×

We use cookies to help make LingQ better. By visiting the site, you agree to our cookie policy.


image

Esp - VisualPolitik, ¿Por qué ESTADOS UNIDOS huye del “LIBRE COMERCIO”? - VisualPolitik - YouTube (1)

¿Por qué ESTADOS UNIDOS huye del “LIBRE COMERCIO”? - VisualPolitik - YouTube (1)

Proteccionismo made in America ¿Por qué Estados Unidos pasa de los acuerdos

de libre comercio? La nueva apuesta comercial de Biden

------

Con un producto interior bruto de cerca de 24 billones de dólares, Estados Unidos es

de lejos la economía más importante de todo el mundo.

La economía norteamericana es tan grande que por sí mismo supone casi una cuarta parte

de todo el PIB mundial. Los norteamericanos devoran más productos

que nadie y prácticamente todos quieren comerciar con ellos. Es con mucha diferencia el mercado

más importante y lucrativo del mundo. Ningún otro país se acerca a la capacidad económica

de esta superpotencia. Ahora bien, ¿Cómo de abierto está realmente

el tío Sam al comercio mundial? ¿Qué papel juega el sistema de comercio mundial? ¿Conoces

la última apuesta de la Administración Biden para integrar la economía norteamericana

con gran parte de América Latina? Pues, queridos, amigos, amigas, en este vídeo

responder a ver todas estas cuestiones, pero antes tenemos que saber exactamente de que

va toda esta historia. Arranquemos.

Los seres humanos llevamos milenios comerciando, por no decir que lo hemos hecho durante toda

nuestra historia.

Sin embargo, la idea de un mundo integrado por redes comerciales y cadenas de producción

internacionales repartidas por aquí y por allá es algo muchísimo más reciente. Algo

que a gran escala lleva con nosotros apenas unas cuantas décadas.

Por ejemplo, los primeros acuerdos de libre comercio entre países datan de 1860. Tuvieron

como protagonista, como no, al Imperio Británico, con la firma del Tratado de Cobden-Chevalier

con Francia en enero de ese mismo año.

Décadas después, el Tratado de Versalles de 1919 fue uno de los primeros documentos

multilaterales que consideró el intercambio comercial entre países, como un eje clave

para la prosperidad global.

Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría marcarían las décadas siguientes.

Por ejemplo, en su enfrentamiento con la Unión Soviética, Estados Unidos promovió el libre

comercio, pero al mismo también mantuvo muchas medidas proteccionistas sobre sectores considerados

estratégicos y a escala internacional se centró sobre todo en cuestiones de seguridad.

De esta forma, la gran explosión del comercial mundial no llegaría hasta los años 90 y

principios del s. XXI. Un proceso que, sorprendentemente, no fue liderado claramente por Estados Unidos.

Atentos.

(T1: DEL AISLACIONISMO A LA RIVALIDAD CON MOSCÚ)

Queridos amigos, existe un amplio consenso acerca de Estados Unidos:

Una buena parte de su enorme éxito a la hora explotar su inmenso potencial económico y

político tuvo lugar gracias a su particular situación geopolítica.

¿Y sabéis qué? Esta es una interpretación que viene de lejos. Fijaos:

C1 (No encontrando Estados Unidos en el exterior enemigo alguno que pueda amenazarlo seriamente,

el pueblo americano está siempre ocupado en la tarea de mejorar su situación”

Alexis de Tocqueville - La Democracia en América (1835-1840))

C2 ("La peculiar seguridad de la geografía americana dio a Estados Unidos una seguridad

económica que le permitió concentrarse en las artes de la paz mientras dejaba a otras

naciones satisfacer su gusto por la guerra". David Potter - People of Plenty: Economic

Abundance and the American Character (1954))

La realidad es que el Tío Sam creció en un clima libre de grandes conflictos bélicos.

Y sí, lo sé, obviamente la guerra civil y algunos roces militares relativamente menores,

como la Guerra con México, eventualmente le hicieron agitar sus armas.

Pero, evidentemente, no es algo comparable a los constantes conflictos que durante siglos

inundaron la historia de la vieja Europa. Además, Estados Unidos tampoco sufrió nunca

las consecuencias de tener al mando a grandes sátrapas más preocupados por extraer rentas

que por el desempeño económico del país y la prosperidad general.

Y, ¿Qué queréis que os diga? Eso se nota.

