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El 19 de Marzo y el 2 de Mayo by Benito Pérez Galdós, XVIII

XVIII

Aquella noche vino a la tertulia de la trastienda, además del Sr. de Lobo, doña Ambrosia de los Linos, tendera de la calle del Príncipe, a quien mis lectores, si no me engaño, tienen el honor de conocer, pues algo me parece que figuró en los sucesos que conté anteriormente. Su difunto esposo había sido compañero de D. Mauro en el cargamento y arrastre de fardos y mercancías, y desde entonces entre ambas familias quedó establecida cordial amistad. Reconociome doña Ambrosia, mas no dijo nadaque pudiese desfavorecerme en el concepto de mis nuevos amos, y cuando se hubo sentado, operación no muy fácil, dados su volumen y la estrechez de los asientos, soltó la sin hueso en estos términos:

-¿Cómo es eso Restituta, cómo es eso D. Mauro, con que no han ido Vds. a ver la entrada de los franceses? Pues hijos, les aseguro que era cosa de ver. ¡Qué majos son, válgame el santo Ángel de la Guarda!... ¡Pues digo, si da gloria ver tan buenos mozos... y son tantos que parece que no caben en Madrid! Si viera Vd., D. Mauro, unos que andan vestidos al modo de moros, con calzones como los maragatos, pero hasta el tobillo, y unos turbantes en la cabeza con un plumacho muy largo. Si vieras, Restituta, qué bigotazos, qué sables, qué morriones peludos, y qué entorchados y cruces! Te digo que se me cae la baba... Pues a esos de los turbantes creo que los llaman los zamacucos . También vienen unos que son, según me dijo D. Lino Paniagua, los tragones de la guardia imperial , y llevan unas corazas como espejos. Detrás de todos venía el general que los manda, y dicen está casado con la hermana de Napoleón... es ese que llaman el gran duque de Murraz o no sé qué. Es el mozo más guapo que he visto; y cómo se sonreía el picarón mirando a los balcones de la calle de Fuencarral. Yo estaba en casa de las primas, y creo que se fijó en mí. ¡Ay hija, qué ojazos! Me puse más encarnada... Por ahí andan pidiendo alojamiento.A mí no me ha tocado ninguno y lo siento: porque la verdad, hija, esos señores me gustan.

-Gracias a Dios que tenemos rey -dijo D. Mauro-. Y Vd., doña Ambrosia, ¿ha vendido mucho estos días? Porque lo que es de aquí no ha salido ni una hilacha.

-En mi casa ni un botón -contestó la tendera-. ¡Ay, hijito mío! Ahora, cuando ese saladísimo rey que tenemos arregle las cosas, hay esperanzas de hacer algo. ¡Qué tiempos, Restituta, qué tiempos! Pero no saben Vds. lo mejor, ¿no saben Vds. la gran noticia?

-¿Qué?

-Que mañana hará su entrada triunfal en Madrid el nuevo rey de España, Sr. D. Fernando el Sétimo.

-Ya lo sabe hoy todo Madrid.

-Pues no nos quedaremos sin ir a verle; óyelo tú, Restituta, óyelo tú, Inés -dijo Requejo- mañana no se trabaja.

-Yo, primero me aspan que dejar de ir a verlo -afirmó doña Ambrosia-. Los primos han salido esta noche al camino de Aranjuez para esperarle. ¡Ay qué alegría, Sr. D. Mauro! ¡Si viviera mi esposo para verlo! Él que me decía: «mientras duren este rey y esta reina de tres al cuarto, no tendremos un gobierno ilustrado». Mañana va a ser un día de alegría. Yo tengo un balcón en la calle de Alcalá, y ya hemos encargado al valenciano media decena de ramos deflores para apedrear a S. M. cuando pase.

-Nada, lo dicho, dicho -exclamó D. Mauro-, si esta no quiere ir que se quede en la tienda. Inés me coserá la manga del casaquín que se me rompió ayer cuando me lo quité... Veremos qué tal sabe hacer Gabriel el coleto... Por supuesto, Inesilla, si quieres coger uno de esos frascos de agua de clavel que tienes a mano derecha, puedes hacerlo. Todo es para ti.

Así siguió la conversación sin ningún incidente notable en lo sucesivo, por lo cual la omito, pues supongo al lector poco interesado en conocer la historia de la enfermedad que padeció el esposo de doña Ambrosia, trágico acontecimiento que ella refirió. Los únicos personajes siempre mudos en aquellas tertulias, además de un servidor de ustedes, eran Inés y el Sr. Juan de Dios, este último por ser hombre de pocas palabras, como he dicho.

Llegó el día 24 de marzo, y la cabeza de D. Mauro peinada por mí, salió a competir con el sol en brillo y hermosura. Doña Restituta, que no pudo resistir a las súplicas de su hermano, frotose con una toalla el apergaminado forro de su cara hasta sacarse lustre, y después se puso el mismo clásico traje con que por primera vez se presentó a mis ojos en Aranjuez. Por más que D. Mauro atronó la casa, no pudo conseguir que Inés se disfrazara con el guardapiés verde, las medias encarnadas, las azules botas yla escofieta, que su vanidoso tío compró para adornar dignamente a la que consideraba como futura esposa. Negose la muchacha ser objeto de una fiesta pública, y al fin para decidirla a salir, la permitieron vestirse con su ropa de luto. Luego que los tres estuvieron apercibidos, encargaron a Juan de Dios el cuidado de la casa, y don Mauro me dijo gravemente:

-Gabriel, hoy es día de descanso. Vente con nosotros: con eso me enderezarás el rabo del coleto si se me tuerce, y me ayudarás a ponerme los guantes cuando pase S. M., pues hasta ese momento no quiero meter mis manos en tal Inquisición. ¿Qué te parece? ¿Voy bien? Tira de ese faldón que está arrugado. Mira, chiquillo, haz el favor de meter bonitamente tu mano por entre la casaca y la chupa hacia la espalda, y rascarme en esa paletilla derecha, que no parece sino que se ha juntado ahí un regimiento de pulgas... Así... así... basta ya.

Dicho esto, y rascado el asno, tomé mi gorra y salimos. ¡Ay Dios mío, cómo estaba esa Puerta del Sol, y esa calle Mayor y esa calle de Alcalá! Mis lectores, cualquiera que sea su edad, habrán visto alguna de las solemnes entradas con que nos obsequia cada pocos años la historia contemporánea, de modo que para hacerles formar una idea de aquel gentío, de aquella algazara y de aquel júbilo, me bastará decirles que lo del 24 de Marzo de 1808, no se diferencióde lo visto en años posteriores, sino en la exageración del delirio.

