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Cabecilla del Parador, La Cabecilla del Parador 27

La Cabecilla del Parador 27

Capítulo 30

Nuevo Toledo/Región de Periquitos/Ceja de Selva/Rancho de los Bermudez

6 de febrero, 1982.

Ya eran mas de las 9:30 p.m. nueve y media de la noche y Pocha Quirós, jefa de la cocina del comedor del rancho acababa de servirle su trago de huito al patrón, Roberto Bermudez. Pocha era la encargada de la cocina del rancho de día, pero de noche seguía trabajando en la cocina de la residencia del patrón. Roberto Bermudez quería tener a la mejor cocinera y a la empleada más eficiente siempre cerca por las noches desde las ocho hasta las nueve y media porque esas eran las horas cuando caían de pronto, cuando venían de improviso los clientes importantes y era importante poder darles la atención necesaria para mantenerlos contentos.

Así que Pocha Quirós terminaba sus días de trabajo recién a las diez de la noche (10 p.m.) Ya hacía ocho años que a Pocha la habían traído a trabajar y a vivir en el rancho. En los primeros años, ella trabajó ayudando en la cocina del rancho por las mañanas y por las tardes, en los desayunos por las mañanas y en los almuerzos por las tardes. De ahí, ella pasaba al campo a atender a las ovejas. En Nuevo Toledo, en la ceja de selva, por ser una región de cerros y también de selva, se podía cultivar la papa, criar ganado, ovejas y llamas y también ir selva adentro y pescar, una mezcla de climas interesante.

Roberto Bermudez la compró a Pocha en el 74 (el año mil novecientos setenta y cuatro 1974) a un policía militar de la T.O.P.E. El P.M. de la T.O.P.E. le vendió la chama a Roberto por $25,000 (veinticinco mil) cañas, un precio bastante cómodo y la chica resultó ser una buena compra. La señora, Matilda de Bermudez aceptó que su marido la comprara porque según el policía militar que la vendía, sus padres habían sido víctimas de un atentado, asesinados por terroristas del Camino Encendido.

La chola rendía bien en el trabajo y nunca se enfermaba. Es más, Roberto no tenía recuerdo de haberla llevado al doctor ni una sola vez en los ocho años que la tenía en el rancho. A Roberto le gustaba mucho la chola. Para Roberto era muy atractiva pero nunca se atrevió a hacerle nada porque su señora, Matilda se hubiera dado cuenta al toque. Matilda, Emilia de Bermudez, la "patrona", como le decían los empleados tenía una mano en todas las cosas de la cocina, y también del comedor. Cuando Pocha ya tenía tres años trabajando en el rancho, a los diez años de edad (10) el patrón, Roberto Bermudez, sí intentó de manosearla. Fue cuando Pocha salía del cuarto de baño para regresar a la cocina. El pequeño y muy angosto pasillo entre la cocina y el gran comedor de los trabajadores daba apenas suficiente espacio para que pasara una sola persona. Cuando Pocha abrió la puerta del baño para regresar a la cocina, se encontró con el patrón. El patrón era un hombre grueso maciso, de dos metros de altura, y pesaba más de (250 libras) Pocha era muy viva y sabía intuitivamente lo que quería esa bestia toda sudada que la miraba de una manera tan pervertida. Pocha se agachó de pronto y se pasó por entre las piernas del señor antes de que pudiera alzar los brazos para tocarla. Pocha se fue hasta el fondo de la cocina donde la jefa, Hortensia estaba ya preparando la masa del pan para meter al horno. Desde aquel día, hasta hoy, Pocha se cuidó mucho y siempre se fijaba que hubiera alguien presente o que tuviera alguna salida para esquivar algún lance o avance del patrón.

Los cuatro hijos hombres del patrón, y los muchachos, hijos de los vecinos, hijos de los otros dueños de los ranchos del pueblo de Nuevo Toledo le tenían miedo a "esa chola loca". Resultaba que Hortensia, la jefa de la cocina la mandaba a Pocha a cazar y a pescar cuando faltaba carne o pescado en la cocina. Muy a menudo, cuando se acababa la carne, Pocha subía a los cerros o se metía selva adentro y siempre regresaba con alguna presa, una huangana, el jabalí de la selva paradorense, varios pescados, un venado que venía jalando en una carreta que siempre dejaba detrás de unos arbustos por la orilla del camino. Y así los empleados del rancho llegaban al comedor y se encontraban con su almuerzo o su comida lista. Con Pocha al lado, Hortensia resultaba la heroina, la "trome" con la mejor cocina de todos los ranchos de Nuevo Toledo. A Pocha le encantaba cuando Hortensia le daba la orden de traer carne o pescado: "Pochita. Tengo otra misión para ti". Un buen día, Pocha, con apenas (12) doce años de edad, andaba selva adentro, detrás de un venado cuando uno de los cuatro hermanos Silva, del rancho más cercano, se le acercó a Pocha y trató de besarla a la fuerza. Una sola patada en las partes privadas con el pie derecho y un manotazo en el cachete y el chico estaba tirado en el suelo gritando y llorando.

