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Esp - VisualPolitik, Los LÍMITES de la PRODUCCIÓN militar RUSA - VisualPolitik - YouTube (1)

Los LÍMITES de la PRODUCCIÓN militar RUSA - VisualPolitik - YouTube (1)

La guerra en Ucrania es un auténtico drama. Ojo, no solo para los ucranianos, que son,

por supuesto, las víctimas de una invasión criminal, sino también para la propia Rusia,

por mucho que el régimen de Putin se esfuerce en hacer creer lo contrario.

A las pérdidas económicas, de las cuales ya os hemos hablado hace no mucho tiempo aquí,

en VisualPolitik y también en nuestro boletín exclusivo de Patreon, hay que sumarle las

pérdidas militares, que son todavía mucho más importantes.

En el momento en el que preparamos este vídeo, desde que diera comienza la guerra, Rusia

ha tenido según los cálculos occidentales casi 200.000 bajas desde que empezó la guerra,

entre soldados muertos o incapaces de combatir por haber sido heridos.

Para que os hagáis una idea, esto serían OCHO VECES [enfatizar] más bajas en un solo

año de guerra que todas las que tuvo Estados Unidos en sus dos décadas en Afganistán.

Ocho veces más. Casi nada.

Por supuesto, además, muchos de esos soldados tendrán secuelas físicas y psicológicas

de por vida.

Sin embargo, no, esto no parece que esté siendo un motivo que haga que en el Kremlin

se replantee la guerra. ¿Y sabéis qué? La verdad es que no debería sorprendernos

demasiado.

(Históricamente, la tradición militar rusa no ha sido precisamente conocida por valorar

y proteger la vida de sus soldados. Bien por carecer de esa sensibilidad o por falta de

medios, las guerras han sólido ser un picadero de carne para Moscú.

Un ejemplo lo tenemos en la Segunda Guerra Mundial, en la que murieron más de ocho millones

de soldados soviéticos, de todos ellos más de seis millones y medio fueron rusos.

Y sí, es cierto, la Rusia de Putin no es la Unión Soviética, pero la guerra de Ucrania

nos ha demostrado que en la práctica esa mentalidad no ha cambiado demasiado. Rusia

sigue dispuesta a pagar elevadísimos costes humanos con tal de perseguir sus objetivos

militares.)

Todo esto además viene favorecido por la falta de oposición política y una ciudadanía

apática, sometida durante años a las intensas campañas de propaganda del régimen. Con

lo que es poco probable que la pérdida de vidas sea un gran impedimento para Putin.

De hecho, muchos analistas creen que podría soportar todavía varios cientos de miles

de bajas más en Ucrania sin que el régimen se viera realmente comprometido.

Y claro, esto nos lleva directamente a una pregunta… Si esto es así, ¿de qué forma

se puede detener a Rusia en el campo de batalla político y militar? ¿Cuál es su punto débil

si las bajas no parecen pasarle demasiada factura a Putin?

Pues bien, la clave está precisamente en su armamento. En cosas como los tanques, la

artillería o la aviación.

Ya puedes tener muchos hombres listos para mandarlos al frente, que si no están bien

equipados el resultado puede ser desastroso. Especialmente si enfrente tienen armas relativamente

modernos.

Y no, no estamos hablando de coger y empezar a bombardear, o mejor dicho, hacer explotar,

a diestro y siniestro, fábricas de armamento rusas. Para nada.

En este vídeo os vamos a cómo se está reduciendo exactamente la capacidad militar rusa, os

contaremos cómo las sanciones están afectando a la industria militar.

Así que, sin más preámbulo, arranquemos.

T1 (DESARMANDO AL GIGANTE)

No es ningún secreto, las pérdidas de hardware militar ruso en Ucrania están siendo devastadoras

para el que se creía que era el segundo ejército más poderoso del planeta.

Mientras que a Ucrania le suplen un montón de países tanto armas como municiones, Rusia

está, hasta ahora, prácticamente sola en esta guerra.

Y os voy a dar unos datos para que os hagáis a la idea de lo que estamos hablando.

Para mediados de diciembre, según el secretario de Defensa del Reino Unido Rusia había perdido

4.500 blindados, de ellos 1.800 serían tanques. Luego, además, 63 aviones, 70 helicópteros,

150 drones, 12 buques de guerra y más de 600 sistemas de artillería.

