×

We use cookies to help make LingQ better. By visiting the site, you agree to our cookie policy.


image

Español con Juan, Recuerdos infantiles

Recuerdos infantiles

Hola, chicos, ¿qué tal?

¿Cómo va la semana? ¿Qué tal va todo?

Espero que todo (subjuntivo), espero que todo vaya bien.

Hoy os quería hablar de un par de momentos que viví de niño y que se me han quedado grabados en la memoria, no entiendo muy bien por qué porque son recuerdos bastante simples, nada espectacular. Un par de anécdotas muy sencillas, casi intrascendentes podríamos decir, pero que, de alguna forma, no sé, recuerdo con cierta tristeza.

En fin, supongo que podría ir a un psicoanalista y contárselo a ver qué interpretación me hace, qué traumas escondidos descubre, pero la verdad es que ir al psicoanalista cuesta un ojo de la cara. Los psicólogos se han puesto por las nubes, así que he pensado que es mucho mejor si me desahogo con vosotros.

Así matamos dos pájaros de un tiro, ¿no? Yo me autoanalizo un poco y vosotros practicáis un poco vuestros español porque en la historia que voy a contar, como siempre hago, voy a usar un montón de expresiones clave del español, de expresiones que se usan con mucha frecuencia y que conviene repasar de vez en cuando.

¿De acuerdo?

Pues, venga, vamos, al lío. Manos a la obra.

Recuerdo que estábamos en clase de la señorita Pepi. Yo debía de tener unos diez años, creo. Nueve o diez años. Estaba sentado en una de las últimas filas. Detrás de mí se sentaba, solo, como siempre, Juanjo.

Juanjo era, como lo podría decir, un niño un poco raro. A nosotros, por lo menos, nos parecía raro.

No hablaba con nadie. Se sentaba siempre solo en la última fila. Se sentaba solo porque ningún niño quería sentarse con él. Y porque él tampoco quería sentarse con nosotros.

Era un niño raro, diferente… Yo creo que nos daba a todos un poco de miedo.

No venía mucho a la escuela y cuando venía no jugaba con nosotros, no hablaba, no se juntaba con nadie.

En el patio, a la hora del recreo, se quedaba siempre apartado en una esquina. Y en clase se sentaba solo en la última banca.

No participaba en la clase con los demás niños. No hacía las tareas, no estudiaba y sacaba siempre malas notas.

No estoy seguro, pero me parece que era también uno o dos años mayor. No sé. No lo recuerdo bien, pero el caso es que ni él se juntaba con nosotros ni nosotros nos juntábamos mucho con él.

La verdad es que los maestros la tenían tomada un poco con él.

“Juanjo, no te levantes”. “¡Juanjo, cállate!” “Juanjo, siéntate allí”. “Juanjo, deja eso”. “Juanjo…”

Siempre le estaban llamando la atención por algo. Y a menudo lo expulsaban de la clase.

“¡Juanjo, fuera de la clase! ¡Expulsado!”

Ninguno de nosotros hablaba mucho con él y él tampoco parecía querer tener cuentas con nosotros.

Me imagino que Juanjo odiaba la escuela, odiaba a los maestros y nos odiaba también a nosotros, a los otros niños.

A mí me daba un poco de miedo. No sabía muy bien qué decirle. Parecía estar siempre al margen de todo y de todos.

Aquel día la señorita Pepi nos había mandado hacer alguna tarea y todos estábamos ocupados, trabajando en silencio, cada uno a lo suyo. En aquella época era así. Si el maestro o la maestra nos decía que teníamos que hacer algo en clase, entonces había que estar sentados y hacerlo sin rechistar.

Muchas veces ni siquiera se podía hablar.

Si la maestra te veía hablando con otro niño en lugar de hacer tu tarea, te llamaba la atención o incluso te echaba de la clase y si te ponías chulo o protestabas, entonces te amenazaba con llamar a tus padres. Que llamaran a tus padres era lo peor que te podía pasar.

Aquel día, como decía, la señorita Pepi nos había pedido que nos pusiéramos a trabajar en una tarea en silencio, sin hablar con nadie. Me parece que nos había pedido que leyéramos algo en el libro.

Yo estaba confundido. No me había enterado de la página que teníamos que leer. Entonces, sin pensarlo dos veces, me di la vuelta y le pregunté a Juanjo si sabía qué página teníamos que leer.

En ese momento se escuchó la voz de la señorita Pepi.

“¡Juanjo! ¡Fuera! ¡A la calle por hablar!”

Yo conocía muy bien a la señorita Pepi. Pepi o Pepita era en realidad la hermana mayor de Miguel, mi mejor amigo del barrio. La conocía desde siempre. A veces incluso habíamos jugado juntos.

Yo, como no tenía hermanos, solía ir a casa de mi amigo Miguel casi todos los días y Pepi, aunque nos sacaba bastantes años a los dos, a veces se ponía a jugar con nosotros al Monopoly o al parchís en los días de lluvia, cuando no se podía jugar al fútbol en la calle y había que quedarse en casa.

O sea, que para mí, la señorita Pepi era alguien muy familiar. Supongo que si nosotros teníamos diez años, ella debía de tener unos dieciocho años, más o menos.

Cuando nos veíamos en la calle o cuando iba a su casa, yo la llamaba simplemente Pepi, pero en clase tenía que llamarla, como todos los otros niños, “señorita”: Señorita Pepi.

Al principio me parecía muy raro llamarla así.

Cuando estábamos con ella en su casa, su hermano Miguel y yo la llamábamos Pepi. Recuerdo que nosotros nos reíamos de ella porque siempre perdía a todos los juegos que hacíamos: al Monopoly, al parchís… Se le daban fatal todos los juegos de mesa. Pero a ella no le importaba que le tomáramos el pelo y se reía con nosotros.

A veces, cuando perdía al Monopoly fingía enfadarse con nosotros, pero luego nos hacía cosquillas y acabamos los tres tirados por el suelo riéndonos a carcajadas.

Pero un año, a principios de curso, en septiembre, Pepi empezó a trabajar de maestra en la escuela del barrio, donde íbamos Miguel y yo.