En cualquier caso, la cuestión es que durante años y años los estadounidenses hicieron

crecer su economía y desarrollaron un enorme y próspero mercado interno, que, sin embargo,

se mantuvo en cierta forma alejado del resto del mundo… Hasta que de una forma u otra

el mundo llegó hasta ellos.

Es lo que habitualmente se conoce como el aislacionismo norteamericano.

Pero, ¿Queréis un ejemplo concreto de lo que suponía esta vocación política y económica?

Pues fijaos, Estados Unidos evitó a toda costa unirse a la Sociedad de Naciones, la

precursora de la ONU, a pesar de que su propio presidente, Woodrow Wilson, había sido uno

de sus grandes promotores. Por aquella época Estados Unidos no estaba particularmente interesado

en el resto del mundo.

Eh, incluso, recordad todo lo que les costó meterse de lleno en la Segunda Guerra Mundial.

Pero, claro, justo fue en esa época cuando se produjo un punto de inflexión que cambiaría

la historia del mundo.

Cuando las fuerzas japonesas bombardearon Pearl Harbor, de repente cambiaron la perspectiva

norteamericana para siempre. A partir de ese momento el país de las barras y las estrellas

nunca jamás volvería a mirar para otro lado.

Pero… Vale, vale, lo sé, ¿qué demonios tiene todo esto que ver con el tema de este

vídeo?

Pues veréis, la cuestión es que en 1941 en la conocida Carta del Atlántico, acordada

tras una reunión secreta entre Churchill y Roosevelt, estos dos países se fijaron

esta meta:

C3 (Cláusula 4. [...] Extender a todos los Estados, pequeños o grandes, victoriosos

o vencidos, la posibilidad de acceso a condiciones de igualdad, al comercio y a las materias

primas mundiales que son necesarias para su prosperidad económica.

Carta del Atlántico - 14 de agosto de 1941)

De esta forma, cuando terminó la guerra y se levantó el telón de acero, Washington

cayó en un período de “pactomania”. Es decir, para entendernos, en una especie

de obsesión casi compulsiva por alcanzar nuevos acuerdos con otros países.

Hablamos de la época del Plan Marshall o la creación de la propia OTAN.

C4 (“Es lógico que Estados Unidos haga todo lo que esté a su alcance para contribuir

al retorno de la salud económica normal en el mundo, sin la cual no puede haber estabilidad

política ni paz segura (...) Los gobiernos, partidos políticos o grupos que busquen perpetuar

la miseria humana con el fin de beneficiarse políticamente o de otra manera, encontrarán

la oposición de los Estados Unidos”. Discurso del Secretario de Estado, George Marshall

el 5 de junio de 1947)

La prioridad entonces era absolutamente clara: todas las herramientas de cooperación económica

formaban parte de los instrumentos que Estados Unidos podía emplear en su particular cruzada

contra la Unión Soviética.

Y este era quizás el único “problema”: digamos, la obsesión norteamericana se centraba

en alcanzar acuerdos que le dieran ventaja geopolítica frente a Moscú y la amenaza

soviética. Es decir, el comercio era por así decirlo un instrumento de lucha… No

tan un fin por sí mismo.

Pero, aun así, se lograron avances muy importantes.

Bajos aranceles, reglas comunes, plena movilidad de las mercancías y casi total libertad de

cambio.

Y, claro, ya os podéis hacer una idea, si estas son cosas difíciles de concretar hoy

en día, imaginaos en los años 50, cuándo además todavía reinaba una enorme desconfianza

hacía el recién creado orden internacional bipolar.

Así que sí, el GATT se aprobó, pero no logró forzar a las potencias occidentales

a reducir sus aranceles, sino que esto se dejó a discreción de los diferentes gobiernos.

Además, poco después 1948 tuvo lugar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio

y Empleo en La Habana, y el 24 de marzo de ese mismo año, 53 estados occidentales firmaron

una carta procurando la creación de la conocida Organización Internacional del Comercio.

Sin embargo, queridos amigos, justo aquí reapareció con fuerza el fantasma del aislacionismo

estadounidense:

En el año 1950, el presidente Truman anunció que no presentaría la “Carta de La Habana”,

ya que en el Senado, la mayoría de los legisladores se oponían a formar parte de esta organización.

Por supuesto, en aquel momento, si Estados Unidos se quedaba fuera, eso significaba que

la propuesta automáticamente quedaba cancelada.