De los balcones de las casas nobles pendían las ricas colgaduras de damasco con su ancho escudo y brillantes flecos, prendas vinculadas que hasta hace poco han lucido, ya marchitas y mermadas como el patrimonio de sus dueños, en alguna fiesta del Corpus. Las demás casas se engalanaban con lo que el entusiasmo de sus inquilinos había encontrado a mano, siendo considerable la cantidad de piezas de musolineta que un pueblo loco lanzó al aire de balcón a balcón en aquel memorable día. La multitud infinita de abanicos con que resguardaban del sol su cara los millares de damas asomadas a los balcones, ofrecía un aspecto sorprendente, y cuando la vista recorría panorama tan encantador, causábale cierto desvanecimiento el incesante ondular de los que se movían dando aire a sus dueñas. Aquel parlante dije español en tan inmenso número reproducido, presentando alternativamente al sol una de sus caras, ya blanca, ya azul, ya roja, y adornado con lentejuelas de plata y oro, remedaba el aleteo de millares de pájaros pugnando por levantar el vuelo. Era un día de Marzo de esos que parecen días de Junio, privilegio de la corte de las Españas, que suele abrasarse en Febrero y helarse en Mayo. La naturaleza sonreía como la nación.

El abigarrado gentío que poblaba las calles secomponía de todas las clases de la sociedad, abundando principalmente la manolería y chispería, hombres y mujeres, viejos y muchachos. Los ancianos inválidos y gotosos habían dejado el lecho, y sostenidos por sus nietos abríanse paso. Las viejas santurronas que durante tantos años olvidaran todo camino que no fuera el de sus casas a la cercana iglesia, acudían también llevadas de la devoción al nuevo Rey, y felicitándose unas a otras aturdían a los demás con el cotorreo de sus bocas sin dientes. Los niños no habían asistido a la escuela, ni los jornaleros al trabajo, ni los frailes al coro, ni los empleados a la covachuela, ni los mendigos a las puertas de las iglesias, ni las cigarreras a la fábrica, ni los profesores de las Vistillas dieron clase, ni hubo tertulia en las boticas, ni meriendas en la pradera del Corregidor, ni jaleo en el Rastro, ni colisión de carreteros en la calle de Toledo.

La muchedumbre, obligada por su colosal corpulencia a estarse quieta, se arremolinaba y estremecía como un monstruo atado. Agrietábase a veces aquella gran masa, pero el surco abierto era invadido por la corriente: de pronto crecía la aglomeración en un punto y se aclaraba en otro. El empuje era tremendo, y el retroceso tan peligroso, que había riesgo de ser hollado por las mil patas de la bestia. El zumbido con que aquel enjambre manifestaba sus impresiones, trastornaba el cerebro más fuerte:exclamaciones de alegría, diálogos entusiastas seguidos de abrazos generosos, gritos de dolor a consecuencia de los callos aplastados, o de indignación por cada sombrero que perdía su hechura, se unían a las donosidades de las majas, que arrojaban cáscaras de naranja sobre los petimetres, y a los lamentos de los mendigos haraposos y mutilados que escurriéndose entre la multitud, aun allí imploraban la caridad enseñando una pierna leprosa o una mano deforme.

Nosotros tuvimos que quedarnos en la Puerta del Sol. Una de las oscilaciones del gentío nos llevó hacia la acera que hoy une las calles de Espoz y Mina y Carretas; otra oscilación nos arrastró hacia la Inclusa, que estaba entre las calles del Carmen y de Preciados; y por último, un nuevo sacudimiento, haciéndonos pasar por ante Mariblanca, nos encaminó hacia el Buen Suceso, a cuya verja nos agarramos D. Mauro y yo, para no ser nuevamente arrastrados a merced de aquel oleaje. Yo me alegraba de que esto sucediera, por si en alguna evolución quedábamos Inés y yo apartados de los Requejos; pero buen cuidado tenía D. Mauro de no separarse de la muchacha, y antes le hubiera roto el brazo que soltarla; tal era la fuerza con que su mano lagartijera tenía aprisionados los olivares de Jaén y las yeguadas de Córdoba.

Situados donde he dicho, aguardamos la apariciónde aquel sol hespérico, de aquel iris de paz, de aquel príncipe Fernando, que este pueblo, a ser pagano, hubiera puesto en la jerarquía de sus dioses más queridos. En rededor nuestro zumbaban algunas viejas.

-¡Ay, mi señora doña Gumersinda! -decía una estantigua-. Dios y mi patrono San Serapio, ese bendito fraile de la Merced que es abogado contra los dolores de coyunturas, han querido que yo no mordiera la tierra sin ver este día.

-¡Ay, mi señora doña María Facunda! -contestaba otra-. Desde que entró en Madrid al venir de Nápoles el Sr. D. Carlos III, a quien vi desde este mismo sitio, no ha habido en Madrid una alegría semejante. ¿Pero Vd. no llora?

-¿Pues no me ve Vd., señora doña Gumersinda? Bendito sea el Señor, que nos ha permitido ver este día. Al menos se morirá una con la alegría de que España sea feliz con ese gran Rey que Dios nos ha dado. Pues pocos rosarios he rezado yo para que esto sucediera. Al fin la Virgen nos ha oído, y si nosotras no nos estuviéramos en la iglesia rogando día y noche, ya podía la nación esperar sentada su felicidad.

-¿Pero Vd. no ha visto al príncipe, señora doña María Facunda? Si es el más rozagante, el más lindo mozo que hay en toda España y sus Indias. Yo lo vi el día de la jura, y me parece que le tengo delante.

-No le he visto. Ya sabe Vd. señora doña Gumersinda, que desde que reñí con aquel oficial de walonas que me quería tanto, allá cuando echaron a los jesuitas, no he vuelto a mirar a la cara a ningún hombre.

-¡Pero oiga Vd., dicen que viene, ya está cerca!

En efecto; se oían las exclamaciones del gentío apelmazado en la calle de Alcalá, y muchos gritaban: ¡Ya viene por la Cibeles! ¡Ya viene por el Carmen Descalzo! ¡Ya viene por las Baronesas! ¡Ya viene por los Cartujos!

Una voz conocida me hizo volver la cara. Pacorro Chinitas, el famoso amolador, cuyas opiniones no habrán olvidado Vds., estaba detrás de mí disputando acaloradamente con una mujer del pueblo, gruesa, garbosa, de ojos vivos, lengua expedita y expeditísimas manos.

-¡Que en todas partes has de meter camorra, condenada mujer! -decía Chinitas-. Vete callando que ya se me sube la mostaza a la nariz.