La hermana mayor de Miguel, mi mejor amigo, aquella chica a la que conocía desde hacía tanto tiempo y que a veces se ponía a jugar con nosotros al parchís los días de lluvia, era, de repente, la maestra. Ya no la podía seguir llamando simplemente “Pepi”. Ahora había que llamarla Señorita Pepi y hacer lo que ella decía.

Recuerdo que al principio Miguel y yo no nos la tomábamos en serio. Sobre todo él, que era su hermana.

Los primeros días a mí me costaba mucho llamarla Señorita y la llamaba Pepi.

Ella me miraba muy seria y me gritaba “¡Señorita Pepi!”

No quería que la llamase Pepi delante de los otros niños de la escuela. Y tenía razón. No estaba bien. Pero para mí era difícil porque estaba acostumbrado a verla todos los días en su casa y a bromear con ella.

“¿Pepi, puedo ir al servicio?”

“¡Señorita!”

“Perdón… Señorita, ¿puedo ir al servicio?”

Y así todos los días, dos o tres veces.

Para Miguel era aún peor, obviamente. A él le costaba mucho más que a mí llamar “señorita” a su hermana y la llamaba casi siempre Pepi. O incluso a veces “hermana”. Recuerdo que Miguel tenía la costumbre de llamar a su hermana “hermana”, lo cual a mí me había llamado siempre la atención. No conocía a ningún niño que dijera “hermano” o “hermana” para dirigirse a sus hermanos. El problema era que Miguel a veces llamaba a la señorita Pepi “hermana” también en la escuela.

“Hermana, ¿puedo ir al servicio?” Le preguntó un día en clase.

A la señorita Pepi no le gustaba que Miguel y yo la llamáramos Pepi en la escuela, pero odiaba aún más que Miguel la llamase “hermana” delante de los otros niños.

Recuerdo que un día que Miguel la llamó “hermana” en mitad de la clase, ella se levantó, fue hacia él y le dio una bofetada en la cara delante de todos tan fuerte que le dejó la marca de la mano en la cara.

Los niños de la clase nos quedamos todos en silencio. Habíamos entendido el mensaje.

Si alguien pensaba que por ser hermana de la profesora Miguel tenía algún tipo de privilegio en la escuela, que era un enchufado, se equivocaba.

En aquella época, algunos profesores todavía pegaban a los niños en la escuela, pero la mayoría ya no y por eso nos quedamos todos estupefactos, con la boca abierta. No nos esperábamos algo así de la Señorita Pepi.

Pero, de todas formas, a pesar de aquella bofetada, no creo que los niños de la clase tuvieran miedo de ella.

Sabían que le había dado aquella bofetada a Miguel por ser su hermano, no por ser la profesora. Los otros niños se sentían a salvo. Era una cuestión de familia.

En mi caso era un poco diferente. No estaba tan seguro de que la señorita Pepi no fuera capaz de darme una bofetada a mí también si continuaba llamándola Pepi en clase.

Al fin y al cabo, yo era el amigo favorito de su hermano.

Es que como mi casa estaba a dos pasos de la suya, pues Miguel y yo estábamos siempre juntos. jugábamos al fútbol juntos, íbamos al cine juntos, estudiábamos juntos y a menudo comía con él y con su familia.

Era normal. Yo era hijo único y Miguel solo tenía una hermana, Pepi, que era mucho más mayor que él, así que los dos éramos un poco como hermanos.

En fin, lo que quiero decir es que Pepi me conocía desde siempre y me trataba casi con la misma familiaridad con la que trataba a su hermano.

Y por eso pensaba que si Pepi era capaz de darle una bofetada a su hermano en medio de la clase, entonces quizás también podría acabar dándome una a mí también.

Total, que yo, desde aquel día, por si las moscas, puse mucha atención para llamarla siempre Señorita o Señorita Pepi cuando estábamos en la escuela. No quería que se enfadara conmigo.

Bueno, el caso es que aquel día, cuando yo me di la vuelta para preguntarle a Juanjo cuál era la página del libro que teníamos que leer, la señorita Pepi nos escuchó hablar, pero se confundió y pensó que era él, Juanjo, el que estaba hablando, no yo, y lo echó de la clase.

“¡Juanjo! ¡Fuera de la clase, por hablar!”, le dijo.

No era la primera vez. A Juanjo los maestros lo expulsaban de la clase cada dos por tres, por una razón o por otra. Pasaba más tiempo fuera que dentro.

Juanjo se levantó resignado, sin decir nada. Solo recuerdo que hizo un gesto con la cara como diciendo “¡Otra vez yo! ¡Siempre me toca a mí!”.

Yo, claro, sabía que la culpa era mía. Era yo el que le había hablado a él, no él a mí.

Entonces, cuando Juanjo se encaminaba ya hacia la puerta para salir del aula, alcé la voz y dije

“Señorita Pepi, he sido yo el que le ha preguntado. Era yo el que hablaba, no él”.

Entonces la señorita Pepi le dijo a Juanjo que volviera a su asiento y se sentara.

Estaba claro que si había que expulsar a alguien de la clase por hablar, me tendría que expulsar a mí, claro.

Pero no. A mí la señorita Pepi no me dijo que me fuera a la calle. Solo me dijo que siguiera haciendo la tarea en silencio.

Yo era un niño bueno y además el mejor amigo de su hermano. Estaba claro que a mí la señorita Pepi no me iba a expulsar de la clase.

De una forma más o menos inconsciente, aquel día aprendí que a menudo nos dejamos llevar por los estereotipos que tenemos sobre otras personas. Nos hacemos una idea de una persona e interpretamos todo lo que hace de acuerdo con esa idea que tenemos en nuestra cabeza.

Como le pasaba a los maestros de mi escuela, que la tenían tomada con Juanjo e interpretaban todo lo que hacía de forma negativa. Si había que culpar a alguien de algo, la culpa era siempre suya.

Aquel día me di cuenta de que si Juanjo hacía algo malo, se le castigaba por ser malo, por ser travieso, por ser un rebelde, por ser un desadaptado; pero si un niño “bueno” como yo hacía algo malo, entonces no había castigo.