Asimismo, ha llegado a disparar hasta 20.000 proyectiles por día y el lanzamiento de misiles

de precisión ha estado muy por encima de su capacidad de producción.

Algo que, por cierto, en cierto modo también ha sucedido en ocasiones con los aliados de

Ucrania. (Ucrania está quemando munición más rápido

de lo que EE.UU. y la OTAN puede producirla - CNN)

La diferencia es que no solo las fábricas de Estados Unidos y del resto de países de

la OTAN pueden proporcionar armas o municiones a Ucrania, también se están comprando suministros

en otros países para luego enviárselos al ejército ucraniano. Es evidente que la chequera

occidental muy grande… Como támbién lo puede ser su capacidad industrial en relativamente

poco tiempo.

Sin embargo, los rusos no tienen hoy por hoy esa capacidad, y, desde luego, nadide - o

nadie serio - espera que la vayan a tener en el futuro.

De hecho, su capacidad de fabricar equipamiento militar se ha degradado mucho en los últimos

meses, en parte gracias a las sanciones internacionales, y este, amigos, amigas, en un elemento que

puede llegar a resultar clave.

Muchos cargos militares y analistas occidentales creen que si Rusia no consigue mantener su

industria militar en funcionamiento, la guerra podría terminar por falta de armas, con el

consiguiente bochorno para Putin que podría significar su propio final.

Ahora bien, ¿es esta estrategia es realista? ¿Tiene Rusia las de ganar o las de perder

ante una guerra de desgaste? En el Kremlin parecen pensar que lo primero, pero, ¿realmente

es así?

Pues veréis, hay al menos dos grandes motivos para pensar que Rusia lo va a tener extremadamente

difícil en los próximos meses para suplir de armas su campaña militar. Mucho más incluso

de lo que lo ha tenido hasta ahora.

¿El primero? Las restricciones a las exportaciones a Rusia.

Como ya os hemos contado en vídeos pasados aquí, en VisualPolitik, tanto la industria

civil como la industria militar rusas son ineficientes y, en general, están tecnológicamente

desfasadas y son dependientes de otros países.

Por este motivo, la prohibición de exportar elementos clave para la industria rusa ha

sido una de las principales puntas de lanza de la estrategia occidental.

(Hablamos no solo de tecnologías puramente militares, sino, sobre todo, de los llamados

equipos de doble uso.

Hablamos de tecnología de vanguardia que no son puramente militares pero podría usarse

con ese fin, como por ejemplo semiconductores avanzados, ópticas y sensores o incluso software.)

Este tipo de sanciones están provocando pérdidas en la producción por falta de insumos, lo

cual no solo redunda en una menor capacidad de producción de unidades de combate.

También hace que las unidades que salen de fábrica, bien sean nuevas o reacondicionadas,

lo hagan con tecnología mucho más básica. ¿Queréis ejemplos? Fijaos.

(Plan de tanques de Rusia: Coges un T-62 de 60 años de antigüedad, le instalas nuevas

ópticas, y le mandas a Ucrania para que lo exploten

Mientras sacan hasta 800 T-62 del almacenamiento de largo plazo, el fabricante de tanques ruso

Uralvagonzavod está equipando algunos de ellos con la mira térmica analógica [1PN96MT-02]

que es una generación más nueva que la mira anterior del T-62. - Forbes)

Ojo, tanques de principios de los 60, les ponen una nueva mira y un par de cosillas

más, y ya, restyling completado, para Ucrania. Es un plan de tres años de duración, pero

los que vayan teniendo listos irán para Ucrania a la desesperada.

Pero eso no es todo, a los tanques más modernos, como los T-80 o T-14 Armata, que, supuestamente,

son la joya de la corona del ejército ruso, también les están poniendo esas mismas ópticas

que son mucho menos avanzadas que las que tenían originalmente.

Y es que, ¿sabéis de dónde procedían, por ejemplo, la mayoría de esas miras térmicas

y ópticas avanzadas que se equipaban con orgullo en los tanques rusos? Pues, sí exacto,

no eran originarias de Rusia ni mucho menos, sino que procedían de países occidentales

o de su órbita, como Japón en el caso de algunas ópticas o Francia, entre muchos otros.