-No me da gana de callar -contestó la Primorosa, cruzándose en la cintura las puntas del pañuelo que le cubría los hombros-. ¿Pues qué, estamos en misa? Si ese señorito del tupé no se nos quita delante...

Un petimetre, que olía a jazmín, volvió la compungida cara pidiendo mil perdones a la emperatriz del Rastro.

-¡Eh, tío cata caldos ! -continuó la Primorosa, tirando por los faldones al currutaco-. ¡Quítese de ahí que me estorba!

-Mujer, deja en paz a ese caballero. Mira que la armo.

-¡Sopa sin sal, endino! -exclamó la manola mostrando sus dedos cuajados de anillos con piedras falsas-. ¡Pos pa qué quiero estas cinco manos de almirez! ¡Enriten a la Primorosa y verán lo güeno! ¡Eh... señor marqués del Barrilete! -añadió dirigiéndose a D. Mauro- que me está Vd. metiendo por los ojos el rabo de su peluquín.

-Mujer -insistió Chinitas-, que donde quiera que vamos me has de avergonzar...

El petimetre se volvió hacia nosotros y dijo, infestándonos con los perfumes de su ropa:

-No se puede estar donde hay gente ordinaria.

-¿Qué es eso de gente ordinaria? -exclamó la Primorosa atropellando a los que tenía al lado para abalanzarse hacia el almibarado joven-. Ya... a mí con esas. Pero si es el Sr. D. Narciso Pluma. Eh, Nicolasa, Bastiana, Polonia; mira al Sr. de Pluma, al que la otra noche le emprestamos dos reales pa osequiar a las madasmas que llevó a tu casa... Señor marquesito de la olla vacía, menos facha y más comenencia con las señoras, porque yo soy muy reseñorona y muy requete-usía, y sé dar pa el pelo, y vivan los farolones de Madrid.

A este punto llegaba, cuando un rumor cercano indicó que el príncipe estaba cerca. La Primorosa, con las majas que la seguían, trató de atravesar el gentío dando codazos y manotadas a derecha e izquierda.

-Ea, desepártense toos, que viene el sol del mundo. A un lao, a un laíto señores. Bastiana, Nicolasa, quitaros las flores del pelo, y vengan acá, que yo se las daré al lucero de las Españas. Míralo allá, viene a caballo por la Aduana.

A fuerza de empujones la Primorosa logró, ¡cosa inaudita! despejar en torno suyo un breve espacio, donde campeaba sin obstáculo. Pero queriendo avanzar más aún, halló insuperable barrera en la persona de un majo decente, que con la capa en cuadril y el sombrero sobre la ceja, rechazaba varonilmente a cuantos intentaban adelantar hacia el centro de la carrera.

-¡Cómo! -dijo la maja con centelleante ira-. ¿Que no se pasa? ¿Y quién lo ice? Tú, Pujitos. Anda y qué güeno me sabe.

-No se pasa -dijo Pujitos, que se esforzaba en poner a la multitud en fondo, en filas, en compañías, en batallones y en brigadas-. Póngase ca una en su puesto, y no ladrar. Orden, señores... toos en fila. Primorosa, las mujeres a sus casas, y aquí denguna me levante el chillío.

-Pujitos de mi corazón -dijo la Primorosa conterrible ironía, clavando ambas manos en la cintura-. Si te requiero, si he venido por verte, si aquí vengo a pedirte de rodillas que me dejes pasar, y traigo un irgumento pa tu cara de peine viejo. ¿Quieres verlo?... Pues toma.

Aún no lo había dicho, cuando rápida, fuerte y destructora como un ariete romano, la mano derecha de la maja voló en dirección de la cara de Pujitos, y el carrillo de este resonó con tremendo chasquido. Una risotada general fue el himno con que los circunstantes celebraron la desgracia de Pujitos, el cual, vacilando primero, y desplomado después, fue a caer sobre un fraile, rompiéndole la escofieta a doña María Facunda, y la escusabaraja a doña Gumersinda. La multitud hizo un movimiento: el oleaje corrió de un lado a otro, y Pujitos desapareció ante nuestra vista como un cuerpo que cae al mar.

La causa de aquel movimiento de la muchedumbre fue una nueva irrupción de carne humana en aquel recinto estrecho donde ya había tanta. Un destacamento de la guardia Imperial, con Murat a la cabeza, apareció por la calle del Arenal. Figuraos un pie que se empeña en entrar en una bota donde ya hay otro pie. El gran duque de Berg, petulante y vanidoso, se obstinó en presentarse con sus tropas en la carrera por donde había de pasar el Rey, lo cual no tenía nada de culpable; pero lo hizo tan inoportunamente, y sus mamelucos y dragones vejaron de talmodo al pueblo madrileño, que algunos historiadores hacen datar desde aquella hora la general antipatía de que los franceses fueron objeto. La multitud es un río, cuyo nivel no puede subir cuando recibe el caudal de otro río, y tiene que acomodarse juntando carne con carne y hueso con hueso, hasta que desaparece la personalidad humana en el informe conjunto. Esto pasó cuando los franceses penetraron en la estrecha plaza, y una tempestad de silbidos, reconvenciones e insultos fue la primera manifestación del pueblo español contra los invasores. Entre tanto el desconcierto crecía, la sofocación iba en aumento. D. Mauro bramó como un toro, doña Restituta lanzó un gemido desde el fondo de su angosto pecho... pero la multitud olvidó sus penas, porque ya estaba cerca, ya venía, ya le veíamos en su caballo blanco, que apenas podía dar un paso; ya embocaba en la Puerta del Sol, ya se agitaban los abanicos; llovían ramos de flores; alzábase de la superficie de aquel inquieto mar un rumor espantoso, cruzaban el aire como pájaros desbandados millares de gorras, y los brazos convulsos sobresalían de las cabezas descubiertas; los pañuelos no eran bastante expresivos, y las capas eran desplegadas como banderas de triunfo.

Entonces la masa de gente que estaba en torno mío avanzó con irresistible empuje. D. Mauro y Restituta clavaron las uñas en las mangas del vestidode Inés, que se les escapaba; pero un jirón de tela se quedó en sus manos e Inés en mis brazos. Miré a la derecha, y vi entre una aglomeración de cabezas el coleto de D. Mauro y el moño de doña Restituta, que huían llevados como despojos de naufragio sobre la espuma de aquel mar alborotado. Estábamos solos.

Inés y yo nos abrazamos y el gentío comprimiéndose después, estrechaba a Inés contra mí, como si de nuestros dos cuerpos hubiera querido hacer uno solo.