Yo pertenecía al grupo de los niños “buenos”, de los niños “normales”, de los niños adaptados.

Juanjo pertenecía al grupo de los niños malos, de los niños rebeldes, de los niños desadaptados. Y la gente no quería cuentas con alguien así. Los profesores tampoco.

La verdad es que Juanjo y yo éramos muy diferentes, tan diferentes como el día y la noche. No habíamos hablado nunca y nunca volvimos a hablar, pero desde aquel día algo cambió entre nosotros.

A partir de aquel momento en el que yo alcé la voz para decirle a la señorita Pepi que el que había hablado era yo, no él, Juanjo me miraba con más respeto. Se lo notaba en los ojos.

Aunque no nos habláramos, por la forma en que me miraba tuve la impresión de que había cambiado su opinión sobre mí; que alzando mi voz para defenderlo delante de la Señorita Pepi, había logrado impresionarlo.

Me parecía que se había quedado muy sorprendido por mi gesto. Era como si no estuviera acostumbrado a que nadie fuera amable con él.

De darme miedo pasó a darme pena o tristeza.

Yo era muy niño, claro, y no era consciente de lo que pasaba, pero de forma intuitiva, me di cuenta de que en realidad Juanjo no era un niño peligroso, sino alguien con falta de cariño, con falta de amor; alguien que probablemente no estaba acostumbrado a que lo quisieran ni a que lo trataran de forma amable. Por eso se había quedado tan impresionado cuando yo alcé la voz para defenderlo.

Aunque no nos volvimos a hablar el resto del año, recuerdo que cada vez que nos cruzábamos en el patio del colegio, por un pasillo de la escuela o en clase, nos mirábamos en silencio y sin decirnos nada de alguna forma nos entendíamos.

Creo que, de forma intuitiva, poco a poco fui comprendiendo que igual que a nosotros él nos daba un poco de miedo, nosotros también le dábamos miedo a él.

Aquel año Juanjo dejó la escuela y no volvió más. En aquella época era normal. Muchos padres de clase baja, pobres, que no contaban con muchos medios, sacaban a sus hijos de la escuela para ponerlos a trabajar cuando todavía eran muy niños.

Me imagino que eso fue lo que le pasó a Juanjo, que sus padres, o quién fuera, lo sacó del colegio. Total, el niño no parecía valer para estudiar.

El caso es que al año siguiente ya no volvimos a verlo en la escuela y nadie parecía echarlo de menos. El único que lo recordaba era yo. Y lo que más recordaba eran sus ojos tristes.

No lo volví a ver hasta varios años más tarde, cuando yo ya iba al instituto. Yo debía de tener unos quince o dieciséis años. Lo vi en la calle. Mientras esperaba a que el semáforo se pusiera verde para cruzar, de repente giré la cabeza y lo vi a mi lado.

Juanjo llevaba en la mano unos décimos de lotería. Se había hecho vendedor ambulante de lotería. Mientras yo iba al instituto y me preparaba para entrar en la universidad, Juanjo recorría los bares y las tiendas de la ciudad vendiendo lotería para ganarse la vida y llevar algo de dinero a casa.

Cuando lo vi, a mí se me cayó el alma a los pies. Supongo que se dio cuenta de que yo lo miraba con tristeza y apartó la mirada incómodo, como si se avergonzara. Supongo que le daba vergüenza que yo lo viera vendiendo lotería por la calle. Yo llevaba mis libros debajo del brazo e iba a clase; él había dejado de estudiar para ponerse a vender lotería por la calle. Me sentí fatal.

Tampoco esta vez nos dijimos nada. Ni siquiera nos saludamos. No había nada qué decir. Él me miró con sus ojos tristes de siempre y en cuanto el semáforo se puso verde se alejó deprisa.

No volví a verlo.

A veces cuando veo algún vendedor ambulante de lotería por Granada, en algún bar, en alguna tienda, en el mercado o donde sea, me quedo mirándolo. ¿Será Juanjo?

No, no volví a verlo. No sé qué le pasó, pero dudo mucho que tuviera éxito como vendedor de lotería.

Los que van vendiendo lotería por las calles de las ciudades son normalmente personas muy extrovertidas que hablan con la gente con facilidad, que hacen bromas y dicen algo simpático para intentar convencerte de que les compres un billete de lotería. Juanjo, por lo que yo recuerdo, no valía para eso.

En fin, nunca supe que fue de él.

A veces he pensado que quizás estos dos episodios se me han quedado marcados en la memoria porque probablemente fue la primera vez que fui consciente de la pobreza que existía a mi alrededor, y que había otros niños que no tenían algunas de las cosas que yo daba por descontado, como la posibilidad de ir a la escuela y estudiar.

Pero ahora creo que lo que más me impresionó no fue la pobreza de Juanjo, sino su soledad y la tristeza de su mirada.

Ahora que lo pienso, tal vez sea por eso que me pongo triste cada vez que veo a un hombre caminando solo por la calle. Nunca lo había pensado.

Por cierto, la señorita Pepi, que nunca me dio una bofetada, se casó al año siguiente, dejó la escuela y se fue a vivir a otra ciudad. A partir de entonces solo venía a Granada en Navidad.

Cuando iba a jugar con mi amigo Miguel a su casa y me encontraba con ella, entonces la situación era aún más embarazosa que antes. Yo me había acostumbrado a llamarla “Señorita” y ahora tenía que llamarla otra vez Pepi. Pero me costaba mucho. Ya no la veía como la hermana de mi mejor amigo; ahora la veía como la maestra, la profesora.

Al final era todo muy embarazoso y lo que hacía era evitarla. Si ella entraba en una habitación, yo me iba con cualquier excusa.

Ahora que lo pienso mejor, la verdad es que mi infancia podría resumirse como una sucesión de momentos y situaciones embarazosas, ¿no?

En fin, me pregunto qué diría Freud.

Chicos, espero que os hayan parecido interesantes mis recuerdos. Si no, lo siento, lo siento mucho, pero hoy tenía ganas de desahogarme un poco hablando de estos momentos que se me quedaron grabados en la memoria de niño.

Otro día, otro día hablaremos de cosas un poquito más alegres.