(Según documentos clasificados obtenidos por la organización francesa de periodismo

de investigación Disclose, las e mpresas Thales y Safran habrían suministrado al ejército

ruso tecnologías militares occidentales muy avanzadas.

Hablamos por ejemplo de ópticas modernas para más de 1.000 tanques, así como sistemas

de navegación TACAN para 60 Sukhoi-30 y detectores infrarrojos para aviones de combate. También

habrían suministrado sistemas de mira para helicópteros Kamov-52.

Algunas de estas tecnologías habrían sido entregadas por empresas francesas a Rusia

hasta el año 2020, es decir, hasta mucho después de la invasión de Crimea y el Donbás

de 2014.)

Estos son solo algunos ejemplos, pero la realidad es que la industria militar rusa es muy dependiente

de componentes occidentales de todo tipo en cuanto quieren fabricar algo con una cierta

complejidad tecnológica.

Por ejemplo, según el think tank británico de defensa y seguridad RUSI, los giroscopios

de fibra óptica que equipan los misiles guiados de 300 mm utilizados en los lanzadores Tornado-S

eran de fabricación estadounidense.

O, tenemos también, el caso de los vehículos militares del fabricante KAMAZ, que ha tenido

que detener la producción de todas sus plataformas modernas de uso militar porque los inyectores

de combustible eran de la marca alemana Bosch.

Incluso el sistema de defensa aérea ruso TOR-M2, uno de los más potentes de corto

alcance, tiene componentes británicos que controlan el radar de la plataforma.

Es decir, en resumidas cuenta, que en cuanto nos vamos a armas un poco sofisticadas, que

podrían en cierto modo competir con el armamento occidental, prácticamente ninguna es 100%

rusa.

Prácticamente, todas tienen algún componente o tecnología de países que ahora ya no se

la proporcionan. E

Y como podréis imaginar, esto les obliga, o bien a no poder fabricar estas unidades,

o bien a buscar sustitutos para esos componentes. Sustitutos mucho más anticuados, lo que reduce

enormemente sus capacidades de combate.

Y claro, eso en última instancia debilita al ejército de Putin en su conjunto.

En general, se calcula que las sanciones internacionales contra Rusia en las que están directamente

implicados más de 30 países han desplomado sus importaciones en más de un 40 por ciento

en 2022.

Y eso es teniendo en cuenta las sanciones posteriores al 24 de febrero de 2022…

Porque luego, también están las que se impusieron tras la invasión de Crimea y el Donbass.

Sanciones que se orientaron sobre todo a la compra de equipos y suministros militares.

Sanciones que no le han permitido a Rusia producir tanto armamento ni modernizar al

ritmo esperado sus fuerzas armadas.

[¿Quizás Putin pensaba que ocupar territorio ucraniano no iba a tener ninguna consecuencia?

En fin, quién sabe…]

Por ejemplo, Rusia tenía un acuerdo de compra de cuatro buques de asalto anfibio Mistral

con Francia que fue cancelado tras estos acontecimientos.

Pero al margen de los miembros de la OTAN, otros países no sancionadores también han

reducido últimamente su comercio con Rusia de forma voluntaria para no tener consecuencias

negativas en los mercados occidentales, que, evidentemente, son mucho más importantes

que el ruso.

Y esto no acaba aquí, para nada. Hay al menos otro motivo para pensar que Rusia lo va a

tener muy difícil para producir armas al ritmo al que las está usando en la guerra.

Y es simple y llanamente el factor económico puro y duro.

Pensadlo bien, mantener a flote la capacidad militar en una guerra que dura ya más de

un año y en la que prácticamente estás solo, sin apoyo de nadie más, es algo que

cuesta mucho, muchísimo dinero.

Y las sanciones, evidentemente, no le han venido nada bien a la economía rusa.

Obviamente, una guerra no es algo barato, y no olvidemos que Rusia, por muy grande que

sea, no deja de tener un PIB per cápita similar al de países como Argentina o Rumanía.

El caso es que aunque los datos oficiales sobre el coste de la invasión para Rusia

están clasificados, se estima que el presupuesto militar superó ampliamente el 5 por ciento

del PIB en 2022, alcanzando así un récord no visto desde los tiempos de la Unión Soviética.