XVIII

Aquella noche vino a la tertulia de la trastienda, además del Sr. That night he came to the gathering from the back room, in addition to Mr. de Lobo, doña Ambrosia de los Linos, tendera de la calle del Príncipe, a quien mis lectores, si no me engaño, tienen el honor de conocer, pues algo me parece que figuró en los sucesos que conté anteriormente. de Lobo, Mrs. Ambrosia de los Linos, a shopkeeper on Calle del Príncipe, whom my readers, if I am not mistaken, have the honor of knowing, since something seems to me to have figured in the events I previously recounted. Su difunto esposo había sido compañero de D. Mauro en el cargamento y arrastre de fardos y mercancías, y desde entonces entre ambas familias quedó establecida cordial amistad. Her late husband had been a companion of Don Mauro in the loading and hauling of bales and merchandise, and since then a cordial friendship was established between both families. Reconociome doña Ambrosia, mas no dijo nadaque pudiese desfavorecerme en el concepto de mis nuevos amos, y cuando se hubo sentado, operación no muy fácil, dados su volumen y la estrechez de los asientos, soltó la sin hueso en estos términos: Dona Ambrosia acknowledged me, but she did not say anything that might detract from the concept of my new masters, and when she had sat down, an operation not very easy, given its volume and the narrowness of the seats, she released the boneless in these terms:

-¿Cómo es eso Restituta, cómo es eso D. Mauro, con que no han ido Vds. -How is that Restituta, how is that D. Mauro, that you have not gone. a ver la entrada de los franceses? Pues hijos, les aseguro que era cosa de ver. ¡Qué majos son, válgame el santo Ángel de la Guarda!... How nice they are, help me the holy Guardian Angel! ... ¡Pues digo, si da gloria ver tan buenos mozos... y son tantos que parece que no caben en Madrid! Well I say, if it gives glory to see such good young men ... and there are so many that it seems that they do not fit in Madrid! Si viera Vd., D. Mauro, unos que andan vestidos al modo de moros, con calzones como los maragatos, pero hasta el tobillo, y unos turbantes en la cabeza con un plumacho muy largo. If you were to see, D. Mauro, some who are dressed in Moorish fashion, with breeches like the maragatos, but up to the ankle, and turbans on their heads with a very long plume. Si vieras, Restituta, qué bigotazos, qué sables, qué morriones peludos, y qué entorchados y cruces! If you could see, Restituta, what mustaches, what sabers, what hairy morions, and what girdles and crosses! Te digo que se me cae la baba... Pues a esos de los turbantes creo que los llaman los  zamacucos . I tell you that I drool ... Well, those with the turbans I think they call the zamacucos. También vienen unos que son, según me dijo D. Lino Paniagua, los  tragones de la guardia imperial , y llevan unas corazas como espejos. Some also come who are, according to what D. Lino Paniagua told me, the gluttons of the imperial guard, and they wear breastplates like mirrors. Detrás de todos venía el general que los manda, y dicen está casado con la hermana de Napoleón... es ese que llaman el gran duque de  Murraz o no sé qué. Behind everyone came the general who commands them, and they say he is married to Napoleon's sister ... that is the one they call the Grand Duke of Murraz or I don't know what. Es el mozo más guapo que he visto; y cómo se sonreía el picarón mirando a los balcones de la calle de Fuencarral. He is the most handsome boy I have ever seen; and how the rogue smiled looking at the balconies of Fuencarral street. Yo estaba en casa de las primas, y creo que se fijó en mí. I was at the cousins' house, and I think they noticed me. ¡Ay hija, qué ojazos! Me puse más encarnada... Por ahí andan pidiendo alojamiento.A mí no me ha tocado ninguno y lo siento: porque la verdad, hija, esos señores me gustan. I got more incarnate ... They go around asking for accommodation. I have not had any and I am sorry: because the truth, daughter, I like those gentlemen.

-Gracias a Dios que tenemos rey -dijo D. Mauro-. "Thank God we have a king," said Don Mauro. Y Vd., doña Ambrosia, ¿ha vendido mucho estos días? And you, Mrs. Ambrosia, have you sold a lot these days? Porque lo que es de aquí no ha salido ni una hilacha. Because what is from here has not come out a thread.

-En mi casa ni un botón -contestó la tendera-. ¡Ay, hijito mío! Ahora, cuando ese saladísimo rey que tenemos arregle las cosas, hay esperanzas de hacer algo. Now when that over-salty king we have fixes things, there's hope of something. ¡Qué tiempos, Restituta, qué tiempos! Pero no saben Vds. But you don't know. lo mejor, ¿no saben Vds. the best, don't you know la gran noticia? the big news?

-¿Qué?

-Que mañana hará su entrada triunfal en Madrid el nuevo rey de España, Sr. D. Fernando el Sétimo.

-Ya lo sabe hoy todo Madrid. -The whole of Madrid already knows it today.

-Pues no nos quedaremos sin ir a verle; óyelo tú, Restituta, óyelo tú, Inés -dijo Requejo- mañana no se trabaja. -Well, we won't be left without going to see him; You hear it, Restituta, you hear it, Inés, "Requejo said," you won't work tomorrow.

-Yo, primero me aspan que dejar de ir a verlo -afirmó doña Ambrosia-. "Me, first they astonish me to stop going to see him," Dona Ambrosia affirmed. Los primos han salido esta noche al camino de Aranjuez para esperarle. ¡Ay qué alegría, Sr. D. Mauro! ¡Si viviera mi esposo para verlo! If only my husband lived to see it! Él que me decía: «mientras duren este rey y esta reina de tres al cuarto, no tendremos un gobierno ilustrado». He who said to me: "while this king and queen last from three to a quarter, we will not have an enlightened government." Mañana va a ser un día de alegría. Yo tengo un balcón en la calle de Alcalá, y ya hemos encargado al valenciano media decena de ramos deflores para apedrear a S. M. cuando pase. I have a balcony on Calle de Alcalá, and we have already commissioned half a dozen bouquets of flowers from the Valencian to stone SM when he passes by.

-Nada, lo dicho, dicho -exclamó D. Mauro-, si  esta no quiere ir que se quede en la tienda. "Nothing, what was said, said," Don Mauro exclaimed, "if she doesn't want to go, let her stay in the store." Inés me coserá la manga del casaquín que se me rompió ayer cuando me lo quité... Veremos qué tal sabe hacer Gabriel el coleto... Por supuesto, Inesilla, si quieres coger uno de esos frascos de agua de clavel que tienes a mano derecha, puedes hacerlo. Ines will sew the sleeve of the jacket that broke yesterday when I took it off ... We will see how Gabriel can do the coleto ... Of course, Inesilla, if you want to take one of those bottles of carnation water that you have at hand right, you can do it. Todo es para ti.