De esa forma, el prematuro sueño de tener una organización comercial internacional

llegó a su fin. Las negociaciones y la promoción del comercio internacional se llevaría a

cabo en diferentes rondas del GATT.

El problema es que fue un gran acuerdo con muchas limitaciones.

El tratado tenía poco poder para hacer cumplir las normas;

estaba muy limitado a la hora de resolver las diferentes disputas y solo alcanzaba al

mercado de bienes. No a los servicios ni a la propiedad intelectual ni tampoco a la inversión

extranjera. Digamos que era una especie de acuerdo de

mínimos… que luego a la hora de la verdad muchos países no respetaban. Además, a medida

que más países se incorporaron a este acuerdo, las diferentes negociaciones se volvieron

interminables.

Sin embargo, a medida que la Guerra Fría empezó a descongelarse, las viejas ideas

de la integración volvieron a ganar peso en Estados Unidos… Y con ello, en todo occidente.

La caída del muro supuso todo un punto de inflexión, un antes y un después.

(T2: CAÍDA DEL MURO Y UNIPOLARIDAD ECONÓMICA)

Entre 1947 y 1990, tuvieron lugar cerca de 8 rondas de negociaciones enmarcadas en el

acuerdo GATT. En ellas los Estados partes se reunían para acordar nuevas medidas para

facilitar el comercio exterior

El problema es que estas negociaciones eran larguísimas: en promedio, cada ronda duraba

29 meses… Sí, sí, me has escuchado y no nos hemos equivocado. De media, cada vez que

se quería reducir alguna barrera comercial se tiraban negociando más de 2 años.

Eso sí, pese a todo avances, lo que se dice avances, sí que se lograron. Por ejemplo,

la ronda iniciada en Suiza en mayo de 1964, conocida como la “Ronda Kennedy” supuso

un importante salto adelante:

Se redujeron a la mitad los aranceles de muchas materias primas.

Y se eliminaron un montón de barreras no arancelarias.

(Aquí el presidente John F. Kennedy jugó un papel clave. En 1962 logró que el Congreso

le diera poderes extraordinarios en materia de política comercial. Fue la conocida como

Ley de Expansión Comercial.

El presidente justificó que Estados Unidos tenía que moverse rápido porque tenía la

imperiosa necesidad de estrechar más lazos y conseguir más aliados, especialmente en

los países en vías de desarrollo. Y sobre todo en América Latina. ¿Por qué? Pues

porque en esos países la Unión Soviética estaba siendo muy activa. En terminología

de la época, había que contrarrestar el avance rojo.)

El caso es que esa ley le permitió al gobierno de Estados Unidos tener un papel muy activo

en aquella ronda de Suiza, aún cuándo el presidente formaba ya parte de los libros

de historia.

Claro que, las siguientes rondas serían bastante distintas, mucho más pantanosas, con avances

más o menos constantes pero a frecuentemente excesivamente tímidos.

Esto fue así hasta que en septiembre de 1986 comenzó la 8.ª ronda en Uruguay.

Esta duraría nada más y nada menos que 87 meses. Más de 7 años en los que se produjeron

hechos clave: la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética.

Cuando empezó la ronda en Uruguay, Ronald Reagan estaba en la Casa Blanca, pero tras

meses y meses de negociaciones en Montevideo, Ginebra , Bruselas , Washington, DC y Tokio,

el gobierno norteamericano cambió 2 veces de mano: primero a Bush (padre) y luego a

Bill Clinton.

Eso sí, en 1993, por fin, de una vez por todas las naciones participantes alcanzaron

un acuerdo. Y no hablamos de un acuerdo cualquiera. Con el fin de la Guerra Fría había surgido

un mundo nuevo, un mundo que necesitaba un nuevo sistema de cooperación comercial.

Y, así, queridos amigos, fue como resurgió con éxito la idea de contar con una organización

multilateral, un organismo para gobernar el comercio mundial.

Atentos.