Nos vemos, no, nos vemos, nos escuchamos en el próximo episodio de nuestro podcast, aquí, en Español Con Juan.

¡Hasta pronto!

Recuerdos infantiles Erinnerungen an die Kindheit childhood memories Ricordi d'infanzia Wspomnienia z dzieciństwa Minnen från barndomen Çocukluk anıları

Hola, chicos, ¿qué tal?

¿Cómo va la semana? ¿Qué tal va todo? How is everything going?

Espero que todo (subjuntivo), espero que todo vaya bien. I hope everything (subjunctive), I hope everything goes well.

Hoy os quería hablar de un par de momentos que viví de niño y que se me han quedado grabados en la memoria, no entiendo muy bien por qué porque son recuerdos bastante simples, nada espectacular. Today I wanted to talk to you about a couple of moments that I lived as a child and that have remained engraved in my memory, I don't really understand why because they are quite simple memories, nothing spectacular. Un par de anécdotas muy sencillas, casi intrascendentes podríamos decir, pero que, de alguna forma, no sé, recuerdo con cierta tristeza. A couple of very simple anecdotes, almost inconsequential we could say, but that, somehow, I don't know, I remember with some sadness.

En fin, supongo que podría ir a un psicoanalista y contárselo a ver qué interpretación me hace, qué traumas escondidos descubre, pero la verdad es que ir al psicoanalista cuesta un ojo de la cara. Anyway, I guess I could go to a psychoanalyst and tell him what interpretation he makes of me, what hidden traumas he discovers, but the truth is that going to a psychoanalyst costs an arm and a leg. Los psicólogos se han puesto por las nubes, así que he pensado que es mucho mejor si me desahogo con vosotros. Psychologists have gone through the roof, so I thought it would be much better if I vent to you.

Así matamos dos pájaros de un tiro, ¿no? So we kill two birds with one stone, right? Yo me autoanalizo un poco y vosotros practicáis un poco vuestros español porque en la historia que voy a contar, como siempre hago, voy a usar un montón de expresiones clave del español, de expresiones que se usan con mucha frecuencia y que conviene repasar de vez en cuando. I analyze myself a bit and you practice your Spanish a bit because in the story I am going to tell, as I always do, I am going to use a lot of key expressions of Spanish, expressions that are used very frequently and that should be reviewed from time to time from time to time

¿De acuerdo? Agree?

Pues, venga, vamos, al lío. Well, come on, let's go, to the mess. Manos a la obra. Let's do it.

Recuerdo que estábamos en clase de la señorita Pepi. I remember we were in Miss Pepi's class. Yo debía de tener unos diez años, creo. I must have been about ten years old, I think. Nueve o diez años. Estaba sentado en una de las últimas filas. He was sitting in one of the last rows. Detrás de mí se sentaba, solo, como siempre, Juanjo. Behind me sat, alone, as always, Juanjo.

Juanjo era, como lo podría decir, un niño un poco raro. Juanjo was, how could I say it, a little strange boy. A nosotros, por lo menos, nos parecía raro. To us, at least, it seemed strange.

No hablaba con nadie. Se sentaba siempre solo en la última fila. He always sat alone in the last row. Se sentaba solo porque ningún niño quería sentarse con él. He sat alone because no child wanted to sit with him. Y porque él tampoco quería sentarse con nosotros. And because he didn't want to sit with us either.

Era un niño raro, diferente… Yo creo que nos daba a todos un poco de miedo. He was a strange child, different... I think he scared us all a little.

No venía mucho a la escuela y cuando venía no jugaba con nosotros, no hablaba, no se juntaba con nadie. He didn't come to school much and when he came he didn't play with us, he didn't talk, he didn't hang out with anyone.

En el patio, a la hora del recreo, se quedaba siempre apartado en una esquina. In the patio, at recess, he always stayed away in a corner. Y en clase se sentaba solo en la última banca. And in class he sat alone on the last bench.

No participaba en la clase con los demás niños. He did not participate in class with the other children. No hacía las tareas, no estudiaba y sacaba siempre malas notas. He didn't do his homework, he didn't study and he always got bad grades.

No estoy seguro, pero me parece que era también uno o dos años mayor. I'm not sure, but it seems to me that he was also a year or two older. No sé. I don't know. No lo recuerdo bien, pero el caso es que ni él se juntaba con nosotros ni nosotros nos juntábamos mucho con él. I don't remember it well, but the fact is that he didn't hang out with us and we didn't hang out with him much.

La verdad es que los maestros la tenían tomada un poco con él. The truth is that the teachers had it a bit with him.

“Juanjo, no te levantes”. "Juanjo, don't get up." “¡Juanjo, cállate!” “Juanjo, siéntate allí”. "Juanjo, shut up!" "Juanjo, sit over there." “Juanjo, deja eso”. "Juanjo, leave that." “Juanjo…”

Siempre le estaban llamando la atención por algo. They were always calling his attention to something. Y a menudo lo expulsaban de la clase. And he was often expelled from the class.

“¡Juanjo, fuera de la clase! “Juanjo, get out of class! ¡Expulsado!” Expelled!"

Ninguno de nosotros hablaba mucho con él y él tampoco parecía querer tener cuentas con nosotros. None of us talked to him much and he didn't seem to want to have any accounts with us either.

Me imagino que Juanjo odiaba la escuela, odiaba a los maestros y nos odiaba también a nosotros, a los otros niños.

A mí me daba un poco de miedo. It scared me a little. No sabía muy bien qué decirle. I didn't quite know what to say to him. Parecía estar siempre al margen de todo y de todos. He seemed to be always on the sidelines of everything and everyone.

Aquel día la señorita Pepi nos había mandado hacer alguna tarea y todos estábamos ocupados, trabajando en silencio, cada uno a lo suyo. That day Miss Pepi had ordered us to do some homework and we were all busy, working in silence, each one to his own. En aquella época era así. At that time it was like that. Si el maestro o la maestra nos decía que teníamos que hacer algo en clase, entonces había que estar sentados y hacerlo sin rechistar. If the teacher told us that we had to do something in class, then we had to sit down and do it without complaining.