Así siguió la conversación sin ningún incidente notable en lo sucesivo, por lo cual la omito, pues supongo al lector poco interesado en conocer la historia de la enfermedad que padeció el esposo de doña Ambrosia, trágico acontecimiento que ella refirió. Thus the conversation continued without any notable incident in the future, for which I omit it, since I suppose the reader is not interested in knowing the history of the illness that Dona Ambrosia's husband suffered, a tragic event that she referred to. Los únicos personajes siempre mudos en aquellas tertulias, además de un servidor de ustedes, eran Inés y el Sr. The only characters always silent in those gatherings, apart from one of your servants, were Inés and Mr. Juan de Dios, este último por ser hombre de pocas palabras, como he dicho.

Llegó el día 24 de marzo, y la cabeza de D. Mauro peinada por mí, salió a competir con el sol en brillo y hermosura. March 24 arrived, and the head of D. Mauro combed by me, went out to compete with the sun in brightness and beauty. Doña Restituta, que no pudo resistir a las súplicas de su hermano, frotose con una toalla el apergaminado forro de su cara hasta sacarse lustre, y después se puso el mismo clásico traje con que por primera vez se presentó a mis ojos en Aranjuez. Doña Restituta, who could not resist her brother's pleas, rubbed the parchment lining of her face with a towel until it was polished off, and then put on the same classic outfit with which she was presented to my eyes for the first time in Aranjuez. Por más que D. Mauro atronó la casa, no pudo conseguir que Inés se disfrazara con el guardapiés verde, las medias encarnadas, las azules botas yla escofieta, que su vanidoso tío compró para adornar dignamente a la que consideraba como futura esposa. As much as Don Mauro thundered the house, he could not get Inés to disguise herself with the green toe, the red stockings, the blue boots and the rasp, which his vain uncle bought to gracefully adorn the one he considered his future wife. Negose la muchacha ser objeto de una fiesta pública, y al fin para decidirla a salir, la permitieron vestirse con su ropa de luto. The girl refused to be the object of a public party, and finally to decide to go out, they allowed her to dress in her mourning clothes. Luego que los tres estuvieron apercibidos, encargaron a Juan de Dios el cuidado de la casa, y don Mauro me dijo gravemente: After the three were alerted, they entrusted Juan de Dios with the care of the house, and Don Mauro told me gravely:

-Gabriel, hoy es día de descanso. Vente con nosotros: con eso me enderezarás el rabo del coleto si se me tuerce, y me ayudarás a ponerme los guantes cuando pase S. M., pues hasta ese momento no quiero meter mis manos en tal Inquisición. Come with us: with that you will straighten the tail of my ponytail if it becomes twisted, and you will help me to put my gloves on when SM passes by, because until that moment I do not want to put my hands in such an Inquisition. ¿Qué te parece? ¿Voy bien? I'm good? Tira de ese faldón que está arrugado. Pull on that skirt that's wrinkled. Mira, chiquillo, haz el favor de meter bonitamente tu mano por entre la casaca y la chupa hacia la espalda, y rascarme en esa paletilla derecha, que no parece sino que se ha juntado ahí un regimiento de pulgas... Así... así... basta ya. Look, boy, would you please put your hand nicely through the coat and suck it towards my back, and scratch me on that right shoulder blade, which does not seem anything but that a regiment of fleas has gathered there ... So ... well ... enough already.

Dicho esto, y rascado el asno, tomé mi gorra y salimos. That said, and scratching the ass, I took my cap and we went out. ¡Ay Dios mío, cómo estaba esa Puerta del Sol, y esa calle Mayor y esa calle de Alcalá! Oh my God, how was that Puerta del Sol, and that Calle Mayor and that street in Alcalá! Mis lectores, cualquiera que sea su edad, habrán visto alguna de las solemnes entradas con que nos obsequia cada pocos años la historia contemporánea, de modo que para hacerles formar una idea de aquel gentío, de aquella algazara y de aquel júbilo, me bastará decirles que lo del 24 de Marzo de 1808, no se diferencióde lo visto en años posteriores, sino en la exageración del delirio. My readers, whatever their age, will have seen some of the solemn entries that contemporary history gives us every few years, so that to give you an idea of that crowd, that commotion and that joy, it will suffice for me to tell you that what happened on March 24, 1808, did not differ from what was seen in later years, but rather in the exaggeration of the delirium.

De los balcones de las casas nobles pendían las ricas colgaduras de damasco con su ancho escudo y brillantes flecos, prendas vinculadas que hasta hace poco han lucido, ya marchitas y mermadas como el patrimonio de sus dueños, en alguna fiesta del Corpus. From the balconies of the noble houses hung the rich damask hangings with their wide shield and bright fringes, linked garments that until recently have worn, already withered and depleted as the patrimony of their owners, in some Corpus Christi festival. Las demás casas se engalanaban con lo que el entusiasmo de sus inquilinos había encontrado a mano, siendo considerable la cantidad de piezas de musolineta que un pueblo loco lanzó al aire de balcón a balcón en aquel memorable día. The other houses were adorned with what the enthusiasm of their tenants had found by hand, the quantity of pieces of musolineta being considerable that a mad people threw into the air from balcony to balcony on that memorable day. La multitud infinita de abanicos con que resguardaban del sol su cara los millares de damas asomadas a los balcones, ofrecía un aspecto sorprendente, y cuando la vista recorría panorama tan encantador, causábale cierto desvanecimiento el incesante ondular de los que se movían dando aire a sus dueñas. The infinite multitude of fans with which the thousands of ladies leaning out on the balconies protected their faces from the sun, offered a surprising aspect, and when the view ran over such an enchanting panorama, the incessant undulation of those who moved giving air to their owners. Aquel parlante dije español en tan inmenso número reproducido, presentando alternativamente al sol una de sus caras, ya blanca, ya azul, ya roja, y adornado con lentejuelas de plata y oro, remedaba el aleteo de millares de pájaros pugnando por levantar el vuelo. That Spanish speaking speaker in such an immense number reproduced, alternately presenting one of its faces to the sun, now white, now blue, now red, and adorned with silver and gold sequins, mimicked the fluttering of thousands of birds struggling to take flight. Era un día de Marzo de esos que parecen días de Junio, privilegio de la corte de las Españas, que suele abrasarse en Febrero y helarse en Mayo. It was a March day of those that seem like June days, a privilege of the Spanish court, which usually burns in February and freezes in May. La naturaleza sonreía como la nación. Nature smiled like the nation.