(T3: CLINTON, LA OMC Y LA INTEGRACIÓN… QUE NO FUE)

El día 15 de abril de 1994, fue un día histórico para la economía mundial. Ese día 123 países,

incluyendo los EE. UU., firmaron el Acuerdo de Marrakech, que estableció la creación

de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Y queridos amigos y amigas, este fue, de lejos, el despegue definitivo de la integración

económica mundial. El salto definitivo de la globalización y la construcción del mundo

que hoy conocemos. Tal y como podéis ver a partir de ese momento los acuerdos comerciales


¿Por qué ESTADOS UNIDOS huye del “LIBRE COMERCIO”? - VisualPolitik - YouTube (1) Warum laufen die USA vor dem "FREIEN HANDEL" weg? - VisualPolitik - YouTube (1) Why is the UNITED STATES running away from "FREE TRADE"? - VisualPolitik - YouTube (1)

Proteccionismo made in America ¿Por qué Estados Unidos pasa de los acuerdos

de libre comercio? La nueva apuesta comercial de Biden

------

Con un producto interior bruto de cerca de 24 billones de dólares, Estados Unidos es

de lejos la economía más importante de todo el mundo.

La economía norteamericana es tan grande que por sí mismo supone casi una cuarta parte

de todo el PIB mundial. Los norteamericanos devoran más productos

que nadie y prácticamente todos quieren comerciar con ellos. Es con mucha diferencia el mercado

más importante y lucrativo del mundo. Ningún otro país se acerca a la capacidad económica

de esta superpotencia. Ahora bien, ¿Cómo de abierto está realmente

el tío Sam al comercio mundial? ¿Qué papel juega el sistema de comercio mundial? ¿Conoces

la última apuesta de la Administración Biden para integrar la economía norteamericana

con gran parte de América Latina? Pues, queridos, amigos, amigas, en este vídeo

responder a ver todas estas cuestiones, pero antes tenemos que saber exactamente de que

va toda esta historia. Arranquemos.

Los seres humanos llevamos milenios comerciando, por no decir que lo hemos hecho durante toda

nuestra historia.

Sin embargo, la idea de un mundo integrado por redes comerciales y cadenas de producción

internacionales repartidas por aquí y por allá es algo muchísimo más reciente. Algo

que a gran escala lleva con nosotros apenas unas cuantas décadas.

Por ejemplo, los primeros acuerdos de libre comercio entre países datan de 1860. Tuvieron

como protagonista, como no, al Imperio Británico, con la firma del Tratado de Cobden-Chevalier

con Francia en enero de ese mismo año.

Décadas después, el Tratado de Versalles de 1919 fue uno de los primeros documentos

multilaterales que consideró el intercambio comercial entre países, como un eje clave

para la prosperidad global.

Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría marcarían las décadas siguientes.

Por ejemplo, en su enfrentamiento con la Unión Soviética, Estados Unidos promovió el libre

comercio, pero al mismo también mantuvo muchas medidas proteccionistas sobre sectores considerados

estratégicos y a escala internacional se centró sobre todo en cuestiones de seguridad.

De esta forma, la gran explosión del comercial mundial no llegaría hasta los años 90 y

principios del s. XXI. Un proceso que, sorprendentemente, no fue liderado claramente por Estados Unidos.

Atentos.

(T1: DEL AISLACIONISMO A LA RIVALIDAD CON MOSCÚ)

Queridos amigos, existe un amplio consenso acerca de Estados Unidos:

Una buena parte de su enorme éxito a la hora explotar su inmenso potencial económico y

político tuvo lugar gracias a su particular situación geopolítica.

¿Y sabéis qué? Esta es una interpretación que viene de lejos. Fijaos:

C1 (No encontrando Estados Unidos en el exterior enemigo alguno que pueda amenazarlo seriamente,

el pueblo americano está siempre ocupado en la tarea de mejorar su situación”

Alexis de Tocqueville - La Democracia en América (1835-1840))

C2 ("La peculiar seguridad de la geografía americana dio a Estados Unidos una seguridad

económica que le permitió concentrarse en las artes de la paz mientras dejaba a otras

naciones satisfacer su gusto por la guerra". David Potter - People of Plenty: Economic

Abundance and the American Character (1954))

La realidad es que el Tío Sam creció en un clima libre de grandes conflictos bélicos.

Y sí, lo sé, obviamente la guerra civil y algunos roces militares relativamente menores,

como la Guerra con México, eventualmente le hicieron agitar sus armas.

Pero, evidentemente, no es algo comparable a los constantes conflictos que durante siglos

inundaron la historia de la vieja Europa. Además, Estados Unidos tampoco sufrió nunca

las consecuencias de tener al mando a grandes sátrapas más preocupados por extraer rentas

que por el desempeño económico del país y la prosperidad general.

Y, ¿Qué queréis que os diga? Eso se nota.