Los LÍMITES de la PRODUCCIÓN militar RUSA - VisualPolitik - YouTube (1) The LIMITS of the RUSSIAN military PRODUCTION - VisualPolitik - YouTube (1)

La guerra en Ucrania es un auténtico drama. Ojo, no solo para los ucranianos, que son,

por supuesto, las víctimas de una invasión criminal, sino también para la propia Rusia,

por mucho que el régimen de Putin se esfuerce en hacer creer lo contrario. no matter how hard the Putin regime tries to make you believe otherwise.

A las pérdidas económicas, de las cuales ya os hemos hablado hace no mucho tiempo aquí,

en VisualPolitik y también en nuestro boletín exclusivo de Patreon, hay que sumarle las

pérdidas militares, que son todavía mucho más importantes.

En el momento en el que preparamos este vídeo, desde que diera comienza la guerra, Rusia

ha tenido según los cálculos occidentales casi 200.000 bajas desde que empezó la guerra, It has had, according to Western calculations, almost 200,000 casualties since the war began,

entre soldados muertos o incapaces de combatir por haber sido heridos.

Para que os hagáis una idea, esto serían OCHO VECES [enfatizar] más bajas en un solo

año de guerra que todas las que tuvo Estados Unidos en sus dos décadas en Afganistán.

Ocho veces más. Casi nada.

Por supuesto, además, muchos de esos soldados tendrán secuelas físicas y psicológicas Of course, in addition, many of these soldiers will have physical and psychological consequences.

de por vida.

Sin embargo, no, esto no parece que esté siendo un motivo que haga que en el Kremlin

se replantee la guerra. ¿Y sabéis qué? La verdad es que no debería sorprendernos

demasiado.

(Históricamente, la tradición militar rusa no ha sido precisamente conocida por valorar

y proteger la vida de sus soldados. Bien por carecer de esa sensibilidad o por falta de

medios, las guerras han sólido ser un picadero de carne para Moscú.

Un ejemplo lo tenemos en la Segunda Guerra Mundial, en la que murieron más de ocho millones

de soldados soviéticos, de todos ellos más de seis millones y medio fueron rusos.

Y sí, es cierto, la Rusia de Putin no es la Unión Soviética, pero la guerra de Ucrania

nos ha demostrado que en la práctica esa mentalidad no ha cambiado demasiado. Rusia

sigue dispuesta a pagar elevadísimos costes humanos con tal de perseguir sus objetivos

militares.)

Todo esto además viene favorecido por la falta de oposición política y una ciudadanía

apática, sometida durante años a las intensas campañas de propaganda del régimen. Con

lo que es poco probable que la pérdida de vidas sea un gran impedimento para Putin.

De hecho, muchos analistas creen que podría soportar todavía varios cientos de miles

de bajas más en Ucrania sin que el régimen se viera realmente comprometido.

Y claro, esto nos lleva directamente a una pregunta… Si esto es así, ¿de qué forma

se puede detener a Rusia en el campo de batalla político y militar? ¿Cuál es su punto débil

si las bajas no parecen pasarle demasiada factura a Putin?

Pues bien, la clave está precisamente en su armamento. En cosas como los tanques, la

artillería o la aviación.

Ya puedes tener muchos hombres listos para mandarlos al frente, que si no están bien

equipados el resultado puede ser desastroso. Especialmente si enfrente tienen armas relativamente

modernos.

Y no, no estamos hablando de coger y empezar a bombardear, o mejor dicho, hacer explotar,

a diestro y siniestro, fábricas de armamento rusas. Para nada.

En este vídeo os vamos a cómo se está reduciendo exactamente la capacidad militar rusa, os

contaremos cómo las sanciones están afectando a la industria militar.

Así que, sin más preámbulo, arranquemos.

T1 (DESARMANDO AL GIGANTE)

No es ningún secreto, las pérdidas de hardware militar ruso en Ucrania están siendo devastadoras

para el que se creía que era el segundo ejército más poderoso del planeta.

Mientras que a Ucrania le suplen un montón de países tanto armas como municiones, Rusia

está, hasta ahora, prácticamente sola en esta guerra.

Y os voy a dar unos datos para que os hagáis a la idea de lo que estamos hablando.

Para mediados de diciembre, según el secretario de Defensa del Reino Unido Rusia había perdido

4.500 blindados, de ellos 1.800 serían tanques. Luego, además, 63 aviones, 70 helicópteros,

150 drones, 12 buques de guerra y más de 600 sistemas de artillería.