El abigarrado gentío que poblaba las calles secomponía de todas las clases de la sociedad, abundando principalmente la manolería y chispería, hombres y mujeres, viejos y muchachos. The motley crowd that populated the streets was made up of all classes of society, mainly handcrafted and sparkling, men and women, old men and boys. Los ancianos inválidos y gotosos habían dejado el lecho, y sostenidos por sus nietos abríanse paso. The gouty and invalid old men had left their beds, and, supported by their grandchildren, were making their way. Las viejas santurronas que durante tantos años olvidaran todo camino que no fuera el de sus casas a la cercana iglesia, acudían también llevadas de la devoción al nuevo Rey, y felicitándose unas a otras aturdían a los demás con el cotorreo de sus bocas sin dientes. The sanctimonious old women who for so many years had forgotten every path other than that of their homes to the nearby church, also came out of devotion to the new King, and congratulating each other, they stunned the others with the chatter of their toothless mouths. Los niños no habían asistido a la escuela, ni los jornaleros al trabajo, ni los frailes al coro, ni los empleados a la covachuela, ni los mendigos a las puertas de las iglesias, ni las cigarreras a la fábrica, ni los profesores de las Vistillas dieron clase, ni hubo tertulia en las boticas, ni meriendas en la pradera del Corregidor, ni jaleo en el Rastro, ni colisión de carreteros en la calle de Toledo. The children had not attended school, nor the day laborers to work, nor the friars to the choir, nor the employees to the covachuela, nor the beggars at the doors of the churches, nor the cigarette women to the factory, nor the teachers of the Vistillas gave classes, there was no gathering in the drugstores, no snacks in the Corregidor meadow, no fuss on the Rastro, no collision of carters on Toledo Street.

La muchedumbre, obligada por su colosal corpulencia a estarse quieta, se arremolinaba y estremecía como un monstruo atado. The crowd, forced by his colossal bulk to stand still, swirled and shuddered like a bound monster. Agrietábase a veces aquella gran masa, pero el surco abierto era invadido por la corriente: de pronto crecía la aglomeración en un punto y se aclaraba en otro. This great mass sometimes cracked, but the open furrow was invaded by the current: suddenly the agglomeration grew at one point and cleared at another. El empuje era tremendo, y el retroceso tan peligroso, que había riesgo de ser hollado por las mil patas de la bestia. The thrust was tremendous, and the recoil so dangerous that there was a risk of being trampled by the thousand legs of the beast. El zumbido con que aquel enjambre manifestaba sus impresiones, trastornaba el cerebro más fuerte:exclamaciones de alegría, diálogos entusiastas seguidos de abrazos generosos, gritos de dolor a consecuencia de los callos aplastados, o de indignación por cada sombrero que perdía su hechura, se unían a las donosidades de las majas, que arrojaban cáscaras de naranja sobre los petimetres, y a los lamentos de los mendigos haraposos y mutilados que escurriéndose entre la multitud, aun allí imploraban la caridad enseñando una pierna leprosa o una mano deforme. The buzz with which that swarm expressed its impressions, disturbed the loudest brain: exclamations of joy, enthusiastic dialogues followed by generous hugs, cries of pain as a result of the crushed calluses, or of indignation at each hat that lost its shape, they joined to the donosidades of the majas, who threw orange peels on the fops, and to the laments of the ragged and mutilated beggars who slipped through the crowd, even there they implored charity, showing a leprous leg or a deformed hand.

Nosotros tuvimos que quedarnos en la Puerta del Sol. We had to stay at Puerta del Sol. Una de las oscilaciones del gentío nos llevó hacia la acera que hoy une las calles de Espoz y Mina y Carretas; otra oscilación nos arrastró hacia la Inclusa, que estaba entre las calles del Carmen y de Preciados; y por último, un nuevo sacudimiento, haciéndonos pasar por ante Mariblanca, nos encaminó hacia el Buen Suceso, a cuya verja nos agarramos D. Mauro y yo, para no ser nuevamente arrastrados a merced de aquel oleaje. One of the swings of the crowd took us towards the sidewalk that today joins the streets of Espoz and Mina and Carretas; Another oscillation dragged us towards the Inclusa, which was between Carrer del Carmen and Carrer de Preciados; and finally, a new shaking, making us pass before Mariblanca, led us towards the Good Success, to whose gate D. Mauro and I clung, so as not to be swept away again at the mercy of that wave. Yo me alegraba de que esto sucediera, por si en alguna evolución quedábamos Inés y yo apartados de los Requejos; pero buen cuidado tenía D. Mauro de no separarse de la muchacha, y antes le hubiera roto el brazo que soltarla; tal era la fuerza con que su mano lagartijera tenía aprisionados los olivares de Jaén y las yeguadas de Córdoba. I was glad that this happened, in case in some evolution Ines and I were separated from the Requejos; But Don Mauro was careful not to part with the girl, and he would have broken her arm rather than let go of her; such was the force with which his lizard hand had imprisoned the olive groves of Jaén and the stud farms of Córdoba.

Situados donde he dicho, aguardamos la apariciónde aquel sol hespérico, de aquel iris de paz, de aquel príncipe Fernando, que este pueblo, a ser pagano, hubiera puesto en la jerarquía de sus dioses más queridos. Placed where I have said, we await the appearance of that Hesperian sun, that iris of peace, of that Prince Ferdinand, that this people, to be pagan, would have placed in the hierarchy of their most beloved gods. En rededor nuestro zumbaban algunas viejas. Some old women buzzed around us.

-¡Ay, mi señora doña Gumersinda! -decía una estantigua-. said an old woman. Dios y mi patrono San Serapio, ese bendito fraile de la Merced que es abogado contra los dolores de coyunturas, han querido que yo no mordiera la tierra sin ver este día. God and my patron Saint Serapio, that blessed friar of Mercy who is a lawyer against joint pain, have wanted me not to bite the earth without seeing this day.

-¡Ay, mi señora doña María Facunda! -contestaba otra-. Desde que entró en Madrid al venir de Nápoles el Sr. Since he entered Madrid when he came from Naples, Mr. D. Carlos III, a quien vi desde este mismo sitio, no ha habido en Madrid una alegría semejante. D. Carlos III, whom I saw from this very spot, there has never been such a joy in Madrid. ¿Pero Vd. no llora? does not cry?

-¿Pues no me ve Vd., señora doña Gumersinda? "Well, don't you see me, Mrs. Dona Gumersinda?" Bendito sea el Señor, que nos ha permitido ver este día. Blessed be the Lord, who has allowed us to see this day. Al menos se morirá una con la alegría de que España sea feliz con ese gran Rey que Dios nos ha dado. At least one will die with the joy that Spain is happy with that great King that God has given us. Pues pocos rosarios he rezado yo para que esto sucediera. Well, few rosaries have I prayed for this to happen. Al fin la Virgen nos ha oído, y si nosotras no nos estuviéramos en la iglesia rogando día y noche, ya podía la nación esperar sentada su felicidad. At last the Virgin heard us, and if we were not in church praying day and night, the nation could already wait for her happiness.