Muchas veces ni siquiera se podía hablar. Many times you couldn't even talk.

Si la maestra te veía hablando con otro niño en lugar de hacer tu tarea, te llamaba la atención o incluso te echaba de la clase y si te ponías chulo o protestabas, entonces te amenazaba con llamar a tus padres. If the teacher saw you talking to another child instead of doing your homework, she would call you to attention or even kick you out of class and if you got cocky or protested, then she would threaten to call your parents. Que llamaran a tus padres era lo peor que te podía pasar. Having your parents called was the worst thing that could happen to you.

Aquel día, como decía, la señorita Pepi nos había pedido que nos pusiéramos a trabajar en una tarea en silencio, sin hablar con nadie. That day, as I was saying, Miss Pepi had asked us to work on a task in silence, without talking to anyone. Me parece que nos había pedido que leyéramos algo en el libro. I think he had asked us to read something in the book.

Yo estaba confundido. I was confused. No me había enterado de la página que teníamos que leer. I hadn't been aware of the page we had to read. Entonces, sin pensarlo dos veces, me di la vuelta y le pregunté a Juanjo si sabía qué página teníamos que leer. So, without thinking twice, I turned around and asked Juanjo if he knew which page we had to read.

En ese momento se escuchó la voz de la señorita Pepi. At that moment Miss Pepi's voice was heard.

“¡Juanjo! "Juanjo! ¡Fuera! Get out! ¡A la calle por hablar!” To the street for talking!”

Yo conocía muy bien a la señorita Pepi. I knew Miss Pepi very well. Pepi o Pepita era en realidad la hermana mayor de Miguel, mi mejor amigo del barrio. Pepi or Pepita was actually the older sister of Miguel, my best friend from the neighborhood. La conocía desde siempre. I had always known her. A veces incluso habíamos jugado juntos. Sometimes we had even played together.

Yo, como no tenía hermanos, solía ir a casa de mi amigo Miguel casi todos los días y Pepi, aunque nos sacaba bastantes años a los dos, a veces se ponía a jugar con nosotros al Monopoly o al parchís en los días de lluvia, cuando no se podía jugar al fútbol en la calle y había que quedarse en casa. As I had no siblings, I used to go to my friend Miguel's house almost every day and Pepi, although she was several years older than both of us, would sometimes play Monopoly or Parcheesi with us on rainy days, when we couldn't play soccer in the street and had to stay at home.

O sea, que para mí, la señorita Pepi era alguien muy familiar. Supongo que si nosotros teníamos diez años, ella debía de tener unos dieciocho años, más o menos. I guess if we were ten years old, she must have been about eighteen or so.

Cuando nos veíamos en la calle o cuando iba a su casa, yo la llamaba simplemente Pepi, pero en clase tenía que llamarla, como todos los otros niños, “señorita”: Señorita Pepi. When we met in the street or when I went to her house, I called her simply Pepi, but in class I had to call her, like all the other children, "Miss": Miss Pepi.

Al principio me parecía muy raro llamarla así. At first I thought it was very strange to call it that.

Cuando estábamos con ella en su casa, su hermano Miguel y yo la llamábamos Pepi. Recuerdo que nosotros nos reíamos de ella porque siempre perdía a todos los juegos que hacíamos: al Monopoly, al parchís…  Se le daban fatal todos los juegos de mesa. I remember we used to laugh at her because she always lost every game we played: Monopoly, Parcheesi... She was terrible at all board games. Pero a ella no le importaba que le tomáramos el pelo y se reía con nosotros. But she didn't mind us teasing her and laughed with us.

A veces, cuando perdía al Monopoly fingía enfadarse con nosotros, pero luego nos hacía cosquillas y acabamos los tres tirados por el suelo riéndonos a carcajadas. Sometimes when he lost Monopoly he would pretend to be mad at us, but then he would tickle us and we would end up all three of us lying on the floor laughing out loud.

Pero un año, a principios de curso, en septiembre, Pepi empezó a trabajar de maestra en la escuela del barrio, donde íbamos Miguel y yo. But one year, at the beginning of the school year, in September, Pepi started working as a teacher in the neighborhood school, where Miguel and I went.

La hermana mayor de Miguel, mi mejor amigo, aquella chica a la que conocía desde hacía tanto tiempo y que a veces se ponía a jugar con nosotros al parchís los días de lluvia, era, de repente, la maestra. Miguel's older sister, my best friend, the girl I had known for so long and who sometimes played Parcheesi with us on rainy days, was suddenly the teacher. Ya no la podía seguir llamando simplemente “Pepi”. I could no longer call her simply "Pepi". Ahora había que llamarla Señorita Pepi y hacer lo que ella decía. Now we had to call her Miss Pepi and do what she said.

Recuerdo que al principio Miguel y yo no nos la tomábamos en serio. I remember that at first Miguel and I did not take it seriously. Sobre todo él, que era su hermana. Especially he, who was her sister.

Los primeros días a mí me costaba mucho llamarla Señorita y la llamaba Pepi. In the early days I had a hard time calling her Señorita and called her Pepi.

Ella me miraba muy seria y me gritaba “¡Señorita Pepi!” She would look at me very seriously and yell "Miss Pepi!"

No quería que la llamase Pepi delante de los otros niños de la escuela. She didn't want me to call her Pepi in front of the other kids at school. Y tenía razón. And he was right. No estaba bien. It was not right. Pero para mí era difícil porque estaba acostumbrado a verla todos los días en su casa y a bromear con ella. But it was hard for me because I was used to seeing her every day at her house and joking with her.

“¿Pepi, puedo ir al servicio?” "Pepi, can I go to the restroom?"

“¡Señorita!”

“Perdón… Señorita, ¿puedo ir al servicio?”

Y así todos los días, dos o tres veces. And so every day, two or three times.