Asimismo, ha llegado a disparar hasta 20.000 proyectiles por día y el lanzamiento de misiles

de precisión ha estado muy por encima de su capacidad de producción.

Algo que, por cierto, en cierto modo también ha sucedido en ocasiones con los aliados de

Ucrania. (Ucrania está quemando munición más rápido

de lo que EE.UU. y la OTAN puede producirla - CNN)

La diferencia es que no solo las fábricas de Estados Unidos y del resto de países de

la OTAN pueden proporcionar armas o municiones a Ucrania, también se están comprando suministros

en otros países para luego enviárselos al ejército ucraniano. Es evidente que la chequera

occidental muy grande… Como támbién lo puede ser su capacidad industrial en relativamente

poco tiempo.

Sin embargo, los rusos no tienen hoy por hoy esa capacidad, y, desde luego, nadide - o

nadie serio - espera que la vayan a tener en el futuro.

De hecho, su capacidad de fabricar equipamiento militar se ha degradado mucho en los últimos

meses, en parte gracias a las sanciones internacionales, y este, amigos, amigas, en un elemento que

puede llegar a resultar clave.

Muchos cargos militares y analistas occidentales creen que si Rusia no consigue mantener su

industria militar en funcionamiento, la guerra podría terminar por falta de armas, con el

consiguiente bochorno para Putin que podría significar su propio final.

Ahora bien, ¿es esta estrategia es realista? ¿Tiene Rusia las de ganar o las de perder

ante una guerra de desgaste? En el Kremlin parecen pensar que lo primero, pero, ¿realmente

es así?

Pues veréis, hay al menos dos grandes motivos para pensar que Rusia lo va a tener extremadamente

difícil en los próximos meses para suplir de armas su campaña militar. Mucho más incluso

de lo que lo ha tenido hasta ahora.

¿El primero? Las restricciones a las exportaciones a Rusia.

Como ya os hemos contado en vídeos pasados aquí, en VisualPolitik, tanto la industria

civil como la industria militar rusas son ineficientes y, en general, están tecnológicamente

desfasadas y son dependientes de otros países.

Por este motivo, la prohibición de exportar elementos clave para la industria rusa ha

sido una de las principales puntas de lanza de la estrategia occidental.

(Hablamos no solo de tecnologías puramente militares, sino, sobre todo, de los llamados

equipos de doble uso.

Hablamos de tecnología de vanguardia que no son puramente militares pero podría usarse

con ese fin, como por ejemplo semiconductores avanzados, ópticas y sensores o incluso software.)

Este tipo de sanciones están provocando pérdidas en la producción por falta de insumos, lo

cual no solo redunda en una menor capacidad de producción de unidades de combate.

También hace que las unidades que salen de fábrica, bien sean nuevas o reacondicionadas,

lo hagan con tecnología mucho más básica. ¿Queréis ejemplos? Fijaos.

(Plan de tanques de Rusia: Coges un T-62 de 60 años de antigüedad, le instalas nuevas

ópticas, y le mandas a Ucrania para que lo exploten

Mientras sacan hasta 800 T-62 del almacenamiento de largo plazo, el fabricante de tanques ruso

Uralvagonzavod está equipando algunos de ellos con la mira térmica analógica [1PN96MT-02]

que es una generación más nueva que la mira anterior del T-62. - Forbes)

Ojo, tanques de principios de los 60, les ponen una nueva mira y un par de cosillas

más, y ya, restyling completado, para Ucrania. Es un plan de tres años de duración, pero

los que vayan teniendo listos irán para Ucrania a la desesperada.

Pero eso no es todo, a los tanques más modernos, como los T-80 o T-14 Armata, que, supuestamente,

son la joya de la corona del ejército ruso, también les están poniendo esas mismas ópticas

que son mucho menos avanzadas que las que tenían originalmente.

Y es que, ¿sabéis de dónde procedían, por ejemplo, la mayoría de esas miras térmicas

y ópticas avanzadas que se equipaban con orgullo en los tanques rusos? Pues, sí exacto,

no eran originarias de Rusia ni mucho menos, sino que procedían de países occidentales

o de su órbita, como Japón en el caso de algunas ópticas o Francia, entre muchos otros.

