo benigno. Quizá piensas que a ti no te gusta sufrir porque eres
de las personas que no les gusta ver películas de terror ¿para qué pagar por sufrir? Pero ¿qué tal
que sí te gustan las que te hacen llorar? Parece que de una forma u otra a todos
nos gusta pasarla mal de vez en cuando, por eso, te invitamos a ver qué tan masoquista
eres; solo tienes que contar cuántas preguntas respondes de manera afirmativa.
¿Te gusta ver películas que te hacen llorar? ¿Te gusta escuchar canciones que te hacen llorar?
¿Te gusta comer picante? ¿Te gusta reventar o ver tronar
espinillas y puntos negros? ¿Te gusta ver cirugías?
¿Te gustan las películas de terror o los documentales de asesinatos?
¿Te gusta visitar lugares con historias tétricas?
¿Te gustan las montañas rusas? ¿Te gusta sentirte un poquito mareado?
¿Te gustan los masajes fuertes de esos que son casi dolorosos?
¿Te gusta meterte al agua muy fría? ¿Te gusta hacer ejercicio y sentir
que te tiemblan los músculos? ¿Te gustan las bebidas amargas?
¿Te gusta jugar a los toques toques? (VOZ DE VENDEDOR DE TOQUES)
Si contestaste de 1 a 4 preguntas de forma afirmativa: Te gusta sufrir poquito,
aunque en general prefieres la comodidad. De 5 a 9: te gustan algunos tipos de sufrimiento,
eres de esos que dicen ``dale, pero despacito''. De 10 a 14: A ti sí que te gusta la mala vida.
Y aquí van unos bonus: si respondiste que te gustan las montañas rusas y además eres de los
que levantan los brazos para que se sienta más emocionante: masoquista benigno. O si te gusta
ver películas que te hacen llorar y además te pones a recordar un momento tristísimo de tu vida:
no hay duda, eres masoquista benigno. Hay muchas más actividades que podrían
considerarse como masoquismo benigno, si lo piensas de seguro encuentras más,
solo tienes que considerar algunos aspectos: 1. Tiene que ser una actividad que cause
una sensación negativa como: miedo, tristeza, asco o cansancio excesivo.
2. Tienes que estar a salvo o el peligro tiene que ser muy controlable, actividades extremas
no se han considerado como masoquismo benigno porque sí implican un cierto grado de riesgo. Y
3. La sensación negativa está en un nivel justo antes de ser intolerable.
Y no te preocupes: por sí mismo el masoquismo benigno no es malo,
solamente cuando se presenta con otros rasgos como el maquiavelismo, sadismo o rasgos psicópatas, es
cuando se ha relacionado con aspectos negativos. De ahí en fuera, si solo se trata de un pequeño
placer que no lastima a nadie, es muy normal. Y ¿por qué nos gusta? en la mayoría de los casos
hay reacciones fisiológicas que hacen que nos sintamos bien a pesar del sufrimiento:
Después de unos 30 minutos de ejercicio intenso nuestro cerebro empieza a segregar endorfinas
que alivian el dolor como si fuera un analgésico y también se libera anandamida, también conocido
como (TOMA AIRE) araquidonoiletanolamida ¡uff! Este neurotransmisor es un endocannabinoide que
nosotros mismos producimos, sí un cannabinoide, como el THC contenido en la marihuana,
y tiene un efecto similar, da una sensación de calma placentera. Ambos neurotransmisores
producen cierta sensación de euforia y eso explica porqué a pesar de que el ejercicio
te deja las piernas de goma quieres volver. Para poder soportar el dolor de una buena
enchilada tu cuerpo produce endorfinas y dopamina que es un neurotransmisor
que produce una sensación de placer. Una buena llorada libera endorfinas y
oxitocina, esta última es la hormona de los vínculos emocionales y ambas te logran hacer
sentir bien después de una lloradita. No se ha estudiado precisamente qué
ocurre cuando truenas un grano. Pero, se ha visto que rascar o excoriar irregularidades
de la piel produce dopamina, lo que tu cerebro interpreta como que hiciste algo bueno. Así que,
podría ser que tronar un grano se sienta como un logro y la dopamina, su recompensa.
Ponernos en estas situaciones negativas mientras recibimos estímulos positivos y además saber que
nada malo nos puede pasar trae mucho placer. Pero eso solo explica en parte al masoquismo benigno.
Se piensa que solo el hecho de poder controlar las reacciones de tu cuerpo,
porque sabes que es algo temporal y que no te pone en peligro, ya puede ser muy satisfactorio.
El masoquismo benigno también es el ensayo controlado de situaciones
difíciles: sufrir tantito nos ayuda a prepararnos ante situaciones reales,
así como cuando jugabas a las escondidas de pequeño.
También podría ser que, de cierta forma, apreciamos estas experiencias negativas
porque satisfacen necesidades psicosociales básicas y porque algunas de estas experiencias
producen grandes transformaciones en nuestra vida y por lo tanto son valiosas.
Y ¿qué hubiera sido de la especie humana si no nos gustara ponernos un poquito en
riesgo? Se necesitaban adictos a la adrenalina para ir a cazar mamuts y personas dispuestas
a ponerse en riesgo probando ese nuevo fruto que se acababan de encontrar. ¡Curiosamente!
Compártenos tu masoquismo benigno en los comentarios. Y ¿te gustan nuestros videos?
Hacerlos implica muchísimo trabajo, y tú puedes ayudarnos a seguir creando contenido interesante
con una pequeña donación mensual: por menos de lo que cuesta un helado tu ayuda nos permitirá
seguir haciendo videos. Solo da click en el botón “unirse” en nuestro canal de YouTube.