Para Miguel era aún peor, obviamente. For Miguel it was even worse, obviously. A él le costaba mucho más que a mí llamar “señorita” a su hermana y la llamaba casi siempre Pepi. He found it much harder than I did to call his sister "Miss" and almost always called her Pepi. O incluso a veces “hermana”. Or even sometimes "sister". Recuerdo que Miguel tenía la costumbre de llamar a su hermana “hermana”, lo cual a mí me había llamado siempre la atención. I remember that Miguel had the habit of calling his sister "hermana" (sister), which had always caught my attention. No conocía a ningún niño que dijera “hermano” o “hermana” para dirigirse a sus hermanos. I didn't know of any child who said "brother" or "sister" to address their siblings. El problema era que Miguel a veces llamaba a la señorita Pepi “hermana” también en la escuela. The problem was that Miguel sometimes called Miss Pepi "sister" at school as well.

“Hermana, ¿puedo ir al servicio?” Le preguntó un día en clase. "Sister, can I go to the toilet?" He asked her one day in class.

A la señorita Pepi no le gustaba que Miguel y yo la llamáramos Pepi en la escuela, pero odiaba aún más que Miguel la llamase “hermana” delante de los otros niños. Miss Pepi didn't like that Miguel and I called her Pepi at school, but she hated even more that Miguel called her “sister” in front of the other children.

Recuerdo que un día que Miguel la llamó “hermana” en mitad de la clase, ella se levantó, fue hacia él y le dio una bofetada en la cara delante de todos tan fuerte que le dejó la marca de la mano en la cara. I remember one day when Miguel called her "sister" in the middle of class, she got up, went to him and slapped him in the face in front of everyone so hard that he left a handprint on her face.

Los niños de la clase nos quedamos todos en silencio. The children in the class were all silent. Habíamos entendido el mensaje. We had understood the message.

Si alguien pensaba que por ser hermana de la profesora Miguel tenía algún tipo de privilegio en la escuela, que era un enchufado, se equivocaba. If someone thought that because she was the sister of the teacher Miguel she had some kind of privilege at school, that she was plugged in, they were wrong.

En aquella época, algunos profesores todavía pegaban a los niños en la escuela, pero la mayoría ya no y por eso nos quedamos todos estupefactos, con la boca abierta. At that time, some teachers still beat children at school, but most don't anymore and that's why we were all dumbfounded, with our mouths open. No nos esperábamos algo así de la Señorita Pepi. We did not expect something like this from Miss Pepi.

Pero, de todas formas, a pesar de aquella bofetada, no creo que los niños de la clase tuvieran miedo de ella. But anyway, despite that slap, I don't think the kids in the class were afraid of her.

Sabían que le había dado aquella bofetada a Miguel por ser su hermano, no por ser la profesora. They knew that she had slapped Miguel for being her brother, not for being the teacher. Los otros niños se sentían a salvo. The other children felt safe. Era una cuestión de familia. It was a family matter.

En mi caso era un poco diferente. In my case it was a little different. No estaba tan seguro de que la señorita Pepi no fuera capaz de darme una bofetada a mí también si continuaba llamándola Pepi en clase. I wasn't so sure Miss Pepi wouldn't be able to smack me too if I kept calling her Pepi in class.

Al fin y al cabo, yo era el amigo favorito de su hermano. After all, I was his brother's favorite friend.

Es que como mi casa estaba a dos pasos de la suya, pues Miguel y yo estábamos siempre juntos. Since my house was two steps away from his, Miguel and I were always together. jugábamos al fútbol juntos, íbamos al cine juntos, estudiábamos juntos y a menudo comía con él y con su familia. we played soccer together, went to the movies together, studied together, and often ate with him and his family.

Era normal. It was normal. Yo era hijo único y Miguel solo tenía una hermana, Pepi, que era mucho más mayor que él, así que los dos éramos un poco como hermanos. I was an only child and Miguel only had one sister, Pepi, who was much older than him, so the two of us were a bit like siblings.

En fin, lo que quiero decir es que Pepi me conocía desde siempre y me trataba casi con la misma familiaridad con la que trataba a su hermano. Anyway, what I want to say is that Pepi had always known me and treated me with almost the same familiarity with which she treated her brother.

Y por eso pensaba que si Pepi era capaz de darle una bofetada a su hermano en medio de la clase, entonces quizás también podría acabar dándome una a mí también. And so I thought that if Pepi was able to slap her brother in the middle of class, then maybe she could end up slapping me too.

Total, que yo, desde aquel día, por si las moscas, puse mucha atención para llamarla siempre Señorita o Señorita Pepi cuando estábamos en la escuela. In short, from that day on, just in case, I paid a lot of attention to always call her Miss or Miss Pepi when we were at school. No quería que se enfadara conmigo. I didn't want him to be mad at me.

Bueno, el caso es que aquel día, cuando yo me di la vuelta para preguntarle a Juanjo cuál era la página del libro que teníamos que leer, la señorita Pepi nos escuchó hablar, pero se confundió y pensó que era él, Juanjo, el que estaba hablando, no yo, y lo echó de la clase. Well, the fact is that that day, when I turned around to ask Juanjo which page of the book we had to read, Miss Pepi heard us talking, but she got confused and thought it was him, Juanjo, who was talking, not me, and kicked him out of class.

“¡Juanjo! "Juanjo! ¡Fuera de la clase, por hablar!”, le dijo. Get out of class, for talking!” he told her.

No era la primera vez. It was not the first time. A Juanjo los maestros lo expulsaban de la clase cada dos por tres, por una razón o por otra. Teachers expelled Juanjo from class every two or three, for one reason or another. Pasaba más tiempo fuera que dentro. He spent more time outside than inside.

Juanjo se levantó resignado, sin decir nada. Juanjo stood up resignedly, without saying anything. Solo recuerdo que hizo un gesto con la cara como diciendo “¡Otra vez yo! I only remember that he made a gesture with his face as if to say “me again! ¡Siempre me toca a mí!”. It's always my turn!"

Yo, claro, sabía que la culpa era mía. I, of course, knew it was my fault. Era yo el que le había hablado a él, no él a mí. It was I who had spoken to him, not he to me.

Entonces, cuando Juanjo se encaminaba ya hacia la puerta para salir del aula, alcé la voz y dije So, when Juanjo was already heading towards the door to leave the classroom, I raised my voice and said

“Señorita Pepi, he sido yo el que le ha preguntado. “Miss Pepi, I was the one who asked you. Era yo el que hablaba, no él”. It was me talking, not him."