En cualquier caso, la cuestión es que durante años y años los estadounidenses hicieron

crecer su economía y desarrollaron un enorme y próspero mercado interno, que, sin embargo,

se mantuvo en cierta forma alejado del resto del mundo… Hasta que de una forma u otra

el mundo llegó hasta ellos.

Es lo que habitualmente se conoce como el aislacionismo norteamericano.

Pero, ¿Queréis un ejemplo concreto de lo que suponía esta vocación política y económica?

Pues fijaos, Estados Unidos evitó a toda costa unirse a la Sociedad de Naciones, la

precursora de la ONU, a pesar de que su propio presidente, Woodrow Wilson, había sido uno

de sus grandes promotores. Por aquella época Estados Unidos no estaba particularmente interesado

en el resto del mundo.

Eh, incluso, recordad todo lo que les costó meterse de lleno en la Segunda Guerra Mundial.

Pero, claro, justo fue en esa época cuando se produjo un punto de inflexión que cambiaría

la historia del mundo.

Cuando las fuerzas japonesas bombardearon Pearl Harbor, de repente cambiaron la perspectiva

norteamericana para siempre. A partir de ese momento el país de las barras y las estrellas

nunca jamás volvería a mirar para otro lado.

Pero… Vale, vale, lo sé, ¿qué demonios tiene todo esto que ver con el tema de este

vídeo?

Pues veréis, la cuestión es que en 1941 en la conocida Carta del Atlántico, acordada

tras una reunión secreta entre Churchill y Roosevelt, estos dos países se fijaron

esta meta:

C3 (Cláusula 4. [...] Extender a todos los Estados, pequeños o grandes, victoriosos

o vencidos, la posibilidad de acceso a condiciones de igualdad, al comercio y a las materias

primas mundiales que son necesarias para su prosperidad económica.

Carta del Atlántico - 14 de agosto de 1941)

De esta forma, cuando terminó la guerra y se levantó el telón de acero, Washington

cayó en un período de “pactomania”. Es decir, para entendernos, en una especie

de obsesión casi compulsiva por alcanzar nuevos acuerdos con otros países.

Hablamos de la época del Plan Marshall o la creación de la propia OTAN.

C4 (“Es lógico que Estados Unidos haga todo lo que esté a su alcance para contribuir

al retorno de la salud económica normal en el mundo, sin la cual no puede haber estabilidad

política ni paz segura (...) Los gobiernos, partidos políticos o grupos que busquen perpetuar

la miseria humana con el fin de beneficiarse políticamente o de otra manera, encontrarán

la oposición de los Estados Unidos”. Discurso del Secretario de Estado, George Marshall

el 5 de junio de 1947)

La prioridad entonces era absolutamente clara: todas las herramientas de cooperación económica

formaban parte de los instrumentos que Estados Unidos podía emplear en su particular cruzada

contra la Unión Soviética.

Y este era quizás el único “problema”: digamos, la obsesión norteamericana se centraba

en alcanzar acuerdos que le dieran ventaja geopolítica frente a Moscú y la amenaza

soviética. Es decir, el comercio era por así decirlo un instrumento de lucha… No

tan un fin por sí mismo.

Pero, aun así, se lograron avances muy importantes.

Bajos aranceles, reglas comunes, plena movilidad de las mercancías y casi total libertad de

cambio.

Y, claro, ya os podéis hacer una idea, si estas son cosas difíciles de concretar hoy

en día, imaginaos en los años 50, cuándo además todavía reinaba una enorme desconfianza

hacía el recién creado orden internacional bipolar.

Así que sí, el GATT se aprobó, pero no logró forzar a las potencias occidentales

a reducir sus aranceles, sino que esto se dejó a discreción de los diferentes gobiernos.

Además, poco después 1948 tuvo lugar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio

y Empleo en La Habana, y el 24 de marzo de ese mismo año, 53 estados occidentales firmaron

una carta procurando la creación de la conocida Organización Internacional del Comercio.

Sin embargo, queridos amigos, justo aquí reapareció con fuerza el fantasma del aislacionismo

estadounidense:

En el año 1950, el presidente Truman anunció que no presentaría la “Carta de La Habana”,

ya que en el Senado, la mayoría de los legisladores se oponían a formar parte de esta organización.

Por supuesto, en aquel momento, si Estados Unidos se quedaba fuera, eso significaba que

la propuesta automáticamente quedaba cancelada.