-¿Pero Vd. no ha visto al príncipe, señora doña María Facunda? Si es el más rozagante, el más lindo mozo que hay en toda España y sus Indias. If he is the most rozagante, the most beautiful young man there is in all Spain and its Indies. Yo lo vi el día de la jura, y me parece que le tengo delante. I saw him on the day of the oath, and it seems to me that I have him in front of me.

-No le he visto. Ya sabe Vd. señora doña Gumersinda, que desde que reñí con aquel oficial de walonas que me quería tanto, allá cuando echaron a los jesuitas, no he vuelto a mirar a la cara a ningún hombre. Mrs. Dona Gumersinda, since I quarreled with that Walonian officer who loved me so much, when they threw out the Jesuits, I have not looked any man in the face again.

-¡Pero oiga Vd., dicen que viene, ya está cerca! -But listen, they say it's coming, it's near!

En efecto; se oían las exclamaciones del gentío apelmazado en la calle de Alcalá, y muchos gritaban: ¡Ya viene por la Cibeles! ¡Ya viene por el Carmen Descalzo! It's coming for the Barefoot Carmen! ¡Ya viene por las Baronesas! ¡Ya viene por los Cartujos!

Una voz conocida me hizo volver la cara. A familiar voice made me turn my face away. Pacorro Chinitas, el famoso amolador, cuyas opiniones no habrán olvidado Vds., estaba detrás de mí disputando acaloradamente con una mujer del pueblo, gruesa, garbosa, de ojos vivos, lengua expedita y expeditísimas manos. Pacorro Chinitas, the famous grinder, whose opinions you will not have forgotten, was behind me, arguing heatedly with a woman of the town, thick, graceful, with bright eyes, a quick tongue and very quick hands.

-¡Que en todas partes has de meter camorra, condenada mujer! "That you have to make a fuss everywhere, damned woman!" -decía Chinitas-. Vete callando que ya se me sube la mostaza a la nariz. Shut up, the mustard is already rising to my nose.

-No me da gana de callar -contestó la Primorosa, cruzándose en la cintura las puntas del pañuelo que le cubría los hombros-. "I don't want to shut up," replied the Primorosa, crossing the ends of the scarf that covered her shoulders at her waist. ¿Pues qué, estamos en misa? Well what, are we at mass? Si ese señorito del tupé no se nos quita delante... If that gentleman with the toupee does not take away from us ...

Un petimetre, que olía a jazmín, volvió la compungida cara pidiendo mil perdones a la emperatriz del Rastro. A dandy, who smelled of jasmine, turned his contrite face, asking a thousand pardons from the Empress of the Trail.

-¡Eh, tío  cata caldos ! -Hey, man, taste broths! -continuó la Primorosa, tirando por los faldones al currutaco-. the Primorosa continued, pulling the currutaco by the skirts. ¡Quítese de ahí que me estorba!

-Mujer, deja en paz a ese caballero. Mira que la armo. Look how I put it together.

-¡Sopa sin sal, endino! "Soup without salt, endino!" -exclamó la manola mostrando sus dedos cuajados de anillos con piedras falsas-. exclaimed the manola, showing its fingers covered with rings with false stones. ¡Pos pa qué quiero estas cinco manos de almirez! Why do I want these five mortar hands! ¡Enriten a la Primorosa y verán lo güeno! Send in the Primorosa and you will see how cool it is! ¡Eh... señor marqués del Barrilete! -añadió dirigiéndose a D. Mauro- que me está Vd. -he added addressing Don Mauro- that you are with me. metiendo por los ojos el rabo de su peluquín. sticking the tail of his toupee into his eyes.

-Mujer -insistió Chinitas-, que donde quiera que vamos me has de avergonzar... "Woman," Chinitas insisted, "that wherever we go you will embarrass me ...

El petimetre se volvió hacia nosotros y dijo, infestándonos con los perfumes de su ropa:

-No se puede estar donde hay gente ordinaria. -You can't be where there are ordinary people.

-¿Qué es eso de gente ordinaria? -exclamó la Primorosa atropellando a los que tenía al lado para abalanzarse hacia el almibarado joven-. exclaimed the Primorosa, running over those next to her to pounce on the syrupy young man. Ya... a mí con esas. Ya ... me with those. Pero si es el Sr. D. Narciso Pluma. Eh, Nicolasa, Bastiana, Polonia; mira al Sr. de Pluma, al que la otra noche le emprestamos dos reales pa osequiar a las madasmas que llevó a tu casa... Señor marquesito de la olla vacía, menos facha y más comenencia con las señoras, porque yo soy muy reseñorona y muy requete-usía, y sé dar pa el pelo, y vivan los farolones de Madrid. de Pluma, to whom the other night we lent two reales to collect from the madams he brought to your house ... Mr. Marquesito with the empty pot, less appearance and more commencement with the ladies, because I am very reseñorona and very requete- I used to, and I know how to give my hair, and long live the lanterns of Madrid.

A este punto llegaba, cuando un rumor cercano indicó que el príncipe estaba cerca. It was at this point, when a nearby rumor indicated that the prince was near. La Primorosa, con las majas que la seguían, trató de atravesar el gentío dando codazos y manotadas a derecha e izquierda. La Primorosa, with the pestles that followed her, tried to break through the crowd, elbowing and slapping left and right.

-Ea, desepártense toos, que viene el sol del mundo. -Ea, get away everyone, the sun of the world is coming. A un lao, a un laíto señores. To a lao, a laíto gentlemen. Bastiana, Nicolasa, quitaros las flores del pelo, y vengan acá, que yo se las daré al lucero de las Españas. Bastiana, Nicolasa, remove the flowers from your hair, and come here, I will give them to the star of Spain. Míralo allá, viene a caballo por la Aduana. Look at him there, he's riding through Customs.

A fuerza de empujones la Primorosa logró, ¡cosa inaudita! By pushing the Primorosa achieved, something unheard of! despejar en torno suyo un breve espacio, donde campeaba sin obstáculo. clear a short space around him, where he roamed unhindered. Pero queriendo avanzar más aún, halló insuperable barrera en la persona de un  majo decente, que con la capa en cuadril y el sombrero sobre la ceja, rechazaba varonilmente a cuantos intentaban adelantar hacia el centro de la carrera. But wanting to advance even further, he found an insurmountable barrier in the person of a decent majo, who with his cape in a square and his hat over his eyebrow, manly rejected those who tried to overtake towards the center of the race.