Entonces la señorita Pepi le dijo a Juanjo que volviera a su asiento y se sentara. Then Miss Pepi told Juanjo to go back to his seat and sit down.

Estaba claro que si había que expulsar a alguien de la clase por hablar, me tendría que expulsar a mí, claro. It was clear that if anyone had to be expelled from the class for speaking up, I would have to be expelled, of course.

Pero no. But no. A mí la señorita Pepi no me dijo que me fuera a la calle. Miss Pepi did not tell me to go to the street. Solo me dijo que siguiera haciendo la tarea en silencio. He just told me to keep doing my homework quietly.

Yo era un niño bueno y además el mejor amigo de su hermano. I was a good boy and also his brother's best friend. Estaba claro que a mí la señorita Pepi no me iba a expulsar de la clase. It was clear that Miss Pepi was not going to expel me from the class.

De una forma más o menos inconsciente, aquel día aprendí que a menudo nos dejamos llevar por los estereotipos que tenemos sobre otras personas. In a more or less unconscious way, I learned that day that we often get carried away by the stereotypes we have about other people. Nos hacemos una idea de una persona e interpretamos todo lo que hace de acuerdo con esa idea que tenemos en nuestra cabeza. We get an idea of a person and interpret everything they do according to that idea in our head.

Como le pasaba a los maestros de mi escuela, que la tenían tomada con Juanjo e interpretaban todo lo que hacía de forma negativa. As happened to the teachers at my school, who had it in for Juanjo and interpreted everything he did in a negative way. Si había que culpar a alguien de algo, la culpa era siempre suya. If someone was to be blamed for something, it was always his fault.

Aquel día me di cuenta de que si Juanjo hacía algo malo, se le castigaba por ser malo, por ser travieso, por ser un rebelde, por ser un desadaptado; pero si un niño “bueno” como yo hacía algo malo, entonces no había castigo. That day I realized that if Juanjo did something bad, he was punished for being bad, for being naughty, for being a rebel, for being a misfit; but if a "good" child like me did something bad, then there was no punishment.

Yo pertenecía al grupo de los niños “buenos”, de los niños “normales”, de los niños adaptados. I belonged to the group of the "good" children, the "normal" children, the adapted children.

Juanjo pertenecía al grupo de los niños malos, de los niños rebeldes, de los niños desadaptados. Y la gente no quería cuentas con alguien así. And people didn't want accounts with someone like that. Los profesores tampoco. Neither do the teachers.

La verdad es que Juanjo y yo éramos muy diferentes, tan diferentes como el día y la noche. The truth is that Juanjo and I were very different, as different as night and day. No habíamos hablado nunca y nunca volvimos a hablar, pero desde aquel día algo cambió entre nosotros. We had never spoken and never spoke again, but from that day on something changed between us.

A partir de aquel momento en el que yo alcé la voz para decirle a la señorita Pepi que el que había hablado era yo, no él, Juanjo me miraba con más respeto. From that moment on, when I raised my voice to tell Miss Pepi that I was the one who had spoken, not him, Juanjo looked at me with more respect. Se lo notaba en los ojos. You could see it in his eyes.

Aunque no nos habláramos, por la forma en que me miraba tuve la impresión de que había cambiado su opinión sobre mí; que alzando mi voz para defenderlo delante de la Señorita Pepi, había logrado impresionarlo. Even though we were not speaking, the way he looked at me gave me the impression that I had changed his opinion of me; that by raising my voice to defend him in front of Miss Pepi, I had succeeded in impressing him.

Me parecía que se había quedado muy sorprendido por mi gesto. It seemed to me that he was very surprised by my gesture. Era como si no estuviera acostumbrado a que nadie fuera amable con él. It was as if he wasn't used to anyone being nice to him.

De darme miedo pasó a darme pena o tristeza. I went from fear to sorrow or sadness.

Yo era muy niño, claro, y no era consciente de lo que pasaba, pero de forma intuitiva, me di cuenta de que en realidad Juanjo no era un niño peligroso, sino alguien con falta de cariño, con falta de amor; alguien que probablemente no estaba acostumbrado a que lo quisieran ni a que lo trataran de forma amable. I was very young, of course, and I was not aware of what was going on, but intuitively, I realized that in reality Juanjo was not a dangerous child, but someone who lacked affection, lacked love; someone who was probably not used to being loved or treated kindly. Por eso se había quedado tan impresionado cuando yo alcé la voz para defenderlo. That's why he had been so shocked when I raised my voice to defend him.

Aunque no nos volvimos a hablar el resto del año, recuerdo que cada vez que nos cruzábamos en el patio del colegio, por un pasillo de la escuela o en clase, nos mirábamos en silencio y sin decirnos nada de alguna forma nos entendíamos. Although we never spoke to each other again for the rest of the year, I remember that every time we passed each other in the schoolyard, down a school hallway or in class, we would silently look at each other and without saying anything we somehow understood each other.

Creo que, de forma intuitiva, poco a poco fui comprendiendo que igual que a nosotros él nos daba un poco de miedo, nosotros también le dábamos miedo a él. I think that, intuitively, I gradually came to understand that just as we were a little afraid of him, we were a little afraid of him.

Aquel año Juanjo dejó la escuela y no volvió más. That year Juanjo left school and never came back. En aquella época era normal. At that time it was normal. Muchos padres de clase baja, pobres, que no contaban con muchos medios, sacaban a sus hijos de la escuela para ponerlos a trabajar cuando todavía eran muy niños. Many lower-class, poor parents, who did not have much means, took their children out of school to put them to work when they were still very young.

Me imagino que eso fue lo que le pasó a Juanjo, que sus padres, o quién fuera, lo sacó del colegio. I imagine that's what happened to Juanjo, that his parents, or whoever it was, took him out of school. Total, el niño no parecía valer para estudiar. All in all, the child did not seem to be fit to study.

El caso es que al año siguiente ya no volvimos a verlo en la escuela y nadie parecía echarlo de menos. The fact is that the following year we never saw him again at school and no one seemed to miss him. El único que lo recordaba era yo. The only one who remembered it was me. Y lo que más recordaba eran sus ojos tristes.