"Ay. Discúlpeme, caballerito. Pensé que era un animal de la selva". ¿Se ha hecho daño usted? " Cuando la chama, hija de los Sangama le alcanzó la mano para ayudarle a ponerse de pie, el chico se levantó de un salto y salió corriendo. Pocha no estaba tan enojada realmente por lo que se había atrevido a hacer el imbécil, Víctor Silva. Lo que le fastidió fue que el chico pudiera acercarse sin que ella se diera cuenta. Definitivamente tenía que entrenar más fuerte para que eso no volviera a pasar. Ella era Chama, hija de los Sangama, del pueblo preferido y protector de las rutas ancestrales.

Bueno pues, querido lector, como te iba diciendo, ya eran más de las nueve y media de la noche y Pocha le acababa de dar su trago de huito al patrón. Roberto Bermudez estaba esperando a tres amigos, a Alejandro Silva y a tres amigos gringos, recién llegados de los Estados Unidos. Ya era tarde y todavía no llegaban los 'visitas', los huéspedes. Ya faltaban quince minutos para las diez y todavía no llegaban su amigo y los gringos.


La Cabecilla del Parador 27 La Cabecilla del Parador 27

Capítulo 30

Nuevo Toledo/Región de Periquitos/Ceja de Selva/Rancho de los Bermudez

6 de febrero, 1982.

Ya eran mas de las 9:30 p.m. nueve y media de la noche y Pocha Quirós, jefa de la cocina del comedor del rancho acababa de servirle su trago de huito al patrón, Roberto Bermudez. Half past nine at night and Pocha Quirós, head of the kitchen of the ranch dining room, had just served his drink of flight to the boss, Roberto Bermudez. Pocha era la encargada de la cocina del rancho de día, pero de noche seguía trabajando en la cocina de la residencia del patrón. Roberto Bermudez quería tener a la mejor cocinera y a la empleada más eficiente siempre cerca por las noches desde las ocho hasta las nueve y media porque esas eran las horas cuando caían de pronto, cuando venían de improviso los clientes importantes y era importante poder darles la atención necesaria para mantenerlos contentos.

Así que Pocha Quirós terminaba sus días de trabajo recién a las diez de la noche (10 p.m.) So Pocha Quirós finished his work days only at ten at night (10 pm) Ya hacía ocho años que a Pocha la habían traído a trabajar y a vivir en el rancho. En los primeros años, ella trabajó ayudando en la cocina del rancho por las mañanas  y por las tardes, en los desayunos por las mañanas y en los almuerzos por las tardes. De ahí, ella pasaba al campo a atender a las ovejas. En Nuevo Toledo, en la ceja de selva, por ser una región de cerros y también de selva, se podía cultivar la papa, criar ganado, ovejas y llamas y también ir selva adentro y pescar, una mezcla de climas interesante.

Roberto Bermudez la compró a Pocha en el 74 (el año mil novecientos setenta y cuatro 1974) a un policía militar de la T.O.P.E. El P.M. de la T.O.P.E. le vendió la chama a Roberto por $25,000 (veinticinco mil) cañas, un precio bastante cómodo y la chica resultó ser una buena compra. La señora, Matilda de Bermudez aceptó que su marido la comprara porque según el policía militar que la vendía, sus padres habían sido víctimas de un atentado, asesinados por terroristas del Camino Encendido.