De esa forma, el prematuro sueño de tener una organización comercial internacional

llegó a su fin. Las negociaciones y la promoción del comercio internacional se llevaría a

cabo en diferentes rondas del GATT.

El problema es que fue un gran acuerdo con muchas limitaciones.

El tratado tenía poco poder para hacer cumplir las normas;

estaba muy limitado a la hora de resolver las diferentes disputas y solo alcanzaba al

mercado de bienes. No a los servicios ni a la propiedad intelectual ni tampoco a la inversión

extranjera. Digamos que era una especie de acuerdo de

mínimos… que luego a la hora de la verdad muchos países no respetaban. Además, a medida

que más países se incorporaron a este acuerdo, las diferentes negociaciones se volvieron

interminables.

Sin embargo, a medida que la Guerra Fría empezó a descongelarse, las viejas ideas

de la integración volvieron a ganar peso en Estados Unidos… Y con ello, en todo occidente.

La caída del muro supuso todo un punto de inflexión, un antes y un después.

(T2: CAÍDA DEL MURO Y UNIPOLARIDAD ECONÓMICA)

Entre 1947 y 1990, tuvieron lugar cerca de 8 rondas de negociaciones enmarcadas en el

acuerdo GATT. En ellas los Estados partes se reunían para acordar nuevas medidas para

facilitar el comercio exterior

El problema es que estas negociaciones eran larguísimas: en promedio, cada ronda duraba

29 meses… Sí, sí, me has escuchado y no nos hemos equivocado. De media, cada vez que

se quería reducir alguna barrera comercial se tiraban negociando más de 2 años.

Eso sí, pese a todo avances, lo que se dice avances, sí que se lograron. Por ejemplo,

la ronda iniciada en Suiza en mayo de 1964, conocida como la “Ronda Kennedy” supuso

un importante salto adelante:

Se redujeron a la mitad los aranceles de muchas materias primas.

Y se eliminaron un montón de barreras no arancelarias.

(Aquí el presidente John F. Kennedy jugó un papel clave. En 1962 logró que el Congreso

le diera poderes extraordinarios en materia de política comercial. Fue la conocida como

Ley de Expansión Comercial.

El presidente justificó que Estados Unidos tenía que moverse rápido porque tenía la

imperiosa necesidad de estrechar más lazos y conseguir más aliados, especialmente en

los países en vías de desarrollo. Y sobre todo en América Latina. ¿Por qué? Pues

porque en esos países la Unión Soviética estaba siendo muy activa. En terminología

de la época, había que contrarrestar el avance rojo.)

El caso es que esa ley le permitió al gobierno de Estados Unidos tener un papel muy activo

en aquella ronda de Suiza, aún cuándo el presidente formaba ya parte de los libros

de historia.

Claro que, las siguientes rondas serían bastante distintas, mucho más pantanosas, con avances

más o menos constantes pero a frecuentemente excesivamente tímidos.

Esto fue así hasta que en septiembre de 1986 comenzó la 8.ª ronda en Uruguay.

Esta duraría nada más y nada menos que 87 meses. Más de 7 años en los que se produjeron

hechos clave: la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética.

Cuando empezó la ronda en Uruguay, Ronald Reagan estaba en la Casa Blanca, pero tras

meses y meses de negociaciones en Montevideo, Ginebra , Bruselas , Washington, DC y Tokio,

el gobierno norteamericano cambió 2 veces de mano: primero a Bush (padre) y luego a

Bill Clinton.

Eso sí, en 1993, por fin, de una vez por todas las naciones participantes alcanzaron

un acuerdo. Y no hablamos de un acuerdo cualquiera. Con el fin de la Guerra Fría había surgido

un mundo nuevo, un mundo que necesitaba un nuevo sistema de cooperación comercial.

Y, así, queridos amigos, fue como resurgió con éxito la idea de contar con una organización

multilateral, un organismo para gobernar el comercio mundial.

Atentos.

(T3: CLINTON, LA OMC Y LA INTEGRACIÓN… QUE NO FUE)

El día 15 de abril de 1994, fue un día histórico para la economía mundial. Ese día 123 países,

incluyendo los EE. UU., firmaron el Acuerdo de Marrakech, que estableció la creación

de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Y queridos amigos y amigas, este fue, de lejos, el despegue definitivo de la integración

económica mundial. El salto definitivo de la globalización y la construcción del mundo

que hoy conocemos. Tal y como podéis ver a partir de ese momento los acuerdos comerciales