No lo volví a ver hasta varios años más tarde, cuando yo ya iba al instituto. I didn't see him again until several years later, when I was already in high school. Yo debía de tener unos quince o dieciséis años. I must have been about fifteen or sixteen years old. Lo vi en la calle. I saw him on the street. Mientras esperaba a que el semáforo se pusiera verde para cruzar, de repente giré la cabeza y lo vi a mi lado. As I was waiting for the light to turn green to cross, I suddenly turned my head and saw him next to me.

Juanjo llevaba en la mano unos décimos de lotería. Juanjo was holding some lottery tickets in his hand. Se había hecho vendedor ambulante de lotería. He had become a lottery peddler. Mientras yo iba al instituto y me preparaba para entrar en la universidad, Juanjo recorría los bares y las tiendas de la ciudad vendiendo lotería para ganarse la vida y llevar algo de dinero a casa. While I was going to high school and preparing to enter college, Juanjo was going around the bars and stores in town selling lottery tickets to earn a living and bring some money home.

Cuando lo vi, a mí se me cayó el alma a los pies. When I saw it, my soul fell at my feet. Supongo que se dio cuenta de que yo lo miraba con tristeza y apartó la mirada incómodo, como si se avergonzara. I guess he noticed that I was looking at him sadly and looked away uncomfortably, as if embarrassed. Supongo que le daba vergüenza que yo lo viera vendiendo lotería por la calle. I guess he was embarrassed for me to see him selling lottery tickets on the street. Yo llevaba mis libros debajo del brazo e iba a clase; él había dejado de estudiar para ponerse a vender lotería por la calle. I carried my books under my arm and went to class; he had stopped studying to start selling lottery tickets on the street. Me sentí fatal. I felt terrible.

Tampoco esta vez nos dijimos nada. We didn't say anything to each other this time either. Ni siquiera nos saludamos. We didn't even say hello to each other. No había nada qué decir. There was nothing to say. Él me miró con sus ojos tristes de siempre y en cuanto el semáforo se puso verde se alejó deprisa. He looked at me with his usual sad eyes and as soon as the traffic light turned green he sped away.

No volví a verlo. I never saw him again.

A veces cuando veo algún vendedor ambulante de lotería por Granada, en algún bar, en alguna tienda, en el mercado o donde sea, me quedo mirándolo. Sometimes when I see a lottery peddler in Granada, in a bar, in a store, in the market or wherever, I stare at him. ¿Será Juanjo? Will it be Juanjo?

No, no volví a verlo. No, I never saw him again. No sé qué le pasó, pero dudo mucho que tuviera éxito como vendedor de lotería. I don't know what happened to him, but I highly doubt he was successful as a lottery salesman.

Los que van vendiendo lotería por las calles de las ciudades son normalmente personas muy extrovertidas que hablan con la gente con facilidad, que hacen bromas y dicen algo simpático para intentar convencerte de que les compres un billete de lotería. Juanjo, por lo que yo recuerdo, no valía para eso. Juanjo, as far as I remember, was not good for that.

En fin, nunca supe que fue de él. Anyway, I never knew what became of him.

A veces he pensado que quizás estos dos episodios se me han quedado marcados en la memoria porque probablemente fue la primera vez que fui consciente de la pobreza que existía a mi alrededor, y que había otros niños que no tenían algunas de las cosas que yo daba por descontado, como la posibilidad de ir a la escuela y estudiar. I have sometimes thought that perhaps these two episodes have stuck in my memory because it was probably the first time I was aware of the poverty that existed around me, and that there were other children who did not have some of the things I took for granted, such as the possibility of going to school and studying.

Pero ahora creo que lo que más me impresionó no fue la pobreza de Juanjo, sino su soledad y la tristeza de su mirada. But now I think that what impressed me most was not Juanjo's poverty, but his loneliness and the sadness in his eyes.

Ahora que lo pienso, tal vez sea por eso que me pongo triste cada vez que veo a un hombre caminando solo por la calle. Come to think of it, maybe that's why I get sad every time I see a man walking down the street alone. Nunca lo había pensado. I had never thought about it.

Por cierto, la señorita Pepi, que nunca me dio una bofetada, se casó al año siguiente, dejó la escuela y se fue a vivir a otra ciudad. By the way, Miss Pepi, who never slapped me, got married the following year, left school and went to live in another city. A partir de entonces solo venía a Granada en Navidad. From then on he only came to Granada at Christmas.

Cuando iba a jugar con mi amigo Miguel a su casa y me encontraba con ella, entonces la situación era aún más embarazosa que antes. When I went to play with my friend Miguel at his house and I met her, then the situation was even more embarrassing than before. Yo me había acostumbrado a llamarla “Señorita” y ahora tenía que llamarla otra vez Pepi. I had gotten used to calling her "Señorita" and now I had to call her Pepi again. Pero me costaba mucho. But I was having a hard time. Ya no la veía como la hermana de mi mejor amigo; ahora la veía como la maestra, la profesora. I no longer saw her as my best friend's sister; now I saw her as the teacher, the professor.

Al final era todo muy embarazoso y lo que hacía era evitarla. In the end it was all very embarrassing and what I did was avoid her. Si ella entraba en una habitación, yo me iba con cualquier excusa. If she came into a room, I would leave with any excuse.

Ahora que lo pienso mejor, la verdad es que mi infancia podría resumirse como una sucesión de momentos y situaciones embarazosas, ¿no? Now that I think about it better, the truth is that my childhood could be summarized as a succession of embarrassing moments and situations, couldn't it?

En fin, me pregunto qué diría Freud. Anyway, I wonder what Freud would say.

Chicos, espero que os hayan parecido interesantes mis recuerdos. Si no, lo siento, lo siento mucho, pero hoy tenía ganas de desahogarme un poco hablando de estos momentos que se me quedaron grabados en la memoria de niño.

Otro día, otro día hablaremos de cosas un poquito más alegres. Another day, another day we will talk about things a little more cheerful.

Nos vemos, no, nos vemos, nos escuchamos en el próximo episodio de nuestro podcast, aquí, en Español Con Juan.

¡Hasta pronto!