La chola rendía bien en el trabajo y nunca se enfermaba. Es más, Roberto no tenía recuerdo de haberla llevado al doctor ni una sola vez en los ocho años que la tenía en el rancho. A Roberto le gustaba mucho la chola. Para Roberto era muy atractiva pero nunca se atrevió a hacerle nada porque su señora, Matilda se hubiera dado cuenta al toque. For Roberto, she was very attractive but she never dared to do anything because her mistress, Matilda, would have noticed the touch. Matilda, Emilia de Bermudez, la "patrona", como le decían los empleados tenía una mano en todas las cosas de la cocina, y también del comedor. Cuando Pocha ya tenía tres años trabajando en el rancho, a los diez años de edad (10) el patrón, Roberto Bermudez, sí intentó de manosearla. Fue cuando Pocha salía del cuarto de baño para regresar a la cocina. El pequeño y muy angosto pasillo entre la cocina y el gran comedor de los trabajadores daba apenas suficiente espacio para que pasara una sola persona. Cuando Pocha abrió la puerta del baño para regresar a la cocina, se encontró con el patrón. El patrón era un hombre grueso maciso, de dos metros de altura, y pesaba más de (250 libras) Pocha era muy viva y sabía intuitivamente lo que quería esa bestia toda sudada que la miraba de una manera tan pervertida. The patron was a thick, two-meter-tall, thick man, and he weighed more than (250 pounds). Pocha was very alive and intuitively knew what that all sweaty beast wanted that looked at her in such a perverted way. Pocha se agachó de pronto y se pasó por entre las piernas del señor antes de que pudiera alzar los brazos para tocarla. Pocha suddenly bent down and ran between the legs of the man before he could raise his arms to touch her. Pocha se fue hasta el fondo de la cocina donde la jefa, Hortensia estaba ya preparando la masa del pan para meter al horno. Desde aquel día, hasta hoy, Pocha se cuidó mucho y siempre se fijaba que hubiera alguien presente o que tuviera alguna salida para esquivar algún lance o avance del patrón.

Los cuatro hijos hombres del patrón, y los muchachos, hijos de los vecinos, hijos de los otros dueños de los ranchos del pueblo de Nuevo Toledo le tenían miedo a "esa chola loca". Resultaba que Hortensia, la jefa de la cocina la mandaba a Pocha a cazar y a pescar cuando faltaba carne o pescado en la cocina. Muy a menudo, cuando se acababa la carne, Pocha subía a los cerros o se metía selva adentro y siempre regresaba con alguna presa, una huangana, el jabalí de la selva paradorense, varios pescados, un venado que venía jalando en una carreta que siempre dejaba detrás de unos arbustos por la orilla del camino. Y así los empleados del rancho llegaban al comedor y se encontraban con su almuerzo o su comida lista. Con Pocha al lado, Hortensia resultaba la heroina, la "trome" con la mejor cocina de todos los ranchos de Nuevo Toledo. With Pocha next door, Hortensia was the hero, the "trome" with the best cuisine of all the ranches in Nuevo Toledo. A Pocha le encantaba cuando Hortensia le daba la orden de traer carne o pescado: "Pochita. Tengo otra misión para ti". Un buen día, Pocha, con apenas (12) doce años de edad, andaba selva adentro, detrás de un venado cuando uno de los cuatro hermanos Silva, del rancho más cercano, se le acercó a Pocha y trató de besarla a la fuerza. One day, Pocha, barely (12) twelve years old, was walking in the jungle behind a deer when one of the four Silva brothers, from the nearest ranch, approached Pocha and tried to kiss her by force. Una sola patada en las partes privadas con el pie derecho y un manotazo en el cachete y el chico estaba tirado en el suelo gritando y llorando.

"Ay. Discúlpeme, caballerito. Excuse me, gentleman. Pensé que era un animal de la selva". ¿Se ha hecho daño usted? " Have you hurt yourself? " Cuando la chama, hija de los Sangama le alcanzó la mano para ayudarle a ponerse de pie, el chico se levantó de un salto y salió corriendo. When the chama, daughter of the Sangama reached out to help him stand up, the boy jumped up and ran. Pocha no estaba tan enojada realmente por lo que se había atrevido a hacer el imbécil, Víctor Silva. Pocha wasn't really that mad at what the fool had dared to do, Victor Silva. Lo que le fastidió fue que el chico pudiera acercarse sin que ella se diera cuenta. What annoyed him was that the boy could approach without her noticing. Definitivamente tenía que entrenar más fuerte para que eso no volviera a pasar. I definitely had to train harder so that it wouldn't happen again. Ella era Chama, hija de los Sangama, del pueblo preferido y protector de las rutas ancestrales.

Bueno pues, querido lector, como te iba diciendo, ya eran más de las nueve y media de la noche y Pocha le acababa de dar su trago de huito al patrón. Roberto Bermudez estaba esperando a tres amigos, a Alejandro Silva y a tres amigos gringos, recién llegados de los Estados Unidos. Ya era tarde y todavía no llegaban los 'visitas', los huéspedes. Ya faltaban quince minutos para las diez y todavía no llegaban su amigo y los gringos.