(Según documentos clasificados obtenidos por la organización francesa de periodismo

de investigación Disclose, las e mpresas Thales y Safran habrían suministrado al ejército

ruso tecnologías militares occidentales muy avanzadas.

Hablamos por ejemplo de ópticas modernas para más de 1.000 tanques, así como sistemas

de navegación TACAN para 60 Sukhoi-30 y detectores infrarrojos para aviones de combate. También

habrían suministrado sistemas de mira para helicópteros Kamov-52.

Algunas de estas tecnologías habrían sido entregadas por empresas francesas a Rusia

hasta el año 2020, es decir, hasta mucho después de la invasión de Crimea y el Donbás

de 2014.)

Estos son solo algunos ejemplos, pero la realidad es que la industria militar rusa es muy dependiente

de componentes occidentales de todo tipo en cuanto quieren fabricar algo con una cierta

complejidad tecnológica.

Por ejemplo, según el think tank británico de defensa y seguridad RUSI, los giroscopios

de fibra óptica que equipan los misiles guiados de 300 mm utilizados en los lanzadores Tornado-S

eran de fabricación estadounidense.

O, tenemos también, el caso de los vehículos militares del fabricante KAMAZ, que ha tenido

que detener la producción de todas sus plataformas modernas de uso militar porque los inyectores

de combustible eran de la marca alemana Bosch.

Incluso el sistema de defensa aérea ruso TOR-M2, uno de los más potentes de corto

alcance, tiene componentes británicos que controlan el radar de la plataforma.

Es decir, en resumidas cuenta, que en cuanto nos vamos a armas un poco sofisticadas, que

podrían en cierto modo competir con el armamento occidental, prácticamente ninguna es 100%

rusa.

Prácticamente, todas tienen algún componente o tecnología de países que ahora ya no se

la proporcionan. E

Y como podréis imaginar, esto les obliga, o bien a no poder fabricar estas unidades,

o bien a buscar sustitutos para esos componentes. Sustitutos mucho más anticuados, lo que reduce

enormemente sus capacidades de combate.

Y claro, eso en última instancia debilita al ejército de Putin en su conjunto.

En general, se calcula que las sanciones internacionales contra Rusia en las que están directamente

implicados más de 30 países han desplomado sus importaciones en más de un 40 por ciento

en 2022.

Y eso es teniendo en cuenta las sanciones posteriores al 24 de febrero de 2022…

Porque luego, también están las que se impusieron tras la invasión de Crimea y el Donbass.

Sanciones que se orientaron sobre todo a la compra de equipos y suministros militares.

Sanciones que no le han permitido a Rusia producir tanto armamento ni modernizar al

ritmo esperado sus fuerzas armadas.

[¿Quizás Putin pensaba que ocupar territorio ucraniano no iba a tener ninguna consecuencia?

En fin, quién sabe…]

Por ejemplo, Rusia tenía un acuerdo de compra de cuatro buques de asalto anfibio Mistral

con Francia que fue cancelado tras estos acontecimientos.

Pero al margen de los miembros de la OTAN, otros países no sancionadores también han

reducido últimamente su comercio con Rusia de forma voluntaria para no tener consecuencias

negativas en los mercados occidentales, que, evidentemente, son mucho más importantes

que el ruso.

Y esto no acaba aquí, para nada. Hay al menos otro motivo para pensar que Rusia lo va a

tener muy difícil para producir armas al ritmo al que las está usando en la guerra.

Y es simple y llanamente el factor económico puro y duro.

Pensadlo bien, mantener a flote la capacidad militar en una guerra que dura ya más de

un año y en la que prácticamente estás solo, sin apoyo de nadie más, es algo que

cuesta mucho, muchísimo dinero.

Y las sanciones, evidentemente, no le han venido nada bien a la economía rusa.

Obviamente, una guerra no es algo barato, y no olvidemos que Rusia, por muy grande que

sea, no deja de tener un PIB per cápita similar al de países como Argentina o Rumanía.

El caso es que aunque los datos oficiales sobre el coste de la invasión para Rusia

están clasificados, se estima que el presupuesto militar superó ampliamente el 5 por ciento

del PIB en 2022, alcanzando así un récord no visto desde los tiempos de la Unión Soviética.