-¡Cómo! -dijo la maja con centelleante ira-. ¿Que no se pasa? What is not happening? ¿Y quién lo ice? And who does it? Tú, Pujitos. Anda y qué güeno me sabe. Come on and how good it tastes.

-No se pasa -dijo Pujitos, que se esforzaba en poner a la multitud en fondo, en filas, en compañías, en batallones y en brigadas-. "It doesn't happen," said Pujitos, who made an effort to put the crowd in the background, in ranks, in companies, in battalions, and in brigades. Póngase ca una en su puesto, y no ladrar. Put yourself in your post, and don't bark. Orden, señores... toos en fila. Order, gentlemen ... everyone in a row. Primorosa, las mujeres a sus casas, y aquí denguna me levante el chillío. Beautiful, the women to their homes, and here the shriek wakes me up.

-Pujitos de mi corazón -dijo la Primorosa conterrible ironía, clavando ambas manos en la cintura-. Si te requiero, si he venido por verte, si aquí vengo a pedirte de rodillas que me dejes pasar, y traigo un irgumento pa tu cara de peine viejo. If I require you, if I have come to see you, if here I come to ask you on my knees to let me pass, and I bring an earring for your face like an old comb. ¿Quieres verlo?... Do you want to see it?... Pues toma.

Aún no lo había dicho, cuando rápida, fuerte y destructora como un ariete romano, la mano derecha de la maja voló en dirección de la cara de Pujitos, y el carrillo de este resonó con tremendo chasquido. He hadn't said it yet, when fast, strong and destructive like a Roman battering ram, the maja's right hand flew in the direction of Pujitos's face, and his cheek resounded with a tremendous click. Una risotada general fue el himno con que los circunstantes celebraron la desgracia de Pujitos, el cual, vacilando primero, y desplomado después, fue a caer sobre un fraile, rompiéndole la escofieta a doña María Facunda, y la escusabaraja a doña Gumersinda. A general laugh was the hymn with which the bystanders celebrated the misfortune of Pujitos, who, hesitating first, and then collapsed, fell on a friar, breaking Dona María Facunda's rasp, and Dona Gumersinda's toilet. La multitud hizo un movimiento: el oleaje corrió de un lado a otro, y Pujitos desapareció ante nuestra vista como un cuerpo que cae al mar.

La causa de aquel movimiento de la muchedumbre fue una nueva irrupción de carne humana en aquel recinto estrecho donde ya había tanta. The cause of that movement of the crowd was a new irruption of human flesh in that narrow enclosure where there was already so much. Un destacamento de la guardia Imperial, con Murat a la cabeza, apareció por la calle del Arenal. A detachment of the Imperial guard, led by Murat, appeared on Arenal Street. Figuraos un pie que se empeña en entrar en una bota donde ya hay otro pie. Imagine a foot that insists on entering a boot where there is already another foot. El gran duque de Berg, petulante y vanidoso, se obstinó en presentarse con sus tropas en la carrera por donde había de pasar el Rey, lo cual no tenía nada de culpable; pero lo hizo tan inoportunamente, y sus mamelucos y dragones vejaron de talmodo al pueblo madrileño, que algunos historiadores hacen datar desde aquella hora la general antipatía de que los franceses fueron objeto. The grand Duke of Berg, petulant and vain, persisted in presenting himself with his troops in the race through which the King was to pass, which was not guilty; But he did it so inopportune, and his mamelukes and dragons so vexed the people of Madrid that some historians date from that time the general dislike of the French. La multitud es un río, cuyo nivel no puede subir cuando recibe el caudal de otro río, y tiene que acomodarse juntando carne con carne y hueso con hueso, hasta que desaparece la personalidad humana en el informe conjunto. The multitude is a river, the level of which cannot rise when it receives the flow of another river, and has to accommodate itself by joining meat to flesh and bone to bone, until the human personality disappears in the joint report. Esto pasó cuando los franceses penetraron en la estrecha plaza, y una tempestad de silbidos, reconvenciones e insultos fue la primera manifestación del pueblo español contra los invasores. This happened when the French entered the narrow square, and a storm of whistles, reprimands and insults was the first manifestation of the Spanish people against the invaders. Entre tanto el desconcierto crecía, la sofocación iba en aumento. Meanwhile the confusion grew, the suffocation was increasing. D. Mauro bramó como un toro, doña Restituta lanzó un gemido desde el fondo de su angosto pecho... pero la multitud olvidó sus penas, porque ya estaba cerca, ya venía, ya le veíamos en su caballo blanco, que apenas podía dar un paso; ya embocaba en la Puerta del Sol, ya se agitaban los abanicos; llovían ramos de flores; alzábase de la superficie de aquel inquieto mar un rumor espantoso, cruzaban el aire como pájaros desbandados millares de gorras, y los brazos convulsos sobresalían de las cabezas descubiertas; los pañuelos no eran bastante expresivos, y las capas eran desplegadas como banderas de triunfo. D. Mauro bellowed like a bull, Dona Restituta moaned from the bottom of her narrow chest ... but the crowd forgot her sorrows, because it was already close, it was coming, we already saw him on his white horse, which he could hardly give one step; already hollowed in the Puerta del Sol, the fans were already waving; bouquets of flowers rained down; a frightful noise rose from the surface of that restless sea, thousands of hats crossed the air like birds disbanded, and the convulsive arms protruded from the uncovered heads; the handkerchiefs were not quite expressive, and the layers were displayed as flags of triumph.

Entonces la masa de gente que estaba en torno mío avanzó con irresistible empuje. Then the mass of people around me advanced with irresistible thrust. D. Mauro y Restituta clavaron las uñas en las mangas del vestidode Inés, que se les escapaba; pero un jirón de tela se quedó en sus manos e Inés en mis brazos. D. Mauro and Restituta dug their nails into the sleeves of Inés's dress, which escaped them; but a piece of cloth remained in his hands and Ines in my arms. Miré a la derecha, y vi entre una aglomeración de cabezas el coleto de D. Mauro y el moño de doña Restituta, que huían llevados como despojos de naufragio sobre la espuma de aquel mar alborotado. I looked to the right, and I saw between a crowd of heads Don Mauro's ponytail and Dona Restituta's bow, fleeing carried like wreckage on the foam of that troubled sea. Estábamos solos.

Inés y yo nos abrazamos y el gentío comprimiéndose después, estrechaba a Inés contra mí, como si de nuestros dos cuerpos hubiera querido hacer uno solo. Inés and I hugged each other and the crowd compressing afterwards, held Inés against me, as if he had wanted to make one of our two bodies.